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Seminario Regional Juan XXIII

Moral Fundamental (Introducción)

SEMINARIO REGIONAL JUAN XXIII


PRIMERO DE TEOLOGÍA

MORAL FUNDAMENTAL

1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES

En un primer momento para introducirnos en el tratado de moral fundamental es


necesario realizar algunas precisiones terminológicas las cuales nos ayudarán a
especificar el campo de la moral. En primer lugar la moral hace referencia directa al
comportamiento humano, específicamente a su bondad o maldad. En castellano existen
dos grupos de términos para referirse a la misma realidad que son: Ética y Moral. En
ocasiones estos dos términos se han utilizado con significados diversos. Por ejemplo,
ética se reserva para la aproximación racional o filosófica, aunque esto no indique que la
moral está en total desconexión de lo racional, a la vez se habla de moral en lo que hace
referencia a lo religioso, aunque igualmente esto no signifique una renuncia al esfuerzo
racional. En otras ocasiones ética hace referencia al estudio fundamental del
comportamiento humano, mientras que la moral se refiere a los códigos concretos de
comportamientos humano, sin embargo los dos tienen mutua dependencia en cuanto a
su función. Por lo tanto lo que se descubre en el fondo de los dos términos es la raíz
latina y griega de que proceden respectivamente, pero su contenido semántico es
idéntico.

Por otra parte, aunque se identifique el contenido y la semántica no por eso se puede
desconocer su origen etimológico la significación de las dos palabras viene del
significado del “ethos” griego y del “mos” latino. El término “ethos” fue utilizado en el
mundo helénico con notable carga expresiva. Escrito con épsilon , el “ethos” significaba
costumbre; mientras que si se escribía con eta el “ethos” se refería al concepto de
carácter. De esta manera sin olvidar ni negar la correlación existente entre “ethos” como
costumbre y como carácter , hay que dar primacía al significado de carácter cuando se
utiliza en la ética. Pues lo ético tiene más directa relación con el carácter que con la
costumbre.

Considerando lo anterior en las versiones que ha tenido el “ethos” griego, su significado


directamente ético en el latín y en las lenguas modernas impide con frecuencia captar la
riqueza significativa que este vocablo tenía para el mundo griego. En el latín se tradujo
el “ethos” griego, en su doble forma lingüística de costumbre y carácter por el término
latino “mos”. De este modo se inclinó excesivamente el significado hacía la idea de
costumbre, ya que el término “mos” significaba directamente costumbre.

De esta manera mientras que el latín no posee no más que una palabra para expresar
los dos conceptos de carácter y costumbre es necesario considerar que en el mundo de
la moral esta debe entenderse en clave lingüística de carácter y no de costumbre, así lo
ético o lo moral expresa el significado del carácter o modo de ser adquirido.

Considerando lo anterior es importante también anotar que el estudio de la revelación ha


sido obra de hombres de distintos tiempos, en condiciones variadas y por ocasiones muy

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diversas, eso explica por que la teología moral, como ciencia que investiga y enseña la
moralidad revelada, tenga una historia muy movida que, a decir, verdad no está
estudiada en todos sus elementos constitutivos. En general, los conocimientos han
progresado, a veces en largas y difíciles luchas. El que conoce ese progreso, está mejor
preparado para juzgar algunas cuestiones actuales y lo suficientemente capacitado para
intentar resolverla. La moral, se presenta así como la ciencia teológica que fundamenta
la vida cristiana, es ciencia que ilumina, orienta y perfecciona el obrar del hombre en
todas sus manifestaciones y circunstancias y no es simplemente ciencia que juzga el
actuar, a manera de juez sino que principalmente muestra los caminos para el
crecimiento personal, indica los instrumentos y los medios adecuados para alcanzar el fin
de la perfección humana y perfecciona nuestros esfuerzo en la vida de la gracia.

1.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Estudiar la historia de la Teología Moral es de gran utilidad porque ayuda a no caer en


errores, en interpretaciones equivocadas y anacronismos, igualmente precisar muy bien
los conceptos, permite distinguir lo esencial de lo secundario, ayuda a resolver
problemas de hoy.

Al comienzo de la historia de la teología moral está indiscutiblemente la actividad


docente de Jesús y de los apóstoles. En la época patrística siguiente, hasta muy
entrada la escolástica medieval, la teología moral no se destaca aún como disciplina
teológica propia, sino que solo existe una teología general. Durante los tres primeros
siglos no se expuso la moralidad cristiana por interés científico, sino solo por el fin
práctico de enseñar a los fieles de formar cristianamente su vida, educarlos en esa tarea
y rechazar las concepciones erróneas y los ataques paganos. Los llamados padres
apostólicos expusieron sin orden sistemático, siguiendo la sagrada Escritura, la
revelación cristiana , con la que enlazaban exhortaciones morales. El tema de los dos
caminos, de la vida y de la muerte; de la luz y de la oscuridad, enlazan entre sí diversos
preceptos morales.

Los apologistas de los siglos II – III estructuraron una doctrina reflexionada de la


revelación , en parte en tratados sobre cuestiones particulares, la vida cristiana de virtud
a la corrupción pagana; su atención se dirigió constantemente a la actitud interior y es
innegable cierta tendencia al rigorismo. El desarrollo de la doctrina cristiana pasó por
una edad de oro en el siglo IV. Los santos padres de oriente y occidente trataron de
poder freno, por la palabra y la pluma, a la corrupción moral que, viniendo del paganismo
amenazaba a la Iglesia. En síntesis puede decirse sobre la era de los padres que la
doctrina moral se cultiva en ellos dentro de la doctrina general de la fe, y que la conducta
moral es deducida de su ser en Cristo.

La primera edad media se contentó con recoger, guardar y comentar lo que fue
elaborado por los padres anteriores. El fundamento de este proceder estaba,
principalmente en el hecho de que estos por su antigüedad estaban muy cercanos a la
revelación misma, fuente principal de comportamiento moral. Reuniendo las antiguas
leyes eclesiásticas sobre penitencia y las prescripciones vigentes en el momento actual
elaboraron los libros penitenciales que especificaban las penas impuestas para las faltas
o pecados particulares.

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El fundador del primer sistema científico de la moral cristiana fue Santo Tomás. Tomás
inserta la doctrina moral en medio de la dogmática, el fundamento que Santo Tomas
encuentra para la dogmática es el mismo para la teología moral, es decir, la revelación y
el ejercicio sano y objetivo de la razón natural. Aunque el conocimiento moral natural
desempeña un gran papel en Santo Tomás, es, sin embargo, incorporado a una
moralidad esencialmente teológica. Su teología moral lleva carácter positivo, es doctrina
sobre la virtud, construida en disquisiciones especiales sobre las tres virtudes teologales
y las cuatro cardinales. Tomás ancla el orden moral en el entendimiento y sabiduría
divina Lo cual conduce a afirmar “que lo bueno es bueno porque Dios lo quiere y no que
Dios lo quiere por ser bueno” lo cual se convirtió en el punto de partida posterior del
nominalismo.

El pensamiento nominalista de fines de la edad media propuesto por Guillermo de Ocam


plantea el bien y el mal como elementos externos que dependen de la voluntad de Dios y
no como realidades ontológicas. Además de esto su celebre doctrina que atribuía
realidad a los conceptos particulares, no a los universales, generó en su momento el
problema de que los conceptos morales podían ser aplicados como conceptos
particulares según la individualidades existentes y no como conceptos únicos para todos.
Por lo tanto su conceptualización de la moral sería una ética que depende de la arbitraria
voluntad de Dios y por tal se constituye como una moral legalista que termina
disgregando las ciencias teológicas y además relativiza la aplicación de la norma moral,
dando paso a la moral casuística.

Pero qué cosa es el legalismo? Es una teoría moral en cual la ley es vista como
expresión de la voluntad de un legislador, aquí el punto de referencia más importante es
la teoría del nominalista Guillermo de Ocam, franciscano, que acentuo la voluntad sobre
la razón. Una cosa es buena porque es ordenada, una cosa es mala porque es
prohibida. La razón suficiente de la bondad de una cosa consiste en el acto legislativo
que la concibe como ordenada, y la razón suficiente de la malicia de un acto consiste en
el acto legislativo que la concibe como una prohibición. Una cosa es prohibida porque es
mala, y es ordenada porque es buena.

Ante esto habría que decir, que la ley moral no está sujeta a la voluntad de un legislador,
pues la vida moral es alianza con la sabiduría creadora. Las leyes tienen en sí mismas
su sentido, no son arbitrarias, y nos indican los actos racionales que debemos hacer, en
cuanto participamos de la sabiduría de Dios y coincidimos con su querer. El acto de fe
es una acto humano (racional) en la medida en que con aquel acto me adhiero
libremente al querer de Dios. El acto de fe nunca va contra la razón. Nadie puede
pedirme realizar ningún acto -aunque sea mi superior- que vaya contra mi conciencia. El
hombre de fe, nunca puede ir contra la moral, pues la moral no está en contra de la fe.

En la evolución posterior de los siglos XVII – XVIII la reflexión estuvo muy centrada en la
disputa sobre el probabilismo, que reconocía como válida la tesis de que una ley dudosa
no obligaba, mirando como dudosa una ley contra la cual para su validez hay buenas
razones de probabilidad. Los extremos que se enfrentaban eran el laxismo y el
rigorismo. El laxismo iba en muchos casos de la mano con una exagerada casuística.
Los casuistas corrían el peligro de olvidar lo fundamental enredados en la multitud de
casos especiales, peligro que se hizo evidente por la separación de la moral y la
dogmática. A ello se juntaba igualmente el peligro de que la moral perdiera su sentido

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positivo y se convirtiera en mera doctrina sobre el pecado, y es significativo que por este
tiempo tenga lugar la separación de la moral y la teología mística.

Por parte de la teología católica es significativa la presencia de Alfonso María de Ligorio


el cual contrarrestó los abusos de estos dos excesos en la comprensión moral. La
excelencias de su doctrina moral están en su trabajo representa una poderosa síntesis
entre las intuiciones morales naturales y la moral revelada, que fueron cuidadosamente
estudiados y compaginados con la tradición.

Posteriormente la teología moral cayó en una etapa de crisis, pues, los teólogos
católicos y protestantes rindieron homenaje a la ilustración, poco amiga de la fe, y bajo el
influjo de la filosofía contemporánea, buscaron casi exclusivamente los conocimientos
morales en la razón práctica. A las doctrinas reveladas sólo se les daba importancia en
cuanto se prestaban para fomentar la moralidad y para compensar la desproporción
entre virtud y felicidad en la presente vida. Aunque esto significó también un gran aporte
al estudio y fundamentación de la teología moral, en su metodología y estructura.

1.2. LA SITUACION DE LA TEOLOGIA MORAL HOY.

La enciclica Veritatis Splendor del papa Juan Pablo II en el No 5 habla de una verdadera
crisis moral, una crisis que se ha presentado en todas las épocas, precisamente por que
el pecado que ha acompañado a la humanidad en todos los tiempos, no permite que el
hombre llegue a su ideal. Esta crisis de la moral hoy, se manifiesta en hechos como:
-
Secularización de la moral: Es la pérdida de conceptos religiosos en la vida moral.
-
Subjetivización de la moral: Es el fenómeno por el que el sujeto moral piensa que
ninguna autoridad externa a él puede decirle que cosa es buena o que cosa es mala.
El problema del bien y del mal corresponde solamente a él. No siente culpabilidad
porque cree tener el derecho de pensar por sí mismo aquello que no le parece bien
del Magisterio. Niveles de esta subjetivización son:

1- Hay incoherencia del pecado.


2- Emancipación de los mandatos morales.
3- No hay ningún magisterio moral fuera de mí, Esta es la subjetivización completa.

Ante esta realidad qué hacer?. He aquí algunas propuestas.


-
La Propuesta del mundo

La propuesta del mundo pretende cambiar la enseñanza moral objetiva, en nombre


de aquello que el pueblo siente. Lo cual es absolutamente imposible pues la Iglesia
no es una democracia, en la cual las normas son de tipo consensual y además ella
no es dueña de la enseñanza sino que simplemente cumple una función de guarda y
custodia de las verdades de Cristo.
-
La Propuesta de izquierda

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Esta propuesta afirma que frente a la crisis, el camino más oportuno es aceptar el
pluralismo moral, por medio del cual aceptamos la unidad de la Iglesia en la fe; más
en el nivel de la moral mantenemos pequeñas diferencias que no signifiquen
necesariamente una ruptura de la unidad, Este modelo de solución exige respeto
profundo por cada modelo paralelos de vida, sobre la base de este respeto se
construira la unidad de la fe. Esta unidad, así propuesta no se puede aceptar,
sencillamente porque sostenidos en la enseñanza de los Apóstoles, nos damos
cuenta de que la tarea moral no es un hacer depender los principios de la revelación
y de la razón al ambiente sino que el ambiente debe ser invadido por estos principios,
cuando ellos llegaron a Roma, no acomodaron la doctrina cristiana al ambiente, sino
que llamaron a la conversión. Los cristianos se distinguen de los otros por su
comportamiento, además es imposible tratar de separar la fe y la praxis cristiana.
-
Propuesta de Derecha

Cuando se refuta cualquier norma, hablo solo de ella, es como hablar a un sordo,
esto no es bueno porque de los que se trata es de reconstruir un sujeto moral que
sea capaz de escuchar, aprender y de vivir el sentido de las normas. La moral hace
parte del anuncio del Evangelio, la moral es un aspecto importante de la doctrina
cristiana aunque secundario, porque primero está la fe. “Cuando una persona tiene
una experiencia de Cristo, deja todo lo otro, lo fácil”. Por esto Veritatis Splendor
empieza por un encuentro con Cristo en su primer capítulo. (El joven rico). La
propuesta liberal afirma que “La moral es un campo de batalla donde se enfrentan la
ley y la conciencia, para poseer al hombre”. Sin embargo objetivamente hablando
esta no es la moral cristiana, la auténtica moral cristiana nace de un encuentro
personal con Cristo que cambia mi vida. Las exigencias morales las realizo por amor
a Cristo. La pregunta moral es una pregunta de vida, no de menos vida.

Además de esto la Veritatis Splendor cuando habla de esta crisis, dice que esta tiene
dos aspectos:
-
Filosófico: el cual toca el problema entre la libertad y la verdad y que se deriva de
una concepción autonoma de la libertad. Yo soy libre cuando no hay leyes fuera de
mí que me obligan. Es libre quien puede hacer lo que quiere, es libre quien no tiene
leyes. Somos verdaderamente libres en la adhesión al bien, esto es lo que San
Agustín llama la libertad mayor. “La libertad es real solo en la dependencia de la
verdad”, porque nuestra libertad se realiza en el amor. La libertad es hecha por la
verdad. Se da en este aspecto filosófico un Personalismo, aquel que en nombre de la
libertad personal refuta la naturaleza. Enfrenta pues la persona con la naturaleza.
Somos libres cuando somos conformes a la naturaleza misma.
-
Teológico: Toca el problema entre fe y moral, aquí la crisis es aquello que separa la
fe de la moral. La moral salvaguarda el orden del mundo, la fe resguarda la verdad
salvadora. En la moral se ejercita la autonomía racional del bien en el mundo,
mientras la fe resguarda la salvación eterna. Así el racionalismo dice que la Iglesia
no tiene autoridad para dar normas morales pues esto no está en la revelación, esta
autoridad corresponde a la razón autónoma.

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1.1.1 Consecuencias éticas de esta crisis.

-
Separa la Conciencia de la verdad: Esto es, negar que existan normas morales
determinadas con valor universal, sin excepción.
-
La tesis de la creatividad de la Conciencia: Se habla de una conciencia creativa
en el sentido que la misma conciencia puede crear las normas de los actos humanos.
-
Separación del amor y los mandamientos: Es la separación sobre la opción
fundamenta que es una decisión profunda de amor a Dios y a los hermanos y los
actos. Si antes solo se pensaba moralmente en los actos, ahora estos actos deben
salir del corazón, cumplo los mandamientos por amor a Dios. La realidad del pecado
es una opción fundamental negativa.

1.2.1. La situación de la filosofía moral moderna.

Aquí entendemos aquel pensamiento que a partir del 1500 ha elaborado una idea
autónoma de las leyes. Kant que es representante del iluminismo y que procede de una
formación protestante, se pregunta, qué resta hoy del cristianismo para nosotros
hombres modernos? Con el iluminismo el hombre es adulto y debe hacer sus leyes de
una forma autónoma, saliendo de la tutela de la autoridad. Kant responde “En el
cristianismo, de válido para la edad moderna, para el iluminismo, para el hombre adulto,
queda la moral”.

La condición para esta moral, es que sea interna, separada del dogma. El iluminismo
piensa que Jesús es el más grande maestro de la moral, así piensan en la moral
cristiana como una doctrina humana, y además se puede vivir el cristianismo, fuera de
Cristo y de la Iglesia. Para entender porque kant ha dicho esto, hay que ir a la época de
la guerra de las religiones que ha afectado tanto al mundo; en el 1640 Europa ha perdido
su unidad de confesión. La guerra de las religiones ha dejado más muertos que la
primera guerra mundial. Reflexionando esto, surge un pensamiento que dice: “La
religión porta división y solo la razón porta la unidad, por tanto no podemos fundar la
moral sobre la religión, sino sobre la razón”, esta corriente se llama yusnaturalismo que
es fundado por la razón humana, esto es un derecho natural que no depende de una
autoridad histórica como es la revelación.

Romano Guardino en su libro “El fin de la época moderna” dice: “que esta es una época
que nace con el pretexto de vivir los valores cristianos sin seguir a Cristo y termina como
un parásito de la época medieval”.

1.2 LÍNEAS DE RENOVACION EN EL ESTUDIO MORAL QUE EL CONCILIO


NOS TRAE.
-
La Optatam Totius 5 y 16. nos dice que la teología moral debe ser perfeccionada, y
nos dice que debe ser un tratado científico, debe ser una exposición orgánica y
sistemática de aquellos que son el principio de la vida moral.
-
El segundo elemento es una mayor fundamentación en la Sagrada Escritura.

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-
En un tercer momento dice que debe llevar a la vocación a la que el cristiano está
llamado.
-
Por último habla de la obligación que tienen los cristianos de practicar la caridad y a
esto ayuda sobre manera la moral. La caridad es el principio formal de toda la
teología moral. Al final va hablar del sentido social que tiene esta ciencia moral.

Cómo se ha desarrollado después del concilio esta renovación?


-
La reflexión se ha concentrado sobre algunos temas parciales: el problema de lo
específicamente cristiano, que cosa tiene de específico el cristiano que no tengan los
demás, y la respuesta es que lo específicamente cristiano no es en cuanto a los
comportamiento, sino en la intencionalidad, el cristiano hace por Cristo, las mismas
cosas que los otros hacen.
-
Otro problema que se ha tratado es el problema de la autonomía, que deriva de la
concepción Kantiana de autonomía, de un modo racional, en cuanto el mismo
hombre se cree con el derecho de dar las normas y de decidir qué es lo malo y lo
bueno. Esto claro está, quiere separarse de la doctrina católica de la Iglesia. La
razón no está en contra de la fe y por eso todo lo racional es auténticamente cristiano
y lo cristiano es autenticamente racional
-
El otro problema es el proporcionalismo, que nace de la pregunta, cuáles son los
criterios para decir que una cosa es buena o es mala, y quién tiene la autoridad para
decir esto. El proporcionalismo es una teoría ética según la cual el criterio para
definir la bondad de una acción, depende del calculo de las proporciones del bien y
del mal que aquella acción comporta. Aquí el bien se reduce a la utilidad que puede
dar.

Al inicio de esta renovación, se ha querido dar una mayor fundamentación a la moral


desde la Sagrada Escritura, Se es consciente que se tiene que hacer justicia con la
palabra pero cuidandose siempre de caer en el legalismo. Lo que la Sagrada Escritura
nos da para la moral fundamentalmente está expresado en:
-
El Decálogo
-
El Sermón de la Montaña,

En cuanto a las demás enseñanzas con tendencias morales que se encuentran en el


Evangelio y colocadas por los evangelistas en labios de Jesús, por ejemplos las que se
encuentran en sus discursos y parábolas estas, aunque contiene una fuerte carga
práctica son ciertamente imposibles de traducir en normas, por el sentido original que las
motiva y por el espíritu que las anima

Además de esto es igualmente posible afirmar que encontramos indicaciones y normas


morales en las cartas de San Pablo, especificamente en la segunda parte de todas ellas,
estas traen una gran enseñanza. La primera parte es fundamentalmente una
descripción de la situación práctica irregular que se presenta en la comunidad,
inmediatamente se presenta una parte doctrinal, que ilumina el proceder necesario e
ideal para la comunidad y en último término indica algunos caminos de solución.
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refiriéndose a la situación concreta de la comunidad a la que se dirige. Aquí no podemos


decir que haya una normatividad, pues san Pablo los que hace es una parenesis es decir
es una exhortación, y no una especificación jurídica de la norma y la ley.

Como la Biblia no ha traído unas reglas normativas propiamente para las reglas morales,
algunos han visto en ella un aspecto insuficiente para basar la moral, pues la única
normatividad la encontramos en el Decálogo.

En 1967 Pablo Vl, hablando a los redentoristas, antes de la promulgación de Humane


Vitae, decía, “al presentar la moral católica no se necesita dar a los fieles las cosas que
primero eran prohibidas, no se trata de impactar con un cambio de las normas
morales, sino que se trata de renovar la presentación de la moral de siempre”. La
renovación de la moral propuesta por el concilio, no es un cambio de las normas morales
sino la renovación de las normas de siempre, pues se trata de seguir a Cristo el mismo
ayer, hoy y siempre. Este es el sentido de renovación moral que el concilio nos trae.

Para finalizar estos puntos de renovación de la moral en el concilio, como hemos visto el
problema de fondo que hemos encontrado es la separación de la fe y de la vida, y de
la vida moral en particular, es decir sacar la moral de su contexto teológico. Colocar la
moral en este contexto de nuevo es la misión que nos espera. Así encontramos la
exigencia de reconstruir el sujeto moral, aquel sujeto que vive la moral cristiana.
Debemos tener presente la relación de moral y Evangelio. El vínculo que se establece
entre la sagrada escritura y la teología moral es ineludible si consideramos que esta, en
cuanto palabra de Dios expresa el contenido de su voluntad sobre la salvación de los
hombres y la moral ayuda a conservar el camino necesario para alcanzar la salvación.
Además de esto, la teología moral encuentra en la a Sagrada Escritura una de sus
fuentes y principios básicos que le ayuda a mantenerse siempre en el camino de una
reflexión seria y objetivamente considerada pues atiende al principio y norma divina y no
a las concidiciones variables y cambiantes de los hombres. (V.S. 37) dice que la teología
moral se debe fundar sobre la Sagrada Escritura, retomando lo de O.T. 16.

La moral antes de ser cuestión de normas es la que nos trae la plenitud del sentido de
la vida, (E.V. 7) La pregunta moral es quién debo ser, es dar el verdadero sentido a la
vida, cuál es el verdadero fin del hombre. El tema fundamental de la moral es
encontrar una respuesta a la sed de felicidad que todo hombre tiene. La cosa más
grande en la vida es amarse a sí mismo como imagen de Dios que soy, amarse a sí
mismo no egoístamente, sino comprendiendo mis faltas y cualidades”. Al centro de la
moral cristiana hay un encuentro, el encuentro con Cristo, ley viviente y personal,
Cristo es para nosotros la norma categorial concreta, porque en una existencia humana,
en todo idéntica a la nuestra menos en el pecado, vemos la obediencia del Hijo al
Padre.

No hay fe sin moral, ni fe sin moral, de manera que nunca se puede separar esta unión.
En Cristo nosotros contemplamos la verdad del hombre (G.S. 10) (R.D. 10). Nosotros
hemos sido creados en Cristo, El es el proyecto originario de nuestra vida, nosotros en
El hemos sido creados. Descubro que cosa significa ser hombre encontrando Cristo.
(V.S. 53) Cristo es el principio en el cual encuentra su interpretación definitiva y su
plenitud, la de ser hombre. La moral es la expresión de una verdad sobre el hombre que
brilla en su plenitud al interno de la fe.

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Para el cristiano el lugar de la amistad con Cristo, es la Iglesia, que nos indica el
camino para llegar a El, por ello es madre y maestra. En cuanto a la renovación de
teología moral El Vaticano II. Hace referencia especialmente el documento conciliar
Gaudium et Spes hace un realce en la dignidad de la conciencia moral (16) de la
auténtica libertad humana (17) y del pecado como acontecimiento que necesita ser
redimido (13; 22; 25).

Como se ha visto hasta el momento la propuesta de renovación de la moral se


formulado a través del deseo de que la enseñanza de la teología moral se inspire con
mayor abundancia en la Sagrada Escritura. Es cierto que los clásicos manuales de
Teología moral utilizaban la Sagrada Escritura, pero lo hacían con un cierto descuido
hermenéutico. O bien los textos eran evocados para demostrar una tesis previamente
establecida, o bien era examinados sin una exégesis cuidadosa, con la que a veces
resultaban forzados.

Es evidente que la intención de fundamentar la Teología Moral es una práctica necesaria


e indicada por el Concilio Vaticano II y por el magisterio posterior, sin embargo, no todo
está muy claro cuando se afirma que la enseñanza moral cristiana ha de acudir a las
fuentes de la palabra de Dios. Y eso por varias razones. El cristiano siente la necesidad
de dialogar con sus vecinos no creyentes que no apelan a las sagradas escrituras para
actuar éticamente en el mundo. Además el cristiano descubre que en la Biblia no puede
encontrar una clarificación literalmente aplicable a muchos problemas morales que la
moderna tecnología le presenta.

A este aspecto hay que sumarle la posición errada de prejuicios contra la moral
específicamente del Antiguo Testamento, porque se le cree vinculada a la percepción de
un Dios cruel y vengativo, o porque mirando desde una literalidad descontextualizada las
prescripciones higiénicas, cultuales o rituales de una época de la historia de Israel. Por
concretar un poco más, he aquí una muestra de las imperfecciones morales que suelen
escandalizar al lector moderno del antiguo Testamento:
-
Las crueldades con los enemigos: como el caso de Simeón y Leví contra los
Siquemitas Gn 34 La permisión del Herem o entrega al anatema de los pueblos
conquistados Jos 617-21 La crueldad de la venganza contra los enemigos políticos
1Sam 18 11. 1910 y aún entre los mismos hombres de Dios 1Re 18 40. 2Re 1018-25.
-
La actitud insolidaria y aún hostil con respecto a algunos grupos sociales:
como los esclavos Ex 21 1-11.20-21. Los extranjeros Ex 17 16 Dt 233-4.7 y aún las mujeres Ex
217 Num 3118 Gn 19 Jc 19 22-25.
-
Sentimientos de odio y crueles venganzas: como las de Jefté contra los efraimitas
Jue 121-6 El odio contra los pueblos vecinos, como los amalecitas Ex 17 16 Los
ammonitas y moabitas Dt 23 4-7.
-
Las páginas bíblicas aparecen llenas de engaño y falsedades: Los patriarcas
presentan a su esposa como hermana, no dudan en engañar a su padre, a sus
hermanos o a su suegro Gn 12 2 267-10 mientras que, tras una sangrienta batalla en el
valle de Esdrelón, Jael finge prestar una atenta hospitalidad para luego asesinar a
Sísara Jue 315-23
-
La moral sexual no aparece recomendable: Encontramos frecuentes casos de
abusos de la esclava Gn 16 1-4 Dt 2110-14 de Incesto Gn 19 30-38 de prostitución Gn 38
de divorcio Dt 241-4 y de adulterio 2 Sam 11.

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Como es fácil de observar la mayor parte de los textos que suscitan estos pretendidos
escándalos se encuentra o bien en el libro del Génesis o en el contexto de la tradiciones
históricas de Israel. Tal extrañeza nace de una inadecuada precomprensión de tales
textos. A veces se busca en ellos una especie de relatos ejemplares y otras veces se
olvida su carácter etiológico o epopéyico. La Biblia refleja la historia de un pueblo, con
sus luces y sombras, con sus progresos y retrocesos. Muchos de esos relatos en
apariencias grosera, esconden experiencias religiosas importantes o enseñanzas
morales nada despreciables. En cuanto a la estructura percibimos que el Antiguo
Testamento nos ofrece un impagable ejemplo de estrecha relación entre ética y religión.
Con razón se ha subrayado que los rasgos que caracterizan la ética israelita, en
comparación con el mundo ambiental, son debidos en definitiva a la originalidad de la
concepción de Dios mantenida por Israel, lo cual no quiere significar que en Israel no
encontremos también una fuente natural para su raciocinio y su comportamiento ético.
También en Israel podemos encontrar muchas normas que revelan su origen social,
popular, y nos llevan hasta el encuentro con unas exigencias tribales y familiares.

En cuanto a los contenidos la moral veterotestamentaria nos ofrece grandes y excelentes


principios como el valor de las referencias a la comunidad, sin anular por ello el interés
por el individuo y el reconocimiento del dominio absoluto, trascendente y cercano a la
vez de Yahveh sobre el mundo.

En el caso del Nuevo Testamento La situación es un tanto diferente porque en el centro


de todo el fundamento moral se encuentra la persona de Jesús, no es un teórico, ni un
sistematizador, podría ser tal vez considerado como un maestro práctico y un educador
moral, pero fundamentalmente es un profeta que anuncia un mensaje religioso, y en este
mensaje se enraíza sus exigencias morales. Sus ética es religiosamente tradicional y
excitantemente nueva , en cuanto que invita a bajar en profundidad a las raíces mismas
de la aceptación del señorío de Dios. Cristo interpela el precepto veterotestamentario a
base de una exigencia de totalidad e interioridad. Además de esto la obediencia a la
voluntad divina se entiende a partir de la nueva imagen de Dios que presenta Jesús,
igualmente de cara al reino de Dios que se acerca, se requiere obediencia, esta
obediencia se define como seguimiento de Jesús, y gracias a la acción del Espíritu en la
vida del creyente.

El encuentro con Jesús cambio la vida de los que decidieron seguirlo, la aceptación de
su mensaje se tradujo en una necesaria conversión, pero este cambio alcanzó sus
verdaderas dimensiones a la luz del misterio de la pascua, por tanto, con este
acontecimiento la vida ética de los cristianos tiene otro sentido. Jesús se convierte para
los cristianos en el prototipo de hombre, por consiguiente el bien y el mal se centran en
él. Si ser bueno es lo mismo que ser hombre en plenitud, desde ahora en adelante, ser
bueno significa seguir los caminos de Jesús, el Señor, ser buenos significa, para los
cristianos, ser del Señor. Así nos encontramos con la moral Paulina que tiene las
siguientes características:
-
Es una moral personal: En cuanto que esta se despierta en el encuentro personal
con la persona de Cristo que somete a prueba todas las seguridades anteriores y
específicamente la manera de actuar anterior al encuentro con Jesús, ofreciéndole
una justicia nueva, la del que vive en Cristo.
-
Es una moral de libertad; pues al redescubrir en Cristo el sentido de la alianza con
Dios, el cristiano queda liberado del yugo de la ley que lo esclavizaba; de la fuerza
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que lo ataba y condenaba. Pero su libertad no es una libertad para el libertinaje, no


ha sido liberado para vivir según el Espíritu, sino para poder entregarse a sus
hermanos.
-
Es un moral de vida en el Espíritu: En los renovados por el mensaje cristiano habita
el Espíritu Santo, que los lleva a vivir en otra dimensión y les confiere especial
pertenencia a Jesucristo. El Espíritu recibido trae consigo la exigencia de una vida
moral renovada.
-
Es una moral de las Virtudes teologales: La novedad de la moral cristiana se
concreta en un rasgo fundamental: vivir de la fe, ya no son las palabras de la ley las
que salvan, sino esta fe que lleva a alcanzar el fin que la ley se proponía; la santidad.
Además de esto la esperanza en Jesús que ha de venir se ha convertido en el motor
dinamizador de la vida presente por la cual el cristiano vive en una tensión
permanente. Y la caridad es el signo que mantiene unida la comunidad de creyentes
con Cristo y entre sí.
-
Es un moral en dos tiempos: entre el tiempo de la gracia y santificación y el
encuentro definitivo con Cristo al final de los tiempos.

Este breve recorrido a través de la escritura, que por su brevedad ha dejado al margen
otras muchas cosas igualmente importantes que las aquí mencionadas, nos sugiere que
el compromiso moral del cristiano no se satisface con el mero cumplimiento externo de
unas normas aceptadas como impuestas. La moral bíblica está enraizada en una
profunda experiencia religiosa que en el Antiguo Testamento subraya la gratuidad de la
elección y la gratitud por la alianza y en el Nuevo Testamento enfatiza la alegre y
esforzada radicalidad en el seguimiento de Cristo, que se entrega para liberar a los
hombres de la esclavitud del pecado. La ética evangélica es además una ética
narrativa, en el comportamiento concreto de Jesús de Nazaret, la comunidad ha visto el
modelo de unas actitudes novedosas, el mismo modo de comportarse Jesús era ya un
evangelio.

Dicho todo esto, quedan esto algunas cuestiones importantes. De hecho sigue en pie la
pregunta por la pervivencia en el tiempo de las normas y los preceptos concretos que se
encuentran en el Nuevo Testamento. La mayor parte de esos juicios de valor y
directrices particulares tienen fuerza obligatoria permanente, como concreciones del
mandamiento. En otras prescripciones, el espíritu ha llevado a los creyentes y a todo el
mundo a una mejor comprensión de las exigencias morales que se derivan de la
dignidad de la persona. Pero habrá que tener en cuenta que sólo poniéndonos a la
escucha de la palabra de Dios, podremos interpretar sin peligro los signos de los
tiempos. Ese discernimiento ha de hacerse en el seno de la comunidad del pueblo de
Dios, en la unidad del sensus fidelium y del magisterio con la ayuda de la teología

1.3 RELACION ENTRE EVANGELIZACION Y MORAL.

-
La moral tiene un puesto secundario porque en primer plano está siempre la
invitación a la fe, a pesar de ser secundario es esencial, porque no hay anuncio del
evangelio que no invite a la conversión y esta lo proclama la moral.
-
La vida moral del cristiano es un modo de anunciar el Evangelio, también en la
santidad la moral tiene un lugar teológico porque en la vida moral de los santos, Dios
habla a los hombres.

11
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Moral Fundamental (Introducción)

-
El primado del anuncio de la fe, nos quiere decir que encima a todas las
preocupaciones debe estar siempre la preocupación de construir el sujeto moral, que
sea capaz de entender y de vivir las normas.
-
La moral cristiana va propuesta y anunciada, siempre llevando a su propio
significado, esto es salir mostrar siempre que las normas morales son una vida para
la verdadera plenitud de la persona. Cada norma viene propuesta para un bien y no
para un mal, y que eso exige sacrificio. La propuesta moral cristiana es un camino a
la plenitud de la vida.

2. FUENTES Y MÉTODOS DE LA TEOLOGIA MORAL.

La teología Moral para su estudio del comportamiento humano en orden a la revelación


tiene un objeto formal, que esta manifiesto en la intencionalidad del sujeto, es decir, en
la orientación presente que el hombre da a su voluntad en un momento determinado. Y
un objeto material que son los comportamientos mismos. Para la consideración de los
dos la Teología moral debe valerse de los fundamentos de la razón práctica en cuanto a
su análisis y comprensión pero como está puede errar en sus juicio, debe encontrar en el
auxilio de la revelación la única y mejor oportunidad para especificar los principios
morales universales y necesarios desde los cuales el hombre encuentre una sugerencia
para su actuar.

El desarrollo de la ley natural, de aquella ley del creador, impresa en el orden de ser de
cada cosa de mundo creado, es siempre una obra histórica, y la historia es un camino
fatigoso y condicionado por múltiples factores, especialmente el factor que establece
límites en la vida personal como lo es el pecado, la razón natural puede estar lo
suficientemente formada y capacitada intelectualmente pero siempre expuesta al error o
a la parcialización de ciertos puntos de vista objetivos. Es por eso que la razón natural
debe considerra el papel de la revelación, pues, la luz de la revelación ayuda a la razón
a encontrar la verdad, cuando esta, está ausente en sus métodos de busqueda y en su
finalidad, cae en el error. Es indispensable en este punto tener un sano criterio de
discernimiento para aceptar algunas conclusiones obtenidas por las razón a través de
sus metodos y procedimientos, pero también la capacidad para refutar otras que no
corresponden a sanos principios de análisis y que están en abierta contradicción con la
revelación. Ahora aquello que sea aceptado debe mirarse en el contexto moral y
revisado en el ámbito de la fe. La razón práctica ofrece a la revelación, y esta a su
vez ilumina a la razón en aquello que descubre.

Al introducirnos en este aparte del estudio es indispensable considerar algunos


presupuestos básicos que oriente nuestro estudio. Existen fundamentalmente dos
presupuestos.

- Que se base en una experiencia moral racionalmente comprensible y relevante.

Esto significa fundamentalmente tener la experiencia del bien. Pero qué cosa es el bien?
Lo que se podría responder como aquello que nosotros decidimos y hacía lo cual

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Moral Fundamental (Introducción)

tienden nuestras apetencias, pero cuándo lo decidimos como bien?, esto lo hacemos de
tres formas.

1. El bien agradable

Es aquel tipo de bien que satisface un apetito que está presente en la persona y esta
satisfacción, corresponde a un placer, es el bien para mí. Este bien se goza.

2. El bien útil

Aquel que experimentamos cuando vemos que un determinado bien sirve para otro bien
que me es útil. Tiene una razón instrumental en cuanto me es útil. Por ejemplo el dinero
es un bien útil. Este bien se usa. Este bien junto con el anterior son buenos en cuanto
corresponde a una necesidad que yo tenga.

3. El bien moral (honesto)

Es un bien en sí y no para mi. En cuanto la otra persona vale, debe ser amada, no solo
porque responde a una necesidad mía, no porque me de gozo, o porque es útil, sino
porque es en sí. Así la otra persona no puede ser para mí una utilidad, sino que la debo
valorar por el hecho de ser persona. El bien moral es estático, me hace salir de mí
para afirmar al otro. Si yo trato una persona solamente instrumentalizándola, o
tratando de sacar gozo o utilidad de ella, entonces pierdo mi dignidad de persona a la
vez que mi libertad, pues pierdo el valor que la otra persona tiene. El bien moral es
aquello que me atrae fuera de mí, que es más grande que nosotros.

- Que la revelación en Cristo, tenga un significado y una relevancia moral:

Esto es que el don que llamamos gracia, sea al mismo tiempo un reto para mi libertad, el
don de Dios implica una responsabilidad para mi. Que el valor moral sea para mí un
absoluto que incluso me lleve a dar la vida por los demás. Y si uno no está dispuesto al
sacrificio, entonces la vida, su vida pierde valor, y uno la salva solo donándola. “Quien
pierde su vida por mí, la salvará”. La Revelación explica el por qué del valor de la
persona, la razón última de la persona en relación con Dios que la llama y la invita a una
comunión con el. El hombre imagen y semejanza de Dios. Dios es la raíz de esta
persona, y por esto el carácter de absoluto de esta persona para el valor moral.

2.1 MÉTODO DE LA TEOLOGÍA MORAL

El método de la teología moral lo fe de manera explicita y puntual el magisterio de la


Iglesia en la encíclica Redemtor Hominis. “El hombre que se quiere conocer a sí mismo,
debe mirar a Cristo”, Cristo constituye el punto de vista completo para la teología moral.
Completa la luz de la fe y eleva los puntos de vista que la razón tiene sobre el hombre.
La unidad formal de la teología moral, es garantizada por la revelación, pero lógicamente
presentada por la razón a través del discurso lógico y elaborado sistemáticamente.

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3. TEOLOGIA MORAL, FILOSOFIA Y CIENCIA HUMANA.

3.1 RELACION ENTRE CIENCIAS HUMANAS Y MORAL.

V.S. 111-112. Debemos fijar la atención sobre que cosa se entiende por ciencia humana
hoy.

La ciencia humana es un conocimiento crítico y sistemático sobre el hombre


obtenida mediante la aplicación del método “científico” al hombre mismo. Este
método “científico” según Galileo Galiei, necesita el objeto de la ciencias que son la
cantidad medible del cuerpo, dejando a parte las cantidades no medibles.

Esta cantidad medible se estudia en la practica a través de los experimentos, que son
una artificial producción de fenómenos, en los cuales se subrayan algunas
características a fin de sacar unas leyes permanentes de concatenación entre los
fenómenos. Se trata de introducir esto en la ley matemática, pues la matemática es la
ciencia que permite medir todas las cosas.

Otro elemento que hay que tener en cuenta en las ciencias modernas es su relación con
la tecnología, pues la tecnología es una intervención sistemática del arte humano, arte
que es programado y calculado, lo cua permite al hombre manipular la realidada
obteniendo los fines que el hombre quiere. Así se llega a la gran sentencia popular de
que “saber es poder”. Precisamente la ciencia moderna se concibe en relación de un
poder sobre la realidad material.

La ciencia moderna en estos presupuestos ha operado una doble reducción, primero ha


puesto entre paréntesis las cantidades no medibles, y como segundo ha puesto entre
paréntisis el sujeto que conoce. Estas reducciones son en si metodológicamente
legítimas, pero el problema es que si uno dice que aquello que yo no conozco como un
método científico no es verdadero, entonces mi visión de la realidad queda recortada. No
puedo decir que aquello que no conozco con un método paticular no existe, pues hay
otros objetos que salen del conocimiento de las ciencias modernas y que son objeto de
otros saberes, saberes que son distintos a las ciencias modernas porque tienen en
cuenta la cantidad no medible y también el sujeto que conoce.

Todo tipo de saber recibe su método del objeto, en el hombre existen cualidades no
medibles, si decimos lo contrario perderemos los aspectos más importantes de la
realidad. Estos no los puede conocer la ciencia porque su método es reductivo.

El problema de la ciencia humana según la moral, es la pretensión de reducir todo


al método científico, esto es una filosofía que dice que existe solo el método científico y
lo que no se pueda conocer no existe por esto es sentimiento, fantasía, imaginación, etc.
Esto se llama cientificismo que tiende ha explicar las realidades superiores a partir de las
realidades inferiores y desde los puntos de vista de la praxis tiende a determinar el
actuar en sentido unilateral a través del imperativo tecnológico, que es aquella especie
de mandamientos que dice que todo lo que se puede hacer, se debe hacer, entonces la
ciencia se hace el ídolo que porta la salvación a la humanidad, y por ello se debe hacer
todo aquello que se puede hacer, sin importar nada.

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3.2 ¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE CIENCIA Y ANTROPOLOGIA?

La antropología es aquel conocimiento de la verdad entera sobre el hombre que no pone


entre paréntisis nada de su realidad, que toma en consideración también el sujeto que
conoce y que permanece abierta a la revelación como luz definitiva sobre la verdad del
hombre. La antotpología tiene como su pregunta guía ¿Quién es el hombre? Ahora
bien, la ciencia moderna busca conocer como funcionar la psique del hombre, por
ejemplo la psicología estudia el funciomamiento de la mente humana y descubre muchos
límites, hace entender que los límites son mucho mas grandes de aquellos que nosotros
pensamos, límites que condicionan al hombre y lo bloquean, son los límites de nuestro
razonar, de nuestro ambiente familiar, los limites derivados de nuestra cultura, y despúes
el gran descubrimiento de Freud, hay una parte de nuestra mente que no llega a la
conciencia, más si la condiciona, el inconciente.

La tendencia de la sicología “científica” es expliacar todo a partir de los límites de los


condicionamientos, la tendencia es aquella de partir desde abajo y a través de estos
límites resolver en sí todo el hombre, y así a partir de las observaciones empíricas decir
que es normal aquello que acaece en la mayoría de los casos, entonces es normal que
el hombre no sea demasiado fiel a su mujer, es normal que en los adolescentes se
verifique el fenómeno de la masturbación, etc. Aquí el concepto de normal quiere decir
que en la mayoría de los casos se verífica esto, pero lo normal en la sicología científica,
no es lo mismo que aquello normal en la antropología. El concepto de normalidad para
las ciencias modernas es aquello que se verifica en la mayoría de los casos,
entonces la ley “científica” es la ley de aquello que acaece en la mayoría de los casos.

El concepto de normalidad moral no es una cualidad de la razón especulativa sino de la


razón práctica, la razón especulativa es el punto de vista de un sujeto que mira la
realidad y de aquí manifiesta su pensamiento mientras la razón práctica es la mirada a
las acciones distinguiendo cuáles son buenas y cuales son malas. La normalidad moral
es el orden que la razón da sobre las acciones del hombre.

La socilogía también tiene una función, pues describre cuáles son las dinámicas de los
comportamientos humanos de acuerdo a las condiciones sociales. Entonces se
descubren los condicionamientos que nuestra librtad tiene de parte del ambiente. Esta
libertad no es absoluta, es una libertad condicionada, pues está entre ciertos límites. La
libertad humana es una libertad no absoluta, sino una libertad humana y por esto
limitada, sin embargo es una libertad real.

Las ciencias humanas son importantes porque nos ayudan a descubrir realmente los
límites y condicionamiento de la realidad, entonces la moral debe escuchar aquello que
dicen las ciencias humanas para darse cuenta de los límites y condicionamientos que
tiene la libertad; pero las ciencias empíricas no pueden ser el criterio último y definitivo
de quien es el hombre porque la pregunta de ¿quién es el hombre? se sale del las
ciencias. La normatividad sicológica o sociológica, no puede ser el criterio de la
normatividad moral.

15
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Moral Fundamental (Introducción)

El criterio de la moral debe ser el establecido por la antropolgía, y ésta por tanto debe:
verificar que aquellas que parecen ser las conclusiones de las ciencias sicológicas no
sean frutos de una ideologia materialista reductiva que en manera escóndida e insidiosa
(acechante) han introducido como conclusión científica aquello que es una ideología.
Así antes de tomar estos criterios de las ciencias humanas científicas, se debe hacer una
crítica antropológica para descubrir los resultados y purificarlos. Ya purificados van
introducidos en la visión aut´rntica del hombre que es la antropología integral, que está
abierta a la revelación. Cuando quiero entender que es el hombre debe mirar a Cristo
dira Juan Pablo II después.

4. MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y MORAL.

El Magisterio es una instancia interpretativa más no constituva de la verdad moral. Esto


quiere decir que el Magisterio no es el autor de la ley moral, más es el intérprete de la
Ley moral. Algunos piensan que el Papa puede cambiar las normas morales, para según
ellos poder ser más libres, pero esto no puede ser, porque el Papa no está sobre la
norma, pues él no es arbitro de la norma moral y no puede cambiarlas porque él mismo
percibe que no es el autor de la Ley sino su intérprete auténtico, pues se da cuenta que
el único autor de la Ley moral es Dios. Es su interprete porque tiene un don del Espíritu
Santo por el cual puede interpretar y explicar el mensaje en el mismo sentido del autor.
El Magisterio interpreta auténticamente en la fe y en las costumbres, es decir en la fe y la
moral. La fórmula “la fe que se debe creer y después aplicar, indica el objeto de
competencia del Magisterio”.

Hay una relación profunda entre fe y moral, porque de un lado la moral es necesaria a la
salvación, “no todo el que dice Señor, Señor, sino aquel que hace la voluntad de Dios”
“De una parte somos justificados a través de la fe, pero de otra parte seremos juzgados
sobre nuestras obras” Hay una justificación primera en la cual todo es gracia, más la
justificación plena y radical necesita de nuestra libertad.

Humanae Vitae 4 dice que la ley natural es obejto también del Magisterio. “ Es en
efecto incontrovertible como tantas veces han declarado nuestros predecesores que
Jesucristo, al comunicar a Pedro y a los Apóstoles su autoridad divina y al enviarlos a
enseñar a todas las gentes sus mandamientos, los constituía en custodios y en
intérpretes auténticos de toda ley moral, es decir, no sólo de la ley evangélica, sino
también de la natural expresión de la voluntad de Dios, cuyo cumplimiento fiel es
igualmente necesario para salvarse”.

La ley natural está implícitamente contenida en la Sagrada Escritura porque el decálogo


sustancialmente contiene los preceptos de la ley natural, además porque es necesaria
para la salvación y porque en Cristo plena verdad del hombre es contenida aquella luz
que permite descubrir la verdad del hombre

2. MODELOS INSUFICIENTES DE LA COMPRENSIÓN MORAL

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Moral Fundamental (Introducción)

Después de considerar la moral en su diversos aspectos, de su estapa de crisis y de la


argumentación del magisterio frente a la misma es necesario finalmente afirmar que el
obrar humano de los cristianos ha estado expuesto a múltiples desviaciones. A lo largo
de la historia del cristianismo han surgido modelos insuficientes, precisamente porque se
han parcializado en el enfoque que dan a su estudio, y por consiguiente han generado
formas incorrectas de vivencia moral. Los modelos son los siguientes:

5.1. MODELOS ÉTICOS BASADOS EN LA HETERONOMÍA

Una fundamentación heterónoma de la moralidad es la que pretende justificar los valores


morales por una realidad extraña a la persona. La heteronomía es una noción opuesta a
la autonomía. En el pensamiento Kantiano es donde se encuentra de un modo claro y
directo el significado moral de estos dos conceptos. Según Kant, la autonomía es la
constitución misma de la voluntad en cuanto ella es para sí misma una ley. Cuando la
voluntad sale de sí misma para buscar su propia justificación, entonces se deja guiar por
el principio de la heteronomía.

Existen muchas formas de fundamentación heterónoma de la moralidad. Vamos a


referirnos únicamente a algunas de ellas. Esta selección la hecemos teniendo en cuenta
tanto su objetiva importancia como las repercusiones que pueden tener en relación con
la moral cristiana.
-
Modelo basado en la prohibición (Tabú)

La fundamentación tabuística de la moralidad se puede ver de una manera clara en la


mentalidad ética de los llamados pueblos primitivos, sin embargo, existen de hecho
residuos tabuísticos en la concepción moral de hombres y grupos evolucionados
culturalmente. Tabú es una palabra de origen polinesio que se emplea para designar
una realidad, cuyo uso o contacto está prohibido al hombre. Por una moral que
fundamenta lo bueno y lo malo en la noción y en la realidad del tabú es una moral:

Precientífica: En cuanto que hace depender al hombre de una realidad anterior a todo
momento de cultura o de humanización.

Antihumana: en cuanto que admite que existe una realidad instramundana superior al
mismo hombre y sobre la cual este no tiene ningún poder.

Irresponsable: en cuanto que está sometida a leyes ciegas, maneteniendo al hombre


dentro de un estado de infantilismo sin dejarle llegar a la mayoría de edad.
-
Modelo basado en el Mito

Los mitos constituyen una forma de entender la realidad. En los mitos se plasman las
concepciones que los hombres tienen de su existencia. En ellos el hombre proyecta
toda la experiencia de su vivir. Por otra parte los mitos quedan sacralizados al ser la
plasmación de historias divinas acaecidas en los tiempos primordiales de la humanidad o
de un pueblo concreto. De este modo el pensar mitico origina un mundo de arquetipos,
de cuya producción reciben significado sacro y consistencia real el mundo humano. Los
mitos adquieren su plenitud en los ritos, al reproducir los gestos divinos, sobre todo en el
culto, el hombre se asocia a la acción divina y se introduce en la esfera de los sagrado.
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Moral Fundamental (Introducción)

La moral basada en una concepción mítico ritualista es una moral:

Evadida de la realidad humana; no tiene consistencia en sí misma la realidad humana;


solo vale en cuanto refleja la realidad mítica de los arquetipos primordiales.

Falsamente sacralizada; ya que se trata de una sacralización por empobrecimiento del


elemento humano, sacralización que por otra parte, comporta ritualizaciones no críticas.

Formulada en esquemas culturales ya superados, pertenecen tales esquemas a la


mentalidad precrítica.
-
Modelo basado en la Obligación extrínseca

Son también éticas voluntaristas las cuales se constituyen y se expresan a través de la


obligación extrínseca al valor moral; proyectan en una voluntad distinta del sujeto la
realidad del valor ético. En esta forma encontramos dos líneas:

La ética Nominalista: En este sistema la moralidad de la acción se mide, por su


correspondencia con la voluntad divina “ es bueno lo que Dios quiere y es malo lo que
Dios prohibe” por otra parte la voluntad de Dios se manifiesta de una forma positiva en
la revelación. Es ahí donde encontramos el querer libre de Dios. Por eso mismo es
necesario examinar lo que de hecho Dios manda y prohíbe para conocer la voluntad de
Dios.

La moral Casuista: Para el legalismo eclesial casuista la ley positiva, llega a constituirse
en mediación privilegiada tanto en los contenidos como en la misma estructura.
-
Modelo moral basado en la utilidad

En este modelo están aquellas formas de fundamentación ética que se apoyan sobre el
sentido funcionalista de la vida moral, pueden estar dentro de esta clasificación formas
muy variadas y divergentes de entender la moral, desde el utilitarismo moral clásico
hasta la moral consecuencialista de nuestros días pasando por las variantes de la éticas
altruistas, hedonista. Todas estas maneras de exponer la moral coinciden en entender
la vida moral en cuanto que proporciona otra realidad.

En conclusión en los modelos heterónomos de moral la persona queda al margen del


proceso de decisión, por eso la valoración global que se puede hacer de estos modelos
morales basados en la heteronomía es que suponen y propician la infantilización de la
conciencia cristiana. Bajo un régimen de heteronomía moral la comunidad cristiana no
alcanza aquellos grados mínimos de adultez que posibilitan a cada uno de sus miembros
ser sujetos de su propia vocación.

Para que la evolución moral alcance su madurez es necesario que el niño pase de la
heteronomía a la autonomía, si esto no sucede, de adulto vivirá en una vida moral
infantil. Es lo que sucede a la conciencia cristiana cuando vive la dimensión ética de la
fe con los modelos de heteronomía. Una de las aspiraciones de la reflexión crítica desde
Kant hasta nuestros días es la de formular y vivir una mora autónoma; una moral desde
el hombre y para el hombre. Es cierto que el contenido de la autonomía moral tiene
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Moral Fundamental (Introducción)

matices diversos según los diferentes autores que la propician; en algunos llega a tener
la función de un concepto límite que postula una situación utópica. Sin embargo, no se
puede negar que la búsqueda de la autonomía moral constituye un hito del espíritu
humano.

La autonomía moral no elimina la teonomía, es decir, su apertura a la trascendencia y su


consiguiente fundamentación religiosa. De hecho, se constata en los moralistas
cristianos más alertados del momento actual una tendencia a fundamentar la ética
cristiana en las raíces más estrictamente teológicas pero al mismo tiempo en las bases
plenamente afirmativas de lo humano. Vivir en autonomía moral es una de las
exigencias del cristiano actual

5.2. MODELOS BASADOS EN LA NATURALEZA HUMANA NORMATIVA

Las categorías de orden natural y de ley natural han sido muy utilizadas por la reflexión
moral católica como mediaciones expresivas del compromiso ético de la fe. Las
exigencias morales de los creyentes han quedado plasmada a través de unos modelos,
que giran en torno al concepto clave de naturaleza humana normativa.

En los últimos años hemos asistido a la crisis en la manera de entender y valorar el


concepto de naturaleza en relación con la moral. Se ha operado una revisión profunda
que es preciso tener en cuenta para percatarse del cambio en la estimativa de los
valores. Los avances científicos, la comprensión nueva del hombre, el diálogo
ecuménico han obligado a repensar el concepto de naturaleza humana normativa. Más
aún, se trata de ver si la naturaleza, sobre todo la naturaleza humana, puede seguir
siendo el lugar privilegiado de los valores morales.

El modelo moral basado en la normatividad de la naturaleza ha adoptado dos formas


principales en su funcionamiento; el uso ontológico abstracto y el uso físico biológico. El
primero se ha plasmado en la categoría de ley natural y el segundo en la categoría de
orden natural. Aunque las dos formas guardan una relación estrecha la estudiamos a
continuación por separado.
-
Modelo ontológico abstracto de la ley natural

Pocas mediaciones han tenido tanta vigencia en la moral, sobre todo en la católica como
ésta de la ley natural. Pero al mismo tiempo pocas expresiones están tan sometidas a
tan profunda contestación en la actualidad como ésta. El problema del derecho natural
está en el centro de la reflexión moral católica actual. Por una parte se acepta la
posibilidad de descubrir en la realidad humana una normatividad que dé sentido y oriente
correctamente el dinamismo histórico de la humanidad; algunas veces, a esta posibilidad
se la identifica, creemos que inadecuadamente, con la existencia de una ley natural.

También se acepta la necesidad de asumir el orden humano como mediación para hacer
operativo el dinamismo ético de la fe cristiana; con frecuencia esta afirmación se expresa
diciendo que la moral cristiana requiere como substrato la ley natural y que la revelación
se completa con la racionalidad natural a la hora de encontrar la normatividad humano
cristiana. Sin embargo, dentro de la síntesis la moral formulada mediante la ley natural
intentó crear una idea única de naturaleza humana, universalmente válida, pero las
formulaciones universales basadas en la ley natural son en muchas ocasiones
19
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Moral Fundamental (Introducción)

proyecciones de esquemas socialmente vigentes en la época determinada en que se


fraguó la categoría de ley natural. Más aún, podemos descubrir en la insistencia en la
ley natural un afán etnocentrista o un deseo de dominar, desde la propia manera de
entender y vivir la vida, las formas culturales de otros pueblos menos desarrollados. El
concepto de ley natural viene a ser parte de un concepto imperialista o colonialista.

La ley natural se ha presentado con frecuencia como un orden fijo, estático e inmutable.
Corresponde tal formulación a una visión estática de la realidad, además de esto dentro
de la síntesis de la moral cristiana la ley natural se ha entendido como participación de la
ley eterna, así como la naturaleza humana se comprendía como imagen y semejanza de
Dios. Con este esquema conceptual, el orden moral quedaba sacralizado lo cual es
totalmente perjudicial.

Finalmente en esta concepción la ley natural es fuente mediadora especial y principal de


normatividad humana, pero debe primero comprenderse en que sentido la ley natural
brinda elementos y hasta donde llega sus limitaciones hermenéuticas, pues sin una
comprensión global de la teología moral, la ley natural empobrece al hombre en cuanto
su futuro no obtenido y no contemplado de manera propia en su naturaleza, la misma
realidad de la salvación contemplada en un esquema reduccionista de ley natural se
hace incomprensible y por lo tanto no deseable
-
Modelo Físico biológico de orden natural

Este modelo tiene relación con el anterior, mientras que el modelo basado en la ley
natural considera a la esencia abstracta y ontológica como naturaleza normativa, el
modelo físico biológico trata de situar la normatividad en una consideración concreta de
la naturaleza humana. Obrar moralmente se identifica con el obrar según la naturaleza,
en este aspecto es importante retomar el papel de los estoicos, pues esta escuela ha
dado una importancia decisiva a la naturaleza como lugar de la normatividad moral para
el hombre. Para los estoicos la naturaleza, a la que hay que imitar, consiste en la
estructura universal de las cosas. He aquí los caracteres que la definen en cuanto tal: es
un todo, unitario y organizado; goza de autonomía; tiene el carácter de la necesidad, sus
leyes no pueden ser transgredidas. Esta naturaleza así descrita es una noción precisa y
coherente, ella puede presentarse como un modelo de vida: modelo de armonía para el
hombre dividido.

También es importante afirmar al respecto que en la historia de la moral ha existido otra


tendencia en la comprensión del orden natural, la que identifica la naturaleza humana
con la naturaleza animal, es decir, con los procesos biológicos. Ahí residiría el lugar
apropiado de la normatividad moral. La moral consistiría en identificarse a esos
procesos de tipo biológico. Esta noción de natural igual a procesos biológicos ha tenido
mucha importancia en la moral cristiana, y en este punto cabe recordar los pecados
contra la naturaleza y pecados según naturaleza

-
Conclusiones preliminares

Inicialmente damos por superados estos modelos físico biológicos pues parten de un
concepto ingenuo de la naturaleza y de la armonía desconocedora de la injusticia.
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Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (Introducción)

Además de esto se da una reducción de lo humano al aspecto biológico, pues la


normatividad ética no puede depender únicamente del orden biológico; ha de abarcar
todos los niveles de la persona.

Por otra parte esta comprensión estática de la realidad humana, al traducir la


normatividad ética de lo humano por la categoría de orden natural se apoyan en
posturas conservadoras y se proyecta una actitud de sospecha ante el cambio. La
cultura, la técnica, el progreso son considerados de comienzo como contrarios al orden
natural. Baste recordar la dificultad que han tenido los moralistas para aceptar las
intervenciones en el campo de biología humana. Sin embargo es importante afirmar que
el principio finalístico en la moral sexual y matrimonial ha sido un criterio decisivo. La
bondad o maldad de los comportamiento sexuales y conyugales se han medido
fundamentalmente por estos tres criterios: atenerse a la estructura natural fisiológica,
conseguir la finalidad pro creativa y realizarlos dentro de la institución del matrimonio.

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Moral Fundamental (El Sujeto de la Moral)

1. EL SUJETO DE LA MORAL

1.1. LA PERSONA HUMANA: SUJETO DE LA MORAL

La dignidad de la persona humana está enraizada en su creación a imagen y semejanza


de Dios, la cual realiza su vocación más profunda en la conquista de la Bienaventuranza
eterna, sin embargo, y pese a los central de la llamada divina en la vida del hombre,
corresponde al ser humano llegar libremente a esta realización. Por esta razón sus
actos deliberados, se conforma o no se conforman, al bien prometido por Dios y
atestiguado por la conciencia moral. Los actos humanos tienen elementos teológicos y
filosóficos de suma importancia, elementos que son de interés par las normas morales y
para hacer una reflexión también sobre el pecado.

4.1 INSUFICIENCIA DE LA MANUALÍSTICA TEÓRICA EN CUANTO SE REFIERE


A LAS ACCIONES.

La manualística en su tiempo era adecuada, pero más adelante será necesario


reflexionar sobre ella en lo referente a los actos humanos, y ahí es donde entra a jugar
un papel importante la teología moral, pues ella profundizará más esta visión.

La teoría del acto humano, viene resuelta en manera insuficiente por la manualística
teórica, tal es el caso de uno de los mejores manuales de inspiración tomista como es el
de Prümer, el cual dice que el acto humano tiene un ser físico y un ser moral; la
naturaleza física es su aspecto exterior, es decir el acto humano considerado como
cualquier cosa que acaece; el ser moral, es decir la naturaleza moral del acto que es la
relación entre el ser físico y la ley, la ley es la medida, juzga, mira el aspecto exterior del
acto humano y da un juicio. La cualidad moral de un acto resulta del parangón entre su
aspecto exterior y la ley.

¿Dónde está el defecto aquí? La insuficiencia la vemos por ejemplo en el caso de la


legítima defensa. Desde el punto de vista exterior se juzga el acto de la defensa como
idéntica a un acto de asesinato y en su aspecto moral como una excepción de la ley, así
la teoría manualística dice que la legítima defensa es una excepción legítima de la norma
del quinto mandamiento.

Otro ejemplo es el de la anticoncepción, la píldora anticonceptiva es un mal, más hay


casos en el que puede ser una excepción a la ley cuando por ejemplo una mujer puede
usarla terapéuticamente para regular sus hormonas. Desde el punto de vista exterior se
valora la toma de la píldora como tratamiento terapéutico idéntico a aquella mujer que la
toma para la anticoncepción, entonces aquí hay una excepción. La insuficiencia es que
mirando siempre las cosas desde el punto de vista exterior y metiendo la moral bajo este
punto de vista, siempre se estará colocando excepciones a la ley.

Un acto recibe su valor moral sobre la base del cálculo, de las ventajas y desventajas
que su cumplimiento comporta, el problema es ahora el de tener una verdadera teoría de
la acción que entienda el valor intrínseco de la acción como tal.

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4.2 CARACTERÍSTICAS DEL ACTO HUMANO.

Veremos aquí el acto no simplemente con lo ojos de un espectador externo que lo mira,
es decir, como jueces o confesores, sino que lo miraremos mejor desde el interior es
decir desde la persona que lo comete y lo realiza, para esto es necesario e indispensable
precisar algunas distinciones internas al acto que no siempre son percibibles
externamente, pero que definen prufundamente el calificativo moral correspondiente.
-
La primera distinción fundamental es la que hay entre acción humana y evento. Si
yo voy por la calle y me cae una teja en la cabeza de un edificio que está en
reparación, debo tener en cuenta si la teja cayó por accidente o fue lanzada a
propósito por alguien. Es cierto que el hecho como tal hace mal en los dos casos, sin
embargo y aquí es donde esta la diferencia, es gravísimo si la teja ha sido lanzada a
propósito por alguna persona.
-
Otra distinción necesaria se extrae de retornar a la Tradición clásica, la cual realizaba
una distinción entre actos humanos y actos del hombre. Los actos del hombre son
aquellos que uno cumple normalmente, independiete de su voluntad o querer propio,
pero que son necesarios para la realización de otros actos voluntarios, por ejemplo
toser hacer gestos, por el contrario los actos humanos, son aquellos que implican la
decisión voluntaria del sujeto y la intervención plena del consentimiento.
-
Igualmente es importante hacer la distinción entre hacer y actuar. Ya Aristóteles
había descubierto la distinción, que consiste en que el hacer tiene su consecuencia
en las cosas externas, es decir la acción recae sobre las cosas; el actuar, es la
acción humana en cuanto hay un fin permanente, el que la acción recae no solo en
el objeto, sino en el mismo sujeto que lo realiza. La praxis (hacer y actuar) tiene
un fin inmanente al actuar, el bien causado es intrínseco al acto mismo, tiene como
fin el perfeccionamiento de la persona que lo hace: por ejemplo, un carpintero hace
y tiene como fin producir sillas, a la vez que actúa para perfeccionarse como
carpintero. El criterio del hacer es la verdad del objeto, el criterio del actuar es la
verdad del sujeto, es decir que la actuación me perfecciona.
-
Otra distinción necesaria al respecto es la concerniente a La intención y la
elección; La intención es el acto de la voluntad que se lleva hasta el fin, la voluntad
que se dirige hacia un bien; la elección es en cambio el acto de la voluntad que se
refiere a los medios que sirven a alcanzar un cierto fin. Existe un nexo intrínseco
entre intención y elección, porque quien quiere buscar un fin, quiere también los
medios para llegar a él. La elección siempre encarna una intención. Es siempre en
la unidad de intención y de elección que la voluntad se determina.

Como conclusión podemos decir:


-
Yo al mismo tiempo que trabajo no solo produzco cosas, sino que también debo
hacer lo posible a trabajar sobre mí, para perfeccionarme. A través del hacer somos
llamados al actuar.

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-
En esta dimensión de los actos humanos indiscutiblemente el que busca ser bueno
debe buscar a la vez ser eficaz, por ejemplo un buen profesor no es aquel que lo es
sólo en técnica, un profesor bueno es aquel que también es bueno como sujeto. La
lógica de la perfección del sujeto busca también una eficacia en la acción.
-
Tomar la acción en su realidad de acto humano que perfecciona el sujeto significa
tomar la acción como camino intencional.

4.3 ACCIÓN INTENCIONAL DE BASE.

Es la acción humana tomada en su significado intrínseco y objetivo que la hace


compresible como camino, es la acción tomada desde el punto de vista del sujeto que
actúa y que en aquella elección encarna un cierto fin. Es bueno distinguir la acción
intencional de base, a las acciones intencionales ulteriores. Pongamos un ejemplo:

Supongamos que todas las mañanas dos hombres salen a trotar, y preguntamos a uno
¿qué hace?, nos dirá que trotar, le preguntamos que ¿por qué? y nos dirá que porque
quiere estar en forma, le preguntamos que ¿por qué quiere estar en forma?, y nos dirá
que para realizar mejor su labor cotidiana. Al otro haremos las mismas preguntas, y nos
dirá que trota todas las mañanas para estar listo a asaltar un banco y que no me
alcancen los policías.

De este simple ejemplo podemos decir: Que la acción en los dos hombres es la misma
pero la intención es diversa en cada uno de los dos. Para estar en forma: es una
intención intrínseca al acto, para realizar mejor la labor cotidiana y para robar: es una
intención subjetiva al acto.

Intención intrínseca del acto = Fini operis.


Intención subjetiva al acto = Fini operantis.

Entonces, ¿qué es la acción intencional de base? Es el acto humano tomado como una
elección intencional intrínseca al acto mismo separándolo de la finalidad que uno pueda
proponerse. El contenido intencional de una elección como medio para alcanzarlo. Las
intenciones ulteriores son aquellas que me sirven para llegar a la verdadera intención
que me propongo, es decir, al último fin que pretendo alcanzar.

Una acción humana tiene una serie de intenciones que se toman todas y después tiene
unas colaterales que son puestas aunque no queridas. Entonces nosotros tenemos la
obligación de establecer cuál es el objeto del acto humano y por esto no basta describir
exteriormente lo que hago, sino que debo también describir el objeto de la elección, es
decir, el objeto del acto humano es la elección separada de las intenciones
ulteriores que uno puede tener. Cuando la intención que describo de mi acto no
expresa la verdadera acción, es una intención ulterior. Normalmente es posible prever
los efectos posibles más no queridos de una acción, porque no son fines ni medios para
actuar. Así, las acciones morales adquieren su valor moral por algo intrínseco a
ella, a saber, la elección que yo hago.

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4.4 PERSONA Y ACTOS.

La acción humana manifiesta la persona en su dinamismo específico, la acción exprime


a nivel externo lo que brota del interior, es decir, la intencionalidad de la persona. Al
mismo tiempo que la persona se manifiesta como objeto en cuanto ella misma es el
contenido del actuar moral y a la vez término porque cada acción compromete a la
persona que lo realiza, así todo aquello que confirmamos y poseemos en la dimensión
inmanente del actuar, repercute en nosotros, a nivel externo, nuestras acciones nos
cambian también.

La persona es una pluralidad de componentes, -instintos, acciones, reacciones,


inclinaciones-, más al mismo tiempo hay una unidad profunda en el sujeto que actúa. La
unidad de la persona es el sujeto del actuar a través de una pluralidad de dinamismos y
manifestaciones que deben tender a formar una unidad profunda. El Desarrollo de la
moral como dimensión constitutiva de la persona, es la realización de la persona misma,
la persona es el fin del actuar humano. La moral no tiene como fin realizar la normas,
sino a través de las normas realizar la persona.

La persona tiene una naturaleza que le es propia en cuanto existente, ella no es una
libertad indeterminada, una realidad suelta y autónoma, pues en ella, hay un fin que
define el sentido de su existencia. De esta manera la moral tiende a realizar la persona
como tal, tiende a aquello que podemos llamar el bien de la persona, bien realizado a
través de los bienes para la persona.

La persona es más que la naturaleza, esto quiere decir que nosotros no somos
simplemente el ejemplar de una especie; la persona humana en cuanto llamada a una
relación única e irrepetible con Dios, en cuanto creada a su imagen y semejanza, supera
la naturaleza común, y está llamada a realizarse de una manera sublime, distinta a las
demás naturalezas. Las circunstancias de la vida definen aquella llamada singular que
es típica de la persona, la ley natural define el cuadro universal de los bienes humanos y
que es común a todos, más la moral no es simplemente respetar este cuadro común,
sino que es que cada uno de nosotros viva su vocación. La vida moral es sobre todo
regulada por la prudencia que es la virtud personal que permite acoger en las
circunstancias concretas aquello que es el bien moral. Esta prudencia para el cristiano es
Cristo que con los dones del Espíritu Santo, le permite discernir lo bueno y lo malo.

4.5 EL VALOR DEL ACTUAR HUMANO.

Santo Tomás de Aquino se pregunta, ¿Cuál es el acto humano perfecto? y ve al hombre


como acto primero que debe cumplirse en una acto segundo a través de su libertad. El
hombre es creado en una perfección limitada que debe completar. Somos creados en
vista a una perfección y esta perfección solo la alcanzamos por nuestra libertad. La
libertad tiene la responsabilidad de completar aquello que Dios nos ha dado. Dios nos ha
dado una primera actualidad, pero esta primera actualidad para alcanzar su
cumplimiento tiene necesidad de nuestra libertad, esta es la razón de la moral.

La moral se ocupa de esta responsabilidad que es confiada a nuestra libertad. Entonces


el acto perfecto para el cual hemos sido creados es el acto beatificante en el cual el

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hombre ve amando a Dios. Nosotros estamos hechos para cumplir esta acto perfecto,
una acto de conocimiento y de amor a Dios. Hemos sido creados para esto, un acto al
cual hemos sido elevados por gracia. Este acto beatificante, lleno de nuestra naturaleza,
lleno de amor y contemplación de Dios; este acto no puede cumplirse en el tiempo, es un
acto que puede cumplirse solo en la eternidad, aquí tenemos solo el anticipo de este
acto, tenemos solo las primicias de este acto, pues el acto perfecto, estable, eterno para
nosotros es imposible en esta vida terrena.

Entonces qué cosa es la vida terrena y los actos humanos que en ella realizamos? Santo
Tomás dice que estos actos son la preparación al acto beatificante. Los actos que
cumplimos en la historia son llamados a ser una preparación de este acto perfecto a
través de la elección que rodean los bienes humanos y que se refieren a nuestra
persona, a través de esta elección, preparamos la grande elección, el grande acto, a la
cual toda nuestra vida está llamada. Los actos humanos pues, nos pueden preparar para
este acto perfecto o también pueden alejarnos de este acto perfecto, hay es donde entra
a jugar nuestra libertad. El valor meritorio de los actos humanos radica en la proporción
de estos actos con el fin sobrenatural a la cual hemos sido llamados. Como el fin
sobrenatural es gratuito nuestros actos tienen valor meritorio solo por la gracia de Cristo.
Este es el valor sobrenatural del actuar humano.

Hay algunos presupuestos para el valor meritorio que son el valor humano y el valor
moral del acto. El valor humano del acto es ante todo su voluntariedad, no puede ser
meritorio si no es una acto libre, es decir consciente y deliberado. Dios quiere hacernos
un gran don y es el don de este acto perfecto, más este don exige que nosotros lo
aceptemos. El valor moral es el segundo presupuesto, éste es su correspondencia al
bien de la persona en el respeto de aquellos bienes substanciales de la persona que
constituyen la naturaleza humana. Aquí debemos distinguir el fin último y los fines
próximos, estos últimos son aquellos bienes morales objeto de la virtud, que son los fines
inmediatos de nuestra elección, nuestra libertad escoge el fin último a través de los fines
próximos. El valor moral de una acto es dado de su adecuación respecto a los fines
próximos de la virtud, respecto a los bienes substanciales de la persona. El valor moral
no depende del fin último como tal, depende de los fines próximos de la virtud, depende
del hecho que el objeto de una elección -que es el corazón del acto humano-, sea un
objeto que respete y realice un bien moral sustancial de la persona y a través de aquel
bien moral realiza el valor de la persona como tal.

El valor moral puede existir también cuando falta el valor meritorio de una acato, esto
quiere decir que un pecador puede cumplir también actos buenos desde el punto de
vista moral. No todos los actos del pecador, son pecado. Un hombre que no vive su vida
orientada hacia Dios es pecador porque no está en armonía con el fin último, sin
embargo, puede cumplir actos buenos. El valor humano es relativamente independiente
del valor meritorio de los actos, entonces la moralidad tiene su relativa independencia
respecto al valor meritorio.

2. LA LIBERTAD: PRESUPUESTO DEL ORDEN MORAL.

Como todas las realidades humanas más profundas, no es fácil ponerse de acuerdo
sobre la definición de la libertad moral. Máximo cuando se corre el riesgo de limitarse al
aspecto negativo de la excepción de coacciones o incluso al tono humanista,
preanunciador de tiempos futuros, bástenos por el momento asumir la presentación que
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de ella hace León XIII “Considerada en su misma naturaleza, esta libertad no es otra
cosa que la facultad de elegir los medios que son aptos para alcanzar un fin
determinado, en el sentido de que el que tiene facultad de elegir una cosa entre muchas
es dueño de sus propias acciones.

2.1. LA LIBERTAD EN LA BIBLIA

Para la tradición bíblica es fundamental la afirmación de la libertad humana. Hasta el


pecado del paraíso ha sido con frecuencia entendido en esa clave. Dios habría
concedido al hombre la responsabilidad sobre el mundo y sobre las obras de sus manos,
pero el hombre confío su destino y el del mundo a la serpiente, es decir, a las fuerzas
irracionales que lo eximen de tomar decisiones serias. Las diversas tradiciones bíblicas
reconocen sin dificultad que el ser humano goza del privilegio de la elección responsable
que le confiere la libertad de que disfruta por ser imagen de Dios Dt 24,16 se trata de un
privilegio ambiguo que puede situar al hombre en el mal camino Sal 4,65 pero también
en el buen camino Sal 1.

En un momento en que la cultura hebrea entra en contacto, y en confrontación, con el


pensamiento helenista, mucho más inclinado al fatalismo y más convencido de que el
destino de los hombres está en la voluntad de los dioses, la teología del libro del
eclesiástico se niega a admitir que Dios sea en modo alguno responsable del pecado
humano. Tanto la virtud como el vicio son el resultado de elecciones humanas libres.
Pero esa misma libertad y responsabilidad son garantía de la posibilidad de conversión
para el pecador Eclo 17,25-26.29

El Nuevo Testamento no se hace preguntas sobre la posibilidad de la libertad humana.


La supone, cada vez que profiere una exhortación a la conversión, sea en labios del
bautista, de Jesús o de cualquiera de los representantes de las tradiciones apostólicas.

2.2. CONSIDERACIONES PRELIMINARES DE LA LIBERTAD MORAL

La libertad es el poder radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar , de


hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo las acciones deliberadas. La libertad
es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La
libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza.
Hasta que no llegue a encontrarse definitivamente con su bien último que es Dios, la
libertad implica la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, y por tanto, de crecer en
perfección o de flaquear y pecar. La libertad caracteriza los actos propiamente
humanos. Se convierte en fuente de alabanza o de reproche, de mérito o de demérito.
En la medida en que el hombre hace más el bien, se va haciendo también más libre. No
hay verdadera libertad

La pregunta moral no puede prescindir del problema de la libertad, es más, lo considera


central, porque no existe moral sin libertad. La libertad es una de las características
esenciales del ser humano, una libertad que da significado a la existencia humana y, a la
vez, caracteriza el comportamiento humano como un obrar ético. Es decir, en cuanto
libre, se hace moral.

En la carta encíclica sobre algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de


la Iglesia, Veritatis Splendor, el Papa Juan Pablo II destaca la particular sensibilidad
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contemporánea con respecto a la libertad como fundamento de los derechos humanos y


expresión de la dignidad de toda persona humana, sin embargo, también advierte que
existe dos posturas extremas en la comprensión de la libertad que la niegan o incluso la
mitifican, traicionando su verdadero y auténtico sentido:
-
La Mitificación de la Libertad: cuando se llega hasta el extremo de considerarla
como un absoluto y, entonces, la fuente de valores. Es decir, se le atribuye al ser
humano el privilegio de fijar, de modo autónomo, los criterios del bien y del mal. Esta
visión niega la realidad teológica de la persona como criatura; y conduce a una ética
individualista en el momento que cada cual crea su propia verdad en la ausencia de
una verdad común a todos.
-
La negación de la Libertad: al entender los condicionamientos de orden psicológico
y social que pesan sobre la libertad humana como una negación de ella. Además se
llega a definir a la persona humana como simple y exclusivamente un reflejo de las
costumbres y hábitos culturales.

La adquisición moderna a favor de la libertad no se ha escapado de una situación que se


presenta a la vez como ambivalente y contradictoria. Por una parte asistimos a procesos
sociales que abren nuevas posibilidades de expresión de la libertad, mayores cuotas de
participación en lo social, el predominio del sistema democrático en lo político, y la
creciente auto - gestión mediante la pequeña empresa en lo económico; pero por otra
parte, existen signos de limitación de la libertad en los fenómenos de la masificación
social y homologación cultural que tienden a ahogar el Espíritu crítico y la capacidad
creativa del ser humano.

En la cultura moderna la búsqueda de la propia identidad a nivel personal, social, étnico


está acompañada por una mayor conciencia de los condicionamientos de índole
biológico, psicológico, social, político, económico y cultural del sujeto. El concepto
mismo de libertad se encuentra fuertemente distorsionado por la presencia de algunas
ideologías. Así por ejemplo, se da un concepto utópico que identifica la libertad con la
mera proclamación abstracta y formal de los derechos individuales sin la mediación e
implementación de las condiciones sociales necesarias para hacer posible el ejercicio
efectivo de estos derechos. Un concepto liberal capitalista que reduce la comprensión
de la libertad humana a la libre iniciativa del individuo en la sociedad sin prestar atención
a las exigencias objetivas de la justicia que sitúa el bien individual dentro del marco del
bien común, y un concepto privado de la libertad que le otorga un poder limitado en
algunos temas que se consideran de exclusiva responsabilidad de los individuos sin
referencia a la sociedad, y aceptando restricciones de lo que se estima como esfera
pública, sin relacionar adecuadamente lo privado con lo público y la interdependencia
entre ambas esferas.

Una comprensión correcta de la libertad humana, evitando los extremos de negación y


mitificación, implica la necesidad de afirmar por un lado, el fundamento y la posibilidad de
ejercicio de la misma y, por otro, el límite vinculado a la precariedad de la condición
humana, a su estar situada en el espacio y en el tiempo y, consiguientemente, a la
presión inevitable de los condicionamientos que sobre ella se ejercen. Se trata, en
definitiva, de hacer sitio a una visión de la libertad que, sin negar su consistencia, no
encubriendo su densidad real y, consiguientemente, los inevitables aspectos de
limitación que la connotan y la circunscriben.
28
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La libertad humana es una realidad compleja y es preciso comprenderla ubicados en el


marco de algunas precisiones necesarias:
-
La libertad humana no es absoluta; sino que está condicionada. Sin embargo, esto
no significa que el ser humano carece de libertad porque está totalmente
determinado por factores bio - psicológicos y socioculturales. Es una libertada
condicionada no determinada, es este el auténtico sitio de la libertada humana.
-
La libertad es un medio y no un fin porque dice relación a un objetivo o a una meta.
La capacidad de elección frente a distintas alternativas establece a la libertad como
un medio en función de una meta. Por tanto el ser libres de y el ser libre para
constituyen dos momentos dialécticos de una misma realidad ya que el ejercicio de la
libertad ser libre de, para poder autodeterminarse frente a las alternativas.
-
Sólo en la capacidad de renuncia y la madurez de la autodisciplina en función de un
valor superior se descubre el significado de la libertad y su ejercicio “nadie tiene
mayor amor por sus amigos que aquel que da su vida” Jn 15 13 La libertad madura
significa el ser libre frente a la propia libertad para poder justamente ejercerla
libremente. Así, es preciso no confundir una manera de ejercer la libertad con un
límite impositivo y coercitivo de la libertad
-
Lo principal es ser libre ya que la libertad es ante todo un modo de ser, un estilo de
vida, una actitud frente a la misma vida. Sin embargo, el hecho de ser libre implica el
tener libertades religiosas, económicas, políticas, etc. Ya que de otro modo el ser
libre seria una vaciedad. Estas libertades no son concesiones , desde fuera, sino
exigencias, desde dentro del ser libre; lo cual no implica que sean limitadas ya que
tienen que entrar en el universo de otras libertades para construir juntos una
convivencia respetuosa de la dignidad de cada cual.
-
El ejercicio de la libertad constituye un proceso porque la libertad es un don y una
tarea, un elemento constitutivo de lo humano y un quehacer. Uno se hace libre
liberándose. Las malas elecciones en el ejercicio de la libertad la restringen,
mientras las buenas las desarrollan y la hacen crecer.

2.3. LIBERTAD Y VERDAD

El comportamiento humano es aquel que es auto – determinado por la persona en


cuanto a su claridad, la cual la determina su inteligencia y conocimiento de las cosas y
además en cuanto a su fuerza por la voluntad. De esta manera el obrar humano es el
que procede de la voluntad iluminada por la inteligencia. Toda persona humana tiene
una tendencia natural a la autorrealización plena. El instinto de conservación, la
búsqueda de felicidad, la necesidad de amar y ser amado son algunas expresiones de
esta tendencia natural a la auto – realización. Por tanto, la libertad de elección no lo es
todo, ya que más importante aún es elegir bien. La auténtica libertad humana no
consiste tanto en la posibilidad de elegir cuanto en elegir lo que corresponde a un
crecimiento verdadero de la persona, de acuerdo con sus potencialidades y su
irrepetible vocación.

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Por tanto, el primer referente de la libertad humana no es la ley sino la verdad ya que
solo en la verdad puede encontrase consigo mismo la libertad y dirigirse hacía la
auténtica auto – realización de la persona. La verdad orienta la libertad, la encamina
hacía su plenitud y permite la convivencia humana. De esta manera la relación entre
libertad y verdad destaca a la moral como un camino en el seguimiento de Cristo,
verdad absoluta del hombre y para el hombre “ si os mantenéis fieles a mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”
En la persona de Jesús, el creyente descubre la verdad, porque el se presenta como tal:
“ Yo soy el camino, la verdad y la vida” Jn 14 6 Así la libertad moral, como libertad
fundamental, es por consiguiente, la auto - realización de la persona en la donación total
de sí misma al absoluto, es decir, en la caridad; auto - realización que es respuesta
positiva y activa a la gracia de Cristo y que se expresa a través de las opciones
particulares por los valores morales.

Fuera del ámbito de la libre voluntad no hay moralidad. La libertad divina es el absoluto
dominio de sí mismo, siendo su máxima expresión el obrar humano bajo el influjo de la
gracia divina. Cuando la libertad no se ejercita se atrofia y para ejercitarla se requiere del
conocimiento del bien, que no haya coacción de la libertad y se dé una decisión
espontánea para el bien.

El hombre es creado en vista de Cristo, esta afirmación permite resolver la cuestión de la


relación entre ética humana y ética cristiana. (Col 1,15-20) “ El es imagen de Dios
invisible, primogénito de toda criatura...todas las cosas subsisten en El “. (Ef 1,3-11) “ En
El nos ha creado ante de la creación del mundo...” Existe un diseño al interno del cual
hay una predestinación, así hemos sido predestinados, en esta predestinación nosotros
somos llamados a ser santos e inmaculados en la presencia de Cristo en la caridad;
Cristo se presenta para nosotros no solo como causa eficiente sino también como causa
ejemplar y como causa final de nuestra existencia, es el fin hacia el cual estamos
llamados, es el modelo que estamos llamados a reproducir. Hay un primado de Cristo
sobre la creación que ha sido querida en vista de El, el diseño del Padre -diseño que es
un misterio- tiene un centro y este centro es Cristo, no es simplemente el Verbo, sino
Jesucristo, es decir, el Verbo hecho hombre, este es el cristocentrismo objetivo como
tesis teológica, es decir, el primado de Cristo Jesús sobre toda la creación, como causa
final y ejemplar de la creación.

El hombre ha sido siempre querido, en vista de su participación en Cristo a la vida


eterna. El hombre se encuentra ante una doble gratuidad del amor de Dios: la gratuidad
del acto creativo a través del cual el hombre es llamado por Dios a participar a la
existencia, la creación es el primer don. Pero esta primera gratuidad es asociada una
segunda gratuidad, la gratuidad de la predestinación, es decir la de la gracia por la
cual estamos llamados a participar de la vida en Cristo, esta predestinación es
absolutamente libre de parte de Dios, así el hombre no puede adjudicarse el derecho a
ser llamado, a participar de la vida divina, la llamada que destina al hombre a participar
de la vida divina es una llamada absolutamente gratuita, es una llamada sobrenatural.

Entre estos dos gestos de gratuidad, el gesto creativo y predestinativo, existe una
diversidad esencial: en el primer gesto permanece la infinita distancia entre el hombre
criatura y Dios creador; en el segundo gesto es decir en la predestinación que eleva a la
criatura, el hombre participa de la misma vida divina. Esta diversidad significa que no
existe ningún derecho de parte del hombre para que sea llamado a la vida en Cristo,
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Dios habría podido crear el hombre sin llamarlo a la participación de la vida divina en
Cristo lo que significa que este acto es sobrenatural, es una gracia nueva e irreducible a
la naturaleza humana. Pío X en Humane Generis ha tratado de nuevo esta doctrina.

Dios crea el hombre y además lo eleva a esta participación divina, es decir, existe un
solo diseño divino, aquel que llama al hombre a la participación de su vida divina. La
hipótesis de la naturaleza pura, es decir, de la naturaleza creada más no elevada, no
tiene ningún valore, en efecto, ésta separa la naturaleza humana del fin sobrenatural. Lo
gratuito de la vida en Cristo, viene pensado en esta hipótesis como algo superfluo,
percibe la moral como natural, moral del hombre solamente como criatura, del hombre
que no necesita de la vida sobrenatural en Cristo, pero en realidad, el único orden de
hecho existente, es el orden de la vocación en Cristo, es decir, de hecho existe un solo
orden el de la salvación, un solo fin al que todos los hombres han sido llamados, y es en
este orden donde se debe colocar la creación. Desde siempre la creación es ordenada a
Cristo y encuentra en El su sentido. (G. S 22) (R.H. 10) “...En realidad solo en el misterio
de Cristo, encuentra pleno sentido la realidad del hombre”. “...En realidad el hombre que
quiere comprenderse a sí mismo, debe mirar a Cristo”. Esto significa que de hecho el
único orden existente es aquel que está ordenado a Cristo, esta finalización a Cristo está
inscrita en el corazón del hombre y por esto la fe es la única que me hace conocer el
verdadero fin del hombre, solo ella me da la prospectiva adecuada para comprender
hasta el fondo la experiencia moral.

3. IMPEDIMENTOS DE LA LIBERTAD

Entre los impedimentos para el ejercicio de una auténtica libertad encontramos los
siguientes:

3.1. LA IGNORANCIA

La voluntad a la que conviene la moralidad en sentido propio, solo puede decidirse en


pro o en contra de una acción en la medida que le es presentada por el entendimiento
según su cualidad moral. Mientras esta cualidad moral no sea conocida, la voluntad no
puede tampoco tomar posición responsable de ella. La Ignorancia puede presentarse de
dos formas muy bien diferenciadas por la moral.
-
La Ignorancia Invencible: Es aquella ignorancia que el hombre no puede vencer
aún con la mejor Voluntad, lo ignorado de esta manera, no puede desempeñar papel
alguno para la voluntad; por el hecho de ser ignorado, la voluntad nada tiene que ver
con ello, por esta razón una conducta que nace precisamente de una ignorancia
invencible real no puede serle imputada al hombre.

En este aspecto es importante el papel que sobre el particular ha jugado el


magisterio de la Iglesia para la calificación de ciertos comportamientos, pues ha
rechazo como inconveniente la sentencia según la cual, los comportamientos que se
deben a ignorancia invencible cargan al hombre de pecado, por ejemplo, condenar
como pecadores y paganos a quienes no profesan la fe en Jesucristo por no haber
oído nada de su mensaje y persona. O incluso aceptar como verdadera la sentencia
de que el inocentemente peca inocentemente se condena.

31
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-
Ignorancia Vencible: Este tipo de ignorancia es aquella que se puede vencer con la
simple diligencia ordinaria, en esta tiene parte la voluntad, por eso sus principales
raíces son la pereza y la malicia. En este tipo de ignorancia puede concederse que
la voluntad del que obra por ignorancia vencible no se compromete tanto en la acción
como la voluntad del que conoce suficientemente la calidad de la misma; de
conocerla tal vez se decidiría de otro modo. En caso de pecado su culpa es menor
que la del que obra a ciencia y conciencia.

La magnitud de la culpa depende de la negligencia en vencer la ignorancia. El


hombre como ser espiritual, está cabalmente obligado a adquirir aquella ciencia o
saber que necesita para subsistir y poder cumplir la tarea de su vida. Aminora la
culpabilidad la ignorancia simplemente vencible, para cuyo vencimiento se pone
desde luego algún cuidado, pero no diligencia suficiente.
-
Ignorancia Crasa o supina: Es la ignorancia para cuyo vencimiento no hace el
hombre absolutamente nada para salir de ella, vive con desinterés y
despreocupación aunque en su interior sienta la necesidad de alcanzar la ciencia
suficiente.
-
La Ignorancia Afectada: es aquella ignorancia en la que el hombre
voluntariamente mantiene el propósito de permanecer consciente en ella, la
causa de esta ignorancia no es la negligencia como tal sino el apego al pecado

3.2. INADVERTENCIA

Dícese, según el diccionario de la real academia que la inadvertencia, es propia del que
no advierte algo que lo puede afectar y que además para lo cual, por esta misma
condición, no está preparado, permanece distraído, por eso quien obra bajo esta
condición con facilidad habla u obra sin darse cuenta cabal de sus palabras o de lo que
pasa a su alrededor.

3.3. EL ERROR

Esta palabra viene del Latín. error, -oris. Y significa concepto equivocado o juicio falso, o
incluso puede significar también una acción desacertada o equivocada. En Derecho es
aquel elemento o vicio del consentimiento causado por equivocación de buena fe, que
anula el acto jurídico si afecta a lo esencial del mismo o de su objeto. Es un
conocimiento falso, disconforme entre el conocimiento y la realidad de las cosas en
cualquier acto o contrato jurídico. De esta manera podemos entender que el error
condiciona y limita la expresión total del conocimiento de causa, pues los medios que se
tienen para la valoración de una acción o son incompletos o simplemente no
corresponden a la realidad en cuestión, lo cual hace que el sujeto actué según
conocimiento presente de acción y no por mala fe o mala voluntad.

3.4. LA VIOLENCIA

Por lo que se refiere a la ejecución misma de un acto, baste recordar la violencia, física o
moral, que dificulta el ejercicio de la libertad. La doctrina de la Iglesia refiriéndose a
casos muy concretos de violencia conyugal, ha afirmado repetidas veces que la violencia
y la coacción pueden anular de tal forma la libertad y la responsabilidad que excusan a la
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persona de pecado. El ámbito y la gravedad de la coacción ha aumentado


considerablemente en nuestra sociedad. A la violencia nos tienen acostumbrados tanto
en el ambiente cotidiano de la calle como el espectáculo ofrecido cada día por los
medios de comunicación.

3.5. EL MIEDO

Por lo que se refiere a la voluntariedad del comportamiento humano responsable,


recuérdese la importancia del miedo, que coartando la libertad como nunca al ser
humano, puede llegar a anular la responsabilidad cuando se convierte en motivo
determinante de la acción. Sin embargo, aunque puede disminuir la responsabilidad y
culpabilidad personal, el miedo no legitima en principio la comisión de malas acciones,
como ha dicho la Iglesia a propósito de la aceptación de un duelo. De manera diferente
sería cuando se refiere a la colaboración en un acto de terrorismo o a la comisión de un
aborto.

3.6. ENFERMEDADES MENTALES

En esta sección se hace directa referencia a algunos características específicas tales


como la carencia de uso de razón suficiente: carencia o pérdida permanente por
enfermedades orgánicas y principalmente lesiones del cerebro o de naturaleza
endógena (psicosis), o pérdida transitoria causada por agentes perturbadores o
eliminadores temporalmente del uso de razón, drogas, embriaguez, hipnotismo, grave
perturbación del ánimo. En este punto se trata de aquellos supuestos, en que el defecto
se presenta en la esfera preferentemente cognoscitiva y con ello falla la base el acto
humano.

No todos los posibles trastornos mentales quitan totalmente el uso de razón, pero
ciertamente algunos pueden impedir o perturbar gravemente la capacidad crítica. Se
comprende aquí aquellas formas graves de neurosis, psicopatías y de otras
perturbaciones, por las que quedan especialmente alteradas la afectividad y la misma
voluntad. El defecto se desarrolla no sólo en el ámbito de lo intelectivo sino
fundamentalmente en la esfera de la voluntad y de la afectividad. Pero estos trastornos
al menos aparentes, no siempre afectan a toda la actividad del hombre, pero si cambian
la valoración objetiva de los comportamientos y su responsabilidad moral.

4. LOS ACTOS HUMANOS RESPONSABLES.

Los actos humanos como tal se califican como buenos o como malos en razón de su
referencia al fin último, que es, la felicidad. El entendimiento que penetra el significado
ético del acto, y la libre voluntad, que decide sin coacciones, son los elementos de que
dispone el hombre para realizar su moralidad en cada uno de los actos unificados por el
fin último. Los distintos condicionamientos que coartan el entendimiento o la voluntad, y
en consecuencia, alteran o anulan la libertad, darán origen a los diversos grados de
moralidad y de responsabilidad de la persona en sus elecciones morales concretas.

Así en este contexto los actos humanos pueden ser denominados según su
característica propia de la siguiente manera:

33
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Moral Fundamental (El Sujeto de la Moral)

-
Actos Libres: Se habla de un acto libre cuando este en todos sus elementos
constitutivos procede del orden de la libertad personal del sujeto, sin ninguna presión
o coacción externa, que condicione el actuar.
-
Actos Voluntarios: Se habla de actos voluntarios cuando además de realizarse con
plena libertad se realizan deseándolos y disponiéndose para su realización. Este tipo
de acto tienen su origen y desarrollo en el deseo personal del que lo realiza.
-
Actos Morales: Se habla de acto morales cuando su desarrollo afecta directamente
la consecución del fin propio del que lo realiza, es decir, cuando afecta su vida moral.
-
Actos Imputables: Cuando se realizan bajo la responsabilidad directa del sujeto
moral.

Además de esta clasificación general los actos humanos pueden clasificarse con
diversas denominaciones a manera de binomios:
-
Internos: Son los actos u operaciones voluntarias y conscientes que realiza el sujeto
moral y que no son perceptibles por los demás a no ser que el sujeto las haga
externas. En este tipo de acto podemos encontrar los deseos, los malos propósitos y
los malos pensamientos.
-
Externos: Son aquellos actos que son percibidos en el ámbito externo por los
demás y que pueden ser fácilmente interpretados y valorados, sin necesidad de la
intervención posterior del sujeto.
-
Natural: Son aquellos actos que se realizan sin el auxilio de la gracia sobrenatural,
sino con el ejercicio llano de las cualidades naturales propias de la condición
humana.
-
Sobrenatural: son aquellos actos que requiere el auxilio directo de la gracia para
poder ser tales(acto de fe)
-
Válidos: Son aquellos actos que reúnen las condiciones requeridas por al acto
mismo para producir sus efectos.
-
Inválidos: Son aquellos actos que carecen de los elementos constitutivos del acto y
por la misma razón no puede producir los efectos que se podrían esperar en su
realización.
-
Buenos: Son los actos que de suyo orientan hacía Dios, es decir, son aquellos
actos que tienen como fin directo a Dios mismo.
-
Malos: son los actos que intrínsecamente apartan de Dios y de sus dones, son los
actos objetivamente desordenados en orden al plan divino de la salvación. (a estos
se equiparan también la diferencia)
-
Lícitos: son los actos que se realizan en conformidad con la legislación vigente y
que se adecuan a sus normas y preceptos.
-
Ilícitos: son aquellos que se realizan al margen de la ley y que por lo tanto
constituyen un violación directa del derecho positivo.
-
Perfectos: Son aquellos actos que se realizan con plena advertencia,
consentimiento y libertad
34
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (El Sujeto de la Moral)

-
Imperfectos: Son aquellos actos que carecen de alguno de los elementos
constitutivos; libertad, advertencia, consentimiento.

De toda esta caracterización de los actos humanos podemos por extensión conceptual
afirmar que en todos ellos intervienen dos elementos constitutivos de todo acto
conscientemente realizado que son: la advertencia y la voluntad, las cuales le
imprimen características propias a los actos humanos.

4.1. LA ADVERTENCIA

La advertencia se define como aquella característica moral que acompaña al sujeto


moral en la realización de un acto y que particularmente le permite tener un grado
suficiente de conciencia de lo que va a realizar, comprometiendo así al sujeto como
responsable de la acción que realiza y de las consecuencias que de este acto se
desprendan. La advertencia puede presentarse de la siguiente manera, según sea su
grado de conciencia:
-
Plena: Es el tipo de advertencia en la cual se tiene conciencia completa y total del
acto que se quiere realizar.
-
Semiplena: Se presenta cuando el sujeto no está total y plenamente consciente de
la acción que realiza.
-
Perfecta: es el tipo de advertencia en la que se percibe totalmente la especie moral
de la acción.
-
Imperfecta: esta se presentan cuando en una acción sólo se perciben algunos
elementos constitutivos del acto que se quiere realizar.
-
Distinta: este tipo de advertencia se da no solo cuando se perciben los elementos
constitutivos sino que además se tiene claridad sobre su especie moral.
-
Confusa: Cuando aunque se adviertan los elementos constitutivos de la acción que
se quiere realizar no se tiene claridad completa sobre su especie moral.
-
Antecedente: esta se presenta cuando el sujeto que realiza la acción se da cuenta
de las características de la acción antes de realizarla.
-
Consiguiente: Esta se presenta cuando el sujeto advierte las características propias
de la acción después de realizada la acción.
-
Al acto: este tipo de advertencia se realiza cuando el sujeto de la acción se da
cuenta que realiza el acto como tal.
-
A la moralidad del acto: Si el que realiza la acción se da cuenta de la relación del
acto que realiza con el orden moral.

Sobre la advertencia se establecen los siguientes principios:

35
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (El Sujeto de la Moral)

-
Para que haya responsabilidad moral se requiere que el sujeto advierta el acto
sociológicamente considerado.
-
La responsabilidad será mayor o menor según el grado de advertencia que se tenga
al realizar el acto.
-
La advertencia consiguiente no afecta para nada la responsabilidad de una acción.

4.2. LA VOLUNTAD

Facultad y capacidad de determinarse a hacer o no hacer algo. Entrega, capacidad,


firmeza con la que se ejerce esta facultad. Es el deseo o el querer realizar una acción. El
acto voluntario puede ser:
-
Directo: Si se dirige al acto como tal.
-
Indirecto: Si se dirige a los efectos que va a producir.
-
Positivo: Cuando es voluntariamente realizado.
-
Negativo: Cuando es voluntariamente omitido.
-
Explícito: Si se manifiesta concreta y determinadamente.
-
Implícito: Cuando está incluido en otra acción.
-
Tácito: Si se desprende de otro acto.
-
Presunto: Si se supone su existencia.
-
Actual: Si la voluntad obra en el mismo momento del acto.
-
Virtual: Si la voluntad se tuvo antes del acto y sigue influyéndolo.
-
Habitual: Cuando la voluntad se tuvo antes del acto pero ya no influye en él.

Acerca del acto voluntario se deben tener en cuenta estos principios:


-
Los actos voluntarios imperfectos nunca constituyen pecado grave.
-
Para la validez de un acto que requiere el consentimiento de otra persona se
necesita que sea expreso.
-
A veces puede bastar el consentimiento tácito, pero en ningún caso el presunto.

5. FUENTES DE MORALIDAD

Se denominan así los diferentes elementos de la acción humana, que han de medirse
por la norma ética y que determinan la moralidad de la acción. Las fuentes de la
moralidad son presentadas en tres conceptos desde Santo Tomás: el Objeto de la
acción misma; el fin que con ella se persigue; y las circunstancias que la sitúan en un
lugar y en un momento concretos. Una acción humana será buena cuando los tres
elementos lo sean, y será mala cuando al menos uno de ellos choque contra los valores
éticos que reflejan las normas de moralidad.
-
El Objeto

El objeto del acto humano es el efecto que la acción produce de modo directo. Es el
resultado del acto humano, con independencia del propósito del agente y de las
circunstancias que lo acompañan. En principio, el objeto elegido es un bien hacía el
cual tiende deliberadamente la voluntad. Es la materia sobre la que versa el acto
humano. El objeto especifica moralmente el acto del querer , según que la razón lo
reconozca y lo juzgue conforme o no conforme con el bien verdadero y con la última
36
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (El Sujeto de la Moral)

verdad del hombre. La moralidad primera y esencial del comportamiento humano se


deriva del objeto moralmente considerado.

No se trata por tanto de un objeto material y físico, sino de un objeto moral y afectado
por los valores éticos imprescindibles. Siguiendo los mismos manuales católicos de
moral suelen afirmar que el objeto de una acción puede ser bueno, malo, o
indiferente. Tal afirmación es comprensible cuando se quiere dirigir la atención hacía
la acción concreta y el valor ético que representa. Pero es discutible, si se tiene en
cuenta que toda acción u omisión repercute de alguna forma en el proceso de
realización de la persona y en su responsabilidad, tanto hacía los demás o el medio
ambiente, como hacía la voluntad de Dios.
-
El Fin

Frente al objeto, el fin o el objetivo manifiesta la intención, que se sitúa del lado del
sujeto que actúa. Por estar ligada a la fuente voluntaria de la acción y por
determinarla en razón del fin, la intención del agente es un elemento esencial en la
calificación moral de la acción. El fin es el término primero de la intención y designa
el objetivo o el efecto buscado subjetivamente en la acción.

La intención es un movimiento de la voluntad hacía un fin; mira al término del obrar:


apunta al bien esperado de la acción emprendida. No se limita a la dirección de cada
una de nuestras acciones tomadas aisladamente, sino que puede también ordenar
varias acciones hacía un mismo objetivo; puede orientar toda la vida hacía el fin
último. Una misma acción puede estar inspirada por varias intenciones, como hacer
un servicio para obtener un favor, para satisfaccer la vanidad o bien para atender a
Cristo que desea ser atendido en sus hermanos más pequeños.

El fin del sujeto puede cambiar la moralidad del acto, al introducir un nuevo valor
ético en la decisión del agente, una finalidad buena puede hacer que un acto, bueno
por su objeto, se convierta en mejor; que un acto indiferente, sea bueno; y que un
acto malo lo sea menos. Por otra parte, una finalidad mala puede hacer peor un acto
que ya era malo en virtud de su objeto; puede convertir en malo un acto
aparentemente indiferente, y puede lograr que un acto bueno lo sea menos y aún
que termine siendo malo.

Sin embargo una intención buena no convierte automáticamente en bueno ni justo


un comportamiento en sí mismo desordenado y contrario a la verdad objetiva de la
moralidad. No basta un buen propósito. El fin no justifica los medios. Ni siquiera el
fin último absoluto, como es la glorificación de Dios puede justificar cualquier medio
histórico. Así, no se puede justificar la condena de un inocente como un medio
legitimo para salvar a un pueblo. Por el contrario, una intención mala sobre añadida,
como la vanagloria, convierte en malo un acto que, de suyo, puede ser bueno. Jesús
emplea este razonamiento al referirse a la limosna, la oración y el ayuno, antes que
concluir con una sentencia sobre la necesidad de purificar la mirada, es decir, la
intención Mt 61-23.
-
Las Circunstancias

Las circunstancias de la acción moral concreta son esas cualidades especiales de la


misma que no van necesariamente ligadas al objeto mismo de la acción. Ninguna
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Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (El Sujeto de la Moral)

acción moral acontece en abstracto, sino situada en unas mediaciones concretas.


Se suele decir que las circunstancias, comprendidas en ellas, las consecuencias, son
los elementos secundarios de un acto moral.

La mayor partede las veces no tienen una influencia notable sobre la moralidad de la
acción, como el hecho de que la limosna se de en jueves o en viernes. Pero hay
momentos en que ayuda a agravar o a disminuir la bondad o la malicia moral de los
actos humanos, cuando produce efectos complementarios buenos o malos, o al
menos ofrece la oportunidad para que tales efectos tengan lugar. Pueden también
aumentar o atenuar la responsabilidad de la obra. Las circunstancias no pueden de
suyo modificar la calidad moral de los actos: no puede hacer buena y justa una
acción que de suyo es mala

Para que una acto sea moralmente bueno, se necesita que los tres elementos
fundamentales de la moral sean buenos, para que un acto sea malo, se necesita que
solo una de estos elementos sea malo. El bien exige la simultánea bondad de todas las
tres fuentes, para el mal basta que se realice una sola.

Un ejemplo nos puede servir para explicar esto: Hacer la caridad a los pobres, es una
intención buena, pero si yo escojo como objeto para realizar esta intención robar dinero
para dar a los pobres, entonces el acto humano como tal no es bueno.

6. ACTOS INTRINSECAMENTE BUENOS O MALOS SEGÚN SU OBJETO

El acto moralmente bueno supone a la vez bondad del objeto, del fin y de las
circunstancias. Una finalidad mala corrompe la acción, aunque su objeto sea de suyo
bueno, como dar limosna, orar y ayunar, para ser visto por los hombres. Ninguna
finalidad buena justifica un acto malo.

El objeto de la elección puede por sí solo viciar el conjuto de todo el acto. Hay
comportamientos concretos, como la idolatría, el homicidio, la calumnia o el adulterio,
que siempre es un error elegirlos, porque su elección comporta un desorden de los
valores eticos objetivos, una prostitución de la verdad lógica objetiva.

Según la encíclica Veritatis Splendor la razón testimonia que existen objetos del acto
humano que se configuran como no ordenables a Dios, porque contradicen radicalmente
el bien de la persona, creada a su imagen. Son los actos que en la tradición moral se
han denominado Intrinsecamente malos: los siempre y por sí mismos, es decir, por su
objeto, independientemente de las ulteriores intenciones de quien actúa y de las
circunstancias. Por esto, sin negar en absoluto el influjo que sobre la moralidad tienen
las circunstancias y, sobre todo, las intenciones, la Iglesia enseña que existen actos que
por sí y en sí mismos independiente de las circunstancias, son siempre gravemente
ilícitos por razón de su objeto. El mismo Concilio Vaticano II, en el marco del respeto
debido a la persona humana, ofrece una amplia ejemplificación de tales actos “ Todo lo
qu se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios, el
aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la integridad de la
persona humana, como las mutilaciones, las torturas corporales y mentales, incluso los
intentos de coacción psicológica; todo lo que ofende a la dignidad humana, como las
condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la
esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes, etc. Todas estas cosas y
38
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (El Sujeto de la Moral)

otras semejantes son ciertamente oprobios que, al corromper la civilización humana,


deshoran más a quienes los practican que a quienes los padecen G.S. 27.

Sobre los actos intrinsecamente malos y refiriéndose a las prácticas contraceptivas


mediante las cuales el acto conyugal es realizado intencionalmente infecundo, Pablo VI
enseña “ en verdad, si es lícito alguna vez tolerar un mal menor a fin de evitar un mal
mayor o de promover un bien más grande, no es lícito, ni aún por razones gravísimas,
hacer el mal para conseguir el bien Rm 3,8. es decir, hacer objeto de un acto positivo de
voluntad lo que es intrínsecamente desordenado y por lo mismo indigno de la persona
humana, aunque con ello se quisiese salvaguardar o promover el bien individual, familiar
o social.” Humanae Vitae #14.

Si los actos son intrínsecamente, malos, una intención buena o determinadas


circunstancias particulares pueden atenuar su malicia, pero no pueden suprimirla: son
actos irremediablemente malos, por sí y en sí mismos no son ordenables a Dios y al bien
de la persona. Por otra parte, la intención de un acto es buena cuando apunta al
verdadero bien de la persona con relación a su fin último. Pero los actos, cuyo objeto es
no ordenable a Dios e indigno de la persona humana, se oponen siempre y en todos los
casos a este bien. En este sentido, el respeto a las normas que prohíben tales actos y
que obligan sin excepción alguna, no sólo no limitan la buena intención, sino que hasta
constituye su expresión fundamental.

La doctrina del objeto como fuente de moralidad, representa una explícitación auténtica
de la moral bíblica de la alianza y de los mandamientos, de la caridad y de las virtudes.
La cualidad moral del obra humano, depende de esta fidelidad a los mandamientos,
expresión de obediencia y amor. De esta manera como se ve en la cuestión de la
moralidad de los actos humanos y particularmente en la de la existencia de los actos
intrínsecamente malos, la cuestión se concentra en cierto sentido en la cuestión misma
del hombre, de su verdad y de las consecuencias morales que se derivan de ello.

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Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La Conciencia Moral)

1. NORMA SUBJETIVA DE LA MORALIDAD: LA CONCIENCIA


Antes de estudiar la noción de la conciencia en la reflexión propiamente filosófica y en
las formulaciones religiosas desarrolladas, es conveniente anotar las representaciones
que, de una manera espontánea y simbólica, han hecho los hombres en relación con la
instancia subjetiva de la moralidad. No cabe la menor duda que la primera forma de
abordar el tema de la conciencia moral es hacerlo a través de la simbología literaria y
religiosa que se ha usado y se sigue usando para hablar de este fenómeno humano. No
podemos decir que este tipo de expresión corresponda a un período especifico ; entre en
todos ellos como un condicionamiento a tener en cuenta.

Antes de que se elaborara una definición científica de la conciencia moral nos


encontramos en el lenguaje popular y en la historia de la literatura con toda una serie de
metáforas y comparaciones poéticas, por medio de las cuales el genio popular ha tratado
de descubrirnos de una manera intuitiva la naturaleza de la conciencia moral. He aquí
algunos de estos símbolos: Genios, Voz de Dios, Gusano, Juez, Testigo, acusador, etc.
Así podemos descubrir que en todos los pueblos ha existido la convicción de que el
hombre posee una facultad para discernir, de un modo u otro, la moralidad.

1.1. LA CONCIENCIA MORAL EN LA SAGRADA ESCRITURA

En el Antiguo Testamento no se encuentra un término técnico para llamar a la


conciencia, pero si hay referencia a ella y se hace con otros términos, que están
significado el sentido profundo de lo que le corresponde a la conciencia:
-
El corazón: El corazón aparece en el Antiguo Testamento como el testigo del valor
moral de los actos humanos. 1Sm 24,6; 2Sm 24,10; 1R 2,44; Jr 17,1; Job 27,6; Prov
21,2. El corazón es el lugar donde se interioriza la ley divina, viene a convertirse en
la ley interiorizada Dt 4,39; Jr 31,33; Ez 11,19. El corazón es la fuente de la vida
moral. El hombre camina por las vías del corazón y esta vía es buena o mala según
sea bueno o malo el corazón Is 57,17. Pr 29,27. La conversión de la conciencia se
conecta con el con el corazón Ez 6,9; Jr 23,9.
-
La Sabiduría: La noción de sabiduría en el antiguo testamento es sumamente rica,
por lo que respecta a nuestro tema abarca diversos aspecto de la prudencia y de la
conciencia. La sabiduría es fruto de la experiencia. Lleva consigo el sentido de la
agudeza, aparece relacionada con la elección de los medios en orden a un fin. La
posesión y el ejercicio de la prudencia comporta la práctica de las buenas obras.
Misericordia, justicia, prudencia etc. Pr 19,11; 1R 3,11.28.
-
Espíritu: Este junto con el corazón es la sede de toda la vida moral y religiosa. La
restauración de la vida moral se hará a través de una renovación del espíritu y del
corazón de cada uno Ez 11,10; 18,31; 36,23.

En el Nuevo Testamento la noción de conciencia está ligada a la compresión de un juicio


religioso, ella aparece como testigo insobornable del comportamiento humano Jesús no
utiliza la expresión conciencia sino corazón. 2Cor 4,2; 5,11; Rm 13,5; 2,15. También la
conciencia se considera una disposición moral común a todos los hombres Rm 2,14.

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Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La Conciencia Moral)

precisamente porque todos los hombres tienen capacidad de juicio moral. L conciencia
es también decisión moral 1Cor 8,10. La conciencia tiene que ser buena e irreprochable
Hch 23,1. La fe se relaciona con la fe y la Herejía. El cristiano perfecto es aquel que
tiene una fe sin dudas, sin compromiso con la herejía. No se tiene conciencia pura sino
se tiene la fe perfecta. La fe es una condición para una conciencia moral buena.
Finalmente el autor de la carta a los Hebreos relaciona la conciencia con el pecado y la
purificación Hb 9,14.

1.2. NATURALEZA DE LA CONCIENCIA

Tratando de profundizar sobre los contenidos de la conciencia es necesario partir de la


afirmación de que nos encontramos ante un fenómeno complejo, no reducible a
consideraciones simplistas y simplificadoras. Se acostumbra definir la conciencia moral
como la voz de Dios en el interior del hombre, esto gracias a la gran tradición cristiana,
sin embargo, esta definición dio origen a una cantidad de controversias que hicieron
necesaria una fundamentación del discurso sobre la conciencia con otro tipo de lenguaje
que especificara mejor la naturaleza de la conciencia moral cristiana. De esta manera
parece oportuno a este respecto acudir a la división freudiana de la conciencia, como un
medio de distinguir la naturaleza y el dinamismo propio de lo que llamamos conciencia:
estas son el subconsciente moral, la conciencia moral propiamente dicha y la
supraconciencia.

1.2.1. La Subconciencia

Entendemos por subconciencia moral aquellos aspectos y dinamismos que se dan en


la conciencia moral pero que no forman propiamente el núcleo consciente de la
misma. Se trata de etapas imperfectas en la génesis de la conciencia o de
inmadureces o retrocesos. Esta conciencia moral está formada por diversos
procesos que se podrían sintetizar de la siguiente manera.
-
La conciencia como eco de la Sociedad: Muchas veces vivimos el fenómeno de la
conciencia moral como un eco de la sociedad. Y esto es en parte inevitable.
Estamos condicionados por la historia; es un condicionamiento que no podemos
evitar; más aún, es un condicionamiento enriquecedor ya que no podemos comenzar
desde cero.

A veces creemos estar obrando en conciencia personal y no somos nada más que un
eco de la conciencia social. La savia cultural de la humanidad está condicionando
nuestra conciencia, y nosotros no somos más que ecos de esa conciencia cultural.
Esta afirmación ha sido exagerada muchas veces diciendo que no existe la
conciencia individual; únicamente se daría la conciencia colectiva, de la que sería
eco la conciencia individual
-
La conciencia como voz del Inconsciente: A veces se vive la responsabilidad
personal como respuesta a la voz del inconsciente, individual o colectivo. Se trata de
un condicionamiento vital que hemos de asumir. Tenemos que aceptar en nuestra
conciencia moral los influjos del inconsciente y tratar de recuperarlos, si se trata de
contenidos subconscientes fallidos, de integrarlos, si se trata de contenidos del
inconsciente colectivo y de armonizarlos con la conciencia, si se trata de contenidos
del inconsciente individual.
41
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La Conciencia Moral)

-
La conciencia como papel máscara ante los demás: La conciencia tiene muchos
aspectos del papel social que hemos de desempeñar ante los demás. Lo que los
demás esperan de nosotros se constituye muchas veces como voz de nuestra
conciencia. La responsabilidad así vivida, no es otra cosa que la representación
(máscara o teatro) que el individuo tiene que hacer ante los demás. Es evidente que
muchas de nuestras acciones las realizamos porque tenemos un rol social
determinado, pero esta realidad puede ser asumida, no pasivamente, si no de un
modo activo.
-
La conciencia como ideal del Yo: Freud descubrió un mecanismo interesante en la
formación del súper yo que para él constituía la conciencia moral. Este mecanismo
es la idealización del Yo. El yo se desdobla y se hace ejemplar o arquetipo de sí
mismo, dando origen a una serie de principios o criterios de actuación. No cabe
duda que muchas de nuestras actuaciones corresponden a esta exigencia del ideal
del Yo.

1.2.2. Aspectos Importantes de la Subconciencia

Los aspectos que debemos valorar de la subconciencia moral son los siguientes pues
esta considerada dentro del campo de la conciencia moral es fundamental:
-
Es evidente que el hombre no llega de manera certera y automática a la posesión de
una conciencia moral perfecta. Existe un proceso de preparación y de adaptación y
en este sentido los aspectos de la subconciencia son como el proceso de
preparación para la posesión de una conciencia moral madura.
-
La subconciencia tiene elementos que podemos interpretar como formas de pre-
moral en el sentido de que son condicionamientos de carácter pre-moral, pero en los
que tiene que apoyarse necesariamente la conciencia propiamente dicha, son los
condicionamientos biológicos y cósmicos que repercuten de un modo especial en el
fenómeno de la conciencia moral.
-
Puede considerarse la subconciencia moral como pseudo-moral, que es propiamente
la de aquellos que no tienen moral propia, sino que introducen en su interior la moral
del ambiente. Es la moral del súper yo. Cuando el hombre puede interiorizar estas
influencias, entonces asume la fuerza de una moral madura

1.3. EXPLICACIONES INSUFICIENTES DE LA CONCIENCIA

Una primera comprensión que se tiene de la conciencia es una comprensión


intelectualista, que considera la conciencia dentro de las estructuras y de las funciones
intelectuales del hombre. En esta comprensión la conciencia es el juicio último sobre la
moralidad de la acción.

El juicio de la conciencia se presenta como la conclusión de un silogismo que,


esquemáticamente se desarrolla de la siguiente manera:
-
Hay que evitar el mal ( Principio propio de la razón natural )
-
El robo es un mal ( Objeto de la conciencia Moral )
-
Por tanto, hay que evitar el robo ( Conclusión de la ciencia moral )
42
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La Conciencia Moral)

-
Esta acción es un robo ( Objeto de la casuística )
-
Luego, hay que evitar esta acción ( Conclusión impersonal )
-
Luego yo debo evitar esta acción ( Juicio de conciencia ).

Este silogismo exige naturalmente que en el estén integrados profundamente los


siguientes elementos :
-
La sindéresis.
-
La ciencia moral o conocimiento de los principios universales del obrar humano.
-
La práctica de la casuística o del juicio especulativo singular.
-
La capacidad de juicio especulativo personal.
-
La prudencia.

En todo este desarrollo de la conciencia moral podemos descubrir varias intenciones


sanas pero que exageradas se convirtieron en un problema para la comprensión del
juicio moral:
-
Fundamentalmente existía un afán por alcanzar una certeza moral, tratando de
deshacer toda duda o posibilidad de error. Ante todo se quiere hacer de la
conciencia una facultad de claridad en la vida moral personal. Capaz de distinguir
entre la ideas claras y distintas
-
Además de lo anterior el mismo acontecimiento histórico anterior influyó mucho en la
comprensión del nuevo fenómeno de ver la conciencia pues gracias a Nominalismo
se paso de una visión universalista a una visión particular. Por esta razón la
conciencia se estructuró como un sistema de aplicación de las leyes a situaciones
particulares. La conciencia vino a ser como un pequeño jurista que cada hombre
llevaba dentro para ver hasta donde le obligaba o no obligaba la ley. Se estableció
así una pugna entre la ley y la libertad; la conciencia era quien hacía de intérprete, de
árbitro y de juez. Proceso este que tomo su forma más característica con Descartes
que abrió las perspectivas del conocimiento del objeto pensado al sujeto pensante, y
que afianzó posteriormente Kant con la afirmación de la autonomía de la conciencia
personal.

En todo lo que hemos podido observar en el desarrollo de la conciencia moral desde la


perspectiva intelectualista, es claro que no podemos desechar las grandes adquisiciones
que para el tema de la conciencia nos ha aportado la época moderna. Son valores que
deben ser reasumidos en las siguientes etapas de la evolución cultural y teológica.
Sobre todo, tienen gran importancia los aspectos subjetivos e individuales introducidos
en la noción de la conciencia moral. Sin embargo, no podemos desconocer los grandes
fallos que ha tenido la exposición del tema de la conciencia en la moral posterior. En
particular nos referimos a los tres grandes choques intelectuales que han quebrado la
confianza del hombre en sí mismo, y que, en realidad podrían ser saludables y servir
poderosamente a la filosofía moral si supiésemos comprender las cosas como es debido.
-
El impacto del evolucionismo en la conciencia moral
-
Impacto del Marxismo en la conciencia moral
-
Impacto del psicoanálisis en la conciencia moral
-
Impacto del personalismo en la conciencia moral
-
Impacto del socialismo en la conciencia moral
43
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La Conciencia Moral)

Estos factores han provocado una variación en la manera de entender y vivenciar el


fenómeno de la conciencia moral. La teología Moral ha de asumir estos factores y
proponer una nueva concepción global de la conciencia.

Por otra parte en algunas corrientes de pensamiento moderno se ha llegado a exaltar la


libertad humana hasta el extremo de considerarla como un absoluto, que sería la fuente
de los valores. En esta dirección se orientan las doctrinas que desconocen el sentido de
lo trascendente o las que son explícitamente ateas. Se ha atribuido a la conciencia
individual las prerrogativas de una instancia suprema del juicio moral, que decide
categórica e infaliblemente sobre el bien y el mal. Al presupuesto de que se debe seguir
la propia conciencia se ha añadido indebidamente la afirmación de que el juicio moral es
verdadero por el hecho mismo de que proviene de la conciencia. Pero, de este modo,
ha desaparecido la exigencia de verdad, de tal forma que se ha llegado a una
concepción radicalmente subjetivista del juicio moral.

Como se puede comprender inmediatamente, no es ajena a esta evolución, la crisis en


torno a la verdad. Abandonada la idea de una verdad universal sobre el bien, que la
razón humana pueda conocer, ha cambiado también inevitablemente la concepción
misma de la conciencia: a esta ya no se la considera en su realidad originaria, o sea,
como acto de la inteligencia de la persona, que debe aplicar el conocimiento universal
del bien en una determinada situación y expresar así un juicio sobre la conducta recta
que hay que elegir aquí y ahora; sino que más bien se está orientando a conceder a la
conciencia del individuo el privilegio de fijar, de modo autónomo, los criterios del bien y
del mal y actuar en consecuencia. Esta visión coincide con una visión individualista,
para la cual cada uno se encuentra ante su verdad, diversa de la verdad de los demás.
El individualismo llevado a las extremas consecuencias, desemboca en la negación de la
idea misma de la naturaleza humana. Estas diferentes concepciones están en la base
de las corrientes de pensamiento que sostiene la antinomia entre ley moral y conciencia,
entre naturaleza y libertad.

Algunos autores queriendo poner de relieve el carácter creativo de la conciencia, ya no


llaman a sus actos con el nombre de juicios, si no con el de decisiones, aclarando que
solo tomando autónomamente el hombre estas decisiones el hombre podría alcanzar su
madurez moral. No falta quien piensa que este proceso de maduración sería
obstaculizado por la postura demasiado categórica que, en muchas cuestiones morales,
asume el magisterio de la Iglesia, cuyas intervenciones originarían, entre los fieles, la
aparición de inútiles conflictos de conciencia. Para justificar semejantes posturas,
algunos han puesto una especie de doble estatuto de la verdad moral. Además del nivel
doctrinal y abstracto, sería necesario reconocer la originalidad de una cierta
consideración existencial más concreta. Esta teniendo en cuenta las circunstancias y la
situación, podría establecer legítimamente unas excepciones a la regla general y
permitir así la realización práctica, con buena conciencia, de lo que está calificado por la
ley moral como intrínsecamente malo. De este modo se instaura en algunos casos una
separación, o incluso oposición, entre la doctrina del precepto válido en general y la
norma de la conciencia individual, que decidiría de hecho, en última instancia, sobre el
bien y el mal. Con esta base se pretenden establecer la legitimidad de las llamadas
soluciones pastorales contrarias a las enseñanzas del magisterio, justificando una
hermenéutica creativa, según la cual la conciencia moral no estaría obligada en absoluto
en todos los casos por un precepto negativo particular.
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Moral Fundamental (La Conciencia Moral)

1.4. LA CONCIENCIA MORAL EN EL CONCILIO VATICANO II

En la constitución Pastoral Gaudium et Spes No. 16. se encuentra una gran


estructuración de lo que la Iglesia expone sobre la conciencia moral y su dignidad:

“Existe en lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley


que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer, y cuya voz resuena, cuando
es necesario, en los oídos de su corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien
y que debe evitar el mal: haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley puesta
por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual
será juzgado personalmente.

La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se


siente a solas con Dios. Cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla. Es la
conciencia la que, de modo admirable, da a conocer esa ley, cuyo cumplimiento consiste
en el amor de Dios y del prójimo.

La fidelidad a esta conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar la
verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al
individuo y a la sociedad. Cuanto mayor es el predominio de la recta conciencia, tanto
mayor tienen las personas y las sociedades para apartarse del ciego capricho y para
someterse a las normas objetivas de la moralidad.

No rara vez ocurre que yerre la conciencia por ignorancia invencible, sin que ello
suponga la pérdida de su dignidad. Cosa que no puede afirmarse cuando el hombre se
despreocupa de buscar la verdad y el bien, y la conciencia se va progresivamente”

Esta comprensión de la conciencia moral puede ser una fiel herencia del aporte que al
respecto no dejó san Agustín, quien insistía mucho en la interioridad de la verdad. Para
él, la verdad es interior al hombre y al mismo tiempo es trascendente a él, es una luz que
no viene de él mismo, pues lo supera en capacidad. Así de esta manera la conciencia
pone al sujeto de frente a Dios, y por lo tanto esta sería el lugar íntimo del contacto con
Dios. Sería “Voz de Dios” que lo más íntimo y profundo del ser, nos trae la verdad de
Dios y nos reclama un contenido no solo religioso, sino también moral, nos llama al
respeto de los mandamientos. Sin embargo hay que advertir que esta definción debe
ser comprendida en u marco superior, pues en la definición agustiniana hay un error, y
es que no explica como la conciencia algunas veces se equivoca, sabiendo que es voz
de Dios, puede la voz de Dios equivocarse?

San Alfonso María de Ligorio afirmaba que la conciencia es recta cuando es conforme a
la verdad, es decir a la ley divina, por eso peca quien actúa contra la conciencia, sin
embargo, la conciencia puede equivocarse, por ignorancia invensible y aún en estos
casos obliga a obrar según su dictamen, cuando una persona actúa siguiendo una
conciencia invisiblemente errónea, no hace el bien, sin embargo, puede tener algún
merito su acción.
San Buenaventura afirma que la conciencia es como un heraldo de Dios y su mensajero,
y lo que dice no lo manda por sí misma, sino que lo manda como venido de Dios, igual
que un heraldo cuando proclama un edicto del rey. De esto deriva el hecho de que la
conciencia tiene la fuerza de obligar. Se puede decir pues que la conciencia da
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Moral Fundamental (La Conciencia Moral)

testimonio de la rectitud o maldad del hombre al hombre mismo, pero a la vez y antes
aún, es testimonio de Dios mismo, cuya voz y cuyo juicio penetran la intimidad del
hombre hasta sus raíces invitándolo a la obediencia. De esta manera la conciencia abre
al hombre a la llamada de Dios, a la voz de Dios. En esto reside la dignidad de la
conciencia moral: en ser el lugar, el espacio santo donde Dios habla al hombre.

1.4.1. Rasgos de la Conciencia Moral


-
La conciencia es una función de la persona y para la persona, no es voz de la
naturaleza, si no de la persona, por eso el orden moral se tiene formalmente no en
cuanto la persona se conforma a la naturaleza, si no en cuanto la naturaleza se
personaliza en la persona que habla con Dios. Para el cristiano la conciencia no
puede quedar reducida a ser función de la naturaleza, pues esta es valor de la
persona en cuanto que esta supone un salto cualitativo con relación al orden
cósmico.
-
La conciencia no es función de la ciencia. No es la conclusión de un silogismo,
como la conclusión de la premisa mayor, pues su mayor especialidad está en su
énfasis personalista.
-
La conciencia es función de unidad y de claridad dentro de la persona, pues
goza el alma de perfecta unidad interior y por lo mismo de perfecta salud, cuando no
solo la inteligencia se abre y se da a los verdaderos valores y la voluntad se entrega
al bien conocido, sino cuando su misma sustancia, allá en su más profundo centro,
se une con el Dios vivo, cuya acción la mantiene en la verdad, en el bien y en la
unidad.
-
De la conciencia recibe la persona su dignidad, en cuanto que la abre al diálogo
con Dios. Pero la persona da una dignidad inalienable a la conciencia. Esta no
recibe su dignidad de la verdad, es decir, de la ciencia moral, ni de la certeza, si no
de la persona. Por eso mientras la persona no pierda la sinceridad consigo misma, la
conciencia no pierde su dignidad de conciencia.
-
La conciencia es la misma persona referida, pues la conciencia no es una supra
estructura añadida a la persona, a modo de función o facultad nueva. Es la misma
persona en su dinamismo esencial hacía la plenitud de su ser. Es la misma persona
en cuanto se clarifica así misma en referencia a Dios y en cuanto expresa el mundo
valorativo humano.

1.4.2. La Conciencia: Norma interiorizada de la moralidad.

Al decir que la conciencia es norma de moralidad, afirmamos que la conciencia tiene una
fuerza normativa, más aún afirmamos que ninguna acción humana puede considerarse,
en concreto, buena o mala si no dice referencia a la conciencia. La fuerza de la
conciencia en cuanto a su función normativa puede comprenderse en dos niveles:
-
Es fuerza manifestativa, pues esta manifiesta el valor y exige aplicarlo a los casos
concretos de la persona, por eso dice el Concilio Vaticano II “ es la conciencia la que
de modo admirable da a conocer esa ley, cuyo cumplimiento consiste en el amor de
Dios y del prójimo”.
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Moral Fundamental (La Conciencia Moral)

-
Es fuerza autoritativa, pues no solo clarifica la situación, personal a la luz del valor
objetivo, sino que obliga y compromete a la misma persona, y tiene este sentido
obligante, porque la conciencia es el eco de la voz de Dios; es como la presencia de
Dios en el hombre.

la verdad moral es una verdad interior, que resuena en el corazón de la persona, es una
verdad que pone una obligación íntimo y no solo externo. Es desde el interno que la
verdad moral me obliga, pero la obligación de la conciencia me habla en nombre de una
verdad que es superior a mí, así esta verdad es íntima, superior y trascendental.

La verdad moral es también una verdad práctica, es una verdad no solo de conocer sino
de reconocer y con todo mi ser, es decir, no solo con la mente, sino también con el
corazón y con la disponibilidad de hacerla. Se conoce la verdad moral a través de una
connaturalidad virtual. “EL virturoso es la regla viviente del bien” (Aristóteles).

El deber moral es aquel deber que obliga a tí, y al mismo tiempo obligaría a aquel que
estuviera en tu puesto. La conciencia es un saber en conjunto que termina en el juicio
que realice. la conciencia es actuar según la conciencia y siempre hacer crecer la
comunión.

De esta manera podemos comprender que la conciencia ejerce una función de


mediación entre el valor objetivo y la actuación de la persona, pero no es una norma
autónoma, la conciencia no hace lo bueno o lo malo, sino que cumple un papel
manifestativo y obligante. Por esta razón la conciencia tiene una importancia decisiva en
la vida del hombre; es la fuente inmediata de donde fluye la moralidad de nuestra vida,
pues según los dictámenes de la propia conciencia será juzgado personalmente cada
hombre.

Por otra parte para que la actuación de la conciencia sea perfecta y correcta se necesita
que obre con rectitud, con verdad y con certeza, por eso ampliemos al campo de
reflexión en estos temas:

1.5. LA RECTITUD DE CONCIENCIA


-
La conciencia recta es la conciencia que actúa con la autenticidad de la persona.
Para ello se precisa que la persona obre de una manera coherente y trate de
encontrar el eco de Dios en su interior: puede darse conciencia recta que sea
verdadera y a la vez conciencia que sea errónea. Esta es la norma necesaria del
comportamiento. La rectitud de la conciencia es la que une a los cristianos con los
hombres de buena voluntad. La fidelidad a esta conciencia une a los cristianos con
los demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos
problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad. La conciencia
recta es la que da seguridad a la humanidad, pues cuanto mayor es el predominio de
la recta conciencia, tanto mayor seguridad tienen las personas y las sociedades para
apartarse del ciego capricho y para someterse a las normas objetivas de la moralidad
G.S. # 16. La conciencia recta tiene un dinamismo natural a buscar la verdad
objetiva; tiene un dinamismo a convertirse en conciencia verdadera. Pero a veces no
alcanza esta meta, por diversas razones de gran complejidad. En tales casos no
pierde la dignidad de la conciencia. Por esta razón existe un deber de formar la
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rectitud de conciencia: Es lo mismo que formar el sentido moral. La deformación de


la conciencia recta puede hacerse por diversos caminos; por despreocupación en
buscar la verdad y el bien y por la violación continua de la propia conciencia.
-
Conciencia Viciosa es la conciencia que no está de acuerdo con la verdad objetiva,
tanto en sus principios como en sus conclusiones, esta puede ser: Venciblemente
errónea, cuando el error puede ser vencido o superado e Invenciblemente errónea
cuando el error no puede ser descubierto o superado. En el caso de la conciencia
invenciblemente errónea, aunque exista error en la conciencia no por esto, esta
pierde su dignidad y por tanto su valor obligativo. En tal caso la conciencia
invenciblemente errónea es, de hecho regla próxima de moralidad.

Esta doctrina ha sido afirmada claramente por san Pablo en Rm 14,23. “pero el que
come dudando, se condena, porque no obra conforme a la fe, pues todo lo que no
proviene de la buena fe es pecado” Igualmente por el magisterio de la Iglesia e
igualmente por el magisterio de los teólogos. El Concilio Vaticano II ha afirmado
“que no rara vez, sin embargo, ocurre que yerre la conciencia por ignorancia
invencible, sin que ello suponga pérdida de su dignidad” G.S. # 16.

De esta manera lo que caracteriza la conciencia invenciblemente errónea son los


siguientes postulados:

La conciencia invenciblemente errónea, tanto si manda como si prohíbe, obliga lo


mismo que la conciencia recta verdadera; si permite exime de pecado. Así el que
con error invencible pensara que debe mentir por caridad, para librar un amigo de la
cárcel y no lo hiciera, pecaría contra la caridad. Con respecto a los derechos de la
conciencia invenciblemente errónea, hay que tener en cuenta lo siguiente. Tiene
derecho en el fuero interno y los demás tienen la obligación de respetarlo, pero sin
embargo no tiene derecho absoluto sobre el fuero externo, pues este está sometido a
los principios del bien común.

En cuanto a la conciencia Venciblemente errónea no puede ser nunca norma


legitima de moralidad. No se puede actuar con conciencia Venciblemente errónea;
hay que salir de ella, podemos pues resumir del siguiente modo: si el último juicio
práctico es culpablemente erróneo, el hombre peca, tanto si lo sigue, como si obra en
disconformidad con él. Y es mayor el pecado obrando con disconformidad, por más
que tal vez la acción sea objetivamente buena.

1.6. VERDAD DE CONCIENCIA

La segunda cualidad de la conciencia cuando se pone en acción, es la de perseguir y


adaptarse a la verdad objetiva. La conciencia no es fuente constitutiva de moralidad, ella
es fuente manifestativa y aplicativa de la moralidad, por eso mismo tiene que adecuarse
en su actuación a la verdad objetiva. Así la definición perfecta de conciencia se da
cuando hay adecuación entre la verdad subjetiva, con la verdad objetiva.

1.7.CERTEZA DE CONCIENCIA

Conciencia cierta: La tercera cualidad de una perfecta actuación de conciencia es la


certeza, pues la conciencia moral debe actuar con certeza, por eso existe una obligación
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de buscar y formar una conciencia cierta. Solamente la conciencia cierta es regla de


moralidad.

Conciencia Dudosa: El tema de la conciencia dudosa ha sido uno de los más


discutidos en la historia de la teología mora. La duda es siempre carencia de certeza, la
duda puede ser Positiva cuando en pro o en contra se presentan razones graves,
aunque no convincentes, negativa cuando después de una diligente investigación no
descubre argumentos contrarios, puede ser especulativa, si versa sobre la verdad teórica
de un principio moral o práctica si versa sobre la licitud de una acción concreta. Puede
ser también de derecho cuando versa sobre la ley o sobre los principios y su aplicación,
o duda de hecho si versa sobre una circunstancia concreta.

1.8. SICOPATOLOGÍA DE LA CONCIENCIA MORAL.

Para comenzar es necesario precisar en qué sentido hablamos de patología de la


conciencia. Se puede hablar de desviaciones de la conciencia en cuanto el hombre no
se atiene a las cualidades que debe tener la conciencia en su ejercicio: rectitud, verdad y
certeza, sin embargo no entendemos la patología de la conciencia en este sentido.
Cuando hablamos aquí de patología de la conciencia moral nos referimos a las
desviaciones que puede tener el ejercicio de la conciencia en cuanto obrar humano. La
infraestructura psicológica de la conciencia padece, a veces, una desviación que
repercute en el ejercicio de la conciencia moral.

Estas desviaciones suelen clasificarse teniendo en cuenta el criterio de normalidad o


anormalidad psíquica. De este modo aparecen tres grupos fundamentales:
-
Las desviaciones que no suponen enfermedad psíquica.
-
Las desviaciones que pueden clasificarse dentro de los cuadros de enfermedad
psíquica y que pueden estar dentro de la normalidad.
-
Las desviaciones que pertenencen claramente al campo de lo psicopatológico.

Entre el primer tipo de desviaciones podemos ubicar las siguientes:


-
Tendencia al Maximalismo Exagerado.

La conciencia tiene un dinamismo interno de tendencia a la perfección, entre la tensión


entre él yo real y el ideal del yo, que da lugar a una constante inquietud de conciencia
precisamente en aquellos que toman en serio la tendencia a la perfección, sin embargo,
en esta tendencia a la perfección pueden asechar diversos peligros, pues se puede caer
en el individualismo: fijarse demasiado en los asuntos de tipo individual y desentenderse
de las preocupaciones de tipo social; El excesivo perfeccionismo puede convertirse en
peligro de antropocentrismo y de soberbia, que en muchas ocasiones conduce a
desánimos y crisis de pesimismo ético religioso.
-
Tendencia al Minimalismo exagerado

Esta tendencia se encamina a minimizar las exigencias morales, en lo que tiene la


conciencia de rectitud, de verdad y de certeza. Este tipo de conciencia puede
manifestarse en el caso de conciencias invenciblemente erróneas como en la que es
causa de su error o de su advertencia, para evitar la conciencia laxa debe hacerse un
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esfuerzo de lucidez, preocuparse por la verdad moral; instruirse o pedir consejo;


entender el bien como algo que sirve para conseguir la perfección.
-
Tendencia al Fariseísmo

Las conciencias llamada farisaica tienden a multiplicar las prescripciones legales, las
observancias y las purificaciones, pero al lado de esto acepta contravalores mucho más
graves Mt 25,3-6. Su peligro está en dar preferencia a los textos frente a los valores
humanos, a la justicia legal frente a los valores humanos, a la justicia legal frente a la
justicia personal, llegando hasta la inflexibilidad que por deber quiebra a otro, siendo
como incapaz, por falta de asociar el bien general al bien particular.
-
Conciencia Perpleja

La conciencia perpleja constituye un caso especial de conciencia errónea. Nace de un


violento, aunque transitorio, estado de confusión de juicio. Ante la necesidad de tomar
partido, todas las alternativas parecen pecaminosas. En tal caso siempre que se pueda
aplazar la decisión, hay que empezar pidiendo consejo. Si no hay dilación posible, la
persona perpleja elegirá lo que ella crea “el mal menor” demostrando así su buena
voluntad.

En el segundo tipo de desviaciones se puede ubicar la siguiente:


-
Conciencia escrupulosa

Es aquel tipo de conciencia que se caracteriza por la presencia de aprensiones y de


temores que impiden al sujeto seguridad a propósito de la licitud de un acto que se ha de
plantear o de una acción ya realizada. La escrupulosidad no es una simple alteración de
una función intelectual o afectiva, si no una particular forma de existir, de la que se
derivan todas las alteraciones psicológicas y morales que, generalmente, se detienen a
considerar los autores.

En el tercer tipo de desviación se encuentran las siguientes:


-
Fluctuaciones de la conciencia, variaciones que pueden llevar incluso a la pérdida de
la conciencia.
-
Conciencia Obtusa, que se manifiesta como la dificultad de atención y concentración
junto con cierta desorientación.
-
Obnubilación, que es una evidente confusión mental.
-
Estados crepusculares, en este tipo de estado el paciente comienza actuar movido
por un tema religioso, político o de cualquier otra índole, emprendiendo una serie de
actividades.
-
Letargia que se manifiesta con estados de sueño invencible y duradero, del que no
se le puede despertar al enfermo si no es para volver a caer al instante otra vez en el
estado de sueño.

Por todo esto, es necesario precisar que la conciencia moral es la necesaria mediación
subjetiva de la moralidad, ella no genera la moral en cuanto que ella no crea la realidad,
sin embargo, por razón de su fuerza manifestativa y obligante, ejerce una función de
mediación entre la realidad y la actuación de la persona, así de esta manera
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necesariamente hay que educar la conciencia de tal manera que cada vez se tenga más
claridad sobre la actuación de la conciencia y sobre nuestro compromiso personal en las
obras que realizamos. La conciencia que no crea la verdad sino que la descubre y la
sigue, debe abrise a la plenitud de la verdad que es Jesucristo. Por esta razón toda
conciencia moral tiene su plenitud en la conciencia filial de Jesús que acepta hacer la
voluntad del Padre, y en este sentido se supera la dialéctica entre autonomía y
heteronomia.

1.9. FORMACIÓN Y EDUCACIÓN DE LA CONCIENCIA.

La conciencia es ingénita, pero no aparece desarrollada, sino que se debe formar


paulatina y progresivamente. Por tanto, el fin de la educación es formar una conciencia
que lleve a la persona al conocimiento de su deber moral y a la fiel realización del
mismo.

Requisitos fundamentales para la formación de la conciencia es el amor, el celo por la


verdad, preocupación por profundizar en el misterio cristiano, llegar a un conocimiento
sólido de los valores morales, el estudio, la reflexión y la relación con los medios
sobrenaturales.

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Moral Fundamental (La ley Moral)

2. NORMA OBJETIVA DE LA MORALIDAD: LA LEY

Para captar la noción exacta de norma moral es necesario comenzar por una doble
delimitación. Por una parte se habla de norma en distintos contextos teóricos y para
referirse a diversos niveles de la realidad. Existen normas sociológicas, normas jurídicas,
normas higiénicas, etc. La norma moral tiene en común con ellas el carácter genérico de
normatividad, pero se diferencia en cuanto se refiere a un ámbito peculiar y especifico; el
circunscrito por el valor y la responsabilidad morales. La norma moral es:
-
La expresión del valor moral, es decir, una mediación a través de la cual se formula el
valor moral.
-
Es la expresión lógica, en cuanto formula con exactitud el contenido del valor moral.
-
Es la expresión obligante, ya que con ella se pone de manifiesto la exigencia interna
del valor moral

De esta manera la norma moral tiene únicamente consistencia si está fundada sobre el
valor moral. Es este el que le da sentido y fuerza. Si no sirve como mediación del valor,
la norma pierde su sentido. Por otra parte, la norma se justifica en el universo moral
porque el hombre no capta de modo intuitivo y directo los valores sino a través de
mediaciones expresivas, su condición de ser necesitado de mediaciones, lingüísticas,
simbólicas, conceptuales, etc, se ponen de manifiesto en el terreno moral mediante el
uso inevitable de la norma moral, además la condición social del hombre exige las
objetivaciones expresivas del valor moral para propiciar el necesario intercambio y el
progreso en el campo de la ética.

Siendo la fórmula del valor moral, la norma tiene una función mediadora. Ahora bien, en
cuanto a estructura mediadora tiene necesariamente una ambivalencia, por una parte es
expresión del valor, en cuanto ilumina el sentido del valor e invita a la realización del
valor, pero a la vez la formulación normativa supone cierto obscurecimiento del valor, al
no poder recoger todo el sentido del valor, en cierta medida lo oculta.

De esta función ambivalente de la norma moral se deducen algunas conclusiones para


su recta comprensión. No podemos considerar la norma moral como un absoluto,
haciendo de ella un ídolo. Por definición, la norma moral es expresión mediadora del
valor, su razón de ser es instrumental y no absoluta, por eso toda consideración
reverencial de la norma supone una concepción falsa e idolátrica de la misma. Además
de esto la norma moral tiene una capacidad manipuladora, esta puede desvirtuar el
sentido del valor moral, puede orientar la responsabilidad moral por derroteros legalistas,
y hasta puede llegar a suplantar el valor constituyéndose en un absoluto. Por otra parte,
muchas formas de manipulación ética se sirven de las normas.

La norma moral surge de la experiencia del valor moral, es decir, el contacto con los
valores morales origina el sistema normativo. Ahora bien, la experiencia del valor moral
puede ser de distinta manera:
-
Si predomina la experiencia directa e inmediata de los valores morales, la norma
tiene grandes dosis de originalidad y de creatividad.

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Moral Fundamental (La ley Moral)

-
Si la captación de los valores se realiza a través de modelos vivos, entonces el
sistema normativo adopta una estructura narrativa
-
Si el contacto con los valores se realiza mediante objetivaciones autoritarias y
convencionales, la norma es rígida.

2.1. JERARQUÍA DE VALORES.

Cuando se hace referencia a la jerarquía de valores no se refiere a que unos valores son
exigidos de manera necesaria y otros no, pues los valores por ser valores son
susceptibles de ser recibidos y vividos por todos los hombres de cualquier raza o
condición social, y, además, por ser expresiones del orden moral objetivo siempre
expresan el camino del bien deseado. Por lo tanto solo se habla de jerarquía de valores
en el sentido en que entre todos ellos hay valores superiores que exigen más obediencia
que otros y de los cuales no podemos desligar nuestro camino de fe. Los valores más
centrales son los que más están ligados al ser como persona y lo disponen para una
plena relación con Dios. Son considerados decisivos el valor religioso y el valor moral. En
cada caso es recto preferir siempre el valor superior que el inferior.

Los bienes humanos hacia los cuales se dirige nuestra voluntad son jerarquizados según
una escala de importancia y según una escala de fundamentalidad, son bienes más
altos, más elevados que otros, y hay bienes más fundamentales, más basilares que
otros. Alrededeor de esto están aquellos bienes más urgentes. Y es en torno a estos es
que surge la pregunta si existe un conflicto entre valores morales?

Sin embargo tenemos que afirmar sin ningún temor, no pueden ni existen conflictos entre
los valores morales, porque el valor moral expresa el bien de la persona en un
determinado sector, en una determinada esfera de la existencia humana, en este sentido
todo valor moral se refiere a la realización de la persona como tal y no puede estar en
contradición con otro valor moral que debe realizar a la misma persona. Todos los
valores morales son unificados en el bien de la persona. Así nunca puede haber conflicto
entre valores morales ya que buscan todos ellos el bien de la persona.

Lo que si podemos decir es que los valores morales van realizados según su jerarquía
de importancia, de fundamentalidad y de urgencia, entonces desde este punto de
vista, nosotros podemos distinguir entre obligatoriedad de un valor moral e
imposibilidad de violarlo. Los valores morales no son todos en el mismo tiempo
obligatorios pues deben ser realizados en un orden. Si no puedo nunca violar un valor
moral, algunas veces debo suspender la realización de uno en vista de un valor más
importante o más fundamental. Nacen así tres ámbitos sobre los cuales debe realizarlo.

El ámbito del ilícito, es decir el ámbito de las normas morales negativas las cuales
indican que una cierta acción va contra un valor moral y viola la dignidad de la persona.

El ámbito de lo lícito, es decir aquello que no viola la dignidad de la persona, sin


embargo todo aquello que es lícito no es la mismo tiempo obligatorio.

El ámbito de lo obligatorio, es decir, aquel que promueve la dignidad de la persona.

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Moral Fundamental (La ley Moral)

De esta manera, decir que las normas son universales e inmutables significa decir que
existe un valor moral objetivo, el valor moral de la persona, que existe una naturaleza
humana común a todos los hombres que exige ser respetada siempre.

4.6 LA LEY Y LA FE EN CRISTO.

Hemos afirmado con relativa frecuencia, que siempre la norma o la ley busca proteger la
posesión plena y cierta de valores y que por eso, vivir la ley es garantizar la posesión de
un valor util y necesario para que las personas alcacen su fin. Ahora bien nosotros
hombres creados a imagen y semejanza de Dios no tenemos oto fin que Dios mismo
hacía el cual tiende toda nuestra existencia “nos hiciste para ti Señor, y nuestra alma no
descanza hasta que llegue a Ti”, decía San Agustín.

Por esta razón si el fin del hombre es sobrenatural y quien nos ha indicado este camino
es Cristo, luego el es la norma plena de vida para el hombre, que garantiza la
consecusión de su fin en Dios, El es la vía al Padre, “Yo soy el camino, la verdad y la
vida”. Cristo en su obediencia realiza un camino hacia el Padre. La humanidad de Cristo
idéntica a la nuestra es el lugar en el cual el Hijo de Dios vive su eterno obedecer al
Padre, por esto la humanidad concreta de Cristo se hace para nosotros la vía para llegar
al Padre, la norma a la cual debemos conformar nuestra vida.

Ya hemos visto cómo la ética cristiana tiene su fundamento en Cristo. Ahora trataremos
de entender cómo este fundamento se realiza en la elección, cómo nuestro ser insertado
en Cristo se realiza después en la vida cotidiana. Encontramos aquí el concepto
fundamental de norma. La norma es un criterio sobre la cual podemos basar el juicio si
una cierta acción es conforme al valor ético, es conforme al ser en Cristo; a través de las
normas nosotros podemos verificar si las acciones que realizamos en la vida cotidiana
corresponden a nuestro ser en Cristo. Por nuestro ser en Cristo podemos distiguir dos
tipos de normas en nuestra relación con Cristo:
-
Normas cristológicas generales

Que son las normas que derivan inmediatamente del hecho de ser en Cirsto y que se
realizan para nosotros en la fe y en el Bautismo, son aquellas normas que encotramos
expresas en san Pablo y san Juan, como: “Caminar en la luz nueva” “revestirse del
hombre nuevo y despojarse del hombre viejo” Estas normas son las que hacen del
hombre un ser nuevo.
-
Normas cristológicas particulares,

Que se refieren a situaciones de vida particulares, a acontecimientos precisos de la vida


y son los llamados códices éticos de la comunidad fraterna. Por ejemplo aquellas
indicaciones a cómo los esposos deben comportarse entre ellos, cómo los hijos deben
comportarse con sus padres, etc. Se deberá acoger aquí pues la intención que el
Apóstol nos quiere decir, más que la prescripción de la misma norma.

Es indispensable en nuestra reflexión tratar que ciertamente por la misma evolución


histórica existen muchos sistemas y modelos de vida que jamas fueron considerados en
la predicación o ministerio de Jesús, porque simplemente no existían, históricamente

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Moral Fundamental (La ley Moral)

hablando. Sin embargo, esto no significa que Cristo no siga siendo norma de este tipo
de comportamiento, la Iglesia a través del tiempo bebe de la fuente de la revelación e
ilumina el comportamiento moral de los hombres de tal manera que este garantice la
consecución de su fin.

De esta manera la teología moral hace uso de lo que se ha llamado “analogía de


proporcionalidad” que consiste fundamentalmente en que nosotros tratamos de hacer
aquello que Jesús hubiera hecho en esta circunstancia concreta. Las actitudes de Jesús
han dado origen a determinados actos, yo busco cuáles son los actos proporcionados
para responder como El, y en esta búsqueda, yo soy acompañado por el Espírtu Santo y
la Iglesia que me ayudan a comprender cuál acto corresponde a las actitudes de Jesús
en relación con mi situación concreta, así la interpretación de Cristo como norma
categorial concreta viene en y con la Iglesia. El Espíritu Santo es quien actualiza mi vida
en Cristo Jesús.

4.7 DISTINCIÓN ENTRE NORMA MORAL POSITIVA Y NORMAS MORALES


NEGATIVAS (V. S. 52).

2.1.1. Norma Moral Positiva

Una norma moral positiva es una norma que en positivo prescribe que cosa se debe
hacer, es una norma que indica un valor o describe una acción que promueve aquel
valor, estas normas valen siempre más no en todo caso. Esta norma me dice que un
cierto bien para la persona va realizado con una cierta acción, pero en la misma acción
puede haber otro bien mayormente urgente que pide la suspensión de esta acción. Por
ejemplo: Aquel que el domingo debe ir a misa, pero además debe cuidar un enfermo que
no se puede dejar solo en casa. En este caso la norma moral positiva viene sostenida en
su aplicación literaria, también el gesto de caridad santifica el domingo, realiza el
desarrollo de la norma aunque la prescripción literal de la norma no se pueda realizar. La
norma moral positiva vale, más no obliga cumplirla literalmente cuando hay otro valor
más urgente.

“Estos preceptos positivos, que prescriben cumplir algunas acciones y cultivar ciertas actitudes, obligan
universalmente; son inmutables; unen en el mismo bien común a todos los hombres de cada época de la
historia, creados para la misma vocación y destino divino. Estas leyes universales y permanentes
corresponden a conocimientos de la razón práctica y se aplican a los actos particulares mediante el juicio de
la conciencia. El sujeto que actúa asimila personalmente la verdad contenida en la ley; se apropia y hace
suya esta verdad de su ser mediante los actos y las correspondientes virtudes”.

2.1.2. Norma Moral Negativa

Las normas morales negativas son normas que prohiben un cierto comportamiento,
porque califican este comportamiento como siempre intrínsecamente contradictorio con
el bien de la persona. Por ejemplo: No cumplir un aborto directo o procurado, es una
norma que prohibe violar el bien de la vida. En esta situación la normas morales
negativas valen siempre y sin excepciones, es decir, nunca habrá una situación concreta
en la cual en nombre de valores altísimos se pueda violar esta norma. Las normas
morales negativas siempre valen y estamos obligados a cumplirlas.

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Moral Fundamental (La ley Moral)

“Los preceptos negativos de la ley natural son universalmente válidos: obligan a todos y a cada uno,
siempre y en toda circunstancia. En efecto se trata de prohibiciones que vetan una determinada acción
siempre y por siempre, sin excepciones, porque la elección de un determinado comportamiento en ningún
caso es compatible con la bondad de la voluntad de la persona que actúa, con su vocación a la vida con
Dios y a la comunión con el prójimo”

“ ...el hecho de que solamente los mandamientos negativos obliguen siempre y en toda
circunstancia, no significa que, en la vida moral, las prohibiciones sean más importantes
que el compromiso para hacer el bien, como viene indicado por los mandamientos
positivos. La razón es más bien la siguiente: El mandamiento del amor de Dios y del
prójimo no tiene en su dinámica positiva nigún límite superior, sino más bien uno
inferior, por debajo del cual se viola el mandamiento. Además lo que se debe hacer
en una determinada situación depende de las circunstancias, las cuales no se pueden
preveer globalmente con antelación; por el contrario, se dan comportamientos que nunca
en ninguna situación pueden ser una respuesta adecuada, o sea, conforme a la dignidad
de la persona...”

4.8 CAMBIO DE LAS NORMAS MORALES.

En este punto tenemos que interrogarnos sonbre los siguiente: De dónde proviene la
variedad de los juicios morales? En la historia verificamos situaciones en las cuales
vemos que se ha dado un cambio y excepción en las normas morales y que se
presentan en oposición a la universalidad e inmutabilidad de la norma moral.

Un caso de excepción es aquel que se refiere al préstamo a intereses que se convierte


en usura. En la doctrina de la Iglesia (Concilio Lateranense III 1179 y luego Clemente V
en 1312) hasta el primer medioevo, no se concebía un cristiano que prestara dinero a
interes, sin embargo, hoy esta norma no es aplicada. Antiguamente los que prestaban a
interés eran los hebreos y por esto eran discriminados. Entonces algunos autores de
teología moral preguntan ¿es esta la universalidad de la norma moral? Aquello que era
primero prohibido por la Iglesia como era el prestar dinero a interés, ahora se puede
realizar, y como conclusión dicen que basta simplemente esperar para que las normas
cambien.

Aquí tenderemos que decir, que lo que ha cambiado en esta norma es la materia de esta
misma y no la norma como tal, en aquel tiempo donde la sociedad era precapitalista el
dinero solo tenía un valor simbólico, entonces la norma expresaba la justicia del acto,
pues el no prestar dinero a interés en aquel tiempo, era no recibir más de aquello que se
había prestado. En esta sociedad capitalisata donde el dinero no tiene solo valor de
cambio, sino un valor de usos que produce un nuevo valor, entonces es claro que aquel
a quien yo he prestado una cantidad determinda, después de los años no puede
devolverme la misma cantidad, pues si se diera esto no habría justicia en aquel que me
devuelve aquello que le presté, porque en esos años el dinero se ha desvalorizado.

La evolución que ha hecho la doctrina de la Iglesia en este caso es una aplicación en


contextos diversos, donde en este caso el dinero no tiene el mismo valor. La norma
moral inmutable es aquella que dice que los cambios deben ser justos, la aplicación de
esta norma debe tener en cuenta el contexto y la materia a la cual se aplica. Porque
aquello que es justo en un contexto precapitalista no lo es en un contexto capitalista. Se
necesita distinguir entre la norma moral inmutable en sí, y la aplicación de la materia
en contextos diversos. Una cosa es el dinero -que no pertenece al ámbito natural de la
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Moral Fundamental (La ley Moral)

persona, más si al ámbito cultural- y otra cosa es por ejemplo el campo de las relaciones
humanas que pertenecen a la naturaleza de la persona y que permanecen estables.

Otro cuestión que va en oposición a esto es el de la legítima defensa. Hay que distinguir
entre aspecto físico externo de la acción y objeto intencional del acción. El objeto
intencional de la legítma defensa no busca acabar con la vida de alguien sino que se
busca la defensa de la vida contra aquel que me agrede.

4.9 CONOCIMIENTO DE LAS NORMAS MORALES.

Podemos aplicar a las normas morales también el concepto de adecuación. Una norma
moral es verdadera en cuanto se adecúa, en cuanto expresa adecuadamente el
conocimiento de la verdad respecto a la verdad del bien de la persona. Así tenemos:

El carácter prioritario obejtivo del valor respecto a la norma: Hay una objetivadad de
las normas morales, las normas morales son verdaderas en el modo en cual expresan la
verdad sobre el bien de la persona.

El carácter histórico del conocimiento de la moral: La norma moral se adecúa al


conocimiento de la verdad; el conocimiento históricamente es condicionado, es un
conocimiento que puede perfeccionarse entonces la norma moral puede gradualemtne
reflexionar siempre mejor el objeto que conoce, más nunca podrá contradecirlo. La
norma moral es objetiva y perfectible al mismo tiempo.
-
El conocimiento moral nunca es terminado, siempre hay un nuevo esfuerzo por
hacer, tiende a ser perfectible, busca alcanzar una verdad que es precedida por la
norma, puede siempre expresar mejor esa verdad. Debe haber siempre un nuevo
esfuerzo.
-
No se debe nunca confundir la existencia de un valor, con su aparición en la historia,
el valor pre-existe al conocimiento. Puede ser que en algún tiempo no se halla
percibido alguna norma, pero esto no quiere decir que no halla existido.
-
Es posible una claisficación axilológica entre las culturas. Existe una verdad sobre el
bien y el hombre, y esto permite juzgar las diversas culturas, es una verdad
transcultural.

4.10 LOS ABSOLUTOS MORALES.

Toda la gran tradición de la Iglesia ha afirmado siempre que existen acciones por sí y en
sí misma malas, es decir, que tienen una negatividad moral que no puede ser eliminada
por las intenciones del sujeto. Un claro ejemplo de esto lo podemos verificar en el
“Contro Mendacum” (Contra la Mentira) de San Agustín y dice entre otras cosas: “ En
cuanto a los actos que son en sí mismo pecados como el hurto y la fornicación... quien
dice que no son pecados cuando se cumplen por un buen motivo o que son pecados
justificados... si nosotros admitimos que en las acciones malas de los hombres no hay
que ver el acto como tal sino los motivos (buenos) por los que se hacen, decir esto es
confundir la moral en la sociedad...”

Al centro del juicio moral está el objeto del acto humano, hay objetos de los actos
humanos contrarios con el bien moral que por ningún motivo y ninguna circunstancia

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Moral Fundamental (La ley Moral)

puede hacerlos buenos. Las normas que prohíben estos actos son absolutas,
independientes de las circunstancias y de los motivos por los cuales determinados actos
vienen cumplidos. La individuación de estos actos en la historia de la Iglesia ha sido
progresiva, por ejemplo V.S. 115 dice que el núcleo de la enseñanza de la encíclica es la
universalidad y absoluteza de las normas morales.

“Cada uno de nosotros puede advertir la gravedad de cuanto está en juego, no solo para
cada persona, sino también para toda la sociedad, con la reafirmación de la
universalidad e inmutabilidad de los mandamientos morales y, en particular de
aquellos que prohíben siempre y sin excepción los actos intrínsecamente malos” (V.S.
115)

La individualización de los actos intrínsecamente malos, ha sido a lo largo de la historia


mostrado por algunos teólogos que han tratado de hacer un elenco de estos actos. Pío
XII en 1952 realizó uno de estos elencos, y la encíclica Veritatis Splendor, fundamentada
en el Concilio Vaticano II, repite algunos de aquellos actos que la constitución Gaudium
et Spes en su numeral 27 nos trae:

“Ahora bien, la razón testimonia que existen objetos del acto humano que se configuran
como “no-ordenables” a Dios, porque contradicen radicalmente el bien de la persona,
creada a su imagen. Son los actos que, en la tradición moral de la Iglesia, han sido
denominados intrínsecamente malos: lo son siempre y por sí mismos, es decir, por su
objeto, independiente de las ulteriores intencionalidades de quien actúa y de las
circunstancias. Por esto sin negar en absoluto el influjo que sobre la moralidad tienen las
circunstancias y, sobre todo, las intenciones, la Iglesia enseña que existen actos que,
por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias, son siempre
gravemente ilícitos por razón de su objeto” (V.S. 80).

“Todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los
genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la
integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas corporales y
mentales, incluso los intentos de coacción psicológica; todo lo que ofende a la
dignidad humana, como las condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos
arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de
jóvenes; también las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son
tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables;
todas estas cosas y otras semejantes son ciertamente oprobios que, al corromper
la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes
padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor debido al creador” (G. S.
27).

San Agustín nos dice que el lenguaje (la mentira), la sexualidad y la vida humana son los
ámbitos en que la persona se expresa en manera inmediata en relación con la otra
persona, y por esto es imposible violar uno de estos valores sin violar el valor de la
persona. Por ejemplo, una mujer que es casada, le piden que tenga una relación sexual
con otro hombre para así poder salvar su vida, la vida de su esposo y la de sus hijos. De
esta manera basados en la teoría de la ética de la situación -desarrollada más bien por el
existencialismo y el protestantismo que ven la vida no en todo su contexto sino en una
situación concreta- daba como solución: que se puede hacer el sacrificio de cometer
pecado en el cuerpo sin cometer pecado en el alma, y realizar un acto de caridad al
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esposo y a los hijos, pecar con el cuerpo salvando el alma. Esta ética de la situación ha
fructificado en otros modos, en lo que se ha llamado la ética del proporcionalismo.

Humane Vitae 14 considera la anticoncepción como un acto en sí mismo malo.

Por absolutos morales entendemos normas morales que describen ciertos tipos de
acciones, objetos posibles de elección y califican estas acciones como siempre
intrínsecamente malas y como tal prohibidas sin excepciones. Pero atención, los
proporcionalistas afirman que efectivamente existen actos intrínsecamente malos e
igualmente absolutos morales, pero estos últimos se refieren sólo a los actos
trascendentales; estas normas absolutas se refieren a las actitudes trascendentales más
no la acción concreta de quien las realiza. Entonces estas normas trascendentales son
simplemente una exhortación. “No debes odiar” es un absoluto y se refiere a lo
trascendental, pero no se refiere al carácter concreto de la acción de la persona

Es bueno tener en cuenta la distinción entre normas formales que son aquellas que se
refieren a las actitudes de la persona y normas materiales que son aquellas que se
refieren a un contenido concreto de las acciones. Aquí también cabe la distinción entre
dos categorías. Distinción entre bondad y rectitud: la bondad viene aplicada a la persona
en cuanto se extiende hacia el bien y la rectitud es categoría que se refiere a la acción
y su adecuación a corresponder a las exigencias. Es recta la acción y buena la persona
en su intención de cumplir el bien.

Cuando se dice que no hay absolutos morales se quiere decir que no se pueden
formular normas morales acerca de la rectitud de las acciones que sean válidas siempre
y sin excepciones. Por esta razón podemos encontrarnos con sistemas paralelos de
conceptualización de los absolutos morales, que los destruyen o atenúan su
obligatoriedad:

Utilitarismo: Una acción es buena en cuanto es útil para la mayoría de las personas que
en ellas participan.

Consecualismo: Indica no solo lo util, sino aquello que dice que el valor moral depende
de las consecuencias. Es una teoría moral que afirma que el juicio sobre el valor moral
de una norma denpende del cáculo de las consecuencias de la acción.

Proporcionalismo: Toda acción humana promueve una cierta cantidad de bienes y al


mimso tiempo produce un cierta cantidad de males, porque nosotros somos limitados en
nuestro actuar, e inebitablemente en nuestro actuar hay bienes y males limitados. El
proporcionalismo considera las acciones como eventos que acaecen y tiene
consecuencias. La prospectiva moral no considera los actos como algo que acaece, sino
como elección, entonces el acto que yo vivo como elección no tiene solo consecuencias
exteriores sino que tiene antes que nada una consecuencia interior para mí mismo, la
elección que realizo no solo cambia la exterioridad sino que primeramente me cambia a
mí. La elección que yo hago es autodeterminación, por tanto, su significado no solo es
transitivo sino trascendente. Si yo cometo un adulterio soy adultero, si yo digo una
mentira yo soy mentiroso, etc, aquello que me cambia es el contenido de la elección
como medio o como fin para lograr algo que me he propuesto.

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Moral Fundamental (La ley Moral)

Mientras mi voluntad elige algunas cosas, debe aceptar que puede tener algunas
consecuencias que pueden ser negativas, pero estas consecuencias no las quería. Los
actos van considerados desde el punto de vista del sujeto que las cumple no por las
consecuencias que vienen y que algunas no son queridas. Un ejemplo claro es, el de
aquel hombre que tiene un tumor en sus órganos genitales, el médico dice que se puede
curar pero esto hará que quede estéril de lo contrario morirá, ahora yo elijo que se me
opere, pero lo que quiero es curarme, la consecuencia de la esterilidad esta prevista
según me dijo el médico, más esta consecuencia no es querida por mí, lo único que yo
quiero es curarme, y aunque es cierto que llego a este fin quedando estéril, yo no quería
esta consecuencia. El error de los proporcionalistas es que ellos no ven diferencia entre
aquella voluntad que elige y aquella voluntad que permite.

3. LA LEY EXPRESIÓN DEL ORDEN MORAL

3.1. CONCEPTO, AUTOR Y CLASIFICACIÓN DE LA LEY.

El concepto de ley incluye el concepto de norma dentro de sí, pues si a una norma
añadimos la realidad de una voluntad competente que la de a conocer y que la imponga
como obligatoria, tenemos el concepto especifico de ley. Ahora bien, no todo el mundo
pueda dar la ley, si no solamente aquel que tenga derecho a imponerla a sus súbditos
en razón de la autoridad que le pertenece como tal y del bien común que debe
salvaguardar. Esta autoridad la tienen Dios, la Iglesia y los jefes de los estados.. Para
que una norma sea impuesta como ley se requiere, además:
-
Honesta
-
Útil
-
Estable
-
Suficientemente promulgada.

La ley se clasifica así:

- Ley Eterna

Según Santo Tomás, la ley eterna es el plan de la sabiduría divina en cuanto señala una
dirección a toda acción y movimiento. La ley eterna está preestablecida originalmente en
la esencia de Dios. Adquiere efectividad como ley por el libre decreto de la voluntad de
Dios de dar realidad a un orden de cosas perfectamente determinado, que incluye el
obrar y el deber del hombre. Por parte de Dios, su promulgación es un acto eterno, aun
cuando sea temporal el efecto pasivo de su promulgación, pues las creaturas solo en el
tiempo llegan a conocerla. La ley eterna de Dios es necesaria, en cuanto la norma del
ser, es norma necesaria de la acción, es libre relativamente a su promulgación, la cual es
tan libre como el acto de la creación de un mundo determinado.

Ninguna ley tiene fuerza si ella en cuanto ley no es manifestación de la ley eterna, o en
cuanto en ella encuentra sanción o el fundamento de su obligatoriedad. Por tanto, la ley
eterna es el plan de la Divina Sabiduría por la que se rige toda la creación. Es una ley
inmutable, regla suprema de la moralidad, todas las cosas están sometidas a ella y de
ella se derivan las demás leyes. La ley eterna es el orden de todas las cosas, de todo el
cosmos como ha sido establecido por la Sabiduria providente de Dios. La ley eterna es la
razón misma de todas cosas en cuanto establece para ellas mismas unos fines,
60
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Moral Fundamental (La ley Moral)

establece las vías para realizar estos fines, entonces la ley eterna podremos decir que es
la Sabiduría Providente de Dios que permite que todas las cosas alcancen su fin en
la armonía del bien común.

Mientras las cosas inanimadas son reguladas por leyes mecánicas, mientras los
animales se regulan por los instintos, el hombre participa de la ley eterna de Dios en una
fomra específica, en una forma propia, en una forma que respeta su naturaleza
excelente, el hombre participa de la ley eterna de Dios a través de su razón.

-
Ley Natural

Santo Tomás define la ley natural como la participación de la Ley eterna en la


naturaleza racional. La ley es una prescripción de la razón hecha en vista del bien
común, que es promulgada por quien tiene la autoridad de una cierta comunidad. La
razón de la ley es aquella de tender siempre a un fin, que es el bien común. No se puede
hablar de ley sin hablar del fin de la misma.

La ley natural es el modo en el cual una creatura dotada de razón, participa de esta
Sabiduría de Dios, entonces podemos decir que la ley natural es la razón misma del
hombre en cuanto naturalmente está ordenada y predispuesta por Dios a crear en
las acciones del hombre aquellas cosas que permiten que él se realice a si mismo
en la armonía del bien común. La ley natural es la misma razón del hombre que en su
evidencia original es participe de una Sabiduria superior que es la de Dios. Existen
pues, en la razón del hombre criterios originalmente presentes inscritos en su corazón
que lo llevan al cumplimiento del bien común.

Según Jak Marytain, la ley natural posee unas características, que hace que esta ley sea
racional, interior, personal y moral. Y añade que estos principios de la ley natural son
conocidos por connaturalidad y por tanto no son un códice fijo prescrito en el hombre,
sino más bien el proceso de un conocimiento connatural al hombre. Para aclarar mejor
habla la distinción que hay que hacer de las normas.

La ley Natural, es el orden moral al que la persona está ligada por el solo hecho de ser
persona humana, independiente de toda legislación positiva. Se fundamenta en Dios, es
parte de la ley eterna, obliga a toda persona en todo tiempo y lugar. Ninguna autoridad
puede cambiar nada de la ley natural, ni abolirla, ni dispensar de su cumplimiento. La
Iglesia es guardiana y maestra de la ley natural. Le corresponde custodiar, predicar,
interpretar y esclarecer la ley moral natural. Puede la iglesia señalar como obligatoria
alguna de estas posibilidades, pero nunca podrá abrogar partes de la ley natural.

La ley natural presente en el corazón de todo hombre y establecida por la razón, es


universal en sus preceptos, y su autoridad se extiende a todo los hombres. Expresa la
dignidad de la persona y determina la base de sus derechos y sus deberes
fundamentales. Esta ley es conforme a la naturaleza, extendida a todos los hombres, es
inmutable y eterna, sus ordenes imponen deber; sus prohibiciones apartan de la falta.
Es sacrilegio sustituirla por una ley contraria.

La aplicación de la ley natural varía mucho; puede exigir una reflexión adaptada a la
multiplicidad de las condiciones de vida según los lugares, las épocas y las

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Moral Fundamental (La ley Moral)

circunstancias. Sin embargo, en la diversidad de culturas, la ley natural permanece como


una norma que une entre sí a los hombres y les impone, por encima de las diferencias
inevitables, principios comunes.

La ley natural es inmutable y permanente a través de las variaciones de la historia;


subsiste bajo el flujo de ideas y costumbres y sostiene su progreso. Las normas que la
expresan permanecen substancialmente valederas. Incluso cuando se llega a renegar de
sus principios, no se la puede destruir ni arrancar del corazón del hombre. Resurge
siempre en la vida de individuos y sociedades:

El robo está ciertamente sancionado por tu ley, Señor, y por la ley que está escrita en el
corazón del hombre, y que la misma iniquidad no puede borrar. La ley natural, obra
maravillosa del Creador, proporciona los fundamentos sólidos sobre los que el hombre
puede construir el edificio de las normas morales que guían sus decisiones. ö Establece
también la base moral indispensable para la edificación de la comunidad de los hombres.
Finalmente proporciona la base necesaria a la ley civil que se adhiere a ella, bien
mediante una reflexión que extrae las conclusiones de sus principios, bien mediante
adiciones de naturaleza positiva y jurídica.

Los preceptos de la ley natural no son percibidos por todos de una manera clara e
inmediata. En la situación actual, la gracia y la revelación son necesarias al hombre
pecador para que las verdades religiosas y morales puedan ser conocidas «de todos y
sin dificultad, con una firme certeza y sin mezcla de error». La ley natural proporciona a
la Ley revelada y a la gracia un cimiento preparado por Dios y armonizado con la obra
del Espíritu.

Es necesario en este momento establecer la clara distinción que existe entre el derecho
natural y la ley natural. La ley natural se refiere a lo bueno, el derecho natural se refiere
a lo justo, al orden jurídico del hombre con el hombre, de comunidad a individuo, de
comunidad a comunidad.

La concepción platónico agustiniana busca la presencia de la ley natural del hombre del
lado de la razón, en cuanto esta participa de la ley eterna de Dios en virtud de su
irradiación por las ideas divinas. Más tarde Santo Tomás, y con él toda la escuela
aristotélica, hacen más hincapié en el orden creado y en la posibilidad de conocer las
exigencias que presenta. La ley moral natural hace oír su voz no solo a través de la
inteligencia, sino también mediante la innata inclinación de la naturaleza humana hacía
el bien.

En las sagradas Escrituras encontramos claras referencias a la ley natural. En el libro


del Deuteronomio 30,11-14 se afirma “no está la ley lejos de ti... la tienes en tu boca, en
tu mente” puede muy bien interpretarse como una alusión a la conveniencia
cognocibilidad natural de la ley. En todo caso, la segunda tabla de los diez
mandamientos no contiene nada que rebase la ley natural. En los libros sapienciales se
encuentra reflexiones más profundas acerca de la cognocibilidad del bien aún por parte
de los paganos. Cuando Cristo pregunta ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo
que es justo? Lc 12,57. se refiere sin duda a la facultad natural de conocer las verdades
morales y juzgar sobre ellas. San Pablo enseña claramente en Romanos 2,14;1,32. que
la ley natural es la revelación del creador, que está incluso escrita en la razón y el
sentimiento de los paganos y que desde el fondo de la conciencia acusa al hombre de
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Moral Fundamental (La ley Moral)

sus malas acciones privándole así de toda excusa. Su predicación a los fieles se basa
siempre en el presupuesto de la revelación natural y la naturaleza racional del hombre.
Pero en la motivación y fundamentación de su doctrina moral, parte siempre de la
palabra de Dios y de la eficacia de su gracia.

Los principios fundamentales de la ley natural pueden ser conocidos con seguridad por
todo hombre normal, pues son evidentes por sí mismos, su principio más general es
este; “haz aquello que reconozcas como bueno, “lo que no quieras para ti no lo desees
para otros”, a cada cual lo suyo. Las consecuencias y aplicaciones más inmediatas de
estos preceptos morales no pueden repudiarse fácilmente sin culpa. Por el contrario, un
individuo que vive en un ambiente moralmente inculto, sobre todo si aún no ha sido
iluminado por la fe, puede fácilmente errar en cuanto a las consecuencias más remotas
de la ley natural, por más accesible que estas en sí mismas sean a la simple razón. La
causa general es el desorden causado por el pecado original; como causas particulares
obran el influjo del ambiente, la corta inteligencia y la poca delicadeza moral del
individuo.

La ley natural es en sí misma, inmutable. Su aplicación en cambio, varían según


cambien las circunstancias. Así por ejemplo, es invariable el principio según el cual todo
hombre, incluso en cuanto a su trabajo, tiene derecho a que se respete su dignidad
humana y se permita su desarrollo de aptitudes personales. De este principio hubiera
debido deducirse siempre, por ejemplo, la prohibición de la esclavitud propiamente dicha.
Contra la invariabilidad de la ley natural se podrían aducir algunos hechos del Antiguo
Testamento que aparentemente la contradicen: el sacrificio de Isaac Gn 22,1. la orden
de exterminar a los cananeos Dt 7,2. el despojo de los egipcios por los israelitas al iniciar
el éxodo Ex 12,35. esto último se puede explicar muy bien como indemnización por
trabajos no pagados; los dos primeros hechos no contradicen el quinto mandamiento,
que prohíbe matar por propia autoridad a un inocente; pues el sentido propio del
precepto es que el derecho absoluto de la vida y de la muerte incumbe a Dios y no al
hombre. Y Dios puede ejercer ese derecho no solo por medio de las fuerzas de la
naturaleza, si no aún por medio del hombre. El puede poner término a la vida de un
inocente y concederle con ello la mayor gracia.

A este respecto es oportuno preguntarse si puede existir un caso de dispensa de la ley


natural. Es claro y evidente que no puede haber dispensa de la ley natural. Podrían
quedar, sin embargo, suspendida la aplicación de algún principio de nuestro derecho
natural, siempre que se produjera un cambio de naturaleza, no un simple cambio de las
circunstancias exteriores. Nuestra naturaleza humana después del pecado original, con
las inclinaciones que este le imprimió quedó sin duda en peor condición que la
naturaleza primitiva. De ahí que sin las gracias de la redención, las fuerzas del hombre
caído no alcancen la misma altura moral que las de una naturaleza incólume

-
Ley divina – positiva

Procede de la libre e inmediata determinación de Dios comunicada por la Revelación.


Esta ley se ha expresado en dos etapas.

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Moral Fundamental (La ley Moral)

 Ley Antigua (Antiguo Testamento)

La ley moral del Antiguo Testamento es la revelación clara de la ley moral natural. Cierto
es que por el pacto amoroso de Dios con el pueblo, recibe más precisas determinaciones
y sanciones más altas. Las normas morales veterotestamentarias se encuentran
compendiadas en el decálogo y en el mandamiento supremos del amor. Su fuerza
obligatoria descansa como normas de derecho natural, sobre el fundamento de la
naturaleza racional del hombre, que puedes conocerlas por la sola razón, y, además,
como normas reveladas, sobre la manifestación de la voluntad de Dios, realizada en la
revelación de la alianza. Reciben su especial sanción y poder vinculante, así como su
determinación más precisa, del hecho mismo de la alianza.

En cuanto a su contenido, las leyes morales del Antiguo testamento conservan toda su
validez en el Nuevo Testamento, en razón de la ley natural, igualmente en razón de la
determinación positiva de esa ley natural por obra de la revelación veterotestamentaria,
que conserva su carácter de revelación aún en el Nuevo Testamento, sin embargo recibe
su carácter obligatorio, su interpretación y sanción no ya de la antigua sino de la nueva
alianza.

La Ley antigua es el primer estado de la Ley revelada. Sus prescripciones morales están
resumidas en los Diez mandamientos. Los preceptos del Decálogo establecen los
fundamentos de la vocación del hombre, formado a imagen de Dios. Prohíben lo que es
contrario al amor de Dios y del prójimo, y prescriben lo que le es esencial. El Decálogo
es una luz ofrecida a la conciencia de todo hombre para manifestarle la llamada y los
caminos de Dios, y para protegerle contra el mal.

La Ley por ser revelada es todavía imperfecta. Como un pedagogo muestra lo que es
preciso hacer, pero no da de suyo la fuerza, la gracia del Espíritu para cumplirlo. A
causa del pecado, que ella no puede quitar, no deja de ser una ley de servidumbre.
Según San Pablo, tiene por función principal denunciar y manifestar el pecado, que
forma una «ley de concupiscencia» en el corazón del hombre.

No obstante, la Ley constituye la primera etapa en el camino del Reino. Prepara y


dispone al pueblo elegido y a cada cristiano a la conversión y a la fe en el Dios Salvador.
Proporciona una enseñanza que subsiste para siempre, como la Palabra de Dios. La Ley
antigua es una preparación para el Evangelio. «La ley es profecía y pedagogía de las
realidades venideras». Profetiza y presagia la obra de liberación del pecado que se
realizará con Cristo; suministra al Nuevo Testamento las imágenes, los «tipos», los
símbolos para expresar la vida según el Espíritu. La Ley se completa mediante la
enseñanza de los libros sapienciales y de los profetas, que la orientan hacia la Nueva
Alianza y el Reino de los cielos.
Hubo..., bajo el régimen de la antigua alianza, gentes que poseían la caridad y la gracia
del Espíritu Santo y aspiraban ante todo a las promesas espirituales y eternas, en lo cual
se adherían a la ley nueva. Y al contrario, existen, en la nueva alianza, hombres
carnales, alejados todavía de la perfección de la ley nueva: para incitarlos a las obras
virtuosas, el temor del castigo y ciertas promesas temporales han sido necesarias,
incluso bajo la nueva alianza. En todo caso, aunque la ley antigua prescribía la caridad,
no daba el Espíritu Santo, por el cual "la caridad es difundida en nuestros corazones"
(Rm 5, 5).

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Moral Fundamental (La ley Moral)

 Ley Nueva (Nuevo Testamento).

La Ley nueva o Ley evangélica es la perfección aquí abajo de la ley divina, natural y
revelada. Es obra de Cristo y se expresa particularmente en el Sermón de la Montaña.
Es también obra del Espíritu Santo, y por él viene a ser la ley interior de la caridad:
«Concertaré con la casa de Israel una alianza nueva... pondré mis leyes en su mente, en
sus corazones las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo» (Hb 8, 8-10). La
Ley nueva es la gracia del Espíritu Santo dada a los fieles mediante la fe en Cristo.
Actúa por la caridad, utiliza el Sermón del Señor para enseñarnos lo que hay que hacer,
y los sacramentos para comunicarnos la gracia de realizarlo.

El que quiera meditar con piedad y perspicacia el Sermón que nuestro Señor pronunció
en la montaña, según lo leemos en el Evangelio de S. Mateo, encontrará en él sin duda
alguna la carta perfecta de la vida cristiana... Este Sermón contiene todos los preceptos
propios para guiar la vida cristiana.

La Ley evangélica «da cumplimiento», purifica, supera, y lleva a su perfección la Ley


antigua. En las «Bienaventuranzas» da cumplimiento a las promesas divinas elevándolas
y ordenándolas al «Reino de los cielos» Se dirige a los que están dispuestos a acoger
con fe esta esperanza nueva: los pobres, los humildes, los afligidos, los limpios de
corazón, los perseguidos a causa de Cristo, trazando así los caminos sorprendentes del
Reino.

La Ley evangélica lleva a plenitud los mandamientos de la Ley. El Sermón del monte,
lejos de abolir o devaluar las prescripciones morales de la Ley antigua, extrae de ella sus
virtualidades ocultas y hace surgir de ella nuevas exigencias: revela toda su verdad
divina y humana. No añade preceptos exteriores nuevos, pero llega a reformar la raíz de
los actos, el corazón, donde el hombre elige entre lo puro y lo impuro, donde se forman
la fe, la esperanza y la caridad, y con ellas las otras virtudes. El Evangelio conduce así la
Ley a su plenitud mediante la imitación de la perfección del Padre celestial, mediante el
perdón de los enemigos y la oración por los perseguidores, según el modelo de la
generosidad divina.

La Ley nueva practica los actos de la religión: la limosna, la oración y el ayuno,


ordenándolos al «Padre que ve en lo secreto», por oposición al deseo «de ser visto por
los hombres» Su oración es el Padre Nuestro (Mt 6, 9-13). La Ley evangélica entraña la
elección decisiva entre «los dos caminos» y la práctica de las palabras del Señor; está
resumida en la regla de oro: «Todo cuanto queráis que os hagan los hombres,
hacédselo también vosotros; porque ésta es la Ley y los profetas» (Mt 7, 12).
Toda la Ley evangélica está contenida en el «mandamiento nuevo» de Jesús (Jn 13, 34):
amarnos los unos a los otros como El nos ha amado.

Al Sermón del monte conviene añadir la catequesis moral de las enseñanzas


apostólicas, como Rm 12-15; 1 Co 12-13; Col 3-4; Ef 4-5, etc. Esta doctrina transmite la
enseñanza del Señor con la autoridad de los apóstoles, especialmente exponiendo las
virtudes que se derivan de la fe en Cristo y que anima la caridad, el principal don del
Espíritu Santo. «Vuestra caridad sea sin fingimiento... amándoos cordialmente los unos a

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Moral Fundamental (La ley Moral)

los otros... con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en


la oración; compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad»
(Rm 12, 9-13). Esta catequesis nos enseña también a tratar los casos de conciencia a la
luz de nuestra relación con Cristo y con la Iglesia.

La Ley nueva es llamada ley de amor, porque hace obrar por el amor que infunde el
Espíritu Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere la fuerza de la gracia
para obrar mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad, porque nos libera de las
observancias rituales y jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar espontáneamente
bajo el impulso de la caridad y nos hace pasar de la condición del siervo «que ignora lo
que hace su señor», a la de amigo de Cristo, «porque todo lo que he oído a mi Padre os
lo he dado a conocer» (Jn 15, 15), o también a la condición de hijo heredero.

Más allá de sus preceptos, la Ley nueva contiene los consejos evangélicos. La distinción
tradicional entre mandamientos de Dios y consejos evangélicos se establece por relación
a la caridad, perfección de la vida cristiana. Los preceptos están destinados a apartar lo
que es incompatible con la caridad. Los consejos tienen por fin apartar lo que, incluso sin
serle contrario, puede constituir un impedimento al desarrollo de la caridad.

Los consejos evangélicos manifiestan la plenitud viva de una caridad que nunca se
sacia. Atestiguan su fuerza y estimulan nuestra prontitud espiritual. La perfección de la
Ley nueva consiste esencialmente en los preceptos del amor de Dios y del prójimo. Los
consejos indican vías más directas, medios más apropiados, y han de practicarse según
la vocación de cada uno: Dios no quiere que cada uno observe todos los consejos, sino
solamente los que son convenientes según la diversidad de las personas, los tiempos,
las ocasiones, y las fuerzas, como la caridad lo requiera. Porque es ésta la que, como
reina de todas las virtudes, de todos los mandamientos, de todos los consejos y en suma
de todas las leyes y de todas las acciones cristianas, la que da a todos y a todas rango,
orden, tiempo y valor.
-
Ley Humana

Es la ley promulgada por los hombres y se clasifican:

 Leyes eclesiásticas

La Iglesia tiene el derecho originario y propio a castigar con sanciones penales a los
fieles que cometen delitos. C.I.C. 1311. El primer canon del libro Vi recoge un principio
general de derecho público: la Iglesia como sociedad originaria e independiente que es,
tiene su fin propio y dispone de los medios adecuados para alcanzarlo; entre estos
medios se encuentra la potestad para crear leyes y hacerlas cumplir, también recurriendo
a las penas frente a aquellos delincuentes que violen dichas leyes o normas jurídicas.
La Iglesia es una sociedad de orden sobrenatural que buscando la salvación de todos
sus fieles, no solo cumple su misión histórica comunicándole sus bienes con
generosidad, sino también poniendo los medios para conservarlos en el camino de la
salvación, y acudiendo cuando sea necesario, a los remedios oportunos para evitar los
delitos, como para que cuando se produzcan, los fieles sean recuperados.

66
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La ley Moral)

En la sagrada escritura encontramos numerosos textos que por su contenido y por la


referencia que a ellos hace el magisterio y doctrina posteriores son considerados lugares
comunes en la fundamentación de la potestad coactiva: así la voluntad de Cristo
manifestada en Mt 18,15. la doctrina y la praxis de los apóstoles tal como aparece en
1Cor 4,21; 2Cor 10,6;13,2; 2Ts 3,14.

Las diversas declaraciones del magisterio de la Iglesia a lo largo de la historia, han


afirmado que la Iglesia tutela los derechos de cada fiel, promueve y protege además el
bien común como condición indispensable para el desarrollo integral de la persona
humana y cristiana, y a la vez inserta positivamente la disciplina penal, como instrumento
de comunión, es decir, como medio de recuperar las diferencias de bien individual y de
bien común que se manifestaron en el comportamiento antieclesial, delictivo y
escandaloso de los miembros del pueblo de Dios.

 Leyes civiles. Nota: Ley civil.

a. La Ley en la Biblia.

En el Antiguo Testamento tiene su máxima expresión en la Ley Mosaica o Diez


Mandamientos de la Ley de Dios y determina la constitución interna del pueblo de Dios y
se clasifican en tres grupos: prescripciones morales, prescripciones jurídicas y
prescripciones rituales.

En el Nuevo Testamento, sin que se dé una negación de la primera Ley, sino antes bien
una plenitud de significado, se eleva como ley fundamental el amor como fruto de la
gracia de Cristo, la cual es el fundamento de la moralidad cristiana.

Es la ley que una sociedad se da, aquella que venía llamada positiva, es decir humana
establecida para el bien de una sociedad.

Desarrollo y limites de la ley civil respecto a ley moral.

* Distinción: La ley civil no tiene la capacidad para garantizar toda la ley moral, ya que la
ley moral mira el interior de la persona y la ley civil sobre esto no tiene ningún poder.
Todo tentativo de imponer una ley civil a la moralidad falla.

La ley civil no mira todo el ámbito de la ley moral, ésta última se refiere a todos los actos
humanos del hombre, mientras la ley civil solo mira aquellos actos humanos que tienen
relevancia para la convivencia civil, así busca garantizar una justa conviviencia. Así se
refiere a la cuestión social de la ley natural. Estado ético es aquel en el que no se hace
distinción entre ley moral y civil, y ésta última garantiza la ley moral.

* Correlación: La ley civil no puede ser independiente de las bases morales, al contrario
se funda en ellas, pues la ley civil se funda sobre la ley natural, también el bien de una
sociedad hacen parte de la ley moral y deben ser conformes con ella. Hay pues, una
gran conexión.

67
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Moral Fundamental (La ley Moral)

* La idea de bien común: El bien común es la categoría fundamental para individuar


cuál es el desarrollo de la ley civil. El bien común es el conunto de aquellas condiciones
que permiten a todos y a cada uno de vivir bien, no en el sentido del buen ser
materialistico, sino moral. El bien común indica que la sociedad no es un conjunto de
seres isolados, sino que el vivir juntos, el vivir en sociedad es algo importante y precioso
para la vida personal. Somos personas en cuanto más vivimos en sociedad. La persona
es persona en cuanto se abre a los otros y en el mismo tiempo el bein común es siempre
el bien de la persona, persona y comunidad son dos realidades corelacionadas. La ley
civil tiene el objetivo de garantizar el bien común, pero no puede hacer que las personas
sean buenas, esto sólo corresponde a la ley moral.

* Concepto de tolerancia: Utilizado primeramente por San Agustín, que dice que como
los hombres somos pecadores, el Estado debe tolerar cualquier cosa. Santo Tomás dice
que el Estado debe algunas veces tolerar aquello que si fuera reprimido, produciría un
desorden moral. Tolerar significa renunciar a castigar. No se puede tolerar todo, porque
tolerar todo sería ser intolerantes de la justicia, entonces no se puede tolerar una
violación de los derechos fundamentales, (Domun Vitae no se puede tolerar aquello que
va contra la vida, ni lo que va contra la unidad de la familia). Así hay una relación entre
derechos y moral, son inadecuadamente distintos, son distintos más no separados.

El orden jurídico se integra en aquel moral, en el sentido de que aquello que viene
previsto de una ley civil en cuanto no contradice la ley moral, se hace obligatorio en
conciencia no solo civilmente, sino también moralmente. La ley civil determina la ley
natural en una forma convencional, pero una vez determinada se hace obligatoria, hay
que tener en cuenta que las determinaciones pueden ser diversas, pero una vez
determinadas entran a formar parte de la ley moral.

La ley tiende a formar una mentalidad, la ley es siempre una maestra en cuanto que me
enseña aquello que no va en contradicción con la ley moral. Sin embargo hay leyes
injustas, que son aquellas que contradicen el bien común, quiere decir que una ley es
injusta porque contradice el objetivo para la cual debía estar hecho. Esta leyes son más
bien violaciones de ley y por tanto no tienen valor de ley y no obligan en conciencia. Si
son gravemente injustas e imponen un comportamiento a la moral en toences el sujeto
de pone objeción de conciencia, es decir el rechazo a obedecer la ley que me impone
algo en contra de la conciencia, Se debe obdedecer a Dios primero que a los hombres.

En cuanto a las formas de ley, podemos hablar de despenalización, es decir cortar las
penas a una acción que continua siendo calificada como crimen. Otra cosa es legalizar
aquí significa que aquella acción que primera era considerada como crimen, ahora viene
considerada como lícita y como tal viene promocionado.

En cuanto a la objeción de conciencia. Por ejemplo cuando un médico rechaza realizar


un aborto, su obsesión de conciencia no solo es una acto privado, sino que es una acto
que rechaza de considerar un acto que viene considerado como médico y que realmente
no lo es, en efecto el aborto o la esterilización no es una enferemedad ni se realiza para
curar algún mal. El médico es aquel que está puesto al servicio de la comunidad para dar
la vida, hoy desafortunadamente ser realiza para dar no solo la vida, sino también la
muerte. Así la objeción de conciencia en este caso es un deber moral.

LA LEY CIVIL Y LEY MORAL.

68
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Moral Fundamental (La ley Moral)

Cuales son los caracteres de la sociedad moderna en relación con la moral. Por sociedad moderna
entendemos aquella sociedad de la revolución política (Francesa con la precedente Americana). La
sociedad moderna es aquella que nace de estas revoluciones, es decir de la descontinuidad del
viejor regimen.

Esta soceidad se caracteriza con una gran secularización, es decir, la autonomización de ámbitos
de la vida de la influencia relgiosa, para pasar a un campo laico, civil.

Dos fases se desarrollan en esta secularización.


* La moral pública viene secularizada, es decir viene cortado del nivel pueblico de los
comportamiento exigidos a nivel legal, cualquier relación con la religión, tal es el caso de la guerra
de las religiones. Esta es una moral yusnaturalista, es decir que mantiene los fundamentos en la
ley natural. Todo esto ha tenido un punto de referencia muy grande a finales de la segunda guerra
mundial, con el proceso de Norin Vergan y la declaración de los derechos humanos, se habla de
los derechos públicos validos para todos, en cuanto hay leyes precedentes (ley natural) a otras que
valen aún si un Estado las contradicen. Estos fundamentales derechos del hombre, fueron
después sancionados por la carta de los derechos del hombre de 1948, que era una declaración de
los derechos del hombre, declaración y no una estalecimiento de ellas. La moral pública es
reconocida. En cuanto a la moral privada, la moral común de la gente, es sustancialmente en el
occidente todavía la moral tradicional católica, para la mayor parte de la gente en esta primera
parte no hay una gran diferencia.

* Esta segunda fase empuja la secularización a niveles más intensos. Es aquella que a partir de los
años 60 llamada libertinismo de las masas. La moral privada viene turbada sea sobre el plano de
la moral sexual, familiar y después de tantos otros comportamientos, esta fase es decrita como
una fase en la cual viene una abundacia social de medios materiales acompañada de una ireligión,
es decir de una falta de referencia religiosas, donde el único punto de referencia son los valores
vitales inmediatos. Se busca que un hombre se satisfaca, divertido y vacío en un pluralismo ciego
de referimeintos. En cuanto al asapecto publico de la moral los valores fundamentales son metidos
en discusión en nombre de un individualismo siempre más extremo. V.S. 101 da la descripción y
juicio sobre esta situación que se ha creado.

Discurso sobre la democracia.

La democracia como movimiento histórico ha surgido con la rivindicación de derdchos iguales para
todos independientemente de las diferencia de origenes sociales de raza, religión, clases sociales,
etc. Es una rivindicación de paridad, pero hay dos interpretaciones fundamentales de la
democracia a la que hace referencia V.S. 99.

Democracia sustancial es aquella forma de organización de la vida estaltal que reconoce que
existe una sustancia de derechos que valen antes de la leyes del estado. Hay una base etica que
precede las leyes del estado. la fuerza del derechoh precede cualquier legislación, los derechos
pertenecen al hombre como tal y la sociedad no los crea sino que los reconoce. Es decir que hay
una vida democratica que se basa sobre la sustancia de algunos derechos fundamentales
reconocidos como orginales, precedentes, fundantes y verificantes de la leyes mismas.

Democracia forma es aquella que no alcanza nunca a reconcer este fundamento comín, así la
democracia se reduce a ser una procesura formalmente cor4ecta para establecer cual es el
consenso sobre los valores y derechos que deben ser reconocidos. Aquí el acento no es sobre la
sustancias sino sobre los procesos, es democratica la sociedad que facilita un desarrollo de
procesos en los cuales la mayoría establescan todos los derechos y valores. Quien es más fuerte
alcanza a crear el consenso para formar la conciencia pública, V.S: denuncia esto diciendo que es
posible con esto caer en un totalitarismo en el cual el Estado se apropia de todo.

69
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Moral Fundamental (La ley Moral)

De ahí la importancia de reconcer los fundamentos morales de la democracia, que son constituidos
de los derechos fundamentales de la persona que ponen un limite a todo poder público incluso al
del Estado. Existe un bien común que es el conjunto de aquellas condiciones que permiten el
desarrollo de todos y cada uno.

Si este es el problema, la tolerancia (Ockam) no puede ser ilimitada, porque tolerar todo, sería ser
intolerantes con la verdad y la justicia además que con los derechos fundamentales de la persona.
La tolerancia no puede ser el único principio, en efecto es un principio importante porque indica una
actitud de comprensión de la sociedad, pero deben existir el reconocimiento d elos valores que
están a la base de la sociedad.

Un momento partiuclar de emergencia del cambio social de este tipo, es aquel que se refiere al
problema de la amenaza a la vida, pues una sociedad que admite el aborto, la eutanasia, la
experimentación de los embriones, la admite porque la tolera, la legaliza, porque en la profesión
medica misma acepta que se practiquen estas cosas, una sociedad así es aquella que ha
cambiado su naturaleza y principios. Juan Pablo II dice, Europa y aborto, ante el congreso
europeo: en este incomparable patrimonio cultural de la tradción juridaca europea la legalización
del aborto se ha introducido como un elemnto extraño que lleva con sí un principio de corupción,
cómo es posible hablar de dignidad de la persona cuando se viola el derecho a la más débil e
indefensa... Así el Papa imposta el problema de la legalización del aborto como un problema de
moral social y no solo privada.

Ley civil.

Es la ley que una sociedad se da, aquella que venía llamada positiva, es decir humana establecida
para el bien de una sociedad.

Desarrollo y limites de la ley civil respecto a ley moral.

* Distinción: La ley civil no tiene la capacidad para garantizar toda la ley moral, ya que la ley moral
mira el interior de la persona y la ley civil sobre esto no tiene ningún poder. Todo tentativo de
imponer una ley civil a la moralidad falla.

La ley civil no mira todo el ámbito de la ley moral, ésta última se refiere a todos los actos humanos
del hombre, mientras la ley civil solo mira aquellos actos humanos que tienen relevancia para la
convivencia civil, así busca garantizar una justa conviviencia. Así se refiere a la cuestión social de
la ley natural. Estado ético es aquel en el que no se hace distinción entre ley moral y civil, y ésta
última garantiza la ley moral.

* Correlación: La ley civil no puede ser independiente de las bases morales, al contrario se funda
en ellas, pues la ley civil se funda sobre la ley natural, también el bien de una sociedad hacen parte
de la ley moral y deben ser conformes con ella. Hay pues, una gran conexión.

* La idea de bien común: El bien común es la categoría fundamental para individuar cuál es el
desarrollo de la ley civil. El bien común es el conunto de aquellas condiciones que permiten a todos
y a cada uno de vivir bien, no en el sentido del buen ser materialistico, sino moral. El bien común
indica que la sociedad no es un conjunto de seres isolados, sino que el vivir juntos, el vivir en
sociedad es algo importante y precioso para la vida personal. Somos personas en cuanto más
vivimos en sociedad. La persona es persona en cuanto se abre a los otros y en el mismo tiempo el
bein común es siempre el bien de la persona, persona y comunidad son dos realidades
corelacionadas. La ley civil tiene el objetivo de garantizar el bien común, pero no puede hacer que
las personas sean buenas, esto sólo corresponde a la ley moral.

* Concepto de tolerancia: Utilizado primeramente por San Agustín, que dice que como los
hombres somos pecadores, el Estado debe tolerar cualquier cosa. Santo Tomás dice que el
Estado debe algunas veces tolerar aquello que si fuera reprimido, produciría un desorden moral.

70
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Moral Fundamental (La ley Moral)

Tolerar significa renunciar a castigar. No se puede tolerar todo, porque tolerar todo sería ser
intolerantes de la justicia, entonces no se puede tolerar una violación de los derechos
fundamentales, (Domun Vitae no se puede tolerar aquello que va contra la vida, ni lo que va
contra la unidad de la familia). Así hay una relación entre derechos y moral, son inadecuadamente
distintos, son distintos más no separados.

El orden jurídico se integra en aquel moral, en el sentido de que aquello que viene previsto de una
ley civil en cuanto no contradice la ley moral, se hace obligatorio en conciencia no solo civilmente,
sino también moralmente. La ley civil determina la ley natural en una forma convencional, pero una
vez determinada se hace obligatoria, hay que tener en cuenta que las determinaciones pueden ser
diversas, pero una vez determinadas entran a formar parte de la ley moral.

La ley tiende a formar una mentalidad, la ley es siempre una maestra en cuanto que me enseña
aquello que no va en contradicción con la ley moral. Sin embargo hay leyes injustas, que son
aquellas que contradicen el bien común, quiere decir que una ley es injusta porque contradice el
objetivo para la cual debía estar hecho. Esta leyes son más bien violaciones de ley y por tanto no
tienen valor de ley y no obligan en conciencia. Si son gravemente injustas e imponen un
comportamiento a la moral en toences el sujeto de pone objeción de conciencia, es decir el
rechazo a obedecer la ley que me impone algo en contra de la conciencia, Se debe obdedecer a
Dios primero que a los hombres.

En cuanto a las formas de ley, podemos hablar de despenalización, es decir cortar las penas a
una acción que continua siendo calificada como crimen. Otra cosa es legalizar aquí significa que
aquella acción que primera era considerada como crimen, ahora viene considerada como lícita y
como tal viene promocionado.

En cuanto a la objeción de conciencia. Por ejemplo cuando un médico rechaza realizar un aborto,
su obsesión de conciencia no solo es una acto privado, sino que es una acto que rechaza de
considerar un acto que viene considerado como médico y que realmente no lo es, en efecto el
aborto o la esterilización no es una enferemedad ni se realiza para curar algún mal. El médico es
aquel que está puesto al servicio de la comunidad para dar la vida, hoy desafortunadamente ser
realiza para dar no solo la vida, sino también la muerte. Así la objeción de conciencia en este caso
es un deber moral.

4.10.1.1 NOTA: IMPORTANTE II. ORDEN MORAL Y LEY CIVIL

La libertad política se nutre del orden moral

22
Nuestro pueblo ha mostrado una gran madurez en los momentos delicados de la
transición política y en los años posteriores de convivencia democrática. El esfuerzo
realizado para obtener y respetar un consenso sobre las líneas fundamentales de la
organización política del Estado y sobre los usos sociales ha dado unos resultados
ciertamente positivos.

23
No obstante, también es cierto que el renovado aprecio por la libertad y el pacto libre
como medio de autogobierno y de canalización del pluralismo social, no se ha dado sin
ciertas desviaciones, por lo demás, no exclusivas de nuestro país. El Papa Juan Pablo II
71
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La ley Moral)

ha llamado la atención sobre una manera errada, o "perversa", de concebir la libertad,


que no es difícil de encontrar entre nosotros: esa "libertad" que no tiene como punto de
referencia "la verdad sobre el bien o el mal, sino sólo su opinión subjetiva y mudable o,
incluso, su interés egoísta y su capricho"20.

24
Resulta, por eso, frecuente que se tienda a confundir la libertad de los ciudadanos y de
sus representantes políticos para votar en un sentido u otro y para llegar a acuerdos
constructivos, con la libertad de decidir cualquier cosa, independientemente de la
moralidad de lo decidido. De este modo se llega a pensar que el pueblo soberano es
capaz de "darse a sí mismo" legítimamente las normas según las que desea orientar y
regular su vida en cada momento, sean cuales fueran los contenidos de las mismas. Es
verdad que las instituciones del Estado democrático, a través de las cuales se expresa la
soberanía popular, son las únicas legitimadas para establecer las normas jurídicas de la
convivencia social. Pero no es menos cierto que "no puede aceptarse la doctrina de
quienes afirman que la voluntad de cada individuo o de ciertos grupos es la fuente
primaria y única de donde brotan los derechos y deberes del ciudadano"21.

25
Esta concepción, ligada al positivismo jurídico más descarnado, resulta especialmente
desorientadora para un pueblo como el nuestro que, por determinadas circunstancias
históricas, ha estado habituado a pensar que lo establecido y autorizado por la ley civil o
positiva se identifica, sin más, con lo realmente moral22.
Contradicciones y riesgos de la mera decisión de individuos o mayorías como criterio
supremo de legitimidad.

26
A nadie se le escapan las contradicciones y los peligros que esta mentalidad encierra.
Si el criterio último y único de decisión fuera la capacidad autónoma de elección de los
individuos o de los grupos ¿qué impediría que se llegara a decidir, según ese criterio,
eliminar el mismo respeto a la libertad y a las conciencias? ¿No demuestra la historia que
algunos sistemas totalitarios de nuestro siglo se han puesto en marcha sobre la base de
decisiones avaladas por los votos? Si realmente todo fuera pactable, ¿por qué no lo iba
a ser también -como por desgracia está sucediendo con lacerante "normalidad"- la
vulneración de los derechos fundamentales de los hombres? Por otro lado, si se eleva a
principio supremo y absoluto el respeto a las opciones de los individuos ¿con qué

72
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La ley Moral)

autoridad se podrá pedir a los ciudadanos que obedezcan unas leyes que
eventualmente estén en contradicción con sus propias opciones y opiniones? Y ¿cómo
se puede llegar a exigir a los políticos, en virtud de ese mismo principio, que abdiquen
precisamente de sus convicciones morales personales o las releguen al ámbito de su
vida privada, para someterse a las decisiones mayoritarias?23. La autoridad civil se
basa en la verdad del hombre que descubre la razón.

27
El que una ley haya sido establecida por mayoría o incluso por consenso, no basta
para legitimarla. La Iglesia ha defendido siempre que la autoridad necesaria para legislar
y gobernar procede más bien de su ejercicio según la recta razón. Porque, como
acabamos de recordar, la libertad individual y colectiva no florece más que referida a la
razón que descubre la verdad del hombre. Ésta supone, ante todo, que el fundamento
de la convivencia humana bien ordenada es el principio de que todo hombre es persona
y, por tanto, sujeto de derechos y deberes que se derivan inmediatamente de su propia
naturaleza24. La revelación cristiana ha hecho definitivamente de la persona y su verdad
la fuente y fin inmediatos del orden social, más allá de la mera convención social.

28
Por tanto, la ley civil, igual que la autoridad que la promulga, no pueden pretender
dictar normas que excedan la propia competencia25. No es competencia suya establecer
los derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos, que dimanan directamente de
su naturaleza humana; es obvio que tampoco está autorizada vulnerarlos. Su misión es,
por un lado, "reconocer, respetar, armonizar, tutelar y promover tales derechos; y, por
otro, facilitar a cada ciudadano el cumplimiento de sus respectivos deberes"26. La
bondad o la maldad de las acciones humanas es anterior a lo establecido por la ley, por
la mayoría o el consenso; depende del acuerdo o desacuerdo del objeto en cuestión con
la verdad del hombre. La ley civil tiene, pues, como fin la consecución del bien común
garantizando el orden de la convivencia social. Para lo cual, el legislador ha de atenerse
al orden moral, tan inviolable como la misma dignidad humana, a la que sirven las
leyes27. Las leyes contrarias a los derechos fundamentales del hombre no pueden
obligar.

29
La ley civil, en cuanto sea acorde con el orden moral y, por tanto, con la verdad del
hombre, no violenta la libertad del ciudadano que es requerido a obedecerla. Al

73
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La ley Moral)

contrario, quien la respeta y obedece, reconociéndose obligado a ello en conciencia,


actúa de acuerdo con su dignidad y ejercita verdaderamente su libertad28. Es cierto que
hoy no faltan motivos para el retraimiento y aun para la desconfianza frente a la vida
pública. Pero precisamente por ello la Iglesia fortalece la convivencia social y sirve al
bien común cuando recuerda a sus fieles y a todos los hombres que las leyes justas,
aunque puedan y aun deban perfeccionarse, obligan en conciencia.

30
En cambio, una ley civil que, rebasando los límites de su competencia, contradiga la
verdad del hombre, no reconociendo sus derechos fundamentales o incluso
atropellándolos, carece de fuerza obligatoria y no sólo no debe ser obedecida, sino que,
no teniendo propiamente el carácter de ley, crea la obligación de conciencia de resistirse
a ella29 .

31
No estamos diciendo con esto que la ley civil tenga que coincidir siempre exactamente
con la ley moral. Dada su finalidad específica, de ser un medio al servicio de la
consecución del bien común, "la ley civil deberá tolerar a veces, en aras del orden
público, lo que no puede prohibir sin ocasionar daños más graves. Sin embargo, los
derechos inalienables de la persona deben ser reconocidos y respetados por parte de la
sociedad civil y de la autoridad pública." Por eso "cuando el Estado no pone su poder al
servicio de los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más débil, se
quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho"30.

32
Al remitir al orden moral la legitimidad básica de la autoridad y de la ley civil, la Iglesia
no pretende en modo alguno debilitar la autoridad civil, sino que, por el contrario, quiere
contribuir a consolidarla. Un elemento central de su doctrina social ha sido siempre el
subrayar la obediencia que se le ha de prestar, en conciencia, a la autoridad
legítimamente establecida. Siguiendo a San Pablo (cfr Rom 13, 1-6), el Papa León XIII
insistía en el origen divino de toda autoridad, igual que lo había hecho bellamente San
Juan Crisóstomo: "¿Qué dices? ¿Acaso todo gobernante ha sido establecido por Dios?
No digo esto -añade-, no hablo de cada uno de los que mandan, sino de la autoridad
misma. Porque el que existan autoridades, y haya gobernantes y súbditos, y todo suceda
sin obedecer a un azar completamente fortuito, digo que es obra de la divina
sabiduría"31. En último término, los cristianos obedecemos a la autoridad civil porque

74
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La ley Moral)

sabemos que ella forma parte del plan de Dios al crear al hombre como ser social.

33
Cuando se advierte que "no hay diferencia alguna entre ser el dueño del mundo o el
último de los 'miserables’ de la tierra", por cuanto "ante las normas morales que prohíben
el mal intrínseco no hay privilegios ni excepciones para nadie"32, no se trata,
evidentemente, de poner en duda el principio de autoridad. Al contrario, se pretende
recordar que el orden moral es la fuente de legitimidad que capacita a la autoridad para
estar realmente al servicio de la justicia y de la verdadera democracia; y también, que el
respeto por parte de todos, sin exclusión ni diferencia alguna, de los principios
inmutables y básicos de la moralidad es condición indispensable y garantía firme de la
convivencia en la justicia y la paz.

b. La Ley Nueva.

Es la totalidad de los preceptos morales que contiene el Nuevo Testamento. Es la ley de


Cristo, una ley escrita en la mente y el corazón, la ley del Espíritu, de la libertad y del
amor.

EL PRINCIPIO DEL DOBLE EFECTO

El principio del doble efecto es una de las reglas que han sido elebaoradas por la teología
manuaística católica para establecer la moral de una acción que comporta los efectos de una
acciónde la cual uno es bueno y otra mala.

Cuatro criterios para el principio de doble efecto.

* Que la acción que se cumple sea en sí misma buena o indiferente.


* Que el efecto bueno no sea obtenido a través del efecto malo.
* Que haya una proporción entre los efectos buenos y los efectos malos.
* Que la voluntad del que actúa se funde solo sobre efecto bueno y tolere el efecto malo.

Paul Nauer hace una revisión de este principio del doble objeto y reduce estos cuatros criterios a
uno solo, el tercero exponiendo una nueva formulación del principio del doble efecto diciendo, una
acción es moralmente lícita cuando hay una razón proporcional para realizarla. Así ha cortado los
otros tres criterios y además ha dicho que este principio vale para todas las acciones, es decir, es
el criterio general de la moral, con esto él ha llevado todo al proporcionalismo. Podemos decir que
el ha sido el teórico que la interno de la teología moral católica por pirmera vez en manera expl
´ciita ha introducido el concepto del proporcionalismo.

Luego Fuss dira que aquellos que han venido primero que nosotros eran hipócritas porque ellos
practicaban el proporcionalismo aunque nunca lo dijeron, nosotros al menos lo hemos dicho.La
situación d ela manual´stica era incoherente de un lado se revatían la leyes del otro se toleraban
las excepciones. la afirmación fundamental del proporcionalismo es que no se puede formular
ninguna norma moral que pueda tener un valor absoluto privado de excepciones, es decir,

75
Seminario Regional Juan XXIII
Moral Fundamental (La ley Moral)

no hay normas morales absolutas. Los bienes a los que se refieren nuestras acciones son
limitados y contigentes y por esto nuestra condición en el mundo es aquella en la cual nuestras
acciones promueven algunos bienes y sacrifican otros.

Necesitamos pasar de una ética de la convención una ética de la responsabilidad. La ética de la


convención es aquella que afirma el principio para que sea la justicia puede morir todo el mundo,
no me preocupo de las consecuencias de mis acciones; la ética de la responsabilidad es decir que
asumamos la responsabilidad plena de las consecuencias de nuestras acciones.

La ética protestante asume esta responsabilidad como necesidad de pecado, porque es imposible
no pecar ya que el mundo en el que vivimos está manchado con el pecado, la única solución a este
drama es pecar confiando en la misericordia, porque la salvación no es ética sino teológica no hay
una respuesta ética al drama del actuar.

Los proporcionalistas católicos dicen que esto no puede ser, pues no podemos aceptar que Dios
nos cree para pecar, los bienes que entran en juego en la acción son bienes premorales y se
hacen morales solo después de haber hecho el cálculo ponderato de las consecuencias que las
acciones comportan, cunado yo con mi acción responsable sacrifico un bien, el bien que sacrifico
no es un bien moral, sino un bien premoral entonces yo no peco, esta es la solución ética pues el
verdadero deber no es aquel que la norma proscribe sino aquel que nace de la ponderación de los
bienes. Desde este punto de vista no poedemos acusar el proporcionalismo de subjetivismo pues
no es una teoría etica que confira todo a l sujeto mismo, mientras aquí de por si estos autores
tienden a calcular obejtivamente una norma, no dependientes de la intención del sujeto más
obejtivos para entender cual es la acción justa, solo que esta determinación se realiza solo a nivel
concreto en una circunstancia.

Realizar un bien suspendiendo la realización de otros bienes, no quiere decir la violación de estos
últimos, por ello Humane Vitae 10 habla de la ponderación de los bienes, en cuanto debo realizar
el mejor bien, solamente no puedo usar este sistema cuando hay bienes que nunca puedo violar.

c. Hermenéutica de la Norma Moral.

Es la interpretación de una ley o precepto explicándola según la mente del legislador.

5.7.1. Epiqueya.

Epiqueya es la justa interpretación de la mente del legislador en casos especiales no


previstos por él y en los cuales no tiene aplicación la letra material de la ley.

La licitud de la Epiqueya está en que el legislador no puede prever todas las


circunstancias que puedan ocurrir a las personas y no puede tener en cuenta, de
antemano, todas esas circunstancias en el texto de una ley general.

La Epiqueya no se justifica cuando se trata de condiciones para la validez de una acto,


cuando el caso se puede presentar al legislador o cuando se trata de postulados
evidentes en la ley divina.

En este sentido debe haber claridad en dos expresiones:

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 Moral de Situación: Ajustada a la situación del momento sin preocuparse de


normas objetivas.

 Moral en Situación: Que busca en cada situación la voluntad de Dios como


acto de prudencia.

5.8. Principio de Doble Efecto.

Es una situación de la cual se siguen dos efectos, uno bueno y uno malo. Las
condiciones son las siguientes:

 Que la acción no sea mala.


 Que la finalidad sea honesta.
 Que el efecto bueno no proceda del malo.
 Que haya proporción entre los dos efectos.

5.9. Principio de Totalidad.

En todo real la parte no tiene significación independiente, sino que existe por razón del
todo y en él subsiste. Este principio tiene valor por un todo de carácter físico, pero no
para un todo moral y su fin primordial es el bien de la persona en su totalidad.

5.10. Discernimiento Ético.

Es la capacidad para determinar lo bueno y lo malo, qué es lo más conviene en un


determinado momento a su condición de persona y qué es lo que más está de acuerdo
con su condición de cristiano.

6. CONDUCTA MORAL NEGATIVA.

6.1. El Pecado: Visión actual.

Hoy hay una fuerte tendencia a negar el pecado y ellos es fruto del desprecio hecho a la
escala de valores y de la consideración de Dios como un rival, o como un enemigo del
hombre que lo oprime con la falacia del pecado.

6.2. Pecado en la Sagrada Escritura.

El Antiguo Testamento lo describe como un descentramiento con relación a Dios, una


falta personal contra Dios, perderse a sí mismo.

En el Nuevo Testamento acentúa la idea de deuda del hombre con Dios, separación de
Dios.

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6.3. La Tentación.

Es el estímulo o inclinación al pecado. La tentación por sí sola no es pecado, su origen


es el mundo vanificado, el demonio, pero es claro que ninguno de los dos pueden forzar
al pecado, pues faltaría la libertad del hombre y ello suprime la calidad de pecado.

6.4. Naturaleza y Consecuencia del Pecado.

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento lo encontramos como:


 Pérdida de Dios y de la Salvación. .
 Oposición a la voluntad de Dios expresa en la Ley.        
 Injusticia y culpa       
 Mentira y tinieblas                     

El pecado es sobre todo negación de Dios, destrucción de quien lo comete y daño a la


comunidad

6.5. Distinción y gravedad del Pecado.

6.5.1. Pecado Mortal:


Es toda decisión libre en contra del plan de Dios manifestado en los mandamientos. Es
un pecado que mata o destruye la vida de la gracia. Sus condiciones son:
 Materia Grave: Los criterios para discernir sobre la materia grave son la
Sagrada Escritura, el Magisterio, los Santos Padres y Teólogos, el sentir
unánime del pueblo de Dios, especialmente el de los Santos.

 Plena Advertencia

 Pleno Conocimiento

6.5.2. Pecado Venial:

No supone aversión a Dios ni ructura con él. Es una desviación del camino que conduce
a Dios. Este pecado debilita la caridad y el crecimiento de la gracia. Un pecado venial
puede ser subjetivamente grave por:
 Una conciencia errónea o seriamente dudosa.
 Un fin gravemente malo.
 Un fin próximo de caer en pecado grave.
 Un escándalo grave provocado por él.
 Desprecio formal de una ley o un precepto.

Un pecado grave puede ser subjetivamente leve cuando hay conciencia errónea o por la
imperfección del acto.

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La distinción específica de los pecados se apoya en los distintos objetos formales a que
se refieren, así: según las virtudes a que se opongan, por oposición a preceptos
formalmente distintos.

6.5.3. Pecados de Omisión.

Es cuando de deja de realizar un bien obligatorio por razón de un deber. Son pecados
en cuanto el bien obligatorio se omite por un acto libre de la voluntad.

6.5.4. Pecados Internos.

Los pecados internos son los que se realizan con las solas potencias internas. Son:

 Complacencia Morosa:
Deleite mediante la representación de un acto pecaminoso, como si se
estuviera realizando, pero sin el propósito de realizarlo permanentemente.
Para que sea pecado grave se requiere que se advierta como pecaminoso y
se consienta deliberadamente. Recibe su especie y gravedad del objeto
moral.

 Gozo Pecaminoso:
Es la deliberada complacencia en una mala acción realizada por sí mismo o
por otros.

 Mal Deseo:
Es la apetencia deliberada de una mala acción, pero sin intención de
realizarla. Se le llama también deseo ineficaz.

 Pecados que Claman al Cielo:


Son los males que entrañan una espacial malicia contra el orden social. Son
llamados de esta manera en la Sagrada Escritura referidos especialmente a
los homicidios voluntarios, sodomía, inversión sexual, opresión, etc.

 Pecados contra el Espíritu Santo:


Son los que se comenten con refinada malicia y desprecio formal de los dones
sobrenaturales. Son: presunción, desesperación, impugnación de la verdad
conocida, obstinación en el pecado, impenitencia deliberada, dolerse de la
santidad de los justos.

 Pecados Capitales:
Son los defectos desordenados de donde se desprenden los demás pecados.
Específicamente son los pecados de la concupiscencia de la carne, de los
ojos y soberbia de vida.

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PECADOS DEFINICIÓN CONDUCE A REMEDIO


CAPITALES
Apetito desordenado por Hacer del vientre Mortificación y
Soberbia los placeres del gusto un Dios penitencia

Apetito desordenado de la Egoísmo Consideración de la


Vanagloria propia alabanza gloria de Dios

Avaricia Apetito desordenado por los Dureza, poder, Precariedad de


bienes exteriores injusticia bienes

Lujuria Apetito desordenado de los Irrespeto a la Valoración sana de


placeres sexuales vida y al amor la sexualidad.

Envidia

Tristeza por los


bienes ajenos
Odio,
murmuración,
crítica
Caridad, dones
danos por Dios

Gula
Impulso a rechazar Venganza y Dominio de sí mismo
Ira belicosamente lo que no es propósito de imitando la paciencia
según nuestros criterios perjudicar a de Cristo
otros
Falta de ánimo por lo Pusilanimidad. Esfuerzo,
Pereza espiritual y el cumplimiento Ocio, indolencia, entusiasmo, empeño
del deber desaliento por el Reinado de
Dios

Según la Sagrada Escritura, el pecado es un no a Dios, al hermano, a la comunidad, a la


Iglesia, a la propia vocación histórica.

7. CONDUCTA MORAL POSITIVA

7.1. Cristo Liberador del Hombre Pecador.

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La obra de Cristo es fundamentalmente liberadora del hombre pecador. La Encarnación


es el primer paso dado por Dios para reconciliar al hombre caído. Cristo es el liberador,
pues él ha vencido el pecado y su cortejo de males con su propia muerte y resurrección.

7.2. Conversión y su Proceso.

Dios invita a las personas a entrar en íntima comunión con él y ello implica de parte del
hombre un cambio de conducta, un reconocimiento del pecado, un rechazo total a la vida
en pecado, dolor por el pecado cometido, arrepentimiento, y finalmente una `plena
reconciliación con Dios y con los hermanos.

La conversión es obra de Dios que supone la colaboración del hombre en cuanto


respuesta dada desde la fe, a fin de que la confesión de los pecados, el arrepentimiento
y la penitencia sean fecundos para la vida del ser cristiano que camina en la conversión.

7.3. Estado de Gracia.

Es una vida nueva que Dios concede a las personas mediante la comunicación de propia
vida mediante la presencia y acción del Espíritu Santo que fortalece la vida en Cristo
originando una auténtica vida cristiana.

La gracia transforma a la persona interiormente y desde ella a la comunidad de fe, a la


Iglesia.

La gracia nos permite comprender que la muerte no es el final, sino un camino para
llegar a la plenitud de la vida definitiva en la bienaventuranza eterna.

7.4. Virtud.

Los hábitos modifican las potencias. En este sentido, cuando la modificación en el orden
del ser se llaman entitivas y si lo hacen en razón del obrar se llama operativas.

La virtud es producto de la repetición de los hábitos buenos, por el contrario, los vicios
son productos de la repetición de los hábitos malos.

La virtud es constancia y facilidad en el bien obrar.

Las virtudes pueden ser adquiridas obtenidas por la fuerza de la naturaleza o infusas, las
otorgadas por obra sobrenatural según el dictamen de la razón humana a la luz de la fe.

7.5. Opción Fundamental.

Es una decisión que brota del centro de la persona, de su corazón. La opción


fundamental puede ser una decisión por Dios o en contra de él.

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7.6. Llamamiento universal a la Santidad.

La santidad es para todos. Es condición para poder participar del Reinado de Dios y
término hacia el cual se orienta toda la vida moral.
La santidad ontológica del cristiano debe expresarse en buenas obras y traducirse en
santidad moral.

La santidad es fundamentalmente una respuesta de amor y confianza que resulta del


llamado que Dios hace al hombre tocando su corazón.

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