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Existe la necesidad de redefinir aspectos del control en momentos que existe suficiente
evidencia en el mundo occidental sobre el rol protagónico del Ejecutivo en las diversas
actividades estatales, en el último tiempo la ejecutivización de las potestades estatales ha
puesto en serio peligro las libertades públicas.
Y es por ello que debemos preguntarnos cuáles son los roles institucionales que tiene la
Administración y que justifica su control.
Las competencias conferidas a la Administración son consecuencia del clásico, pero valorado
sistema de separación de poderes o distribución de competencias. La Constitución establece
una distinción y separación de carácter organizativo y funcional que postula como principio que
sirve desde luego a la división o reparto del poder político. Pero también al control de los
titulares del poder.
El principio de separación de poderes persigue facilitar una moderación del poder público,
como finalidad fundamental debe ser generar racionalidad en las decisiones estatales a través
de estructura diferenciadas. Es por esta razón el Estado constitucional es aquel, cuyo poder
está racionalizado y, por tanto, limitado, que la racionalización y la limitación del poder estatal
implica la necesidad de su división y división entre órganos e incluso entes distintos, dotados
cada uno de ellos de un repertorio de atribuciones o competencias y que, por último, el
mantenimiento de cada órgano este dentro de su ámbito de competencial propio, o lo que es
lo mismo, la preservación de la división del poder constitucionalmente establecida, exige la
existencia de instituciones de control que impidan o corrijan las transgresiones.
Por esta razón la vinculación de la Administración a la ley tiene un lugar central en la dogmática
del Derecho Administrativo, toda vez que sigue siendo el instrumento adecuado para la
estructuración de los procesos decisorios operativos de ésta, sin su efecto legitimador que
acota y facilita la aplicación e interpretación del derecho, no seria posible alcanzar la
transparencia del proceso decisorio administrativo.
El Parlamento dentro del ámbito de sus competencias tiene ciertas libertades regulatorias que
frente a la Administración resulta mas evidentes de conformidad a la clave democrática de la
Constitución que son definir las competencias y potestades que le corresponden a cada órgano
administrativo.
La constitución exige que sea la ley, como consecuencia de la deliberación parlamentaria la que
defina los órganos administrativos y potestades públicas deben ser de titularidad de la
administración. Cada vez que se establece un órgano administrativo, se define un espacio
público en el cual se debe diseñar e implementar políticas públicas exigidas por la ley y llevadas
a cabo por la Administración.
Bajo estas líneas se puede prever las circunstancias vitales altamente cambiantes y
diferenciadas con las que a diario debe enfrentarse la Administración de manera tan
incompleta. De aquí que, desde el punto de vista metodológico, la ejecución de la ley no se
agote nunca en una mera deducción esquemática o automática de decisiones singulares ya
prefiguradas por el legislador.
Para la Constitución los limites estructurales a que se encuentra sometida toda programación
normativa, son expresiones de un estado de normalidad, precisamente en este contexto se
inscribe la utilización por el legislador de conceptos normativos indeterminados, de cláusulas
generales y de habilitaciones discrecionales.
Estas cláusulas tan habituales en materia ambiental (mejor tecnología disponible), social
(política sanitaria), económica (empresas eficientes) son clausulas receptivas.
Esta circunstancia genera conflictos al momento de definir adecuadamente los limites sobre los
cuales debe intervenir la Administración de manera tal que, frente a estas reglas generales,
dotadas de ambigüedad aplicativa genera efectos complejos en la discusión jurídica que
proviene del control público, en la cual la exigencia estándar delimitado en su condición
esencial.
Capitulo 2
2.1 concepto.
La base del control público es la practica que realizan los operadores del Estado de sus
competencias y la manera como a éstas debe reconocérseles limites, en otras palabras, poder
limitado es siempre poder controlado.
Luis Cordero Vega segunda parte “el control de la administración del Estado”
El control de gestión es aquel que realiza el gobierno, el cual se vincula a la forma en que se
lleva a cabo la ejecución de las políticas públicas. Al ser un control intraorganico toma en
cuenta aspectos que se relacionan con la legalidad. Para realizarlo se consideran pautas
objetivas previas establecidas en las normas. Al relacionarse con los resultados esperados de
las potestades y políticas públicas lo vuelve parcial a esto contribuye el hecho que sea realizado
por sujetos que son esencialmente jerárquicos dentro de las potestades de gobierno y
administración del PDR.
Cabe decir finalmente que el control como medio de la evaluación de actividad estatal genera
consecuencia la cual se extiende a los actos, no a las personas pues de los problemas de
conducta se encargara la responsabilidad.
2.3 PRINCIPIOS:
2.3.1 GENERALIDAD:
Implica que existan distintas figuras tipificadas de control (de cuentas, de legitimidad, de
mérito o de oportunidad o el de gestión). Para las tres primeras se considera el tipo de norma
de juicio de comprobación de regularidad de funciones, el de gestión tiene en cuenta el objeto
de control.
La administración al no tener potestades originarias admite que cualquier interés que esta
asuma podrá reconducirse a la CPR (la cual contiene el principio de instrumentalidad del poder
público).
2.3.2 EXPANSIVO:
Quiere decir que existen distintas modalidades de control jurídico que se atribuyen a diversos
organismo y autoridades los cuales poseen autonomía e independencia para ejercer cada una
de sus irrenunciables potestades.
El objetivo de este control es la tutela del orden jurídico quebrantado, su efecto persigue por
tanto impedir decisiones irregulares en caso de ser controles preventivos y también dejar sin
efecto aquellas que hayan entrado en vigor.
2.3.3PUBLICIDAD:
Se expande por un lado en los objetos sujetos a control y por otra en los resultados de este.
Este principio supone un mandato jurídico para el estado, se transforma en un imperativo de
intervención de la función estatal.
Cabe destacar el artículo 8 de la CPR, de la cual se deduce que salvo regla legal expresa el
objeto de control, los fundamentos, el procedimiento y sus respectivos resultados son
públicos, otorgando garantía de acceso a ellos a los ciudadanos.
Esta forma de concebir la publicidad del control es lo que permite observar la deliberación
publica como espacio de legitimidad y garantía de las competencias públicas y la protección de
derechos.
Control de legalidad: se refiere a la conformidad con la norma del acto controlado, el cual es
objetivo. La legalidad controla actos administrativos externos a la administración y el
procedimiento a través de los cuales se llega a sus decisiones.
Control de gestión: tiende a verificar y evaluar la forma en que los servicios públicos han
realizado su actividad y la coherencia de estas con las decisiones, planes y programas
prestablecidos y el cumplimiento o incumplimiento por parte del fiscalizado d ellos objetivos y
metas previas trazadas sobre todo en cuanto a las inversiones de caudales y bienes puestos al
servicio de la administración. Este tipo de control revisa la legalidad y eficacia.
Primero se tiene el control preventivo, mediante el cual la propia administración esta facultada
para ejercitar controles previos (por órganos internos con especificas competencias
fiscalizadoras o externos a la autoridad cuya opinión previa es requerida para tomar una
decisión). Ejemplo de este ultimo es el caso en que el ejecutivo requiere contar con la
aprobación del senado para tomar una decisión, otro ejemplo es la fiscalización hecha por la
CGR mediante la toma de razón y el TC en los casos en que el PDR no este conforme con la
representación hecha por el contralor.
Los tribunales de justicia ejercen este tipo de control preventivo cuando por medio de medidas
cautelares ordena en el procedimiento constitucional de protección la suspensión de la
tramitación de un acto administrativo cuando se acredite la amenaza a un derecho
constitucional indubitado o si surge arbitrariedades en el proceso licitatorio (competencia del
tribunal de contratación pública).
En segundo lugar, se tienen los controles represivos que operan luego de la entrada en vigor de
los actos administrativos, con el fin de dejar sin efecto estos últimos que hayan sido contrarios
a derecho, aunque hayan sorteado los controles preventivos.
Ejemplos de estos tipos de controles son los jerárquicos y de supervigilancia que ejerce la
administración activa (de oficio o de parte), los cuales puede llegar a modificar o invalidad
algún acto administrativo si se advierte que contienen vicios de ilegalidad originarios.
El control administrativo es interno cuando es efectuado por un órgano que forma parte de la
administración controlada.
Todo órgano emisor de actos administrativos esta sujeto siempre a un sistema de autocontrol
que ejercerá de oficio o a petición de parte y según sea su posición dentro de la administración
podría someterse a un control jerárquico que el superior del cual depende realizará por propia
iniciativa o a petición de parte.
Por otra parte, cabe decir en relación con el derecho de petición que la CS ha determinado que
no acoger ni rechazar una solicitud, la autoridad deja al afectado en situación desmedrada para
actuar procesalmente y defender en términos igualitarios sus derechos.
El control jerárquico opera al interior de la administración de todas las entidades y servicios que
componen la administración debido a que los funcionarios públicos están afectos a un régimen
jerarquizado y disciplinado. Este control se extiende a la eficiencia y eficacia en el cumplimiento
de los fines y objetivos establecidos como a la legalidad y oportunidad de las actuaciones.
En la legislación hay una serie de controles internos y previos a la decisión que se determine,
estos son:
- Los consejos u órganos colegiados que tienen facultades para fiscalizar la actuación de
sus superiores y de sus subordinados, además de facultades para opinar previamente sobre
actos que el jefe superior pretenda emitir.
- Contralorías internas, que son dependencia al interior de las entidades de la
administración que igual colaboran en fiscalizar el apego a la legalidad financiero.
Por regla general es que las atribuciones fiscalizadoras del CN adopten un criterio a posteriori
como el caso de fiscalizar los actos de gobierno por parte de la Cámara de diputados (la cual no
se puede ejercer individualmente).
La actividad controlada por este tipo de control abarca todo el ámbito del gobierno y la
administración entregada al PDR y a los entes de los sectores centralizados y descentralizados
mediante los cuales el Estado cumple sus funciones.
Por otro lado, la CPR entrega la función a la CGR de ejercer el control de legalidad de los actos
de administración, siendo un modo de expresión de ello el tramite de toma de razón, otra es
fiscalizar la inversión de los fondos fiscales y juzgar las cuentas, o de llevar la contabilidad
general de la nación.
Todas las decisiones que tome la administración son revisables en sede judicial y en todos sus
aspectos.
Hay un sistema de control judicial en que cabe distinguir tres situaciones; asuntos en que los
tribunales son competentes por referencia expresa, otros en que son competentes tribunales
especiales por mandato expreso de la ley; otros en que son competentes los tribunales
ordinarios por mandato constitucional producto de la reforma de 1989.