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Comunicación grafica en el antiguo Egipto

Para hablar del antiguo Egipto debemos empezar con la principal fuente de su existencia, El
rio Nilo, considerado el rio mas largo del mundo que va desde el noreste de África hasta el
mar Mediterráneo.

Lo que sí es evidente es que el valle del Nilo se encuentra en un oasis que se extiende a lo
largo de su trayecto y se encierra entre dos desiertos: en el occidente, la interminable
llanura del Sahara y, en el oriente, las erosionadas montañas que separan a Egipto del Mar
Rojo. Protegido y aislado del exterior, el Valle se extiende hacia el Norte a partir de la
primera catarata de Asuán y se ensancha paulatinamente, formando una llanura de tierra
inundable, hasta que, más al norte de El Cairo, la corriente se divide en numerosos brazos
que configuran el amplio abanico del Delta.

A pesar de que en este lugar no llueve mucho, Cuando se desbordaba cada año, provocaba
que en sus riveras la fertilidad brotara por doquier, y gracias a esto el pueblo egipcio pudo
cultivar trigo, cebada y lino, además de proveer abundancia en peces y papiro.

El río también se constituía en una fuente espiritual; según lo dicen las creencias egipcias,
el dios Hapy era quien, en compañía del Faraón, controlaba las inundaciones del Nilo y a
cambio del agua y las cosechas los campesinos debían hacerse cargo de cultivar el suelo
fértil enviando una parte de sus recursos al soberano, quien se encargaba de usarlos en bien
de la sociedad. Asimismo, en esta concepción espiritual, se consideraba que el río era una
ruta de la vida hacia el “más allá”, como lo ilustran algunas representaciones de las barcas
que se concebían como vehículos de la divinidad, a la vez que sirvieron de transporte a los
difuntos en su tránsito hacia el otro mundo, lo cual llegó a ser plasmado en medios como la
decoración cerámica, los grabados rupestres, las maquetas o los papiros

Primeras Manifestaciones

muchos inventos de la cultura sumeria como el sello cilíndrico, los diseños arquitectónicos
basados en el uso del ladrillo, los dibujos decorativos y los fundamentos de la escritura,
entre otros, habían sido heredados desde Mesopotamia y transferidos a la cultura egipcia.

Los egipcios establecieron un sistema de escritura pintura denominada jeroglíficos, la cual


se conservó durante aproximadamente 3500 años.

Los jeroglíficos más antiguos de los que se tenga conocimiento se remontan


aproximadamente al año 3100 a. C. y la última inscripción jeroglífica conocida data de 394
d. C., décadas después de que Egipto pasara a convertirse en colonia romana. Los
sacerdotes de los templos egipcios fueron los últimos en emplearlos, cuatro siglos antes de
Cristo, llegaron a ser tan discretos que los eruditos griegos y romanos de aquel tiempo
alcanzaron a pensar que los elementos de esta maravillosa escritura eran símbolos de
carácter mágico exclusivos para ritos sagrados.
El sistema de escritura egipcio comprende básicamente tres tipos: jeroglífica, hierática y
demótica. Se caracteriza por el uso de signos, cuyo significado se conoce gracias al
descifrado de los textos contenidos en la Piedra de Rosetta Esta pieza presentaba algunas
inscripciones en las que se identificaron grabados los textos que reproducen un decreto
sacerdotal de tiempos ptolemaicos en tres grafías diferentes y dos distintas lenguas:
jeroglíficos, escritura demótica y griego.

La escritura jeroglífica consistía en un sistema sumamente original que se orientaba de


derecha a izquierda, dibujando pequeños signos con la siluetas de los objetos a los que se
referían. Estos signos, ejecutados con gran habilidad, eran denominados jeroglíficos 7, y
eran ante todo una escritura de carácter monumental que exigía cuidado y atención, ya que
por su gran complejidad se les empleaba preferentemente en las inscripciones de los
templos y tumbas que se erigían para la posteridad; se encuentran labrados a cincel o
pintados en sus paredes, en muy diversos objetos del ajuar funerario , en estelas de todo
tipo, en joyas, etc. Los contenidos de los textos con jeroglíficos abordan aquello que debía
quedar grabado para toda la eternidad, sobre todo textos de carácter religioso,
inscripciones de tipo político e histórico y biografías. En determinados manuscritos
elaborados sobre papiro se emplearon jeroglíficos ligeramente simplificados y trazados con
tinta, denominados jeroglíficos cursivos.

la escritura hierática o “escritura de los sacerdotes”, empleada por estos y los escribas para
textos de uso más efímero, se caracterizaba por la letra cursiva y surge a razón de la fluidez
con la que había que trazar los jeroglíficos, pues estos últimos no eran apro- piados para
una escritura fluida; aunque parece ser que se desarrollaron de manera paralela y se solían
usar de manera simultánea. La escritura hierática era más sencilla y estilizada que la
jeroglífica, lo que le otorgó las cualidades para emplearse en la redacción de textos
religiosos y literarios, por lo que llegaría a ser la más característica en la elaboración de los
papiros. El texto se escribía en tinta negra con una caña afilada y la tinta roja se empleaba
para la demarcación de determinados fragmentos

Con el paso del tiempo la escritura manual se fue simplificando, y hacia el siglo vii a. C. surge
una tercera escritura, la demótica o “escritura del pueblo”, la cual se convierte en la
escritura cotidiana y se constituye en el último estadio en cursiva de la escritura jeroglífica
egipcia.

Un sustrato para la escritura

el papiro, una especie de papel para escribir manuscritos. esta planta emblemática del Bajo
Egipto, crecía en las riberas del Nilo, así como en lagunas y pantanos poco profundos; sus
tallos, que alcanzan una altura hasta de dos metros y crecen por encima del agua, se
cortaban en tiras que luego se disponían en dos capas, una longitudinal y otra transversal,
para luego ser prensadas hasta convertirlas en una lámina; la savia glutinosa del tallo
seguramente actuaba como adhesivo. Varias hojas elaboradas de esta manera se pegaban
unas a otras por los bordes para formar rollos. El papiro de mayor longitud que se conoce
alcanza más de 40 metros. Los más comunes eran los elaborados con 20 hojas y una longitud
de 1,5 a 2 m. El ancho variaba, entre los 16 y 20 cm, el máximo se aproxima a medio metro.

El papiro fresco era blanco y adquiría su tonalidad amarillenta luego de un largo periodo de
almacenamiento, hasta finalmente tornarse en un color parduzco. El tallo también era
empleado para la elaboración de velas para las embarcaciones, esteras, telas, cuerdas y
hasta prendas de vestir como sandalias. Sus flores eran utilizadas para formar guirnaldas en
la decoración de los templos y la raíz se utilizaba como combustible y en la fabricación de
utensilios.

El escriba

En el mundo de la simbología egipcia la palabra escrita tenía un poder enorme, convertía


en inmutable lo escrito, se relacionaba con la posibilidad de ser recordado a perpetuidad o
de ser sentenciado al más absoluto olvido; de ahí que la descripción en templos y tumbas,
de rituales, epítetos y cultos aseguraban su supervivencia eterna por el solo acto de haber
sido escritos. Con el tiempo, el carácter perpetuador de la escritura se arraigaría con mayor
fuerza en sus tradiciones, a la vez que la élite egipcia iba tomando conciencia del poder de
la palabra escrita a la hora de consolidar su estatus social, en detrimento de las clases
populares.

Al igual que en la cultura Sumeria, el conocimiento representaba poder y estatus, y de ma-


nera similar los escribas poseían cierta autoridad en la sociedad egipcia. La educación
estaba restringida a un muy reducido porcentaje de la población, entre el que se
encontraban los escribas, los artesanos encargados de la decoración de las paredes de los
templos y de las tumbas, además de los sacerdotes, los funcionarios y algunos militares de
alto rango. Apren- der a leer y a escribir el complejo lenguaje tomaba muchos años y la
profesión de escriba era altamente respetada y disfrutaba de muchos privilegios, uno de los
cuales era estar exento de impuestos. Cada escriba portaba una paleta de madera que a
manera de distintivo lo identi- ficaba como una persona con la capacidad de leer y escribir.

El manuscrito ilustrado

la cultura egipcia fue la primera en realizar manuscritos ilustrados, cuya principal


característica era la combinación entre palabras e imágenes para transmitir la información.

Su gran interés por la muerte y la fuerte creencia en la vida después de ella, dio lugar a que
desarrollaron toda una mitología en torno al tránsito del individuo hacia el “más allá,
fundamentados en esta creencia, los escribas y artistas eran encargados de la realización
de papiros funerarios conocidos como El libro de los muertos
La manera de designar este tipo de escritos realmente no es la más adecuada, pues no se
trataba de una obra única, sino más bien de una tipología de documento conformada por
una serie de rollos de papiro que presentaban características similares y de los que se han
encontrado innumerables versiones

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