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«mar» también se usa para indicar secciones más pequeñas del océano, en parte interiores, y
para algunos grandes lagos salados, totalmente interiores, como el mar Caspio, el mar
Muerto o el mar de Aral. Se habla entonces de mar cerrado o interior, aunque el término
correcto sería el de lago endorreico.
La salinidad varía ampliamente, siendo más baja cerca de la superficie y en las
desembocaduras de los grandes ríos y más alta en las profundidades del océano; sin
embargo, las proporciones relativas de sales disueltas varían poco en los océanos. El sólido
disuelto en agua de mar más abundante es el cloruro de sodio. El agua también
contiene sales de magnesio, calcio y potasio, entre muchos otros elementos, algunos en
concentraciones mínimas. Los vientos que soplan sobre la superficie del mar
producen olas que se rompen cuando entran en aguas poco profundas. Los vientos también
crean corrientes superficiales a través de la fricción, estableciendo circulaciones de agua
lentas pero estables a través de los océanos. Las direcciones de la circulación se rigen por
factores que incluyen las formas de los continentes y la rotación de la Tierra (el efecto
Coriolis). Las corrientes de aguas profundas, conocidas como la cinta transportadora global,
transportan agua fría desde cerca de los polos a todos los océanos. Las mareas,
generalmente el aumento y la caída del nivel del mar dos veces al día, son causadas por la
rotación de la Tierra y los efectos gravitacionales de la Luna y, en menor medida, del Sol. Las
mareas pueden tener un rango muy alto en bahías o estuarios. Los terremotos
submarinos que surgen de los movimientos de las placas tectónicas debajo de los océanos
pueden provocar tsunamis destructivos, al igual que los volcanes, los grandes deslizamientos
de tierra o el impacto de grandes meteoritos.
Una gran variedad de organismos, incluyendo bacterias, protistas, algas, plantas, hongos y
animales, viven en el mar, que ofrece una amplia gama de hábitats y ecosistemas marinos,
que se extienden, verticalmente, desde la superficie iluminada por el Sol y la costa hasta las
grandes profundidades y presiones de la fría y oscura zona abisal, y latitudinalmente desde las
frías aguas bajo los casquetes polares hasta la colorida diversidad de los arrecifes de coral en
las regiones tropicales. Muchos de los principales grupos de organismos evolucionaron en el
mar y la vida pudo haber comenzado allí.
El mar proporciona suministros sustanciales de alimentos para los humanos, principalmente
peces, pero también mariscos, mamíferos y algas, ya sea capturados por pescadores o
cultivados bajo el agua. Otros usos humanos del mar incluyen el comercio, los viajes,
la extracción de minerales, la generación de energía, la guerra y actividades de ocio como
la natación, la vela y el buceo. Muchas de estas actividades crean contaminación marina.
El mar es importante en la cultura humana, con importantes apariciones en la literatura al
menos desde La Odisea de Homero, en el arte marino, en el cine, en el teatro y en la música
clásica. Simbólicamente, el mar aparece como monstruos como Scylla en la mitología y
representa a la mente inconsciente en la interpretación de los sueños. Ateniéndose al uso que
de la palabra se hace en español, cabe observar que la gente de mar y los poetas tienden a
atribuirle el género femenino (la mar). Fuera de esos dos ámbitos, se ha generalizado el uso
masculino de la palabra («el mar»).
El día internacional del mar2 es el 8 de junio y el Día Marítimo Mundial es el 26 de
septiembre.3 En 2008, la Comisión Europea propuso la fecha del 20 de mayo para celebrar el
mar en Europa,4 con el fin de promover la cultura y el patrimonio marítimo. Ese día podrá
resultar en operaciones de «puertas abiertas» (puertos abiertos), acciones ambientales que
involucren a museos y acuarios, conferencias, etc. La Comisión organiza cada año un Día
Marítimo Europeo (en inglés, European Maritime Day, DME)5 en una ciudad diferente.
El mar es el sistema interconectado de todas las aguas oceánicas de la Tierra, incluidos los
océanos Atlántico, Pacífico, Índico, Meridional y Ártico.6 Sin embargo, la palabra «mar»
también puede usarse para designar ciertos cuerpos de agua específicos, mucho más
pequeños, como el mar del Norte o el mar Rojo. Los océanos serían las mayores extensiones
y vendrían luego, de diferentes tamaños, los mares. No existe una distinción clara entre mares
y océanos, aunque en general los mares son más pequeños y a menudo están en parte (como
los mares marginales) o totalmente (como los mares interiores) bordeados por tierra.7 Sin
embargo, el mar de los Sargazos no tiene costas y se encuentra dentro de una corriente
circular, el giro del Atlántico Norte.Stow 1 Los mares generalmente son más grandes que los
lagos y contienen agua salada, pero el mar de Galilea es un lago de agua dulce.8Nota 4La
distinción entre mar y océano obedece a diversas causas, sobre todo cuando se habla de
mares abiertos en que suele distinguirse atendiendo a la situación geográfica, generalmente
enclavada entre dos masas terrestres o, a veces, las menos, a la posición de la plataforma
continental. Algunos ejemplos de esto son: el mar del canal de la Mancha, que comunica con
el océano Atlántico por el mar Céltico, pero que se distingue por su posición entre la costa sur
de Inglaterra y la costa norte de Francia; el mar Mediterráneo, que comunica con el océano
Atlántico por el estrecho de Gibraltar,y se distingue claramente por estar enclavado
entre Europa, Asia y África, al punto de que tiene unas condiciones marinas propias
(diferentes temperaturas, diferente fauna y flora, y mareas de diferente amplitud). Otro mar
abierto, en este caso el de los Sargazos, con su acumulación de algas a lo largo de la Florida,
se distingue del océano Atlántico de forma totalmente arbitraria.
Atendiendo al contacto con el océano, los mares se consideran de tres clases principales:
mares litorales (o costeros), mares continentales y los mares cerrados.
mar litoral o costero, aquel que puede ser considerados como un golfo, muy grande y
ampliamente abierto, del océano. No está separado de este por ningún umbral submarino;
no obstante se distingue de él por ser, en promedio, menos profundos, por la mayor
amplitud de las mareas y por la temperatura más elevada de sus aguas. Son mares
litorales el mar de Beaufort en el océano Ártico, el mar de Noruega en el Atlántico o el mar
de Omán en el Índico, entre otros.
mar epicontinental, aquel que se asienta sobre una plataforma continental con su
lecho submarino a una profundidad media de 200 m o menos; ejemplos de este
tipo son el mar del Norte, o el mar Argentino. Durante el punto máximo de
las glaciaciones, los mares epicontinentales desaparecieron, pasando a ser
solo llanuras de los continentes aledaños.