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REVISTA

de
TRABAJO
ño 5 - Número 7 - Nueva Época - 2009

Teorías económicas y políticas públicas


frente a la crisis global
Coordinación Editorial
Inés Mambretti

Asistentes
Sofía Inés Munárriz
Gisela Bazzini

Diseño de tapa
Diego A. ReartE~s

Impresión y diagramación
Artes Gráficas Papiros S.A.C.I.

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ISSN 0328-0764 },

La Revista de Trabajo es la publicación oficial del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, .·_rJ····'.¡

Av. Leandro N. Alem 650, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (ClOOl AAO), República Argentina ,
Tel.: (54-11) 4310-5936/Fax: (54-11) 4310-5866

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Crisis económica y configuración política:
Karl Polanyi revisitado

Eduardo Rojas*

Inmerso en uno de los ambientes de bie- no existir. Recordar la crisis societal según
nestar más deslumbrantes sigo sintiendo sus nudos menos visibles será, pues, método
la creciente pobreza en que están los ni- privilegiado de este artículo, una reconstruc-
ños, el aumento de las disparidades en la ción del tenso relato que Karl Polanyi propuso
distribución de ingresos y patrimonio, el hace setenta años sobre el capitalismo indus-
crecimiento del sector de bajos salarios trial del siglo XIX, sus dislocaciones, desgarra-
con una ocupación insegura, el segmento mientos y "gran transformación" 2 • El teórico
cada vez mayor de personas que se sien- húngaro arriba allí a una conclusión monu-
ten superfluas, todo eso lo siento como un mental: extender el intercambio en mercados
escándalo. Pero este escándalo debería como única norma de desarrollo posible lleva
ser entendido como una parte de los pro- a la destrucción de la vida humana, no sólo de
blemas que sólo podemos solucionar si in- sus instituciones, como quisiera decirnos un
vertimos esa tendencia, planetaria, a que institucionalismo sociológicamente irreflexivo,
los mercados escapen a las posibilidades en boga, sino de las acciones en la calle que
de configuración política. habitualmente constituyen la comunidad. Por
eso quizás el recuerdo de su obra surge tan ac-
Jürgen Habermas: "La política de Europa tual hoy, un mundo en que todo lo que vale
en un callejón sin salida" 1 busca ser mercancía, pierde humanidad y la-
zos entre los humanos. Hablamos así de un
capitalismo cuya configuración mercantil era
-y llega ser hoy- imaginada y predicada por
En tiempos de crisis global, pocos -si alguno- las elites sin configuración política ni social
saben de superarla, la realidad escapa de lí- alguna, al punto que ni siquiera en pleno ca-
deres e intelectuales y la pretensión de saber taclismo aprecian la crisis. La recurrencia de
redunda sin vuelta en simple aventura políti- los escándalos de la modernidad que menta el
ca. Esa singular historia sin lugar del saber epígrafe, signos ininteligibles de cambio, obli-
aconseja no inventarlo sino, más bien, revi- gan a la provisoriedad teórica y exigen a esa
sitar aquel siempre a la mano pero olvidado historia sin destino de las crisis, que revisita- 61
porque la sociedad que lo recuerda parece ya remos;"formas que integren a actores sociales

* Investigador especialista en materias de trabajo y teoría social.


1 Habermas J.: Ay Europa. Madrid, Ed. Trotta, 2009, pág. 106.
2 Polanyi K.: La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo. México DF, Fondo de Cul-
tura Económica, 2006 (la primera edición, en inglés, data de 1944).
EDUARDO ROJAS

y políticos dispuestos a la reflexión constructi- nes de captar (mentalmente) todos los puntos
va sin garantía científica mayor. de vista posibles. Y sólo en la medida en que
es capaz de objetivarse a sí mismo puede [... ]
Si recortamos por esta línea la tradición trasladarse con el pensamiento al lugar donde
teórica, nuestro discurso interpelará a otros 1
está colocado su objeto (que también es, al me-
sin pretensiones de objetividad "autónoma" nos hasta cierto punto, un alter ego) y captar
ante la realidad y sus efectos. Como ya sabe- así su punto de vista, es decir, comprender que
mos, en el mundo del siglo XXI lo objetivo dice si estuviera en su lugar, como suele decirse,
poco sin autorreflexión, sin un entendimiento indudablemente sería y pensaría como él" 3 .
de sujetos y prácticas (con)textuales que lo
vuelvan sobre sí mismo. Intentamos más bien
producir una teoría interpretativa, comunica- • Historia política real vs economía
ción de pretensiones de validez sujetas al sí liberal utópica.
o al no del lector y de la sociedad. Nuestras
afirmaciones serán, pues, usos de la palabra Casi nadie entendía la función política
de Polanyi, resignificada de la mano de inves- del sistema monetario internacional; en
tigadores que la tomaron cuando el piso del consecuencia, el carácter extremadamen-
saber se les movió. Plantearemos/traeremos, te repentino de la transformación tomó
en primer lugar, pretensiones razonables de al mundo por sorpresa [.. .] Ni siquiera
saber sobre la contraposición que establece cuando el cataclismo estaba ya encima de
entre la economía capitalista real y la utopía ellos advirtieron sus líderes que detrás del
liberal del siglo XIX, tomaremos después sus colapso del sistema internacional había
referencias a los procesos dramáticos de evo- un largo proceso dentro de los países más
lución societal que lo impactaron desde la eco- avanzados que volvía más anacrónico ese
nomía y los sistemas políticos de su tiempo; en sistema; en otras palabras, la falla de la
tercer lugar, desentrañaremos indicaciones de economía de mercado se les escapaba.
carácter normativo, argumentos por ejemplo
sobre la justicia o eticidad del orden social en Karl Polanyi: "La paz de los cien años" 4 •
esa economía y política y, por último, discurri-
remos sobre las palabras que forman el sujeto
político, argumentos sobre la formación e iden- El discurso de Polanyi sobre el desarrollo ori-
tidad del actor social en su trato con los otros ginario del capitalismo industrial europeo, un
con quienes debe o cree deber vivir en comuni- clásico de la ciencia social, instala inexcusable
dad, por ejemplo los pobres y la "crítica social". la pregunta por la primacía de la política sobre
De acuerdo a la fértil imaginación teórica de el simple devenir de la economía de mercado.
Pierre Bourdieu, nuestro abordaje podrá ser Sus tesis de la complejidad extraeconómica in-
genuinamente sociológico, comprensivo: herente a la expansión del capital señalan fa-
llas recurrentes (actuales) de estructura en la
"El sociólogo no puede ignorar que lo pro- producción de economía y sociedad. Los desa-
pio de su punto de vista es ser un punto de vis- rreglos del sistema en su tiempo evidenciaron
ta sobre un punto de vista. No puede reprodu- los límites de separar sin equívocos las razones
62 cir el correspondiente a su objeto y constituir- técnicas de las razones políticas de los orígenes
lo como tal al resituarlo en el espacio social, . y rupturas del presente social. La gran trans-
más que a partir de ese punto de vista muy ) formación y crisis de los años treinta del siglo
singular (y, en un sentido, muy privilegiado) XX, por fortuna para la supervivencia humana
donde hay que ubicarse para estar en condicio- y aún con costos sociales inconmensurables,

3 Bourdieu P.: "Comprender'', en Bourdieu P. (dir.): La Miseria en el mundo, México DF. Fondo de Cultura Económica,
1999, pág. 543.
4 Polanyi K. (2006) op. cit. pág. 49.
Crisis económica y configuración política: Karl Polanyi revisitado

puso fin dice el autor húngaro al sueño utó- gión secular". Con este foco, la descripción de
pico de un sistema económico autorregulado los procesos sociales y político culturales de la
que giraría en el vacío, sin sociedad cohesio- época se leerá con la siguiente clave: "la fuente
nada ni política que lo sostuvieran. La visión y la matriz del sistema era el mercado autorre-
del desarrollo así inaugurada perdurará hasta g~lado", toda otra institución (balance de po-
nuestros días como alegato de cuán inviable der, patrón oro, y Estado liberal) era modelada
es una economía de mercado carente de confi- y regida por éste. La civilización del siglo XIX
guración política, esto es de un Estado que la como su crisis se explican, en definitiva, por
piense, monitoree y patrocine con eficacia (de el dominio utópico del mercado autorregulado
allí en más, "Estado de bienestar"). Dado que sobre el conjunto de la vida social:
la transformación de la civilización europea
en la primera mitad del siglo XX es análoga a "Nuestra tesis es que la idea de un merca-
la de hoy en los países en desarrollo, recuerda do autorregulado implicaba una utopía to-
Joseph Stiglitz5 , a menudo parece que Polanyi tal. Tal institución no podría existir duran-
hablase de problemas actuales, como los que te largo tiempo sin aniquilar la sustancia
manifestantes de Seul y Praga en 1999 y 2000 humana y natural de la sociedad; habría
evidenciaron al oponerse a las instituciones fi- destruido físicamente al hombre y trans-
nancieras internacionales: "la crisis financiera formado su ambiente en un desierto. Ine-
global más reciente recordó a la generación ac- vitablemente, la sociedad tomó medidas
tual las lecciones que sus abuelos aprendieron para protegerse, pero todas esas medidas
con la Gran Depresión: la economía autorre- afectaban la autorregulación del mercado,
gulada no siempre funciona tan bien como sus desorganizaban la vida industrial y así po-
defensores quisieron hacernos creer" 6 • nían en peligro la sociedad en otro sentido.
Fue este dilema el que impuso el desarro-
La matriz descriptiva de la "gran transfor- llo del sistema de mercado en forma defini-
mación" puede formularse del siguiente modo: tiva y finalmente perturbó la organización
las dinámicas de mercado liberadas a sus im- social basada en él" 7 .
pulsos endógenos destruyen vida y sociedad
humana, "histórica" por sus conflictos de valo- El concepto descriptor básico que surge
res y razón. La civilización del siglo XIX se ha así, será dialéctico negativo. El capitalismo
derrumbado, afirma categóricamente Polanyi, proyectado desde el siglo XIX descansaba de
dando lugar a cambios profundos de política modo notablemente irrealista en tres princi-
y economía en el mundo y abriendo caminos pios económicos irrealizables por el mercado
inéditos -quizás catastróficos- para el capita- libre: idear y realizar como mercancías la tie-
lismo conocido. Esa civilización descansaba en rra, el trabajo y el dinero. Se trata de "mercan-
cuatro instituciones: el balance de poder entre cías ficticias", enfatiza Polanyi, no pueden ser
grandes potencias y más débiles, que duran- evaluadas e intercambiadas en un mercado
te un siglo impidió guerras devastadoras, el carente de principios reguladores externos a
patrón oro internacional que dio organización él porque no están en el mundo para vender-
monetariamente estable a los intercambios y se sino para fines de existencia y orden social.
comercio de la economía mundial, el mercado El trabajo es sólo actividad de seres humanos
autorregulado que significó un bienestar ma- cuyos rendimientos son en principio incalcula- 63
terial extendido sin precedentes y el Estado bles con exactitud, su realización es materia
liberal, que implantó la hegemonía político de un conflicto social y técnico sin cierre defini-
cultural de un orden basado en el laissez faire, tivo posible, la tierra no es sino la naturaleza
haciendo del mercado autorregulado una "reli- ambiente en que los humanos viven y les pre-

5 Stiglitz J.: "Prólogo" en Polanyi K. (2006) op. cit. pág. 9.


6 Ibidem pág. ll.
7 Polanyi K. (2006) op. cit., pág. 49.
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cede y sucede, no puede ser dislocada ni (re) se constituyen permanentemente a tra-


producida según leyes de oferta y demanda, el vés de procesos políticos que rompen los
dinero y el crédito, en fin, sólo pueden ser ge- estancos cerrados de las clases y fuerzas
nerados y regulados por una decisión política, tradicionales [... ] en definitiva, la políti-
estatal cuya racionalidad excede con creces la! ca produce los sujetos transformándolos y
de un sujeto egocentrado "sin atributos", como no, como se tiende a pensar, los expresa,
se supone lo es el agente en un mercado libre. los representa" 10 .
Desconocer estas propiedades no mercantiles,
sociales y políticas, de "mercancías" elementa-
les para el comercio y la expansión capitalista • El capitalismo industrial:
llevaría a una crisis del sistema en su conjun- la economía de mercado contra
to pues "subordina la sustancia de la sociedad la sociedad.
misma a las leyes del mercado" 8•
El gran descubrimiento de la reciente in-
Como insiste uno de sus intérpretes más vestigación histórica y antropológica es
consustanciados, este análisis trae un original que la economía humana está sumergida
argumento teórico, el "concepto de arraigo": por regla general en las relaciones sociales
en los hechos, la economía no es un entrela- de los hombres. El hombre no actúa para
zamiento de mercados que se regulan autóno- salvaguardar sus intereses individuales
mamente vía precios, sino que se arraiga en el en la posesión de bienes materiales, sino
discurso y prácticas de la sociedad, funciona para salvaguardar su posición, sus dere-
subordinada a la política, la religión y las re- chos sociales, sus activos sociales.
laciones sociales 9 • En el lenguaje analítico de
nuestro tiempo: la descripción y ponderación Karl Polanyi 11 .
de la estructura real de las cosas se subordina
a las acciones y discursos que las piensan y no
el revés. Las lecciones de Polanyi van, pues, en Como está dicho, la descripción histórico an-
el sentido en que clamaba José Aricó hace dé- tropológica que da el autor húngaro de la evo-
cadas ante sus compañeros "marxistas" para lución capitalista en la Europa del siglo XIX
que revisaran su creencia en la determinación pone en el ojo de la tormenta la destrucción
unidireccional de la estructura económica so- de la sociedad. Una economía de mercados
bre las ideas y la política: autorregulados no puede garantizar su re-
producción ampliada en una sociedad que se
"... Si la política debe ser no el mero hecho ordena y equilibra según patrones políticos,
del reconocimiento de la diversidad, sino éticos, morales y culturales, sólo lo puede en
la búsqueda constante de síntesis que per- una "sociedad de mercado". Y ésta es tanto
mitan avanzar en la implementación de menos "sociedad" cuanto su matriz es menos
un proyecto compartido, descomponiendo de comunidad que de individualidad. Sentado
y recomponiendo las fuerzas existentes el argumento, será difícil negar con razón pú-
en el escenario [... ] las fuerzas sociales blica la intervención activa del Estado para
de transformación no están prefiguradas, lograr el óptimo real del mercado. La ciencia
64
8 Ibidem pág. 122.
9 Block F.: "Introducción" en Polanyi K. (2006), op. cit. págs. 26-27.
10 Aricó J.: Entrevistas (1974 - 1991), Ediciones del Centro de Estudios Avanzados, UNC, Córdoba, Argentina, 1999, pág.
174 (Citado en Coraggio J. L.: ¿Es posible otra economía sin (otra) política? Editora La Vanguardia, Buenos Aires,
2005a, pág. 40). Un sugerente tratamiento del tópico ciencia económica y política pública en un caso "paradigmático"
como el de Chile en: Cociña M.: "El nuevo espíritu del capitalismo y las tensiones entre economía y política. Una intro-
ducción" en Rojas E., Depolo S. et al: ¿Un nuevo espíritu del capitalismo? Lecturas sobre la teoría y la crítica de nuestro
tiempo. Santiago de Chile, Eds. Del Temple, 2009.
11 Polanyi K. (2006) op. cit. pág. 84.
Crisis económica y configuración política: Karl Polanyi revisitado

e historia económicas han reconocido la validez construcción. Tanto Polanyi como antes Marx
de este argumento "estatalista", afirma uno y otros, alega Castel, sólo cuando pudieron
de los "premios Nóbel" recientes de economía. observar las consecuencias de las transforma-
Para los defensores del consenso neoliberal, ciones de la economía durante el siglo XIX, en
agrega, las intervenciones gubernamentales p:articular, la aparición del pauperismo, per-
son origen y no-solución del problema, la clave cibieron que estaban ante una revolución de
sería "poner el precio adecuado y sacar al go- las relaciones sociales de base, la relación con
bierno de la economía mediante la privatiza- la tierra y la relación con el trabajo, puestas
ción y la liberación" 12 . Pero la experiencia com- ahora "en el reino de la mercancía" 14 .
parada enseña que el desarrollo típico ideal es
algo más que "proceso técnico puro" de acumu- Por nuestros territorios, muy temprano, la
lación de capital y mejoras de eficiencia en el sociología argentina saca provecho de las im-
uso de recursos. El punto de vista "científico" pugnaciones de Polanyi a la explicación deter-
de mercados perfectos no es sino una simple minista de los rendimientos y crisis en la eco-
ideología reduccionista de la historia: nomía. Gino Germani, por ejemplo, a comien-
zos de los años '60 del siglo pasado ajustará a
"Esta ideología no entiende la naturaleza ese orden de objeciones su concepto de "rela-
de la transformación misma, una trans- ción asincrónica" entre cambio estructural de
formación de la sociedad, no sólo de la la economía y cambio político institucional en
economía, y una transformación de la eco- períodos de transición modernizante 15 . Otros
nomía que es mucho más profunda que lo investigadores generalizarán el alcance expli-
que sugieren sus simples recetas. Su pers- cativo del factor estatalidad para el desarrollo
pectiva representa una lectura equivoca- civilizatorio en economías de mercado. La com-
da de la historia, como sostiene Polanyi plejidad que les viene sugerida por las corres-
con eficacia" 13 . pondientes lecturas los instará a preguntarse,
por ejemplo, si la creencia en los equilibrios de
Sin embargo no siempre el discurso de la mercado, extendida mundialmente por la retó-
transformación capitalista dio cuenta convin- rica de globalización neoliberal, puede ser cier-
cente de su preconcepto ideológico, perdiendo a ta "para los bienes comunes, pero no para los
menudo fuerza crítica. Es de buena conciencia mercados financieros", cuya proverbial inesta-
histórica sostener que los diseñadores del pri- bilidad -con apariencias de crisis- "depende
mer capitalismo industrial en el siglo XVIII no del relieve determinante que asume en ellos
podían aún percibir lo negativo de los efectos el elemento psicológico de las expectativas" 16 •
sociales del sistema, en ese momento en plena Esta evaluación pragmática de operaciones fi-
expansión. Robert Castel destaca que ellos se nancieras globales es asumida por agentes del
proponían extender a todo el cuerpo social los sistema destacados como George Soros, quien
beneficios de las transformaciones sectoriales leyendo al teórico húngaro que motiva nues-
que observaban, extrapolación de sentido de tro análisis concluye que si "las expectativas
una parte al todo que dio carácter utópico a su escapan a la cuantificación . . . los mercados

12 Stiglitz J. (2006), op. cit. pág. 16.


13 Ibídem. 65
14 Castel R.: La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Buenos Aires, Paidós, 1997, pág. 204.
15 Cfr. Germani G.: Política y sociedad en una época de transición de la sociedad tradicional a la sociedad de masas.
Buenos Aires, Paidós, 1962. Sólo cinco años después de esta publicación, un memorable estudio de José Nun, Miguel
Murmis y Juán Carlos Marín "La marginalidad en América Latina. Informe preliminar", Documento de Trabajo Nº
53, Buenos Aires, Instituto Torcuato Di Tella- Centro de Investigaciones Sociales, 1968) tomará algunas dé las tesis
de Polanyi sobre las "leyes de pobres" en la Inglaterra de fines del siglo XVIII para acuñar un concepto sociológico de
"marginalidad'', adecuado a las dinámicas dominantes en el capitalismo latinoamericano del período (lo trataremos
más adelante.
16 Marramao G.: "Don, intercambio y obligación. Karl Polanyi y la filosofía social'', en Marramao G.: Pasaje a Occidente.
Filosofía y globalización, Buenos Aires, Katz Editores, 2006, pág. 154.
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EDUARDO ROJAS

financieros pueden oscilar mucho más allá del política pública deberá responder a las exigen-
equilibrio y no volver nunca al centro". Por su cias de un trabajo social complejo.
parte, el investigador propondrá un aparato
analítico independiente de la forma general El trazado puntilloso de las grandes trans-
"mercado" para operar con la de "mercado de- ' formaciones del capitalismo industrial y post-
terminado" que excluye naturalizar la idea de industrial, entonces, privilegiaría analítica y
equilibrio: prácticamente el rol de la política en la pro-
ducción y trabajo de la sociedad. Marramao
" ... el diagnóstico de Soros -que precisa- al respecto es concluyente. Examinar, dice, la
mente al comienzo de su libro The crisis posibilidad de recuperar las categorías funda-
of global capitalism (1998) declara haber mentales de la investigación de Polanyi -don
releído The great transformation de Po- e intercambio, obligación política y lazo social-
lanyi- plantea tres exigencias difícilmen- desde una perspectiva que trascienda la dico-
te eludibles: 1) un análisis diferenciado tomía mercado-Estado permite darse cuenta
de la forma mercado; la observancia de que lo importante -la dimensión propiamente
los presupuestos «no-mercantiles» de re- política de las cosas- "se coloca en el medio en-
gulación y funcionamiento del mercado; tre Estado y mercado". La política instituyen-
3) la crítica del paradigma del equilibrio, te necesaria de la cohesión social opera según
entendido como vocación natural del libre esta comprensión a un nivel de racionalidad
mercado" 17 . más profundo que el del contrato social, sus
códigos y reglas:
Polanyi da argumentos fuertes para la
crítica sistemática de la idea neoliberal de un "El diagnóstico enunciado en su momen-
"derrame" virtuoso del crecimiento capitalista to por Hannah Arendt -de una esfera
hacia los sectores desfavorecidos o directa- pública apresada en la tenaza constitui-
mente excluidos. Tal visión optimista del pro- da por los dos polos del Estado-Leviatán,
greso se derrumba con las crisis. Pero negarla, con sus instituciones centralizadas, y por
dice un respetado analista contemporáneo, no una sociedad civil reducida a la esfera de
autoriza pesimismo metodológico alguno: aun- la producción y el trabajo, a sistemas de
que no es aceptable identificar modernidad, necesidades y competencias mercantiles
progreso y justicia social, sí es razonable pre- se presenta todavía (o acaso hoy más que
ver en el devenir de las crisis posibilidades de ayer) como un informe taquigráfico bas-
una construcción social menos individualista tante fiel de nuestro presente político.
que colectiva, democracia y justicia acrecenta- Plantear la exigencia de superar la dicoto-
das. La exclusión disgrega lo político, deviene mía Estado-mercado significa, por lo tan-
socialmente insoportable y deslegitima el or- to, interrogarse acerca de los verdaderos
den establecido 18 • El teórico insistirá en que factores constitutivos del lazo social, yen-
"la crisis demuestra dramáticamente que el do a localizar las instituciones primarias
futuro escapa al cálculo medio-fin", la impre- de la sociedad [... ) como un proceso que
visibilidad política cuestionará la hegemonía hunde sus raíces en un vínculo social cuya
táctica del mercado. Así, "en la medida en que normatividad opera en un plano bastante
6 6. el cálculo individual de costo-beneficio confiesa más profundo con respecto a las prácticas
su precariedad, se revaloriza la responsabili- instituyentes del contrato social, de los có-
dad social por el futuro", la intervención del digos y de las reglas formales que guían la
Estado y las instituciones democráticas 19 . La acción y su racionalidad. La perspectiva

1 7 Ibidem pág. 156.


18 Lechner N.: "El desafío de la democracia latinoamericana", en Lechner N.: Obras escogidas. T 2, Santiago de Chile,
LOM Eds., 2007, pág. 288.
19 Ibidem.
Crisis económica y configuración política: Karl Polanyi revisitado

de Polanyi apunta a perforar la pantalla contextos de desarrollo avanzado, pero en los


de la racionalidad para aferrar la dinámi- nuestros encuentra límites fuertes. Reencajar
ca que opera detrás de ella y que ensilen- la economía por medio de la acción social co-
cio la sostiene y la alimenta" 2º. lectiva, "impedir que se mercantilicen no sólo
los productos del trabajo sino todas las rela-
Las consecuencias teóricas de esta analítica ciones sociales junto con la naturaleza y las
"antieconómica" del lazo social son decisivas. personas" es en nuestros países insuficiente.
La afirmación del intercambio como sólo una de El modelo de desarrollo posible requiere una
las posibilidades de la dinámica social -y no la transformación de la totalidad social:
más densa- lleva el análisis de la "tensión su-
perficial" de la sociedad a convergencias múl- "Construir otra economía, otros mercados,
tiples con tradiciones avanzadas de la teoría otros sistemas de redistribución, otros es-
crítica, en particular las de Gramsci. Para éste tilos de reproducción es, a la vez, construir
la hegemonía, ligadura social que da "unidad otra sociedad y otra cultura, otra subjeti-
a un entero pluriverso de diferencias sociocul- vidad. Por lo que la fórmula de Polanyi no
turales"21 era un gobierno intelectual moral de puede aplicarse reencajando la economía
arraigo en la historia más profundo que un so- en esta misma sociedad excluyente, indi-
cio económico. El paralelo con Gramsci autoriza vidualista, competitiva, posesiva de mer-
a Marramao a leer en Polanyi la posibilidad de cado. Ni esa tarea puede ser cumplida por
un nuevo capítulo de la gran transformación, esta política vaciada de sustancia" 24 •
cuyo nudo ciego ya no será de mercado auto-
rregulado y Estado, sino de "técnica y valores", Investigador académico destacado, José
"economía y ética" 22 • Queda así planteada una Luis Coraggio enfatiza esta tensión entre cien-
pregunta ética fuerte a la modernidad capita- cia políticalsocial y filosofía de la historia que
lista: ¿Hasta dónde llevar una lógica racional le hace dudar de la eficacia de políticas sociales
que a la vez que promueve libertades genera focalizadas en la exclusión. En estas discusio-
exclusión social? ¿Pueden hacerse compatibles nes, dice, hay un gran parteaguas entre quie-
el mercado de la política, de la educación, de la nes creen que la economía mundo capitalista
sexualidad, de la cultura, con la desligadura so- va a subsistir y es deseable que lo haga, siendo
cial? Serán éstas las preguntas -inspiradas por el problema encontrar un régimen de regula-
Polanyi- que regirán los estudios de la exclu- ción que resuelva "la exclusión del mercado
sión en las sociedades del capitalismo avanzado de trabajo", y quienes creen en otro proyecto
del siglo XXI23. civilizatorio, formas directamente sociales y
políticas de organizar el trabajo, la naturaleza
Se entiende, por supuesto, que esta lec- y el dinero, que eviten los efectos devastadores
tura constructiva de la gran transformación diagnosticados por Polanyi en su momento. La
capitalista originaria suscite críticas reflexi- mercantilización y fragmentación del trabajo y
vas agudas. Es razonable denunciar allí un de la tierra o de los sistemas ecológicos, doble
presupuesto optimista sobre la factibilidad de movimiento entre devastación liberal y defen-
una economía capitalista de regulación social sa autoprotectora de la sociedad, serán desig-
y "configuración política". Semejante preten- nados como "molino satánico" destructor de la
sión "progresista", se dice, es explicable en vida aludido por ese diagnóstico 25 • 67
20 Marramao G. (2006) op. cit. pág. 152.
21 Ibidem pág. 166.
22 Ibidem 178.
23 Ver Autes M.: "Tres formas de desligadura", en Karsz S. (comp .. ): La exclusión: bordeando sus fronteras. Definiciones
y matices, Barcelona, Gedisa Eds., 2004, pág. 38.
24 Coraggio J. L. (2005a) op. cit. págs. 37-38
25 Coraggio J. L.: "Sobre la sostenibilidad de los emprendimientos mercantiles de la economía social y solidaria". Trabajo
presentado en el Seminario "De la universidad pública a la sociedad argentina. El Plan Fénix en vísperas del segundo
centenario. Una estrategia racional de desarrollo con equidad". Universidad de Buenos Aires, 2-5 de agosto de 2005b.

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EDUARDO ROJAS

Investigaciones sociológicas rigurosas re- es ineficaz para detener una evolución no


cuperan el diagnóstico de la "gran transforma- es del todo ineficaz. A menudo, el ritmo del
ción" capitalista para una crítica menos sujeta cambio no es menos importante que la di-
a una epistemología de la totalidad. En esta rección del mismo. Y si bien esta última
ruta, un famoso tratado de Luc Boltanski ~ tiende a escapar por lo general a nuestra
Eve Chiappello que, en la saga del "espíritu voluntad, esto no impide que dependa de
del capitalismo" weberiano analiza las ideolo- nosotros el ritmo impreso a aquel" 27 •
gías justificatorias y la crítica del sistema "en
red" dominante hoy, recordará que el "dirigis- La ciencia social en nuestros países usa, pa-
mo económico" de la segunda mitad del siglo radigmáticamente, las referencias de Polanyi
XX recibió aprobación no sólo de sus parti- a los mitos tecnocráticos de la industrializa-
darios, sino además de los movimientos anti- ción para la crítica de políticas e instituciones
sistémicos (fascismo, comunismo) existentes sociales de cuño economicista. Hay estudios
al iniciarse el período; paradoja debidamente de significación, sin embargo, que las sitúan
registrada en el diagnóstico de época trazado en un horizonte más amplio y con pretensio-
por Polanyi26 • En realidad, el estudio de los nes de validez más densas y fundamentales
procesos sistémico sociales evidencia a esos que una crítica a la política social convencio-
autores la capacidad del sistema para recupe- nal. Abandonan así el paradigma o lo dotan
rar recursivamente toda crítica. El tratamien- de complejidad histórica de modo de contestar,
to dado por él a las leyes "de pobres" conocidas por ejemplo, el frecuente alegato de una "par-
como de Speenhamland (1795 en Inglaterra), ticularidad" cultural tan discutible como los
por ejemplo, señala "la grandeza, las trampas preconceptos "culturalistas" que lo motivan.
y la imposibilidad de la realización del trabajo Una convincente crítica a ese particularismo
crítico y de las medidas reformistas", aunque de perspectivas es el estudio de Cecilia Salazar
los matices hablen de miradas menos totales: de la Torre sobre los procesos de politización
indígena rural y urbana de la Bolivia actual28 •
"Por otro lado aún admitiendo una inter- La autora se apoya en la historización al deta-
pretación pesimista de la dinámica del ca- lle de la distribución de bienes y orden insti-
pitalismo y de sus críticas, según la cual, tucional de la sociedad agraria primitiva, que
a fin de cuentas, «el capitalismo -como hace el investigador húngaro, para interpretar
fuente de indignación- siempre sale ade- "rasgos de la cultura indígena en el país" cuyo
lante», podemos encontrar un consuelo carácter viene dado por la transformación po-
en la observación siguiente extraída de la lítica allí en curso y no por una presupuesta
obra de K. Polanyi: ¿Por qué la victoria herencia cultural humanista. La generaliza-
final de una tendencia tendría necesaria- ción intercultural en curso, insiste Salazar de
mente que confirmar la ineficacia de los la Torre, imprime en la experiencia étnica, de
esfuerzos destinados a ralentizar su pro- género y de clase, pautas de interacción y de
greso? ¿Por qué no ver que estos esfuerzos espacio público común entre actores diversos
han alcanzado su objetivo precisamente y a veces opuestos entre sí, politiza esas ex-
por haber logrado ralentizar el ritmo del periencias atravesadas por contradicciones
cambio? Desde este punto de vista lo que de sujetos e intereses. En ese contexto, trata-
68
26 Boltanski L. y Chiappello E.: El nuevo espíritu del capitalismo. Madrid, Eds. Akal. 2007, pág. 62.
27 Ibidem págs. 91-92. La cita de Polanyi es de la versión francesa, la correspondiente en castellano está en pág. 85; hay
diferencias de literalidad entre ambas, aunque el sentido suena similar.
28 Salazar de la Torre, C.: "Género, etnia y clase: en busca de nuevas preguntas para la emancipación". Documento de
trabajo 1, La Paz, Bolivia, Coordinadora de la Mujer, 2006. Estudio ejemplar en punto a coherencia de teoría y meto-
dología; una muestra por ejemplo de esa autorrefiexividad: "habrá que pensar si [las políticas de reconocimiento de las
diferencias y de las virtudes culturales de los pueblos indígenas] han favorecido la democratización de la sociedad o
más bien han acentuado las desigualdades y, por lo tanto, la opresión. Lo señalo pensando nuevamente en la relación
entre cultura general y cultura particular".
Crisis económica y configuración política: Karl Polanyi revisitado

do sin filtro político, el particularismo socio- lista debiera ser encabezada por el dere-
cultural incrementará desigualdades, sostiene cho del individuo a un empleo bajo condi-
pensando en el caso de la mujer indígena: la ciones aprobadas, independientemente de
subordinación cultural política indígena "pro- sus opiniones políticas o religiosas, de su
viene de la misma matriz_ de la que proviene color o su raza.
la subordinación femenina y la de los traba- Karl Polanyi 32 .
jadores". La lente analítica encontrará valor
político "antiindividualista" en ciertas prácti-
cas sociales sustentándose, por ejemplo, en la Una notable interpretación del conjunto teóri-
insistencia de Polanyi en asociar distribución co elaborado por Polanyi releva allí un princi-
económica y carácter colectivo de la vida en so- pio normativo nodal para la crítica de la socie-
ciedades agrarias originarias: dad, que el mismo construye, se dice, jugando
entre la norma economía de Karl Marx y la
"Según Polanyi, en la sociedad agraria norma economía/ética de Max Weber. Mien-
estaba vigente un sistema institucional tras siguiendo a Marx y, con distinta óptica, a
basado en los conceptos de la simetría, la Weber, la ciencia social ha elevado a estándar
centricidad y la administración domés- universal la razón económica medios-fines, Po-
tica, que en su conjunto garantizaban la lanyi los articula para hacer de la razón econó-
convivencia comunitaria, incluso en nive- mica un medio para el fin legitimidad social,
les superiores que el estrictamente local29 • su recta realización como norma de cohesión
Polanyi entiende por simetría el «toma y social. Bien dice Salazar de la Torre que Karl
daca» de artículos y servicios, basado en Polanyi "destaca el carácter de la economía
la reciprocidad comunitaria [... ] La cen- dentro de las relaciones sociales, llegando a
tricidad hace alusión al trabajo colectivo decir que aquella, en realidad, ha obrado a lo
de recolección y almacenaje de artículos y largo de la historia para proteger la posición,
servicios, que luego eran entregados para la ambición y el caudal social de los sujetos. Es
su redistribución a un jefe, bajo un siste- decir que el sistema económico es una función
ma territorial3°. Por último, la adminis- de la organización social", existe en cuanto
tración doméstica implicaba la ausencia incide en la formación de la "voluntad gene-
de los fines de ganancia" 31 . ral"33. Marramao agregará una especificación
sustantiva al sostener que la normatividad
de lazo social en Polanyi y la racionalidad de
• La protección social: el desarrollo medios/fines proyecto en Weber no son contra-
entre norma y proyecto. dictorias sino complementarias, toda construc-
ción social emana de norma y proyecto, lazo y
No bastará una mera declaración de dere- conflicto:
chos: se requieren instituciones que hagan
efectivos los derechos. Deberán añadirse a "La dinámica social no se basa sólo en su
la Declaración de derechos otros derechos normatividad sino también en proyectos.
del ciudadano no reconocidos hasta aho- Normativo y racional representan en-
ra. Tales derechos deberán hacerse preva- tonces las dos caras de la moneda de la
lecer contra todas las autoridades, ya sean integración social. Quien enfatiza lo nor- 69
estatales, municipales o profesionales. La mativo tiende a privilegiar el momento

29 Salazar de la Torre agrega en nota: "lo que implicaba una enorme complejidad, más que la que es aceptada hoy", evi-
tando el reduccionismo de oponer "complejidad" a "sociedad primitiva".
30 La nota al pie aclarará que "también los recursos almacenados eran de uso ceremonial o para la defensa del grupo en
situaciones de riesgo".
31 Salazar de la Torre (2006) op. cit.
32 Polanyi K. (2006) op. cit. pág. 316.
33 Salazar de la Torre, C. (2006) op. cit ..
EDUARDO ROJAS

del lazo y a subestimar el momento del lidad ampliada (comunicativa) abre pues el
conflicto. Quien enfatiza lo racional tien- concepto de lazo social a dimensiones subjeti-
de, en cambio, a privilegiar el momento vantes características de la política, la socie-
del conflicto en términos de la competen- dad y la economía en red del siglo XXI, cuando
'
cia entre individuos, sin advertir que E!l efectivamente "todo lo sólido se desvanece en
propio conflicto, precisamente en tanto el aire". Siguiendo la saga weberiana del "es-
conlleva el reconocimiento recíproco de píritu del capitalismo" (su "norma"), Boltanski
los contendientes, presupone una «co- y Chiapello analizan la sociedad y mercados
munidad» anterior a cualquier covenant, "en red" de hoy con indicaciones que actuali-
a cualquier convención o contrato. Pode- zan la idea de Polanyi de regulación política
mos decir que mientras Weber habla de en la economía capitalista36 . Para el plexo de
nosotros, Polanyi habla del mundo, de las prácticas de comunidad que designan como
realidades o de los contextos en que vivi- "ciudad por proyectos", un proyecto no es un
mos y reproducimos nuestras condiciones modelo sino un modelo para armar, su princi-
-simbólicas aún antes que materiales- de pio no es la coherencia de diagnóstico, método
existencia" 34 • y logros o de dirección, organización y recur-
sos, sino el ajuste reflexivo permanente de
Convence este decurso weberiano pero, en esos términos hecho por hacedores y gestores
los contextos de red de economía y sociedad ac- de redes: es siempre un proyecto inacabado,
tuales, la tesis incrementa su potencial si libe- no hay reglas invariables en los encuentros,
ra de connotaciones racionalistas la noción de comunicaciones y conexiones de la sociedad en
proyecto que utiliza. El punto es que el enten- red, aún constreñidos al mercado y la produc-
dimiento de Polanyi por Marramao se queda tividad. Un proyecto es, en fin, "una formación
todavía atado a la idea de proyecto= raciona- de compromiso entre exigencias que se pre-
lidad cálculo. Una primera apertura concep- sentan a priori como antagónicas", derivadas
tual recordará la teorización habermasiana de del diseño en red; por una parte, exigencias de
racionalidad ampliada, una racionalidad de valor agregado en todo "encuentro" y "conecti-
sentidos y valor de la acción social cuya ar- vidad" y, por otra parte, exigencias de la tarea
quitectura es un síndrome de tres formas de "de enunciar juicios y generar órdenes justifi-
argumento comunicativo, uno objetivo, instru- cados". Un proyecto así se estructura, adquie-
mental económico, estratégico, que entra en re forma e implementa en base a dos familias
los bienes materiales y técnicos de la realidad teóricas, una postestructuralista (rizomática)
para identificar acciones y actores, otro social, y otra de razón comunicativa 37 : los paradig-
normativo y valórico, que funda juicios sobre mas de apertura no controlable a priori de co-
la rectitud en la aplicación de las reglas de nexiones y significados, que aporta esa french
la cohesión, el lazo social y otro subjetivo, de theory, elementales para captar teóricamente
veracidades y autenticidades que insinúan va- las posibilidades "especulativas" y de acumu-
lidez para juzgar la existencia, conformación lación "oculta" del capitalismo contemporáneo
y autogobierno del sujeto social35. La raciona- y los que, con hincapié en la comunicación y

34 Marramao G. (2006) op. cit. pág. 176.


70 35 Habermas J.: Teoría de la acción comunicativa. l. Racionalidad de la acción y racionalización social. Madrid, Taurus,
1989.
36 Boltanski L. y Chiapello E. (2007) op. cit. págs. 156-160.
37 Esta noción de proyecto que adopta la forma de una acción comunicativa marca una diferencia conceptual crítica con
la descripción que Manuel Castells hace de la "era de la información". Para éste, en la sociedad red del "poder de los
flujos" (y no de los flujos del poder) la idea de proyecto habla de la identidad de "resistencia", un proyecto no es del
orden de la sociedad -como en Boltanski y Chiapello- sino de la cultura, indica valores antes que relaciones (Cfr Cas-
tells M.: La era de la información: economía, sociedad y cultura. Vol. II: El poder de la identidad, Siglo XXI Editores,
México DF, 2000, págs. 395 y ss.). El poder y la explotación del trabajo humano inherente al sistema es visibilizado y
está tratado en las teorías de red de estos investigadores, no así en otros estudios conocidos [Cfr. Rojas E.: "El nuevo
espíritu del capitalismo. Cultura teoría y práctica" en Rojas E., Depolo S. et al (2009) op. cit.].
Crisis económica y configuración política: Karl Polanyi revisitado
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reflexividad exigen flexibilidad y convergencia reformulación que Karl Polanyi hizo de


en un juicio común a través de intercambios de la interpretación marxista clásica del pro-
razón pública, elementales a su vez para las ceso salario trabajo. Como es bien cono-
bases de la crítica y la legitimidad política. La cido, Polanyi alega que si bien el salario
notable investigación de Boltanski y Chiapello es tratado como si fuese una mercancía,
resitúa el análisis de Polanyi del lazo social en no es de hecho una mercancía[ ... ] Polanyi
las evanescentes condiciones estructurales y indica que una sociedad basada sobre una
estructurantes de la sociedad y economía ca- «ficticia» forma mercantilizada de la fuer-
pitalistas del siglo XXI. La regulación social za laboral depende necesariamente de sis-
política sobre los mercados libres que Polanyi temas [... que] funcionan para preservar
bien leído entendió como regulación de norma y fortalecer la fuerza laboral allí donde
y proyecto, de derechos heredados de la histo- no es objeto de comercio en los «merca-
ria y de derechos "no reconocidos hasta ahora", dos» de trabajo. Considero decisivo este
se adapta así al lenguaje de economía y políti- argumento. Contraviniendo el criterio
ca de nuestro tiempo. asociado más tarde en los escritos de T.
H. Marshall, Polanyi sugiere que el "bien-
A la ciencia social latinoamericana más estar" no es un desarrollo tardío dentro
culta no se le escapa esta impronta proyectual de las sociedades capitalistas, algo que
de la norma de sociedad operante en la eco- de alguna manera aparece por razones fi-
nomía, tampoco le pasa desapercibido que ese lantrópicas tras el momento de absoluta
énfasis da nuevo valor a la idea de desarrollo. explotación de la fuerza laboral [... ] sino
La destrucción de sociedad, que hoy se expe- más bien una precondición para la mer-
rimenta por doquier, recrea una demanda de cantilización de la fuerza laboral" 39 .
comunidad y "solidaridad postmoderna"; rasgo
este sobresaliente de la cultura política actual La noción derecho social, garante de una
en América Latina, afirmó Norbert Lechner mínima seguridad y bienestar económico, sos-
hace pocos años, pensando en comunidades tienen dos investigadores argentinos, provie-
que ya no se sujetan a normas de tradición so- ne precisamente en T. H. Marshall del sistema
lidaria38. En dirección analítica similar, Claus de salarios mínimos de subsistencia que Karl
Offe leyó en Polanyi que la relación entre ''bien- Polanyi asoció a las leyes de subsidio a los po-
estar" y capitalismo es una contradicción que bres llamadas de Speenhamland en la Ingla-
desintegra/destruye elementos de la estructu- terra de fines del siglo XVIII. Esos derechos
ra social, lo cual exige proyectar instituciones de pobres no eran tratados como parte inte-
no mercantilizadas: grante de los derechos del ciudadano (libera-
ción de la necesidad) sino como alternativa a
"Una definición breve de una contradic- ellos, aspiración sólo cumplible "a cambio de
ción es que es un estado en el cual ciertos la renuncia a ser ciudadanos en un sentido
elementos indispensables de una estruc- estricto". Avanzado ya el siglo XIX se los en-
tura social no pueden integrarse porque tenderá como "derecho a la herencia social" o
están reñidos entre sí; esto es, la estructu- al "grado de civilización" colectiva, contexto en
ra social se paraliza a sí misma porque los el cual, según esta interpretación, el principio
elementos necesarios para su superviven- igualitario de la ciudadanía trabajaría en con- 7¡
cia la hacen al mismo tiempo imposible. tradicción con el principio desigualitario de la
Aplicando este concepto de contradicción economía, buscando llevar la desigualdad so-
me vi fuertemente impresionado por la cial al mínimo (legítimo) sin suprimirla 40 • En

38 Lechner N. (2007) op. cit. pág. 272.


39 Offe C.: Contradicciones en el Estado del bienestar. México DF, Alianza Ed., 1991, págs. 266-267.
40 Soldano Daniela y Andrenacci L.: "Aproximación a las teorías de la política social a partir del caso argentino", en Andre-
nacci, L. (comp.): Problemas de política social en la Argentina contemporánea. Buenos Aires, Prometeo, 2005, pág. 43.
EDUARDO ROJAS

los términos de Claus Offe citados estaríamos obstante ser ley heredada esa "ley de pobres"
ante una contradicción de la estructura so- es el mejor proyecto social de entonces para
cial misma del capitalismo, su periodización o resolver la desligadura social que impone la
evolución enfrenta la dificultad de los análisis 1
industrialización en marcha. Cuando ya está
cuyos criterios y distinciones son distintos en 1
bien implantada la "revolución industrial" en
tiempos distintos. Inglaterra, recuerda, la Speenhamland repre-
senta la fórmula más lograda de las políticas
Soldano y Andrenacci coinciden con esta de asistencia social organizadas desde la Edad
idea de Offe de una contradicción estructuran- Media según el principio de pertenencia terri-
te entre ciudadanía y acumulación capitalista, torial, uno de los dos ejes básicos de la cons-
de allí el imperativo de sobrevivencia al cual trucción histórica del campo asistencial en la
responden las "políticas sociales", alegan con sociedad42 • Junto a tutelas tradicionales y for-
razón. El Polanyi que ve en las dinámicas del mas orgánicas de "solidaridad" aprendidas en
capitalismo un "molino satánico" entre libertad el pasado rural, afirmaremos que "fue la «in-
de la producción mercantil y desintegración de vención de lo social» lo que domesticó al mer-
la sociedad les llevará a un concepto complejo cado y humanizó al capitalismo"43 •
de protección social. Así, con referencias entre
otras al famoso análisis de Habermas sobre En contraste con nuestra interpretación
las deslegitimaciones que azotan el "capitalis- no esencialista sino política -necesitada de
mo tardío", la protección social devendrá inter- proyecto abierto- de la coerción normativa
vención política/gestión del Estado con arreglo que, según Polanyi, la sociedad ejerce sobre la
a fines de reproducción sistémica y legitima- economía capitalista, podrá llevarse esta tesis
ción institucional. hasta afirmar una naturaleza social de lo hu-
mano. La conclusión entonces será normativa
"Recién en la cuarta década del siglo XX, en un sentido fuerte: la "economía social" a di-
la autodefensa social se reencarnará en un ferencia de la "economía de mercado" se asien-
Estado interventor capaz de maniatar las ta como "un sistema natural, permanente e
aspas del molino satánico. La protección o intrínseco a toda sociedad" 44 • En vez del homo
autodefensa social -la política social- y/o economicus aparece así al ojo del investigador
su ausencia aparecen así en Polanyi como el homo reciprocans, sujeto privilegiado de re-
bastante más que un conjunto de estra- ciprocidad y solidaridad. Más allá de la para-
tegias políticas: un espíritu de época, un doja del pensar algo "social" como "natural",
principio estructurador, capaz de incidir el argumento es necesariamente tributario de
en los modos en que procede la integra- un "gran relato" quizás innecesario para sus
ción social" 41 . fines prácticos. La cuidadosamente elaborada
ponderación de experiencias en la provincia de
Robert Castel no se mueve demasiado lejos Misiones, que nos ha llamado así la atención,
de la vinculación eficaz entre norma heredada concluye que la "economía social" analizada,
y norma proyectada que Polanyi trae al análi- cuya eficacia cree verla depender de institucio-
sis para explicar la fuerza de la determinación nes cortadas a la talla del homo reciprocans,
social sobre la economía. Al examinar la apli- no logra la "masa crítica de solidaridad" reque-
72 cación de la mencionada Speenhamland Act rida para no sujetarse a la economía de mer-
de 1795, por ejemplo, Castel entiende que no cado capitalista. La pregunta, es de suponer,

41 Ibidem. pág. 42. La mención a Habermas incluida en la cita es a: Habermas J.: Problemas de legitimación en el capi-
talismo tardío, Buenos Aires, Amorrortu, 1986.
42 Castel R. (1997) op. cit. págs. 58-59.
43 Ibidem pág. 442.
44 Simes H.: "El punto crítico de la solidaridad social. La economía social en busca de su identidad. Algunas reflexiones
sobre algunas experiencias en Misiones". Buenos Aires, FLACSO, 2008.
Crisis económica y configuración política: Karl Polanyi reuisitado

será si no estaba demasiado presupuesta la lo necesario para el equilibrio oferta-demanda.


conclusión en el diseño, vieja pregunta por la En realidad, dice Polanyi, en los siglos prece-
reflexividad de la investigación social. dentes, los pobres eran individuos (humanos)
hoy ya no lo son:
'

• Trabajadores pobres y países ri- "Los caballeros de Inglaterra juzgaban


cos: marginalidad y crítica social. pobres a todas las personas que no obtu-
vieran un ingreso suficiente para mante-
A nivel institucional, la regulación extien- nerlas en el ocio. «Pobre» era así prácti-
de y restringe a la vez la libertad; sólo es camente sinónimo de «gente común» y la
importante el balance de las libertades gente común comprendía a todos fuera de
perdidas y ganadas [.. .]Las clases acomo- las clases terratenientes" 46 •
dadas disfrutan la libertad proveída por
el ocio en seguridad; se muestran natu- Desde entonces, la constitución social del
ralmente menos ansiosas por extender la sujeto político tendrá una vertiente en la po-
libertad en la sociedad que quienes, por breza, lucha por el empleo y por una calidad
falta de ingresos, deben contentarse con no mercantil (¿"decente"?) del trabajo. Inver-
un mínimo de tal libertad. Esto se hace samente, restaurar el orden ya no será orga-
evidente en cuanto se sugiere la compul- nizar la sociedad, sino desarticular los intere-
sión a fin de distribuir más justamente el ses organizados que, mediando la lucha social,
ingreso, el ocio y la seguridad [... ]Aunque distorsionan la autorregulación del mercado
la restricción se aplica a todos, los privile- nacional e internacional 47 • Justamente la de-
giados tienden a resentir/a como si sólo se molición de la sociedad anunciada por Polanyi,
dirigiera contra ellos. Hablan de esclavi- dice Waldo Ansaldi, hace emerger estrategias
tud, aunque en efecto sólo se busque una individuales de adaptación al sistema, parti-
extensión a otros de la libertad establecida cularmente en el mercado de trabajo -su seg-
que ellos disfrutan [ .. .] de modo que au- mento informal urbano- extendiéndose al con-
mentará el nivel de la libertad en el con- junto de la sociedad, la cultura y la política.
junto de la sociedad. La fragmentación social dificulta la (re)cons-
Karl Polanyi 45 • titución de identidades colectivas, potencia
las representaciones puramente sectoriales y
Los estudios del texto de la "gran transfor- abre camino a la anomia. Así, las direcciones
mación" revelan cuán política es la tendencia políticas partidarias se alejan de la sociedad
del capitalismo de mercado a desvalorizar el civil y se "oligarquizan" 48 . Los acentos de crisis
lazo social -lazo humano del trabajo-. Según de este relato, heredados del "molino satáni-
la ideología precapitalista original con la cual co" destructor de sociedad, dan cuenta ya de
había de lidiar y entenderse el naciente siste- la traducción de la cuestión social en laboral y
ma, hay economía cuando hay ingresos inde- política, al estilo del siglo XX.
pendientemente de si hay trabajo, la fabrica-
ción de pobres necesaria para la acumulación Polanyi no ignoraba que la democracia
de capital tendrá que dirigirse ahora a los tra- tiene costos, su práctica implica una redistri-
bajadores, incluyéndolos en el mercado pero bución de poder material y simbólico que no 73
como una mercancía cuyo precio puede bajar puede lograrse sin la intervención de poderes

45 Polanyi K. (2006) op. cit. págs. 314-315.


46 Ibidem op. cit. pág. 138.
4 7 Lechner.: "El proyecto neoconservador y la democracia", en Crítica y utopía Nº 6, Buenos Aires, FLACSO, marzo de
1982 (citado en Ansaldi W.: "Gobernabilidad democrática y desigualdad social", en Estudios Sociales, Revista Univer-
sitaria Semestral, Año 5, Nº 9, Santa Fe, 1995).
48 Ansaldi W. (1995) op. cit.
f i
l

EDUARDO ROJAS

públicos en el balance de los costos. Esta es cía ficticia", cuyo valor de mercado puede ser
una tarea, decía, que no puede confiarse a los fijado por debajo del costo de su reproducción,
más favorecidos quienes viven toda regulación Polanyi demuestra que la trayectoria supues-
estatal como intromisión contra su libertad tamente ascendente del "progreso económico"
(cita del epígrafe). El argumento sustenta la : capitalista oculta que los costos de formación,
concepción clásica del "despotismo del capital", preservación y reproducción del "recurso huma-
la subordinación y sometimiento organizativo no" son costos de vida humana desviados a per-
del trabajo asalariado que ha estado en la base sonas privadas e instituciones públicas, refor-
de las luchas obreras más agudas en el capi- zando la desigualdad de ingresos y la crisis del
talismo, sostiene Rector Palomino 49 • Viene de Estado, tópico recurrente hoy5 1. El diagnóstico
Polanyi la idea, agrega, de que la contradic- social global del tiempo precedente anunciaba
ción entre "regla democrática" en la sociedad y la crisis: la coyuntura de los años '90 era de
"regla despótica" en la fábrica lleva a un des- un capitalismo regenerado y un mundo social
potism~ del capital objeto de un intento de eli- de desigualdades, pobreza, desempleo, incerti-
minación, en el socialismo, y de reforzamiento dumbres, de modo análogo a la descripción re-
en el fascismo. latada del siglo XIX; un capitalismo de efectos
misteriosos, "cada vez más pobres en un mundo
Un cierto revisionismo de las teorías clá- cada vez más rico", asociados al desarrollo de la
sicas del "ejército industrial de reserva" ins- industria y el ascenso del "credo liberal" 52 •
pira a la sociología moderna al leer en el rol
político del proletariado industrial originario Estos análisis sugieren una significación
una protección social al empleo en economías práctica y teórica compleja de la cuestión so-
globalizadas. La historia económica le dice así cial, perdida su virginidad ética originaria.
que la protección social es vital para "civilizar" Cultor de esa complejidad, Jacques Donzelot
el mercado laboral; desde el punto de vista de aporta un concepto de razón pública verificable
la cohesión social implica un progreso sobre la en esquemas de acción y vida cotidiana local,
idea clásica de Karl Marx o Adam Smith de estándares o valores, si se quiere, poco usua-
una oferta de trabajo elástica en virtud de la les en la política pública, cuyos diseños más
cual el mercado de trabajo reduciría los ingre- bien siguen patrones de gestión técnicamente
sos laborales al mínimo de subsistencia para solvente. La figura conceptual asignada será
ajustarse, ordenarse y subsistir. La sociología la "comunidad cívica": "se trata de otorgar a
entenderá entonces la protección social como la comunidad la fuerza política necesaria para
economía política: mecanismo amortiguador que los individuos adquieran confianza en sí
resaltado por Polanyi, dice la tesis, que "inter- mismos", corporaciones de desarrollo comuni-
cepta el mecanismo depresivo del mercado de tario "cuyo objetivo es reconstruir tanto la vida
trabajo, compensa el desequilibrio de poder en social como la vida política en estos espacios, y
el mercado laboral, y ofrece un mecanismo de rehacerlas como se construye un poder" 53 • En -
libertad y autonomía para el trabajador" 50 • fáticamente, Castel reafirmará la exigencia de
sentido colectivo, cívico, en suma político, que
Más polémicamente podrá sostenerse que pesa sobre la comunidad local cuando adquie-
al dar a la fuerza de trabajo la forma "mercan- re la categoría de agente:
74
49 Palomino H.: "Trabajo y teoría social: conceptos clásicos y tendencias contemporáneas". Ponencia presentada en el
seminario anual de la Universidad de Bologna, Sede Buenos Aires, "El estado de las relaciones laborales en la Argen-
tina, nueva realidad emergente en el contexto del MERCOSUR", 2003.
50 Sengerberger W.: Globalización y progreso social. la función y el impacto de las normas internacionales del trabajo.
Caracas, Ed. Nueva Sociedad, 2004, pág. 105.
51 Boltanski L. y Chiappello E. (2002) op. cit. pág. 356.
52 Ibídem. pág. 630.
53 Donzelot J.: "Comunidad cívica y magistratura social", en Castel R. et al: Pensar y resistir. La sociología crítica des-
pués de Foucault. Madrid, Círculo de Bellas Artes, 2006, págs. 81-85.
Crisis económica y configuración política: Karl Polanyi revisitado

"En el límite lo local se convierte también (exclusión) en América Latina a mediados de


en lo global. Pero la novedad de estas po- los años sesenta, José Nun, Miguel Murmis y
líticas no excluye algunas homologías con Juan Carlos Marín se apoyan en Polanyi para
la estructura tradicional de la protección definir rasgos nodales de un específico concep-
cercana [... ] para el solicitante se trataba ,to de marginalidad. Ésta será ahora elemen -
siempre de hacer recordar su pertenencia to constitutivo del mercado capitalista y no
a la comunidad [... ] [lo cual] lo inscribía su defecto, dispositivo de ajuste, en definitiva
en un sistema de dependencias tutelares, político, para codificar una mercancía ficticia
cuya forma límite, fue según Polanyi, la (el trabajo) en el lenguaje del intercambio de
servidumbre parroquial (parish serfdom) equivalentes. Los pobres marginales serán
de las poor laws inglesas ¿Qué garantías desde entonces, en parte, sujetos de ingreso/
hay de que los nuevos dispositivos «trans- consumo insuficiente, diferenciados del lum-
versales», «de asociados», «globales», no pen por el sistema mismo: "la mano de obra
den origen a formas de neopaternalismo? es marginal en la medida en que es rechazada
[... ] Pero las vueltas de la historia ense- por el mismo sistema que la crea" 55 • A partir
ñan que, hasta el día de hoy, siempre ha de esta clave histórica, las políticas sociales en
habido «buenos» y «malos» pobres, injus- América Latina portarán a menudo signos y
ta distinción que se realiza sobre la base preocupaciones de cambio estructural, propia-
de criterios morales y psicológicos. Sin la mente "políticos" y no meramente "económi-
mediación de los derechos colectivos, con cos", en un espacio social cuyas solidaridades
la individualización del socorro y el poder serán otras que la obrera. A diferencia de los
de decisión fundado en el conocimiento desempleados, de los pobres podrá decirse que
recíproco que se otorga a las instancias antes que "reserva industrial" son "reserva es-
locales, se corre el riesgo de que renazca tatal", elementos de la "configuración política"
la vieja lógica de la filantropía: promete de economía y sociedad.
fidelidad y serás socorrido" 54 .
¿Se imaginaron en los años sesenta Nun,
Surgen también del estudio de Polanyi al Murmis y Marín que cuarenta años después
ocuparse de la subjetivación política en las su país iba a estar entre los pocos -si no el úni-
crisis indicaciones menos polares para eva- co- de América Latina cuya cultura académica
luar la integración social (¿clientelar? ¿popu- y política, en la saga de Polanyi, aún distingue
lista? ¿estructural?). En su célebre "informe la configuración política entre los fundamen-
preliminar" sobre las condiciones estructura- tos del modelo de desarrollo y del crecimiento
les y dinámicas sociales de la marginalidad económico?

75

54 Castel R. (1997) op. cit. pág. 475.


55 Nun J., Murmis M, y Marín J. C. (1968) op. cit.

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