y otros tenemos un peso en el pecho que nos tira al suelo. Sabor a derrota, a injusticia. No nos pesa perder, nos pesan las vidas en juego. Son muchos los que me dijeron hoy “quiero llorar”. ¿Y saben qué? Lloren. Como hemos sabido llorar tantas veces. ¿Acaso no hemos sufrido muchas injusticias ya en nuestra historia? Y si el sentimiento es de tristeza está bien llorar por esos inocentes y llorar porque nos duele la Patria que tanto amamos. Pero luego secate las lágrimas, levantate y seguí caminando. Porque esa Patria todavía te necesita, el mundo te necesita. Este cachetazo te muestra que tu testimonio vale, y si estás solo vale más. Te querían dormido y te lo creíste. Creíste que lo que vos podías hacer no marcaba la diferencia. Pero no es así y lo demostraste estos días de pie, marchando, predicando y rezando. Hoy la fuerza de tu testimonio alegre marcará la diferencia. Caminá con el amor de Jesús, con lo difícil que es eso a veces, caminá con el corazón esperanzado porque la Misericordia de Dios siempre podrá más. Animate a la violencia de separar el pecado del pecador y sé lo suficientemente valiente como para amar a aquellos que están ciegos. Hoy será un nuevo viernes Santo. Gris, frío... pero el sol de la Pascua siempre se asoma en el horizonte y en ella cobra sentido nuestra Cruz. ¿Y qué podés hacer hoy? Apoyate en la comunidad, sostenete ahí y ponete a consolar y secar lágrimas. Rezá, porque la oración le dará sentido y fuerza a todo lo que hagas, y levantate una vez más, porque tu vida miliciana seguirá llena de batallas, cumbres y montañas.