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Una vez, un joven aprendiz preguntó para qué servían las prácticas espirituales, que fin tenían.
La respuesta que recibió del Maestro fue: después de la teoría siempre viene la práctica, las
prácticas aumentan y favorecen nuestro bienestar, ayudandonos a llevar nuestra atención
hacia el espíritu del Señor y Señora, nuestra naturaleza esencial, al realizar regularmente las
practicas se activan en nuestro interior y crecen en nuestra vida manifestandose en ella como
la claridad, la satisfacción, el amor...
Necesitarás Voluntad para hacer cada uno de estos ejercicios diariamente. Al principo, al
despertar de nuestro sueño, pensamos que la luz que vemos es muy dura y no nos deja ver el
camino. Yo no soy una Maestra, no sé donde va el camino de baldosas amarillas, pero sé que la
voluntad es una palabra complicada y que los ojos se acostumbran a la luz.
Estas prácticas son sencillas y diarias. Mi consejo es que las realiceis durante unos dos o tres
meses continuadamente, para poder alcanzar esa luz que buscamos. Son un comienzo pero
también una forma de no oxidarnos.
Ejercicio 1: Limpieza.
Cada día al despertar, toma unos minutos para tomar una ducha. Limpiate física y
espiritualmente. Imagina y visualiza como el agua que corre limpia tu energía y aleja las cosas
negativas de tu vida. Aprende a ver como lo que no deseas se marcha por el desagüe a donde
la tierra lo limpiará y lo traerá de vuelta como algo limio y puro. Barre de tu cuerpo físico y de
tu espíritu con el agua. Imagina que estás bajo una cascada cristalina.
Toma tu tiempo diariamente para la comida. Alejate de las comidas preparadas y congeladas, y
empieza a escoger hábito saludables. Mens Sana in Corpore Sano.
Cocina, no solo para tí, sino para todos los que te rodean, dedica un tiempo diariamente a
estar en contacto con los alimentos, tratalos con cuidado y vuelca en ellos pensamientos y
energías positivas. La cocina ha sido el refugio de la Magia durante mucho tiempo, asume que
cada cosa tiene una energía que puedes mover. Es una muy buena idea cantar mientras se
cocina y a ser posible invitar a otros a disfrutar de aquello que has creado.
Dedica el tiempo necesario para comer, tomalo con calma, deleitandote en cada bocado,
aprende a agredecer interiormente cada cosa que el seno de la tierra ofrece. Un Maestro nos
recordaba constantemente que somos lo que comemos. En realidad es cierto, pero no cierres
las puertas a ciertos alimentos por eso. Recuerda que no es lo que entra en la boca del hombre
lo que lo corrompe, sino lo que sale de ella.
Ejercicio 3: Pensamiento.
Intenta buscar un lado positivo para todo lo que sucede. Esto no quiere decir que no tengas
derecho a romper a llorar o a quejarte o a sentirte mal, pero no debes olvidar que todo en esta
vida tiene un sentido, una razón que quizás tú no estés preparado para comprender.
Cada día, sobre la misma hora, toma un tiempo para meditar. No hace falta que prendas velas,
que crees un ambiente especial. Meditar es pensar. Una buena idea es hacerse con un
cuaderno pequeño, no tiene porque ser una maravilla, solo algo que puedas tener a mano,
para tus reflexiones.
Anota en tu cuaderno aquellas cosas que recuerdes, a la larga, resultarán muy útiles.
Dedicate a analizar lo que sientes o piensas, medita sobre las cosas que te inquietan. Acercate
a tu Yo interno, cuanto más cerca estes de tus sentimientos más facilmente podrás
comprender. La meditación ayuda al desarrollo de la intuición.
Pero recuerda que NO siempre sera un animal lo que veas o se acerque a ti, puede que tu guia
en este momento sea un objeto, una persona que conoces, una persona que no conoces, un
ser diferente o mitologico... La mayor parte de las veces buscas a tu animal y se manifiesta,
pero esto no es una ley, puede que el Guia se muestre ante ti y sea cualquier otra cosa.
Realiza Ejercicios que te permitan conocer a tus Guias Espirituales: animal totem, dragón,
mensajero...
Las velas y las pozas de agua son ejercicios que despiertan la intuición. No necesitas más que
sentarte ante agua estancada o una vela prendida y dejarte llevar por el pensamiento que
fluye.
Dedica un tiempo a la visualización del aura. Puedes hacerlo de una forma sencilla, colocando
las palmas de tus manos en paralelo y observando. No fuerces los ojos, no te agobies, solo
mira. Dicen que la visualización no es ver con los ojos sino ver en los ojos.
Cuando hayas completado el ejercicio, ve a la cocina y coge una manzana. Compara con tu
visualización lo que tienes delante.
Poco a poco, elige cosas más complicadas, por ejemplo un escaparate de una tienda cercana a
tu casa. Imagina como están colocadas cada una de las cosas que están expuestas. No olvides
pasar por alli y comprobarlo después.