Está en la página 1de 1

“…AL QUE A MI VIENE”

Juan 6:37

Uno de los grandes textos de la Biblia. Tres voluntades, obrando en concierto, para la salvación del
pecador: el Padre dando al Hijo; el pecador viniendo a
Cristo; y Cristo recibiéndolo. Consideremos:

I. EL ACTO SOBERANO DEL PADRE

1. Es acto soberano. En un sentido lo ha dado todo al Hijo: todos lo habrán de conocer sometiéndose a su
autoridad (Filipenses. 2:9-11); pero no para salvación. (Juan 17:2, 6, 11, 12, 24).
2. Le son dados en respuesta a su petición. (Salmos 2:8). ¿Extraña petición? ¿Por qué se interesó en ti?
¿Estará orando por algún pecador presente?
3. Le son dados para que en ellos manifieste su poder y gracia;
(a) para salvar,
(b) para transformar.
4. Le son dados permanentemente.

II. EL ACTO DEL PECADOR

Venir a Cristo.
1. Un acto voluntario. ¿Resisten algunos? Saulo de Tarso.
2. El Agente empleado: el Espíritu Santo obrando por la Palabra:
(a) Denuncia el pecado;
(b) Los guía el Salvador. (Cada cristiano un agente secundario.)
3. ¿Cómo vienen?
(a) Renunciando a todo mérito;
(b) y a todo otro recurso;
(c) arrepentidos;
(d) En respuesta a su invitación: “Venid a mí.”

III. EL ACTO DE LA GRACIA

“No lo echo fuera” Atenuación — no lo desecha; lo recibe con amor y gozo. Su gracia manifiesta:
1. En atención al mismo pecador: No importa quién sea (publicanos y rameras); no importa de dónde
venga; no importa cuándo venga.
2. En lo inmediato de su aceptación. No hay demora. ¡Cuántos requisitos para pasar otras fronteras! Ej.: El
malhechor en la cruz.
3. En cuanto al objeto de su admisión. Para ser hijos; para ser santos; para ser útiles; para ser felices;
para estar siempre con él (Juan 17:24).

No preguntes si Dios te ha elegido. Oye tan sólo el llamado de Cristo. Te ama; te espera; te prepara
grandes bienes. Cede al impulso del Espíritu que te lleva a
Cristo. Dios quiere; Cristo quiere; ¿quieres tú?

También podría gustarte