Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/283462564
CITATIONS READS
11 886
1 author:
Katherine Hite
Vassar College
39 PUBLICATIONS 260 CITATIONS
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Katherine Hite on 03 November 2015.
POLÍTICA Y ARTE
DE LA CONMEMORACIÓN
MEMORIALES EN AMÉRICA LATINA Y ESPAÑA
POLÍTICA Y ARTE
DE LA CONMEMORACIÓN
MEMORIALES EN AMÉRICA LATINA Y ESPAÑA
KATHERINE HITE
POLÍTICA Y ARTE
DE LA CONMEMORACIÓN
MEMORIALES EN AMÉRICA LATINA Y ESPAÑA
Mandrágora Ediciones
Manuel Barrios 4890, Las Condes
Santiago de Chile
mandragora@lamandragora.cl
www.lamandragora.cl
Impreso en QuadGraphics
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, en todo o en
parte, ni registrada o transmitida por sistema alguno de recuperación de información,
en ninguna forma o medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético,
electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo, por escrito, del autor.
ÍNDICE
Agradecimientos 9
Presentación 11
Epílogo 155
Notas 165
Bibliografía 177
Índice analítico 184
9
AGRADECIMIENTOS
Katherine Hite
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 11
PRESENTACIÓN
Ricardo Brodsky
Director
Museo de la Memoria y los Derechos Humanos
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 13
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 15
1/
MEMORIALES
PARA LA LUCHA POLÍTICA
fuerza hoy en día? Sin duda se debe a que la memoria forma parte
de lo que somos y de cómo interpretamos nuestro presente, y para
muchas, muchas personas, el presente es algo deplorable. En mi
condición de latinoamericanista estadounidense, me avergüenzan
profundamente las constantes intervenciones imperialistas de Esta-
dos Unidos, demasiado familiares en su calidad de ecos de las accio-
nes cometidas por EE.UU. en América Latina a lo largo del último
siglo y medio, o incluso durante más tiempo.1 Al ser hija de padres
y abuelos socialistas estadounidenses, represento a la generación
más reciente de una dinastía de, por lo menos tres generaciones, de
luchadores y disidentes, cuyas memorias inspiran en gran medida
mis análisis y acciones, y también mi rabia y mi desesperación.
Partimos de la memoria para orientar nuestra interpretación del
presente. Las memorias colectivas o sociales son tejidos entrelaza-
dos2 Los académicos estadounidenses sitúan las raíces de culturas
paramilitares actuales como las de los ultraderechistas de Minute-
16 KATHERINE HITE
-
*
trario que los llamados memoriales, hacen hincapié en un pasado
victorioso, minusvalorando la expresión doliente o contemplativa
* Destacados diccionarios de la lengua castellana como el de la Real Academia y el de María Moliner
no recogen la acepción de la palabra «memorial» que aquí se utiliza, es decir la de “monumento con-
memorativo” o “actividad conmemorativa”, y servicios como el de la Fundación del Español Urgente
(http://www.fundeu.es/vademecum-M-memorial-5536.html) consideran que responde al uso de un
anglicismo inadecuado. Sin embargo, el Diccionario del Español Actual de Manuel Seco et al. sí recoge
dos ejemplos de uso de tal acepción. Por otra parte, y esto es todavía más importante para nosotros
todavía infrecuente en España, su utilización sí está extendida en países hispanohablantes como Chile
-
mos asistiendo a un proceso en el que grupos sociales de todo tipo,
en tensión y negociación creativa con el Estado, impulsan iniciativas
de conmemoración (memorialización) que, al tiempo que desafían
la violencia del Estado, insisten en imaginarios globales alternati-
vos. Además, en un contexto mundial en el que las tecnologías de
la representación y la comunicación se desarrollan con rapidez, los
colectivos proponen innovadores memoriales. Por otra parte, en
todo el mundo han proliferado movimientos creadores de “antimo-
numentos” (o “contramonumentos”), tan destinados a llorar a los
muertos como a espolear la movilización política. Estas múltiples
iniciativas plantean preguntas cruciales para los debates sobre po-
lítica de la memoria en lo tocante a la pena, la empatía y la acción
colectiva, ahora en estado de cambio constante.
Los historiadores no dejan de debatir en qué medida el presen-
te incide en las interpretaciones históricas.6 Sin embargo, no cabe
abstracta creada por una escultora como señal de duelo por la vio-
lencia; el tercero es un memorial de carácter intergeneracional y po-
pular creado en una comunidad chilena; y el cuarto es una imagen
que, realizada mediante una plantilla, surgió como homenaje a los
desaparecidos de la ciudad argentina de Rosario, y que desde en-
-
memorativos. Lo que aquí planteo es que los memoriales, de formas
imprevistas y previstas, pueden ser tan catárticos y capacitantes
-
lítico, la solidaridad y la acción.
Me centro en cuatro grandes iniciativas conmemorativas porque
sirven de puerta de acceso a la compleja política de la lucha. No cabe
duda de que hay muchos otros ejemplos. España, Argentina, Chile y
Perú no son los únicos países que comparten historias de acendra-
cerebro.17
monumentos y memoriales:
-
mana, que se sitúan delante de él. Los soldados aparecen subiendo
una pendiente, con el rostro tenso, vigilante e incluso temeroso. En
un extremo del muro hay un espejo de agua, que forma uno de los
vértices del triángulo compuesto por el muro y las esculturas. Así
como el Memorial a los veteranos de Vietnam, el que está dedicado a
los veteranos de la guerra de Corea enfatiza más la contemplación
sombría que la celebración.
Ilustración 1.1. Detalle del Monumento a las víctimas del terrorismo de Estado, Parque
de la Memoria, Buenos Aires (fotografía de Katherine Jensen).
Ilustración 1.2. Monumento a las víctimas del terrorismo de Estado, Buenos Aires, ale-
jándose en dirección al Río de la Plata (fotografía de Katherine Jensen).
ANTIMONUMENTOS/ANTIMEMORIALES
Ilustración 1.6. Bici, puerta de la calle Londres, 38, antiguo centro de detención
clandestino de Santiago de Chile (foto de Katherine Hite).
el Memorial de Paine -
2/
UN MONUMENTO PARA EL
RELATO IMPERIAL ESPAÑOL
“Lo mejor que había que hacer con aquello (El Valle de los Caídos)
era volarlo”, dijo el parlamentario vasco Iñaki Anasagasti, durante
una intensa sesión parlamentaria que, celebrada en junio de 2011,
debatía sobre el futuro de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, la enor-
me tumba legada por el dictador español Francisco Franco, que es el
monumento de mayores dimensiones de España. Otro miembro de
la cámara, aludiendo a ETA, la organización terrorista vasca surgida
como grupo de resistencia durante el largo régimen de Franco (1939-
1975), dijo que era curioso que fuera un vasco el que sugiriera tal cosa.
Los vascos y Franco no se podían ni ver. Entre otras medidas
represivas, el dictador prohibió el uso de la lengua vasca, y también
de la catalana y la gallega. En 1937, en plena Guerra Civil española,
la Legión Cóndor nazi colaboró con el bando franquista en el bom-
bardeo masivo de la localidad vasca de Guernica, una acción devas-
tadora a la que el artista Pablo Picasso rindió homenaje en su obra
maestra homónima. Por su parte, El Valle de los Caídos constituye el
intento franquista de rendir tributo a otra historia muy diferente.
El Valle de los Caídos, solitario y con aire de fortaleza, está situado
a unos 50 kilómetros de Madrid. Su elemento principal es la cripta,
proclamada basílica en 1960 por el Papa. En ella están enterrados
Francisco Franco y un antiguo aliado y mártir de la década de 1930,
el líder de los falangistas españoles José Antonio Primo de Rive-
ra, así como unos 33 mil combatientes de la Guerra Civil española
(1936-1939).1 La cripta está excavada directamente en la piedra, lo
que la convierte en una construcción permanente, eterna, que se alo-
ja en la tierra, al tiempo que se alza por encima de ella. Acceder a
la cripta es exactamente como peregrinar por una larga, solitaria y
empinada carretera. Franco colocó deliberadamente el monumento
muy cerca de otras construcciones imponentes e imperiales: El Esco-
rial y el Palacio de la Granja, erigidos por antiguos monarcas.
Ahora, 35 años después de la muerte de Franco y más de medio
Ilustración 2.1. Entrada de la basílica del Valle de los Caídos de Madrid (foto de K. Rakoll).
del dictador.
-
queñísima parte de las crecientes tensiones entre la abadía benedic-
tina y el Estado español, aunque hasta comienzos de 2010 el público
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 49
La Guerra de Liberación Española fue una Cruzada, como declaró el Papa Pío
XII. Fue la repetición, en el siglo XX, de la victoria obtenida por don Juan de
Austria en Lepanto. Si los españoles no hubieran detenido al comunismo, nadie
hoy puede dudar de que a partir de 1939 tanto la Península Ibérica como una
occidental.
(Razones por las que se construyó la basílica del Valle de los Caídos, Fundación
Nacional Francisco Franco, 1976, p. 15)
zada”, sobre todo a José Antonio Primo de Rivera, fusilado por los
republicanos el 20 de noviembre de 1936, y al propio Franco, cuya
muerte se anunció el mismo día de 1975, además de otras festivida-
des religiosas castrenses.12 En la actualidad hay 26 monjes y 44 esco-
lanos, que continúan observando estos dictados, mientras el Estado
español sigue haciéndose cargo de todos los gastos.
Según la concepción de Franco, el monumento no sólo debía esta-
blecer un vínculo entre la Iglesia y el Estado. El Valle apela al recuer-
do de las cruzadas, que para Franco tenían que ver con el imperio de
los Austrias españoles y con la Reconquista de España y la derrota
de la última dinastía musulmana, ambas completadas por los Re-
-
tas de los militares españoles a manos de los marroquíes que pre-
tendían expulsar de su territorio a las fuerzas coloniales, el Ejército
Español de África se había convertido en un formidable contingente
-
-
cias y lecciones de las guerras coloniales en Marruecos, y la victoria
militar franquista no se habría alcanzado sin el Ejército de África.17
Después del desastre de Anual, una aplastante derrota sufrida
en 1921 por el Ejército español en el Rif y en la que perdieron la
vida entre ocho mil y doce mil soldados españoles, se remodeló el
ejército colonial, convirtiéndolo en una unida y conservadora fuer-
za nacionalista.18 A mediados de la década de 1930, el Ejército de
África había reunido una fuerza de combate en la que además de la
legión extranjera española había decenas de miles de regulares, re-
clutas marroquíes. En 1930 y 1933, se desplegaron soldados del Ejér-
cito de África para reprimir las insurrecciones obreras promovidas
en España por la izquierda radical. En 1933, en Asturias, baluarte
tradicional de la izquierda española, el contingente africano frustró
un gran levantamiento obrero contra el gobierno de centro-derecha.
Desde el punto de vista táctico, la operación constituyó una especie
de calentamiento para el gran despliegue del Ejército de África du-
rante la Guerra Civil.19 Se calcula que durante la contienda 78.500
marroquíes lucharon junto a las tropas franquistas. Perdieron la
vida aproximadamente uno de cada ocho.20
Franco y los demás mandos nacionales desarrollaron, por lo me-
nos temporalmente, un razonamiento ideológico según el cual el
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 55
mosaico, aunque ninguna guía los mencione. Más bien, los textos
Ilustración 2.6. Figura encapuchada dentro de la cripta del Valle de los Caídos (foto de K. Rakoll).
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 57
década de 1950.
Se calcula que 650 mil hombres y mujeres fueron presos de los
nacionales.26 En 1940, año en el que entró en vigor el decreto de cons-
trucción del Valle, unas 234 mil personas estaban recluidas en cam-
pos de concentración.27 Poniendo en práctica un plan concebido por
un sacerdote español, estrecho colaborador de Franco, el régimen
aplicó una “doctrina de redención”, en virtud de la cual, a cambio
de trabajar para el Estado y para los proyectos que éste controlaba,
los prisioneros políticos, por cada día trabajado, reducirían en tres
sus sentencias, recibiendo también un pequeño salario acorde con
sus cargas familiares. En la actualidad, uno de los debates más can-
dentes en torno a la represión de la época franquista es el relativo a
qué constituye realmente trabajo “forzado”. Durante la década de
Durante casi 800 años los moros gobernaron España desde su ba-
luarte meridional, El (sic) Ándalus, promoviendo un periodo de
ilustración y relativa tolerancia mientras el resto de Europa se re-
volvía en las tinieblas de la Edad Media. En 1492 los españoles re-
conquistaron la nación, obligando a convertirse a los musulmanes,
organización terrorista.51
El resultado de nuestra visita al Valle de los Caídos fue que Javier
aceptó la invitación del padre Laurentino para pasar varias noches
en el monasterio trabajando en un guión de cine. A mí no se me
hizo el mismo ofrecimiento, ya que las mujeres no pueden pasar la
noche en el recinto. El padre Laurentino no lo sabía, pero Javier esta-
ba escribiendo un guión que cuestiona la devoción religiosa de una
adolescente cuando ésta se encuentra a punto de morir. La película
resultante, Camino, que Javier también dirigió, obtuvo en España el
premio Goya (equivalente allí al Óscar) a la mejor película de 2008,
pero tuvo una furiosa acogida entre la derecha religiosa, claramente
vinculada a Laurentino y a la abadía benedictina.
En cualquier caso, Javier pasó tres noches con los monjes, asis-
tiendo a misa, comiendo en silencio y en comunidad sus mismos
-
cir que apenas avanzó en la escritura del guión, pero que hizo un
montón de fotos y escribió un detallado diario de sus tres días, con
sus noches, en el Valle, sin escapar a ciertas apariciones.52 Su diario
estaba tan lleno de notas de humor como de divagaciones herederas
de Edgar Allan Poe. La experiencia le proporcionó una perspectiva
singular para observar el Valle, mezclado con aquéllos que lo consi-
deran su casa.
Está claro que, para el debate actual sobre lo que hay que hacer
con El Valle de los Caídos, el monasterio y la consagración de la cripta
como basílica por parte del Vaticano complican las cosas. La Ley de
Memoria Histórica de 2007 contemplaba que “El Valle de los Caídos
se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter gene-
ral a los lugares de culto y a los cementerios públicos”.53 En septiem-
bre de 2010 el Senado español acordó instar al gobierno a “adoptar
disposiciones... para adecuar El Valle de los Caídos a lo dispuesto en
la Ley 52/2007, de 26 diciembre... (que incluye entre sus objetivos)
honrar y rehabilitar la memoria de todas las personas fallecidas a
consecuencia de la guerra civil y la represión política que la siguió
con objeto de profundizar en el conocimiento de este periodo histó-
rico y de los valores constitucionales”.54 La oposición conservadora
66 KATHERINE HITE
Ilustración 2.7 Detalle del Albert Memorial en el que aparecen súbditos del imperio
británico (fotografía de Katherine Hite).
3/
EL OJO QUE LLORA:
VÍCTIMAS, VICTIMARIOS Y EL
PROBLEMA DE LA EMPATÍA
como orientales, El ojo que llora busca compasión para los descen-
dientes de los fundadores de la identidad peruana, que sin embargo
han sufrido una marginación estructural a manos del poder. En este
capítulo nos preguntamos cómo podríamos imaginar que el memo-
rial suscitara empatía, incluso en medio de los frecuentes ataques fí-
sicos que ha sufrido esa escultura. ¿Qué límites presenta la empatía
política, pero, igualmente, qué posibilidades ofrece?
Los memoriales no sólo representan genealogías concretas del
Ilustración 3.1. Visitantes ante El ojo que llora, Lima, Perú (fotografía de Gam Klutier).
-
lizaron y “nacionalizaron” el derecho de las fuerzas de seguridad a
detener y retener a los ciudadanos prácticamente a voluntad (prác-
ticas que ya se utilizaban desde 1982 en la zona de emergencia de-
clarada en Ayacucho, donde Sendero había nacido). En septiembre
de 1992, cuatro meses después de la incursión en el penal de Castro
Castro, el Ejército capturó a Abimael Guzmán, líder de Sendero, y
-
ceso de reconstrucción cuando los combates se amainan. (En Perú)
Ilustración 3.5. La escultora Lika Mutal va por el laberinto de cantos rodados (foto de Gam Klutier).
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 85
visual que realiza Mutal en El ojo que llora se aparta por completo de
la “memoria literal”, que puede tener la consecuencia no deseada
de aislar a las víctimas, ya que los espectadores rehuyen las repre-
sentaciones.35 El arte conmemorativo abstracto es el que suscita en
los espectadores una reacción, quizá menos inmediata y más con-
templativa, que reconoce la distancia a la que se hallan y constata
que pueden relacionarse con la obra, sentir, aunque no puedan sa-
ber realmente qué supuso sufrir ese trauma.
Académicos como la historiadora de arte Jill Bennett señalan que
el arte memorialístico que representa en exceso un trauma violento,
que es demasiado representativo, demasiado virulento en su expre-
-
periencia que es “propiedad” de otros.36 Bennett señala que el arte
del trauma debe encontrar un punto medio, que respete el profundo
trauma sufrido por las víctimas, pero apelando a los sentidos y sen-
sibilidades de quienes no lo son. Mediante las representaciones ar-
tísticas del trauma, Bennett busca una “empatía no enraizada en la
ser ese otro), sino en una compasión que conlleve un encuentro con
algo irreducible y diferente, con frecuencia inaccesible”.37 Bennett
busca un arte que suscite turbación empática, es decir “que describa
la experiencia estética simultánea de compadecerse del otro y de
hacerse consciente de la diferencia entre las propias percepciones y
la experiencia ajena”.38
creador de la colección de testimonios del Holocausto de la Univer-
sidad de Yale, advierte que la compasión es una respuesta indispen-
sable, pero que hay que controlarla: “El arte amplía la imaginación
compasiva, al tiempo que nos enseña los límites de la compasión”.39
La piedad, el hecho de “apiadarse de”, que caracteriza a la compa-
sión, puede bloquear la tendencia a la empatía, la actitud más pro-
funda de “compartir” el dolor ajeno.
La memorialización conjuga el afecto con la conciencia. A través
del ojo de la Pachamama, Mutal puede compasivamente exclamar
que la madre tierra llora porque percibe una horrenda violencia. La
artista invita a los espectadores a relacionar sus propias pérdidas
y pesares con los de la Pachamama. A la propia Mutal, el acto de
esculpir esa madre tierra la retrotrajo a la traumática experiencia de
ver la violencia y la muerte cara a cara durante su infancia en la Ho-
landa de la Segunda Guerra Mundial. Recordaba cómo un soldado
alemán metió a empujones a un muchacho en un camión y luego se
lo llevó. Recordaba a otro chico que, corriendo para salvar la vida,
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 87
Ilustración 3.6. El ojo que llora de Llinque, Perú (fotografía de Archivos APRODEH).
90 KATHERINE HITE
Lika Mutal, que había estado fuera del país hasta la noche del
atentado, se quedó claramente asombrada de su brutalidad. Los
atacantes utilizaron un mazo para intentar destruir el ojo de la pie-
dra central. Mutal tenía la sensación de que habían puesto “un in-
terés especial en tapar (con pintura) los nombres de los niños, los
primeros que se habían grabado, no escrito, permanentemente en
piedra”.45 Varios días después del atentado, miembros de APRO-
DEH; Salomón Lerner, ex presidente de la Comisión de la Verdad
y Reconciliación; familiares de víctimas como Roca y Caqui; Lika
Mutal y otras personas se manifestaron en defensa de los derechos
humanos, denunciando el ataque y exigiendo una investigación en
profundidad.
Una vez más El ojo que llora volvía a ser objeto de atención por
una polémica, en esta ocasión defendido por un abanico de sectores
que, sin estar de acuerdo en quién debe ser considerado víctima o
verdugo, sí estimaban que el monumento es un lugar bello y valioso
para el recuerdo.
El memorial ha sufrido varios ataques, una realidad que pone
descarnadamente en evidencia las tensiones existentes entre el Es-
tado peruano y la Corte Interamericana, así como entre ese mismo
Estado y la sociedad, en lo tocante a la política de la memoria y su
representación. Los debates y los atentados se centran en qué cons-
tituye una víctima y un victimario, y también en quién es héroe y
quién terrorista.46 En vista de esas patentes manifestaciones de ten-
sión, incluso de cólera, sería ingenuo conminar a imaginarse una
empatía política derivada de este espacio de memoria.
Sin embargo, hay indicios de que el monumento invita a una co-
nexión y a un sentimiento de solidaridad que pasa por encima de
las diferencias, y que esos ataques han servido tanto para articular
92 KATHERINE HITE
4/
LA BÚSQUEDA Y LA TRANSMISIÓN
INTERGENERACIONAL DEL
DOLOR EN PAINE, CHILE
los Ortiz que los dos hermanos habían muerto por heridas de bala.5
GENERACIONES Y POSMEMORIA
-
tura de partidos, que representaban a sectores de todo el espectro
ideológico. Desde la derecha a la izquierda había formaciones que
presentaban candidatos nacionales. Los partidos centristas se alia-
ban unas veces con la izquierda y otras con la derecha para ganar las
elecciones presidenciales.8 Desde comienzos del siglo los históricos
partidos comunista y socialista habían estado más o menos repre-
sentados tanto en el Ejecutivo (mediante algunos ministros) como
en el Legislativo, y sus líderes electos procedían de las ciudades y
zonas mineras de Chile, mientras el bastión político de la derecha
estaba en el campo.
El crecimiento y la estabilidad económicos de Chile radicaban
principalmente en las minas del país, cuyos principales propieta-
rios eran, en las décadas de 1950 y 1960, los Estados Unidos. Los
impuestos procedentes de la producción minera alimentaron la ex-
La mayoría, que sabía que los cadáveres de sus seres queridos es-
taban en manos del Servicio Médico Legal, esperaron 14 años para
obtener esos documentos.30
¿Qué repercusiones tuvo esta larga espera sobre las esposas y
madres de los hombres asesinados? ¿Cómo fue su pena? Me persi-
gue especialmente el diario que escribió C. S. Lewis sobre la muerte
a causa del cáncer de su esposa “H”. Al morir H, Lewis era un co-
nocido escritor y un hombre de fortuna, con unos “recursos” que,
desde el comienzo de sus diarios, el autor reconoce y rechaza, por-
que no le hicieron ningún bien a la hora de “superar” su pérdida.31
108 KATHERINE HITE
y tanta pérdida:
nos que parece producir una incontenible nostalgia. Está claro que,
en general, la conmemoración suele ser nostálgica. Sin embargo, la
recuperación del pasado de Chile relacionándolo con el presente no
deja de suscitar la opinión de que quienes luchan por la memoria
en este país están demasiado congelados en una época pasada. Y,
de hecho, a menudo me ha impresionado la notable añoranza que
muestran muchos chilenos al hablar del pasado, no sólo en el típico
sentido que solemos asociar con los ancianos. En este asunto me
ayudó a pensar Eliana Loveluck, chilena e hija de exiliados que vive
en Estados Unidos desde comienzos de la década de 1970, cuando
era una adolescente. Eliana estaba de acuerdo en que a los chilenos
se les acusa de algo que en realidad parece cierto: mostrar más nos-
talgia de un pasado ya lejano que otros vecinos sudamericanos, que
también sufrieron el derrumbe de regímenes democráticos, la bruta-
lidad de dictaduras militares y procesos de redemocratización y de
aceptación de un pasado doloroso. Para Eliana, la acusada nostalgia
de los chilenos tiene que ver con el hecho de que el histórico sueño
colectivo de avanzar hacia una sociedad más igualitaria fuera tan
brutalmente aplastado, y con que el contraste entre el Chile anterior
a la dictadura y el actual sea tan enorme.52
Es la trayectoria de Paine. Esta zona, en su día predominante-
mente rural, experimentó brevemente una drástica redistribución
del poder, cuyo curso invirtió de súbito la dictadura militar. Duran-
te los últimos 30 años, lo que ha caracterizado a la región ha sido
la especulación territorial, la comercialización agrícola y algunas
modestas iniciativas turísticas, y Paine se ha convertido en ciudad
dormitorio de la creciente megalópolis de Santiago. El entorno físico
de Paine resulta prácticamente irreconocible si pensamos en cómo
era en las décadas de 1960 y 1970. Y las luchas campesinas han sido
erradicadas.
Con todo, muchos de los parientes de las víctimas siguen allí.
Sonia, la abuela de Juan René Maureira, continúa regentando su al-
macén de abarrotes. Uno de sus dos hijos, Juan Leonardo, tío de
Juan René, es ahora un líder comunitario, crucial para el estableci-
miento del Memorial de Paine. Y lo que comenzó como una pequeña
y clandestina reunión de familias de desaparecidos y asesinados de
la localidad se convirtió en la sólida Agrupación de Familiares de
Detenidos Desaparecidos y Ejecutados de Paine (A.F.D.D. Paine).
Las reuniones de la organización, que se celebran formalmente una
vez al mes, cuentan con la asistencia y la participación constante
de entre 30 y 40 miembros, de tres generaciones distintas. Además
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 117
-
cialmente se reconociera que Paine era el lugar en el que más des-
aparecidos había habido en Chile en relación con su población hacía
muy posible su elección para levantar un monumento con caudales
terapia de grupo. Para los familiares, las sesiones eran una pérdi-
da de tiempo. Uno de los participantes de Paine recordaba que las
res queridos que no habían conocido. Sonia contó que una vez que
ella y su marido estaban acordándose de la primera casa que com-
partieron en Torca, ella le dijo que allí es donde le había servido el
té por primera vez, donde llegó a conocerle. Y cuando Sonia estaba
relatando esto a su familia, que trabajaba en el mosaico, su hijo, tío
de Juan René, dijo que, claro, que ahí es donde le habían engendra-
do a él. La abuela contestó que sí, que allí era donde él había nacido.
Otra era la historia que Gabriela había observado durante la ela-
boración del mosaico: uno de sus tíos le preguntó a su abuela, pa-
rece que medio en broma, que dónde ponían la botella para indicar
las veces que su papá venía a casa borracho después de pasarse la
Ilustración 4.4. Detalle del mosaico de homenaje a Roberto Serrano Galaz (fotografía
de Gabriela Ortiz).
Ilustración 4.5. Detalle
124 KATHERINE HITE del mosaico de homenaje
a Laureano Quiroz
Pezoa, reconociendo
el cargo que ocupó en
la JAP del gobierno
de la UP. (fotografía
de Gabriela Ortiz).
Ilustración 4.7. La señora Luz Castro trabaja en un mosaico con su nieto (fotografía
de Alex Chelew).
Ilustración 4.8. La señora Silvia Vargas y unos familiares cortan teselas para su
mosaico (fotografía de Alex Chelew).
ese apoyo estatal. Ahora les creen. Es algo sólido. Y los no direc-
tamente afectados o los que decían que “debían de ser culpables
de algo, alguna buena razón debía de haber”, ahora reconocen lo
les ayudan, porque el Estado está dando una reparación, está devol-
viendo la dignidad a sus seres queridos.61
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 127
5/
GLOBALIDAD ARTÍSTICA Y
FABRICACIÓN DE LA MEMORIA: LAS
BICIS DE FERNANDO TRAVERSO
Quizás haya leído demasiado sobre monumentos. Lo primero
que se me ocurrió al ver los estampados de bicicletas de Fernan-
do Traverso en una exposición celebrada en Nueva York fue que
la uniformidad de esos objetos daba un giro provocador a la de las
estatuas de soldados anónimos de la Guerra Civil estadounidense.1
Monumentos a soldados desconocidos se alzan en localidades de
todos los Estados Unidos en recuerdo de héroes locales, pero tam-
bién sirven para dar una imagen de unidad del territorio estadouni-
dense, para unir a la nación. En su mayoría, esas estatuas se han
fabricado en serie y resulta difícil distinguir entre un confederado
y un unionista, aunque uno y otro no sean lo mismo. A comienzos
Traverso, los proyectos del artista alemán suelen ser dinámicos, in-
teractivos, lo cual hace que quienes contemplan ese memorial parti-
cipen también de él.6 Según Traverso, Hoheissel le proporcionó base
teórica para fundamentar lo que él ya estaba haciendo instintiva-
mente, es decir, crear contramonumentos.
Traverso y yo nos sentamos a la mesa de su cocina. Su sencilla
casa también le sirve de estudio, y sus cuadros, esténciles y recrea-
ciones no dejan libre un centímetro de pared. En el piso de arriba
está su taller, que da a un patio cubierto, cuyo techo le permite rea-
lizar estampados y pinturas en grandes lienzos. Hace 25 años que
Traverso trabaja a tiempo completo en el hospital provincial de San-
ta Fe de Rosario y en los últimos años ha ocupado un puesto de téc-
nico en la unidad de atención primaria. Aparte de que ese empleo
constituye su principal fuente de ingresos, se siente muy vinculado
al hospital y a sus colegas. Se considera un trabajador que también
realiza obras de arte. No quiere depender de la venta de sus traba-
jos para ganarse la vida. Aspira a ser independiente de los límites y
pretensiones del mundo artístico, trabajar con lo que tiene, “que es
muy poco”.
Durante la visita, en varias ocasiones Traverso se disculpó por su
falta de formación académica, lo cual me hacía sonreír mientras me
recomendaba biografías, ensayos, análisis y novelas recientes que
me ayudarían a comprender la situación política de la memoria en
la Argentina actual. Una de esas obras era La casa de los conejos, una
-
tableciendo también una red política global hecha de participación
y posibilidades.
ACCIÓN Y MEMORIA
los que detenían y retenían a los militantes, los que decidían quién
vivía y quién era asesinado. Sin embargo, la elaboración del dolor,
la pérdida y la culpa, en parte gracias a debates relativamente más
abiertos, espacios de conmemoración y un contexto caracterizado
por nuevas sentencias condenatorias para militares autores de actos
represivos, continúa suponiendo un enorme desafío.
Del mismo modo que los últimos debates sobre la memoria de-
terminan que los desaparecidos eran militantes políticos, las bicis de
-
jetos de su propio destino. El artista crea las bicicletas para recordar
a los hombres y mujeres que se opusieron al Estado, que dieron su
vida, no para servir a ese Estado, sino para luchar contra la dictadu-
ra. Al mismo tiempo, los ciclistas nunca tuvieron una oportunidad.
Es bastante eufemístico hablar de guerra “sucia” para aludir a la
práctica de hacer desaparecer a jóvenes ciclistas. Uno de los resis-
140 KATHERINE HITE
CONFLICTOS CONMEMORATIVOS
-
presentando torturas y muerte hasta plasmaciones más abstractas
de la pérdida. Los artistas proponían instalaciones que recrearan
salas de tortura, así como colecciones de utensilios cotidianos, apa-
ratos, recuerdos, libros y fotografías que los agentes de los servicios
de información habían robado a los secuestrados.27 La mayoría de
las asociaciones de defensa de los derechos humanos propuso que
por lo menos una parte del espacio se dedicara a recrear el centro
clandestino de tortura y desaparición que realmente había sido la
ESMA. Sin embargo, la línea de las Madres de la Plaza de Mayo
mente lo defendieron.
Mi visita se produjo bajo una lluvia torrencial. Esperé a mi jo-
ven guía en el restaurante Los Platitos, situado enfrente del parque.
Como los empleados del local se mostraron enormemente amables,
comenzamos a hablar del parque. Pasado un rato, el encargado sacó
unos cuantos folletos del restaurante: en portada, junto a una foto-
grafía del local, se decía que éste era “Un clásico de prestigio” situa-
do en la mejor zona de la Costanera. Dentro del folleto se veía un
mapa grande y vistoso del Parque de la Memoria, indicando dónde
había esculturas y dónde se situarían otras en el futuro. Los Platitos
elaboró el folleto durante el vigésimo quinto aniversario del golpe y
en él se dice que “Hace 25 años que los recordamos. Hoy nuestro re-
cuerdo se construye”. Sin embargo, incrédula, di un respingo al leer
yo lo visité otra joven hacía las funciones de Luz. Era difícil calcular
cuánta gente acudía al Parque de la Memoria en esa época, aunque la
muchacha me aseguró que había bastantes visitas.
Desde mi visita en 2008, el Parque de la Memoria ha seguido trans-
formándose. Se ha terminado el Muro y también un gran centro de
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 147
33
Ilustración 5.6. Bici estampada sobre tela de vestido (fotografía de Fernando Traverso).
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 153
Incluimos en esta ocasión, para realizar las banderas, telas con es-
tampados femeninos, para hablar en este caso de las mujeres asesi-
nadas en Ciudad Juárez. También había telas blancas y una negra
que desafortunadamente sirvió para protestar, en una marcha que
realizaron por las calles de Juárez, por el asesinato de Manuel Arro-
yo Galván, profesor de la universidad, donde días atrás habíamos
154 KATHERINE HITE
Ilustración 5.8. Bici situada debajo de un puente que conduce a la frontera mexicano-
estadounidense (fotografía de Fernando Traverso).
EPÍLOGO
Ese año se habían descubierto sus restos en una fosa sin nombre del
cementerio de Barrancas, situado a unos 65 kilómetros de Rosario.
Más de cien personas acudieron al entierro y De Vicenzo fue inhu-
mado junto a su esposa, Miriam Moro, también perteneciente a los
montoneros y cuyo cuerpo había sido encontrado en 1983.
Mientras leía el artículo sobre el entierro celebrado en Rosario,
me sorprendieron los paralelismos entre los comentarios de Gus-
tavo, el hijo de 34 años de De Vicenzo, y los del chileno Juan René
Maureira, de 24 años, nieto de desaparecido. En el lapso de poco
más de una semana, ambos habían enterrado a sus seres queridos,
desaparecidos durante más de 30. Comprendí que en ese momento,
en cada uno de los países de mi estudio –España, Perú, Chile y Ar-
gentina–, había familias que sufrían el trauma de la exhumación: de
enterrar a sus deudos como es debido. A pesar de la distancia que
había separado las atrocidades, era algo que ocurría al mismo tiem-
po. Y en cada uno de esos lugares los actos de conmemoración te-
nían un claro componente político de presente: eran una expresión
de pena y de duelo, pero también de denuncia del carácter criminal
de las muertes y de exigencia de responsabilidades.
Del mismo modo que en toda América Latina y España ha ha-
bido una “explosión” de memoriales y de actos de conmemoración
política, también han proliferado los “museos de la memoria”, cen-
mayormente estadounidense:
Todavía hay una labor pendiente en los programas académicos, algo
que ha quedado silenciado en los foros públicos, y es la consideración
de hasta qué punto los procesos de violencia extrema los observan
con cierta distancia comunidades y naciones cuyos propios gobier-
nos han tenido mucho que ver en que surgieran dichos procesos.9
En la exposición titulada “Winnipeg, el exilio circular”, que se
mostró entre noviembre de 2010 y enero de 2011 en el Museo de la
Memoria y los Derechos Humanos de Chile, curadores artísticos,
académicos y activistas organizaron una instalación compuesta de
videos, fotografías y mapas. El título de la exposición procedía del
S.S. Winnipeg, un buque que, después de la Guerra Civil españo-
la, había transportado a más de dos mil exiliados españoles desde
Francia hasta Chile, arribando a sus costas el 3 de septiembre de
1939. Pablo Neruda, en ese tiempo diplomático de Chile en Francia,
había organizado la travesía, que fue recibida en el puerto de Valpa-
raíso por el entonces ministro de Salud chileno Salvador Allende. La
muestra presenta relatos de los exiliados narrados por sus descen-
dientes, entre ellos chilenos, argentinos, uruguayos y otros latinoa-
NOTAS
CAPÍTULO 1
2002).
2 Jan Assmann, “Collective Memory and Cultural Identity”, New German Critique,
vol. 0, nº 65, Cultural History/Cultural Studies, primavera-verano de 1995, págs.
K. Olick y Joyce Robins, “Social Memory Studies: From “Collective Memory” to the
Historical Sociology of Mnemonic Practices”, Annual Review of Sociology, vol. 24,
1998, págs. 105-140.
3 Véase, por ejemplo, Carol Mason, Killing for Life: The Apocalyptic Narrative of
Pro-Life Politics, Ithaca, Cornell University Press, 2002.
4 Para conocer una devastadora descripción del estado psicológico de los veteranos
a su regreso, véase Jennifer Senior, “The Prozac, Paxil, Zoloft, Wellbutrin, Celexa,
Seroquel, Ambien, Lunesta, Elavil, Trazodone War”, New York, 14 de febrero de 2011,
págs. 26-30 y 83-84.
5 Para conocer un intento de ubicar ese distanciamiento, desde el punto de vista de la
teoría política, véase Wendy Brown, Politics Out of History, Princeton, NJ, Princeton
University Press, 2001. Para un análisis de cómo emergen las representaciones
simbólicas de la nostalgia en medio de una gran transición y de la incertidumbre,
véase Maria Ferretti, “Nostalgia for communism in post-Soviet Russia”, artículo
inédito.
6 Pierre Nora, “Between Memory and History: Les Lieux de Mémoire”,
Representations vol. 26, primavera de 1989.
7 Joan Didion, The Year of Magical Thinking, Nueva York, Vintage International,
2007, pág. 189 (ed. esp.: El año del pensamiento mágico, Barcelona, Global Rhythm,
2007).
8 Con todo, el testimonio de Didion sobre cómo se enfrentó a la muerte de su marido
me resultó todavía más desgarrador cuando posteriormente me enteré, no por el
relato de la autora, que su hija también había muerto. De este modo, sus memorias
también dan fe de su profunda negación de lo ocurrido.
9 Judith Butler, Precarious Life: The Powers of Mourning and Violence, Londres,
Verso Books, 2004, págs. 19-49.
10 Butler, págs. 44 y 32.
11 Diana Taylor, Disappearing Acts: Spectacles of Gender and Nationalism in
Argentina’s ‘Dirty War’, Durham, NC, Duke University Press, 1997.
12 Para una clara y crítica exposición de cómo se realizó esta labor en la Alemania
posterior a la Primera Guerra Mundial, véase George L. Mosse, Fallen Soldiers:
Reshaping the Memory of the World Wars, Nueva York, Oxford University Press,
1990.
13 Sobre nuestro uso magistral de los eufemismos para enmascarar la destrucción
bélica, véase Elaine Scarry, The Body in Pain: The Making and Unmaking of the
World, Nueva York, Oxford University Press, 1985, sobre todo las págs. 60-91.
14 Para una análisis de las representaciones estatales como violentos ejercicios de
borrado, véase Jenny Edkins, Trauma and the Memory of Politics, Cambridge,
Cambridge University Press, 2003.
15 Sobre el término “indicial” véase el análisis de Margaret Olin acerca de la teoría
planteada por Roland Barthes sobre la fotografía como memorial, “The Winter
Garden and Virtual Heaven”, en Robert S. Nelson y Margaret Olin, Monuments
and Memory, Made and Unmade, Chicago, University of Chicago Press, 2003, pág.
134.
16 Diana Taylor, Disappearing Acts, pág. 145.
17 Susan Sontag, Regarding the Pain of Others, Nueva York, Picador, 2003, págs. 85-86
(ed. esp.: Ante el dolor de los demás, Madrid, Suma de Letras, 2004).
18 Jelin, State Repression and the Labors of Memory, pág. 20.
19 Pierre Nora lamenta esta pérdida de la autoridad patrimonial, esta “transmisión y
conservación de valores colectivamente recordados”, al documentar la proliferación
y multiplicación de las reivindicaciones relativas a la memoria. Véase su “Between
166 KATHERINE HITE
Memory and History: Les Lieux de Mémoire”, Representations, vol. 26, primavera
de 1989, pág. 7.
20 Para una descripción de este proyecto conmemorativo, véase http://www.afsc.
org/eyes/ (última entrada: 18 de julio de 2008).
21 Para una descripción de Arlington West, véase http://www.
arlingtonwestsantamonica.org/ (última entrada: 18 de julio de 2008).
22 Para una descripción del Proyecto Peace Ribbon, véase http://www.
codepink4peace.org/section.php?id=17 (última entrada: 18 de julio de 2008).
97-112.
33 Huyssen, Andreas, “Memory Sites in an Expanded Field: The Memory Park in
Buenos Aires”, en su obra Present Pasts: Urban Palimpsests and the Politics of
Memory, Stanford, Stanford University Press, 2003, pág. 101.
34 Huyssen, op. cit., pág. 103.
35 Agradezco a las antiguas alumnas de Vassar College, Katie Jensen y Emily
http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/doc.php?id=BOE-A-2007-
22296(última entrada: 9 de enero de 2011).
4 La politóloga Paloma Aguilar ha documentado la acusada “ambivalencia” que
muestran hacia el pasado los españoles en los sondeos de opinión. Véase su
“Presencia y ausencia de la guerra civil y del franquismo en la democracia española.
10 Peter C. Kent, “The Vatican and the Spanish Civil War”, European History
Quarterly, octubre de1986, vol. 16, nº 4, págs. 441-464.
11 “Convenio entre la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y la Abadía
Benedictina de Silos, 29 de mayo de 1958”, en http://www.memoriahistorica.gob.
es/ValleCaidos/enlaces/HistoriaVCaidos.htm, Valle de los Caídos, Normativa
(última entrada: 28 de septiembre de 2012).
“After attack, Spaniards channel anger at the polls”, Christian Science Monitor, 15 de
marzo de 2004, pág. 10.
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 169
283.
12 Degregori, Carlos, ed., Las rondas campesinas y la derrota de Sendero Luminoso, Lima,
IEP, 1996. Véase también Comisión de la Verdad y Reconciliación, vol. II, capítulo 1.5,
apartado 2, págs. 439- 452.
13 Ponciano del Pino y Kimberly Theidon, ““Así es como vive la gente”: procesos
deslocalizados y culturas emergentes”, en Carlos Iván Degregori y Gonzalo
Portocarrero, eds., Cultura y globalización, Lima, Red para el desarrollo de las
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 171
reconciliación en el Perú, Lima, IEP, 2004, pág. 20). Aquí Theidon describe y analiza
de manera fascinante cómo encajan los aldeanos el regreso de los ex combatientes
a sus comunidades.
15 Theidon, Entre prójimos, págs. 196-217.
16 Ibídem.
17 Coletta Youngers, “La promoción de los derechos humanos: las ongs y el estado
en el Perú”, en John Crabtree, ed., Construir instituciones: democracia, desarrollo
Accountability, Nueva York, The New Press, 2004 (ed. esp.: Pinochet: los archivos
secretos, Barcelona, Crítica, 2004).
14 Maureira, op. cit.
15 Además de la tesis de Juan René Maureira, para este capítulo me ha sido de gran
ayuda el detallado estudio y análisis de cuatro siglos de historia de Rangue,
realizado por Nicolás Ocaranza, “Rangue: Del latifundio al Chile posdictatorial”,
en Andrés Baeza, Andrés Estefane, Juan Luis Ossa, Joaquín Fernández, Cristóbal
que entre los restos exhumados en Aculeo estaban los lentes y un jirón de la
pernera del pantalón de René Maureira. Véase el reportaje de CNN-Chile: http://
www.cnnchile.com/nacional/2010/10/16/sml-entrego-restos-oseos-de-victimas-
del-caso-paine/ (última entrada: 18 de octubre de 2010).
25 Jorge Escalante, “La confesión del teniente Andrés Magaña”, La Nación, 27 de
septiembre de 2007 (última entrada en www.lanacion.cl el 25 de julio de 2010).
26 Dori Laub, “Truth and Testimony: The Process and the Struggle”, en Cathy Caruth,
ed., Trauma: Explorations in Memory, p. 61.
27 Ruby Weitzel, El callejón de las viudas, op. cit., págs. 110-117.
28 Dori Laub, “Truth and Testimony”, op. cit., p. 66.
29 Weitzel, op. cit., págs. 117-126.
defunción de sus deudos. El estado civil de Sonia Carreño sigue siendo “casada”,
no “viuda”.
31 C. S. Lewis, A Grief Observed, San Francisco, Harper Collins, 1961, p. 15 (ed. esp.:
Una pena observada, Madrid, Trieste, 1988).
32 Ibídem.
33 Para conocer una típica descripción de las siete fases de la pena, véase http://www.
recover-from-grief.com/7-stages-of-grief.html (última entrada: 23 de septiembre
de 2010).
34 Joan Didion, The Year of Magical Thinking, Nueva York, Vintage International,
edición 2007 edition, p. 169 (ed. esp.: El año del pensamiento mágico, Barcelona,
Global Rhythm Press, 2007). Agradezco a Lisa Gail Collins que leyera el libro de
Didion y lo comentara conmigo.
35 Didion, op. cit., págs. 188-195.
36 Juan René Maureira, “Enfrentar la vida”, págs. 96-97.
37 Ruby Weitzel, El callejón de las viudas, op. cit., págs. 163-168.
38 Maureira, op. cit., págs. 97-98.
39 Maureira, op. cit., p. 98.
40 Weitzel, op. cit., págs. 122-128.
41 Maureira, op. cit., págs. 98-99.
42 Hirsch, “The Generation of Postmemory”, p. 112.
174 KATHERINE HITE
43 Ibídem.
2 Para un fascinante análisis de éstos y otros monumentos, véase Kirk Savage, “The
Politics of Memory: Black Emancipation and the Civil War Monument”, en John
R. Gillis, ed., Commemorations: The Politics of National Identity, Princeton, NJ,
Princeton University Press, 1994, págs. 127-149.
3 En Diego Fidalgo, Trescientos cincuenta, un documental sobre la obra de Traverso.
4 Entrevista con Fernando Traverso, Rosario, Argentina, 26 de julio de 2008.
5 La historia, aún inacabada, del monumento al Che, no puede desligarse de
cuestiones como la clase y la ideología revolucionaria. Para reunir las alrededor
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 175
de tres toneladas de bronce, un metal bastante caro, necesarias para esculpir esa
obra de cuatro metros de altura, el artista rogó a los rosarinos y a otros argentinos
del mundo que donaran llaves de bronce. Según la página web del monumento,
14.454 personas participaron en la donación con 75.000 llaves. En consecuencia, se
puede decir que el monumento es una “obra colectiva”. En 2009 sufrió un atentado
como rastros invisibles que se ciernen sobre la vida cotidiana, sino como ausencias
reconocidas”, pág. 77.
19 Sonderéguer, op. cit.
20 Sonderéguer, op.cit., págs. 6-9.
pág. 215.
22 Esta situación se expresa en la paráfrasis del título de Antjie Krog: Country of My
Skull: Guilt, Sorrow, and the Limits of Forgiveness in the New South Africa, Nueva
York, Three Rivers Press, 2000, pág. 147 (la traducción castellana del título del libro
sería: “El País de mi calavera: culpa, dolor y los límites del perdón en la nueva
Sudáfrica”, pero, además, fonéticamente, skull (calavera), alude aquí a soul (alma);
Nota del T.).
23 Véase http://www.leonferrari.com.ar/index.php?/bio/. Para un montaje de
todos sus recortes, titulado Nosotros no sabíamos, véase: http://www.leonferrari.
com.ar/index.php?/series/nosotros-no-sabiamos/ (última entrada: 5 de diciembre
176 KATHERINE HITE
de los nueve hombres llegaron en siete cajas: cuatro que el Servicio Médico Legal
BIBLIOGRAFÍA
PRENSA:
Aguilar, Paloma, “Qué hacer con el Valle de los Caídos? Una reconversión inevitable”, El País,
Madrid, 8 de mayo de 2005.
Álvarez, Lizette y Sciolino, Elaine, “Deep Unease Over the Future Gnaws at Moroccans in
Spain”, New York Times, 15 de marzo de 2004.
Antenamutante.net: www.antenamutante.net/. Accessed December 28, 2010.
Antenamutante.net: www.antenamutante.net (última entrada: 28 de diciembre de 2010)
Chababo, Rubén, “Entrevista con Fernando Traverso”, Diario La Capital, Rosario, 4 de enero
de 2004, en www.00350.com.ar/contenidos/ver/21 (última entrada: 15 de noviembre de 2010).
CNN-Chile,informe:www.cnnchile.com/nacional/2010/10/16/sml-entrego-restos-oseos-de-
victimas-del-caso-paine/ (última entrada: 18 de octubre de 2010)
“Conversación con Lika Mutal”, en www.agenciaperu.com/cultural/portada/cvr3/mutal.html
(última entrada: 14 de febrero de 2007).
Cué, Carlos E., “Fuimos nosotros: Francisco Sánchez Ruano pasó once años en la cárcel por una
bomba en el Valle de los Caídos que no puso. Ayer conocí en París a los autores del atentado”,
El País, Madrid, 5 de noviembre de 2004.
Cué, Carlos E. y Fraguas, Rafael, “Qué hacer con el panteón del franquismo”, El País, Madrid, 3 de
abril de 2005.
Arístegui, Gustavo de, “Euroworried; It’s Folly to Think They Struck Us Simply for Iraq”, The
Washington Post, 21 de marzo de 2004.
Agence France Presse-English, “Demonstrators blame Madrid bombs on PM’s support of US
war on Iraq”, 13 de marzo de 2004.
“Entrevista Lika Mutal: No es un homenaje a los terroristas”, La República, Lima, 18 de enero de 2007.
Equipo peruano de antropología forense (EPAF), comunicado de prensa, 18 de agosto de 2009.
Escalante, Jorge, “La confesión del teniente Andrés Magaña”, La Nación, Santiago, 27 de
septiembre de 2007, en www.lanacion.cl (última entrada: 25 de julio de 2010).
“Franco’s Foes Get Spain’s War Bill”, New York Times, 2 de abril de 1939, pág. 34.
Galak, Oliver, “Controversia por el prólogo agregado al informe Nunca más”, La Nación,
Buenos Aires, 19 de mayo de 2006, en www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=807208 (última
entrada: 17 de abril de 2010).
Goytisolo, Juan, “Todos podemos ser bosnios”, El País, Madrid, 25 de agosto de 1992, pág. 7.
Goytisolo, Juan, “Los mitos fundadores de la nación”, El País, 14 de septiembre de 1996, pág. 11.
Junquera, Natalia, “Máxima tensión en el Valle de los Caídos entre neonazis y defensores
de la Memoria Histórica”, Elpais.com, 20 de noviembre de 2010, en http://www.elpais.com/
articulo/espana/Maxima/tension/Valle/Caidos/neonazis/defensores/Memoria/Historica/
elpepunac/20101120elpepunac_2/Tes (última entrada: 12 de enero de 2011).
Junquera, Natalia, “Todos los partidos, salvo el PP, instan al gobierno a cumplir la ley de
memoria en el Valle de los Caídos”, Elpais.com, 22 de septiembre de 2010, en http://www.
elpais.com/articulo/espana/Todos/partidos/salvo/PP/instan/gobierno/cumplir/ley/memoria/
Valle/Caidos/elpepiesp/20100922elpepunac_20/Tes (última entrada: 12 de enero de 2011).
Junquera, Natalia, “El Valle de los Caídos abrirá de nuevo el próximo día 19”, Elpais.com,
12 de diciembre de 2010, en http://www.elpais.com/articulo/espana/Valle/Caidos/abrira/nuevo/
proximo/dia/elpepiesp/20101210elpepinac_16/Tes (última entrada: 12 de enero de 2011).
www.aprodeh.org.pe/aprodeh2009/index.php
Arlington West, http://www.arlingtonwestsantamonica.org/ (última entrada: 18 de julio de 2008).
Blog de campaña: http://abretuparaguas.blogspot.com (última entrada: 19 de agosto de 2009).
Comisión de la Verdad y Reconciliación (Perú), vol. II, capítulo 1.5, apartado 2.
http://www.cverdad.org.pe/ifinal/zip/TOMO%20II/CAPITULO%201%20%20Los%20
actores%20armados%20del%20conflicto/1.5.%20LOS%20COMITES%20DE%20
AUTODEFENSA.zip (última entrada: 6 de junio de 2007).
Comisión de la Verdad y Reconciliación (Perú), vol. IV, capítulo 1, apartado 3.
http://www.cverdad.org.pe/ifinal/zip/TOMO%20IV/SECCION%20TERCERALos%20
Escenarios%20de%20la%20Violencia/Historias%20Regionales/1.0.INTRODUCCION.zip
(última entrada: 12 de enero de 2011).
Consejo de Reparaciones, Registro Único de Víctimas, Reporte: Información sobre víctimas
, 31 de diciembre de, 2010. http://
www.ruv.gob.pe/ (última entrada: 1 de febrero de 2011).
Grupo En Trámite, http://entramite.wokitoki.com.ar/enlacalle.html, (última entrada: 23 de
marzo de 2007).
Fidalgo, Diego, Trescientoscincuenta, en http://www.trescientoscincuenta.blogspot.com/
(última entrada: 10 de mayo de 2011).
www.gustavogermano.com (última entrada: 29 de septiembre de 2010).
Guzmán, Patricio, Nostalgia de la luz, en http://www.youtube.comwatch?v=yEuKPdlC6gs
(última entrada: 27 de septiembre de 2011).
Observatorio de Derechos Humanos, Universidad Diego Portales, Santiago, Chile, en www.
icso.cl (última entrada 5 de octubre 2010).
“Human Rights Trials in Chile and the Region Bulletin #7”, Observatorio de Derechos Humanos,
Universidad Diego Portales, Santiago, Chile, junio de 2010, http://www.icso.cl/observatorio-
derechos-humanos/ (última entrada: 5 de octubre de 2010).
http://www.leonferrari.com.ar/index.php?/series/nosotros-no-sabiamos
(última entrada: 5 de diciembre de 2010).
monumentoalcherosario.wordpress.com/, (última entrada: 14 de noviembre de 2010).
www.paraquenoserepita.org.pe/regiones/apurimac2.php (última entrada 28 de octubre de 2010).
Peace Ribbon Project, http://www.codepink4peace.org/section.php?id=17 (última entrada: 1 de
noviembre 2010).
www.recover-from-grief.com/7-stages-of-grief.html (última entrada: 23 de septiembre de 2010).
Valderrama López, Óscar, “Alan García: “Al acusar a FFAA se cae en juego del senderismo”, La
Razón, 15 de julio de 2005, en página web de Asociación Pro-Derechos Humanos (APRODEH):
http://www/aprodeh.org.pe/servicio/c_infoaprodeh.htm (última entrada: 15 de julio de 2005).
“El Valle de los Caídos, cerrado y sin fecha de reapertura al público”, Minutodigital.com, 8 de
POLÍTICA Y ARTE DE LA CONMEMORACIÓN 179
febrero de 2010.
http://www.minutodigital.com/noticias/2010/02/08/el-valle-de-los-caidos-cerrado-y-sin-fecha-
de-reapertura-al-publico (última entrada: 12 de enero de 2011).
MONOGRAFÍAS Y ARTÍCULOS:
Aguilar, Paloma, Memory and Amnesia: The Role of the Spanish Civil War in the Transition
to Democracy, Berghahn Books, Nueva York, 2002 (ed. cast, original: Memoria y olvido de la
guerra civil española, Alianza Editorial, Madrid, 1996).
Aguilar, Paloma, “Presencia y ausencia de la guerra civil y del franquismo en la democracia
Aróstegui y François Godicheau, Guerra civil. Mito y memoria, Marcial Pons, Madrid, 2006.
Aguilar, Paloma y Hite, Katherine, “Historical Memory and Authoritarian Legacies in Processes
of Regime Change: Spain and Chile”, en Hite y Paola Cesarini, eds., Authoritarian Legacies and
Democracy in Latin America and Southern Europe, University of Notre Dame Press, South Bend,
IN, 2004.
Anuario Estadístico de España, 1944-1950.
Assmann, Jan, “Collective Memory and Cultural Identity”, New German Critique, 65, Cultural
History/Cultural Studies, primavera-verano de 1995, págs. 125-133.
Balfour, Sebastian, Deadly Embrace: Morocco and the Road to the Spanish Civil War, Oxford
University Press, Oxford, 2002 (ed. esp.: Abrazo mortal: de la guerra colonial a la Guerra Civil
en España y Marruecos (1909-1939), Barcelona, Península, 2002).
Bennett, Jill, Empathic Vision: Affect, Trauma, and Contemporary Art, Stanford University
Press, Stanford, CA, 2005.
(España), nº 226, 5 de septiembre de 1957.
(España), nº 111, 10 de mayo de 1967.
Brown, Wendy, Politics Out of History, Princeton University Press, Princeton, NJ, 2001.
Bryan-Wilson, Julia, “Building a Marker of Nuclear Warning”, en Robert S. Nelson y Margaret
Olin, eds., Monuments Made and Unmade. University of Chicago Press, Chicago, 2003.
Butler, Judith, Precarious Life: The Powers of Mourning and Violence, Verso Books, Londres,
2004.
Caruth, Cathy, “Trauma and Experience: Introduction”, en Caruth, ed., Trauma: Explorations in
Memory, Johns Hopkins University Press, Baltimore, MD, 1998.
Casanova, Julián; Espinosa, Francisco; Mir, Conxita, y Moreno Gómez, Francisco, Morir,
matar, sobrevivir: la violencia en la dictadura de Franco, Crítica, Barcelona, 2002.
Castro, Américo, The Structure of Spanish History, trad. Edmund L. King, Princeton University
Press, Princeton, 1954 (ed. esp. original: España en su historia, 1948; edición utilizada: Crítica,
Barcelona, 2001).
Comisión Pro Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, Proyecto Parque de la
Memoria, Gobierno de Buenos Aires, 2005 (bilingüe español-inglés).
Chababo, Rubén, “En torno al Museo de la Memoria (Rosario, Argentina)”, Uso público de los sitios
históricos para la transmisión de la memoria, Memoria Abierta, Buenos Aires, 8-10 de junio de 2006.
Chababo, Rubén, “Our Face in the Mirror: Military Dictatorship and Civil Society”, conferencia
pronunciada en Vassar College, 11 de noviembre de 2008.
Chonchol, Jacques, Sistemas agrarios en América Latina: de la etapa prehispánica a la
modernización conservadora, citado en Juan René Maureira Moreno, “Enfrentar con la vida a
la muerte: Historia y memorias de la violencia y el Terrorismo de Estado en Paine (1960-2008)”,
tesis de Licenciado en Historia, Universidad de Chile, enero de 2009.
Coronil, Fernando, “Seeing History”, Hispanic American Historical Review, vol. 84, nº 1, 2000,
págs. 139-141.
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú,
Sentencia de 25 de Noviembre, 2006, en www.corteidh.or.cr (última entrada: 13 de octubre de
2011).
Danto, Arthur, “The Vietnam Veterans Memorial”, The Nation, 31 de agosto de 1986, pág. 152,
citado en James E. Young, The Texture of Memory: Holocaust Memorials and Meaning, Yale
University Press, New Haven, 1993.
Degregori, Carlos, ed., Las rondas campesinas y la derrota de Sendero Luminoso, IEP, Lima, 1996.
180 KATHERINE HITE
Metaphor”, en Elisabeth Bronfen y Misha Kavka, eds., Feminist Consequences: Gender and
Culture, Columbia University Press, Nueva York, 2000, págs. 161-188.
Kaiser, Susana, Postmemories of Terror: A New Generation Copes with the Legacy of the “Dirty
War”, Palgrave Macmillan, Nueva York, 2005.
Kent, Peter C., “The Vatican and the Spanish Civil War”, European History Quarterly, 16, 4,
octubre de 1986, págs. 441-464.
Kornbluh, Peter, , The New
Press, Nueva York, 2004 (ed. esp.: Pinochet: los archivos secretos, Crítica, Barcelona, 2004).
Krog, Antjie, Country of My Skull: Guilt, Sorrow, and the Limits of Forgiveness in the New
South Africa, Three Rivers Press, Nueva York, 2000.
Lanusse, Lucas. Montoneros: el mito de sus 12 fundadores, Vergara, Buenos Aires, 2006.
Laub, Dori, “Truth and Testimony: The Process and the Sruggle”, en Cathy Caruth, ed., Trauma:
Explorations in Memory, MD, Baltimore, 1995.
Lazarra, Michael. Chile in Transition: The Poetics and Politics of Memory, University Press of
Florida, Gainesville, FL, 2006.
Lewis, C.S., A Grief Observed, Harper Collins, San Francisco, 1961 (ed. esp.: Una pena
observada, Trieste, Madrid, 1988).
Núñez Díaz-Balart, Mirta, Los años del terror: la estrategia de dominio y represión del general
Franco, La Esfera de los Libros, Madrid, 2004.
Sturken, Marita, “The Remembering of Forgetting: Recovered Memory and the Question of
Experience”, Social Text, 57, invierno, 1998, págs. 103-125.
Sturken, Marita, “The Wall, the Screen, and the Image: The Vietnam Veterans Memorial”,
Representations, 35, 1991, págs. 118-142.
Sturken, Marita, Tangled Memories: The Vietnam War, the AIDS Epidemic, and the Politics of
Remembering, University of California Press, Berkeley, 1997.
Sturken, Tourists of History: Memory, Kitsch, and Consumerism from Oklahoma City to Ground
Zero, Duke University Press, Durham, NC, 2007.
Sueiro, Daniel, La verdadera historia del Valle de los Caídos, SEDMAY Ediciones, Madrid, 1977.
Sulca, Aroni y Salvador, Renzo, “Aprendimos a convivir con los senderistas y militares”:
violencia política y respuesta campesina en Huamanquiquia, 1980-1993”, Investigaciones
sociales, X, 17, 2006, págs. 261-284.
Surtz, Ronald; Ferrán, Jaime, y Testa, Daniel, eds., Américo Castro: The Impact of His Thought:
Essays to Mark the Centenary of His Birth, University of Wisconsin Press, Madison, WI, 1988.
Taylor, Diana, Disappearing Acts: Spectacles of Gender and Nationalism in Argentina’s “Dirty
War”, Duke University Press, Durham, NC, 1997.
Taylor, Diana. The Archive and the Repertoire: Performing Cultural Memory in the Americas, ,
Duke University Press, Durham, NC 2003.
Theidon, Kimberly,
en el Perú, IEP, Lima, 2004.
Theidon, Kimberly, “Justice in Transition: The Micropolitics of Reconciliation in Postwar
Peru”, , 50, 3, 2006, págs. 433-457.
Todorov, Tzvetan, Les abus de la mémoire, París, Arléa, 1998 (ed. esp.: Los abusos de la
memoria, Paidós, Barcelona, 2000).
Valdez, Patricia, “El Parque de la Memoria en Buenos Aires”, en Elizabeth Jelin y Victoria
Langland, eds., Monumentos, memoriales y marcas territoriales, Siglo XXI, Buenos Aires y
Madrid, 2003.
Valenzuela, Arturo, The Breakdown of Democratic Regimes: Chile, Johns Hopkins University
Press, Baltimore, MD, 1979.
Verdugo, Patricia, Tiempo de días claros: los desaparecidos, CESOC, Santiago, 1990.
Weitzel, Ruby, El callejón de las viudas, Planeta, Santiago, 2001.
Young, James E., The Texture of Memory: Holocaust Memorials and Meaning, Yale University
Press, New Haven, 1993.
Young, James, “The Counter-Monument: Memory Against Istelf in Germany Today”, Critical
Inquiry, invierno de 1992, 182, págs. 267-296.
Young,James, “Memory Against Itself in Germany Today: Jochen Gerz’s Countermonuments”,
en su At Memory’s Edge: After-Images of the Holocaust in Contemporary Art and Architecture,
Yale University Press, New Haven, CT, 2000, págs. 120-151.
Youngers, Coletta, Violencia política y sociedad civil en el Perú: historia de la Coordinadora Nacional
de Derechos Humanos, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 2003.
Youngers, Coletta, “La promoción de los derechos humanos: las ongs y el estado en el Perú”, en
John Crabtree, ed., Construir instituciones: democracia, desarrollo, y desigualdad en el Perú
desde 1980
ENTREVISTAS CITADAS:
Marcelo Brodsky, Doris Caqui, Rubén Chababo, Juan Leonardo Maureira, Juan René Maureira,
Lika Mutal, Rosario Narváez, Javier Roca Obregón, Gabriela Ortiz, Fernando Traverso.
184 KATHERINE HITE
ÍNDICE ANALÍTICO
acción colectiva, este libro tiene el valor agregado de estar escrito con muy
LA PLAZA MAYOR
COLECCIÓN