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Notas sobre Supralapsarianismo e

Infralapsarianismo
“¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de
la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?”
(Romanos 9:21).

Derechos de autor © 1998, 2000

por Phillip R. Johnson.


Todos los derechos reservados.
(En especial gracias a Larry Wing por alentarme a poner esto
en línea.)

Esta página considera cuatro formas principales de ordenar los elementos


soteriológicos del decreto eterno de Dios – con un enfoque particular en la diferencia entre
el supralapsarianismo y el infralapsarianismo. He resumido las diferencias en una
comparación paralela abajo. Las notas explicativas le siguen.
Resumen de Puntos de Vista

Supralapsarianismo Infralapsarianismo Amyraldismo Arminianismo

1. Elegir a algunos, 1. Crear2. Permitir 1. Crear2. 1. Crear2. Permitir


condenar al resto2. la Caída Permitir la Caída la Caída
Crear 3. Elegir a algunos, 3. Proveer la 3. Proveer
3. Permitir la Caída dejar a los demás salvación salvación para
suficiente para todos
4. Proveer la 4. Proveer la todos
salvación para los salvación para los 4. Llamar a la
elegidos elegidos 4. Elegir a algunos, salvación
dejar al resto
5. Llamar a los 5. Llamar a los 5. Elegir a todos
elegidos a la salvación elegidos a la 5. Llamar a los los que creen
salvación elegidos a la
salvación

La distinción entre infralapsarianismo y supralapsarianismo tiene que ver con el orden


lógico de los decretos eternos de Dios y no el tiempo de la elección. Ningún lado sugiere
que el elegido fue escogido después de que Adán pecó. Dios hizo su elección antes de la
fundación del mundo (Efes. 1:4) – mucho antes de que Adán pecase. Ambos infras y
supras (y aún muchos Arminianos) están de acuerdo en esto.
EL SUPRALAPSARIANISMO es la perspectiva de que Dios, contemplando al hombre
aun no caído, escogió a algunos para recibir vida eterna y rechazar a todos los demás.
Así es que un supralapsariano diría que el reprobado (no-elegido) – las vasijas de ira
preparadas para destrucción (Rom. 9:22) – fue primero ordenado para ese papel,
y luego los medios por los cuales este cayó en pecado fueron ordenados. En otras
palabras, el supralapsarianismo sugiere que el decreto de la elección de
Dios lógicamente precede a Su decreto de permitir la caída de Adán – a fin de que su
condenación sea ante todo un acto de la soberanía divina, y sólo subordinadamente un
acto de justicia divina.
El Supralapsarianismo es algunas veces equivocadamente igualado con la “doble
predestinación.” El término “doble predestinación” mismo es a menudo usado en una
forma engañosa y ambigua. Algunos lo usan para decir nada más que la perspectiva de
que el destino eterno de tanto el elegido como del reprobado está decidido por el decreto
eterno de Dios. En ese sentido del término, todos los calvinistas genuinos sostienen una
“doble predestinación” – y el hecho de que el destino del reprobado esté eternamente
decidido es claramente una doctrina bíblica (cf. 1 Pedro 2:8; Romanos 9:22; Judas 4).
Pero más a menudo, la expresión “doble predestinación” es utilizada como un término
peyorativo para describir la perspectiva de aquellos que sugieren que Dios es tan activo
en mantener al reprobado fuera del cielo como El lo está al llevar dentro al elegido. (Hay
una forma aun más siniestra de “doble predestinación,” lo cual sugiere que Dios es tan
activo en hacer al reprobado tan malo como El lo está al santificar al elegido.)
Esta perspectiva (de que Dios está tan activo en condenar al no-elegido como lo está al
redimir al elegido) es mas adecuadamente llamada “Igualdad final” (cf. R.C. Sproul, Cosen
by God, 142). Es de hecho una forma de hyper-Calvinismo y no tiene nada que ver con el
calvinismo verdadero e histórico. Sin embargo quien sostiene tal perspectiva también
sostendrá el esquema supralapsariano, la perspectiva misma no es una ramificación
necesaria del supralapsarianismo.
El Supralapsarianismo es también algunas veces erróneamente igualado con el hiper-
calvinismo. Todos los hyper-Calvinistas son supralapsarianos, sin embargo no todos los
supras son hiper-calvinistas.
El Supralapsarianismo es algunas veces llamado calvinismo “elevado”, y sus adherentes
más extremos tienden a rechazar la noción de que Dios tiene algún grado de buena
voluntad sincera o de compasión significativa hacia el no-elegido. Históricamente, una
minoría de calvinistas ha sostenido esta perspectiva.
Pero el comentario de Boettner de que “no hay más de un calvinista entre cien que
sostenga la perspectiva del supralapsariano,” es sin duda una exageración. Y en la
década pasada o poco más, la perspectiva del supralapsariano parece haber ganado
popularidad.
EL INFRALAPSARIANISMO (también conocido algunas veces como “sublapsarianismo”)
sugiere que el decreto de Dios de permitir la caída lógicamente precede a Su decreto de
elección. Así es que cuando Dios escogió al elegido y pasó por alto al no-elegido, El los
contemplaba como criaturas caídas.
Estas son las dos principales perspectivas Calvinistas. Bajo el esquema del
supralapsariano, Dios primero rechaza al reprobado fuera de Su soberano deleite bueno;
luego El decreta el medio de su condenación a través de la caída. En el orden del
infralapsariano, el no-elegido es primero visto como criaturas caídas, y está condenado
solamente por su pecado. Los Infralapsarianos tienden a hacer énfasis en el “pasar por
alto” de Dios del no-elegido (la preterición) en Su decreto de elección.
Robert Reymond, el mismo un supralapsariano, propone el siguiente perfeccionamiento
de la perspectiva del supralapsariano:
Supralapsarianismo Modificado de Reymond

1. Elegir a algunos hombres pecadores, reprobar al resto.


2. Aplicar los beneficios redentores a los elegidos.
3. Proveer la salvación para los elegidos.
4. Permitir la Caída.
5. Crear

Note que además de reordenar los decretos, la perspectiva de Reymond deliberadamente


enfatiza que en el decreto de elección y reprobación, Dios contempla a los hombres como
pecadores. Reymond escribe: “En este esquema, a diferencia del anterior [el orden-supra
clásico], Dios es representado tan discriminativo entre hombres vistos como pecadores y
no entre hombres vistos simplemente como hombres. (Vea a Robert
Reymond, Systematic Theology of the Christian Faith, 489). El refinamiento de Reymond
evita la crítica más comúnmente igualada en contra del supralapsarianismo – que el
supralapsariano tiene a Dios condenando a hombres a la perdición antes de que El aun
los contemple como pecadores. Pero la perspectiva de Reymond también deja sin
responder la pregunta de cómo y por qué Dios considera a todos los hombres como
pecadores aun antes de que estuviese determinado que la raza humana caería. (Algunos
aun podría sostener la opinión de que los refinamientos de Reymond dan como resultado
una posición que, en cuanto que la distinción crucial esté afectada, es implícitamente
infralapsariana.)
Todo los principales Credos Reformados tampoco son explícitamente infralapsarianos, o
si no cuidadosamente evitan un lenguaje que favorezca cualquier perspectiva. Ningún
credo principal toma la supra-posición. (Todo este asunto fue apasionadamente discutido
a todo lo largo de la Asamblea Westminster. William Twisse, un presidente y
supralapsariano ardiente de la Asamblea, hábilmente defendió su perspectiva. Pero la
Asamblea optó por un lenguaje que claramente favorece la posición infra, pero sin el
supralapsarianismo condenatorio.)
“Bavinck ha señalado que ‘la presentación del supralapsariano no ha sido incorporada en
una sola Confesión Reformada’ sino que lo infra-posición ha recibido un lugar oficial en
las Confesiones de las iglesias” (Berkouwer, Divine Election, 259).
El debate de los dos puntos de vista (en su Teología Sistemática) de Louis Berkhof es de
ayuda, aunque él parece favorecer el supralapsarianismo. Tomo lo posición Infra, como lo
hace Turretin, la mayoría de los teólogos de Princeton, y la mayor parte de los líderes del
Westminster Seminary (e.g., John Murray). Estos asuntos estaban en el corazón de la
controversia de la “gracia común” en el primera parte del Siglo Veinte. Herman Hoeksema
y aquellos que le siguieron tomó una posición supralapsariana tan rígida que finalmente
negaron el mismo concepto de la gracia común.
Finalmente, vea la gráfica (arriba), la cual compara estos dos puntos de vista con el
Amyraldismo (un tipo de calvinismo de cuatro puntos) y el Arminianismo. Mis notas en
cada perspectiva (debajo) identifican a algunos de los defensores principales de cada
perspectiva.
NOTAS SOBRE EL ORDEN DE LOS DECRETOS
© 1994, 1997, 2000 por Phillip R. Johnson
Supralapsarianismo

• Beza mantuvo esta perspectiva. Aunque a él a menudo se le acredita el formular la


posición del supralapsariano, él no lo hizo.
• Otros proponentes históricos incluyen a Gomarus, Twisse, Perkins, Voetus, Witsius, y
Comrie.
• Louis Berkhof ve un valor en ambos puntos de vista, pero parece inclinarse ligeramente
por el supralapsarianismo (Teología Sistemática, 120-25).
• Karl Barth sintió que el supralapsarianismo era casi más correcto que el
infralapsarianismo.
• La Teología sistemática de la Fe Cristiana de Robert Reymond toma la perspectiva del
supralapsariano e incluye una larga defensa del supralapsarianismo.
• Turretin dice que el supralapsarianismo es “más rudo y menos adecuado” que el
infralapsarianismo. Él cree que “no parece estar suficientemente de acuerdo con la
bondad inefable de Dios” (Elenctic Theology, vol. 1, 418).
• Herman Hoeksema y el liderazgo entero de las Iglesias del Protestantes Reformadas
(incluyendo a Homer Hoeksema, Herman Hanko, y David Engelsma) son supralapsarianos
categóricos – a menudo argumentando tanto implícitamente y explícitamente que el
supralapsarianismo es el único esquema lógicamente coherente. Esta presunción
claramente contribuye al rechazo del rechazo de la PRC sobre la gracia común.
• De hecho, las mismas discusiones usadas a favor del Supralapsarianismo han sido
utilizadas en contra de la gracia común. Así es que el supralapsarianismo puede tener en
ello una tendencia que es hostil a la idea de gracia común. (Es un hecho que virtualmente
quienes niegan la “gracia común” son supralapsarianos.)
• El Supralapsarianismo es la posición de todos los que se mantienen firmes en el tipo más
rudo de “doble predestinación”.
• Es difícil de encontrar a los exponentes del supralapsarianismo entre los teólogos
sistemáticos principales. Pero la ola entre algunos de los autores más modernos puede
estar repintando hacia la perspectiva Supra. Berkhof tuvo simpatía a la perspectiva;
Reymond expresamente lo defiende.
• A R.. Webb dice que el supralapsarianismo es: “aborrecible para la metafísica, para las
éticas, y para las Escrituras. No es propuesto en ningún credo Calvinista y puede ser
cargado a la cuenta de sólo en algunos extremistas (Christian Salvation, 16). Mientras
tengo simpatía para las infra-convicciones de Webb, pienso que él exagera un tanto el
caso en contra del supralapsarianismo. [Webb es un presbiteriano sureño del siglo 19.]

Infralapsarianism

• Esta perspectiva es también llamada “sublapsarianismo”.


• Juan Calvino dijo algunas cosas que parecen indicar que él habría simpatizado con esta
perspectiva, aunque el debate no ocurrió durante su vida (vea Calvinismo de Calvino,.
Trad. Henry Cole, 89ff; También a William Cunningham, Los Reformadores y la Teología
de la Reforma, 364ff)
• G. T. Shedd, Charles Hodge, L. Boettner, y Anthony Hoekema mantuvieron esta
perspectiva.
• Tanto R. L. Dabney como William Cunningham se inclinan decididamente a esta
perspectiva pero se resisten a sostener el punto. Creen que todo el debate va más allá de
la Escritura y es por consiguiente innecesario. Dabney, por ejemplo, dice “ésta es una
pregunta que nunca debió haber surgido” (Teología Sistemática, 233). Twisse, el
supralapsariano, virtualmente esta de acuerdo con esto. Él llamó la diferencia “meramente
un apogeo logicus, un punto de lógica. Y ¿no es una por mera locura hacer una brecha de
unidad o amor en la iglesia simplemente sobre un punto de lógica?” (Citado en
Cunningham, Los Reformadores, 363). G.C. Berkouwer también está de acuerdo: “No
enfrentamos aquí a una controversia que le debe su existencia a una violación de los
linderos establecidos por la revelación”. Berkouwer se pregunta si estamos “obedeciendo
la enseñanza de la Escritura si nos rehusamos a hacer una elección en este punto”
(Divine Election, 254-55).
• Thornwell no está de acuerdo que el asunto esté sujeto a discusión. Él dice que el asunto
“requiere algo más que una pregunta de método lógico. Es realmente una cuestión de
significado moral más alto. . . . La condena y la horca son partes del mismo proceso, pero
es algo más que una pregunta de arreglo ya sea que un hombre estará colgado antes de
que él sea condenado” (Collenting Writings, 2:20). Thornwell es vehementemente
infralapsariano.
• El Infralapsarianismo fue afirmado por el sínodo de Dort pero sólo se sobreentendió en los
estándares de Westminster. Twisse, un supralapsariano, fue el primer presidente de la
Westminster Assembly, lo cual evidentemente decidió el curso más sabio que fue ignorar
la controversia totalmente (aunque la inclinación de la Westminster fue discutiblemente
infralapsariano). La Confesión de Westminster, por consiguiente, junto con la mayor parte
de los Credos Reformados, implícitamente afirmaron lo que el Sínodo de Utrecht (1905)
más tarde explícitamente declararía: “Que nuestras confesiones, ciertamente con relación
a la doctrina de la elección, siguen la presentación infralapsariana, pero ésta no implica en
absoluto dar a entender una excepción o una condenación de la presentación del
supralapsariano”.

Amyraldismo

• Amyraldismo (es la ortografía favorcida, no AmyraldIANismo).


• Amyraldismo es la doctrina formulada por Moise Amyraut, un teólogo francés de la
escuela Saumur. (Esta misma escuela engendró otra gran cantidad de desviación irritante
de ortodoxia Reformada: La perspectiva de Placaeus implicando la imputación mediata de
la culpabilidad de Adán).
• Haciendo el decreto para expiar el pecado de manera lógica antecediendo al decreto de la
elección, Amyraut podría mirar la expiación tan hipotéticamente universal, pero eficaz para
el elegido. Por eso la perspectiva es algunas veces llamada “universalismo hipotético”.
• El puritano Richard Baxter aceptó esta perspectiva, o alguna muy cercana a ello. Él
parece haber sido el único líder Puritano principal que no fue un calvinista minucioso.
Algunos disputarían si Baxter fue un Amyraldiano verdadero. (Vea, e.g. George
Smeaton, The Apostles’ Doctrine of the Atonement [Edinburgh : Banner Of Truth, 1991
Reprint], Apéndice, 542.) Pero Baxter pareció considerarse a sí mismo como un
Amyraldiano.
• Ésta es una forma sofisticada de formular el “calvinismo de los cuatro puntos,” mientras
todavía dan razón de un decreto eterno de elección.
• Pero el Amyraldism no debería ser comparado con todas las marcas del así llamado
“calvinismo de los cuatro puntos”. En mi experiencia, los así mismos llamados de “los
cuatro puntos” son incapaces de articular alguna explicación coherente de cómo la
expiación puede ser universal pero la elección incondicional. Así que no quiero glorificar
su posición llamándola Amyraldismo. (¡Esto sería como comprometer la doctrina de la
soberanía divina como Moise Amyraut! La mayoría de los que se llaman de los cuatro
puntos, son en realidad cripto-arminianos.)
• A. H.Strong mantuvo esta perspectiva (Teología Sistemática, 778). Él la llamó
(incorrectamente) “sublapsarianismo”.
• Henry Thiessen, evidentemente siguiendo a Strong, también etiquetó incorrectamente
esta perspectiva como “sublapsarianismo” (y la contrastó con el “infralapsarianismo”) en la
edición original de su Lectures on Systematic Theology (343). Su debate en esta edición
es muy confuso y patentemente equivocado por puntos. En las ediciones posteriores de
su libro esta sección fue completamente re-escrita.

Arminianismo

• Henry Thiessen argumentó a favor de esencialmente de esta perspectiva en la edición


original de su Teología Sistemática. La edición revisada ya no defiende explícitamente
este orden de los decretos, pero el Arminianismo fundamental de Thiessen es aún
claramente evidente.
• La mayoría de los teólogos Arminianos se rehúsan a ocuparse del decreto eterno de Dios,
y los Arminianos extremos aun niegan el mismo concepto de un decreto eterno. Aquellos
que reconocen el decreto divino, sin embargo, deben terminar haciendo de la elección
dependiente de la respuesta del creyente al llamado del evangelio. Ciertamente, éste es el
quid entero de Arminianismo.

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