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El

radicalismo

Economía
Argentina

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El radicalismo: el Plan Austral,
El Plan Primavera, la
hiperinflación
La asunción al Gobierno del presidente Raúl Alfonsín en diciembre de 1983
había despertado una gran expectativa en la sociedad argentina por el
advenimiento de la democracia, por la vigencia plena de los derechos y
libertades individuales y por las políticas económicas que seguramente
llevaría un Gobierno popular.

La disminución del PBI (producto bruto interno) por persona entre 1974 y
1984 fue del 15 %. Esto generaba una fuerte presión para resultados
favorables. Además, existía un elevado endeudamiento externo de la
economía. Habían disminuido las reservas internacionales a niveles que
comprometían los pagos internacionales.

Durante su gestión, Alfonsín tuvo una fuerte oposición por parte del
sindicalismo argentino y de los principales partidos opositores, en especial,
del justicialismo y de grupos “internos” dentro del mismo partido político.

La gestión económica en el período desde diciembre de


1983 hasta febrero de 1985

La primera etapa de la gestión encabezada por el ministro de Economía,


Bernardo Grispun, estuvo destinada fundamentalmente a lo siguiente:

1) Incrementar el salario real a través de una política de incrementos


nominales por encima de la tasa de inflación, lo cual posibilitó expandir
la demanda agregada de la sociedad. Los salarios, para mantener su
poder de compra, se indexaban en forma mensual.
2) Propiciar una redistribución del gasto público.
3) Iniciar un proceso de negociación de la deuda externa con el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y demás organismos internacionales, el
cual llegó a firmarse a fines de 1984.
4) Mantener una política fiscal y monetaria no contractiva para satisfacer
ciertas urgencias de naturaleza social.
5) Aumentar el tipo de cambio y las tarifas de las empresas públicas en
términos reales.
6) Controlar los precios a través de la discusión de los márgenes o mark-up.

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La reactivación de la demanda agregada a través del aumento en los salarios
reales incrementó el PBI en el año 1984 en un 2,6 %.

La inflación aumentó en los primeros meses de 1985, de modo tal que llegó
a la hiperinflación con tasas del 25 % al 35 % mensual. El déficit fiscal en 1984
se mantuvo en niveles muy elevados, de alrededor del 9 % del PBI
considerando el sector público no financiero, y del 12,5 % para el déficit
cuasi-fiscal del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

El nuevo Gobierno inició negociaciones con el FMI y con los bancos


extranjeros para resolver el problema de endeudamiento externo, ya que en
diciembre de 1983 la deuda externa alcanzaba los 45 069 millones de
dólares.

El Plan Austral

El nuevo equipo económico implementó el denominado Plan Austral en


junio de 1985, luego de haber realizado un diagnóstico de la situación
económico-social, que estaba caracterizada por

a) una aceleración de la tasa de inflación;


b) una creciente desmonetización, con una reducción de la cantidad de
dinero, medida por el agregado monetario M1;
c) la recesión en los primeros meses de 1985;
d) un aumento del déficit fiscal por el efecto Olivera-Tanzi.

Las principales medidas de la política económica aplicadas fueron las


siguientes:

1) Congelamiento de todos los precios privados, sueldos, tarifas del sector


público y tipo de cambio (fijado en ₳0,80 = 1 USD).
2) En las semanas previas al lanzamiento del plan, se fue realizando un
ajuste: se aumentaron el tipo de cambio nominal, las tarifas y los precios
de los servicios de las empresas públicas por encima de la tasa de
inflación.
3) El déficit fiscal debía reducirse al 2,5 % del PBI. Se incrementaron las
retenciones a las exportaciones, se aumentaron los aranceles a las
importaciones y se redujo el plazo de captación del impuesto al valor
agregado.
4) El BCRA se comprometió a no imprimir dinero para financiar el déficit
fiscal.
5) Se regularon las tasas de interés con la tasa de inflación futura esperada.
6) Se creó una nueva moneda, el austral (₳1 = $a1000), y fue revaluado día
a día.

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El objetivo era evitar transferencias de riquezas importantes de un sector a
otro en la economía. Con este mecanismo se aplicó el “desagio” de los
contratos del sector público y del sector privado. “Los contratos pactados en
la moneda antigua, que incorporaban una alta expectativa de inflación, se
transformaban automáticamente a australes a través de una tabla de
conversión que mantenía el valor real esperado de los pagos futuros”
(Gerchunoff y Llach, 2018, p. 460).

El Estado consiguió el apoyo político y financiero del Gobierno de Estados


Unidos y del FMI. El acuerdo financiero permitió obtener préstamos por un
total de 3400 millones de dólares.

El propósito que tuvo el congelamiento de todos los precios de la economía


era que desapareciera la inflación inercial, ya que el diagnóstico realizado
por el Estado indicaba que esta era la causa principal del incremento de
precios. Para esto, en el corto plazo, el equipo económico reconocía que lo
fundamental era la política fiscal y monetaria restrictiva; era, en el largo
plazo, la principal garantía de estabilidad de precios.

Los resultados del Plan Austral fueron muy elogiables en los primeros meses.
La tasa de inflación disminuyó del 31 % en junio de 1985 al 6 % en julio de
1985, y en los siguientes meses los precios mayoristas crecieron en solo un
1 %, mientras que el índice de precios al consumidor subió un 3 %. La
población apoyó al Plan Austral y hubo un control voluntario de los precios,
sin la participación del Estado.

La actividad económica en el sector industrial se expandió en el último


semestre de 1985 y todo el año en 1986, como consecuencia de la caída en
la inflación.

De una caída del 4,3 % en el nivel del PBI en 1985, se produjo un incremento
del 5,6 % en 1986. Por el efecto Olivera-Tanzi, el déficit fiscal disminuyó del
8,3 % del PBI a la meta planteada del 2,5 % del PBI en el último cuatrimestre
de 1985.

Uno de los principales motivos de este logro fue el importante incremento


de la recaudación impositiva y de los ingresos de las empresas del Estado. Al
reducirse la tasa de inflación, no hubo pérdidas de ingresos entre el
momento en que se consumía (o se devengaba) el servicio y el momento en
que se lo abonaba.

Como consecuencia de la disminución de la tasa de inflación, el grado de


monetización de la economía subió. La oferta monetaria siguió creciendo,
expandida a través de la política de redescuentos, lo que generó presiones

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inflacionarias por el lado de la demanda. De un déficit fiscal para todo el año
1985 del 7,9 % de PBI, se redujo al 4,1 % en el año 1986.

Como el índice de precios al consumidor seguía subiendo, los salarios


comenzaron a “indexarse”, lo cual provocó presiones sobre los precios
industriales. El aumento de precios fue compensado con la reducción de las
retenciones a las exportaciones industriales y agropecuarias. A partir de
1985, se produjo una disminución en los precios internacionales de los
productos agropecuarios que afectó la rentabilidad del sector primario.

En abril de 1986, las autoridades procedieron a la descongelación de las


principales variables del proceso inflacionario: el tipo de cambio y los precios
y las tarifas de los servicios públicos. Este proceso de descongelamiento
“relajó” las políticas y poco a poco fueron incrementándose los precios y los
salarios, y la inflación volvió a aparecer en el tercer y cuarto trimestre de
1986. El déficit fiscal se agravó a fines del año 1986.

El Plan Austral poco a poco iba agonizando. Hubo un nuevo congelamiento


de todas las variables en febrero de 1987.

Las causas que provocaron el fracaso del plan fueron:

1) En la primera etapa, cuando se lanzó el Plan Austral, el equipo


económico no controlaba ciertas áreas clave, como el BCRA y ciertas
secretarías del Ministerio de Economía. Cuando había tomado control de
las principales áreas del Ministerio de Economía y del BCRA (agosto de
1986), ya había perdido “el shock de confianza”. El Plan Austral estaba
casi agotado.

2) El equipo económico no contaba con la credibilidad del Partido Radical.


El plan era bastante heterodoxo en términos de las políticas
implementadas, de modo tal que era acusado de “monetarista” por
ciertos sectores del partido oficial.

3) El Plan Austral tuvo la oposición de la CGT (Confederación General del


Trabajo), que siempre llevó a cabo una sistemática oposición al gobierno
radical. El Partido Justicialista, desde el Congreso, se opuso a la
legislación de las medidas económicas que se adoptaron.

4) El Plan Austral tuvo éxito al reducir la tasa de inflación de corto plazo,


eliminando la “inflación inercial” y evitando importantes transferencias
de riquezas entre los sectores. El equipo económico no atacó a los
fundamentals, realizando una restricción en las políticas monetarias y
fiscales que permitieran reducir la inflación en el largo plazo. El equipo

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económico no pudo controlar la política de fuerte expansión de los
redescuentos.

5) El equipo económico no implementó un programa de reformas


estructurales que permitiera reducir el gasto público.

La enseñanza que dejó el Plan Austral fue que, a pesar del gran apoyo que
tuvo el Gobierno por parte de la sociedad argentina durante los primeros
meses, le permitió al Partido Radical ganar las elecciones legislativas de
diciembre de 1985. Al no poder llevar a cabo la política fiscal y monetaria,
estaba condenado al fracaso. Las probabilidades de éxito de largo plazo de
este plan eran realmente reducidas.

En octubre de 1987, se anunció la implementación de un programa con una


nueva congelación de precios y ajustes de tarifas, el llamado Australito. Para
reducir el déficit, el Estado envió al Congreso un conjunto de leyes
impositivas complementado con un alza de tarifas públicas y un mayor
control de evasión. Se incluyeron modificaciones al impuesto a las ganancias
y al impuesto al patrimonio neto. Se adoptaron medidas tendientes a
restringir la expansión de los préstamos del BCRA.

La recaudación de nuevos impuestos no logró compensar la pérdida del


impuesto inflacionario.

Las elecciones de septiembre de 1987, que ganó el Partido Justicialista a


nivel nacional y que le permitieron alcanzar una importante proporción de
representantes en la Cámara de Diputados, le restaron sustento político al
Estado y limitaron su posibilidad de hacer política económica hasta la
finalización del mandato del presidente Alfonsín.

Una vez producida la derrota política, el equipo económico trató de tomar


la iniciativa para encauzar el rumbo económico caracterizado por una
aceleración de la tasa de inflación. Las principales acciones tomadas por el
Gobierno en octubre de 1987 fueron las siguientes:

a) Congelamiento de precios, salarios y tarifas de las empresas públicas.


b) Nuevo paquete impositivo tendiente a cerrar la brecha fiscal.
c) En el mercado financiero, las tasas de interés se iban a fijar
libremente.
d) En el mercado de cambio, las transacciones financieras se iban a
realizar por el mercado libre y las operaciones comerciales por el
equipo de cambio comercial fijado por el BCRA.
e) Se lanzó una nueva Ley N.° 23614 de Promoción Industrial.1

1Ley 23614. (1988). Promoción Industrial. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado
de https://goo.gl/kFusia

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f) Se estableció una nueva Ley de Coparticipación Federal de Recursos
Fiscales2 para evitar los conflictos con los Gobiernos provinciales.

El congelamiento de las variables duró solo hasta diciembre de 1987.

La tasa de inflación durante 1987 alcanzó un nivel de 174,8 %, medida por el


índice de precios al consumidor, y de 181,8 %, si se utiliza el precio
mayorista. El PBI aumentó el 2,2 % y la inversión con respecto al PBI alcanzó
el 13,1 %. Esta aceleración de la actividad económica provocó una caída en
el saldo de la Balanza Comercial a 541 millones de dólares y la cuenta
corriente fue negativa en 4236 millones de dólares. El tipo de cambio real
creció levemente en 1986, en un 2 % con respecto a 1985 y en un 12 % en
1987. El salario real disminuyó en un 16 % con respecto a 1984.

El Plan Primavera. Objetivos, instrumentos y


resultados
En abril de 1988, el Estado decidió suspender el pago de los intereses de la
deuda externa por la insolvencia en el sector externo.

La tasa de inflación se aceleró a mediados de 1988 y llegó en agosto a valores


cercanos del 28 %. El tipo de cambio se había devaluado un 45 %. El grado
de monetización de la economía se había reducido. El peligro de la
hiperinflación obligó al equipo económico de Juan Sourrouille a lanzar, a
principios de agosto de 1988, el denominado Plan Primavera. La falta de
credibilidad política llevó al Gobierno al acuerdo con los empresarios de un
apoyo para la política de precios.

Uno de los pilares sobre los que tuvo su base el Plan Primavera fue el
funcionamiento del mercado cambiario. Las importaciones de bienes y
servicios y el pago de intereses privados de la deuda externa debían
realizarse a un tipo de cambio libre. Las exportaciones agropecuarias y el 50
% de las exportaciones industriales se venderían al tipo de cambio oficial
fijado por el BCRA, que vendería en el mercado las divisas que adquiría a los
exportadores a los agentes que demandaban importaciones. La diferencia
cambiaria entre el tipo de cambio oficial y el libre era del 25 % y era captado
por el BCRA como un superávit cuasifiscal.

El tipo de cambio se mantendría fijo por el término de dos meses y luego se


realizaría una política de tipo de cambio reptante o crawling peg (que sería
igual a la inflación menos el 2 %). Los precios se incrementaron solo el 5 % y

2Ley 23548. (1988). Coparticipación Federal de Recursos Fiscales. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de https://goo.gl/wGthpE

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los salarios serían fijados por convenciones colectivas de trabajo. Las tarifas
y precios de los servicios públicos se indexarían (inflación menos el 1 %).

En materia fiscal se disminuyó la tasa de impuesto al valor agregado (del 18


% al 15 %). El equipo económico apostaba a que aumentara la recaudación
por el conocido efecto Olivera-Tanzi. En política comercial se redujeron las
restricciones paraarancelarias, se eliminaron las exenciones de impuestos a
las importaciones de bienes de capital y, en septiembre de 1988, se
redujeron los aranceles a las importaciones.

Los resultados del Plan Primavera fueron promisorios en materia de


inflación: luego de los elevados niveles de agosto, la tasa de inflación bajó
en diciembre el 6,8 % (5,7 % para mayoristas). El incremento que tuvieron
los precios desde agosto de 1988 hasta fin de diciembre de 1988 atrasó el
tipo de cambio real. El grado de la monetización de la economía comenzó a
disminuir.

La actividad económica durante el año 1988 (el PBI disminuyó en 2,5 %) y la


disminución de la inversión pública y privada permitieron reducir las
importaciones y mejoraron el superávit comercial, que alcanzó los 3800
millones de dólares. Los déficits en cuenta corriente y de pagos se
mantuvieron en elevados niveles de 1572 y 1408 millones de dólares en
1988. El grado de monetización de la economía cayó al 3,3 % del PBI, las
tasas de desempleo y subempleo crecieron y el déficit fiscal aumentó al 7,8
%.

En mayo de 1989, los agentes económicos comenzaron a sustituir los activos


nacionales por extranjeros a través de compras de divisas en el mercado.

En enero de 1989, el Plan Primavera llegó a su fin con una corrida cambiaria
que incrementó el dólar en el mercado libre, lo que le impidió al BCRA seguir
vendiendo en el mercado cambiario. La política monetaria no pudo evitar la
corrida cambiaria.

La escapada del dólar y el fin del Plan Primavera trajeron aparejada una
aceleración de la inflación, que comenzó a subir durante los meses de
febrero (9,6 % para el índice de precios al consumidor y 8,4 % para el índice
de precios mayoristas) y marzo (17 % de aumento de precios al consumidor
y 19 % para mayoristas).

La hiperinflación de la transición democrática

La renuncia del equipo económico de Sourrouille, la confrontación política


entre Angeloz y Menem y la situación de insolvencia externa en reservas

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internacionales provocaron una permanente huida del peso hacia el dólar,
lo que agravó la subida del tipo de cambio y el aumento de la inflación.

Esta reducción de monetización de la economía le impedía hacer política


monetaria al Estado. La prima en el mercado de cambio era muy elevada: en
febrero, 65 %, en marzo, 105 %, y en abril de 1989, el 79 %. En estas
condiciones, con una inflación y un tipo de cambio libre, las autoridades
económicas se vieron obligadas a liberar en mayo el mercado de cambio, lo
cual aceleró el proceso inflacionario. La tasa de inflación de abril de 1989
alcanzó el 33,4 % por los precios al consumidor y el 58 % por los precios
mayoristas.

Las tasas de interés nominales eran muy elevadas en razón de la alta


inflación. El triunfo de Menem en el contexto económico y social llevó, a
pesar del último intento de hacer política económica, al proceso
hiperinflacionario con graves crisis y revueltas sociales. La tasa de inflación
del mes de mayo alcanzó el 78,4 % (para mayoristas el 104 %) y el mes de
junio fue del 114,5 % (132,3 % para mayoristas). En junio la prima entre el
tipo de cambio libre y oficial llegó al 91 %. La disminución en la monetización
de la economía hacía imposible hacer política monetaria.

En numerosas ciudades hubo graves disturbios sociales motivados por la


grave caída del salario real y del nivel de actividad económica. En abril de
1989, la tasa de desempleo trepó al 8,1 % y la tasa de subempleo al 7,9 %.
Esta difícil crisis económica y social llevó al presidente Alfonsín a transferirle
el poder al nuevo presidente elegido.

El traspaso político de un presidente constitucional a otro luego de 60 años


fue traumático en términos económicos y sociales para la sociedad
argentina. Una lección que ha dejado el diseño de las políticas económicas
del Gobierno radical es que la reducción permanente de la inflación debe
tener su base en la reducción del déficit fiscal y en políticas monetarias.

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Referencias
Gerchunoff, P. y Llach, L. (2018). La democracia y el difícil gobierno de la
economía (1983-1989). En Autores, El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un
siglo de políticas económicas argentinas (pp. 439-484). Buenos Aires, AR:
Paidós.

Ley 23548. (1988). Coparticipación Federal de Recursos Fiscales. Honorable


Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/20000-
24999/21108/texact.htm

Ley 23614. (1988). Promoción Industrial. Honorable Congreso de la Nación


Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-
4999/14/norma.htm

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