Está en la página 1de 2

Autor: umpo_20.

Almería

NIETZSCHE

1. Contexto histórico, cultural y filosófico


En el siglo XIX se extienden por Europa la revolución industrial (surgida en Inglaterra en el XVIII) y
las revoluciones liberales-burguesas (cuyos antecedentes son la independencia de Norteamérica respecto
a Inglaterra, y la Revolución Francesa). Consecuencia de todo ello es que la sociedad estamental es
sustituida por la sociedad de clases, representada por la burguesía capitalista e industrial y defensora de un
liberalismo político y económico, y por el proletariado, que va tomando conciencia de su miserable situación
e iniciando el movimiento obrero, en el que de tuvo un papel destacado Carlos Marx.
Además, la ideología nacionalista y las propias necesidades de la revolución industrial dan un
impulso definitivo a la unidad alemana e italiana.
Los movimientos culturales más importantes del siglo XIX son el romanticismo, en la primera mitad
del siglo, y el positivismo, en la segunda mitad. El romanticismo es en gran medida un movimiento anti-
ilustrado, que tiene como precursor alemán a Goethe. Sus características principales son la exaltación de lo
pasional y el sentimiento frente al racionalismo ilustrado y la revalorización de la tradición frente al progreso en
el futuro. Escritores que se movieron en la órbita romántica fueron: Víctor Hugo (francés), Lord Byron
(inglés), Goethe (alemán), Larra y Espronceda (españoles). Músicos románticos fueron Wagner y Chopin
entre otros.
Por positivismo suele entenderse aquella actitud que considera que la ciencia y la filosofía deben
limitarse al análisis de los hechos de experiencia, estableciendo entre ellos relaciones y leyes. Esto implica
una renuncia a conocer qué es la realidad, qué son, en esencia las cosas. Al ser la metafísica la materia que
trata del ser de las cosas, el positivismo implica una actitud antimetafísica.
En el terreno filosófico destaca el idealismo alemán en la primera mitad del XIX, cuyo mayor
representante es Hegel, y la reacción a Hegel en la segunda mitad Tras Hegel (quien concibe la totalidad de lo
real como sujeto), tenemos a los antihegelianos, entre los que se puede nombrar a Schopenhauer, cuya obra
El mundo como voluntad y representación tuvo una fuerte influencia en nuestro autor. También hay críticos
de Hegel que, sin embargo, lo siguen en algunos aspectos fundamentales, por ejemplo Marx.
A finales del XIX y principios del XX surge el vitalismo, corriente en la que se incluyen autores muy
dispares reivindicando la vida como la realidad primera y radical a la que todo lo demás debe subordinarse.
Como el concepto vida puede entenderse en sentidos muy diversos -biológico, histórico, biográfico,
metafísico...- aparecen agrupados bajo el nombre genérico de vitalismo autores tan dispares como Bergson,
Nietzsche, Ortega....
El autor de este texto. Friedrich W. Nietzsche (1844-1900), fue alemán, hijo y nieto de pastor
protestante. Estudió filología y teología. Desde joven fue un entusiasta de la filosofía de Schopenhauer y de la
música de Wagner. A los 25 años llegó a ser catedrático de filología clásica en Basilea.
Podemos señalar tres etapas en su obra:
a. Estética o romántica: con clara influencia de Schopenhauer y Wagner, y de inspiración
heraclitiana. En 1872 publica El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música;
b. Ilustrada o positivista: Tras romper con Wagner y abandonar la filosofía de Schopenhauer,
se inspira en Voltaire y los ilustrados, adoptando una actitud positivista para criticar la metafísica.
Humano, demasiado humano (1875-78); Aurora (1881); La gaya ciencia (1882).
c. Profética o de madurez: Su pensamiento inicia una crítica feroz a la modernidad y a la moral
tradicional. Así habló Zaratustra (1883-1885); Más allá del bien y del mal (1886); La genealogía de la
moral (1887); El crepúsculo de los ídolos, obra a la que pertenece el texto, El anticristo y Ecce homo
(1889). Este mismo año sufre un colapso mental que le hará depender de los cuidados de su madre
primero y de los de su hermana más tarde. Muere diez años después de apoplejía (parálisis cerebral
por derrame). En 1901 se publican un conjunto de apuntes y escritos suyos bajo el título de La
voluntad de poder.

2. La importancia de Nietzsche
Dice Savater en Idea de Nietzsche: “Lo que siempre me ha interesado de Nietzsche es su carácter
dinamizador (y no sólo dinamitador como él irónicamente apuntó), su peculiarísima utilidad como vitamina
Autor: umpo_20.
Almería

intelectual. Me parece evidente que no puede uno alimentarse


sólo de Nietzsche, pero el pensamiento contemporáneo que le ignora o le rechaza padece irremediablemente
anemia. Abundan los ejemplos en nuestro entorno, como tampoco faltan los intoxicados por nietzscheanismo
consumido en dosis masivas... o en mal estado: sin mirarle la fecha de caducidad”. Y continua más adelante
reconociendo que aunque su imagen de Nietzsche se ha modificado con el tiempo, hay sin embargo aspectos
de este autor que le siguen pareciendo fundamentales: “su condición de heredero y radicalizador crítico de la
Ilustración, pero no en modo alguno de anti-ilustrado, y su hincapié indomable en el goce de lo afirmativo y en
la afirmación del goce. Estas dos son las claves de mi idea de Nietzsche, de la que tuve a los veinte años y de
la que tengo ahora, de la que a lo largo de todo este tiempo ha tonificado mi vida intelectual”.
La imagen de Nietzsche ha ido cambiando: a principios del siglo XX aparecía como el diagnosticador
genial de la decadencia cultural, descubridor del resentimiento. Más recientemente, se aplica a él su refinada
psicología del desenmascaramiento (del ideal de perfección dirá que no es en el fondo más que el deseo de
poder despreciar a los demás). Fue un hombre que sufrió profundamente, que sintió un odio salvaje por el
cristianismo y la metafísica, tal vez porque nunca pudo desembarazarse del todo de ellos. Hay en él apología
de la vida salvaje, fuerte y poderosa, de la salud robusta, tal vez por la necesidad de abstención del enfermo.
Hay que reconocer su ingenio agudo en su interpretación de las cosas. Su estilo no sistemático, sino
aforístico, su gusto por las imágenes más que por los conceptos atrae, seduce, cautiva, pero también hace
que se le interprete de múltiples maneras.
Eugen Fink, en su obra La filosofía de Nietzsche reconoce que es más grande como incitador, como
“precursor” de un camino futuro de la filosofía, que como pensador que trabaje el concepto. Da la vuelta a la
metafísica, poniéndola cabeza abajo. Pero su ataque lo hace con medios insuficientes, en el sentido de que le
falta el lenguaje para ello, ya que el lenguaje como él mismo dice es metafísico.

También podría gustarte