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Selección de poemas Poesía Norteamericana Moderna

Walt Whitman (1819-1892)


A ti
Quienquiera que seas, sospecho con temor que caminas por los senderos de los
sueños,
Temo que estas realidades ilusorias se desvanezcan bajo tus pies y entre tus
manos,
Desde ahora tus facciones, alegrías, lenguaje, casa, negocio, modales, molestias,
locuras, traje, se separan de tí,
se me aparecen tu alma y tu cuerpo verdaderos,
se apartan de negocios, comercio, tiendas, trabajo, granja, casa, compra, venta,
comer, beber, sufrimiento, muerte.

Quienquiera que seas, pongo sobre tí mis manos para que seas mi poema,
te murmuro al oído:
he amado a muchas mujeres y a muchos hombres, pero a nadie he amado tanto
como a tí.

Oh, he sido tardo y mudo,


debí haberme abierto camino hacia tí hace mucho tiempo,
no debí haber proclamado a nadie sino a tí, no debí haber cantado a nadie sino a
tí.

Lo abandonaré todo y vendré, y cantaré himnos en tu honor,


nadie te ha comprendido, pero yo te comprendo,
nadie te ha justificado, y tú no te has justificado tampoco,
no hay nadie que no te haya encontrado imperfecto, sólo yo no hallo en tí
imperfecciones,
no hay nadie que no haya querido esclavizarte, yo soy el único que no aceptará tu
servidumbre,
yo soy el único que no te impone señor, ni dueño, ni superior, ni Dios, fuera de los
que hay intrínsicamente en tí mismo.

Los pintores han representado sus grupos abigarrados alrededor de una figura
central,
de la cabeza de la figura central se extiende un nimbo de luz áurea,
pero yo pinto miríadas de cabezas, y a ninguna le falta su nimbo de luz áurea,
que de mis manos, y del cerebro de todo hombre y mujer, fluye y resplandece
eternamente.

¡Oh, yo podría cantar de tí grandezas y glorias!


No te has conocido a ti mismo, tu vida entera sólo ha sido un sueño interior,
tus párpados han estado cerrados casi siempre,
tus actos vuelven a ti para escarnecerte
(si tu trabajo, tu saber, tus plegarias no vuelven a ti para escarnecerte, ¿para qué
vuelven?),
el escarnio no te pertenece, debajo de él y dentro de él te veo en acecho,
te he seguido hasta donde nadie te ha seguido,
si el silencio, la mesa de trabajo, la expresión petulante, la noche, la rutina diaria te
ocultan de los demás o de ti mismo, no te ocultan de mí,
si el rostro rasurado, el ojo inquieto, la tez impura engañan a los demás, a mí no
me engañan,
yo aparto el vestido llamativo, la actividad vergonzosa, la embriaguez, la codicia, la
muerte prematura.
No hay don de hombre o de mujer que no se adapte a ti,
no hay virtud ni belleza en el hombre o en la mujer que no estén también en ti,
y ningún placer les aguarda al hombre o a la mujer que no te aguarde también a ti.

En cuanto a mí, yo no doy nada a nadie sin darte a ti otra cosa igual,
yo no canto la gloria de nadie, ni la de Dios, antes de cantar tu gloria.

¡Quienquiera que seas, reclama lo tuyo a cualquier precio!


Las pompas de Oriente y Occidente son insignificantes comparadas contigo, estas
praderas inmensas, estos ríos interminables: tú eres inmenso e interminable como
ellos,
estos furores, elementos, borrascas, movimientos de la naturaleza, agonías de
aparente aniquilamiento: eres tú, hombre o mujer, su soberano o soberana,
soberano o soberana, por tu propio derecho, eres dueño o dueña de la naturaleza,
elementos, dolor, pasiones, aniquilamiento.

Las trabas caen de tus tobillos, encuentras en ti recursos inagotables,


viejo o joven, hombre o mujer, grosero, bajo, rechazado por todos, lo que tú seas
te proclama,
a través del nacimiento, vida, muerte, entierro, los medios abundantes, nada te
será escatimado,
a través de cóleras, pérdidas, ambiciones, ignorancia, hastío, lo que tú eres se
abrirá paso.
Emily Dickinson (1830-1886)
Yo no soy nadie

Soy Nadie. ¿Tú quién eres?


¿Eres también un Nadie?
Ya somos dos entonces.
Pero no lo digas: lo anunciarían, ya sabes.

Qué triste es ser Alguien,


qué público —como una rana—
decirle a otro el propio nombre —el junio entero—
a una charca admiradora.

Él era débil y yo era fuerte

Él era débil y yo era fuerte,


después él dejó que yo le hiciera pasar
y entonces yo era débil y él era fuerte,
y dejé que él me guiara a casa.

No era lejos, la puerta estaba cerca,


tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
no había ruido, él no dijo nada,
y eso era lo que yo más deseaba saber.

El día irrumpió, tuvimos que separarnos,


ahora ninguno de los dos era más fuerte,
él luchó, yo también luché,
¡pero no lo hicimos a pesar de todo!

Poetas Modernistas

Robert Frost (1874-1963)

El camino no elegido

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,


Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;
Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,


¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro


De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

Marianne Moore (1887-1972)

¿Qué son los años?

¿Qué es nuestra inocencia,


cuál nuestra culpa? Todos
desnudos, ninguno a salvo. ¿Y de dónde
el valor: la pregunta incontestada,
la duda firme
–que calladamente llama, que sorda escucha–, que
en la desgracia, incluso en la muerte,
da valor a los demás
y, en su derrota, mueve
al espíritu a ser fuerte?
Sabio y dichoso aquel que
acepta que ha de morir
y en su prisión se eleva
sobre sí mismo como
el mar en una sima, luchando por ser
libre e incapaz de serlo,
y en ese abandono
halla supervivencia.
Así se comporta
quien siente con vigor.
Como el ave que al cantar
yergue su cuerpo creciéndose.
Aunque cautivo, su poderoso canto
dice qué vulgar es la satisfacción,
qué pura la alegría.
Esto es ser mortal,
esto es ser eterno.

Poetry

I too, dislike it: there are things that are important beyond
all this fiddle.
Reading it, however, with a perfect contempt for it, one
discovers that there is in
it after all, a place for the genuine.
Hands that can grasp, eyes
that can dilate, hair that can rise
if it must, these things are important not because a

high-sounding interpretation can be put upon them but because


they are
useful; when they become so derivative as to become
unintelligible, the
same thing may be said for all of us—that we
do not admire what
we cannot understand. The bat,
holding on upside down or in quest of something to

eat, elephants pushing, a wild horse taking a roll, a tireless


wolf under
a tree, the immovable critic twinkling his skin like a horse
that feels a flea, the base-
ball fan, the statistician—case after case
could be cited did
one wish it; nor is it valid
to discriminate against “business documents and

school-books”; all these phenomena are important. One must


make a distinction
however: when dragged into prominence by half poets,
the result is not poetry,
nor till the autocrats among us can be
“literalists of
the imagination”—above
insolence and triviality and can present
for inspection, imaginary gardens with real toads in them,
shall we have
it. In the meantime, if you demand on the one hand, in defiance of their opinion—
the raw material of poetry in
all its rawness, and
that which is on the other hand,
genuine, then you are interested in poetry.

William Carlos William (1883-1963)

Los niños

De tanto en tanto
tropezamos con un sendero
de violetas amarillas

algunas
pocas azules grandes violetas
azules en

el bosque del cementerio


recogimos
manojos de ellas

había ahí una familia


llamada Foltette
un a familia numerosa

con muchas tumbas de niños


así que recogimos

manojos de violetas
y pusimos uno
sobre cada lápida.

Renacimiento de Harlem

Claude Mckay
Paria

Por regiones oscuras de donde mis padres salieron


Mi espíritu, en cautiverio por el cuerpo, anhela.
Sentía palabras, pero nunca escuché, mis labios se enmarcarían;
Mi alma cantaba canciones de junglas olvidadas.
Me gustaría volver a la oscuridad y a la paz,
Pero el gran mundo occidental me mantiene remunerado,
Y nunca podre esperar una liberación completa
Mientras que a sus dioses ajenos doblego mi rodilla.
Algo en mí se ha perdido, perdido para siempre,
Algo importante ha salido de mi corazón,
Y tengo que caminar el camino de la vida de un fantasma
Entre los hijos de la tierra, una cosa aparte;
Porque yo nací, lejos de mi clima nativo,
Bajo amenaza del hombre blanco, fuera del tiempo.

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