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Etapas Del Desarrollo Infantil PDF
Etapas Del Desarrollo Infantil PDF
Para poder comprender cuales son los recursos y herramientas vinculares con las que
contamos como padres con relación a nuestros hijos durante su primera infancia,
podemos tomar como punto de partida para crear y reflexionar nuestra funciones
maternas y paternas de cuidadores, acompañantes, y facilitadores del desarrollo
temprano del niño. El siguiente interrogante:
Desde este modelo vincular, la primera infancia es un proceso que abarca desde la
concepción y los primeros seis años de vida. Por lo cual es necesario pensar y
comprender el desarrollo del bebé-niño desde la vida intrauterina y no sólo a partir del
nacimiento. Pero en este trabajo abarcaremos los puntos centrales del desarrollo
emocional desde el nacimiento y los primeros cinco años de vida.
En esta primer parte nos proponemos pensar y reflexionar las funciones centrales que
cumpliríamos como padres y también las funciones que cumplirían las maestras, y/o las
cuidadoras principales del bebé y del niño, con relación al desarrollo emocional del
bebé-niño, a partir de las necesidades que presenta, y necesita que sean cubiertas
durante el tiempo que se encuentra al cuidado nuestro como padres pero también de la
maestra, la cuidadora y de la institución de la que forma parte. En nuestra sociedad la
demanda de vacantes para los jardines maternales cada vez es mayor, a partir de la
reincorporación de la madre al ámbito laboral, el bebé queda al cuidado en su hogar
del personal contratado, en algunos pocos casos de las abuelas y en muchos quedan al
cuidado de la maestra en el jardín maternal, en los distintos casos los cuidadores durante
la ausencia materna cumplen funciones maternales con relación a la crianza.
Desde la vida extrauterina hasta los 2 años principalmente, como padres, o la cuidadora,
seremos los que pensamos por él y con él, y para responder a sus necesidades
adecuadamente es necesario cumplir una función de “madres-maestra-cuidadora
suficientemente buena” , para que las iniciativas , las vivencias y experiencias del bebé-
niño sean favorables con relación a su desarrollo y a la constitución del sí-mismo, de su
personalidad, de su subjetividad, desde la cual se conocerá, se pensará el mismo, a los
demás sujetos significativos y al mundo que lo rodea.
En este trabajo haremos énfasis en la necesidad de sostener el vínculo entre el bebé- niño
con sus principales figuras de apego, aquellas que se encargan por más horas en el día
del cuidado del niño (generalmente la madre- maestra- figura cuidadora). Este vínculo se
irá modificando teniendo en cuenta las características individuales del bebé y del niño y
la etapa de su desarrollo en la que se encuentra.
Bebés de 0 a 1 año:
A medida que el bebé va madurando las formas de sostén se van modificando. Por
momentos será principalmente el contacto físico y en otras circunstancias la mirada, la
voz, un gesto, esto va depender de la necesidad del bebé o niño según su desarrollo
madurativo, su propio ritmo y características personales.
Niños de 1 a 2 años:
A partir de sus nuevos logros (ej.: caminar, correr, etc.), cambia la visión del mundo, a
partir de la etapa de suelo, sentarse, luego al pararse y desplazarse, se observan los
objetos, las personas y el mundo externo de forma diferente. Y se producen vivencias y
experiencias de sí-mismo y del mundo que lo rodea muy intensas que posibilitan cambios
emocionales profundamente significativos.
Niños de 2 y 3 años:
En esta etapa se integran aún más lo planteado en las etapas anteriores, como la
importancia de la comunicación y vinculación por medio de la acción y el lenguaje.
Pero comienza a adquirir mayor relevancia el Juego, y la relación con el mundo externo.
A través del juego el niño expresa aspectos internos, lo utiliza como herramienta para
crear, procesar, elaborar y representar las diferentes situaciones que incorpora del
mundo externo. El niño busca activamente el intercambio, la exploración y la
experimentación.
Entre el final de esta etapa y la siguiente comienza una etapa muy intensa con relación a
su desarrollo, en las cuál comenzarán una etapa de intensos y diferentes sentimientos con
relación a su mamá y su papá, comienza afianzarse su propia identidad.
Al finalizar esta etapa el niño se encuentra emocionalmente más fuerte, más autónomo
(independiente). Incorpora la nación de Temporalidad (comienza a comprender el
pasado-presente-futuro). Es muy importante acompañarlos, favorecerles y estimular sus
Niños de 4 y 5 años:
Uno de los logros centrales de esta etapa con relación al desarrollo emocional del
niño, es su capacidad empática, el niño es capaz de mostrar empatía, capaz de
ponerse en el lugar de los demás y de imaginar cómo se sienten.
Conclusión:
Durante la primera infancia, los bebés y los niños expresan todo aquello que les sucede
ya sea un aspecto propio del desarrollo como serían las posibles “crisis o saltos del
desarrollo”, por medio de cuatro ejes de expresión: el desarrollo psicomotor (las
conductas), la alimentación, el sueño y el juego. Estas conductas dan cuenta de la
importancia de detectar a tiempo las necesidades que el bebé-niño presenta para
poder responder a las mismas de forma adecuada, y de esta manera cumplir como
cuidadores la tarea preventiva de la salud tanto física como emocional.
El recurso y la herramienta que resulta muy útil que utilicemos como padres, cuidadores, y
maestras, es la observación, el observar al bebé-niño desde una mirada integradora y
vincular, implica comprender de forma sensible, activa y empáticamente el momento
del desarrollo y del proceso madurativo en el que se encuentra el bebé- niño, y también
su historia personal (familiar y cultural). Lo cual nos ayudará a acompañarlo y respetarlo
logrando un “ambiente facilitador” para que lleve a cabo su desarrollo que es único e
individual.
Otras de las herramientas que a veces no somos muy conscientes que la tenemos y nos
sirve mucho en el momento de ser comprensivos y empáticos con ese bebé-niño, es
tomar consciencia que todos tenemos una impronta (una huella) de nuestras propia
historia personal, de nuestras vivencias y experiencias, de haber sido un bebé, un niño de
1año, de 2 años, de 3 años, de 4 años y 5 años, etc. Estas huellas actúan y se entretejen a
la hora de vincularnos, y si lo tenemos presente podremos utilizar este recurso para la
observación adecuada del bebé – niño. Cumpliendo nuestra función de cuidado
adecuadamente, respondiendo y comprendiendo las necesidades del bebé y del niño,
desde nuestra historia actual como adultos, a partir de la cuál muchas veces podremos
reparar aquello que vivimos en nuestra propia infancia.
Estas herramientas y recursos accesibles los podemos utilizar en todos los momentos de
intercambio e interacción, que tenemos con un bebé-niño, al momento de cambiar un
pañal, alimentarlo, de dormirlo, de jugar, etc.
“Pensar es abrazar una cuestión. Antes de abrazar es preciso haber sido uno
mismo abrazado. Para llegar a un Pensar, el niño debe haber sido “rodeado” por un
“entorno que pensaba por él” (Didier Anzieu 1995)
BIBLIOGRAFÍA
Anzieu, Didier. (1995). El Pensar. Del Yo – Piel al Yo Pensante. Buenos Aires: Biblioteca
Nueva.
Hoffmann, J. Miguel. (2002). Los árboles no crecen tirando de las hojas. Argentina: Del
Nuevo Extremo.
López, M. Emilia. (2005). Didáctica de la Ternura. Revista Punto de Partida, N° 18, Octubre.
Buenos Aires: Editora Sur.
Winnicott, D.W. (1963).The Value of Depression. Home is Where we Start From. London:
Penguin Books, 1986.
Por cualquier consulta sobre este tema, u otros relacionados con la lactancia materna, la
crianza y la primera infancia, esperamos tu llamado. Solicitar turnos previamente, los
grupos son reducidos.