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CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES SEMINARIO: ALUVIONES EN EL RIO TAQUIÑA,

DIAGNOSTICO Y ACCIONES FUTURAS

La asistencia numerosa al seminario demuestra por un lado la voluntad de las instituciones


para dar soluciones efectivas al problema y por otro los pobladores afectados que tienen
expectativa por contar con soluciones inmediatas.

Las presentaciones abordaron aspectos geotécnicos, hidrológicos, fluviomorfológicos y


biofísicos, también se mostró la actividad actual del Servicio Departamental de Cuencas.

Los trabajos presentados y la participación de los panelistas, muestra que existen importantes
estudios nacionales pero que estos no son accesibles. La información académica, científica y
trabajos asociados al problema, deben estar disponibles de manera que su acceso sea
inmediato y sin trabas de ningún tipo, caso contrario no cumplen su objetivo.

Los aluviones con flujo de detritos (flujo de mazamorra) son procesos de formación
geomorfológica de nuestro planeta Tierra, que han sucedido en el pasado y que sucederán
todavía por mucho tiempo. No son fenómenos recientes.

Los flujos de mazamorra han tomado importancia cuando el hombre ha invadido sus caminos.

El hombre debería de respetar la naturaleza de los ríos en los conos de deyección y en franjas
de seguridad en ambas márgenes, lo que no ha pasado en el río Taquiña con las consecuencias
nefastas de los dos flujos de mazamorra 2018 y 2020.

Es importante advertir que las franjas de seguridad no deben ser establecidas pensando solo
en flujo de agua, sino en flujos de mazamorra, con los consiguientes procesos de colmatación
de cauces en la zona del valle.

Se debe reconocer que el problema se da inicio en la parte alta, donde por diversos motivos se
incrementa el aporte de sedimentos al flujo normal de agua, en la medida en que la
concentración de sedimentos se incrementa, el flujo tiene una mayor capacidad de socavar y
profundizar el lecho del rio, desestabilizando aún más las laderas adyacentes aportando con
más sedimentos al flujo que tiene una capacidad de transporte exponencialmente mayor que
si se tendría solo agua. El material generado de esta manera llega al Valle en cantidades
incontrolables, provocando los daños de los años 2018 y 2020.

La presión humana sobre el rio Taquiña es tan grande que obliga a un continuo y riguroso
manejo integral-interdisciplinario de la cuenca en su parte alta, media y baja. Con aspectos que
abarcan: La estabilidad de taludes, el uso de suelos, la deforestación, los incendios, el análisis
cuidadoso del eventual diseño de caminos de acceso, reducción de la presión por la mancha
urbana, monitoreo, seguimiento, intervención e investigación.

Es necesario implantar más puntos de medición de lluvia en la cuenca, que permitan


acompañar el humedecimiento de las laderas ya que un determinado grado de saturación es
el detonante para que ocurran los deslizamientos y se produzca el flujo de detritos.

Se recomienda también probar en la cuenca alta y baja las nuevas técnicas de protección con
barreras dinámicas para disminuir la propagación de los flujos de mazamorra.

Se deben hacer estudios que por aproximaciones de lo global a lo particular, permitan priorizar
las intervenciones a taludes que se encuentran inestables y podrán deslizar en próximos
eventos.
Como acciones a seguir se plantea:

Diseñar un plan estratégico de mitigación de amenazas y riesgos de daños ocasionados por


mazamorras, con acciones a corto mediano y largo plazo.

El plan, debe ser concebido por especialistas nacionales y extranjeros con verdadera
experiencia, que planteen estudios e intervenciones eficientes; caso contrario se seguirán
gastando recursos financieros sin alcanzar el beneficio esperado. Los procedimientos,
metodologías y experiencia del PROMIC hasta su transformación a Dirección de Cuencas el año
2012 deben ser recuperados, mejorados, adaptados y complementados a la nueva
problemática de forma inmediata.

En la ejecución de estudios y diseño de intervenciones deben participar personas con


formación académica adecuada de posgrado y amplía experiencia profesional. Parte de los
trabajos podrían ser encargados a centros especializados de la Universidad Mayor de San
Simón donde se cuenta con el recurso humano adecuado.

La magnitud del problema es enorme y a su vez, son enormes los requerimientos de tiempo y
recursos económicos para disminuir los riesgos de daño por aluviones.

Consecuentemente, es necesaria la vigencia de una Autoridad Nacional de Cuencas (ANC)


como entidad autárquica de derecho público con autonomía de gestión legal, económica,
administrativa y técnica para apoyar y supervisar a las Gobernaciones y sobre todo a las
Alcaldías Municipales en la redacción de planes de ordenamiento territorial y uso del suelos;
en la ejecución de proyectos; en la gestión de recursos financieros del TGN y bancos de
desarrollo (CAF, BID, BM) y de la cooperación multilateral y sobre todo, en el cumplimiento
estricto de normas legales.

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