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EL EVANGELIO LO CAMBIA TODO

El evangelio no es el A-B-C del cristianismo, sino


que es la A a la Z del cristianismo. No solo es la
doctrina mínima que se requiere para la salvación,
sino que es el corazón de toda la doctrina y el fin de la
misma.
El evangelio es el eje central en la “rueda” de la
verdad. No solo es la entrada al reino, sino la manera
en la que hacemos todo el progreso (Gá 3:1-3) y nos
renovamos tanto en lo individual (Col 1:6) como en lo
social (Gá 2:14).
El evangelio nos renueva cuando luchamos
intensamente con nuestros “ídolos” personales y
colectivos. Los ídolos siempre son medios de salvación
por obras para eludir la salvación por la gracia de
Cristo. Psicológicamente, toda la desesperación, la
culpa, el miedo y la ira llegan al grado de que algo
aparte de Jesús y Su gracia (la carrera, la familia, el
desempeño moral, el romance) está actuando como
nuestro Salvador funcional. Sociológicamente, toda la
injusticia, la violencia, la lucha, la dependencia, la
intolerancia llegan al grado de que algo aparte de
Jesús y Su gracia (riqueza, raza/sangre, el estado, la
razón humana) está operando como nuestro salvador
funcional.

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