Está en la página 1de 4

Fichas Educativas de Iluminación A-prende La Luz!

Nº 48
Sistemas de Distribución 4

Para ir terminando con nuestro recorrido por los sistemas de distribución trataremos las
distintas opciones para el cableado de una instalación eléctrica teatral fija y analizaremos la
mejor forma de distribuir los envíos de un espacio nacido y pensado para el espectáculo.
Una de las primeras cosas que debemos tomar en cuenta es la elección de los cables
correctos.
Releyendo las fichas anteriores sabremos cuál es la sección (milimetraje diametral) adecuada
para las diferentes cargas. Pero dentro de un mismo espesor, el mercado nos ofrece diversas
opciones. Acá viene la primera gran decisión: usar cables mallados TPR tipo taller o
Unipolares.
Esta disyuntiva se resolverá más que nada teniendo en cuenta el sistema de soporte de dicho
cableado. A saber:
Por un lado podemos unir el cable directamente a las varas de luces, y luego colgarlos
mediante “tiros” o varillas al techo y paredes del teatro, hasta llegar a la sala de dimmers.
Esta forma la llamaremos “cables aéreos. Si éste es el caso es importante usar cables bien
protegidos, siendo la opción del mallado de PVC (tipo taller) la preferible.
Por el contrario, podemos elegir pasar los cables por un “caño de luz” (como se
acostumbra en las instalaciones domiciliarias) o por un sistema de “Bandejas”
(generalmente usado en instalaciones industriales o comerciales).
En el caso de los caños, obviamente se recomienda el uso de cables unipolares, ya que
mayor espesor sólo provocaría trabas y molestias, además de encarecer nuestro
presupuesto.
Antiguamente los caños de luz eran siempre metálicos. (Y recordemos que hace no
tantos años atrás los cables estaban protegidos con tela!!!).
Éstos son altamente corrompibles por humedad y si no están bien tratados, se pueden
picar. Imaginemos que si un cable interior se “pela” o queda desnudo, puede conducir
corriente a la pared. Como ventaja sabemos que son muy resistentes a golpes o al peso
mismo de la construcción.

Hoy en día tenemos también caños plásticos (que tienen la gran ventaja de que no son
conductores de electricidad). Los encontramos en distintas formas y resistencias; entre ellos se
destaca el famoso “Caño de Luz Flexible”, excelente para curvas, codos y espacios poco
lineales, aunque es sumamente débil.
Los plásticos rígidos son muy buenos si la instalación se hace por fuera de la pared, pero ojo,
que si los usamos dentro de las mismas, éstas pueden eclosionar y aplastar los cables,
impidiendo el reemplazo de las líneas interiores.
En cada caso es necesario utilizar los correctos conectores y cajas de conexión.
Les recuerdo que el tubo tiene otra gran incomodidad: cada cable deberá ser “enhebrado”,
mediante la utilización de una cinta pasa-cables.
Las Bandejas son largas “autopistas” en forma de U, capaces de soportar los cables sin
necesidad de unirlos ni colgarlos. De esa manera, los envíos viajan libres de un lado a otro del
lugar, sin necesidad de ser mayormente fijados.
La gran utilidad de este dispositivo se refleja a la hora de encontrar y reparar un daño o
cortocircuito, ya que presenta una prolijidad importante porque tiene los cables bien
individualizados y en una posición de fácil acceso y recambio.
Tal vez la contra más importante sea que, al no tener tapa, los cables quedan expuestos a la
suciedad del ambiente.
Entre las más comunes tenemos las Bandejas Portacables de Fondo Perforado y las Tipo
Rejilla.

En este caso la decisión pasa más por un balance de costo beneficio. Pero podemos tomar
como criterio estos ítems:
• Higiene: si el espacio posee polvo o suciedad, es conveniente usar cables
mallados, ya que evita la acumulación de residuos. Esto se puede evitar utilizando
bandejas con tapa.
• Identificación: los cables mallados son más fáciles de numerar.
• Prolijidad: los unipolares son más difíciles de emparejar y controlar.
• Peso y Volumen: los mallados pesan más, pero al estar unidos ocupan menos
espacio; los unipolares se ven como tres cables delgados por cada envío (positivo
+ neutro + tierra) mientras que el TPR es uno solo de medianas dimensiones.
• Costos: a la larga es más económico el cable unipolar.
• Posibilidad de recambio: si falla el positivo, sólo debo cambiar ese cable, en el tipo
taller debo reemplazar toda la sección.
• Color: los unipolares pueden dividirse cromáticamente (es ideal respetar el código
universal, dejando celeste para neutro, amarillo-verde para la puesta a tierra y los
positivos acostumbrados: marrón, negro, rojo o blanco).
• Tiempo de montaje: el TPR se distribuye más rápido pero hay que “pelarlo” cada
vez que debemos hacer un empalme.

Otra opción más sencilla pero un poco menos profesional es el “Cable Canal”. Se trata de un
dispositivo relativamente moderno que combina la forma y concepto de la bandeja, pero que
posee una tapa deslizable, cerrándose finalmente como un Caño Rectangular. Existen en
varios modelos y formatos, siempre en materiales plásticos, así que podemos comprar la
sección que necesitemos en cada sector del teatro y construir toda una red de tubos de luz
externa.
Son higiénicos, quedan lindos, ordenados y prolijos. Y hasta podemos elegir el color.
Pero lo más interesante es que una de sus caras incluye una capa adherente (¡pegajosa!) que
permite fijarlo con comodidad al exterior de la pared. Igual se recomienda ajustarlo con tornillos
y tarugos.

Otro punto fundamental cuando pensamos una instalación eléctrica que sobreviva en el tiempo
es la calidad de los EMPALMES. Existen varias posibilidades de hacer un empalme, y estoy
muy seguro de que ustedes las conocen, pero vale repasarlas.
El primero que me viene a la mente es el empalme de hilos trenzados. Se realiza tomando las
dos puntas desnudas y enlazándolas de la mejor manera posible, para luego cubrirlos con cinta
aisladora. Es el modo más rápido, y como imaginará, el más inseguro. De hecho, si no se
realiza un trenzado fuerte, con un leve tirón se desarmará, y cabe la posibilidad de dejar al aire
un cable con tensión. ¡Peligroso!
Buscando otra solución aparece en mi mente el empalme soldado. Se trata de la simple unión
de los dos extremos pero reforzado con Soldadura de Estaño. Lo genial de este material es
que se trabaja con un sencillo soldador eléctrico. Y más que pericia, se necesita buen pulso y
mucha paciencia. (Ojo, a no quemarse los dedos).
Una tercera forma. Comprar terminales de unión, que son unos tubitos metálicos blandos, que
se aplican con una pinza especial. (Buscándole un nombre más científico hallé diversas
terminologías: canuto, cañito, unión, empalme tubular, etc.… ninguno me convenció, pero se
consiguen en cualquier ferretería de barrio)

Acá voy a hacer un alto en la huella y dedicarle unos renglones al tema del material aislante.
La cinta aisladora se convirtió en la compañera de tareas del iluminador y electricista. Pero es
una solución momentánea, y no está pensada para durar años (el viejo y querido “provisorio
significa para siempre”).
No es razonable utilizarla para empalmes fijos ya que con el tiempo, o por acción de la
humedad y suciedad del ambiente la cinta pierde su material adhesivo y puede soltarse.
Además, por acción del calor de los mismos cables puede correrse o hasta derretirse.
Ya que nos estamos tomando un trabajo tan arduo no está mal pensar en un aislante pensado
para durar.
Les presento: el spaghetti termo-contraible. Como su nombre lo sugiere, es una malla con
forma de cable hueco, de una sección mayor a nuestro empalme. Se coloca en una de las
puntas, luego se procede a realizar el empalme (ya sea trenza, soldadura o canuto) y se corre
el spaghetti hasta cubrir toda la superficie de la unión, cuidando no dejar al aire libre ningún hilo
de cobre. Una vez cubierto se le implementa calor (generalmente se usa una pistola de calor,
pero bien nos sirve un secador de pelo y hasta un encendedor de llama directa) y el cable se
contraerá, aprisionando la unión y aislándola por completo.
En conclusión y retomando, para un empalme de calidad necesitamos un mejor sistema, y la
opción más adecuada (y más costosa) es sin dudas la utilización de BORNERAS. Las
borneras son dispositivos que unen cables con bulones o tornillos en un soporte plástico bien
cubierto. Tenemos modelos simples y múltiples, para grandes empalmes o pequeñas uniones
en todos los milimetrajes que precisemos. Además nos ahorra en gran medida el problema del
aislamiento, es muy seguro y agiliza enormemente los tiempos de montaje. No son necesarios
ni estaño, ni soldadores, ni cinta, ni nada… sólo un destornillador o llave.

Espero que estos sencillos ítems nos ayuden a mejorar la calidad de las instalaciones
eléctricas de los teatros. En épocas en las que día a día aprendemos y nos concientizamos en
materia de seguridad, sigue siendo una de nuestras cuentas pendientes (a veces por
desconocimiento y otras veces por motivos que prefiero ni decir).
Mejorar el lugar de trabajo no sólo nos permite pasar las inspecciones, ayuda a generar un
espacio de comodidad, evita accidentes, nos otorga tranquilidad… en definitiva, mejora la
calidad de vida dentro de un sitio que vive en constante movimiento.

Como siempre espero sus comentarios (nos están llegando de toda Latinoamérica. Gracias!!!)
¡Hasta el próximo número!

Ernesto Bechara
info@becharaespectaculos.com.ar
www.becharaespectaculos.com.ar
www.ernestobechara.blogspot.com

También podría gustarte