Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Hiperborea La Cuna de La Raza Aria - Levalois PDF
Hiperborea La Cuna de La Raza Aria - Levalois PDF
EL NORTE Y EL ORIGEN
Luego, no hubo más preocupación por el tema hasta que emergió el ciclo
del Grial, renacimiento de las enseñanzas tradicionales pre-cristianas, en
las cuales el simbolismo polar es fundamental. El lugar dónde se
encuentra el Vaso Sagrado, dispensador del conocimiento supremo (4),
es una isla, un castillo, una montaña, o, en ocasiones, los tres a la vez,
es decir, un punto central, polar, inmóvil en medio del movimiento. Un
largo y peligroso viaje es necesario para acceder allí (5).
Antes de examinar los elementos que han permitido a Bailly, así como a
otros autores como Warren, Rhys, Ti-lak, sostener que el origen de la
raza blanca es ártica y no asiática o de cualquier otro lugar (7),
llevaremos nuestra atención sobre la "nostalgia" del Norte y de las
diferentes islas maravillosas, análoga y paralela a la "nostalgia" de la
Edad de Oro.
Entre los griegos, Apolo, dios civilizador, venía del Septentrión. Para los
hindúes, en el Norte se eleva el Monte Meru, eje del mundo, alzado sobre
el ombligo de la tierra -otro símbolo del centro- que se une a la estrella
polar. Próximo a él, "al norte del océano de leche" está el "Sveta-dvipa",
"la isla blanca", en donde "se encuentran hombres de un blanco
centelleante" (8). Hécate de Abdera refiere que la madre de Apolo, Leto,
ha nacido en Leuky, "la isla blanca"; los sacerdotes de esta isla están
volcados completamente a su hijo. Para el Islám, en el polo -"Qutb", que
designa igualmente a una persona de la jerarquía espiritual- está la
montaña "Qaf". Para todos se trata de la tierra originaria, "supremo
hecho" -"T'ai ki"- para los chinos, la tierra de los ancestros, de aquellos
que están, a la vez, muertos y vivientes, es decir, de los inmortales.
Las realidades metafísicas y físicas son una: es ilusorio pensar que se las
puede separar. Así, hay una simbología polar propia de una raza del
espíritu, e incluso propia de la raza del espíritu. El eje se identifica con el
Ser, en el Uno, el Principio, el "purusha" de los hindúes, el no-actuar
comparado al "motor inmóvil" de Santo Tomás y Aristóteles... en torno
del cual todo gira, que da su verdadero impulso al denevir, que modela y
ordena la materia. Es el sentido del "Shacravarti" de la Tradición budista,
"el que hace girar la rueda"; encarna el polo y ha superado todo
condicionamiento por la materia y el tiempo; ha vuelto a la raíz divina, la
fuente y el corazón de todo, la luz primordial. Este centro es también una
expresión geográfica, olvidada, perdida, difícilmente accesible, que el
héroe o el asceta debe reintegrar. Incluso si no puede alcanzar el polo
original, por su acción, su contemplación, su irradiación, debería
reconstruir uno, a su imagen, ciertamente un sucedáneo, pero que,
frente a las condiciones cíclicas cumplirá perfectamente su "función". La
gran dificultad que experimentará para reencontrar, mediante la
contemplación, este centro, equivale a la dificultad que tendrá al
reencontrarlo, en tanto que manifestación física, o a rechazarlo.
Plutarco (9) sitúa la isla de Ogigia "hacia el Oeste de Europa a cinco días
de navegación " (10). Los celtas sitúan Tir na n Og al "nor-oeste de
Irlanda", aproximándola a Thule, de la que Estrabón (11) dice que se
encuentra a seis días de navegación de Bretaña. Según Plutarco, existen
asi mismo, otras tres islas, más al oeste en las que, durante el verano,
las noches duran una hora apenas. En una de ellas se encuentra Cronos,
el dios que reina desde la Edad de Oro. Esto es asimilable a las "cuatro
islas al Norte del Mundo", de donde proceden, en la mitología céltica, las
Tuatha de Danan, tal como ya hemos señalado.
Así, por este otro aspecto del mito, Apolo se relaciona con Hiperbórea
una vez más. Inaugura, por su nacimiento que es, primeramente un
renacimiento, un centro secundario de la tradición polar, el OMPHALOS.
Es preciso señalar a este respecto que Ogygia, antes del nacímiento del
dios nórdico, es un territorio desértico, infertil, desheredado y tras su
nacimiento se torno en "Delos", "la brillante". Otro detalle importante: en
el instante de su nacimiento, un grupo de cisnes dió siete veces la vuelta
a la isla. El cisne es uno de los símbolos de la Edad de Oro, que Apolo
utiliza para regresar periódicamente a Hiperbórea y del cual se sirve
también Lohengrim para alcanzar su tierra originaria. La cifra siete
corresponde aquí a los siete manú de los siete primeros manvantara del
actual Kalpa y marcan así la relación de Apolo con el Manü primordial y
los siete siguientes, de ahí su carácter polar -ya que a cada Manú le
corresponde un "dvipa", una isla o un polo- y su legitimidad.
Siempre a propósito de los Tuatha de Danan, hemos dicho que sus islas
originarias son cuatro, con un centro que representa la "quintaesencia
(...) de los hermetistas, el elemento primordial del que proceden los
otros cuatro" (13). Cada isla tenía una ciudad dirigida por un druida.
Antiguamente, Irlanda era llamada "Isla de los cuatro maestres". Cuatro
como los puntos cardinales, las cuatro edades de nuestro ciclo, las cuatro
estaciones, es decir los elementos que simbolizan el movimiento a partir
de un punto central del que hemos hablado que es inmutable, el Ser, el
Uno; el eje cuya expresión más acabada (de este polo y de las cuatro
direcciones) es la svástica.
(9)
(10) En De facie in Orbe Lunae.
(11) En Geografía.
(12) Las ocultistas hablan del rayo verde de esencia cósmica, fuente de
vida para los seres puros y de desgracia para los impulsos.
(13) En "El Rey del Mundo", de R. Guenon, Gallimard, 1983.
(14) Origen Polar de la Tradición Védica, Arché, 1979.
(15) Citado por Tilak, ibidem, pag. 352.
Los rishis son los grandes sabios del inicio de nuestro ciclo que, bajo la
inspiración directa de los dioses, reencuentran el conocimiento eterno,
perdido a finales del ciclo precedente y que transmiten
escrupulosamente. Se trata de una tradición en el sentido más estricto
de la palabra (TRADO, TRADERE; entregar, transmitir) de un saber, de
un conocimiento superior, divino, que escapa, por su naturaleza, al
tiempo, pero que se ha perdido para los hombres, al filo de las eras. Esto
concuerda con la tradición occidental en la que se afirma en los EDDAS
que tras el RAGNA-ROK, los dioses supervivientes que estarán
relacionados con el próximo ciclo, "encontrarán en la hierba las tablas de
oro pertenecientes a los Ases" (16). Igualmente en el mito escandinavo,
Balder, el dios que personifica la Edad de Oro, vuelve de Hel, la tierra
helada de los infiernos, la morada de los muertos situada al norte, donde
le había “enviado" su hermano Hodr, ciego y sombrío, que personifica a
la noche, la Edad Sombría. Así, es preciso igualmente comprender estos
versos de Séneca, extraidos de MEDEA:
"En los siglos futuros, una hora vendrá en que se descubrirá el gran
secreto tragado por el océano. Se descubrirá la potente isla, Tethys, de
nuevo, desvelará su misterio, y Thule, a partir de entonces, ya no será el
país de la extremidad de la Tierra".
El último verso indica que el centro primordial está lejos de los hombres,
cada vez más lejos en la medida en que la involución cíclica avanza, pero
que al inicio del próximo ciclo, los hombres de nuevo podrán acceder a
él. Esta estrofa se parece a otra extraida de los EDDAS:
"Ve emerger
una segunda vez
una tierra de las olas;
eternamente verde;
fluyendo de las cascadas
por encima planea el águila
que en las montañas
persigue al pez" (17)
Pero esto no es todo, pues una atenta lectura de los textos sagrados
hindúes y mazdeistas, especialmente los estimados como "más antiguos"
ha persuadido a Tilak de que las condiciones a las cuales hacen
referencia no podrían darse más que en una sola región de la tierra: el
Polo Norte, en la región del Círculo Polar.
Veamos primeramente cuales son las características del Polo y de las
regiones vecinas. Lo que sorprende ante todo al observador situado en el
polo es la duración del día, la extensión de la noche, que separan albas y
crepúsculos igualmente largos. Tilak cita una fuente que permite
comprender este fenómeno: “El año polar se divide así: 194 días de Sol,
76 días de oscuridad, 47 días de alba y 48 de crepúsculo". Naturalmente
estas duraciones son variables en función de la latitud. Más se aleja uno
del polo en dirección al ecuador, más rápida es la alternancia, las albas y
los crepúsculos se vuelven más cortos. Otro tanto ocurre con los días y
las noches. He aquí otra característica: en el polo, el Sol, cuando se
encuentra por encima de éste, no se pone por el Oeste como en todas
partes, sino que parece girar en torno a un eje invisible. Y otro tanto
ocurre con los de más astros.
Uno de los grandes mitos de los VEDAS es el combate que opone Indra a
Vritra. Se dice de éste último que "obstruía las aguas y el cielo". Además
se dice que Indra ha traido al Sol y al alba después de haber matado a
Vrita. Los paralelismos entre Vrita y las tinieblas son numerosos.
También "la liberación de las aguas entraña la victoria de la luz, del Sol y
del alba. Indra ha ganado la luz y las aguas divinas". Se trata aquí, bajo
forma mitificada, de la victoria del día sobre la noche, de la luz sobre las
tinieblas. Tal importancia dada a este combate puede ser el hecho de
que los hombres esperen con impaciencia el retorno del Sol. El alba que
dura varios días representa bien este combate grandioso de las potencias
de la luz contra los demonios de las tinieblas. Es por ello que podemos
concluir sin riesgo de equivocarnos que, hacia el -2500, el pueblo védico
vivía en una tradición que decía que en otro tiempo los sacerdotes se
impacientaban por la largura de la noche, cuyo fin no conocían y que
oraban con fervor a sus divinidades pidiendo que los guiara, sanos y
salvos, hasta el final de esta oscuridad. Esta descripción de la noche no
puede ser aceptada más que si admitimos que se refiere a la gran noche
ártica (22).
Según Indra, los gemelos "Ashvins" luchan también por el retorno del
Sol. Sin embargo parecen inicialmente ligados a la regeneración que
acompaña el retorno de la luz. Es en este sentido que es preciso
igualmente comprender la liberación de las aguas celestes -DIVYAH
APAH- por la muerte de Vrita; las aguas tienen el mismo origen divino.
Así se encuentra igualmente esclarecida la frase: "La revolución está
hecha", pronunciada tras la muerte del dragón gigante. Los gemelos
regeneran Chyavana, viejo y decrépito, dándole la juventud, al igual que
el viejo Kali. Salvan a Bhujyu, abandonada en el océano tenebroso.
Extraen una codorniz de la mandíbula del lobo (simbolizando la codorniz
a la aurora, la primavera, como ya hemos visto). Tema éste próximo al
de Fenrir mordiendo a Odín, salvo que en esta ocasión se trata de un
temor relativo al crepúsculo.
Otro de los poderes de los Ashvins les confiere una función de sanadores,
pero estas curaciones suponen siempre regeneraciones: palidez,
esterilidad, inmovilidad por causa de una enfermedad, enfermedades
inherentes a un período oscuro (en los cuentos del Grial se encuentran
mitos idénticos), que afluyen a los que han perdido el contacto con la luz
divina. Otras leyendas se refieren manifiestamente a un habitat polar.
Así, la relativa a los "tres pasos de Visnhú", de los que dos son visibles
mientras que el tercero no lo es, corresponden a un año de ocho meses
dé luz y cuatro de oscuridad. El lazo entre el primer paso y el levantarse
del Sol se muestra evidente en esta frase que dirige Indra, cuando va a
matar a Vrta, a Visnhú: "iOH amigo¡ franquea el espacio". Siempre a
propósito de Visnhú, se dice que éste tiene otro nombre, pero que es
vergonzoso y peyorativo. "Shipivashta", evocando el tiempo en que
Visnhú debe revestirse de una armadura sombría para combatir a los
demonios y no aparece bajo s u aspecto luminoso. Este nombre equivale
al tercer paso que franquea el mundo tenebroso, la noche y que carece
del carácter luminoso de los otros.
HIPERBOREA
El centro del continente polar, la tierra media, era ciertamente lo que los
griegos llamaban Thule, y los Toltecas, Tula, mientras que los celtas, a
su vez, la llamaban Tara (27), capital del reino medio. Tula, en sánscrito,
significa "balanza" (28). "Libra" (la balanza) era igualmente el nombre de
la constelación a la que pertenece la Osa Mayor, que siempre ha sido
asimilada al polo Norte (29), pues sobre ella se encuentra la estrella
polar. La Osa Mayor y la Menor fueron llamadas igualmente los dos
platillos de una balanza cuyo centro era, evidentemente, la estrella polar.
La balanza es el símbolo de la justicia que tiene relación con la Edad de
Oro, considerado como un período eminentemente de paz y justicia.
El Norte es la región más próxima al cielo para los amarillos y, por ello,
la más próxima a la sabiduría divina. Otro signo de los lazos que
existieron entre los hiperbóreos y los pueblos amarillos es la svástika
grabada en el anillo de Gengis Khan; se trataba aquí, de alguna manera,
de una legitimación por el Norte y por el Cielo.
Dos polos opuestos tienen esto en común, el aspecto más exterior, y por
el contrario, uno es positivo -la Edad de Oro-, el otro negativo -la Edad
Sombría. Lo que está mucho mejor expresado en una leyenda
cosmogónica finlandesa en la cual dios, antes de la creación, percibiendo
su imagen en el mar, le dice: "¡Levántate¡". La imagen que ve
representa al diablo.
Tomemos algunos ejemplos para ilustrar esto. Durante la Edad de Oro,
según los hindúes, no existía más que una casta llamada HAMSA.
Constatamos todos los días, primeramente, que el mundo moderno
tiende a reducir la sociedad a una sola clase, pero consideraremos las
diferencias entre casta y clase. Por el aspecto exterior puede existir algo
de similitud. Pero, en realidad, lo que existe es una oposición total, de la
misma forma que los dos polos están invertidos uno respecto al otro.
HAMSA hace referencia a una unidad espiritual que contiene a todas las
potencialidades, efectuándose esta por "lo alto", por el espíritu. La clase
única es la uniformización "por lo bajo", por la materia, sin ninguna
potencialidad. La diferencia es total, radical. lgualmente, la sociedad de
la abundancia (39) se pretende paradisfaca. De hecho, todos los
individuos son prisioneros de la materia y son lo opuesto de la verdadera
libertad, que es realización espiritual tendiente a alcanzar lo
incondicionado.
Por el contrario, el Ser, abierto y triunfante, no tiene nada que ver con el
querer que es su parodia. Esto explica que remontando el tiempo, las
huellas, restos arquitectónicos y demás, sean cada vez menos
numerosos. Por el contrario, los que existen desafían al tiempo, pues
están impregnados por el Ser, del que lo propio, a la inversa del Tener,
es no ser afectado por el tiempo. Es también por lo que investigaciones
arqueológicas, si fueran realizables -lo cual no es el caso- darían a los
ojos de los modernos, resultados decepcionantes sobre los hiperbóreos,
en tanto que su fuerza residía en ellos y no en el exterior. Tradiciones,
como la céltica, han sido en gran parte perdidas por esta razón, pues
eran orales. Los textos sagrados que poseemos hoy han sido escritos, en
su gran mayoría, a partir del Siglo VI a. de J.C. Anteriormente la idea
habría sido estimada peligrosa e inútil, la memoria perfectamente
entrenada valía por numerosos volúmenes en un plano estrictamente
cuantitativo y siendo incomparablemente superior sobre el plano
cualitativo del conocimiento. Se dice, en la tradición hindú, que los textos
sagrados son inmemoriales. Es revelador que el paso a la forma escrita,
luego a las exégesis que han seguido, coincida con una caída, una
degeneración del conocimiento, del espíritu (40).
Ovidio observa que en estos tiempos , "los pájaros sin riesgo, batían el
aire con sus alas, la liebre, sin temor, vagaba en medio de la hierba, el
pez no era ya víctima de su credulidad, cogido en la red. En todas partes,
sin que se tuviera que temer trampas o engaños, reinaba la paz" (47).
Huellas de una época en que el entendimiento y un diálogo con los
animales eran constantes, están presenten también en la Biblia. Una
tradición china igualmente afirma que "los genios viven, en el para¡so,
mezclados con las bestias. Los santos buscan y saben obtener la
familiaridad de los animales" (48).
EL DESCENSO CICLICO
"Es entonces cuando, por vez primera, el aire, acosado por vientos
terribles, trajo la congelación y las estalactitas de hielo" (67).
Hiperbórea se llama también "Varahi", "la tierra del jabalí" que, según
Guenon (71) equivale al griego Borea. Luego, en las proximidades de la
Edad de Bronce o del Airaim, la casta guerrera usurpa el poder; es el
período "titánico" que se inicia hacia el –17.000 a. JC. Así es como
Hesíodo presenta esta Edad: "Zeus, padre de los dioses, crea una tercera
raza de hombres perecederos, raza de bronce, muy diferente de la raza
de Plata; hija de los frenesís (es digno de ser mencionado que, para la
mitología nórdica, los dioses modelaron a los primeros humanos a partir
del frenesí, NDA), terrible y potente. Estos no soñaban más que con los
trabajos de Ares y las obras de la desmesura (...). Su corazón era como
el acero, rígido; aterrorizaban (...). El negro óbito los tomó, por
espantosos que fueran, abandonaron la luz del Sol" (72).
Hesiodo distingue dos partes, asimilables a dos razas del alma y espíritu,
en la Edad Sombría. La primera es la raza heróica: "Zeus, hijo de
Cronos, crea, por fin, una cuarta raza sobre la tierra nutriente, más justa
y más brava, raza divina de los héroes que tienen nombre de semidioses
(...)". Algunos murieron combatiendo en los milenios que han precedido
a nuestra época, cuando las grandes migraciones arias. Otros han
encontrado el camino de Hiperbórea -la Hiperborea perdida- tal como
refiere Hesiodo: "Zeus (...) ha dado una existencia una morada alejadas
de los hombres, estableciéndolos en los confines de la tierra. Es allí
donde habitan, con el corazón libre de preocupaciones en las islas
Bienaventuradas (...)".
Es evidente la similitud con el ciclo del Grial que narra una reintegración
heróica, o un intento de tal, siguiendo los textos, para acceder a la Edad
de Oro. Tal como señala Evola, "se trata pues de un tipo de civilización
en la que se manifiesta el intento de restaurar la tradición de los
orígenes sobre la base del principio guerrero y de la cualificación
guerrera" (73). La caballería es también y sobre todo, una milicia de dios
y de sus fuerzas celestes Y solares. Entonces, solamente el guerrero
escapa a la condición titánica y la guerra se convierte en una vía de
realización espiritual. El BHAGAVAD GITA es el ejemplo en la tradición
hindú. Ciertamente puede pensarse que una de las características de la
Edad de Oro era la paz; por tanto, la vía guerrera no era en modo alguno
hiperbórea.
Mucho mas coherentes y sólidas fueron las olas que se desplazaron sobre
el continente euro-asiático. Algunos llegaron incluso hasta China, quizás
más lejos. El caso de los Ainu, en el Norte del Japón plantea un problema
a los antropólogos. ¿Cómo una etnia blanca ha podido desarrollarse en
medio del mundo amarillo? Según un etnólogo "se admite más
fácilmente que los Ainu se relacionan con poblaciones blancas que antes
ocuparon el Norte de Siberia. Sumergidos más tarde por los amarillos, a
continuación desaparecieron casi completamente. Los Ainu serían los
últimos restos" (77).
Iba a iniciarse el conflicto, del que ya hemos hablado, entre la "Luz del
Norte" y la "Luz del Sur", entre espiritualidádes con dominante solar y
celeste de un lado y otras de carácter lunar y ctónico, de otro. Conflictos
que fueron tan raciales como los enfrentamientos entre blancos y
semitas, las luchas entre filisteos y hebreos, en Palestina, que dieron la
ventaja a estos últimos; entre Semitas y Asiáticos; en Caldea, en
Summer. Conflictos entre blancos y egipcios -que tenían una civilización
con componente negra-, Hiksos, Hititas, pueblos del mar, libios, griegos
y finalmente romanos. A propósito de la población de Egipto antes de
nuestra era, un etnólogo, despues de diversas investigaciones, ha
concluido que estaba formada por un "36% de negroides, 33% de
mediterráneos, 11% de cromañoides, 20% de individuos que no estaban
en ninguno de los tres grupos, pero emparentados, sea a los
cromañoides o a los negroides" (81).
En Grecia, Delfos, fué un Omphalos (84), al igual que Delos que, como
hemos visto, se relaciona con Apolo a Hiperbórea, y en donde el
hiperbóreo Oleon fue autor de todos los himnos que se cantaban, donde,
según Herodoto, las vírgenes hiperbóreas Arge y Opis, Hiperoca y
Laodicea, conocieron un destino trágico. Roma, aunque sobre un plano
más político, fue también un Omphalos, un centro del mundo antiguo. En
Francia, Tolosa, cuyo nombre deriva, quizás, de Thule, fue ciertamente
un centro más allá de su importancia medieval, que no fue sino la lógica
consecuencia (85). Más al Norte, el bosque de los Carnutos tuvo
igualmente la misma función. Los Biturgos parecían haber encarnado
este papel. Se llamaban "reyes del mundo" o también "reyes perpetuos".
Han fundado la ciudades de Bourges y Burdeos que sirvieron -y es
preciso ver en ello algo más que una simple coincidencia- como refugios
y centros de resistencia al poder de Francia desde la difícil época del
siglo XI.
Hiperborea está lejos. "Thule, en los confines del mundo", decía Virgilio
(86). En los confines del mundo, fuera de nuestro mundo. Thule, hoy,
siniestra parodia, es el nombre de una de las más importantes bases
norteamericanas, situada en el nor-oeste de Groenlandia. "Se encuentra
concentrado un efectivo americano que representa más de la cuarta
parte de la población indígena de Groenlandia. Se dice que... los
americanos han invertido en Thule, en algunas semanas, tanto, sino
más, de lo que el gobierno canadiense ha invertido jamás en sus colonias
esquimales desde hace un siglo. Se dice que... la "blue gay operation",
que ha desembocado en la creación de esta base, es la mayor empresa
militar desde el desembarco en Normandía. Se dice que... Thule será la
mayor base atómica del "Strategic Air Command''. Se dice que... los
trabajos anuales previstos solo para esta base representarán más del
doble del montante de las inversiones del Estado Danés jamás
entregadas para toda Groenlandia desde 1721.... Oficialmente, en 18
meses, la base ha costado más de cien millones de francos, 1.140.000
dólares de salarios han sido pagados en 1951 antes que haya podido
empezar todo trabajo sobre el terreno. Equipo e instalaciones en la base,
una vez concluidas, serán ulteriormente estimadas en cerca de 1.800
millones de US $ (cifras de principios de los años 50). Sobre kms., esta
llanura se ve ahora erizada de grúas gigantes... hasta que la vista se
pierde, los tejados, los prefabricados, se unen y alzan..." (87).