El sistema penal acusatorio colombiano contenido en la Ley 906 de 2004,
contempla un sistema premial que le permite a la Fiscalía General de la Nación, de conformidad con el Articulo 348 de la referida ley, pre acordar y negociar con el imputado o acusado con el fin de: “humanizar la actuación procesal y la pena” los cuales “impliquen la terminación del proceso”, disposición que ha sido ampliamente analizada por la Corte Constitucional y, la Corte Suprema de Justicia.
Es de esta forma, la CSJ en sentencia SP-162472015 con rad. 46688 del 25 de
Noviembre del 2015 y, en Auto del 28 de Octubre del 2015 con rad. 46831 reafirma que un propósito de esta modalidad anticipada de terminación del proceso penal se encuentra en la humanización de la pena. Por lo tanto, el preacuerdo debe expresar mínimamente:
1. De qué manera se concreta y aprestigia el valor justicia.
2. En qué forma se consigue la humanización de la pena. 3. Como en verdad se soluciona el conflicto social generado por el delito y, se provee eficazmente la reparación integral. 4. De qué manera con esta modalidad de justicia premial el procesado logra participar en la definición de su caso
El punto que nos convoca está referido al numeral segundo de lo previamente
establecido. Sin embargo, es necesario señalar que de acuerdo al precedente y la doctrina probable establecida por la CSJ, el juez de conocimiento está obligado a aceptar el acuerdo presentado por la Fiscalía, salvo que este desconozca o quebrante las garantías fundamentales (CSJ, Sentencia SP 13939-2014; CSJ, STP del 24.09.13 rad. 69478; CSJ, STP 13.11.2013 rad. 70392; CSJ, STP 4.12.2013 rad. 70712; CSJ 21.02.14 rad. 72092).
Para que el juez pueda hacer un ejercicio de comprobación de la legalidad de
los preacuerdos es necesario, que el mismo tenga un soporte fáctico mínimo demostrativo de lo que se acuerda, tal como lo señala la Corte Constitucional en la sentencia C-516/07. Ahora bien, de conformidad con lo contenido en la ley 1474 de 2011, no se observa una prohibición expresa a pre acordar entre la Fiscalía y los imputados o acusados el lugar de reclusión, cuando se está dentro del marco de una colaboración como sucede en el caso bajo estudio.
De esta forma, el artículo 13 de la referida ley menciona la exclusión de
beneficios en los delitos contra la administración pública relacionados con corrupción sin que, en ningún aparte se señale que la misma se extienda a los preacuerdos y negociaciones de la Fiscalía con el imputado o acusado.
De esta forma, la CSJ ha entendido que es posible acordar entre la FGN y el
imputado o acusado el lugar de reclusión.
En primera instancia, la CSJ en sentencia del 14 de Septiembre del 2006 (rad.
24052) señalo que los preacuerdos son un régimen excepcional al cual no le son aplicables las normas que rigen los procesos ordinarios.
Igualmente, esta corporación ha señalado que el legislador consagro de
manera escueta los aspectos susceptible de ser pre acordados, es decir, el artículo 348 del código de procedimiento penal simplemente acota que se trata de convenir lo que “implique la terminación del proceso”.
En virtud de lo anterior, la CSJ ha considerado que pueden convenirse:
“el grado de participación, la lesión no justificada a un bien jurídico
tutelado, una específica modalidad delictiva respecto de la conducta ejecutada, su forma de culpabilidad y las situaciones que para el caso den lugar a una pena menor, la sanción a imponer, los excesos en las causales de ausencia de responsabilidad a que se refieren los numerales 3, 4, 5, 6 y 7 del artículo 32 del C.P, los errores a que se refieren los numerales 10 y 12 de la citada disposición, las circunstancias de marginalidad, ignorancia o pobreza extremas (artículo 56), la ira o intenso dolor (artículo 57), la comunicabilidad de circunstancias (artículo 62), la eliminación de casuales genéricas o específicas de agravación y conductas pos delictuales con incidencia en los extremos punitivos, pues todas estas situaciones conllevan circunstancias de modo, tiempo y lugar que demarcan los hechos por los cuales se atribuye jurídicamente responsabilidad penal y por ende fijan para el procesado la imputación fáctica y jurídica.” 1(Subrayas por fuera del texto original).
Igualmente, ha señalado la CSJ que las negociaciones entre la Fiscalía e
imputado o acusado pueden extenderse “a las consecuencias de la conducta punible imputada, claramente diferenciadas de las relativas propiamente a la pena porque a ellas se refiere el inciso 1° del mismo artículo, significa que también se podrá pre acordar sobre la ejecución de la pena (prisión domiciliaria o suspensión condicional) y sobre las reparaciones a la víctima…” 2(Subrayas fuera del texto original).
De esta forma, se evidencia que el legislador ha producido un profundo
cambio en relación con la incidencia de los acuerdos en relación a la ejecución de la pena, toda vez que, de pre acordarse no se vulnera la limitante consagrada en el Artículo 351 inciso segundo del Código de Procedimiento penal dado que “los subrogados y beneficios judiciales o administrativos no hacen parte del factor pena ni se constituyen en elemento para la dosimetría de la misma como máximo, mínimo ni reducción de aquella, esto es, no se integran al principio de legalidad de la pena3”. Finalmente, es necesario señalar que la CSJ ha aceptado la aplicación de este tipo de subrogados y beneficios judiciales en relación con delitos contra la administración pública como es el caso de la concusión y, que se evidencia en la sentencia proferida el 22 de mayo de 2013 con rad. 41570. En el caso bajo estudio, se observa que el pre acordar el lugar de reclusión del imputado JUAN CARLOS RESTREPO BEDOYA permite la humanización de la pena, toda vez que él mismo se encuentra en un estado de salud incompatible con la reclusión intramural como lo demuestran los dictámenes medico legales de los cuales ha sido objeto (primer dictamen: GCLF-DRB-17309-2017 de fecha
1CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL, sentencia del 14 de
diciembre de 2005, radicación No. 21347; sentencia del 10 de mayo de 2006, radicación No. 25389, entre otras. 2CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL, sentencia del 20 de octubre de 2010, radicación No. 33478. En igual sentido, sentencias del 10 de mayo de 2006 y 22 de junio de 2006, bajo los radicados No. 25389 y No. 24817, respectivamente. 3Cfr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL, sentencia del 8 de julio de 2009, radicación No. 31531. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL, sentencia del 20 de Noviembre del 2013, rad. 41570. 5 de julio de 2017; segundo dictamen: fecha 06 de abril de 2018, con radicación interna UBSC-DRB-05797-C-2018). Sin embargo, el último dictamen adolece de claridad y no le permite al juez de conocimiento determinar el lugar de reclusión acorde a las necesidades del señor BEDOYA RESTREPO, toda vez que señala que debe ser el INPEC el que señale si tiene la capacidad de prestar la asistencia médica requerida. Lo anterior es incongruente en la medida en que es de conocimiento que el sistema penitenciario carcelario se encuentra en estado de cosas inconstitucional por la constante violación a los derechos fundamentales que sufren las personas privadas de la libertad como lo demuestran las sentencias T-153/98, T-881/02, T-499/03, T-490/04,T-025/04, T-1096/04T-1096/04, T- 493/06, T-439/06, T-693/07, T-971/09, T-068/10, T-062/11, T-175/12, T-701/12, T-762/15, T-151/16, T-197/17. Igualmente, es importante señalar que el referido imputado se encuentra colaborando activamente con la justicia como lo demuestra el principio de oportunidad que fue previamente sometido a control de legalidad en audiencia del 19 de abril del año en curso. En virtud de lo anterior, se señala la existencia de argumentos jurídicos que permiten la negociación en relación con la pena de prisión domiciliaria en el caso bajo análisis.