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Hestopo ¥ su MUNDO La fortuna cultural de Occidente ha querido que, 138 tn largo, complied y difeil proceso de transmisién, de Casi tres milenios, nos hayan llegado casi completas las ‘bras principales de dos grandes poetas griegos: Homero ¥y Hesiodo. Ya se discutia en la Antigiedad — y se sigue discutiendo todavia — si era anterior Homero a Hestodo, fste'a aquél, o ambos coetineos. Pero, en todo caso, el ambiente social y cultural que ee refleja en los estadios tnis recientes de Tos poemas homericos y de la Teogontay Trabajos y Das, permiten aventurar el iltimo cuarto del Siglo vin a.C. como época de composicion de estas obras Por lo que se refiere a Hesfodo, decia que sla fortuna cultural de Occidente ha querido..» por una razén muy Simple. porque, ast como sin Ia ada y la Odea, fuente de inspitacion para casi toda la iteraturagriegs y de discusion para gran parte de literatura cristiana, no podria entenderse el pensamiento occidental, tan fuerte- mente determinado por la cultura clésica y’ésta por la hhoméria, los poemas de Hesiodo abrieron la puerta a la ‘oneiencia individual del hombre antiguo, al reconoci- tniento de un Derecho sancionado por la divinidad y, lo {qe es mds importante, ala organizacin espacial y tem tora, religiosae histrica del mundo. fl dio una estruc- ‘ura coherente a los mitos griegosy éstos inspirarfan lue- to amplis parcelag de In creatvidad humana. no s6lo la x ‘OBRAS ¥ FRAGMENTOS literatura, sino también la filosofia, la teologta, la musica, ia pimurs y otras antes. Fero sobre todo elo habiaremos con mas detalle después. Veamos ahora quién pudo ser Hesiodo y cules esas obras que lo hacen para nosotros tan importante. Casi todo cuanto sabemos de este poeta Io ha dicho él mismo en sus dos obras principales, la Teogonfa y los Trabajos y Dias. Era un campesino, hijo de un comercian- te de Cime (la Cumas asidtica) establecido en Ascra (Trab. 631-640), donde sin duda nacié y vivid Hesiodo. Ascra fue una pequefta aldea beocia, pobre, pero vecina de Tespias, un centro cultural importante, no lejos de Te- boas, y situada al pie del monte Helicén. En Tespias. certémenes poéticos vinculados al culto de las Musas hacfan converger seguramente cantores de los lugares més distantes del mundo conocido que traian con ellos sus tradiciones y sus mitos; quiza uno de ellos fuera el padre de Hesfodo. Sino se trata de un expediente literaria — y la erftica ‘moderna se inclina a que no—, tenia un hermano, Per- ses, con el que pleiteo para defender su parte de la heren- ia paterna (Trab. 27-41). De todos modos, Ia posici6n econémica de Hesfodo era suficiente — teniendo en ‘cuenta la pobreza y las duras condiciones de su tierra — como para poscer un campo y los utensilios de labranza necesarios para cultivarlo, asf como para conocer y poder aconsejar sobre la mejor estaci6n para la navegacién (Trab. 631-640); también le permitia su hacienda apacen- tar un rebafio en el Monte Helicén, donde, segiin confiesa al comienzo de la Teogonia (22-24), lo iniciaron las Musas cen el arte de la poesia! «Ellas precisamente ensefiaron una vez a Hesfodo un bello canto mientras apacentaba sus ovejas al pie del di- vino Helicén. Este mensaje a mi en primer lugar me diri- sieron las dioras, las Musas Olimpicas, hijas de Zeus por- tador de la égid: INTRODUCCION GENERAL xI “Pastores del campo, triste oprobio, vientres tan Aecse smuchos mensitee rom sparieneta te jbemos, cuando queremos, proclamar Ia De su carrera profesional como poeta sélo sabemos que viaj6 a Calcis —la tnica vez que abandoné su al- dea — para participar en una competieién poética (la tradicién inspiradora de una obra que nos ha conservado ese Certamen tal como qued6 redactado en el s. 1d. C., 0, hace contrincante nada menos que del gran Homero) ce- lebrada con motivo de los juegos fiinebres en honor de ‘Anfidamante. All{ vencié y obtuvo como premio un tripo- de, dedicady por él x lis diosas del Helicén (Trab. 650- 662). ‘A partir de estos datos y de la influencia evidente en. los principales poetas liricos del siglo vi a. C., especial- mente en Arqufloco, a quien la leyenda presentaba como hijo suyo, se ha postulado que vivi6 hacia la segunda mi- tad del siglo vm a. C. Lo cierto es que las noticias biogréficas menciona- dlas sintonizan bien con el mundo de experimentacién y ‘cambios a que corresponde el trénsito del siglo vm al vi 3. C; algunos de sus elementos sociales, politicos y eco- némicos los sorprendemos deslizéndose en muchas par- tes de la Teogonta, en la configuracion de catélogos como 1 de las Nereidas y Oceénides y en las competencias atri- bbuidas a las Musas y a la diosa Hécate. Ademés, la reali- dad econémica del mundo de Hesfodo, su estructura fa- ‘wilia, Ia vida cotidiana en aldeas tan pobres como Ascra, nde el hombre lichaba para sobrevivir contra la dure. va del clima y las dificultades de la tierra, asf como el co- tvocimiento del calendario agricola por estos campesi- ‘ios, euyos ojos estaban siempre vueltos al cielo, todo ello afluye con gran fuerza en los mitos, consejos y prohibi- tones de los Trabajos y Dias. xt OMRAS ¥ FRAGMENTOS 5 ésta unit obi que convierte a Hesiodo en testigo ‘mejor gracias a la arqucologia y cuyos rasgos peculiares venian ya sugeridos por las tradiciones religiosas, micas, historicas que o se adaptaron a la nueva realidad 0 que- daron como fosiles —lo mismo que la sociedad micénica en los poemas homéricos — en las creaciones literarias de los lircos, de los periegetas y logografos del siglo VI y cen las de tantos historiadores y exégetas griegos que to- maron como referencia a menudo la autoridad de Home- roy Hesfodo. Para nosotros Hesfodo no es més que la expresién litera- ria de ese indo en efervescencia donde convivian al mismo tiempo la exaltacién de una estructura poica piramidal co- ronada por los aristécratas sancionada por la victoria divi- na de Zeus, el reparto solidario que éste hizo del Universo entre los demas dioses, cuya expresién es la Teogonia, y Ti proclamacién por fin de los derechos de aquel pueblo — ya clase media — que asistia antes mudo a las decsiones de los heroes homéricos. La clase socal a la que pertenece Hesfodo surge, en efecto, de las nuevas oportunidades propiciadas por el movimiento econémico de las colonizaciones y por la aparicin de la polis griega. Una estructura politica que se impondria a las antiguas instituciones tribales, favorecida por la apariciGn de una clace media, Ia de Hesfodo, enda ver ‘més potente econémicamente, gracias al comercio y a agri- cultura, La autonomia asegurada por la posesién de una par- clade terra suficente pafa vivir y la conciencia de que esa autonomia tiene su futuro en el trabajo propio yen él éonoc! Imiento de ciaitos instrumentos lo hacen productive, permi- tietun a uuesue poeta alzar su vor contra la mala adminis- ‘twacién de los poderosos, Por encima de la religion familiar tougua,presdda pr i SOAE Baits lone aera poder de Zeus,"Y por encima 4é Ia voluntad det paderoso fue, Baiada en la gue, la Riz la bella y sobs todo la pureza dé sane, serda como pauta del bien y del mal, He- :Oh reyes! Tened en cuenta también vosotros esta Justicia: pues de cerca metidos entre los hombres, los TInmortales viglan a cuantos con torcidos dictamenes se devoran entre sf, sin cuidarse de la venganza divina.» (rab. 249-251). Estamos, pues, ante una época nueva que, como mf- nimo, permite que haya pequefios campesinos propieta- rios de su tierra artesanos o comerciantes con cierta in- dependencia econémica; son hombres probablemente ‘comprometidos también en la defensa de la ciudad, como demuestra el hecho de que por esta época se produce el ‘cambio de la forma de combate individual a la aparicién de la caballerfa_y de la formacién hoplitica que la tradi- cién vineula al nombre de Fidén de Argos (a comienzos del vit C) ¥ esto sin duda es igualmente un factor que contribuye a la conciencia de su utilidad — y por tanto de su fuerza — para la comunidad en la que se encuentran integrados. En este contesto, la tarea asumida por el poeta fue lade organizar el modus uiuendi de's 726 sevtainde divine coherente y bien extract rado (que Teva desde el caos de las fuerzas naturales fas" ta el reparto equilibrado de Tas competencias divinas) la historia de los hombres, pero sometiendo su evolucién 4 tun nuievo concepts moral ¥ social como es el de la justi La superacién de ia ultima etapa histdrica de la Huina- nidad, 0 sea del mundo de Hesfodo, exigira el some- timiento de pobres y ricos a las nuevas reglas que, sancio- nadas por la Dike de Zeus, valen igual para todos. Sobre su muerte, la leyenda transmitida en el Cer- tamen cuenta que pasé a Delfos para consultar el ordculo de Apolo y que éste le previno de entrar en el recinto de xv ‘OBRAS Y FRAGMENTOS Zeus Nemeo. Crevendo que se referia al de Nemea, Hesio- do se mantuvo lejos del Pelopaneso y se dirigid a la tierra de los locrios ézolas, donde se alojé en casa de Antifanes y Ganfctor; no podia sospechar que a aquel lugar se le daba el nombre de «recinto de Zeus Nemeor. Los jovenes creye- ron que Hesfodo seducfa a su hermana y lo mataron y larrojaron al mar, frente a la costa de Euben Como sucede fotras veces en la leyenda de los poetas, unos delfines leva- ron de nuevo su cadaver a tierra y asf fue rescatado. Esta tradicién es antigua, pues ya un epigrama atribuido a Alceo menciona esa muerte en Lécride (AP VII 55), y debié de ser muy conocida en el siglo v, a juzgar por un pasaje de ‘Tucidides (III 96) donde se aude a ella. Segtin Aristétcles (fr. 524 Rz,), el cuerpo fue levado luego a la ciudad beocia de Oreémeno, donde Pausanias (IX 38, 3) dice haber visto su tumba, Estos detalles inspiraron el siguiente epigra- ‘ma compuesto por Mnasalces (ta. C) Ascra fue, la abundante en cosechas, su patria, mas cubre Ta tierra de los Minias ecuestres los huesos de Hesiodo, cuyo renombre es mayor que el de nadie si se juzea a los hombres por su sabiduria. {AP VILS4, tra. Manuel Fernéndez Galiano) La TEOGONIA La primera obra de Hesfodo es la Teogonta, cuya auten- ticidad cuenta con el teetimonio de autores tan prestigiogns fen los siglos VI y V a. C. como Jenéfanes, que atribuye a Homero y Hesfodo el antropomorfismo de los dioses, o He- rédoto, que remite el origen de las Teogonias griegas a estos dos poetas. Esa autenticidad no fue cuestionada hasta muy tarde, hasta el siglo md. C. (con el viajero Pausanias), y hoy dia, salvo algunas excepciones, malic la discute. INTRODUCCION GENERAL, xv Sus 1.022 versos encierran materiales diversos, entre Jos que se cuentan fumnos, reiatos auiticus y eaidivgds de doses y héroes; pero la unidad temdtica es clara. Hay una ‘cosmogonia (wv. 116-125) y una teogonta (w. 126-962) precedidas por un doble proemio (wv. 1-115), que en la Antigtiedad pasaban por ser la primera exposicién sis- tematica de los mitos divinos. Aqui el poeta explica la creacién y organizacién del mundo, partiendo del Caos para terminar en la instauraci6n del orden a cargo de Zeus, el Padre de dioses y hombres. La iltima parte (w. 965-1018), un catélogo de los héroes hijos de diosa tablece el nexo entre ta historia divina y la historia hu- ‘mana, perfilada en Trahajas y Dias con ei mito de las eda- des. Concluye la Teogonia con dos versos (1021-1022) {que coinciden con el comienzo del proemio al Catalogo de las Mujeres, otra obra atribuida a Hesfodo. Los mitos son precisamente los que aseguran no s6lo la calidad literaria, sino también la unidad formal de todo cl poema, El ntcles principal e el de lac cucesiones divi- nas, donde aflora de cuando en cuando una técnica dra- mética incipiente, tanto en su estructura como en los contenidos. Con elementos orientales que brindan a He- sfodo, como diremos mas tarde, su fuente de inspiracion, se describe en tono épico primero la castracién de Urano, Gestronado asi por su hijo Crono, y el naclaiento, a partir de los genitales, de seres divinos tan conocidos como Pé- ‘gaso y las Gorgonas o la diosa Afrodita; se nos brinda asi la interpretacién més antigua sobre esta diosa, segura mente de origen oriental, que inmortalizarfa casi dos mil aftos después el famoso cuadro de Botticelli en que se re- presenta a Venus surgiendo de las aguas. Siguen las crue- les acciones de ese mismo Crono, el Saturno devorando a sus hijos de Goya, que asf quiere escapar al destino de su padre, sin lograrlo. El instinto maternal de Rea, ayudada por Gea, la Tierra, salva a Zeus; y éste, tras ser criado en Creta, lucharé contra su padre y los Titanes, a los que xv ‘OBRAS V FRAGMENTOS destrona del Cielo ayudado por sus tos, los Hecatongui- 0S 0 monstruos de clen brazos. Con esta victoria y 1as posteriores sobre los Gigantes y sobre Tifén, Zeus esta- Dlece definitivamente el orden, a paz y la justicia en el Universo; y tiene sentido en ese orden que antes el rey del impo fije las distancias entre los dioses y los hombres, lo que hace Hestodo con el mito de Prometeo. Aqul, con tuna fuerte carga etil6gica, se nos explica el origen de los, rituales del sacrificio — fiesta fundamental de la polis —, del fuego, como stmbolo del trabajo y la técnica entre los hombres, y dela primera mujer. Desde el punto de vista literario, en los mitos hay Jiblogns de wna extrema sencillez, arenthiada pow el exile formular de su estructura, pero no exentos de valores ar- Uisticos que los convirtieron en ereaciones de primer orden. Son ejemplos el didlogo de Gea eon Crono, el de Prometeo con Zeus y el de éste con Coto. Hay también bells descripciones, como la del nacimiento de la prime- a mujer en el mito de Promctco, la de la gucrra entre los Titanes y Zeus, ayudado éste por los Hecatonquiros (w. 617-728), la descripeién del Tértaro, donde, jugando con tun espacio geogréfico imaginario, se apunta cierto gusto por la precision técnica (w. 729-728), y, por timo, la Violenta batalla entre Tifén y Zeus (vv. 820-885). Pero los propios relatos epicos ejemplifican esa tecnica descriptiva, del poeta, en especial el mito de Crono, donde las inter- venciones dialogadas no se ofrecen en estilo directo sino que, com hicieran antes los aedos homéricos, se cuentan cen forma de relat. Entre estas historias divinas el poeta inserta habil- ‘mente catilogos, que vinculan en genealogias todas las fuerzas y manifestaciones del Cosmos. Hesfodo logra con su inmensa capacidad creativa dar variedad y atractivo a algo tan monétono en prineipio como recitar esa larga le- tanfa del Universo. ¥ lo hace salvando su esquema bisico, aque eran, como djimos, los mitos. Ta primera parte, has. INTRODUCCION GENERAL xvi ta el de Crono, es aparentemente Ia més anérquica. La cosmogonia, con fa Tierra, et Caos, Eros y el Yartaro, da paso a dos catalogos: lo hijos de Gea y Urano, por un la do, dioses personales, fruto de Ia generacién sexuada, y tos hijos de Caos y sus descendientes, que alternan con aquéllos. Dentro de esta organizacién tiene autonomia el catélogo de los hijos del Ponto, primero enumerados y luego descritos, con sus descendientes, en el orden en que se recogen al principio. La ultima parte, con referencias a los dioses olimpicos mas jovenes y sus matrimonios y con el catélogo de los héroes nacidos de diosas, tiene un papel is limitado dentro de la estructura literaria de la Teo- nonin Recursos diversos, coma Is etimologin, Ia sugeren- ia Lingtistica de los nombres y la fuerza deseriptiva-de «80s mismos nombres en cuanto expresién por s{ solos de tas realidades naturales que enuncian, imprimen a esios catélogos un raro atractive. Rompen la monotonia [os epitetos, con los que mics veces se denotan las rela- ‘ones entre padres ¢ hijos y que a menudo recucrdan las Formulas homéricas. ¥ tienen el mismo efecto las peque- ‘as ampliacfones mitologicas aquf y all, a propésito de dleterminados personajes, como el destino de Pégaso o la suerte de los descendientes de Ceto, monstruos muertos «asi todos ellos a manos de Heracles, que colabora asf al ‘orden impuesto por Zeus. Fero no solo eso, sino que mu- ‘hos de estos catdlogos nos dan a conocer la realidad ‘misma del mundo hesiédico: entidades naturales, acci- lentes geogréficos, arbolés, fuentes, rios, mares, activic viades humanas, sensaciones, en definitiva todo cuanto tefiere al espacio, al tiempo y a la experiencia politica, ‘cligiosa, social y econémica del hombre, con sus alegrfas \ lemores, se convierten en divinidades o seres suscepti- Mes de historia mitica, que reclaman su derecho a entrar va la parte cosmogénica y teogénica de este poema. ‘rando los leemos seguimos percibiendo la verdad de las salabras eon que Bruno Snell se referiaa la Teogonta: XVI (OBRAS ¥ FRAGMENTOS Edna los origenes de os dioses, di fos seresencantadores que pueblan la naturalezavivien- te, las ninfas, las dradas, los teitone.. Pero en realidad, Su obra, al menos a primera vista, resulta una pieza lite ‘ara bastante sobria. Casi no nos da més que las genea Togias de los doses, de suerte que durante largos techos rues nis que una sata de nombres fal dios se caso con tal diosa y tuvieron tales hijs. Qué sigifican para nos- otros esos nombres?» Y¥ es que la importancia de este poema, ademés de en sus ‘itos, que tal vez adaptan al pensamiento griego Tas bru- {ales historias de dioscs orientales, radica precigamente cen las listas de nombres con que se acerca la experiencia ‘humana_a la realidad divina en que quiere convertirse. Tenemos primero, como dijimos, el catélogo de los Tita- nes, de los Ciclopes y los Hecatonquiros, caracterizados por stu. monstruosidad y violencia; Iuego los hijos de la Noche, del Ponto, entre los que se incluyen las Neteidas, los hijos del Océano, con los rfos y las Ocednides, y los de ‘otros Urénidas. En casi todos estos casos el lector expe- rimenta la sensacién a que hacta referencia en la cita ante- rior Bruno Snell. Se encuentra desorientado por un rosa- rio de nombres que aparentemente —en muchos casos— ho tienen ningun sentido, a menos que uno se pare a pro- fundizar en la realidad misma de esos nombres; entonces descubrimos no sélo la teologia del mundo divino de Hesfo- do, sino sobre todo la verdadera dimensién humana del mismo, Por ejemplo, los nombres parlantes de las Musas, que lems en el Proemio (1-115). convierten en diosas por la magia de la palabra — no olvidemos la estrecha relacién que existe para la cultura griega entre la reali- dad y-su expresion lingUfstica — y, para el lector de grie- 0, por la convergencia de los diversos planos estlisticos, todas las facetas de la fiesta, del arte: Clio es la que cele- bra oda fama, Euterpe la que noe alegra, Talia es la fies IVTRODUCCION GENERAL, xIx ‘a misma, Melp6mene la que canta, Terpsicore la que dis- fnuta con'ios coros, rato ia deliciosa, rolimnia la de mu- chos himnos, Urania la celeste y Caliope la de bella voz tun epiteto con el que se designan en su conjunto estas, dliosas que, como los poetas y misicos, alegran la vida de los dioses en el Olimpo. De igual modo, los nombres de las Nereidas (wv. 240- 264) descubren un mundo de marinos, habituados a per= «bir todos los matices del mar y su entorno: las cualida- sles del agua marina (Glauca Ta azulada, Agave la resplands= ciente, GlaucOnoma la de azulado prado, Halla la salads), suts movimientos y-su fuerza (Cimétoa la de répidas olas, Cimédoca Ta que recihe el oleaje, Cimatalega 1a que las «alma, Cimo la del oleaje, Galena la calma, Dinémene la potente, Toa la répida), o su geografia (Espeo la de las sutas, Actea la de los acantilados, Nesea la islefa, Psé- mata la arenosa, y Neso la isla). Algunos de estos nom- tes pueden aplicarse a los viajes por mar y otros son es- veelficos de sruntes. Asf Ploto es la naviera, Eucranta la que nos leva a ‘men fin, Sao la salvadora, Eudora la que nos da prospe- ‘idad, Eulimene la de buen puerto, Eyone la del fondea- ‘lero, Doto la dadivosa, Doris la que regala, Ferusa la que Nieva, Pontoporea la que atraviesa el Ponto. Por ultimo, otros vwoinbres aluden a la sabidurfa, inteligencia y vigilancia lel viejo Nereo: Proto es la primera, Promedea la primera ow pensamientos, Pénope la que todo lo ve, Halimeda la ne cuida del mar, Polinoe la muy inteligente, Aut6noe Ia we se comprende a sf misma, Temisto la que guarda las leves, Prénce la previsora, Polinoe, y Nemertes la sin ta- a Hay ademds nombres compuestos con la rafz hippo- we sin duda reproducen la visién metaforica del olea- 1» com la fuerza del caballo, el animal tutelado entre los vswgos por el dios Posidén: Hipétoa es répida como el shallo, Hipénoe inteligente como el cahallo y Menipa xx BRAS ¥ FRAGMENTOS tiene Ia fuerza del caballo. Queda finalmente una serie de nourbres que ve no siempre féciles de encajar en la actividad del mar, ro que denotan ya los ideales que convertirfan a Grecia en un paradigma: Eunice es la de facil victoria, Ledgora Ta de suave palabra, Evagora la elocuente, Lisianasa es sefiora de la libertad, Evarna rica en ganado y Laomedea la que se preocupa del pueblo, En cuanto al catilogo de los rios (w. 337-345), dela- ta un conocimiento confuso de la geografia por parte del poeta, Tres corresponden a los grandes rios que marcan los limites del mundo, el Nilo, el Fasis (ribera oriental del ‘Mar Negro) y el Eridano (Po). De los demas, la mayorfa corresponden a Grecia (Aqueloo, Alfeo, Peneo, Ladén, Haliacmén, Eveno) y a la Tréade (Escamandro, Simoes, Esepo, Reso, Heptéporo, Rodio, Grénico). Tres son de Asia Menor (Meandro, Hermo y Caico); los otros de Tra- cia (Estrimén y Neso), y del Mar Negro (Istro, Aldesco, Sangario, Partenio). Tal vez muchos de esas rfos san co. nocidos para Hesfodo por medio de la leyenda o de la ‘poesia, como el Fasis, el Eridano y los rios de la Tréade. Por iiltimo, el catélogo de las Ocednides (w. 346-370) se parece bastante al de las Nereidas. Algunos nombres se repiten, como Toa, Doris y Eudora; no se conoce Ia eti- mologia de Dione, esposa de Zeus, de Cerceis ni de Acas- ta, De las demas, algunas tienen que ver con pueblos, co- ‘mo Perseis, relacionada con Oriente, Doris con los dorios y Yaneira con los jonios, a los que hay que aftadir el nombre de Europa. Su naturaleza acustica es més tran- ‘quila que en el caso de las Nereidas, pues las Ocednides ‘son hijas del Fo (de agua dulce) que rodea la terra, y por tanto personifican el agua de los rios, fuentes y lagunas. Se expresa con los nombres de Calfrroe, la de bellas co- rrientes, Plexaura la que golpea el agua, Galaxaura de ‘agua como la leche, Anfiro la que rodea de corrientes, Ocirroe de rapida corriente y, tal vez, en Hipo, la del ca- INTRODUCCION GENERAL XxI ballo, Otras denominaciones tienen que ver con el paisaje las montarias, Petrea la rocosa y, tal vez, Eurinome, la de anchos prados. El color de estas aguas esta presente en Electra la de ambar, Yanta la violdcea, Rodea la rosada, Janta la rubia y Criseida la dorada. En otros casos esta ‘mos ante cualidades femeninas o humanas, como en Pei to la persuasiva, y en Pisitoe que obedece (0 persuade) con rapidez, Cliia la ilustre, Climene la celebrada, Adme= ta la virgen, Zeuxo la que une en matrimonio, Idia la ex- perta, Metis la fiteligencia'y Telesto Ta perfecta, Y rio PO- cos nombres conciernen a las expectativas econémicas del hombre: Melébosis que apacienta el ganado, Doris la dadivosa, Polidora la de muchos regalos, Pluto la riqueza, y Tyche la suerte. Sélo Urania, la celeste, nombre dado también a una de las Musas, obedece al origen paterno (el Océano es un hijo de Urano) de estas diosas. ‘Se cierra la Teogontia con el catélogo de los matrimo- nios de Zeus y con el de los hijos de dioses y mortales: primero, que comprende los versos 886-928, tiene una es- tructura de anillo — como es propio del estilo pico de la Teogorita — euyo tema central es la apropiacién por Zeus de la inteligencia regia que caracterizaba a Crono, al tra~ zgarse a Metis, que la representa (con esta accién Zeus evita

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