Está en la página 1de 4

¿Qué pasa si el Coronavirus llega a su hogar?

Es complicado evitar estar por lo menos pendientes por el incesante foco de atención sobre el
coronavirus y su progreso. Se ha estimado que entre el 40 y el 70% de la población mundial
contraerá el virus este año. Independientemente de si lo hacen o no, es probable que esto
impacte significativamente de muchas otras formas. Así, de repente, nuestra inquietud de orar
por el pan de cada día parece mucho más inmediata. Naturalmente, debemos preocuparnos por
preservar la vida y la salud de nosotros mismos y de los demás diligente y lícitamente. Esto es
parte de lo que exige el sexto mandamiento. ¿Cuál debería ser nuestra respuesta en un clima de
pánico y alarmismo cuando no sabemos lo que nos ocupa en el futuro? Tal vez nuestra
inclinación sea considerarlo como un alboroto y exageración. Pero ni el pánico ni el descuido son
la respuesta correcta. ¿Cómo expresamos una confianza segura en el cuidado soberano de Dios
de una manera que no sea meramente simplista?

Los cristianos en el pasado han estado en situaciones similares. Es importante reconocer que el
coronavirus no es tan devastador como lo fue la peste. Sin embargo, aun podemos aprender cómo
los cristianos respondieron ante ella. Jeremiah Burroughs fue uno de los miembros de la Asamblea
de Westminster. Él vivió varios brotes de la peste. En 1625 41.313 personas murieron en Londres y
entre 1640 y 1646 hubo 11.000 muertes. Durante aquellos años Burroughs predicó una serie de
sermones sobre Filipenses 4:11, la cuestión: llegar al contentamiento. Aquí él habla de cómo el
contentamiento es posible incluso en tiempos cuando impera el pánico y la peste prevalece. Estos
sermones fueron publicados más tarde y han sido estimados por muchos como el libro del
Contentamiento Cristiano: una Joya Rara.

¿A qué se refería por contentamiento? “El contentamiento cristiano es ese agradable, apacible e
interno estado espiritual de gracia, que libremente se somete y deleita en la sabia y paterna
disposición de Dios en todas las circunstancias”. Tal contentamiento es una confianza activa, no
una fría resignación fatalista. No significa mera pasividad, ya que podemos disponer de medios de
manera que derivan la providencia de Dios. La cuestión clave es someterse a la voluntad de Dios
de tal manera que "nuestra voluntad sea fundida en la voluntad de Dios". "Una gota de dulzura del
cielo es suficiente para quitar toda amargura de todas las aflicciones en el mundo". También decía
que "un espíritu murmurador es un mal mayor que cualquier aflicción, cualquiera que ésta sea".

Burroughs identificaba la peste como la aflicción más triste de todas. Cuando ésta visitaba el hogar
de alguien significaba casi con total seguridad que la familia sería tomada. ¿Qué podría compensar
una aflicción tan grande? Burroughs nos dice, en este extracto que permanece actual, que el Pacto
de Dios y sus promesas son suficientes en tales circunstancias.

1. Busque las promesas de Dios

No hay condición que no se le pueda presentar a una persona piadosa, pero hay promesas en la
Escritura para ayudarlo en esa condición. El contentamiento se dirige a las promesas y puede
obtener de ellas lo que suplirá sus necesidades. Esto es lo más real en el mundo para un corazón
en gracia. Cuando nos encontramos con falta de contentamiento vamos a la promesa y al pacto.
Suplicamos por las promesas que Dios ha hecho.
Sólo hablaré de una situación que es la aflicción más triste de todas; la visita de la peste al hogar.
En otras aflicciones podrían tener a sus amigos y otras cosas para consolarlos. Pero aquí no
pueden hacer que sus amigos vengan ni tener otras comodidades, debido a la peste. Salmo 91:10
es una promesa en relación con las plagas, y también el Salmo 91:5-6. Estos son una porción de las
Escrituras para aquellos en peligro de pestes. Pero dirán "esta es una promesa de que la plaga no
se acercará a ellos". Mas observen que también habla de que no les vendrá ningún mal, en otras
palabras, el mal de esto no se acercará a ellos.

Pero ustedes dirán "realmente sí viene a muchas personas piadosas, cómo pueden entonces ellos
hacer uso de esta porción de la Escritura. Es más bien un pasaje que les preocuparía, ya que la
promesa es que no sobrevendría a ellos y sin embargo lo ha hecho. ¿Qué bien trae tal promesa?".
Vosotros estáis bajo la protección de Dios más que otros. Pero también tenéis este consuelo, que
el mal de esto les será quitado. Si Dios hace uso de esta aflicción para otros propósitos, lo hará de
tal forma que se los compensará de alguna otra manera. Tal vez alguna vez le han dado algo a sus
hijos, pero después necesitan tal cosa de vuelta. Así que les dicen, "te compensaré de otra
manera". Su hijo no cree que su amor sea menos para él. Así es cuando Dios por Su promesa les da
Su protección, pero algo sucede. Es como si un padre dijera, "ciertamente te di eso, pero déjame
tenerlo y te compensaré de otra manera que sea así buena". Dios dice "permítanme tomar su
salud y libertad, y vida, y les será compensado de otra manera".

2. Busque los propósitos de Dios

Cuando la peste llega a aquellos que tienen tal promesa es por alguna notable y especial razón.
Dios requiere que ellos escudriñen y examinen Su propósito de una manera especial. Hay tanto
que aprender de la promesa que Dios ha hecho con respecto a este mal en particular para que el
pueblo de Dios pueda entonces venir a apaciguar sus corazones de esta aflicción, que puedan
decir: "leí en este Salmo que Dios ha hecho una promesa a Su pueblo de librarlos de la plaga. Sin
embargo, parece que me ha llegado. Puede ser que no haya hecho uso de mi fe en esta promesa
hasta ahora. Si Dios trae aflicciones sobre mí, Él lo compensará de otra manera. Dios hizo una
promesa de librarme o al menos librarme de todo el mal de esto”.

Ahora bien, si esto me aflige y con todo tengo una promesa de Dios, ciertamente el mal de esto es
quitado. Esta promesa me dice que si esto me pasa es por algún propósito considerable. Dios hace
uso de mi vida y tiene la intención de propiciar Su gloria de alguna manera que yo no conozca. Si Él
viene con castigo paternal, estaré conforme. Así que un corazón cristiano al razonar la Palabra
llega a satisfacer su alma en medio de la pesada venida de la mano de Dios y estando en una
condición tan angustiosa como esa.

Los corazones de los impíos no encuentran el mismo poder sanador en la Palabra para sanarse de
sus preocupaciones y problemas de espirituales. Pero cuando los que son piadosos llegan a la
Palabra encuentran un apósito para todas sus heridas. Así llegan a tener alivio y contentamiento
en tales condiciones que son muy gravosas y miserables para los demás.

3. Contemple el Pacto de Dios

En 2 Samuel 23:5 David dice que, aunque no encuentra que su casa sea en todos los sentidos
como desearía que fuera, él tiene contentamiento. Es delante del rostro de Dios que ha hecho con
él un pacto eterno. Esto es lo que ayuda en todo. Aunque no estoy así con Dios, ni mi casa ni mi
familia están como esperaba que pudieran estar con Dios, quizá haya esta o aquella aflicción en mi
casa, supongamos que la plaga entra en su casa, y su casa no es segura, ya no tienes esa
comodidad externa como antes, pero ¿puedes leer esta porción de la Escritura y decir lo
siguiente?

"Aunque mi casa no esté tan bendecida con la salud como las casas de otras personas. Aunque mi
casa no esté así, sin embargo, Dios ha hecho conmigo un pacto eterno. Sigo siendo uno en pacto
con Dios. El Señor ha hecho un pacto eterno conmigo. En cuanto a las cosas en este mundo, veo
que son sólo momentáneas, no son eternas. Veo que en una familia todo cuanto estaba bien hace
sólo una semana, ahora todo ha caído y la peste ha arrasado con muchos de ellos. El resto se
queda en tristeza y luto. Vemos que no hay descanso en las cosas de este mundo, aun así, el Señor
ha hecho conmigo un pacto eterno ordenado en todas las cosas. Encuentro desorden en mi
corazón y en mi familia; pero el pacto eterno es ordenado en todas las cosas. Sí, y eso es seguro.
No hay nada seguro en las cosas terrenales. No puedo estar seguro de nada aquí, especialmente
en estos tiempos".

Sabemos que podemos estar muy poco seguros de lo que tenemos. ¿Quiénes pueden estar
seguros de lo que poseen? Algunos habían vivido bien y cómodamente, todo estaba bien, pero en
cuestión de un día o dos todo les fue quitado. No hay seguridad en las cosas de este mundo. Pero
el pacto es seguro. Fijémonos en lo que sigue, "ésta es toda mi salvación". ¿Por qué David no
quiere la salvación de la mano de sus enemigos y de los peligros externos, de la pestilencia y la
plaga? Su espíritu está tranquilo, como si dijera "si esa salvación viene, buena y con gracia, alabaré
a Dios por ello, pero lo que tengo en el pacto, esa es mi salvación, lo tengo como suficiente". "Ésta
es toda mi salvación, y todo mi deseo". ¿Por qué no hay algo más que David quiera además de ese
pacto? "No", dice, "todo está ordenado y seguro en esto". En verdad aquellos que tienen todo lo
que desean deben vivir vidas contentas. Este santo hombre dice, "esto es todo mi deseo". Incluso
si Dios no hace que mi casa prospere, tengo todo lo que deseo.

Así es como un corazón piadoso encuentra contentamiento en el pacto. Muchos de ustedes


hablan del pacto de Dios y del pacto de gracia, pero ¿lo han encontrado tan eficaz para sus almas?
¿Habéis probado esa dulzura del pacto y tenido contentamiento para vuestros corazones en
vuestras tristes condiciones? Es una señal especial de verdadera gracia en cualquier alma, que
cuando cualquier aflicción llega, vayamos naturalmente al pacto. Al igual que un niño va a su
madre o padre tan pronto se encuentra en peligro. Así que tan pronto como un corazón en gracia
esté en cualquier problema o aflicción, su nueva naturaleza lo lleva inmediatamente al pacto. Allí
encuentra alivio y descanso. Si encuentras a tu corazón corriendo hacia el pacto, es una excelente
señal de la realidad de la gracia.

Conclusión

Burroughs nos señala las promesas de Dios en tiempos difíciles. Hay varias promesas para que el
corazón encuentre contentamiento en tiempos de aflicción como Isaías 43:2, Isaías 54:17 y Josué
1:5 (Hebreos 13:5 muestra que, así como a Josué, esto también aplica para nosotros). Burroughs
dice que cada vez que una persona piadosa lee las Escrituras y encuentra una promesa debe poner
su mano sobre ella y decir "esto es parte de mi herencia, es mía, y debo vivir según ella". Esto hará
que estés contento. Otras promesas hay en Salmos 34:10, Salmos 37:6. Isaías 58:10. Tenemos que
aprender esta lección de contentamiento, como hizo Pablo (Filipenses 4:1), y sólo podemos
hacerlo por gracia. Burroughs dice: "El Señor nos enseña profundamente por medio de Su Espíritu
estas lecciones de contentamiento". Estos son algunos consejos vitales para ayudar a calmar
nuestro corazón y fortalecer nuestra fe en tiempos difíciles e inciertos.

También podría gustarte