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Ulises Rodríguez López

Desarrollo de Estrategias de Aprendizaje

Enseñar a pensar (p. 386-400)

Hasta este punto, se ha hablado de la labor del profesor en materia de ejercicios y


conductas que debe tomar para que los alumnos aprendan a pensar por sí
mismos. No obstante es importante resaltar que en muchos casos, los docentes
se enfrentan a problemas específicos de clase, a particularidades de los alumnos,
pues por obvias razones, dependiendo del contexto de los alumnos, estos no
reaccionan de la misma forma a los intentos del profesor por enseñarles a pensar.
Inclusive, en muchas ocasiones, los estudiantes presentan condiciones
psicológicas que imposibilitan el desarrollo del aprendizaje.

Esta parte del texto busca ayudar a los docentes a tratar con los alumnos
que de una u otra manera se quedan rezagados en el proceso de aprendizaje y
sobretodo en la enseñanza del pensamiento. Para comenzar, habría que señalar
que tipo de problemáticas son más comunes en el rezago estudiantil, según el
autor del texto.

Un ejemplo de problemática sería la dependencia excesiva al maestro, lo


cual resulta un problema grave debido a que lo que se busca es que los alumnos
pienses por si solos, que aprendan a pensar. Si el estudiante depende mucho del
profesor, entonces no está siendo independiente y por consiguiente, no se está
cumpliendo con el objetivo. Para resolver esto, el profesor debe fungir como un
guía superficialmente, pedirle que escriba qué materiales necesita para comenzar
a trabajar y cómo piensa hacerlo, evaluando su plan. Que inicie a trabajar de
acuerdo al plan y que se dé cuenta de que actividades puede realizar por sí
mismo.

La incapacidad para concentrarse suele ser de los problemas más comunes


en el estudiantado. Este asunto, muchas veces se debe a que los estudiantes no
se interesan por el tema. Para resolver esto, el profesor debe apoyar al estudiante
para que se sienta más interesado por el tema, o sea, que se relacione con él, que
lo sienta más cercano, que lo traslade a su propio contexto para así concernir en
el tema.

Y como estos, se puede seguir una larga lista de problemáticas a las que
los profesores se enfrentan dentro de un aula. Nunca hará falta el estudiante
asertivo, que siempre cree que tiene la razón, los que son introvertidos y les hace
falta la capacidad para hablar y comunicarse más e incluso los que se resisten a
pensar. Para poder resolver todos ellos, los profesores deben de hacerse de
estrategias para poder resolver estas situaciones.

Sin embargo, como todo, el enseñar a pensar puede tener ciertas


consecuencias negativas, pues los estudiantes con libre pensamiento, pueden
llegar a ser irreverentes y faltos de conducta. Muchas veces los maestros que
enseñan a pensar, pueden ser los únicos que lo hagan dentro de su institución por
lo que en las clases de otros profesores, los alumnos se comportarían de manera
más irrespetuosa, se vuelven “temerarios” y “fanfarrones”.

El profesor que enseña a pensar, debe tener mucha fortaleza, confianza y


certeza de que su labor es la correcta, ya que esto no es tarea fácil. Incluso
agentes externos al aula pueden influir en el desarrollo del pensamiento de los
alumnos, como son otros profesores, directivos, padres de familia o los mismos
compañeros y compañeras de escuela.

Es difícil estimular el pensamiento en los alumnos, sin embargo el


profesor, como se ha mencionado tiene ese deber y es un factor clave para que
los estudiantes logren pensar, aprendan a pensar. El profesor no debe pensar por
los alumnos, ellos tienen que aprender a hacerlo por sí mismos, de esta manera
los alumnos podrán resolver los problemas de la vida diaria de mejor manera. Hay
que darles la oportunidad de que piensen y después de que aprendan a pensar,
puede que lo hagan por puro reflejo.

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