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Para hablar del antiguo Egipto debemos empezar con la principal fuente de su existencia, El
rio Nilo, considerado el rio mas largo del mundo que va desde el noreste de África hasta el
mar Mediterráneo.
Lo que sí es evidente es que el valle del Nilo se encuentra en un oasis que se extiende a lo
largo de su trayecto y se encierra entre dos desiertos: en el occidente, la interminable
llanura del Sahara y, en el oriente, las erosionadas montañas que separan a Egipto del Mar
Rojo. Protegido y aislado del exterior, el Valle se extiende hacia el Norte a partir de la
primera catarata de Asuán y se ensancha paulatinamente, formando una llanura de tierra
inundable, hasta que, más al norte de El Cairo, la corriente se divide en numerosos brazos
que configuran el amplio abanico del Delta.
A pesar de que en este lugar no llueve mucho, Cuando se desbordaba cada año, provocaba
que en sus riveras la fertilidad brotara por doquier, y gracias a esto el pueblo egipcio pudo
cultivar trigo, cebada y lino, además de proveer abundancia en peces y papiro.
El río también se constituía en una fuente espiritual; según lo dicen las creencias egipcias,
el dios Hapy era quien, en compañía del Faraón, controlaba las inundaciones del Nilo y a
cambio del agua y las cosechas los campesinos debían hacerse cargo de cultivar el suelo
fértil enviando una parte de sus recursos al soberano, quien se encargaba de usarlos en bien
de la sociedad. Asimismo, en esta concepción espiritual, se consideraba que el río era una
ruta de la vida hacia el “más allá”, como lo ilustran algunas representaciones de las barcas
que se concebían como vehículos de la divinidad, a la vez que sirvieron de transporte a los
difuntos en su tránsito hacia el otro mundo, lo cual llegó a ser plasmado en medios como la
decoración cerámica, los grabados rupestres, las maquetas o los papiros
Primeras Manifestaciones
muchos inventos de la cultura sumeria como el sello cilíndrico, los diseños arquitectónicos
basados en el uso del ladrillo, los dibujos decorativos y los fundamentos de la escritura,
entre otros, habían sido heredados desde Mesopotamia y transferidos a la cultura egipcia.
la escritura hierática o “escritura de los sacerdotes”, empleada por estos y los escribas para
textos de uso más efímero, se caracterizaba por la letra cursiva y surge a razón de la fluidez
con la que había que trazar los jeroglíficos, pues estos últimos no eran apro- piados para
una escritura fluida; aunque parece ser que se desarrollaron de manera paralela y se solían
usar de manera simultánea. La escritura hierática era más sencilla y estilizada que la
jeroglífica, lo que le otorgó las cualidades para emplearse en la redacción de textos
religiosos y literarios, por lo que llegaría a ser la más característica en la elaboración de los
papiros. El texto se escribía en tinta negra con una caña afilada y la tinta roja se empleaba
para la demarcación de determinados fragmentos
Con el paso del tiempo la escritura manual se fue simplificando, y hacia el siglo vii a. C. surge
una tercera escritura, la demótica o “escritura del pueblo”, la cual se convierte en la
escritura cotidiana y se constituye en el último estadio en cursiva de la escritura jeroglífica
egipcia.
el papiro, una especie de papel para escribir manuscritos. esta planta emblemática del Bajo
Egipto, crecía en las riberas del Nilo, así como en lagunas y pantanos poco profundos; sus
tallos, que alcanzan una altura hasta de dos metros y crecen por encima del agua, se
cortaban en tiras que luego se disponían en dos capas, una longitudinal y otra transversal,
para luego ser prensadas hasta convertirlas en una lámina; la savia glutinosa del tallo
seguramente actuaba como adhesivo. Varias hojas elaboradas de esta manera se pegaban
unas a otras por los bordes para formar rollos. El papiro de mayor longitud que se conoce
alcanza más de 40 metros. Los más comunes eran los elaborados con 20 hojas y una longitud
de 1,5 a 2 m. El ancho variaba, entre los 16 y 20 cm, el máximo se aproxima a medio metro.
El papiro fresco era blanco y adquiría su tonalidad amarillenta luego de un largo periodo de
almacenamiento, hasta finalmente tornarse en un color parduzco. El tallo también era
empleado para la elaboración de velas para las embarcaciones, esteras, telas, cuerdas y
hasta prendas de vestir como sandalias. Sus flores eran utilizadas para formar guirnaldas en
la decoración de los templos y la raíz se utilizaba como combustible y en la fabricación de
utensilios.
El escriba
El manuscrito ilustrado
Su gran interés por la muerte y la fuerte creencia en la vida después de ella, dio lugar a que
desarrollaron toda una mitología en torno al tránsito del individuo hacia el “más allá,
fundamentados en esta creencia, los escribas y artistas eran encargados de la realización
de papiros funerarios conocidos como El libro de los muertos
La manera de designar este tipo de escritos realmente no es la más adecuada, pues no se
trataba de una obra única, sino más bien de una tipología de documento conformada por
una serie de rollos de papiro que presentaban características similares y de los que se han
encontrado innumerables versiones