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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS

TEORÍA DE LA CULTURA I

NOMBRE: Kevin Aguirre, Diana Blecker, Vanesa Dávila, Erick Heredia, Cinthya
Montaño y Erika Villavicencio

FECHA: 08-10-2019

CURSO: Sexto Semestre Sociología

TEXTO: Estudios culturales: dos paradigmas

El autor expresa que en el desarrollo del trabajo intelectual no existen inicios


absolutos y totalmente claros, de esta manera, lo importante en el proceso de
construcción de pensamiento, son las rupturas que puedan existir ya que las mismas son
significativas. Es así como, en estas fisuras conceptuales se aprecia la reagrupación de
los elementos viejos y nuevos, en torno a nuevos tremas. Por otro lado, estos quiebres
contribuyen a esclarecer la manera en la que la realidad social, permea en el
pensamiento a modo de apropiación.

De esta manera, el autor expone como existe una relación directa entre la
realidad histórica y el pensamiento, consecuentemente es en este contexto en donde
aparecen los estudios culturales a finales de la primera mitad del siglo XX, y la cultura
aparece como un ámbito de convergencia de distintos intereses.

Stuart Hall empieza por realizar una breve descripción de cómo los paradigmas
direccionan la forma de pensar y actuar de las personas. Es en éste sentido que el autor
mencionará los inicios de los estudios culturales de la mano de los textos: The Uses of
Literacy de Richard Hoggart, las obras de Raymond Williams Culture and
Society y The Long Revolution y el trabajo del historiador E.P. Thompson. Hall recurre
a estos autores para evidenciar la ruptura que existe en ellos con respecto a sus
tradiciones de pensamiento.
Para Hall, el factor más relevante en estos autores, aparte de las rupturas que hacen,
es la preocupación que hacen en torno a la cultura. En una primera instancia, Hall
encuentra dos maneras de entender a la cultura según Williams: 1) viendo a la cultura
como un conjunto de meras descripciones disponibles con las cuales las sociedades dan
sentido y refleccionan sobre sus experiencias cotidianas, siendo de éste modo la cultura
algo común para todos; y 2) concibiendo a la cultura como una práctica social, es decir
como toda una “forma de vida”, centrándose en la forma en la que la cultura se imbrinca
en todas las prácticas sociales.

El autor señala que el aporte de las dos concepciones de la cultura de Williams, recae
en que van en contra de las definiciones idealistas y civilizatorias de la misma, en estas
ideas, según Hall, se encontraba una perspectiva elitista. Del mismo modo, Williams
toma una posición mucho más amplia frente a ciertos marxismos (en especial al de
estructura/superestructura), ya que la concepción de Williams pone a la cultura en un
punto central, percibiéndola como una praxis que existe (de distinta manera) en todas
las actividades humanas. En esta concepción, Williams emplea el concepto de
experiencia, para aludir a las formas en las que son vividas las relaciones sociales.

Hall, menciona, que tanto Williams como Thompson emplean el concepto de cultura
de una manera central en sus análisis, aunque de una manera relativamente diferente,
pese a que emplean conceptos similares. Sin embargo, Hall recalcará no el cómo es
entendida la cultura para ambos autores (aunque trabaja mucho más la concepción de
Thompson), sino que ambos rompen con un paradigma establecido y ponen en el centro
a este tan complicado concepto.

Estudios culturales y estructuralismo

Los estudios culturales se dificultan debido a la contraposición entre el paradigma


culturalista y estructuralista, lo cual conllevó a cambios en las problemáticas que
transforman las interrogantes de investigación y entendimiento. En cuanto a este tipo de
estudios vinculados al estructuralismo, por lo general, ha sido articulado al concepto de
ideología, especialmente con el marxismo tomando preponderancia, por lo cual se
interrumpe así el culturalismo que analiza el mundo de acuerdo a las especificidades y
parámetros propios de cada cultura, para buscar un estudio más orgánico.
Si bien los estructuralistas marxistas han superado obstáculos en cuanto a
investigaciones iniciales en el campo de estudios culturales, no pueden dejar de ser
menos importantes los precursores del estructuralismo, como lo es Lévi- Strauss y la
semiótica los cuales iniciaron con la ruptura del culturalismo, quien con su paradigma
lingüístico logró que los estudios humanos de la cultura se vuelvan científicos y
rigurosos. Asimismo, trabajó sistemáticamente con el término cultura considerando a las
ideologías como menos importantes llevando a cuestionamientos hacia el marxismo
ortodoxo.

La lógica causal de la determinación fue abandonada a favor de una causalidad


estructuralista, una lógica del ordenamiento de relaciones internas dentro de una
estructura, visto acertadamente en obras de Althusser y los estructuralistas marxistas, así
como a activa presencia del paradigma lingüístico. Existe, por ende, una diferenciación
total de universos conceptuales e intelectuales donde los paradigmas culturalistas y
estructuralistas estuvieron fuertemente contrapuesto como en el concepto de
experiencia, la concepción del ser humano como portador de estructura o agente activo
en la producción de su historia, preocupación de un discurso científico y no ideológico,
y en el rediseño de la historia como marcha de estructuras.

Los debates en el desarrollo de estos dos paradigmas se han vuelto parte de


problemas y temáticas específicas. En Inglaterra las discusiones se han vuelto tan
polarizados, llegando a ser “cárceles del pensamiento”. La fuerza del estructuralismo es
el énfasis en las condiciones determinadas, la obra de Marx permite pensar en las
relaciones de una estructura y la necesidad continua y compleja de abstracciones como
instrumento intelectual que permite que la argumentación está constantemente
estableciéndose, lo cual exige la especificación de nuevas condiciones de existencia.

El estructuralismo tiene peso adicional debido a que el culturalismo y su insistencia


en la particularidad radical conlleva a que su conceptualización de la totalidad adquiera
simplicidad; su complejidad es reductible. El estructuralismo, aunque se extiende
demasiado en la construcción mecánica de una Estructura, marca un avance con
respecto al culturalismo en la concepción necesaria de la complejidad de la estructura,
tiene la capacidad conceptual de pensar en una unidad construida mediante las
diferencias entre las prácticas; este paradigma podría conceptualizar la especificidad de
las diversas prácticas.
Logró también descentralizar las elaboraciones descuidadas de la categoría ideología,
pero es visible en trabajos donde el ámbito ideológico puede ser adecuadamente
conceptualizado como en Gramsci y Laclau. El autor considera que Gramsci es quien
muestra el camino para eliminar la “falsa polarización” de los estudios de la cultura,
también muestra que se ha intentado pensar en avances a partir de elementos de estos
dos paradigmas, a través, de algunos conceptos elaborados en el trabajo de Gramsci, que
es el autor que más se aproxima a cumplir requisitos en este campo de estudio.

Conclusiones

A modo de conclusión, podemos observar la importancia que Hall encuentra en los


autores que emplea para su artículo, no en qué significa cultura para cada uno de ellos,
sino en que dicho término ocupe un lugar relevante y central en sus estudios. Esta
importancia radica en la ruptura que hacen con respecto a la tradición de pensamiento a
la que cada uno pertenece, en la cual la cultura queda relegada como un simple
elemento de idealización y hasta como un concepto que mide el grado de civilización de
una cultura.

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