Está en la página 1de 11

Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad No 249,

enero-febrero de 2014, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.

Buenos periodistas, El siglo xxi llegó con transformaciones


malos medios radicales del ecosistema de medios
de comunicación y de los modos de
hacer periodismo. En nombre de la
crisis económica y de la revolución
de internet, los medios aprovecharon
y se divorciaron de los periodistas
de calidad. Y todo se volvió un caos:
los medios huyeron hacia el negocio
y la política y los periodistas se están
reinventando su lugar en el mundo.
El asunto prioritario para la democracia
es imaginar otro periodismo, y para
ello es necesario volver a creer en los
periodistas. El periodista militante y
el periodista dj se presentan como
Omar Rincón dos opciones de los tiempos actuales.

N uestra vida está atravesando mutaciones políticas, sociales, culturales,


tecnológicas y subjetivas que no sabemos de qué están hechas, ni cómo
se mueven, ni en qué lugar nos dejan: nos sentimos más libres, pero no sa-
bemos para qué. Todo es horror y confusión o felicidad y consumo. Y es que
nuestro ecosistema sociocultural ha recibido en este siglo seis meteoritos
que han transformado su forma de vida.

Uno, el que más afecta la vida comunicativa cotidiana, es la llegada de inter-


net, los celulares y las redes sociales. El segundo es la sensación de que todo es
posible en democracia: somos ciudadanos y tenemos derechos. El tercero es la
emergencia de la denominada «diversidad»: ya no somos solo hombres-blan-
cos-occidentales sino que somos de muchas formas, sensibilidades, narrati-
vas y saberes: femeninos, afros, orientales, indígenas, lgtbi... El cuarto bólido
que acabó con nuestra vida fue el triunfo de lo financiero. Solo importa lo

Omar Rincón: es profesor del Centro de Estudios en Periodismo (Universidad de los Andes) y direc-
tor de fes-Comunicación (<www.c3fes.net>). Correo electrónico: <omar.rinconfes@gmail.com>.
Palabras claves: medios, crisis, periodista militante, periodista curador, periodista dj, redes so-
ciales.
Nueva Sociedad 249 98
Omar Rincón

financiero: las acciones; los humanos salimos sobrando. El quinto, la pérdida


de poder de los medios de comunicación: ya no son «los dueños» de la liber-
tad de información y comenzaron a ser cuestionados por los gobiernos y los
ciudadanos, y por eso ellos son la cancha de
En el periodismo la lucha por la democracia. Y el sexto meteo-
estamos dejando los rito es la «indignación» de jóvenes (y no tan
jóvenes): ya no aguantamos más, la bronca es
medios para pasar
colectiva y es contra todo.
a un mundo en el que
el periodista es el Estos meteoritos llevaron a mutaciones en el
ecosistema comunicativo. Así hemos llegado a
medio y el mensaje:
una sociedad donde más que la cultura letra-
seguimos a periodistas da/escritural, habitamos la experiencia de lo
más que a medios n oral/visual; una sociedad que pasó de los con-
tenidos y morales hacia los entretenimientos,
de las culturas mediáticas de masas a las culturas de conexión y convergencias.
Y en el periodismo estamos dejando los medios para pasar a un mundo en el que
el periodista es el medio y el mensaje: seguimos periodistas más que a medios.

■■ La crisis llegó y los medios se divorciaron de los periodistas

En este nuevo ecosistema, los medios de comunicación, para salvar su nego-


cio que no era hacer buen periodismo sino hacer dinero e incidir en la toma
de decisiones, introdujeron varios cambios: así se divorciaron de los periodis-
tas de calidad, esos que saben y joden al poder; se convirtieron en actores po-
líticos; salvaron el negocio vía el deporte, la farándula y el sensacionalismo;
creyeron que el periodista todero o multimedia era la salvación: joven, cobra
poco y hace mucho. ¿La calidad? Eso solo interesa a los periodistas de verdad.
¿La democracia? Eso solo sirve para hacer que la libertad de información esté
al servicio de la libertad de empresa.

No hay sorpresa: los medios siempre han sido negocio económico y político.
Pero ahora perdieron el decoro y se les vio la costura evidente de cómo la infor-
mación que producen es una mercancía política y económica. Así llegamos a me-
dios complacientes con el poder de los anunciantes o de los gobiernos (Colombia,
México) o medios militantes por la causa empresarial propia (Argentina, Ecuador,
Venezuela, Bolivia) o medios determinantes del poder (Chile, Brasil, Perú).

El resultado final de todas estas prácticas es que se produce un divorcio trau-


mático entre medios y periodistas. Y los buenos periodistas deben buscar
99 Tema Central
Buenos periodistas, malos medios

otras vidas en internet o escribiendo libros o dictando clases en las universi-


dades o creando redes u ong para sobrevivir con calidad y dignidad.

El otro divorcio que se dio es que la información que llega a la ciudadanía ya


no viene de la prensa sino que se ve por televisión. Y en televisión no interesa
hacer periodismo en diversidad de géneros y con investigación, sino noticias
para el olvido: cada minuto una nueva que hace olvidar la otra, y solo deja para
el recuerdo a la celebrity que la presenta. Ya desde los años 60 se decía que eso
que se hace en la televisión no se puede llamar periodismo, sino espectáculo.

Y para terminar de complicar el asunto, en internet y en las redes sociales


abundan los obsesivos con la crítica de la realidad «mediatizada». Abundan
los controladores de la información: son una secta que está siempre lista para
destrozar a punta de opinión. La realidad, eso de lo que va el periodismo,
ya no existe: solo opinadores al infinito. Murió el dato, la historia, el relato:
triunfó el intimismo.

El paisaje es traumático: la prensa, esa que crea la ficción de la opinión públi-


ca ilustrada, solo interesa a los académicos, a los políticos, a los empresarios
y al gobierno; es una cancha donde solo juegan las elites, mientras tanto, los
sujetos populares habitan la prensa de crónica roja y el periodismo carroña,
la tele de infolvido y de farándula y deportes, la radio de músicas y chistes; y
los demás, los jóvenes que se creen los más perspicaces del sentido público, se
están divirtiendo en internet y las redes sociales. Mientras tanto, la gente de
a pie pasa derecho frente a la información, le importa poco estar informada y
huye feliz en el entretenimiento y las ficciones. La información ya no importa,
y es que «estar bien informado» ya no es un bien democrático sino burocráti-
co y de lucha política… donde la gente sale sobrando.

Podemos decir que la tonta es la gente, que es estúpida y banal y que por eso tiene
lo que se merece; y que la calidad no le importa porque solo busca y goza la basura
cultural. Pero esto es una salida fácil. Y es muy facilista decir que la culpa es de
los débiles y las masas. Tal vez es que la gente se cansó de que le hablen todo
el tiempo de broncas, polarizaciones, guerras mediáticas, circo político. Y se
conformó con el periodismo carroña (sangre y semen), el periodismo compla-
ciente (farándula y amiguismo político), el periodismo militante (a favor de
causas políticas y medioambientales), el periodismo del escándalo (corrup-
ción, injusticias y de insulto político). La gente decidió irse de la información,
pero no de los medios. Y ahí es donde pierden la democracia y el periodismo
de calidad.
Nueva Sociedad 249 100
Omar Rincón

En este contexto, es lógica la conclusión de The Daily Beast cuando diagnosticó


que la profesión más inútil del mundo es el periodismo1: hay muchos profe-
sionales egresados en las facultades de Comunicación y no hay medios para
tanta gente; se nos paga mal, es el salario más bajo del mercado, y todo porque
un alto porcentaje de nuestro salario está en el ego que nos da el firmar las
notas; con las nuevas tendencias digitales y ciudadanas, todos, hasta los pre-
sidentes, hemos sido graduados de periodistas; y la gente de a pie ya no siente
la necesidad de estar informada para vivir la sociedad.

Una profesión inútil, unos medios desesperados por el poder, los buenos perio-
distas en huida: todo mal y a la mala. Pero hay a los que les va muy bien, a las
facultades de Comunicación y periodismo y por eso cada vez hay más, se lle-
nan de más estudiantes y su negocio es brillante. La paradoja es que mientras
al negocio académico le va bien, al periodismo le va mal. Y es que las universi-
dades, y nosotros los profesores, estamos formando más críticos de medios que
periodistas, más analistas de representaciones que narradores, más expertos
en teorías de la comunicación que en los modos de estar entre la gente, ense-
ñando más sobre cómo pensar con las cabezas ajenas que con las propias.

Otros a los que les va muy bien con su performance mediática son los gobiernos.
Ante la falta de planes, programas, obras y políticas, los gobernantes se han de-
dicado a comunicar con intensidad porque su negocio es la seducción para que
la gente los quiera. Así, los gobiernos se han convertido en medios-periodistas-
informadores-actores mediáticos: se prefiere actuar-decir-comunicar antes que
hacer. Por eso los gobiernos han decidido luchar por la libertad de expresión y
hacerla a su gusto y necesidades2. Y la verdad es que no les interesa la demo-
cracia o la libertad de expresión o la calidad periodística, les importa imponer
su relato como hegemónico, su versión única de la historia y la política. Por eso
gobiernan como celebrities, para emocionar más que para transformar3. Lo per-
verso es que la calidad de los gobiernos se mide por el rating de favorabilidad, no
interesa la responsabilidad democrática o la calidad de la discusión pública.

Una historieta: Manta, Ecuador, octubre de 2012. Tomo un taxi rumbo a la


universidad. El taxista me pregunta a qué voy allá. «Para un taller con perio-
distas», contesto. Y me dice: «¿Les podría decir algo a los periodistas?». «Sí,

1. Jimena Zuluaga: «Periodismo ¿inútil?» en Lasillavacia.com, 3/6/2011, <www.lasillavacia.com/


elblogueo/jzuluaga/24947/periodismo-inutil>, fecha de consulta: 20/8/2013.
2. O. Rincón (ed.): ¿Por qué nos odian tanto? Estado y medios de comunicación en América Latina, Cen-
tro de Competencia en Comunicación para América Latina (c3 fes), Bogotá, 2010.
3. O. Rincón (ed.): Telepresidentes: cerca del pueblo, lejos de la democracia, Centro de Competencia en
Comunicación para América Latina (c3 fes), Bogotá, 2008.
101 Tema Central
Buenos periodistas, malos medios

© Nueva Sociedad / Roger Ycaza 2014


Nueva Sociedad 249 102
Omar Rincón

dígame». Dígales que «los periodistas son, todos, unos sinvergüenzas». Bue-
no, pero por qué, le pregunto. «Porque no tienen criterio para informar… y no
tienen criterio por falta de cultura general… y, además, como los que producimos
la información somos la gente de verdad, nos deberían pagar a nosotros más que
nosotros pagar por leerlos». Llego y cuento. Y los periodistas afirman que ese es el
mensaje que Rafael Correa, el presidente ecuatoriano, viene difundiendo todo
el tiempo y que ha logrado que baje a la gente de la calle. Bueno, eso, y que
la prensa que lo critica es corrupta. Y que la
Los gobiernos verdad es Él. Y en la misma historieta se en-
hipercomunicativos cuentran Hugo Chávez, Álvaro Uribe, Cristi-
na Fernández de Kirchner, Daniel Ortega…
han logrado bajar
el tema a la calle y Esta anécdota documenta un hecho evidente:
los gobiernos hipercomunicativos han logra-
convertir la calidad
do bajar el tema a la calle y convertir la ca-
periodística y la libertad lidad periodística y la libertad de expresión
de expresión en asuntos en asuntos de disputa política. Pero no solo
eso, han vendido que el asunto mediático es
de disputa política n
lo más importante de la democracia y el go-
bernar. Lo cierto es que estos hiperpresidentes gobiernan ofendiendo, incri-
minando, vociferando libertad cuando no la permiten para los otros, ya que
controlan los medios vía un proceso continuo de leyes, vigilancia, inspección
de contenidos y uso de publicidad oficial4. Pero a su vez, los medios de comu-
nicación se han olvidado de la calidad de la información y se han convertido en
grupos económicos y actores políticos. Esta batalla es una en la que «unos [los
gobiernos] atacan esgrimiendo una democratización de la información que no
practican ni ebrios ni dormidos, y otros [los medios] se defienden invocando
una libertad de prensa que siempre intentaron sofocar con sus medios y sus
prácticas empresarias», escribe el periodista Martín Caparrós5. Y los periodis-
tas ¿dónde quedamos?

■■ Las esperanzas: los periodistas


Los periodistas debemos comenzar por la autocrítica: los periodistas, también,
somos culpables. Y es que no lo estamos haciendo bien: informamos (si es que
lo hacemos) con pocas fuentes, no contamos historias, no ofrecemos contexto,
con pobreza de lenguaje, abandonamos el objetivo de ser contrapoder, no ofre-
cemos criterios de comprensión de la realidad y nos hemos dedicado a celebrar

4. Adriana Amado (ed.): La palabra empeñada, La Crujía, Buenos Aires, 2010.


5. M. Caparrós: «La madre de todas las batallitas» en El País, 27/11/2012, <http://blogs.elpais.
com/pamplinas/>.
103 Tema Central
Buenos periodistas, malos medios

el yo-periodista. Entonces, ofrecemos información sin valor, sin relato, sin emo-
ción. Hemos llegado a la sociedad insensibles ante las tragedias y los dolores
humanos, y solo importan las guerras si hay celebrities, interesan las hambrunas
si va la farándula, nos conectamos con las víctimas si hay alguien famoso. Lo
importante ha mudado a los consejos de belleza, sexo, salud, felicidad. Lo que
vende es un periodismo que evita los asuntos sociales y políticos que puedan
hacer pensar. Los periodistas hemos abandonado el producir conciencia sobre la
realidad. Así, los periodistas hemos llegado a ser productores de confusiones y
banalidades más que de comprensiones de la vida.

La calidad desaparece porque estamos desconectados de los ciudadanos. Los pe-


riodistas vivimos en un mundo virtual de farsándula acerca de la política, la eco-
nomía, la justicia, la cultura6. Habitamos una farsa que no tiene nada que ver con
la vida de la gente que está necesitada de sentidos, experiencias y saberes útiles
para habitar con más esperanza y mayor coherencia la vida de todos los días.

Para completar la tragedia, los periodistas somos arrogantes, perezosos e inso-


portables. Los periodistas somos la noticia y nos creemos los más inteligentes,
sensibles e irónicos de la manada humana. Nos hemos convertido en máqui-
nas de complacencia o chantaje, de decires inútiles, de palabrería inservible y
de incontinencia informativa.

Entonces, los periodistas debemos reinventarnos, más allá de los medios y de


nuestros viejos orgullos. Necesitamos un nuevo concepto de periodismo, in-
formación y narración. Ese nuevo concepto debe venir en formatos, experien-
cias, vínculos, compromisos, entretenimientos y conexiones diferentes sobre
el cómo somos.

Los medios seguirán siendo buenos negocios y actores políticos, pero una so-
ciedad requiere y exige de buenas historias sobre su realidad, y esas histo-
rias solo las pueden proveer los buenos periodistas: esos que salen a la calle
a buscar desde dónde comprender la vida. A estos periodistas es a los que
vamos a seguir en el futuro: a esos que hacen reportería, cuentan historias en
las que podemos comprendernos como individuos y colectivos, nos ofrecen
un mapa de lo significativo en el mar de la información, nos indican modos
de comprender y maneras de imaginar nuestro presente. Hoy más que nunca
necesitamos al periodista como guía de la manada. No tenemos el modelo de
negocio todavía, pero sí tenemos los caminos: uno, el periodismo militante,
otro, el periodismo dj.

6. Pierre Bourdieu: Sobre la televisión, Anagrama, Barcelona, 1996.


Nueva Sociedad 249 104
Omar Rincón

El periodismo siempre ha sido militante, pero antes los periodistas solíamos


decir que militábamos en «la verdad» y que lo demostrábamos al crear histo-
rias con diversidad de fuentes, datos, contextos y documentos; historias que
respondían al haber estado en la realidad y haberla sentido para contarla;
historias que informaban desde y con los
El periodismo siempre ha decires y sentires colectivos. En sus me-
sido militante, pero antes jores tiempos, la militancia periodística
los periodistas solíamos radicaba en estar «contra» todos los pode-
res: dudar, joder, molestar por el bien de
decir que militábamos en
la democracia; el periodismo consistía en
«la verdad» y que lo que al periodista no lo quisiera nadie, que
demostrábamos al crear se le temiera; la postura era estar contra
historias con diversidad de todo y en favor de lo universal humano.
fuentes, datos, contextos
Ahora hay muchos periodismos militan-
y documentos n
tes que se llaman a sí mismos «buenos»
porque sus causas son moralmente justas: el medio ambiente, la niñología, los
jóvenes, las mujeres, las diversidades (y esto no es tan bueno, el buen periodis-
mo duda de toda causa y vigila esas causas. Ahora estas causas justas tienen un
saborcito a censura). Y están los periodismos militantes llamados «patrióticos»,
esos que ponen el periodismo a militar con el poder de turno, con el billete de
los anunciantes, el alma de los empresarios, el ego del presentador.

La militancia tiene su lado perverso: obliga a estar en un lado del mal, exige
escoger, manda a creer, violenta a tener una posición en el mundo: dios o el
diablo, él o yo, la civilización o la barbarie. Los dualismos evitan pensar pero
son cómodos, solo basta con creer. Y para creer solo se necesita de la emoción
de la fe. Las tercerías, los en-el-medio, los grises, esos buenos periodistas no
sirven: eso de la autonomía del pensar es muy aburrido y poco comprometi-
do en estos tiempos en los cuales predominan las causas políticas.

Que haya periodismo militante no está mal (en el fondo hay transparencia
porque se sabe desde dónde se habla), lo que es perverso y nefasto es que
lo disfracen de «verdad», «objetividad», «calidad», «libertad de expresión»,
«democracia». Para mí, todo periodismo es militante y debería ser transpa-
rente al decir públicamente en qué milita; así todos sabríamos desde dón-
de habla, enuncia, escribe, opina. Sería muy bueno ver cada noche algo así
como «bienvenidos a la información anti-k», «buenas noches a las noticias
en perspectiva k», «estas son las noticias uribistas de la mañana», «estamos
con la información chavista del mediodía o anti ch de la noche». La mili-
105 Tema Central
Buenos periodistas, malos medios

tancia podría practicar la transparencia enunciativa y poner un poco de


calidad periodística, pero no hace ni lo uno ni lo otro. En lugar de ser trans-
parente, ataca; en lugar de ofrecer calidad, exige sumisión hacia el poder
político o empresarial.

El problema no es ideológico, ni económico, sino de formatos, narrativas, es-


téticas y transparencia. Y ahí aparece una figura potente para pensar al pe-
riodista: el curador que organiza y sistematiza toda la información a partir
de un concepto mundo… o el periodista dj que, en imitación de lo musical,
crea con sus historias transmediales ritmos, secuencias y experiencias para
sus seguidores7.

Y el curador o dj será posible para hacer realidad el posperiodismo. Juanita León,


de La silla vacía, propone que el nuevo periodista será un curador8 y un artista:

curadores de la información que produce la audiencia en la red (…) El medio informa-


tivo del futuro serán las comunidades (…) El principal rol del periodista será seguir
las conversaciones de esa comunidad, escoger lo mejor de esa producción colectiva y
empaquetarla de la forma más creativa e ilustrativa posible (…) Un periodista-artista
que se expresa a través de un medio, una persona que crea belleza [porque] conoce a la
perfección los materiales con los que trabaja, reflexiona sobre su proceso de creación,
conoce los cánones del oficio, no se repite, y sobre todo, se manda solo (…) Como ha
perdido el monopolio de la información, este periodista tiene que ofrecer algo único
que le permita ser oído en el ciberespacio. Y ¿qué puede ofrecer? Puede ofrecer una
conexión, puede ofrecer una experiencia de total inmersión.9

Adiós a los medios, bienvenido el periodista-curador. Curador es quien, con


un concepto de código abierto, es capaz de «curar», organizar, poner jun-
tas muchas expresiones, en una narrativa o concepto que provea sentidos.
Francis Pisani, experto en periodismo digital, explica que «el curador es el
editor que elige no solo artículos, sino los tweets, fragmentos, fotografías o
videos de mayor sentido (…) La curaduría puede recurrir a los algoritmos, a
la web semántica y a la inteligencia artificial para ofrecernos un contenido

7. Para ampliar este punto, v. O. Rincón: «El periodista dj es el medio» en Lila Luchesi (coord.):
Calidad informativa, La Crujía, Buenos Aires, 2013, pp. 9-31.
8. Francis Pisani, en junio de 2011, usa el mismo concepto del periodista curador, pero León lo
usó en 2008 y publicó un texto al respecto en 2009. Ver F. Pisani: «La curaduría de contenidos
en el mundo digital» en Clarín, 17/6/2011, disponible en <www.clarin.com/opinion/curaduria-
contenidos-mundo-digital_0_500949999.html>
9. J. León: «El periodismo del futuro: entre el cielo y el ombligo» en Esto no es un dibujo ani-
mado, Uniandes, Bogotá, 2009, pp. 162-171, disponible en <http://seminariofnpi.wordpress.
com/2009/09/01/el-periodismo-del-futuro-entre-el-cielo-y-el-ombligo/>.
Nueva Sociedad 249 106
Omar Rincón

susceptible de cautivarnos más, pero resulta mucho mejor cuando se bene-


ficia de la capacidad de discernimiento humana»10.

Suena bien el presente-futuro del periodista-curador, pero hay que recordar


algo antes de llegar allá: los periodistas cuentan historias para poner a una
sociedad a conversar la vida cotidiana y pensar lo que nos está pasando. Es
en el narrar donde se juega el periodismo. Y es que la autoridad, la legiti-
midad y el poder de control social del periodismo están en la narración: «A
diferencia de otros grupos profesionales, los periodistas carecen de signos
externos reconocibles de su autoridad. La legitimidad para conocer perspec-
tivas autorizadas sobre los acontecimientos se funda en la previa autolegiti-
mación de los periodistas a través de la retórica que utilizan para transmitir
las noticias-historias»11. Y por eso la reinvención del periodismo viene por el
mismo camino: volver a contar para poner a conversar a una sociedad. Por
eso prefiero la figura del periodista dj, porque busca y desea generar una expe-
riencia en la que quepan muchos, intenta una actuación colectiva, produce ritmo
y mensaje según cómo vaya funcionando la sensibilidad de la comunidad en la
que está, se debe a la comunidad, no a su gusto, y celebra lo de todos. Los dj
no nos ofrecen «un concepto» como el curador, sino que nos invitan a vivir
una experiencia corporal, de juego, de búsqueda, de pérdida, de encuentro
en el periodismo.

Y el modelo de narrar para el periodismo es el de la música porque convoca


sin mirar contenidos pero sí formas de juego corporal y ritmo existencial12. El
dj nos recordó que todos podemos tocar, contar, hacer música, comunicar, ex-
presar; el periodista-dj nos recuerda lo mismo: todos podemos ser periodistas
en internet y con celular: posperiodistas. El periodista dj, para ganar seguidores,
fans, interlocutores, comunidad, tiene que tener un estilo, una mirada y una
autoridad ganada en sus propuestas de flujo narrativo. Periodista dj es al que
se lo sigue, se lo baila, se lo fanatiza. Y cuando linkeamos nos metemos en un
bailao que nos conecta y junta afectivamente en una experiencia colectiva que
baila en un ritmo, en la que cada uno es masa e individuo en simultáneo por
la solidaridad emocional. Unos pueden seguir al periodista dj Caparrós y su

10. F. Pisani: «Curaduría: una noción clave en la era digital» en El Universo, 19/6/2011, disponible
en <www.eluniverso.com/2011/06/19/1/1431/curaduria-nocion-clave-era-digital.html>.
11. Barbie Zelizer: «Los periodistas norteamericanos y la muerte de Lee Harvey Oswald: narrati-
vas de autolegitimación» en Dennis Mumby (comp.): Narrativa y control social. Perspectivas críticas,
Amorrortu, Buenos Aires, 1997.
12. Esta idea y este fragmento ya aparecieron en Jorge Bonilla, Mónica Cataño, O. Rincón y J.
Zuluaga: De las audiencias contemplativas a los productores conectados, Javeriana / Eafit / Uniandes,
Cali, 2012.
107 Tema Central
Buenos periodistas, malos medios

blog Pamplinas, otros más podrán estar con dj Josefina Licitra, y muchos más
encantados andarán con dj Cristian Alarcón, esto para hablar solo de Argen-
tina; pero podemos seguir y bailar y trinar al ritmo de dj Alberto Salcedo o
dj Daniel Samper Ospina en Colombia, o dj Alberto Barrera en Venezuela, dj
Juan Villoro en México, dj Patricio Fernández en Chile. Todos tienen ritmos
propios y hasta plataformas de baile distintas: unos en viejos medios, otros
en Twitter, otros en blogs… pero dan ganas de seguir sus modos de mezclar/
pensar/jugar/narrar: es el periodismo como experiencia.

¡Vivan los periodistas! ¡Viva internet! ¡Vivan las redes sociales!

Re­vis­ta de Cultura y Ciencias Sociales

2013 Gi­jón No 75

ESPACIOS PÚBLICOS. CONFLICTO Y CONVIVENCIA


Suscripciones
Suscripción personal: 36 euros
Suscripción bibliotecas e instituciones: 45 euros
Suscripción internacional: Europa - 60 euros (incluye gastos de envío)
América y otros países - 80 euros (incluye gastos de envío)

Ábaco es una publicación trimestral de cicees, C/ La Muralla No 3, entlo. 33202 Gijón, España.
Apartado de correos 202. Tel./Fax: (34 985) 31.9385. Correo electrónico: <revabaco@arrakis.
es>, < revabaco@telecable.es>. Página web: <www.revista-abaco.es>.

También podría gustarte