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Párate a pensar un minuto. ¿Cuántas cosas odias a lo largo del día? ¿Odias que
suene el despertador todas las mañanas? ¿Odias el invierno? ¿Odias cuando te
llaman por teléfono mientras ves una película? ¿Odias que te comparen con su
madre?
Si has asentido ante alguna de estas preguntas y además se te han ocurrido por el
camino otra lista alternativa con momentos que odias, es hora de que sepas que
no vas por el buen camino. Lo estás haciendo mal.
7. El lenguaje positivo nos alegra el día y nos hace el trabajo más llevadero
Si cada vez que tu jefe te encarga una tarea, piensas '¡qué rollo!' y cada vez que
tienes una tarea pendiente dices 'tengo que...', lo más probable es que se te quiten
las ganas de hacer cualquiera de esas cosas. Cambiar los 'debería' (que hace
referencia a una obligación) por 'me gustaría' (que refleja un deseo), las tareas y
momentos cotidianos se vuelven menos duros. Viéndolo así parece que lo
hacemos porque queremos y no porque nadie nos mande.
Además, añade Fernández Tobar, "si cuando salgo de la ducha por la mañana me
digo, 'hoy estoy estupenda', o 'me siento guapa', es bastante probable que nos
salga una gran sonrisa y elijamos un vestuario que nos favorece un poquito más
que esos vaqueros viejos y ese jersey enorme". Mucho mejor esa actitud que
mirarse al espero y exclamar: '¡Qué mala cara tengo!'.