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Entre 1513 y 1514 Alberto Durero casi abandonó su actividad artística.

De aquellos años tan sólo nos han


llegado seis grabados, tres normales sobre la Virgen y tres grabados excepcionales, como son el
Caballero, la Muerte y el Diablo, San Jerónimo en su celda y Melancolía I. Estos tres últimos están
grabados sobre cobre y poseen unas dimensiones extraordinarias, alrededor de los 25 x 19 cm. En los
tres la ejecución es meticulosa al extremo y la iconografía está sobrecargada de significados.Estos
grabados no constituyen un conjunto en el sentido estricto, pero comparten una unidad espiritual y
simbólica, que lleva a ilustrar los tres modos de vida desde el punto de vista de la escolástica: vivir según
la virtud moral, según la virtud teologal o según la virtud intelectual. El Caballero... ejemplifica la virtud
moral. Pasemos a su análisis:Este grabado ilustra la vida del cristiano en el mundo práctico de la decisión
y la acción. En la imagen se estrena un nuevo monograma del artista, similar al anterior pero precedido
de una "S", que significa "Salus". Parece que Durero realizó este grabado condicionado por sus
sentimientos de indignación y aflicción ante los rumores que se habían extendido sobre el supuesto
asesinato de Lutero. En un escrito contra los papistas (partidarios del Vaticano), interpela a otro de sus
admirados, Erasmo de Rotterdam, a quien llama "caballero de Cristo acechado por la injusta tiranía del
poder temporal y del poderío de las sombras". La alusión se refiere a un libro del propio Erasmo, titulado
"Enchiridion militis Christianis", es decir, Manual del Caballero Cristiano, publicado en 1504.Esta es la
comparación que Durero usa en su estampa: el caballero cristiano opuesto a un mundo hostil, un
soldado preparado para la batalla, imagen que se remonta a las cartas de San Pablo a las primeras
comunidades cristianas. Erasmo interpretó los textos, mantenidos durante la Edad Media, desde el
punto de vista del humanismo que trataba de recuperar el platonismo de la filosofía griega. En su
imagen, el caballero es viril, lúcido, serenoy fuerte, más que los peligros y las tentaciones que le acechan.
El camino de la virtud parece arduo y lúgubre, por lo que la dignidad del caballero exige que para vencer
las tentaciones, ignore sus manifestaciones.Así, en el grabado de Durero los adversarios del caballero no
parecen reales. Es necesario combatirlos, pero son tan sólo "espectros y fantasmas" que han de ser
ignorados. El caballero pasa a su lado sin verlos, calmadamente, los ojos fijos y sin desfallecer. El rostro
del caballero es una máscara firme y enérgica. Revestido por completo de una armadura, monta un
caballo que Durero saca de los estudios de Leonardo para el monumento a Francisco Sforza, aunque
adaptado a un canon de su invención. En cualquier caso es un caballo monumental.La pareja destaca
contra un fondo de rocas y árboles desnudos. Muy a lo lejos, sobre un paisaje escarpado, se ve un
castillo, que es la meta del caballero: la virtud inexpugnable. De entre las sombras surgen la Muerte a
caballo y un horrible Diablo. La Muerte repite la idea de la Muerte coronada a caballo que Durero dibujó
en 1505. Pero en este grabado, la Muerte es aún más horrenda, es un cadáver en descomposición, sin
mejillas, nariz ni labios y el cuello rodeado de serpientes. La aparición se acerca al caballero y trata de
espantarlo mostrándole su reloj. Entre tanto, el Diablo sonríe en una macabra mueca por detrás del
caballo, blandiendo su pica.Al caballero le acompaña un hermoso perro de caza de pelo largo. Es el
símbolo que completa la alegoría, emblema de las tres virtudes subordinadas a la fe que representa el
caballero. Estas tres virtudes, menores pero igualmente necesarias, son el celo infatigable, la sabiduría y
la justicia en el razonamiento.Durero ha realizado una imagen perfecta del soldado de Cristo, con un
aspecto monumental, equilibrado, lleno de la armonía del clasicismo, en mitad de un bosque frondoso,
oscuro, fantástico, lleno de espectros en un ambiente gótico.
Autor

DURERO ALBERTO

Fecha

1513

Material

Grabado

Estilo

Pintura Flamenca

Dimensiones

24,6 x 19 cm.

Museo

Series de Grabados
Tenemos ante nuestros ojos uno de los primeros ejemplos de estilo final de Caravaggio, llamado a veces
"gran estilo". En él aparece una manera nueva de plasmar el espacio y distribuir la escena en su interior,
acompañándose fielmente de los colores y la densidad atmosférica. Caravaggio ha evolucionado desde
sus cuadros de pocas figuras, vistas en primer plano dentro de un espacio muy restringido, hacia un tipo
de espacio amplio, con varias referencias arquitectónicas que ya no se pierden contra un fondo neutro
de oscuridad. Los personajes poseen suficiente territorio propio para desenvolverse sin ahogo y parece
que el aire puede circular entre ellos. Sin embargo, el pintor ha paralizado el aire y la luz, acompañando
la lobreguez del tema. El color y la atmósfera se han vuelto totalmente densos y parecen caer como una
losa sobre los personajes. La gama de color es muy limitada, la composición se limita a un plano...
aunque el espacio es mayor, las restricciones se han ampliado a otros elementos. Es el único cuadro
firmado de Caravaggio, quien estampa su nombre nada menos que en el charco de sangre que mana del
cuello seccionado del Bautista. Es fácil explicarse este hecho dada la caída en desgracia del pintor tras su
apresurada huida de Roma.

Autor

CARAVAGGIO AMERIGHI MICHELANGELO

Fecha
1607-08

Material

Oleo sobre lienzo

Estilo

Barroco Italiano

Dimensiones

361 x 520 cm.

Museo

Museo de San Juan de La Valetta

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Antes de 1550 un pintor anónimo realizó esta copia del fresco original con la Batalla de Anghiari de
Leonardo, que pintó en 1505. El fresco original está perdido. El veinticuatro de octubre de 1503
Leonardo, de regreso en Florencia, ingresa como huésped en el monasterio de Santa María Novella, para
poderse dedicar en exclusiva al diseño del fresco con la Batalla. El encargo respondía al deseo del
gobierno florentino para redecorar la Sala de la Signoría, en el Palazzo Vecchio. Los trabajos comenzaron
dos años después, y Leonardo los recuerda de la manera siguiente: "El seis de junio de 1505, viernes,
hacia la una comencé la pintura en el palacio. En el momento de dejar el pincel, el tiempo cambió a lo
peor, y la campana empezó a tocar, llamando a los hombres al juicio. Y el cartón se perdió. El agua se
derramó como un vaso roto. Y súbitamente el tiempo empeoró aún más y una gran lluvia cayó hasta el
anochecer. Y estaba tan oscuro como la noche". Esta tétrica ambientación parece rodear de un halo
mágico al momento de la creación leonardesca. En efecto, el encargo era de trascendental importancia,
y todos los esfuerzos de los miembros del consejo se habían orientado a asegurar que Leonardo
concluiría el trabajo. Sin embargo, como podemos ver, no fue así. Leonardo aplicó para la Batalla su
peculiar técnica de trabajo al fresco, que tan pésimos resultados dio para la Ultima Cena. El deterioro
inmediato de los pigmentos y el abandono del trabajo para ir a trabajar a la corte francesa tal vez
motivaron a Leonardo a escribir esas líneas tan lúgubres, como si un mal designio hubiera marcado el
fracaso de la obra. La pintura fue cubierta con un parapeto para protegerla, tras el abandono de
Leonardo. Se esperaba que él u otro artista se decidieran un día a terminarla. Pero nadie se atrevió a
concluir el diseño de Leonardo y en 1557 se remodeló el Salón. El resultado es que Vasari, biógrafo de
Leonardo, tapó el fresco inacabado y lo sustituyó por otro propio con la misma Batalla. El tema fue
elegido para destacar la independencia de Florencia, en lucha con sus vecinas Venecia y Mantua.

Autor

LEONARDO DA VINCI SER PIERO DA VINCI LEO

Fecha

1550

Material

Fresco

Estilo

Renacimiento Italiano

Museo

Colección Particular

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