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EL ROSTRO DE DIOS

La gente tiene muchas ideas acerca de cómo es Dios. El hindú dice, “Dios debe de ser benevolente, y
gentil. Así que, debe de ser una vaca. El indio americano, observa al águila remontarse por los aires,
y dice, “Dios es un águila.” Los Incas del Perú vieron el gran poder del sol, y dijeron, “Dios es el sol.”

Cada cultura dice una verdad incompleta. No ve el cuadro completo porque está ciega. Y, así igual es
toda la humanidad. ∐Entonces ¿QUÉ HIZO DIOS? Vino a este mundo y vivió entre nosotros en la
Persona de Jesucristo.

Colosenses 1:15 dice , “Jesús es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16
Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra,
visibles e invisibles. Todo fue creado por medio de Él y para Él. 17 Y él es antes de todas las cosas,
y todas las cosas en Él subsisten.

Jesús es la imagen de Dios. ¡Él es el Rostro maravilloso de Dios! En los tiempos del apóstol Pablo, la
palabra “imagen” era usada para mostrar efigies, o personificaciones en monedas, retratos y
estatuas. La palabra “imagen” en griego es “Eikoen,” que significa “semejanza,” o “similitud.”

Es usada en Mateo 22, cuando habla del retrato del César en una moneda, y en Apocalipsis 13,
cuando habla de la estatua del Anticristo. “Imagen,” en el griego antiguo, es el equivalente más
cercano a nuestra fotografía moderna. Jesús es la representación perfecta de Dios. ¡Él es el Rostro
maravilloso de Dios!

PAUSA

Nuestro Señor Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad, satisface nuestros anhelos de un Dios,
que tiene toda la sabiduría, el amor, el poder y la santidad que asociamos con Dios, pero también es
Uno al que podemos ver, tocar, oír y hablar.

Él es la imagen del Dios invisible. El le da expresión visible al Dios invisible. Vemos a Dios en Cristo.
Jesús dijo en Juan 14:9, “El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre.” Cuando un bebe nace, una
nueva persona es creada, y una nueva personalidad empieza.

Sin embargo, cuando Jesús nació, Él no fue la creación de una nueva personalidad, sino la llegada al
mundo de una Persona que había existido desde la eternidad. Dios se hizo hombre sin dejar de ser
Dios. Lo humano y lo divino se unieron en Uno.

Juan 1:14 dice que “El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado Su
gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”

El nacimiento de Jesús marcó un momento nunca visto en los anales del tiempo y la eternidad.
Podemos llevar las líneas de la personalidad única y perfecta de Jesús, y proyectarlas al infinito – y es
así como Dios es. Dios es como Jesús. Lo que Dios es, Jesús es. Lo que Dios hace, Jesús hace. Lo que
Dios dice, Jesús dice.

No hay ninguna diferencia entre Dios en el cielo y Jesús en la tierra. Es por eso que Jesús le dijo a
Felipe, “El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre.” Por treinta tres años, nuestro Señor Jesucristo
vivió en este planeta, como Hombre habitado por Dios.

Él puso delante de nosotros, prácticamente, un audio visual perfecto. Una demostración, en tercera
dimensión, Y A TODO COLOR, de cómo es Dios. Jesús es “la imagen del Dios invisible.”
La mezcla de lo humano con lo divino en la Persona de nuestro Señor Jesucristo es como la túnica
que Él se ponía, la cual no tenía costura, sino que era de una sola pieza tejida de arriba abajo.

Es imposible decir donde termina Su humanidad y donde comienza Su divinidad, o decir donde
termina Su divinidad y donde comienza Su humanidad. ∐ En los evangelios, vemos a un Ser, que era
realmente, muy humano. Jesús creció, fue al colegio, y trabajó como carpintero. Sintió hambre, sed,
y también se cansaba.

Sintió todas las emociones del corazón humano, a excepción del pecado. Hizo preguntas. Disfrutó
del compañerismo. Era saludable, encantador, y perfectamente balanceado en todo momento. Era
un ser humano maravilloso y atractivo, que atrajo a toda clase de gente.

Al mismo tiempo, ERA DIOS. Los demonios lo reconocían inmediatamente como tal, y estaban
aterrados de Él. Jesús podía cambiar el agua en vino, o multiplicar unos cuantos panes y peces en un
banquete para multitudes.

Podía caminar sobre las olas y calmar la tormenta. Podía sanar a los leprosos, curar toda clase de
enfermedades, y resucitar a los muertos. Y podía hacer todo esto, como si nada. Sus enemigos
podían conspirar contra El, pero no podían tocarlo, hasta que Jesús voluntariamente se los
permitiera.

Y, a pesar de que lo clavaron a una cruz, no podían matarlo. No pudieron mantenerlo en la tumba. El
mismísimo día que Él había predicho, resucitó de entre los muertos. Sin embargo, nadie podía
trazar la línea entre Su divinidad y Su humanidad.

Por ejemplo , lo vemos durmiendo profundamente en el bote de Pedro. Esa era Su humanidad.
Momentos después, está parado en medio de las olas enormes y los vientos rugientes, ordenándoles
que se calmaran. Esa era Su divinidad.

Lo vemos en la tumba de Lázaro. El presenció el dolor de Marta, las lágrimas de María, y El también,
lloró.Esa era Su humanidad. Momentos después, Jesús le ordena a Lázaro que regresara de la
muerte, sin importarle que el proceso de descomposición del cuerpo ya hubiera comenzado. Esa
era Su divinidad.

¿Dónde terminaba la una, y comenzaba la otra? Esta mezcla misteriosa de lo humano con lo divino
sobrepasa todo entendimiento. Sabemos que Jesús fue un ser humano perfecto. Sabemos, también,
que es eterno… no creado. Jesús es Dios… la segunda Persona de la Trinidad. Así que, ¿Quieres
conocer a Dios? ¡ENTONCES MIRA A JESUS!

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