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Alicia Montemayor. Letras grecolatinas. Compilación de poesía arcaica griega.

Letras greco latinas


Compilación de poesía arcaica griega

Hesíodo
Hesíodo, Los trabajos y los días, tr. Paola Vianello, México, UNAM, 2007, 394 pp.

Hesíodo, Erga, vv 1-10.


Musas de Piera, que dais con los cantos la gloria,
aquí hablad de Zeus, a vuestro padre honrando con himnos,
por el cual los hombres mortales, sin fama igual que afamados,
notos e ignotos son, por voluntad del gran Zeus.
Pues fácilmente él da fuerza, fácilmente al fuerte derriba,
fácilmente diminuye al muy claro y acrece al oscuro,
y fácilmente al torcido endereza y encoge al soberbio,
Zeus altitonante, que excelsas moradas habita.
Oye: ve y escucha, y las sentencias con justicia endereza
tú; yo, por mí, quiero decir a Perses algunas verdades.

Hesíodo, Erga, vv 11-26.


Único no es el género de Luchas (Erídon), mas sobre la tierra
son dos: una quien podría alabar quien la comprende,
la otra reprobable; y asaz en su alma difieren.
Pues una la guerra funesta y la discordia acrecienta,
cruel: ningún mortal la quiere, sino que fuerza,
por voluntad de los inmortales, honran esa Lucha (Érin) gravosa
A la otra, la Noche tenebrosa la engendró la primera
y la puso el Crónica, altirregente, que mora en el éter,
en las raíces de la tierra, y la hizo a los hombres mucho mejor.
Ella, aun al que no tiene palmas para el trabajo despierta;
pues, uno anhela el trabajo cuando mira hacia otro,
opulento, que se afana a labrar y a plantar
y a disponer bien la hacienda; y envidia el vecino al vecino
que tras la riqueza se afana. Buena Lucha, ésta, a los hombres.
El carpintero al carpintero cela, el jarrero al jarrero,
el mendigo al mendigo envidia y el aedo al aedo.

Hesíodo, Erga, vv 54-58.


“Hijo de Japeto, que más que todos eres taimado,
te alegras por haber hurtado el fuego y burlado mi mente,
para ti mismo gran pena y para los hombres futuros:
a ellos, a cambio del fuego, yo donaré un mal, de que todos
se alegrarán en alma, rodeando su mal de cariño”.

Hesíodo, Erga, vv 60-76.


y al perínclito Hefesto ordenó que cuanto antes
tierra con agua mezclara, y de hombre la voz le pusiera
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y la fuerza, y de virgen un bello cuerpo amable, en el rostro


igualara a las inmortales diosas; y Atenea
sus labores le enseñara, el tejer con arte la tela;
y gracia esparciera en torno de su testa la áurea Afrodita
y doloroso anhelo y las penas que devoran los miembros;
que le pusiese en fin mente de perra y capciosa conducta
ordenaba a Hermes, mensajero Argicida.
Dijo: y obedecieron ellos a Zeus Cronión soberano.
Pronto, de la tierra plasmó el ínclito Cojo una imagen
parecida a púdica virgen, por voluntad del Crónida:
la ciñó y adornó la ojiclara diosa Atenea,
y en torno, augusta Persuasión y las Gracias divinas
collares áureos pusiéronle al cuerpo; y en torno de ella
las Horas de hermoso pelo una guirnalda de flores vernales;
y Palas Atenea al cuerpo le ajustó todo el ornato.

Hesíodo, Erga, vv 94-99.


Mas la mujer, la gran tapa del jarro al quitar con las manos,
los dispersó, y a los hombres preparó tristes pesares.
Sola allí la Esperanza, en infrangible morada,
dentro quedóse, bajo los bordes del jarro, y afuera
no voló; pues antes la tapa al jarro le puso
por guisa del que égida lleva, Zeus, que amontona las nubes.

Hesíodo, Erga, vv 108-113


Primeramente, una raza áurea de hombres con habla
Crearon los inmortales que tienen moradas olímpicas.
En tiempo de Cronos, cuando reinaba en el cielo, ellos fueron;
como dioses vivían, con el alma sin penas,
bien lejos del dolor y fatigas, y vejez miserable

Hesíodo, Erga, vv 121-126


Mas desde que encubrió a esa raza la tierra,
Ellos son demonios puros, bueno, terrestres,
alejadores del mal, guardianes de los hombres mortales,
(que guardan las sentencias y las obras malvadas,
de éter ceñidos, por doquiera vagando en la tierra,)

Hesíodo, Erga, vv 143-149


Zeus padre, tercera, a otra raza de hombres con habla,
broncínea, en nada semejante a la argéntea, creó
de los fresnos, terrible y fuerte. Le gustaban de Ares
las obras luctuosas y las violencias, y nada de trigo
comían, mas el duro corazón tenían de adamante,
inaccesibles; y grande su fuerza, e invencibles sus brazos
de los hombros nacían sobre los miembros robustos.
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Hesíodo, Erga, vv 156-160


Más después que encubrió la tierra aun a esa raza,
de nuevo, aún otra, una cuarta, en la tierra multinutricia
Zeus Cronida creó, más valiente y más justa,
divina raza de hombres héroes, que semidioses se llaman,
generación que nos precedió en la tierra infinita.

Hesíodo, Erga, vv 170-173.


Y ellos habitan, con el alma sin penas, las islas
de los Beatos, junto al Océano profundo de vórtices,
¡dichosos héroes!, a quienes la tierra dadora de mieses
da frutos dulces como la miel, que brotan 3 veces al año.

Hesíodo, Erga, vv 156-160


Más después que encubrió la tierra aun a esa raza,
de nuevo, aún otra, una cuarta, en la tierra multinutricia
Zeus Cronida creó, más valiente y más justa,
divina raza de hombres héroes, que semidioses se llaman,
generación que nos precedió en la tierra infinita.

Hesíodo, Erga, vv 170-173.


Y ellos habitan, con el alma sin penas, las islas
de los Beatos, junto al Océano profundo de vórtices,
¡dichosos héroes!, a quienes la tierra dadora de mieses
da frutos dulces como la miel, que brotan 3 veces al año.

Hesíodo, Erga, vv 106-108


Si quieres, yo coronaré para ti mi cuento con otro,
diestra y hábilmente, y fíjate tú en el pecho
cómo de lo mismo han nacido dioses y hombres mortales.

Hesíodo, Erga, vv 127-135.


Una segunda raza, muy inferior, aún crearon después,
argéntea, los que tienen moradas olímpicas,
a la áurea ni en la forma, ni semejante en la mente:
pues, por cien años, el hijo al lado de la madre querida
se criaba jugando, muy infantil en su casa
Mas cuando crecía y al umbral de la adolescencia llegaba,
poco tiempo duraban con vida, sufriendo dolores
pos su insensatez; pues no podían la temeraria violencia
entre sí detener, y alos inmortales servir no querían

Hesíodo, Erga, vv 176-178.


Porque ahora en verdad la raza es de hierro; y nunca en el día
cesarán de dolor y fatiga, y nunca en la noche
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de perecer; y graves les darán los dioses angustias.


Hesíodo, Erga, vv 206-211.
“Mísero, ¿qué lloras?, te tiene, sí uno mucho mas fuerte,
y allí irás doquier yo te lleve, por buen cantor que tú seas,
y te haré mi comida, si quiero, o te soltaré.
Insensato el que quiera oponerse a los poderosos:
de la victoria es privado y penas sufre a más de deshonras”.

Hesíodo, Erga, vv 256-262.


Y está también la virgen Justicia, de Zeus engendrada,
honrada y venerable a los dioses que el Olimpo poseen;
y cuando alguien la ofende, al culpar de manera torcida,
pronto, al lado del padre Zeus Cronida se sienta, y la mente
dice de los hombres injustos, para que el pueblo expíe
las locuras de los reyes que, obras luctuosas urdiendo,
a otra parte la inclinan, con dar las sentencias torcidas.

Hesíodo, Erga, vv 225-237.


A quienes dan a forasteros y a lugareños sentencias
rectas y que por nada de lo justo se apartan,
para ellos da flor la ciudad, y el pueblo en ella florece:
la paz anda, nodriza de jóvenes, por su tierra y nunca
dolorosa guerra les destina Zeus de amplia mirada.
Nuca a los hombres de rectas sentencias el hambre acompaña
ni la ruina, más, en banquetes, de los campos cultos se nutren.
Les lleva la tierra sustento abundante, y la encina
lleva bellotas en lo alto y abejas en medio, en los montes;
las lanosas ovejas son por sus vellones opresas;
paren las mujeres hijos semejantes al padre;
y ellos florecen de bienes por siempre, y en naves
no viajan, pues fruto lleva la tierra dadora de mieses

Hesíodo, Erga, v 342. Invita a comer al que te quiere y deja a quien te odia.
Hesíodo, op. cit., v. 347. Tiene en suerte un tesoro aquel que tiene un vecino que es
bueno.
Hesíodo, op. cit., v. 352. No ganes mal; malas ganancias a desgracias son pares.
Hesíodo, op. cit., v. 364. Lo que está en casa guardado, al hombre no le preocupa;
Hesíodo, op. cit., vv. 366-367. Bueno tomar de lo que hay; mas, para el ánimo, una pena
Necesitar lo que falta: a meditar lo cual te convido.

Hesíodo, op. cit., vv. 547-553.


Porque fría es la aurora cuando Bóreas se abate,
y matinal sobre la tierra, desde el cielo estrellado,
una niebla criadora del trigo por lo campos se esparce
de los felices; la cual, nacida de ríos siempre fuentes,
alto sobre la tierra elevada por borrasca de viento,
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ya cae como lluvia hacia la tarde, ya sopla,


cuando el tracio Bóreas las nubes densas trastorna.

Hesíodo, Erga, vv. 582-596


Cuando el Cardo florece y la estridente cigarra
en el árbol posada, agudo canto difunde, continuo,
bajo las alas, en la estación del fatigoso verano,
entonces, muy pingües las cabras y óptimo el vino,
y muy lascivas las mujeres y muy débiles (ajfaurovtatoi) los hombres
son, porque la cabeza y las rodillas Sirio les quema,
y seca está la piel por el bochorno. Mas para entonces,
haya sombra rocosa y bíblino vino,
y masa de leche, y leche de cabras que ya no amamantan,
y carne de jata, en la selva pacida, que aún no han parido.
y de cabritos primerizos; y, encima, fúlgido vino
bebe, a la sombra sentado, sacio el corazón de comida,
vuelta, hacia Céfiro que vívido sopla, la cara
y de fuente perenne y fluente que turbia no sea
vierte tres parte de agua y echa la cuarta de vino.

Ejemplos de géneros de poesía lírica arcaica


Rodriguez, Adrados, Francisco, ed., Lírica griega arcaica. Poemas corales y mónodicos,
700-300 a.C., tr. F. R.. Adrados, Madrid, Gredos, 1980, 491 pp.
Ferrate, Juan, Lïricos griegos arcaicos, tr. J. Ferraté, Barcelona, El Acantalido, 2000, 357
pp.
Fränkel, Hermann, Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica, tr. R. Sánchez Ortiz de Urbina,
Madrid, Visor, 1993, 515pp.

Himno, como plegaria a los dioses.

(PMG 955) A Ártemis


Oh Ártemis, mi corazón (me impulsa) a tejer un himno deseable, por inspiración divina
(…) otra doncella, brillante como el oro, cantaba (llevando) en sus manos las castañuelas
de mejillas de bronce.

(PMG 698) A Zeus


Zeus comienzo de todo, guía de todo, te envío este comienzo de mis himnos.

(PMG 852) Canto de las flores. Canto para la fiesta de las flores, las Antesforias en
Argos, en honor de Hera. El recoger las flores es parte del culto, pero también del mito.
—¿Dónde tengo las rosas, dónde las violetas, dónde el bello perejil?
—Ahí están las rosas, ahí las violetas, ahí el bello perejil.
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Pean, asociado a Apolo, como el que cantan los aqueos en Ilíada 1.472.

(PMG 934) Segundo peán de Eritras 360 a.C.

Cantad a Peán de mente gloriosa, oh jóvenes, al


Flechador hijo de Leto,
Iè Peàn,
Que engendró una gran felicidad para los mortales
Uniéndose en amor a Corónide en la tierra de Flegias, (Corónide es hija de Flejias)
Iéh peán; a Asclepio, dios muy ilustre, ié Peán.
De él nacieron Macaón y Podalirio y Yaso,
Ié Peán,
Te saludo, ven propicio a mi ciudad, la de amplia
Plaza circular para la danza,
Ié Peán.
Y concédenos que alegres contemplemos la luz del sol, bien afamados, en unión de la
gloriosa Higía; iéh Peán, a Asclepio, dios muy ilustre.

Ditirambo, asociado a Dionisio.

Ejemplos de Ditirambos áticos de siglo V y IV a.C. Papiro Erzherzog Rainer, n. s. 1,


1932.
1. Grita en su honor: a Dioniso cantaremos (?) en los días sagrados tras doce meses
de ausencia: aquí está ya la primavera, están todas las flores.
2. De Ammón … llegó al lejano; allí asentado, acogió con alegría, hollando con sus
pies las tiernas flores de las pradera de la Libia árida, el cuerpo del infatigable.
3. (…) a la muchacha de alas purpúreas; y con violencia aplicó a sus pechos, bajo
tierra, el fuerte hijo de Ares, lleno de miedo, hijo de desgracia.

Nomos Citarodo
Estesícoro

10(33 P) La orestíada

Musa, deja las guerras a un lado, y canta conmigo


las bodas de los dioses y los banquetes
de los hombres y la fiestas de los felices

11(34P)
Cuando la golondrina alborota, en primavera ...

12 (35P)
Debemos cantar, al son de una tonada frigia,
estas coplas de las Gracias de bucles hermosos,
cuando la primavera con su delicia llegue.
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El canto que acompaña al trabajo.


Canción lesbia de molienda, posterior (carm. pop. 30D)
(PMG 869) Muele, molino, muele, pues que también Pítaco muele, él que es rey de la
gran Mitilene. La alusión de los molineros lesbio a Pítaco no es clara, aunque hay que
recordar que Pítaco es el adversario de Alceo. No queda claro si se refiere a su origen
humilde o es una alusión más grosera.

El canto de Lino.
(PGM 880)
Oh lino honrado por los dioses, pues que los inmortales a ti el primero concedieron que
los hombres te celebrarn con sus voces agudas, con ritmo acordado. En su ira te dio
muerte Febo, pero cantan tu duelo las Musas desde que abandonaste la luz del sol.

Cantos populares
Canción de los mendigos de Rodas (carm. pop. 32D
Coro
Llegó la golondrina que trae la bella estación, el bello año, con el vientre blanco, con la
espalda negra. Saca una tarta de fruta de tu rica casa y una copa de vino y un cestillo de
queso; el pan candeal y el de sémola la golondrina (…)

Solista
(…) tampoco los rechaza ¿Nos vamos o nos la llevamos? Si das algo (…) Pero sino, no lo
toleraremos; llevémonos la puerta o el dintel o la mujer sentada dentro; es pequeña,
fácilmente la llevaremos en brazos. Pero si nos das algo, que sea algo importante: abre,
abre la puerta a la golondrina: pues no somos viejos, sino muchachos.

Clasificaciones de poemas

Píndaro
Fragmento 139
Hay canciones para los hijos de Leto, la del uso de oro,
que llegan en tiempo debido, llamados Peanes; también las hay
de Dioniso, cuando él se ciñe guirnaldas de yedra florida,
y el Ditirambo anhelan; con otra canción en la tumba pusieron las tres
(faltan más de 15 letras)
(madres celestes?) los cuerpos de sus difuntos (hijos).
La una canta a Lino lamento dolorido,
la otra a Himeneo a quien, apenas a la esposa aproximado
por vez primera, arrebató (la Moira)
—con cantos de extremado duelo—; y la última a Yálemo,
en su vigor encadenado por roedora enfermedad;
pero al hijo de Eagro....
a Orfeo con la dorada cítara....
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Arquíloco
(77D).
Sé como dirigir la hermosa canción de
Dionisos soberano, el ditirambo, con
la cabeza tocada por el rayo del vino.

1D
Soy un siervo, yo, de Enialio, señor de la guerra,
y un experto en el don de las Musas amable.

71D
¡Si pudiera tener a Neobule en mis brazos …

74D
“¡Ya todo es de esperar! ¡Juremos lo imposible!
¡No hay más sorpresas! Zeus, autor de los olímpicos,
con ocultar la luz del sol, hizo del día
noche cerrada. Un blando temor le vino encima
al hombre. Pero ya de hoy más todo es creíble
y de esperar. No tienen de qué se maravillen
los hombres, ni aunque vean que las bestias deciden
tomarles su alimento salobre a los delfines
y que les son las olas del mar aun más queridas
que el seco, y que transitan al monte los delfines”

D22
“No me importa, todo el oro de Giges
—jamás se lo envidié—, ni tengo celos
del poder de los dioses, ni me atrae
la altiva tiranía. No es bastante
para que en ello mi atención yo fije”

Arquíloco 64, apud, Fränkel, H., 1993, p 143.


“Nadie después de muerto, es honrado
por sus paisanos. Preferimos, vivos, la alabanza
de los vivos. La muerte es la peor de las suertes.”

“Fragmento 6”, op.cit., p 141.


El escudo que arrojé de grado en un arbusto
soberbia pieza, ahora lo blande un tracio/
pero salve la vida. ¿Qué me importa el escudo?
Otro tan bueno puedo comprarme.
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2D
Me gano mi pan con la lanza, y el vino de
Ismaro
con la lanza, y bebo apoyado en la lanza.

5D
Con un vaso, anda, ve por los bancos del ágil
navío, saca el tapón de los jarros panzudos,
y viértenos tinto hasta llegar a las heces: serenos,
no podemos, nosotros, hacer esta guardia

56 D
Mira, Maluco: ya el mar hierve, con oleaje
profundo, y en la sierra un nublo se levanta
que diz tormenta; y, súbito, nos sobrecoge el pánico.

Épodo. 76 (79 a D).


Que naufrague y lo volteen las olas,
y en Salmidesos lo cojan, con celo exquisito,
desnudo, yerto de frío, los tracios,
de moño alto.
Allí colmará la medida
de sus penas, comiendo
el pan de esclavo.
Y que, cubierto de las algas del mar espumante,
castañetee los dientes,
tendido al sereno, como un perro, de bruces, al borde
de los rompientes...
!Quisiera ver eso!

Calino
1.
¿Hasta cuando estaréis recostados? Jóvenes, ¿cuándo
tendréis un pecho valiente? De tanto abandono
¿no os avergüenzan los pueblos vecinos? ¡Pensabais quedar
en paz, y a todo el país lo tiene la guerra!

(6, 7 D)
Es admirable haber muerto, cuando se ha caído en
vanguardia
un hombre valiente peleando en bien de la patria.
Pero dejar la propia ciudad y sus campos fecundos
y andar mendigando es lo más doloroso de todo,
vagando sin fin con la madre querida y el padre ya viejo
y la esposa legítima e hijos pequeños.
Salto 14 versos de la edición de Ferraté pp. 52-53
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Pues abochorna, que yazga, caído en vanguardia, un


guerrero,
siendo un hombre mayor, delante de jóvenoes,
quien, ya blanco el cabello y la barba llena de canas,
está exhalando su alma valiente en el polvo,
y tiene en el puño sujetas sus partes, bañadas en sangre
—dan vergüenza a los ojos, y es malo de ver—,
y desnudas las carnes. Mas todo a un joven cuadra
en tanto conserva la flor de la juventud.
Los hombres se encantan de verlo y lo quieren bien las
mujeres
mientras aún vive, y lo admiran si cae en vanguardia.

Semónides de Amorgos
138
Muchacho, es Zeus tonante quien prescribe/ de todo el desenlace, y quien lo pone/ por
donde él quiere. En cambio, entre los hombres/ no cunde el tino, no, pasajeros,/ vivimos
como bestias, ignorantes/ del término que Dios le dará a todo.

142
Dios hizo a las mujeres diferentes/ desde un principio. A una, la sacó/ de la híspida
cochina, y en su casa/ anda todo rondando por el suelo,/ revuelto y rezumando
porquería;/ pero ella, sucia y con la ropa sucia,/ aposentada en la basura engorda.
(…) [una es zorra malediciente y la otra es perra curiosa, que ladra todo el tiempo]
A otra la modelaron los olímpicos/ con barro, y salió torpe, y a los hombres/ se la dieron
tal cual. No sabe nada,/ bueno ni malo, esa mujer; no entiende/ sino en hincar el diente,
de labores./ Y si el invierno aprieta, pasa frío,/ no atinando a acercar su asiento al fuego.
(la de mar es cambiante unas veces contenta otra furiosa, otra asno que debe obligársele a
trabajar y con cualquiera se va, la comadreja que no es amable y trama lo malo siempre,
la que es yegua no quiere hacer el quehacer y se acicala y es bella pero no para su marido,
la mona es fea y ridícula y trata de hacer a todos daño).
Y la abeja, ¡dichoso el que la tiene!/ Sola a quien no le va ningún reproche,/ ella estira y
aumenta nuestra vida./ Y, amada al lado del marido amante,/ envejece cuidando los
hijos./ se distingue entre todas las mujeres/ y una divina gracia la rodea./ Y no quiere
sentarse con las otras/ para contarse cuentos sobre el sexo.
(…)
Pues la cosa más mala que hizo Zeus/ éstas son las más buenas y prudentes./ Y todas las
demás, porque él lo quiso,/ son un horror, y han de seguirlo siendo./ Pues no pasa
tranquilo un día entero/ el que vive casado con mujer,/ ni le es tan fácil echar de la casa/
el hambre, huésped cruel, dios implacable./ Y cuando el hombre piensa que es más
propio/ que esté contento en casa, pues los dioses/ le dan favor y a todos les es grato,/ sale
ella armando guerra a reprenderlo./ Donde hay mujer, no se recibe a gusto/ en la familia a
un huésped de pasada./ Y la que tiene un aire más discreto/ es la que a fin de cuentas más
ofende:/ se le emboba el marido, y los vecinos/ gozan de ver que falla también ése./
Todos alabarán a la mujer propia,/ si hablan de ella, y execrarán la ajena;/ y sin embargo,
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hay que reconocerlo,/ de todo es idéntica la suerte./ Es la cosa más mala que hizo Zeus,/ y
es nudo en los pies, que nadie suelta,/ desde que Hades recibiera aquellos/ que por una
mujer se hicieron guerra.

Alceo
130, 16-39 LP
Entre tanto, al recinto de los dioses
felices voy, pisando el suelo negro,
a recrearme en sus mismos visitantes;
y, lejos del peligro, me establezco
en donde, compitiendo en hermosura,
las muchachas de Lesbos van y vienen
con largos velos; donde, a la redonda,
todos los años se oye, impresionante,
el sagrado rugir de las mujeres.
¡Cuándo será que los dioses olímpicos
de mis muchos trabajos me liberen?

130, 16-39 LP
… Yo desdichado, llevo una vida de aldeano rústico
en donde echo a faltar, Agesiladas
las voces que convocan a la Asamblea
o el Consejo: de aquello que mi padre
y el padre de mi padre compartieron,
hasta viejos, con estos ciudadanos
que se dañan los unos a los otros
yo vivo desposeído, y exiliado
en remoto lugar. Solo, entre lobos
hice mi casa aquí, como Onomacles,
preparando la guerra; que es innoble
no revolverse contra los que mandan

326 y 208
No acierto a ver de dónde sopla el viento;
rueda la ola unas veces de este lado
y otras de aquél; nosotros por en medio
somos llevados en la negra nave,
soportando el mal tiempo; el agua llena
la sentina cubriendo el pie del mástil,
deja el velamen ya ver a través
con grandes desgarrones a lo largo,
se ha aflojado la entena y el timón,


los dos pies se me quedan enredados
Alicia Montemayor. Letras grecolatinas. Compilación de poesía arcaica griega. 12

entre las jarcias, y eso es solamente


lo que me salva: el cargamento todo
por la borda saltó…

6. 326
Esta nueva ola del viento de antes nos llega y va darnos gran trabajo cuando aborde la
nave…
reforcemos cuanto antes… y corramos a un puerto seguro…
y que de ninguno de nosotros se adueñe un cobarde temor: es bien claro: acordaos de las
penas de antaño.
Sean todos valerosos,
y no cubramos de vergüenza a nuestros nobles padres que yacen bajo de estas… a la
cuidad…
siendo… de los padres… de los… nuestro corazón… parece… una rápida…
pero de la… ni a nosotros… el gobierno de un solo hombre… ni aceptamos

348 LP
… el hijo de padre innoble
Pítaco es al que han puesto de tirano
de esta ciudad sin temple y malhadada;
y a grandes voces todos le dan vítores.
Alceo 357. Ferraté 294
Y fulgura el palacio inmenso
con el bronce, y adornan todo el techo
cascos brillantes, y hacia abajo
penden de ellos, meciéndose, penachos
albares de caballo, adorno
de testas de hombres; cuelgan en redondo,
tapando las perchas, lucientes
grebas de bronce, al dardo resistente;
corseletes de fresco lino
y escudos huecos cubren todo el piso;
a su lado están las espadas
y muchos cintos y túnicas varias

347
Empapa de vino los pulmones, pues la estrella está haciendo su giro y la estación es dura
y todo está sediento por el calor y resuena desde el follaje la cigarra cantora… y florece
el cardillo. Ahora están más peligrosas las mujeres y flacos (levptoi) los hombres, pues…
su cabeza y sus rodillas Sirio las hace arder.

38 LP
Bebe conmigo, embriágate, Melanipo.
¿Qué piensas, que una vez que pases el freo
del Aqueronte, habrás de ver de nuevo
la pura luz del sol? No esperes tanto
Alicia Montemayor. Letras grecolatinas. Compilación de poesía arcaica griega. 13

Ya Sísifo, el más sabio de los hombres


se creyó haber a la Muerte sometido
pero cruzó, siguiendo a su destino,
dos veces, con ser sabio, el Aqueronte
y lo tiene penando el rey Crónida
bajo la tierra oscura. No, no esperes:
si acaso, es siendo joven, cuando debes
gozar de lo que aquí el Dios te envía.
Horacio usa este poema en la cuarta oda del libro primero.

307
a) Señor Apolo, hijo del gran Zeus
b) Orgullo de Tritea. (referido a la fuente Castalia). NO es seguro que el fragmento
sea parte de este himno.

34 LP
Dejad la isla de Pélope, y venid,
hijos audaces de Zeus y Leda,
apareceos, propicio el corazón,
Cástor y Pólux,
que recorréis la ancha tierra y el mar,
montados en caballos velocísimos,
y sin esfuerzo apartáis de los hombres
la triste muerte,
cuando saltáis al tope de la nave,
clareando en la trozas a distancia,
e ilumináis en la noche doliente
el buque negro.

373 LP
Eros, el más temible de los dioses,
a quien pariera Iris, de sandalias
lindas, de haberse unido al rubio Céfiro …

283LP
…Y turbó el corazón de Helena de Argos
dentro del pecho, y loca por el hombre
de Troya, ella por el mar al falso huésped
acompañó en la nave,
dejando en casa a su hija abandonada
y el abrigado lecho de su esposo,
y es que su corazón la convenció
de que al amor cediera,
de Dione y Zeus por la hija…
… la negra tierra guarda a muchos
de sus hermanos, caídos por Helena
Alicia Montemayor. Letras grecolatinas. Compilación de poesía arcaica griega. 14

en el llano de Troya,
y dieron en el polvo mucho carros
y muchos combatientes de ojos negros
fueron pisoteados, y al estrago
Aquiles se entregaba.

10LP
Ay de mi, mujer desgraciada, sufridora de toda clase de infortunios, a mi casa…
afrentoso destino, ya que alcanza mal
Insaciable y me nace en el pecho aterrado bramido de ciervo, un enloquecido… por las
desdichas…

42 LP
Se cuenta, Helena, que un dolor amargo
los pecados de Príamo y sus hijos
castigó por tu causa, y que incendió
Zeus la sagrada Ilón.
No fue así la muchacha delicada
que el noble hijo de Eaco, convocando
a todos los felices a la boda,
del techo de Nereo
llevó a la casa de Quirón; y el cinto
soltó de la doncella pura; y fértil
fue el amor de Peleo y de la egregia
Nereide, pues al año
tuvo ella un hijo, un fuerte semidiós,
de yeguas bayas conductor feliz;
y los frigios, en cambio, y su ciudad
murieron por Helena.

Safo
5, I-II y 15 b, 9-12 LP
Cipria y Nereides, otorgadme,
que vuelva acá mi hermano, incólume,
y que se cumpla todo cuanto
quisiera en su alma que ocurriese,
y que todas sus fatigas pague
y traiga dicha a sus amigos
y un tormento a sus enemigos
que igual no nos toque sufrirlo,
y que quiera hacerle a su hermana
algún honor, y que se rompan
los lazos de las tristes penas
que antes sufría…
Alicia Montemayor. Letras grecolatinas. Compilación de poesía arcaica griega. 15

LP 15
Cipria, y te encuentre más amarga,
y que Dórica no se jacte
nunca diciendo que, añorado
volvió su amor por vez segunda.

98LP
Pues mi madre solía decir
que en su tiempo, si una llevaba
el pelo envuelto en un turbante
de tonos brillantes, sin duda
que eso era un muy grande adorno;
pero a la que tiene el cabello
más rubio que un antorcha ardiente,
le sienta mejor que se arregle
con guirnaldas de flores frescas;
y hace poco, un lindo pañuelo
de Sardis …

Yo para ti, Cleis, no tengo


ningún pañuelo de colores
ni sé dónde pueda encontrarse.

v. 98 (b) No tengo, Cleis, de dónde hacerme para ti con un tocado multicolor, pero al
mitilenio… si… estos recuerdos del destierro obra de los Cleanáctidas… tiene la
ciudad…(?)… miserablemente se perdieron.

132 L-P
Tengo una linda niña
con la hermosura
de las flores de oro,
Cleis, mi encanto.
Por ella yo daría
la Lidia entera
y mi tierra querida.

150 L-P
No llores, Cleis:
donde se honra a las Musas
no se permiten
trenos; no, en nuestra casa
no sientan bien.

121LP
Antes bien, si eres mi amigo,
búscate una mujer joven;
Alicia Montemayor. Letras grecolatinas. Compilación de poesía arcaica griega. 16

pues yo no pienso atreverme,


siendo más vieja, a casarme

30 LP
Quiero que las muchachas
canten toda la noche
tu amor y el de tu novia
de ceñidor violado.
Despierta, hala, a los jóvenes
de tus años convoca:
veremos menos sueño
que el ave de voz clara.

104 a L-P
Estrella de la tarde, que a casa
llevas cuanto dispersó la Aurora clara:
llevas a casa la oveja,
llevas a casa a la cabra,
y de la madre a la hija separas.

105 a L-P
Como la manzana que, roja, se empina en la alta rama,
en lo alto de la rama más alta: los cosecheros la olvidaron;
no, no la olvidaron, que no pudieron alcanzarla…

44 L-P
Vino el heraldo,
Ideo, veloz mensajero…

“… y de todo el resto del Asia una gloria inmortal.
Héctor y sus compañeros traen, de Tebas la santa
y de la bella corriente Placia, en sus naves, que surcan
el mar salobre, a la tierna Andrómaca, de ojos oscuros;
y brazaletes de oro, muchos, y mantos de púrpura
que el viento revuelve, prendas de fina labor, e incontables
copas de plata para beber, y muchos marfiles”.
Dijo, e irguiese, animado de Héctor el padre querido;
y se corrió por la vasta ciudad la noticia entre todos;
y al punto los hijos de Ilios pusieron mulos delante
de los coches de andar sosegado, y ocupó sus asientos
la multitud de mujeres y mozas de finos tobillos
y aparte las hijas de Príamo …
y a los carros uncieron los mozos solteros

… y emprendieron todos camino hacia Ilión,
Alicia Montemayor. Letras grecolatinas. Compilación de poesía arcaica griega. 17

y la flauta de voz delicada mezclaba sus sones


con los de la lira y el ruido de crótalos, mientras las mozas
con voz aguda entonaban un canto sagrado, y llegaba
el eco divino hasta el cielo …
y había por todo el camino…

y mirra y canela e incienso mezclaban su aroma;
y las mujeres mayores lanzaban chillidos alegres
y todos los hombres con bella voz penetrante gritaban
llamando a Peán, que hiere de lejos, que pulsa la lira,
y les cantaban un himno a Andrómaca y Héctor divinos.

Alceo
384 L-P
¡Pura Safo,
de coronas violeta
de sonrisa de miel!

137 L-P
“Quisiera decir algo, y me lo impide
la vergüenza…”

“De ser tu afán por algo noble y bello,


de no tener la lengua en cosa mala,
no velara tus ojos la vergüenza
sino que me expondrías tu demanda”

16 L-P
Dicen que es una hueste de jinetes
o una escuadra de infantes o una flota
lo más bello en la tierra, mas yo digo
que es la persona amada.
y es muy fácil hacer que entienda eso
cualquiera, cuando Helena, que era hermosa
más que ningún otro humano, abandonó
a su honorable esposo
y a Troya se escapó, cruzando el mar,
y nunca de su hija se acordó
ni de sus padres, y es que, de su grado,
le hizo errar camino
la diosa cipria …
…y eso ahora me recuerda
a mi Anactoria ausente
Preferiría ver su andar amable
y el brillo de su cara
Alicia Montemayor. Letras grecolatinas. Compilación de poesía arcaica griega. 18

que un tren de carros lidios o una hueste


de infantes con sus armas.

96 L.-P
Ella a menudo, en Sardis
tendrá su pensamiento puesto aquí
Cuando estuvo con nostras, te rendía culto
como a una diosa revelada,
y le agradaba tu canto sobre todos.
Ahora, en cambio, se distingue entre las damas
de Sardis como, al ponerse el sol,
la luna de rosados dedos vence
a todas las estrellas; y su luz
se extiende por sobre el mar salado
y por los campos florecientes;
llueve hermoso rocío, y lozanean
las rosas y el perifollo
delicado y el florido meliloto;
y ella, en tanto, anda de un lado a otro,
y se acuerda de Artis dulce con nostalgia
y, no lo dudes, tu destino pesa
sobre su tierno corazón.

1L-P
Divina Afrodita, de trono adornado,
te ruego, hija de Zeus engañosa,
no domes, Señora, mi alma
con penas y angustias;
y ven para acá, si otra vez antes,
escuchando desde lejos mis quejas,
dejaste la casa de oro
del Padre, y viniste
en tu carro uncido; y batiendo las alas,
tus gorriones te llevaron por sobre
la tierra, por medio del aire,
veloces y lindos,
y al punto llegaron y tú con semblante
sonriente, oh diosa feliz, preguntabas
qué cosa hoy tenía, y por qué
volvía a llamarte,
y qué deseaba obtener en mi alma
enloquecida: “A quién quieres que ahora
conduzca a tu amor? ¿Quién es, Safo, quien tanto te daña?
Porque si hoy te evita, te buscará pronto,
si hoy no los toma, querrá dar regalos,
si no ama, te habrá de querer,
Alicia Montemayor. Letras grecolatinas. Compilación de poesía arcaica griega. 19

pesándole, pronto”.
Ven también ahora, a librarme del fardo
de mi angustia triste, y haz cuanto ansía
mi alma (thymos) obtener: sé, en la guerra,
tú, mi camarada.

31 L-P
Me parece el igual de un dios, el hombre
que frente a ti se sienta, y tan de cerca
te escucha absorto hablarte con dulzura
y reírte con amor.
Eso, no miento, no, me sobresalta
dentro del pecho el corazón; pues cuando
te miro un solo instante, ya no puedo
decir ni una palabra,
la lengua se me hiela, y un sutil
fuego no tarda en recorrer mi piel,
mis ojos no ven nada, y el oído
me zumba, y un sudor
frío me cubre, y un temblor me agita
todo el cuerpo, y estoy, más que la hierba,
pálida, y siento que me falta poco
para quedarme muerta.

Anacreonte
17 D 31P
Subo la cuesta, y otra vez
desde el cabo de Leucas me zambullo,
embriagado de amor, en la onda blanca.

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