Carta A Mi Padre PDF

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CARTA AL ESTUDIANTE INDEPENDIENTE.

INDUCCIÓN AL
AUTOESTUDIO.*

Coordinación General de Investigación y Desarrollo de Modelos Educativos*

Querido participante:

Posiblemente en algún momento has escuchado las palabras estudio


independiente. Tal vez tenga una cierta idea sobre el mismo. Sin embargo, pocas
veces nos ponemos a pensar cuáles son sus características, es decir, qué es lo
que necesitamos tener o hacer para realizar un estudio independiente exitoso.

Deténgase un momento a pensar cuando estudia o cuando se capacita en


general. ¿Qué significa ser estudiante?, ¿Constituye el estudio una parte
importante de la vida?, ¿Qué lugar ocupa en ella y en relación con sus demás
actividades?

Consideremos que ahora se encuentra en una etapa diferente a cuando estaba en


la normal, y más diferente aún cuando asistía a la primaria. ¿Tiene ahora nuevos
problemas, inquietudes, intereses, amistades, actividades? Muy probablemente sí.
Esto es natural, puesto que se está perfeccionando en muchos sentidos y todos
estos intereses son parte de su desarrollo profesional. Es por ello importante que
aprenda nuevas maneras de estudiar que le permitan realizar sus actividades
normales a la vez que descubre formas distintas de aprender.

¿Es ahora estudiar diferente que antes?, ¿Encuentra nuevas exigencias


académicas?, ¿Le cuesta trabajo cumplir con ellas? Quizá sus respuestas a estas
preguntas sean afirmativas, pues la capacitación o estudio que ahora está
cursando exija más cosas de usted. Por eso, es necesario que cuente con
herramientas que le ayuden a estudiar por cuenta propia, pues ahora será el
principal conductor de su aprendizaje.

¿En qué consiste ser un estudiante independiente?. Pregúntese si se considera un


estudiante independiente, ¿Por qué sí o por qué no?. Para responder a estas
preguntas, es importante que reflexione acerca de su actitud hacia el estudio, de
sus hábitos, así como de qué tan constante, paciente y tenaz es al enfrentar
tareas académicas y de qué tanto aprovecha los recursos disponibles para
*
Esta carta ha sido adaptada del Taller de Estudio Independiente. Guía del participante, México,
ILCE-OEA PROMESUP, 1995. Se conserva la estructura general y el lenguaje original de las
introducciones a las temáticas que comprende el taller. Lo presentamos como una propuesta de
intervención para la inducción al estudio independiente, principalmente dirigida (como lo prescribe
el taller) a la población estudiantil del nivel medio superior y ahora adaptada para el taller dirigido a
maestros y capacitadores del CETT.
*
Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, México.

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mejorar su estudio. Pero, sobre todo, se trata de que reconozca qué tanto ha
asumido tu papel como persona responsable de su estudio. Esto es fundamental,
puesto que, en la medida en que sea el autor y el constructor de su estudio, en
sus manos estará el que mejore su aprendizaje. ¡De usted depende!
Lea con mucha atención lo que a continuación le presentamos. Ahí se encuentran
algunos términos y procedimientos importantes para el estudio independiente.

1. Importancia de la autogestión del alumno.

El verdadero aprendizaje implica el desarrollo de ciertas estrategias o habilidades


para el estudio y para la asimilación de los contenidos. Para desarrollar estas
estrategias o habilidades, es necesario que participe activamente como mediador
de sus respuestas.

La participación activa contribuye al desarrollo de una actitud autodidacta y al


logro de la autonomía intelectual. El estudiante dotado de una actitud de
autodidacta mantiene el interés por mejorar su aprendizaje; ya que, responsable
de sí mismo, observa su desarrollo intelectual, determina cómo y por qué avanza,
se detiene o retrocede; examina con sinceridad sus errores y limitaciones para
corregirlos, así como su empeño por superarse, empleando los recursos
personales y ambientales disponibles.

La eficiencia de la autogestión depende de que usted reúna una serie de


condiciones, entre las cuales se puede destacar: el sentido de responsabilidad
académica, hábitos, habilidades, destrezas cognitivas; actitud positiva hacia el
aprendizaje, y habilidades para la distribución del tiempo disponible.

El sentido de responsabilidad. Un compromiso académico demanda de usted


que ponga muchas cosas de su parte: esfuerzo diario, voluntad, carácter,
constancia, creatividad, iniciativa. Con estos elementos, podrá adquirir hábitos
intelectuales, aprender a vencer obstáculos, a superar frustraciones, a aprovechar
el tiempo y los recursos disponibles.

Autoevaluación. Es importante que aprenda a evaluar su progreso y sus propias


limitaciones, ya que esto le permite controlar y reorientar su proceso de
aprendizaje. La autoevaluación es una parte integral del proceso de
autoaprendizaje y contribuye a que desarrolle un mayor sentido de
responsabilidad.

Formación de la independencia en el proceso de estudio. Para mejorar su


aprendizaje, es necesario que inicie una mayor independencia al estudiar y, por
consiguiente, que forme los hábitos de la actividad independiente. Se trata de que
se prepare para autodirigir su conducta.

Hay muchas maneras de definir lo que es independencia, pero en general se


refiere a ciertas características de la personalidad (aptitud, responsabilidad,
espíritu crítico, originalidad) o a ciertas características de la actividad misma de

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estudio, tales como el hecho de no emplear ayuda de los demás para ejecutar
tareas conocidas o nuevas.

Un primer elemento que influye en el éxito del estudio independiente, es la


delimitación de los objetivos. Es importante que determine éstos con precisión.
Los objetivos se especifican en forma de tareas transformadas en preguntas e
indicaciones. Esto significa traducir los objetivos en tareas, acciones y resultados
concretos. Al formular los objetivos con precisión, tendrá una idea clara de los
resultados que se esperan, así como de las condiciones en que se les podrá
aplicar.

Formarse en el estudio independiente requiere de esfuerzo y dedicación para


profundizar, corregir o cambiar algunas prácticas. Si ya posee algunas de las
habilidades y estrategias señaladas hasta aquí, ¡felicidades! Su tarea será
consolidarlas y practicarlas. Asimismo, irá aprendiendo y desarrollando aquéllas
que no domine y le hagan falta.

2. La apropiación del estudio independiente.

Cada quien tiene su propia manera de estudiar. Cada quien tiene un carácter,
aptitudes, gustos, intereses, etc., propios. Probablemente encuentre en sí mismo
ciertas características que lo hacen diferente a las demás personas. Por ejemplo,
puede ser que tenga hábitos de estudio distintos a los de sus compañeros de
trabajo. Tal vez necesita más silencio para poder concentrarte en algún texto.
Quizá para estudiarlo, comúnmente lo relee una o dos veces, como repaso,
mientras que alguno de sus compañeros opta por subrayar las ideas más
importantes en vez de releerlo. También puede ser que usted no se de por
vencido al fracasar en un examen o evaluación, sino que se esfuerce por
superarse, mientras que alguno de sus compañeros se desanime fácilmente y
desista.

Tal vez ahora se de cuenta de que es un poco "desesperado", y por ello mismo se
irrite fácilmente si no logra aprender una lección a la primera, o si no obtiene
fácilmente los resultados que esperaba. Quizás ha observado que algún
compañero tiene un carácter distinto al suyo, y que cuando le va mal en alguna
evaluación, lo toma con mucha calma y hace un esfuerzo por averiguar en qué
falló para intentarlo de nuevo.

Las diferencias de personalidad e identidad pueden influir en la manera como


estudiamos, así como en la manera en que nos sentimos ante el estudio y en
cómo interpretamos un fracaso o un éxito académico.

Por lo anterior, resulta importante que reflexione en torno a las características


individuales que lo hacen diferente de los demás, y que determinan en cierta
medida la manera como estudia, así como la medida en que se siente motivado
para seguir adelante. Es bueno que sepa reconocer cuáles son sus principales
cualidades y aptitudes, así como sus debilidades, pues si toma conciencia de

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ellas, estará en mejores condiciones de controlarlas y en última instancia optimizar
su aprendizaje.

Es nuestra intención invitarle a reconocer cómo todos los cambios que esta
viviendo se relacionan con su estudio o capacitación, y en particular en lo que se
refiere al hecho de que permanentemente está conformando una identidad propia,
la cual lo hará distinto de los demás.

Si realiza un ejercicio de autorreflexión, podrá darse cuenta de que esa identidad


que le caracteriza, y todo aquello con lo que le identifica, influye en la manera
como estudia. Así como sus características individuales también influyen, los
valores, expectativas y actitudes de su familia y de aquellas personas que son
importantes o cercanas a usted, tienen mucho que ver en la disposición y
expectativas que tiene hacia el estudio. Ahora encontrará algunas nociones que le
serán de utilidad para que reflexione sobre todo esto.

Por personalidad entendemos los distintos procesos que se manifiestan en la


conducta, entre ellos el aprendizaje. Sin embargo, la personalidad implica no sólo
esto, sino todo un conjunto o sistema bastante más amplio, en el cual entran las
características que nos diferencian de los demás, así como otros procesos, tales
como son las aptitudes o capacidades particulares. Por personalidad, entonces, se
entiende un conjunto de fenómenos, procesos y sistemas de diferente naturaleza,
los cuales aunque están relacionados entre sí, se polarizan alrededor de los
siguientes focos:

Diferencias individuales. Se refieren a que las personas que reaccionan de


modo distinto, específico y diferenciado ante iguales o parecidas situaciones.

Estabilidad. A lo largo del tiempo, en distintos momentos y situaciones, las


personas muestran algún grado de estabilidad, consistencia y regularidad en su
comportamiento.

Principio de acción. Las personas tienden a actuar por sí mismas y no


simplemente en respuesta o reacción a las cosas.

El sistema del “sí-mismo”. Constituye los comportamientos y procesos referidos


a uno mismo (autopercepción, autoestima, autoconocimiento, autorregulación).

La presentación social de sí mismo y la interacción con otras personas. Se


refiere a la manera en que nos presentamos ante los demás y en cómo
interactuamos con ellos.

Podemos ver que cada persona es diferente, puesto que cada uno de nosotros
manifiesta estos "focos" de distinta manera.

Los estilos cognoscitivos o estilos de pensamiento forman también parte de la


personalidad, así como otras características, tales como la manera de responder

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emocionalmente ante los estímulos (patrones de reacción), las expectativas y
atribuciones de control sobre los diversos sucesos (locus de control), y el concepto
de sí mismo. A continuación veremos en qué consisten estos aspectos.
Las personas tienen diferentes maneras de pensar y de aprender. Por ejemplo,
algunos están dispuestos a conocer nuevas formas de hacer las cosas, mientras
que otros le temen al cambio. Algunas personas realizan las tareas de una manera
ordenada y sistemática, mientras que otras realizan las mismas tareas de un modo
totalmente desordenado.

Las diferencias en la manera de aprender no sólo dependen de los niveles de


habilidad, sino también de los estilos de aprendizaje o de pensamiento, es decir,
las maneras en que cada quien prefiere utilizar su inteligencia. Los estilos son
tendencias más que habilidades: constituyen formas de conducir el intelecto que a
la persona le resultan cómodas.

Hay quienes han afirmado que las personas necesitan dirigir o conducir de cierta
manera sus actividades diarias. Existen muchas formas diferentes de hacer esto.
Siempre que es posible, las personas eligen sus propios estilos o maneras de
hacer las cosas. La mayoría de las personas son al menos un poco flexibles en la
utilización de diferentes estilos, e intentan, con diferentes grados de éxito,
adaptarse a las demandas de una situación determinada. La utilización flexible de
la mente para el autodominio permite que exista toda una variedad de estilos de
pensamiento.

Las funciones del autodominio mental. Aún cuando reconocemos que el


funcionamiento de la mente humana es muy complejo, creemos necesario ilustrar
algunas de sus funciones que son importantes para comprender los procesos de
aprendizaje. Por ello, podemos recurrir a ciertas analogías que nos ayudarán a
comprender dicho funcionamiento, sin olvidar que la mente es en realidad mucho
más compleja de lo que aquí podemos plantear. Veamos, pues, una interesante
analogía:

Así como un gobierno conduce funciones legislativas, ejecutivas y judiciales, la


mente humana también lo hace. La función legislativa de la mente es la que se
refiere a las acciones de crear, formular, imaginar y planear. La función ejecutiva
se refiere a implementar y hacer cosas. La función judicial se refiere a juzgar,
evaluar y comparar.

En el auto-dominio mental están implicadas estas tres funciones. Sin embargo, en


cada persona, una de las funciones tiende a ser la dominante. De aquí que cada
estilo de pensamiento presente una orientación legislativa, ejecutiva o judicial.

Imagínese como estudiante en la escuela, en una clase de literatura el maestro


pide que se ponga en el lugar del autor y se imagine un final diferente para alguna
novela, o que en un examen de historia asuma el papel de algún presidente y se
imagine un modo distinto de ganar una guerra; o bien, que en la materia de
Ciencias Naturales, le pidan que diseñe un experimento. Todas estas actividades

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son de carácter legislativo. Este tipo de tareas son las que le atraen a aquellas
personas que gustan de crear sus propias reglas o estructuras, que gustan de
hacer las cosas a su manera, y a quienes les agrada resolver problemas que
carecen de una estructura determinada, lo cual los motiva a buscar soluciones
creativas y originales. Si se inclina por este tipo de tareas, tiene un estilo
legislativo.

Por otro lado, una clase expositiva o un examen de historia de respuestas breves
o de opción múltiple, en el cual los estudiantes tienen que recordar datos y tal vez
utilizarlos, así como una tarea de Ciencias consistente en realizar un reporte,
constituyen tareas de carácter ejecutivo. Estas tareas son adecuadas para
aquellas personas que se inclinan por seguir lineamientos o reglas, a quienes les
gusta seleccionar cuál de varias opciones planteadas es la mejor, quienes se
inclinan por los problemas estructurados, y a quienes les agrada recordar datos.
Si a usted le gusta este tipo de actividades, tiene un estilo ejecutivo.

Imagínese ahora una clase de literatura en la cual se le pide que compare dos
estilos literarios, o un examen de historia en el cual tiene que juzgar de qué
manera una serie de sucesos condujo a otra, o bien una tarea de ciencias en la
cual debe evaluar algún experimento. Todas éstas son tareas de carácter judicial
Estas actividades son apropiadas para aquellas personas que gustan de evaluar
hechos, procedimientos y reglas, a quienes les gusta escribir críticas, dar
opiniones, así como juzgar cosas y personas, y quienes se inclinan por evaluar
soluciones o ideas. Si se identifica con esté tipo de tareas, quiere decir que tiene
un estilo judicial.

Las formas de auto-dominio mental. Así como las diversas funciones del
autodominio mental se parecen a las tres ramas del gobierno, también podemos
ejemplificar diversas formas de aquél, las cuales se parecen a diferentes formas
de gobierno: monárquica, jerárquica, oligárquica, y anárquica.

En la forma monárquica, predomina una sola forma de hacer las cosas. Las
personas con un estilo monárquico tienden a enfocarse en una sola meta u
objetivo a la vez. Ignoran los obstáculos o bien son capaces de hacerlos a un lado.

La forma jerárquica permite enfocarse en múltiples metas, cada una de las cuales
puede tener un grado distinto de importancia. Un estilo jerárquico le resultará útil
cuando tenga que distribuir su tiempo en diferentes tareas con diversos grados de
importancia. A las personas que tienen un estilo jerárquico, les gusta trabajar con
múltiples objetivos, tienden a reconocer que no todos los objetivos son igual de
importantes ni pueden ser satisfechos en la misma medida, tienen un buen sentido
de las prioridades, y tienden a ser sistemáticos en la manera de resolver
problemas.

La forma oligárquica permite enfocarse en múltiples objetivos, todos ellos con la


misma importancia o prioridad. Si tiene un estilo oligárquico, se adaptará a un
curso que incluya diversos exámenes, cada uno de éstos igualmente importante, o

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bien que le exija entregar un trabajo final que valga lo mismo que el examen. Las
personas con un estilo oligárquico tienden a trabajar con varias metas a la vez. El
problema con ellas es que suelen tener conflictos cuando tienen que determinar
prioridades, pues se les dificulta decidir cuáles son las metas más importantes y
cuáles las menos. Cuando hay varias metas a alcanzar, suele suceder que las
personas con un estilo oligárquico nunca terminan una tarea, porque todo les
parece igual de importante.

Los individuos con un estilo anárquico trabajan mejor cuando las tareas a realizar
y las situaciones son inestructuradas, cuando no hay procedimiento claros a
seguir, o cuando los problemas que enfrentan han de resolverse mediante la
intuición, es decir, fuera de todo marco preestablecido. Estas personas
generalmente gustan de trabajar con una mezcla de necesidades y metas que con
frecuencia son difíciles de conseguir. Comúnmente enfrentan los problemas de
manera aleatoria; y suelen ser intolerantes o poco conscientes de la necesidad de
algún tipo de reglas o lineamientos.

El campo del auto-dominio mental. Otro aspecto que puede afectar el


desempeño de los estudiantes, es el campo del auto-dominio mental. Este puede
ser interno o externo. El campo interno abarca aquellas tareas en las cuales el
estudiante trabaja solo. El campo externo se refiere a aquellas tareas en las
cuales se colabora en grupo. Algunos estudiantes se inclinan por un campo
interno, mientras que otros trabajan mejor en grupo.

Aunque cada persona tiene su propio estilo de pensamiento y de solución de


problemas, esto no quiere decir que cada estilo esté totalmente separado de los
demás. Es decir, los individuos pueden utilizar más de un estilo, pero difieren en la
habilidad para cambiar de un estilo a otro. Las personas no son exclusivamente
legislativas, ejecutivas o judiciales, ni son exclusivamente monárquicas,
jerárquicas, oligárquicas o anárquicas. Algunas tareas requieren un estilo, otras
requieren otro, y otras más permiten que la persona elija entre varias opciones.
Por ejemplo, un estudiante que tiende a ser legislativo/jerárquico, a veces tendrá
que comportarse de una manera ejecutiva/monárquica como cuando necesita
terminar un trabajo muy específico para el día siguiente. Aunque nadie se apoya
en un sólo estilo, algunos individuos son más flexibles que otros para cambiar de
un estilo a otro. Si usted tiene dificultades para hacer esto, puede aprender a
desarrollar cada vez más esta flexibilidad, la cual le ayudará a enfrentar tareas de
maneras diferentes a las que ya conoce, cuando sea necesario.

Otra forma de clasificar a los estilos de pensamiento, es ubicar a las personas


dentro de dimensiones tales como dependencia-independencia de campo,
reflexividad-impulsividad, y simplicidad-complejidad cognitiva. El estilo
cognoscitivo de una persona se puede ubicar en distintos puntos de estas
dimensiones, según la medida en que sea reflexivo o impulsivo, simple o
complejo, etcétera.

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Dependencia-independencia de campo. Esta dimensión se refiere al grado en
que una persona percibe una parte de un todo como separada del contexto que la
rodea, en vez de percibirla como si estuviera incluida en este contexto. Es decir,
se refiere al grado en que uno tiende a aislar las partes de un todo, a
contemplarlas individualmente, sin prestar atención a lo que las rodea (este sería
un extremo de la dimensión), o bien, por el contrario, al grado en que uno tiende a
ver las partes como componentes de un todo, es decir, a tomar en cuenta el
contexto que las rodea (este sería el otro extremo). Así, pues, tenemos que las
personas con un estilo independiente de campo son aquéllas que tienden a aislar
las partes del todo, es decir, son analíticos y tienden a separar los elementos de
un problema o situación dados. Por el contrario, las personas con un estilo
dependiente de campo son aquéllas que suelen ver las cosas en su relación con el
contexto que las rodea, es decir, son sintéticas, intuitivas e integradoras, pues ven
las cosas de manera global.

Cuándo tiene algún problema que resolver, ¿La separa y lo resuelve parte por
parte, prestando atención a cada una de dichas partes aisladamente? En este
caso, tiene un estilo independiente de campo. 0 bien, ¿Tiende a resolverlo de
manera global, guiándose por su intuición, y considerando siempre los
componentes del problema en su relación con los demás? De ser así, podemos
decir que tiene un estilo dependiente de campo.

Reflexividad-impulsividad. Si al enfrentar un problema tiende a pensar con


detenimiento las cosas antes de tomar una decisión, y elimina mentalmente las
soluciones que ha anticipado como incorrectas, se ubicará en el extremo reflexivo
de la dimensión reflexividad-impulsividad, mientras que algún amigo que actúa
primero, eligiendo y desarrollando una hipótesis, para contrastar más tarde si la
hipótesis es correcta o no, se ubicará en el otro extremo, es decir en el de
impulsividad. Alguien que no es muy reflexivo ni muy impulsivo, se ubicará a la
mitad entre estos dos extremos.

Simplicidad-complejidad cognitiva. Se refiere al número y variedad de


categorías con que conceptualiza el mundo que le rodea. Entre mayores sean
dicho número y dicha variedad, más complejo será su estilo cognoscitivo. Lo
mismo será para cualquier otra dimensión. Lo importante es que sepa reconocer
en dónde se ubica, y que aprenda a dirigir su conducta y su pensamiento de una
manera que le resulte más efectiva.

Otra variable o rasgo del pensamiento, que de hecho se puede considerar como
un rasgo de la personalidad, es el llamado locus de control. Éste se refiere al lugar
en donde uno ubica las causas o responsabilidades de los hechos. Pregúntese lo
siguiente: cuando le va bien en un examen, evaluación o en todo un curso, ¿A
quién o a qué lo atribuye?, ¿Piensa que se debió a que le caía bien al maestro o
instructor, a que la materia era muy fácil, a que fue buena suerte, o a que se
esforzó mucho? ¿O simplemente a que es muy hábil en ese tema o materia?
Como podrá observar, todas estas explicaciones de por qué le fue bien, son muy
diferentes. Algunas pertenecen a un locus de control interno, y otras a un locus de

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control externo. El locus es interno cuando piensa que las causas de las cosas
están en sí mismo, es decir, cuando depende de usted que las cosas sucedan de
determinada manera. Este sería el caso cuando piensa que tuvo éxito porque es
muy capaz en esa materia, o porque se esforzó mucho. En cambio, si tiene un
locus de control externo, tenderá a pensar que cualquier éxito se debe a factores
externos a usted, por ejemplo, cuando cree que tuvo éxito porque le cae bien al
profesor o instructor, porque tuvo buena suerte, o porque la evaluación estuvo
muy fácil.

Es cierto que los sucesos no siempre dependen sólo de lo externo o sólo de lo


interno, pero es un hecho que cada persona tiene su manera muy particular de
explicarse las cosas, a veces con razón y a veces no. En ocasiones somos muy
subjetivos y no nos damos cuenta de que no juzgamos muy acertadamente. A
veces nos va mal porque simplemente no estudiamos lo suficiente, pero en vez de
reconocer esto le "echamos la culpa" al profesor y decimos que "fue él quien nos
reprobó". Desde luego, habrá ocasiones en que tengamos razón y las cosas ya
no dependan de nosotros, pero debemos reconocer cuándo sí está en nuestras
manos el lograr lo que queremos, o corregir nuestros errores.

Otras variables de personalidad son los patrones de reacción ante la realidad, que
se refieren a los modos en que se siente afectado por ella y, en particular, a los
modos en que interactúa con las demás personas. Se trata de variables que
repercuten en su aprendizaje, y de ellas sobresalen las variables de motivación.

Un aspecto que se debe considerar como elemento que influye en que logre o no
un buen aprendizaje, es la ansiedad. Ésta constituye un fenómeno de la
personalidad sumamente complejo que todos hemos experimentado.
Seguramente sabe lo que es estar ansioso, y recordará lo desagradable que es.
Posiblemente ha notado también que cuando se siente así, le es más difícil
estudiar, ¿o no?

Curiosamente, se ha observado que cierto nivel de ansiedad nos ayuda como un


motivador para realizar ciertas tareas. Sin embargo, cuando ésta es excesiva, nos
puede bloquear o entorpecer. Esto significa que, para aprender algo, es necesario
que se involucre afectiva o emocionalmente en el contenido (en otras palabras,
que le interese auténticamente en aquello que estudia), pero no hasta el extremo
de que este involucramiento le provoque una ansiedad elevada. Por ello, es
importante que logre tener un nivel estable y moderado de ansiedad, que se
mantenga alerta en la tarea que realiza, sin llegar a ser desagradable para usted,
en cuyo caso tendría dificultades para concentrarse.

Un ejemplo de ansiedad se da en las situaciones de evaluación ¿Nunca le ha


pasado que, minutos antes de presentar un examen o evaluación, se siente tan
nervioso que todo se le olvida y siente que ya no sabe nada? Si esto le ha
sucedido, se debe a que presenta lo que se llama ansiedad de prueba o de
examen. Esta reacción, por lo común, afecta negativamente su rendimiento en el
examen o prueba que presente. Puede suceder que esté bien preparado para el

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examen, pero que a la hora de presentarlo se sienta tan nervioso que no lo pueda
responder. Sí este es su caso, lo que necesita es aprender a relajarse a la hora en
que lo realice. Si logra esto, su rendimiento tendrá muchas más probabilidades de
ser alto, pues podrás concentrarte mejor. Recuerde que, si está preparado para
esa evaluación, no tiene nada de qué preocuparse.

El concepto que tenga de ti mismo, o su autoconcepto, influye en su estudio y en


su rendimiento. ¿Se ha puesto a pensar qué concepto tiene de tu propia persona?,
¿Es objetivo al juzgarse, o es demasiado duro consigo mismo? Piense en todo
esto con detenimiento, quizá tenga ciertas cualidades o aptitudes de las que no se
ha dado completa cuenta, y que te puede ser de utilidad. También tendrá sus
puntos débiles, seguramente. Lo importante es que aprenda a reconocer tanto los
puntos favorables como los puntos débiles que hay en usted, de una manera
objetiva, para que, por un lado, haga un esfuerzo por cambiar aquellas cosas que
no le satisfagan, pero también sepa reconocer sus cualidades y valorarlas
justamente. Tenga presente que todos tenemos defectos y cualidades, y la clave
está en reconocer nuestros fallos a la vez que sacar provecho de nuestros puntos
fuertes. Todo esto es muy importante, puesto que el concepto que tiene de usted
mismo determina en parte sus logros o fracasos. En la medida en que usted se
conciba positivamente, tendrá más confianza en sí mismo y por ende logrará más
cosas.

Ahora, hágase las siguientes preguntas: ¿Cómo es valorado en su familia el hecho


de que estudie?, ¿Qué piensan sus amigos del estudio?, ¿Qué se espera en los
cursos de usted como estudiante?

Reflexionar sobre esto es muy importante, pues debe tener claro cuáles son los
objetivos que persigue al estudiar, y cuestionarte si lo hace por iniciativa propia, o
si está cubriendo las expectativas de la familia, de sus amigos o de la misma
institución donde se desarrolla profesionalmente. ¿Es para usted el estudio algo
importante que le va a permitir alcanzar nuevas metas?, ¿Cuáles serían éstas?,
Pregúntese cuáles son las actitudes de su familia hacia el estudio posiblemente en
su casa le han dicho que si continúa capacitándose tendrá más posibilidades de
conseguir un buen empleo o un mejor nivel de vida, o quizá piensen que concluir
la universidad y seguir preparándose en una educación continua es un paso
obligado que debe cumplir. Reflexionar sobre esto le permitirá tener más claro en
qué medida los valores o las expectativas que los demás tienen en torno al hecho
de que estudie, influye en tu propia actitud hacia el estudio. Esto le ayudará a
determinar cuál es su posición al respecto y como la asume, es decir, saber por
qué se sigue preparando y cuál es la importancia que esto tiene para usted.

Considera ahora qué otros factores le rodean e inciden en su estudio. Por ejemplo,
¿qué tanto tiempo al día emplea en utilizar los medios de comunicación, tales
como el cine, el video, la radio o la televisión? Es importante pensar en esto, no
solamente porque estos medios le puedan restar tiempo de estudio, como uno
pensaría en un primer momento, sino porque también pueden ayudar a su
capacitación. Ahora verá por qué.

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Póngase a pensar un poco en todo lo que puede aprender a través del cine, el
video, la radio y la televisión. Por estos medios, puedes conocer muchos aspectos
de la cultura en que vives, de cómo vive la gente, de cómo piensa, de qué cosas
suceden en su país y en el mundo, y todo ello sin la necesidad de salir de su casa
cuando mucho, transportarse al cine más cercano.

Pero pensemos también en la informática, o computación. ¿Qué tan familiarizado


está con ella?, ¿Qué posibilidades le brinda ésta para desarrollarse y aprender
cosas nuevas?, ¿Puede relacionarla con la escuela?.

Si tiene acceso a una computadora, ya sea en su casa, en casa de algún conocido


o familiar, o en su escuela o centro de trabajo, piense en todo lo que puede
aprender si sabe aprovecharla.

¿Cree que un programa de radio, de televisión, o incluso alguna película, en los


cuales se discutan diversos temas, le da la posibilidad de reflexionar y de aprender
algo nuevo? Es posible que sí. En la medida en que esté atento a los diversos
contenidos que ahí se manejan, y que sepa cuestionarlos para poder dar una
opinión propia, estará aprendiendo algo nuevo. Recuerde que los diversos medios
de comunicación son una importante vía por la cual se transmiten grandes
cantidades de información sobre lo que acontece en el mundo, nuestra cultura así
como culturas distintas a la nuestra, sobre diversas maneras de vivir y de pensar,
sobre la historia de las naciones y gobiernos, y sobre los descubrimientos de la
ciencia.

Piense en las ventajas que tiene usar los medios de comunicación en vez de
limitarse a la comunicación puramente verbal, característica de las sociedades
más primitivas, en donde ni siquiera se contaba con la escritura. En dichas
sociedades, no era posible almacenar en ningún lado la información que constituía
el patrimonio cultural, además de que no era posible transmitirla a grandes
distancias. A diferencia de esto, ahora se cuenta con muchas fuentes de
información y con muchas facilidades que nos permiten entrar en contacto con
todo el mundo.

A pesar de todo esto, hay que saber usar los medios de comunicación de una
manera provechosa, pues también se corre el riesgo de hacer un mal uso de ellos
y desperdiciar nuestro valioso tiempo en consumir películas, series de televisión,
etc., que no contribuyan en ninguna medida a nuestra formación ni a un
aprendizaje útil o significativo. Una manera de distinguir entre aquello que
redundará en algún beneficio para nosotros, y aquello que no, consiste en
preguntarse qué estamos aprendiendo, con qué lo podemos relacionar, en qué
medida nos satisface y por qué, cuál es el valor que eso tiene para nosotros, etc.
Estas preguntas son de carácter personal, es decir, sólo usted va a decidir qué es
lo que le interesa aprender y por qué. Esto es importante, pues le ayudará a
aprovechar mejor los medios de comunicación, en la medida en que lo pueda

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contemplar no sólo como un medio de posible entretenimiento, sino también -¿Por
qué no?- como un medio de aprendizaje.

3. Aspectos motivacionales del estudio independiente.

Siéntese un momento y pregúntese lo siguiente:

¿Por qué estudia?, ¿Qué objetivos persigue al estudiar?, ¿Qué beneficios o


gratificaciones busca cuando estudia?, ¿Tiene motivos bien definidos para
estudiar?, ¿O por el contrario, estudia solamente "por que sí"?

La razón de estas preguntas es muy importante. ¿Por qué?, simplemente porque


cuando realizamos algo en la vida que requiera de nuestro esfuerzo y dedicación,
necesitamos, antes que nada, tener claro por qué lo hacemos, y para qué.
Solamente cuando tenemos claros nuestros motivos, y cuando estamos
legítimamente interesados, esto es, motivados, a hacerlo, estaremos en
condiciones de lograr lo que nos hemos propuesto.

¿Se ha puesto a pensar en cuáles son sus metas al estudiar? Platíquelo con sus
compañeros.

Posiblemente encontrará que algunos de sus compañeros tienen una idea del
estudio muy distinta de la que usted tiene. Por ejemplo, mientras uno de ellos
puede estudiar por el puro gusto de aprender, otro puede hacerlo en busca de una
superación, y otro más porque busca la aprobación o el reconocimiento de sus
compañeros o de sus jefes. A usted, ¿Qué le motiva más?

Tal vez su respuesta a esta pregunta sea muy diferente según la tema de que se
trate. Posiblemente algunas temas le interesen de manera muy particular,
mientras otros no le agraden. Habrá, pues, casos en los que estudie porque el
contenido le interesa, mientras que en otros casos lo hará solamente para cumplir
con un requerimiento.

Veamos más concretamente los diferentes tipos de metas que en un momento


dado podría perseguir en el estudio. Éstas se pueden organizar en varios grupos:

I. a) experimentar que es mejor que otros.


b) no experimentar que es peor que otros.

Il. a) experimentar la aprobación de su familia o de otros adultos que son


importantes para usted.
b) experimentar la aprobación de sus compañeros.
c) sentirse identificado con su profesor o jefe.

III. a) ganar dinero.


b) conseguir un premio.
c) evitar un castigo.

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IV. a) experimentar que ha tenido éxito.
b) experimentar que no ha fracasado.

V. a) experimentar que ha aprendido algo o que ha conseguido mejorar.


b) experimentar que hace algo porque lo desea hacer, y no por obligación.
c) sentirte absorbido por una tarea que le interesa, superando el
aburrimiento y la ansiedad.
d) resolver dudas o cuestionamientos que se ha planteado ante algún
problema novedoso, complejo y estimulante.

Como puede observar, existen diversas metas posibles en el estudio. Quizá usted
ha perseguido varias de ellas en distintos momentos de su vida, o tal vez ha
encontrado que busca metas totalmente distintas para los diferentes temas que le
interesan. Lo que importa es que tome conciencia de esto, para que tenga claro
qué es lo que realmente le motiva a estudiar. Si no se identifica con ninguna de las
metas aquí planteadas, quizá se deba a que sus propias metas, muy personales.
Pero quizá se deba a que en realidad no tiene ningún objetivo definido que le
motive a estudiar. Podríamos decir que se trata, pues, de un problema de
motivación. Si este es su caso, es muy importante que se siente a reflexionar
sobre esto y que plantee sus propias metas.

En cualquier actividad que realicemos en la vida, siempre es importante que nos


encontremos, aunque sea mínimamente, motivados a realizarla. Esta es una
cuestión de mero sentido común. Pero algo en lo que no siempre reparamos, es el
hecho de que dicha actividad será más provechosa siempre que nuestro interés
en ella sea interno, es decir, que esté en nosotros el gusto o deseo de realizarla, y
no que dependamos de algún motivador externo a nosotros, es decir, que lo
hagamos solamente porque nos van a pagar o a premiar, o, peor aún, que
únicamente lo hagamos por obligación. La gran diferencia entre hacer algo por
mera obligación y hacerlo por gusto o interés es querer lo que se hace. Cuando
hacemos las cosas de esta última manera, todo parece más sencillo y suele dar
mejores frutos.

En el estudio ocurre algo similar. Es por ello que, al hablar de las diferentes metas
en el estudio, las dividimos en varios grupos. Observe lo diferente que es estudiar
según el primer grupo de metas -en busca de ser mejor que los demás- y hacerlo
conforme el grupo V -hacerlo porque se tiene un interés legítimo en lo que se
estudia-. Tampoco es lo mismo estudiar sólo para que otras personas nos den su
aprobación -como en el grupo II- que hacerlo para ganar alguna, recompensa --
grupo llI-. Si bien en todos estos grupos de metas existen razones que en un
momento dado lo pueden motivar a estudiar, está comprobado que el estudio da
mejores resultados cuando uno se inclina por el último grupo de metas, esto es,
cuando la motivación proviene de uno mismo. ¿Con cuál grupo de metas se
identifica?

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Si el estudio en sí mismo no le parece interesante y por ello le cuesta trabajo
motivarse internamente a estudiar, ¿qué puede hacer? Puede aprender a hacerlo
interesante para usted.

Tal vez esto le parezca difícil. De hecho, no hay fórmulas preestablecidas para
“motivarse a estudiar”. En realidad, la forma de motivarse depende de la manera
particular de ser de cada quién, de sus gustos e intereses, de sus aspiraciones en
la vida, etcétera. Por ello depende de usted el que defina objetivos a cubrir en su
estudio y que los relacione con metas a largo plazo. ¿Había pensado en esto?

Pregúntese si tiene algún plan de vida, proyecto de vida, o algo parecido, más o
menos definido. ¿Qué papel juega el estudio en éste? Resulta muy diferente
pensar en el estudio desde esta dimensión. Si establece alguna relación entre el
estudio y sus planes o expectativas a largo plazo, posiblemente le encontrará más
sentido a lo que actualmente estudia. Las cosas tienen más sentido cuando las
encaminamos a objetivos claros para nosotros.

Ahora bien, si no tiene un proyecto de vida bien definido, no se desespere.


Comience por establecer aquellos intereses, aunque sean muy generales, que
puedan constituir una orientación a seguir para usted. Generalmente todos
sabemos, aunque sea en términos muy generales, qué es lo que más nos gusta o
nos atrae. Es a partir de ahí que poco a poco se delimitan nuestros planes de vida.
Cada quien tiene su tiempo para hacerlo.

Otro elemento que influye sobre nuestra motivación para estudiar, es tener
conocimiento de qué tan capaces somos de influir en nuestro rendimiento y por
ende en nuestro aprendizaje.

¿Qué tanto control tiene sobre tu propio aprendizaje?

Anteriormente le preguntamos a qué o a quién atribuye sus éxitos y/o fracasos en


el estudio. Esto tiene gran relevancia en lo que se refiere a la motivación. ¿Por
qué?, porque en toda actividad que realizamos, es importante saber en qué
medida los resultados dependen de nosotros mismos, es decir, saber en qué
medida nosotros podemos hacer que las cosas cambien o mejoren. ¿Te has
puesto a pensar en lo importante que es esto?

Si tiene problemas para estudiar y a veces no logra aprobar un examen, esto


quizás le haga sentir frustración o desánimo. Tal vez piense que ya no hay nada
que pueda hacer al respecto. Pero la realidad no es así, usted es el actor principal
en su aprendizaje, y el lograr mejoras en su rendimiento, depende de usted en
mayor medida de lo que se imagina.

Cuando enfrenta una nueva tarea, ¿Qué actitud adopta? Reflexione un poco
sobre esto. Tal vez te ha acostumbrado a tomar una actitud negativa hacia el
estudio, y cada vez que empieza a estudiar algo nuevo piensa que le va a costar

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mucho trabajo, que va a ser aburrido, que no se podrá concentrar, etcétera. Y
luego se encuentra con que, efectivamente, así sucede. ¿Por qué pasa esto?

Tal vez te sorprenderá saber que muchas veces las cosas suceden tal y como
nosotros esperamos que sucedan. Esto se debe al efecto de nuestras
expectativas. Esto significa que, si cambiamos nuestra actitud o expectativa hacia
alguna situación que vamos a enfrentar, es muy probable que las cosas se
desarrollen de manera muy diferente. Tal vez se debe a sus expectativas, el hecho
de que siempre tenga problemas al estudiar. Si sustituyes tus expectativas
negativas por otras de carácter más positivo, es probable que tu rendimiento
mejore.

Una manera de cambiar tales expectativas, es comenzar por replantear su propia


responsabilidad en su rendimiento, así como su capacidad de mejorar. Ya es
tiempo de dejar de "echarle la culpa" de cualquier dificultad a la suerte, y de
asumir en usted mismo el control de su aprendizaje. Es cierto que el maestro es
un importante apoyo a quien puedes recurrir, y que la suerte a veces influye en los
resultados de un examen, pero la principal responsabilidad reside en usted.

4. Estrategias para el estudio independiente.

Imagine que tiene que aprender una larga lección de historia universal, con
abundantes datos, fechas, nombres de lugares y personajes, etcétera. ¿Qué es lo
primero que hace?, ¿Cómo se organiza para asimilar toda esa información?,
¿Planifica el tiempo que va a dedicar a la lección?

Ahora imagine que debe aprender otra lección sobre algún tema de biología.
¿Haría lo mismo? Es decir. ¿Se organizaría de la misma manera?

Todo esto le lo preguntamos para que se cuestione sobre su manera de estudiar.

Como ya en otra ocasión hemos comentado, cada quien tiene su manera


particular de hacer las cosas, entre éstas estudiar. Hay personas que tienen ya
una manera muy especial de hacerlo y que les funciona muy bien, mientras que
otras quizá recurran a distintos métodos según el tema que estén estudiando.
Otras quizá no han logrado encontrar herramientas que les ayuden a mejorar su
estudio y a superar sus deficiencias. Algo que puede ayudar en gran medida a
nuestro estudio son las estrategias de aprendizaje. ¿Seguramente, había oído
hablar de éstas?

Las estrategias de aprendizaje son herramientas que nos ayudan a optimizar


nuestro estudio, y por ende nuestro aprendizaje. Son algo así como “técnicas” o
“tácticas” que empleamos para aproximarnos a los contenidos que estudiamos de
una manera más ordenada, sistemática y organizada.

Podemos definir a las estrategias de aprendizaje como secuencias de actividades


que se eligen con el propósito de facilitar la adquisición de conocimientos, así

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como su utilización. Todos podemos aprender a utilizar estas estrategias para
mejorar nuestro aprendizaje.

¿Son las estrategias de aprendizaje algo así como "habilidades" de estudio?


Veamos por qué no son exactamente lo mismo.

Piense en un equipo de fútbol y su entrenador. Éste debe cerciorarse de que sus


jugadores tengan buena condición física, tengan buenos reflejos, corran rápido, se
muevan con agilidad, etc. Pero esto no es suficiente. También se requiere que el
entrenador tenga la visión suficiente para planificar tácticas que permitan
aprovechar con inteligencia tales destrezas y vencer al equipo contrario.
Asimismo, es necesario que conozca bien las deficiencias de sus jugadores para
superarlas o bien compensarlas de tal modo que no afecten su desempeño.

En el estudio sucede algo semejante. No basta con que cuente con ciertas
habilidades (el equivalente a las destrezas de los jugadores de fútbol), sino que
también es necesario que tenga conocimiento (igual que el entrenador) de sus
habilidades y que planifiques cómo aprovecharlas para optimizar su estudio.
También el tener conocimiento de sus deficiencias le ayudará a poner atención en
éstas para superarlas.

Lo anterior nos lleva al hecho de que pueda tener una serie de habilidades para el
estudio, tales como buena memorización, lectura rápida, etc., pero si no cuenta
con unas estrategias que le permitan organizar y planificar el uso de dichas
habilidades para optimizar su estudio, quizá encuentre problemas para darles un
buen uso.

Podemos ver, entonces, que las habilidades son simplemente destrezas o


capacidades, mientras que las estrategias se refieren a la organización de dichas
destrezas de tal modo que se aproveche para optimizar el estudio. Esto es,
usamos estrategias cuando organizamos nuestras habilidades en el estudio con
un fin determinado, es decir, cuando tenemos bien definido qué estamos
estudiando y para qué. Para poder utilizar las estrategias es esencial que
comencemos por tener un conocimiento claro de lo que queremos lograr, de cómo
lo vamos a hacer, de cuáles son nuestras capacidades y nuestras deficiencias, así
como nuestras maneras muy particulares de aprender, es decir, autoobservarnos
y autoconocernos para tener control sobre nuestro aprendizaje. Esto es
justamente el metaconocimiento, conocer nuestra propia forma de conocer.

¿Practica la autoobservación?

Cuando esté estudiando un texto, trate de concentrarse y al finalizar pregúntese lo


siguiente: ¿Estaba concentrado en la tarea?, ¿Había factores externos que le
distraían o que le ponían tenso?, ¿Estaba encontrando respuesta a las preguntas
que se había planteado originalmente en torno al texto? Eso es precisamente la
auto-observación. Constituye un elemento esencial para aplicar estrategias de
aprendizaje. Lo importante de esto es que adquiera el hábito de hacerlo

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comúnmente, cotidianamente, cada vez que estudie un nuevo material. Para ello,
es necesario un entrenamiento sistemático por el cuál aprenda a hacerlo siempre
que enfrente una tarea académica.

Ahora bien, no basta con autoobservarse. Es importante también hacer un


esfuerzo consciente por darle sentido al estudio. Considerar, por ejemplo, lo
siguiente:

Cuando aprendemos una nueva lección, aunque ésta sea novedosa para
nosotros, generalmente contamos con ciertos conocimientos que nos pueden
ayudar a comprender y asimilar la nueva información. Lo que sucede es que
muchas veces sabemos más de lo que nos damos cuenta; se trata de saber cómo
relacionarlo con la nueva información. Por ejemplo, si tiene que estudiar una
lección de biología que hable sobre la vida de las ballenas, puede comenzar por
recordar todo lo que sepa que se pueda relacionar con este tema; por ejemplo, las
características generales de los organismos marinos, de la vida en el mar,
etcétera, así como buscar en la nueva lección semejanzas y diferencias con
respecto a las características de otros organismos marinos que ya conozca. De
esta manera, será más fácil encontrar algún significado en lo que está
aprendiendo. Siempre que hacemos esto, asimilamos las cosas en mayor medida.
Esto es lógico, puesto que siempre que cuente con ciertos conocimientos o
supuestos respecto a un texto antes de leerlo, lo comprenderá mejor.

Si toma conciencia de que él aprendizaje no consiste solamente en memorizar


información, sino en relacionar ésta con sus conocimientos previos de modo que
le puedas encontrar algún significado, te será mucho más fácil asimilar los
contenidos que estudies. Ahora bien, las estrategias de aprendizaje son
justamente herramientas que nos permiten hacer nuestro estudio más significativo.

Veamos un ejemplo de cómo puede aplicar todo esto:

Cuando vaya a leer un texto, es importante que la lectura que realice sea
planeada, activa y deliberada. Es decir, que lleve un control de la tarea que está
realizando y que la planifique bien.

Puede comenzar por plantearse una serie de preguntas acerca de un texto que va
a leer, y plantearse un propósito general así como objetivos específicos a alcanzar
en la lectura.

Ahora bien, otro elemento importante consiste en saber Identificar la estructura de


los textos que lee. Se refiere a saber identificar qué tipo de lectura va a realizar,
reconocer qué tipo de material va a leer, es decir, si se trata de una historia, de un
texto expositivo, de un conjunto de instrucciones, etcétera. También es importante
que tenga claro cuál es la meta que persigue con esta tarea, es decir, si quiere
memorizar información, encontrar la moraleja de una historia, o simplemente
enterarte de algún suceso, etc. Hacer este tipo de distinciones es importante, pues
depende del material de estudio, así como de tus objetivos, la manera como más

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le convenga realizar la tarea (no es lo mismo estudiar para un examen de biología
que leer una historia para luego discutirla en grupo).

¿Cómo detecta estas características? Para ello existen diversas claves, muchas
de las cuales usted mismo ha utilizado. Por ejemplo, el título del texto le
proporciona información sobre lo que va a leer, así como los subtítulos -cuando los
hay-; asimismo, puede observar si en el texto se presentan descripciones, listados,
narraciones, etc., de tal modo que con una primera revisión puede darse una idea
de lo que se va a tratar.

Podemos concluir que, si usted adquiere estrategias de aprendizaje y las aplicas


cotidianamente a tu estudio, lograrás:

 Ser más independiente en tu estudio.

 Aprender de una manera significativa.

 Tener un mayor sentido de responsabilidad, interés y satisfacción personal en


el estudio.

Si esta larga carta le ha despertado inquietudes con respecto a su manera de


estudiar y le parece atractivo el emprender una empresa difícil, pero satisfactoria
como lo es el estudio independiente, busque más información y orientaciones de
acuerdo con lo que usted necesita en textos que le ayuden a estudiar, en cursos y
talleres que le puedan guiar, como el Taller de Estudio Independiente del ILCE, en
que puede ejercitar técnicas y estrategias concretas para mejorar su estudio o
capacitación, y en sus maestros o instructores, que seguramente apoyaran a sus
necesidades concretas para mejorar su estudio y su aprendizaje.

Saludos!

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