Está en la página 1de 3

Reto de puntuación

Vanessa Stephanie Morales Almeida

Universidad minuto de Dios

Administración de empresas

Barranquilla

2017
Reto de puntuación

Quien ha luchado por entrar en el mundo bien tiene merecido el derecho de luchar por salir de él
podría ser la conclusión después de ver la película de Clint Eastwood Golpes del Destino su
protagonista nos deja la alegría de haber conocido a alguien que toda su vida ha luchado por
subsistir el boxeo es apenas el telón de fondo de una historia que bien puede ser la de cualquier
ser humano en este planeta la diferencia la lucha la tenacidad de un espíritu para hacerse
merecedor de una oportunidad la capacidad de hacerse de la nada de convertirse en una
demoledora de contrincantes comiendo las sobras que dejan los clientes en el restaurante en
donde labora como mesera la capacidad para aguantar los no la terquedad para decir sí cuando el
entorno grita no en esta película el gimnasio los guantes las peleas los nocaut no son más que el
símbolo de la eterna lucha del ser humano escuchamos la voz del narrador que en algún momento
nos dice que las heridas físicas los cortes de piel que deja un golpe no duelen tanto como otras
heridas que están mucho más adentro de la carne más allá de las orillas de la carne como lo dijera
Juan Rulfo el entrenador es un hombre que va todos los días a misa hace 23 años tal vez los años
que ha dejado de ver a su hija va a confrontar al sacerdote que apenas puede escudarse en su fe
para contestar las preguntas que muy seguramente muchos nos hemos hecho respuestas que más
bien dejan ver la impotencia de aclarar algo que se diluye en lo inefable

Con signos de puntuación

Quien ha luchado por entrar en el mundo, bien tiene merecido el derecho de luchar por salir de él.
Podría ser la conclusión después de ver la película de Clint Eastwood, “Golpes del Destino”. Su
protagonista nos deja la alegría de haber conocido a alguien que toda su vida ha luchado por
subsistir. 

El boxeo es, apenas, el telón de fondo de una historia, que bien puede serla de cualquier ser
humano en este planeta: la diferencia, la lucha, la tenacidad de un espíritu para hacerse
merecedor de una oportunidad, la capacidad de hacerse de la nada, de convertirse en una
demoledora de contrincantes, comiendo las sobras que dejan los clientes en el restaurante en
donde labora como mesera, la capacidad para aguantar los no y la terquedad para decir sí cuando
el entorno grita no.

En esta película, el gimnasio, los guantes, las peleas y los nocaut, no son más que el símbolo de la
eterna lucha del ser humano. Escuchamos la voz del narrador, que en algún momento nos dice
que las heridas físicas y los cortes de piel, que deja un golpe, no duelen tanto como otras heridas
que están mucho más adentro de la carne, más allá de las orillas de la carne, como lo dijera Juan
Rulfo.
El entrenador, es un hombre que va todos los días a misa, hace 23 años, tal vez, los años que ha
dejado de ver a su hija. Va a confrontar al sacerdote que, apenas, puede escudarse en su fe para
contestar las preguntas que, muy seguramente, muchos nos hemos hecho. Respuestas que más
bien dejan ver la impotencia de aclarar algo que se diluye en lo inefable. 

También podría gustarte