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TEORIA-DEL-DELITO Final
TEORIA-DEL-DELITO Final
INDICE
INDICE..............................................................................................................................3
INTRODUCCION..............................................................................................................4
CAPÍTULO I.....................................................................................................................6
1. DEFINICION......................................................................................................................................6
3. EVOLUCIÓN...................................................................................................................................10
CAPITULO II....................................................................................................................13
ELEMENTOS...................................................................................................................13
1. CONDUCTA:...................................................................................................................................13
2. TIPICIDAD......................................................................................................................................18
3. ANTIJURICIDAD:............................................................................................................................22
4. CULPABILIDAD:.............................................................................................................................29
CAPITULO III...................................................................................................................36
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ESTRUCTURA................................................................................................................36
51. TIPICIDAD:.......................................................................................................................................36
5.2. ANTIJURIDICIDAD:..........................................................................................................................36
5.3. CULPABILIDAD................................................................................................................................36
CAPÍTULO IV..................................................................................................................37
CONCURRENCIA DE DELITOS....................................................................................37
CONCLUSIONES............................................................................................................38
BIBLIOGRAFIA..............................................................................................................39
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INTRODUCCION
Históricamente, se puede hablar de dos corrientes o líneas: la teoría causalista del delito y la
teoría finalista del delito. Para la explicación causal del delito la acción es un movimiento
voluntario físico o mecánico, que produce un resultado el cual es tomado por el tipo penal, sin
tener en cuenta la finalidad de tal conducta. La teoría finalista del delito entiende la conducta
como un hacer voluntario final, en cuyo análisis deben considerarse los aspectos referidos a la
manifestación exterior de esa finalidad. La primera corriente considera preponderantemente los
elementos referidos al desvalor del resultado; la segunda, por el contrario, pone mayor énfasis,
en el desvalor de la acción. Más recientemente, la teoría funcionalista intenta constituir un punto
de encuentro entre finalistas y causalitas, destacando en esta línea Claus Roxin en Alemania y
Paz de la Cuesta en España, entre otros.
La evolución histórica de la teoría del delito muestra tres fases sobresalientes el esquema
analítico del concepto neo-clásico del delito y por ultimo el esquema del concepto de delito
propio del finalismo.
Los sistemas de construcción analíticos del delito han sido productos de una lenta y gradual
evolución, caracterizándose, por la elaboración del concepto del delito según los rasgos de la
tipicidad la antijuricidad y la culpabilidad. Esto siempre fue así ya que en el antiguo derecho
penal el punto de partida de concepto de delito era amorfo, entendiéndose el delito como un
hecho dañoso hecho que causa perjuicio.
Ahora bien la dogmática jurídica, como componente central de la ciencia del derecho penal
aparece vinculada a la aportación del positivismo jurídico o científico no es que antes no se
hubiera examinado el delito en su dimensión jurídica existen antecedentes como se vera al
estudiar el tema de las escuelas penales pero la situación actual de la teoría del delito se vincula
superándola con la aportación que realizaron autores como Franz Von Liszt y Ernest Von Beling.
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CAPÍTULO I
MARCO TEÓRICO
1. DEFINICION
Tradicionalmente se define delito como la acción y omisión penada por ley. El código penal
define al delito como las acciones u omisiones dolosas o culposas penadas por Ley (La acción
activa o pasiva es la base de la conducta punible).
La Dogmática Penal nos plantea que el delito es una conducta típica antijurídica y culpable, MIR
PUIG, recogiendo las ideas de VON LISZT y BELING, sostiene que el delito es el
comportamiento humano típicamente antijurídico y culpable, añadiéndose a menudo la exigencia
que sea punible.
La teoría del delito es aquella teoría que pieza a pieza elabora el concepto básico y perfila los
diferentes elementos esenciales comunes a todas las formas de delito. Esta teoría es de creación
doctrinal, aunque está basada en preceptos legales; trata sobre los elementos o requisitos de todos
los delitos entendidos como institución general. Partiendo de la definición del delito, se va
estructurando la teoría del delito, dividiéndose en: tipos de sujeto, acción (o conducta), tipicidad,
antijuridicidad, culpabilidad y punibilidad (o penalidad). Aunque la teoría del delito es
completamente aceptada, sí existen diferencias en cuanto a las relaciones entre sus elementos y
los componentes de cada uno de ellos.
Desde el punto de vista jurídico, delito es toda conducta que el legislador sanciona con una pena.
Esto es consecuencia del principio nullum crimen sine lege, que rige el derecho penal moderno.
Este principio impide considerar delito a toda conducta que no caiga en los marcos de
la ley penal. Este concepto que se da es formal, y nada dice sobre los elementos que debe tener
esa conducta para ser castigada por la ley penal. Las definiciones que dan algunos códigos,
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tienen elementos que el legislador exige para considerar una acción u omisión como delito o
falta, por lo que ya no son simples definiciones formales de delito.
El legislador ha querido destacar en esas definiciones caracteres que le han parecido relevantes,
en orden a la consideración de un hecho como delito, que debe tratarse de una acción u omisión,
deben ser dolosas o culposas y penadas por la ley. Corresponde al jurista, a la ciencia del derecho
penal, elaborar ese concepto del delito, en el que están presentes todas las características
generales comunes a todos los delitos en particular.
La acción consiste en actuar o hacer, es un hecho positivo, el cual implica que el agente lleva a
cabo uno o varios movimientos corporales y comete la infracción a la ley por si o por medio de
instrumentos, animales, mecanismos o personas.
La teoría del delito es obra de la doctrina jurídico- penal y constituye la manifestación más
característica y elaborada de la dogmática del Derecho Penal. Esta tiene como objetivo teórico
más elevado la búsqueda de los principios básicos del Derecho Penal positivo y su articulación
en un sistema unitario. La teoría del delito constituye un intento de ofrecer un sistema de esas
características.
Por eso se sostiene que el esfuerzo investigador en la Ciencia del Derecho penal se ha centrado, a
lo largo de los tiempos, en la elaboración de la teoría jurídica del delito. Emiliano Borja Jiménez
considera que muchas razones explican la gran importancia que la doctrina le ha otorgado al
hecho punible, sin embargo, la de mayor peso reside en la constatación de que la infracción
penal constituye el presupuesto fundamental de la norma jurídica, y con ello, del propio Derecho
penal. “Se puede decir –alega-, sin exageración alguna, que los diferentes métodos desarrollados
en la investigación en el ámbito del ordenamiento punitivo coinciden, en líneas esenciales, con
aquellos utilizados en la explicación jurídica del fenómeno delictivo. Y tampoco es de extrañar
que cuando se hace referencia a un determinado sistema de Derecho penal, se esta tomando en
consideración, fundamentalmente, un cierto modelo explicativo del hecho punible. Porque, en
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Muñoz Conde escribe que la Teoría General del Delito estudia las características comunes que
debe tener cualquier conducta (acción u omisión) para ser considerada delito, sea ésta en el caso
concreto un homicidio, una estafa, una agresión sexual o una malversación de caudales públicos
Es que hay características que son comunes a todos los delitos y otras por las que se diferencian
los tipos penales unos de otros; un asesinato es distinto a una estafa o un hurto; cada uno de estos
hechos presenta particularidades diferentes y tiene conminadas, en principio, penas de distinta
gravedad . Sin embargo, tanto el asesinato, como el hurto o la estafa tienen características que
son comunes a todos los delitos y que constituyen la esencia del concepto general de delito.
Muñoz Conde enseña que “la verificación de estas características comunes corresponde a la
Teoría General del Delito, que es una de las materias de la Parte General del Derecho Penal;
mientras que el estudio de las concretas figuras delictivas, de las particularidades específicas del
hurto, de la violación, de la estafa, etc., es materia de la Parte Especial” (Muñoz Conde, p.199).
Por eso, Roxin considera que la dogmática de la Teoría General del delito es desde siempre la
parte nuclear de todas las exposiciones de la Parte General, ya que uno de sus cometidos más
difíciles que encuentra es la formación y evolución cada vez más fina de un Sistema de Derecho
Penal.
La Teoría del delito, representa una parte de la ciencia del Derecho Penal que se ocupa de
explicar qué es el delito en sentido genérico, descomponiendo el concepto de delito en un
sistema de categorías jurídicas, facilitando así la aplicación de la ley penal. Por ello, la doctrina
ha separado sus elementos, categorías o ingredientes en: Acción, tipicidad, antijuridicidad y
culpabilidad. Lo que se observa es que indudablemente el sistema actual de la teoría del delito
está integrado prácticamente por las mismas categorías que en su origen en el último cuarto del
siglo XIX, ya que, la acción, la tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad son desde casi un
siglo las categorías básicas del sistema. Por esto, Bacigalupo Zapater sostiene acertadamente,
que no se discute el orden de las categorías, pues éste procede del fundamento lógico-normativo
de los problemas generados por la aplicación de la ley penal respecto del que el acuerdo es muy
estable. Lo que se discute se refiere precisamente a la cuestión de la mediación entre la ley y los
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hechos que son objeto del juicio. La razón que explica esto es sencilla: aplicar la ley a un caso
significa poner en relación un pensamiento abstracto –la ley- y un suceso real determinado.
Luego tenemos el aporte de Edmundo Mezger, que dice que el delito es la acción típicamente
antijurídica y culpable. Si bien es cierto que este concepto aporta el de la culpabilidad
igualmente resulta inconcluso por loa argumentos ya referidos.
Con estos dos últimos autores estamos ingresando a las definiciones modernas y entre ellas
tenemos a la que expone Franz Von List; para quién el delito es un acto humano culpable
antijurídico y sancionado con una pena.
Entre las definiciones modernas muy conocidas tenemos la de Luis Jimenez de Asua quién
conceptúa que el delito “ Es el acto típicamente antijurídico, imputable a un hombre y sometido a
veces a condiciones objetivas de penalidad y se halla conminado con una pena o medidas de
seguridad.
Celestino Porte Petit, sostiene que el delito no es solo el acto, sino mas bien la conducta, pues el
delito hasta su consumación tiene tres momentos los cuales son:
a) Iniciaciòn
b) Realización
c) Resultado
La escuela de Turìn Italiana define el delito como la conducta (típica, antijurídica, culpable,
imputable y que llena las condiciones objetivas de punibilidad. Analizando el concepto diremos
que lo típico hasta la pena no vienen a ser sino; los medios característicos del delito por que la
sanción no viene a ser sino una consecuencia respecto del daño causado.
En el código penal en el Art. 11 sostiene que “son delitos y faltas las acciones u omisiones
dolosas o culposas condenadas por la ley” con este criterio nos indica las características
específicas de todo delito. Se fija la acción u omisión que puede sobrevenir bajo la forma de dolo
o culpa como elementos autónomos. La noción “penadas por ley” alude a la tipicidad
antijuricidad y culpabilidad y estas características si bien específicas son comunes a todo delito.
3. EVOLUCIÓN
Cuando se reflexiona acerca de la evolución de la teoría del delito desde sus inicios “naturalistas-
positivistas” hasta las concepciones post-finalistas, se aprecia una cierta diferencia entre lo que el
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derecho positivo permite y lo que los juristas desean de la interpretación en la teoría jurídica del
delito, pues han existido a lo largo de la historia diversas direcciones metodológicas.
Ahora bien, los estadios de la evolución de la teoría del delito desde que surge en Alemania, hace
ya más de un siglo, hasta la actualidad son: En primer lugar, el causalismo positivista , bajo cuya
influencia se pretende plantear el delito y la responsabilidad como datos positivos, y realidades
físicas explicadas mediante la mera causalidad y no la libertad (F.v. Liszt, 18511919, por
ejemplo).
En segundo lugar, ante la insuficiencia de tal enfoque causalista, se recurre a enfoques
denominados neoclásicos o neokantianos , atentos a los valores que se hallan presentes en las
diversos elementos de la acción humana, la libertad, la culpabilidad como reproche… (así, G.
Radbruch, 1878 1949, y E. Mezger, 1883 1962, por ejemplo).
En tercer lugar, tras la segunda guerra mundial, el redescubrimiento de que la acción humana se
encuentra gobernada por la idea de finalidad buscada por el agente, idea que sirve para replantear
el orden de las categorías de la teoría del delito, e ir dotándolas de nuevo contenido (así, el
finalismo de H. Welzel, 1904 1977, y R. Maurach, por ejemplo).
Desde los años setenta del pasado siglo, y hasta ahora, dominan el panorama doctrinal los
enfoques finalistas (plasmado sobre todo en el esquema y orden de las categorías del delito),
combinados con el funcionalismo , es decir, la explicación y justificación de los contenidos de
las categorías por las funciones que cumplen en la sociedad o por sus consecuencias: es la
finalidad de la pena y su contribución al mantenimiento de la vida social lo que sirve para dar
contenido a las categorías del delito (así, G. Jakobs); o bien, son los principios y categorías de la
política criminal –principio de legalidad, prevención...– los que han de dar contenido a cada una
de las categorías de la teoría del delito (así, C. Roxin). Entendemos por Sistema a un conjunto de
reglas o principios jurídicos racionalmente enlazados entre sí, que dan coherencia a un instituto
jurídico-penal, en este caso, el delito. El filósofo Kant dijo que un sistema es la unidad de los
diversos conocimientos bajo una idea, un todo del conocimiento ordenado según principios. En
esta orientación Medina Peñaloza considera que el sistema científico jurídico es una ordenación
lógica de los conocimientos particulares alcanzados en la ciencia del derecho, donde el contenido
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de los enunciados (principios) determina la relación sistemática de unos con otros; garantizando
una precisión de sus argumentos y aportando posibilidades de solución para problemas
específicos, además de mostrar las consecuencias de esas soluciones hasta conducir a
planteamientos válidos para la comunidad.
Y así es la estructura de la teoría del delito. Por estas consideraciones, la teoría del Delito reúne
en un sistema, dice Mir Puig, los elementos que, en base al Derecho positivo, pueden
considerarse comunes a todo delito o a ciertos grupos de delitos.
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CAPITULO II
ELEMENTOS
1. CONDUCTA:
Datos reales pero no relevantes para el concepto El derecho penal extrae del
fenómeno de la conducta sólo algunos datos que interesan a la adjetivación, en
diferente calidad y medida. Toda conducta humana se presenta de alguna
manera (fenómeno) pero no sabemos qué datos fenoménicos interesan al
derecho penal hasta que son demandados por los adjetivos necesarios para
completar el concepto del delito.
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Los puros hechos humanos Tampoco puede ser sustantivo del delito
cualquier hecho humano no voluntario. Tales son los movimientos reflejos.
Los actos automatizados se dirigen voluntariamente una vez aprendidos. Son
hechos humanos no voluntarios (meros hechos humanos) los que tienen lugar
porque la persona es incapaz de voluntad en el momento del hecho
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2. TIPICIDAD
reparte sobre personas por su vulnerabilidad. Cuantos más tipos penales haya
en un estado de derecho, mayor será el ámbito que éste concede al poder
punitivo para seleccionar personas. El principio regulativo del estado de
derecho (igualdad ante la ley) se realiza en proporción inversa al ámbito de
poder punitivo abierto por el conjunto de las tipicidades. Criminológicamente la
sanción de tipos penales recibe el nombre de criminalización primaria (o
programa de criminalización).
Las técnicas de prohibición típica Las leyes formulan tipos según diferentes
técnicas de prohibición, lo que da lugar a distintas estructuras típicas
fundamentales. La señalización de los pragmas conflictivos y del consiguiente
campo de prohibición de la conducta puede llevarse a cabo mediante la
individualización de la conducta (a) atendiendo al fin propuesto por el agente,
en cuyo caso resulta un tipo doloso; (b) puede optarse por señalar la acción
prohibida atendiendo a que ésta se realiza de un modo defectuoso en cuanto al
deber de cuidado que el agente debía observar, de lo que resulta un tipo
culposo; (c) puede señalarse el pragma con la conducta prohibida, dando lugar a
un tipo activo; o bien (d) puede señalarse el pragma con la conducta debida y,
por tanto, establecer como prohibida toda otra diferente de ésta, por lo que
resulta un tipo omisivo.
El tipo doloso activo como modelo para iniciar el análisis Las estructuras se
combinan, dando lugar a tipos dolosos activos y omisivos y tipos culposos
activos y omisivos. Numéricamente dominan los tipos dolosos activos, aunque
ésta no es la única razón –y quizá la menos válida- para considerarlo el tipo
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modelo desde el cual comenzar el análisis del tipo legal. Las otras razones para
considerarlo tipo modelo son: (a) Se trata de los tipos con pragmas de mayor
conflictividad, dado que cuando la finalidad se dirige al resultado es mucho más
probable que éste se produzca. (b) Su estructura es más compleja que la del tipo
culposo en cuanto a la presencia de elementos subjetivos. (c) La mayoría de los
tipos omisivos requieren un pragma especial en que el agente garantiza la
incolumidad del bien jurídico, lo que en un estado de derecho constitucional
resulta excepcional. (d) En el tipo activo doloso la conducta causa una mutación
del mundo conforme a la finalidad coincidente, en el culposo la voluntad se
dirige a un objeto diferente de la mutación mundana y en el omisivo la
conducta prohibida no es la causa del resultado.
El análisis comienza por el tipo objetivo. El análisis del tipo doloso activo
debe comenzar por el tipo objetivo, dado que no tiene sentido preguntarse por
la dirección de la voluntad cuando falta un pragma conflictivo, por lo cual es
válido afirmar que el tipo objetivo es el núcleo básico o primario del tipo.
3. ANTIJURICIDAD:
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Son permisos para realizar comportamientos típicos. Es decir que, aunque estén tipificados no
son ilícitos. A esta altura ya se sabe que hay conducta típica.
Debe comenzar por el tipo objetivo, dado que no tiene sentido preguntarse por la
dirección de la voluntad cuando falta un pragma conflictivo, por lo cual es válido afirmar
que el tipo objetivo es el núcleo básico o primario del tipo.
De allí que el orden jurídico no pueda concebirse sólo como un orden normativo
(integrado únicamente por normas prohibitivas), sino que requiere también preceptos
permisivos para resolver los casos en que la violación de la norma prohibitiva es una
forma de ejercicio de un derecho. Toda comprobación de este último extremo es una
ratificación del ámbito de libertad civil, que es la regla general. Estos preceptos
permisivos (derechos) pueden emanar de cualquier parte del orden jurídico (derecho
penal, civil, constitucional, administrativo, etc.). Son las llamadas causas de justificación
o de licitud.
puede preguntarse por un permiso si antes no medió una prohibición), pero ante
todo por razones (b) materiales (no puede concluirse que una conducta prohibida
es contraria al derecho sin antes verificar que no se halla reafirmada la regla
general de la libertad, por tratarse del ejercicio de un derecho).
un delito. El injusto, como conducta, es de cada agente (no de todos los que
intervienen en el proceso causal que va a dar al resultado), pues la tipicidad y la
antijuridicidad son adjetivos de la conducta y ésta sólo puede ser personal. Por
ello, es posible que alguien cometa un injusto valiéndose de quien actúa conforme
al derecho.
(El fundamento de la legítima defensa) En la ley penal se regulan dos causas específicas
de justificación o contratipos: la legítima defensa y el estado de necesidad justificante. La
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legítima defensa se basa en el principio de que por regla general nadie está obligado a
soportar lo injusto. Éste permiso se habilita (a) ante una agresión ilegítima, (b) debe ser
necesaria, (c) además debe ser racional y (d) no provocada (34, 6, 7 CP). (Agresión
ilegítima) (a) Una agresión ilegítima es una conducta antijurídica (no necesariamente
típica). Por ende, no es agresión ilegítima el hecho de quien no está realizando conducta o
el ataque de un involuntable o de un animal, aunque sea el instrumento de una persona
(contra el involuntable y el animal cabe sólo la defensa en los límites del estado de
necesidad). La conducta agresiva debe ser intencional (no cabe decir dolosa porque puede
no ser típica). Las conductas culposas o accidentales no son agresión ilegítima. No
obstante, una conducta negligente puede configurar una agresión ilegítima a la
tranquilidad. Las tentativas aparentes tampoco son agresiones ilegítimas, aunque pueden
serlo contra otros bienes jurídicos. La antijuridicidad de la agresión impide la legítima
defensa contra acciones lícitas, por lo cual no cabe contra una acción justificada (no hay
legítima defensa contra la legítima defensa, por ejemplo).
Los offendicula Cuando las defensas son medios mecánicos –que incluyen los
offendicula- rigen los mismos principios acerca de la necesidad racional de la
defensa u obstáculo (offendiculum). Falta de provocación suficiente (d) La
provocación suficiente por parte del que se defiende excluye la legítima defensa.
No debe consistir en una agresión ilegítima, porque en tal caso quien se defiende
es el otro y sería un requisito redundante (inútil). Provocación es la que da motivo
a la agresión, pudiendo ser intencional o imprudente, bastando para ser suficiente
con que sea previsible. Para evaluar la previsibilidad no se deben tomar en cuenta
las características del agresor contrarias a la coexistencia (matonismo,
intolerancia, irascibilidad, hábitos pendencieros, etc.), salvo que la conducta
provocadora lesione elementales sentimientos de piedad (humillaciones a un
anciano, a un discapacitado, maltrato de animales, etc.). Se excluye en estos casos
la legítima defensa porque el conflicto se genera en una conducta inútilmente
conflictiva: no le asiste el derecho a defenderse legítimamente al que va por la
vida provocando conflictos evitables con sus semejantes y creando las situaciones
de necesidad. El provocador, si bien queda excluido de la legítima defensa puede
resultar exculpado por estado de necesidad exculpante.
4. CULPABILIDAD:
Es un juicio sólo formalmente ético Pero este juicio sólo toma de la ética la
forma, porque el juicio de culpabilidad así entendido no es materialmente ético,
porque no se hace cargo de la selectividad criminalizante del poder punitivo (10,
11, 14, 15), con lo que lesiona el principio de igualdad (16 CN) y legitima un
ejercicio de poder arbitrario sobre los más vulnerables.
el poder punitivo, por lo general debe haber hecho un notable esfuerzo para llegar
a esa situación.
CAPITULO III
ESTRUCTURA
La tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad, son los tres elementos que convierten una acción
en delito. Estos niveles están en una relación lógica necesaria, ordenados sistemáticamente y
constituyen la estructura del delito. Cuando una conducta es típica y antijurídica estamos
frente al injusto, pero el injusto no es suficiente para imputar delito se requiere el test de
culpabilidad.
51. TIPICIDAD:
Es la verificación de si la conducta coincide con lo descrito en la ley (tipo) es una función que
se le denomina tipicidad. Este proceso de imputación implica dos aspectos: 1. La imputación
objetiva, identificar los aspectos de imputación a la conducta y al resultado. 2. La imputación
subjetiva, verificación de los aspectos subjetivos del tipo.
5.2. ANTIJURIDICIDAD:
Una conducta típica será antijurídica cuando no concurra ninguna causa de justificación. Si
concurre una causa de justificación la conducta no es antijurídica. Las causas de justificación
son disposiciones permisivas especiales que operan sobre cualquier forma básica de hecho
punible. Art. 20° CP: La legítima defensa, el estado de necesidad y el ejercicio legítimo de un
derecho. La antijuridicidad implica una constatación negativa de la misma.
5.3. CULPABILIDAD
(Imputación personal): Se realiza un análisis del individuo a fin de determinar su puede o debe
responder penalmente por su accionar. Se debe verificar la:
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CAPÍTULO IV
CONCURRENCIA DE DELITOS
Se tiene el concepto genérico del delito y el de norma penal, cada una de estas tiene concepción
genérica y abstracta; mas, en el momento que se infringe la ley penal y de la individualización
del sujeto activo del delito obligada a la autoridad a tipificar cada una de ellas, conforme al
mandato expreso expreso que nuestro código penal en el libro II del Art. 106 al 539, que los
tipifica. La institución de la concurrencia no debe ser confundida con los institutos procesales de
la acumulación, reiteración o reincidencia de varios delitos y leyes de naturaleza penal respecto
a la ejecución de una conducta; pues son instituciones de naturaleza distinta y merecerán estudio
en la parte procesal del Derecho Penal.
El tema materia de estudio se encuentra ligado a la acción penal, por tanto será necesario precisar
el número de acciones para determinar la existencia de uno o varios delitos.
En la concurrencia se dan distintas formas por consiguiente sus clases son:
1.- Concurrencia Material o Real
2.- Concurrencia Formal o Ideal
Concurrencia Material o Real.- Cuando se está al frente de una pluralidad de acciones
y delitos, es decir, varios hechos constitutivos de varios delitos. Los delitos se producen
de modo independiente pero por el mismo sujeto. (Art. 50 C.P.)
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CONCLUSIONES
TERCERA. La tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad, son los tres elementos que convierten
una acción en delito. Estos niveles están en una relación lógica necesaria, ordenados
sistemáticamente y constituyen la estructura del delito. Cuando una conducta es típica y
antijurídica estamos frente al injusto, pero el injusto no es suficiente para imputar delito se
requiere el test de culpabilidad.
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BIBLIOGRAFIA
Cobo del Rosal Manuel, (1999) Derecho penal parte general 5ta ed. Tirant Loblanch
Valencia 1999.
Claus Roxin (2002) Política criminal y sistema del dercho penal general, Ed, Bosch Bnos.
Buenos Aires octubre.
Muñoz Conde, Francisco (1999) Teoría geneal del delito. Editorial Themis.