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Espacio Público _018

"El -des-cumpleaños”
“Las ideas son a prueba de balas”
-V de Venganza

Bienvenida y bienvenido a espacio público, un canal democrático para entender


juntos, de manera breve, los asuntos de agenda pública.
Recuerdo cuando era niño como si apenas hubiera sido ayer. Para mí en aquel
entonces el encierro a lo que hoy denominan cuarentena era la normalidad salvo
por la asistencia a la escuela. Vamos, que ir al supermercado ya era toda una
excursión. Evidentemente, creo que como para cualquier niño, la capacidad de
asombro era enorme y tenía que buscar opciones de entretenimiento accesibles
para mí.
El camino de un grupo de hormigas, la forma y los ciclos de florecimiento de las
plantas, las irregularidades de las piedras y el olor a lluvia eran cosas que notaba y
con las que me divertía, aprendiendo con literalmente cada objeto que me rodeaba.
Hasta el más mínimo cambio, noticia o gesto era un evento atípico dentro de esa
normalidad. Seguramente querid@ lector, Usted de niñ@ también contaba los
mosaicos que había entre el comedor y una habitación, encontraba formas
conocidas en las grietas del reboco del techo y conocía cada hoyuelo de las puertas
y muros de la casa, o cada tipo de ladrido del fiel compañero que tenía por mascota.
Y si eso sucedía con los animales y objetos, con las personas no era en lo más
mínimo diferente, sino más intenso.
Conocía cada una de las inflexiones en el tono de voz de mi familia, identificaba con
estricta metodología natural e instantánea si algún miembro de la familia tenía un
problema o era feliz, hundido en la cotidianidad de un mundo que parecía girar más
lento.
Las puertas parecían más grandes, los muros más altos, las piezas de la casa más
anchas y las horas más largas para jugar a cualquier cosa. ¡Qué tiempos! Los
noticieros de las 2 de la tarde y las 7 de la noche eran imperdibles y de alguna
manera dictaban a los oyentes toda la información que necesitarían hasta el día
siguiente. Internet era para la mayoría, un lujo caro y lento, que hacía pininos por
preparar a sus usuarios para habilidades digitales que necesitarían en apenas 10 o
20 años.
No había computadoras en masa aún, pero se seguían usando las máquinas de
escribir, las investigaciones se llevaban a cabo en bibliotecas y las enciclopedias
digitales comenzaban a aparecer. ¿Recuerda la “Encarta”? ¿El Age of Empires?
¿El Wordpad? ¿El Windows 95, 98 y 2000?
¡Qué tiempos!, cada sabor nuevo era único, cada viaje al mercado, cada día tenía
su propia historia, tan compleja y vívida que requería de 12 horas que transcurrían
lentamente para poderlo desmenuzar.
El domingo 5 de abril cumplí años, pero tal pareciera que en realidad los descumplí.
Esa infancia, que permanece en el corazón de un hombre –me consta al menos
hasta los 32- da cuenta de las bases de muchas decisiones en el futuro. Pero en
este cumpleaños, pude volverla a vivir.
Tuve la bendición de volver a respirar el mismo ambiente calmo y hogareño, y me
asombra el haber podido revivir y reconocer esa magia que ocurre en familia, sin
prisas, sin el frenesí que acarrean “los problemas de la vida adulta”, refugiado en un
albergue emocional y físico que siempre sabe abrir sus puertas, sin importar el
tiempo que haya transcurrido el viajero fuera: la familia.
¿Cómo agradecerle a Dios, que en medio de una pandemia –primera que vivo-, en
realidad sin querer buscarme, la copa del árbol de mi vida se reencontró con sus
raíces?
Y más aún, estoy seguro de que no soy yo el único a quien le ha pasado
exactamente esa clase de reencuentros, de epifanías. Ahora sé que la magia existe,
y el conjuro es cerrar los oídos un momento al mundo, para escuchar de nuevo los
latidos del corazón, propio y de la gente que más queremos.
Cierto es que regresamos a donde fuimos más felices, y de una forma u otra, nunca
estamos a destiempo para ello. (Des)cumplamos años más seguido, como el
extraño caso de Benjamin Button, solo que no para tener un cuerpo con menos
arrugas, sino para encontrar cada día, un corazón más joven.
Y Ustedes ¿cuándo los –des-cumplirán?
Lo recomienda un servidor, que tiene una sonrisa en el espíritu que no le cabe en
el rostro.
¡Hasta la próxima!

Fecha de escritura: 05 de Abril del 2020

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