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Una vez que el profeta Isaías recibió el llamamiento profético se puso en seguida
a predicar, hacia el año 740 y en un tiempo en que su pueblo se debatía en una
guerra denominada sirio-efraimita. El profeta participó activamente en la vida
social y política de su pueblo, anunciando los oráculos de parte de Dios y
denunciando todas aquellas situaciones injustas que generaban más sufrimiento
al pueblo de Dios.
Así mismo Monseñor Isaías Duarte Cancino, dedico su vida a la predicación del
Reino de Dios con palabras y con obras. De esta constante dedicación hablan sus
innumerables obras en pro de la dignificación y pacificación de las personas. Al
igual que el profeta, Monseñor se preocupó por llamar a todos a agradar a Dios
y dejar la vida de pecado que genera la injusticia que destruye las personas.
Como el profeta afirma que “el Señor lo llamó desde antes de nacer” (Isaías 49,1),
así mismo Monseñor Isaías vive desde muy temprana edad la convicción de ser
sacerdote de Dios, por ello cuando llega al seminario es para quedarse.
Tras sus años de servicio en la Arquidiócesis de Bucaramanga, es enviado a la
nueva Diócesis de Apartado en el Urabá Antioqueño y durante su permanencia
allí vive aquella palabra del profeta ”Que hermoso es ver bajar de la montaña los
pies del mensajero de la paz”(Isaías 52,7). Mensajero de la paz, apóstol de la paz,
así se transformó Monseñor con toda la problemática que padecía aquel pedacito
del pueblo de Dios.
El profeta Isaías anuncia la esperanza del Salvador en medio de la desesperación
del pueblo de Dios y Monseñor Isaías Duarte no se cansa de anunciar al
desconsolado pueblo de Apartado la esperanza del Mesías Salvador. Su anuncio
esperanzador se refleja en las múltiples obras materiales en pro de la educación,
de las víctimas, y la paz, así como en las innumerables parroquias creadas para
el acompañamiento de la población. En medio del desconsuelo Monseñor
mantiene su convicción “El Señor es mi refugio y mi fuerza” (Isaías 12, 2) y
continua su lucha por la paz y pro la dignidad de su pueblo.
Todo su accionar pastoral surge del amor a Jesucristo, por tanto no es pura acción
social sino acción pastoral es decir dentro del seno de la iglesia y para la gloria de
Dios. Lo acompaña la firme convicción de uno de los más grandes Padres de la
Iglesia, San Irineo: “la gloria de Dios es el hombre viviente”, por tanto toda acción
que dignifique la persona, que construya justicia es para la gloria de Dios. Esta
misma convicción lo acompañó en la arquidiócesis de Cali donde sus más de 200
obras materiales y las obras espirituales hablan de una constante preocupación
por la dignificación de su pueblo.
En la Ciudad de Cali, se vive un entramado violento que posee diferentes frentes:
narcotráfico, guerrilla, delincuencia; y frente a ellos Monseñor siempre se mantuvo
en posición de denuncia, no tranzaba con la injusticia ni con el mal. Hizo vida
aquella palabra del profeta “Jerusalén se derrumba porque allí se dicen y se hacen
cosas contra Dios “(Isaías 3, 8). Esta actitud lo condujo a la entrega generosa de
su vida, como lo anuncia el profeta “Todo son heridas, golpes, llagas, nadie lo ha
curado con aceite” (Isaías 1,6) y murió a manos de un sicario el 16 de marzo del
2002.
APARTADO.
El Papa Juan Pablo segundo conforma la Diócesis de Apartado y envía como
primer obispo a Monseñor Isaías Duarte Cancino. El panorama que espera al
enviado del Señor no es muy alentador, pero por esta misma razón el pueblo lo
recibe como la única esperanza posible en medio de la violencia que lo agobia.
Pues desde finales de la década de los años cincuenta, el desarrollo
agroindustrial de la zona de Apartado, se basó en la producción bananera, con un
proceso que fue iniciado por una subsidiaria conocida como Frutera Sevilla, la
cual comenzó su comercialización con la creación de la Unión de Bananeros de
Urabá y posteriormente con la comercializadora Bananeros de Colombia (Banacol)
y la Promotora de Banano (Probán).
Surgió como economía sin mayor regulación por parte del Estado, lo cual después
repercutió en una serie de conflictos sociales.
Durante la década de los sesenta y principios de los setenta, la economía de la
región fue impulsada por el auge de inversiones de grandes empresarios, que
contrastaba con las condiciones precarias que tenían los obreros agrícolas, lo que
generó un crecimiento notable de las organizaciones sindicales.
Para la segunda mitad de la década de los ochenta, los dos sindicatos contaban
con cerca de 18.000 afiliados y con importantes logros en materia laboral, como
por ejemplo, el primer acuerdo colectivo consistente en la aprobación de un pliego
único para el sector bananero, imponiendo condiciones claves frente al salario
agroindustrial, y sobre todo, la aceptación de los sindicatos como interlocutores
legítimos frente al Gobierno y los empresarios, cuando comenzaron a enfrentar
elevadas pérdidas, la vía que eligieron fue la vía armada con la muerte de 40
obreros, luego de la firma de un acuerdo. En este panorama, se comenzó a
insinuar como un grupo de autodefensa, impulsado por algunos terratenientes
como un cuerpo armado con el fin de defender sus intereses económicos y
políticos desde la ilegalidad.
En este contexto, cobró especial importancia la presencia de estructuras
guerrilleras que alimentaban la lucha de los sindicatos y los movimientos de
pobladores urbanos, especialmente del EPL.
Frente a esta situación, la élite local respondió de forma represiva, organizando
grupos de bandoleros para reprimir estas movilizaciones.
La masacre de La Chinita, fue el inicio de un enfrentamiento que involucró tanto a
la izquierda legal representada en partidos y sindicatos, como a la izquierda ilegal
en armas. De manera paralela, se fue gestando el movimiento de autodefensas,
impulsado por los empresarios bananeros, con el propósito de mantener el orden
social, alterado por las distintas manifestaciones legales y armadas.
En 1988, el año en que llega Monseñor Isaías Duarte Cancino a la Diócesis de
Apartado; Córdoba, Urabá y el Nordeste antioqueño se vieron agobiados por
sucesivas y cruentas masacres, que dejaron alrededor de 200 víctimas. Entre
éstas, se destacan las de los corregimientos de Punta Coquitos, Honduras y La
Negra, en la región del Urabá antioqueño.
Comenzando la década de los noventa, las organizaciones de autodefensas
lideradas por los hermanos Castaño se unificaron bajo el nombre “Autodefensas
Campesinas de Córdoba y Urabá” presentándose como un modelo a replicar bajo
lo que se comenzó a llamar el “proyecto paramilitar”.
Es importante destacar la alianza que se dio entre las autodefensas y los
“Comandos Populares”, los cuales fueron absorbidos por los grupos de
autodefensa emergentes. Entre 1992 y 1996, éstos empezaron a atacar las bases
de la UP, el Partido Comunista y a todos los que consideraban apoyos de las Farc.
En el año 1995, se dio un repunte de sus acciones, la mayoría de las cuales
fueron dirigidas contra las organizaciones sociales, por medio de homicidios y
masacres. En este periodo, en el que Monseñor acompaño al pueblo de Dios en la
Diócesis de Apartado, el Eje Bananero experimentó una de las arremetidas más
violentas.
SANTIAGO DE CALI.
La nueva tierra prometida para Monseñor Isaías Duarte Cancino era la ciudad de
Cali, centro de la segunda área metropolitana del país, ha sido tradicionalmente
considerada como una de las de mayor desarrollo y nivel de vida.
Sin embargo, a partir de 1996 entró en la más compleja fase de crisis económica,
de orden público, social e institucional de su historia. Esta crisis fue el resultado de
la recesión económica, que tuvo sus inicios ese mismo año y que se ha
prolongado, prácticamente, hasta el presente. El tejido productivo de la ciudad y
de la región se ha debilitado en forma dramática en los últimos seis años: la
economía cafetera, la agricultura comercial, la industria y la construcción han
decrecido en términos reales, perdiéndose miles de fuentes de empleo. Este
deterioro ha sido producido por diferentes factores, entre los cuales se destacan
los siguientes: el impacto de fenómenos como la apertura y el contrabando; las
consecuencias de la lucha contra el cartel de Cali y el narcotráfico a partir de
1995, definida como el ajuste ético de la economía; además, a partir de 1998 la
economía metropolitana recibió el coletazo recesivo de la economía nacional en
su conjunto.
BIBLIOGRAFIA.
_http://www.derechoshumanos.gov.co/Observatorio/Publicaciones/documents/201
0/Estu_Regionales/uraba.pdf.
_http://pdba.georgetown.edu/Security/citizensecurity/Colombia/politicas/programac
onvivencia.pdf
_Video “Tras las huellas del Profeta”. http://www.youtube.com/watch?
v=jzugleG5e_E.