El martes es el día del anuncio de la entrega (Jn 13, 21-33.36-
38). Así lo introduce la antífona de entrada con el salmo 26, 12: No me entregues, Señor, a la saña de mis adversarios, porque se levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia. El evangelio nos narra cómo Jesús anuncia la entrega de uno de los discípulos y las negaciones de Pedro. El cenáculo es foco de luz, horno de caridad. El Señor ha convocado a los suyos para darles el don del sacerdocio y de su Cuerpo y Sangre. Judas, después de tomar el pan, inmediatamente salió. Era de noche, dice el evangelista. La tiniebla ha engullido el corazón del discípulo. Misterio de iniquidad, misterio de misericordia. Asimismo, el Señor anuncia a Pedro su triple traición. El terco pescador asegura que dará su vida por Él, pero Jesús le anuncia la amargura de su debilidad: No cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces. No obstante, en el corazón de Cristo late con fuerza cuanto respondió a la pregunta acerca del perdón: Setenta veces siete... Y así, en la mañana del Tiberíades, Pedro será por tres veces sanado.
Para preparar los textos de la Liturgia de la Palabra: