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El azar es un ejercicio profano del instante.

En el sagrado laberinto

el noble ronda entre azares los pasadizos buscando

Un hilo o un terror

Que es el reflejo de su imagen en el minotauro

Para matarlo y morir con él

Los acontecimientos corren en los meandros del flujo universal

Como pasillos del sagrado laberinto.

En la lengua del noble

Todo es signo, todo es lenguaje, luego todo es causa.

Dios no juega a los dados.

Hay fuerzas visibles o invisibles

Conscientes o inconscientes

Que empujan los acontecimientos

Por debajo del eterno velo del Caos.

La razón dorada ordena el crecimiento natural.

Hay números en la naturaleza

Y números en la palabra sagrada

Los lenguajes de la profundidad nos orientan en la noche

En la tiniebla llevadera de la mente cotidiana

Sucede el espejismo del azar

Como una sorpresa variable 


Ya lo cantaban los monjes



“Oh fortuna, velut luna.

Vita detestabilis.”

Por debajo del eterno velo del Caos

suceden serendípias

como reconocerte

en la imagen encantada del espejo del mundo.

El instante es multitud

una égloga de causas

en el camino de la luz.

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