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PROCESOS DE REAFRICANIZACIÓN

dossiê
EN LA SOCIEDAD ARGENTINA:
Umbanda, candombe y militancia “afro”

Alejandro Frigerio
Eva Lamborghini

Resumo Abstract
En las últimas dos décadas, la sociedad ar- In the past decade, Argentine society, con-
gentina –considerada entre las más “euro- sidered to be the most “European” and
peas” y “blancas” del continente- ha expe- “white” society in the continent, has expe-
rimentado un importante desarrollo de rienced an important development of Af-
manifestaciones culturales afro-america- ro-American cultural phenomena. Afro-
nas. Las religiones afro-brasileras (Um- Brazilian religions (Umbanda, Batuque,
banda, Batuque, Quimbanda) se han con- Quimbanda) have become an attractive al-
vertido en una opción atractiva para vas- ternative for lower/middle and working-
tos sectores medio-bajos y -sobre todo- class sectors in the Greater Buenos Aires
populares en el Gran Buenos Aires. El can- area. Afro-Uruguayan candombe stopped
dombe afro-uruguayo dejó de ser una ma- being an exclusively immigrant cultural
nifestación cultural de inmigrantes, como endeavor, as it was at the end of the 1980s,
fue a fines de la década de 1980, y actual- and has become part of the “porteño”
mente forma parte de la cultura juvenil youth culture. Afro-Argentines, invisibil-
porteña. Los afro-argentinos, invisibiliza- ized for almost a century, have started to
dos durante casi un siglo, han comenzado demand their civic rights and managed to
a reclamar por sus derechos y han logrado include a question about African descen-
incluir una pregunta sobre afrodescenden- dency in the 2010 national population
cia en el censo nacional de población 2010. census. The paper explores the role of an
El trabajo examina el rol de una cada vez increasingly accepted multicultural nar-
más aceptada narrativa multicultural de la rative of the city of Buenos Aires in the
nación en la creación de una estructura de creation of an opportunity structure that
oportunidades que permite estos desarro- allows for these developments. At the
llos. Discute, asimismo, los roles de las va- same time, it discusses the roles of vari-
riables religión, nación y raza en su des- ables such as religion, nation and race in
igual recepción por parte de la sociedad. their uneven reception by society.

Palavras-chaves Keywords
Raza. Nación. Religión. Multiculturalismo. Race. Nation. Religion. Multiculturalism.

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1 Introdução trarias o son sometidas a lecturas oposito-
ras (en el sentido de HALL, 1993) que tie-
En las últimas dos décadas, la sociedad nen un grado de éxito o aceptación social
argentina –considerada entre las más “eu- dispar en diferentes momentos históricos.
ropeas” y “blancas” del continente- ha ex- La narrativa dominante de la nación ar-
perimentado un importante desarrollo de gentina, al contrario de las vigentes en otros
manifestaciones culturales afro-america- países latinoamericanos, no glorifica el mes-
nas. Las religiones afro-brasileras (Umban- tizaje (MARTÍNEZ-ECHAZÁBAL, 1998), si-
da, Batuque, Quimbanda) se han converti- no la blanquedad de su población. Esta ima-
do en una opción atractiva para vastos sec- gen ideal de cómo es y cómo se habría de-
tores medio-bajos y -sobre todo- populares sarrollado la Argentina es transmitida a tra-
en el Gran Buenos Aires. El candombe afro- vés de la educación formal, pero también de
-uruguayo dejó de ser una manifestación manera informal a través de una multipli-
cultural de inmigrantes, como fue a fines cidad de interacciones en la vida cotidia-
de la década de 1980, y actualmente for- na –que deben ser mejor estudiadas y com-
ma parte de la cultura juvenil porteña. Los prendidas-. Llega a formar parte del sentido
afro-argentinos, invisibilizados durante ca- común de los argentinos (principalmente de
si un siglo, han comenzado a reclamar por los porteños) e influye en la manera en que
sus derechos y han logrado incluir una pre- se relacionan con -y clasifican a- los distin-
gunta sobre afrodescendencia en el censo tos individuos y grupos que encuentran.
nacional de población 2010. Esta narrativa dominante presenta a la
El trabajo examina el rol de una cada sociedad argentina como “blanca”, “eu-
vez más aceptada narrativa multicultural ropea”, “moderna”, “racional” y “católi-
de la nación en la creación de una estructu- ca” (FRIGERIO, 2006). Para ello, invisibili-
ra de oportunidades que permite estos de- za presencias y contribuciones étnicas y ra-
sarrollos. Discute, asimismo, los roles de las ciales y cuando aparecen las sitúa en la le-
variables religión, nación y raza en su desi- janía temporal o geográfica -en el pasado
gual recepción por parte de la sociedad. o en los márgenes geográficos de la naci-
ón-. Se caracteriza por una notable cegue-
2 La Argentina “blanca” ra respecto de los procesos de mestizaje e
hibridación cultural. Supone que el “crisol
Las narrativas dominantes de la naci- de razas” –a través de una suerte de alqui-
ón proveen una identidad nacional esen- mia social- habría fundido todos los apor-
cializada, establecen las fronteras exter- tes étnicos originales dando nacimiento a
nas de las naciones y su composición in- un nuevo tipo social, diferente de todos sus
terna y proponen el ordenamiento correc- elementos constitutivos. A partir de la acci-
to de sus elementos constitutivos (en tér- ón de este crisol, no existirían ya comuni-
minos de etnia, religión y género) (FRIGE- dades diferenciadas cultural o racialmente
RIO, 2006). Justifican el presente mientras como parte del cuerpo de la nación –a ex-
que construyen un pasado legitimador. Es- cepción de remanentes de poblaciones in-
tas narrativas, sin embargo, no son unívo- dígenas en territorios alejados de la capi-
cas ni tienen una supremacía absoluta, ya tal blanca-. Respecto de los afro-argenti-
que son confrontadas por narrativas con- nos específicamente, enfatiza su temprana

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desaparición (a fines del siglo XIX) y la ir- Por otro lado, tiene lugar un contexto global
relevancia de sus contribuciones a la cultu- en el cual, como señala Lacarrieu (2001), “en
ra (y aún a la genética) local. sintonía con las declaraciones y programas
Como ha señalado Lacarrieu (2001), en propuestos por organismos internacionales
los últimos años de la década del 90 se pro- (como Unesco, BM, BID), la ‘ciudad multi-
ducen varios desarrollos importantes en la cultural’ es observada como una ciudad en-
ciudad de Buenos Aires que cambiarán las riquecida por su diversidad”.3
formas de representarla -o sea, la imagen En vez de la del “crisol de razas”, la
que de ésta se quiere proyectar hacia el ex- nueva imagen propuesta para la ciudad pa-
terior y sus habitantes-. Estas modificacio- sa a ser la de un “mosaico” de etnias y cul-
nes afectarán especialmente el lugar otorga- turas. La diversidad étnica de la ciudad se
do a las minorías étnicas pues, en este perío- transforma en un elemento valorado que
do, comienza a perfilarse una narrativa mul- la tornará más atractiva para el turismo y
ticultural de la ciudad que no sólo reconoce, para quienes la habitan. Como bien señala
sino que ensalza e incentiva su diversidad Lacarrieu (2001) ésta es más bien una for-
étnica interna, creándose distintos espacios ma de “multiculturalismo light”; la cultu-
y eventos para su exhibición y exaltación. ra de los migrantes es exaltada y exhibida
Existen razones de orden local y global (a la vez que mercantilizada) pero en espa-
para estos cambios. Entre las primeras, el cios acotados y de maneras predetermina-
cambio de status legal de la ciudad, que en das. La exhibición de sus derechos cultura-
1996 pasa de Capital Federal a Ciudad Autó- les no garantiza, así, la efectiva reivindica-
noma (lo que le permite un perfil más propio ción de sus derechos ciudadanos.
e independiente), con una nueva constitu- Sin embargo, aún con estos condicio-
ción más progresista.1 Además, desde 1999 nantes espaciales y limitaciones expresivas,
pasa a ser gobernada por una coalición de esta nueva narrativa, al socavar la antigua
perfil centro-izquierdista.2 En este marco, el imagen ideal de la ciudad europea y de la
“derecho a la identidad” -en distintos nive- homogeneidad porteña constituye, sin du-
les- gana relevancia, incluyéndose dentro de da, una “estructura de oportunidades polí-
esta revalorización las identidades étnicas. ticas” (MCADAM, 1982) en la cual ciertas

1. La nueva Constitución de la Ciudad de Buenos Aires “protege y difunde su identidad pluralista y mul-
tiétnica y sus tradiciones”, así como “garantiza la preservación, recuperación y difusión del patrimonio
cultural (…) (y) la memoria y la historia de la ciudad y sus barrios” (Título segundo, Capítulo sexto, artí-
culo 32).
2. En el 2007 asumió un jefe de gobierno de perfil derechista. Su orientación política no llega, sin embar-
go, a cambiar mayormente la situación.
3. La reforma de la Constitución Nacional de 1994 no afirma, de manera explícita como en otros países
latinoamericanos, la multiculturalidad y plurietnicidad de la nación, pero al menos reconoce “la preexis-
tencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos” y garantiza “el respeto a su identidad y el
derecho a una educación bilingüe e intercultural” (Primera parte, Cap. 4, artic. 75, inciso 17). Incorpora,
además, una serie de tratados internacionales a los que brinda “jerarquía constitucional”, que pueden ser
invocados por grupos minoritarios o que crean compromisos internacionales respecto a ellos –para los ca-
sos aquí analizados, resulta muy relevante la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Racial -.

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actividades culturales y determinados re- hacia el final de ésta ya había varios templos
clamos basados en identidades étnico-ra- en funcionamiento. Muchos practicantes
ciales pueden ser reivindicados. (hijos de santo) que pertenecían a los prime-
ros templos, tras discusiones con sus líderes
3 La expansión de las religiones religiosos (pais y mães de santo), viajaron a
afrobrasileras Brasil -especialmente a la ciudad de Porto
Alegre, en el sur- en busca de nuevos men-
Las religiones traídas por los esclaviza- tores bajo los cuales continuar su aprendi-
dos africanos sobrevivieron en Argentina zaje religioso. Allí fueron iniciados en Batu-
al menos hasta fines del siglo XIX. Lo sabe- que, una variante más africana de religiosi-
mos por el testimonio de un conocido psi- dad afrobrasilera, considerada por ellos más
quiatra y ensayista, José Ingenieros, quien poderosa que la Umbanda. La nueva moda-
en uno de sus libros describe un ritual al lidad implicaba la realización de varias fies-
que habría concurrido en 1893. La ceremo- tas anuales en honor a los orixás Yorubás,
nia, a la que asistió de niño llevado por una en las cuales los adeptos entraban en transe
mujer negra, es denominada “bailar el san- con éstos y además realizaban, previamen-
to” y es bastante similar a las que se obser- te, ofrendas rituales de animales sacrificados
van hoy en todo el continente americano. para garantizar la dinámica espiritual de los
La presencia actual de religiones deriva- templos. Se incrementaron también las vi-
das de las africanas en el país se explica por sitas a la Argentina de pais brasileños que
su re-introducción desde el sur de Brasil y asistían a fiestas o inauguraciones de tem-
desde Uruguay a partir de la segunda mitad plos de sus hijos de santo, y que entonces
de la década de 1960. A comienzos de la dé- iniciaban a nuevos hijos a esta variante más
cada de 1970 existían aproximadamente una africana. Concomitantemente, llegaron pais
decena de templos, la mayor parte de los cua- de santo uruguayos a radicarse en el Gran
les practicaba principalmente Umbanda –una Buenos Aires y conformaron una tradición
variante sincrética de religiosidad afro-brasi- religiosa con algunas características distin-
leña, con fuertes influencias espiritistas y ca- tivas respecto de la brasilera (aunque de ella
tólicas-. En esta modalidad se rinde culto a se derive). Como la Umbanda no fue dejada
los orixás (deidades de origen Yoruba) pero de lado por el desarrollo del Batuque –por el
en las ceremonias semanales denominadas contrario, las sesiones de caridad semanales
“sesiones de caridad” los médiums entran en realizadas dentro de esa variante garantiza-
transe con espíritus de indios (caboclos) y ne- ban el ingreso de nuevos fieles- hacia fines
gros viejos (pretos velhos). de la década del 70, la religión en Argentina
Aunque varios templos poseían permiso devino en la práctica conjunta de ambas va-
para funcionar legalmente, sus líderes tení- riantes (FRIGERIO, 2003).
an frecuentes problemas con la policía, que El retorno a la democracia en 1983 pro-
bajo la acusación de “ejercicio ilegal de la vocó un boom en las inscripciones de tem-
medicina” los arrestaba, llegando en ocasio- plos de Umbanda en el Registro Nacional
nes a interrumpir ceremonias y a destruir o de Cultos, a partir de 1984. Muchos templos
confiscar imágenes y otros objetos de culto. que funcionaban privadamente abrieron
Durante la década de 1970 hubo un cre- sus puertas al público, otros que no se ha-
cimiento lento y silencioso de la religión, y bían registrado lo hicieron y nuevos tem-

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plos fueron abiertos con mayor asiduidad y pautada, permitiendo un desplazamien-
que en el período anterior. Actualmente, to del individuo por los distintos roles reli-
como entonces, la mayoría de los templos giosos en la medida en que esté preparado
están ubicados en el Gran Buenos Aires. Su para comprenderlos y asumirlos (CAROZZI;
número exacto es difícil de precisar, pero FRIGERIO, 1997; FRIGERIO 1999).
las estimaciones de algunos practicantes de Sin embargo, pese al atractivo que estas
que habría cerca de tres o cuatro mil casas religiones tienen para los individuos que
de religión pueden no ser exageradas. Tam- asisten a sus templos en busca de solución
bién existe un creciente número de templos a problemas de su vida personal, sentimen-
en distintos lugares del interior del país – tal y laboral, la Umbanda y el Batuque son
generalmente en las capitales provinciales-. religiones socialmente estigmatizadas.
Además de Umbanda y Batuque, to- Durante la segunda mitad de la década de
dos los templos también practican Quim- 1980, la Umbanda adquirió una cierta visibi-
banda, otra variante de religiosidad afro- lidad en los medios de comunicación, como
-brasilera que se caracteriza por rendir cul- uno de los nuevos grupos religiosos presen-
to a los exús, espíritus considerados de me- tes en Argentina. En aquel entonces no era
nor desarrollo espiritual que los de Umban- considerada por los medios como una de las
da, pero sumamente poderosos y proclives “sectas” más preocupantes, pero era cuestio-
a favorecer los pedidos de los humanos a nada –principalmente por sociedades protec-
cambio de ofrendas de alcohol o sacrificios toras de animales- por la práctica del sacrifi-
de animales. Considerada en un comienzo cio ritual de animales. Si la manipulación de
parte de la Umbanda, esta variante ha ad- la realidad cotidiana por medios sobrenatura-
quirido cada vez mayor protagonismo has- les (su énfasis en la “magia”) despertaba sos-
ta independizarse de ésta y eclipsarla. pechas, el hecho de que fuera mediante sa-
Para entender cómo estas religiones tan crificios de animales resultaba más irritan-
poco enraizadas en la cultura local pueden te. Este era –y sigue siendo- el aspecto menos
tener éxito, es necesario comprender que comprendido y más controvertido de la reli-
poseen –al contrario de lo que piensan mu- gión, y el que motivaba las críticas más fuer-
chos- una gran afinidad con creencias del tes contra ella (Frigerio 1991).
extendido y dinámico catolicismo popular A mediados de 1992, la Umbanda se vio
argentino. Sus promotores, además, han re- involucrada –injustificadamente- en un es-
alizado denodados esfuerzos de traducción cándalo suscitado a raíz del asesinato de un
de los nuevos conceptos religiosos, toman- niño en Brasil. La acusación de un sacer-
do en cuenta las afinidades con creencias dote católico de que un pai de santo habría
preexistentes en la sociedad argentina. La sacrificado ritualmente a una niña en Bue-
utilización de la Umbanda como un puen- nos Aires ayudó a desatar un pánico moral
te o etapa intermedia entre el catolicismo sobre “las sectas” que deterioró gravemen-
popular y el Batuque parece una estrategia te la imagen de las religiones no católicas
particularmente apropiada. La conversión a y, especialmente, de las de origen afro-bra-
la nueva religión se da así de forma gradual silero (FRIGERIO, 1993a).4 Se instaló la sos-

4. Esta acusación era infundada, como la casi totalidad de las que siguieron hasta el día de hoy.

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pecha de que el sacrificio de animales podía 4 El Candombe afro-uruguayo:
llevar al asesinato de seres humanos (FRI- de patrimonio inmigrante a cultura juvenil
GERIO; ORO, 1998) y la Umbanda se fue
transformando, cada vez más, en una re- Luego de las religiones de origen afro-
ligión considerada amenazante.5 Sus prac- -brasilero, la manifestación cultural afro-
ticantes perdieron totalmente la capacidad -americana que mayor importancia y de-
de manejar la imagen pública de su religión sarrollo ha adquirido en Argentina en las
y, hasta el día de hoy, la mayor parte de las últimas dos décadas es el candombe (uru-
referencias a estas religiones que aparecen guayo). A partir de su introducción por in-
en los medios aluden a crímenes realizados migrantes afro-uruguayos a comienzos
por supuestos practicantes de las mismas. de la década de 1980, esta práctica cultu-
Desde mediados de la década de 1980, ral ha sido apropiada por distintos secto-
los umbandistas han ideado distintas estra- res sociales, trascendiendo cortes de “raza”,
tegias para hacer conocer su religión y me- “nacionalidad”, “género” y “clase”, a la vez
jorar su imagen, pero con poco resultado. que, espacialmente, se ha expandido des-
La más utilizada ha sido enfatizar lo que de el histórico barrio de San Telmo en Bue-
consideran los aspectos “culturales” de su nos Aires a otras partes de la ciudad y lue-
práctica religiosa, principalmente la músi- go a las principales capitales del país. Por
ca y la danza; y resaltar su origen negro y su característica de práctica cultural negra,
africano –en detrimento del brasilero-. Es- popular, inmigrante y “bárbara”, el can-
to les ha permitido realizar una conexión dombe constituye un desafío formidable a
con la historia y el patrimonio cultural afro la imagen hegemónica de Buenos Aires co-
del país y argumentar que sus prácticas re- mo blanca, moderna y europea (FRIGERIO;
ligiosas se corresponden con un legado po- LAMBORGHINI 2009b).
co reconocido pero valioso de la cultura ar- Las prácticas musicales (y dancísti-
gentina. Reivindicando la presencia negra cas) de los esclavos traídos a Buenos Ai-
en el pasado argentino y su contribución a res y Montevideo durante la época colo-
la cultura del país, pueden justificar su pre- nial recibieron, a partir del siglo XIX, el
sencia actual (FRIGERIO, 2003). Con este ti- nombre de candombe. Pese a esta sinoni-
po de argumentos, y a través de la realiza- mia lingüística rioplatense, el término en-
ción de varios congresos y eventos públi- cubría una cantidad (aún no bien determi-
cos, los practicantes de religiones “de ori- nada) de prácticas musicales cuya evoluci-
gen africano” fueron los primeros en rei- ón, paralela y diferente en ambas márgenes
vindicar a comienzos de los 90, con algu- del Plata, todavía debe ser bien entendida
na visibilidad social, el patrimonio históri- -aunque estudios recientes han contribuido
co-cultural afro-argentino –antes que otros en mucho a derribar antiguos estereotipos
practicantes de cultura afro-americana, y al respecto (FRIGERIO, 1993b; FERREIRA,
antes de la re-visibilización de los propios 1999; CIRIO, 2007; AHARONIÁN 2007). Si
afro-argentinos. en Buenos Aires el candombe porteño fue

5. Mientras que los practicantes suelen referirse a sus creencias como “la religión” (subsumiendo bajo es-
te término la práctica conjunta de Umbanda, Batuque y Quimbanda), para la sociedad argentina sólo exis-
te “la Umbanda”.

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progresivamente saliendo del espacio pú- el carácter “afro-rioplatense” de esta prácti-
blico para refugiarse en clubes y luego en ca, realizando conexiones explícitas entre su
casas de familia –experimentando un na- presencia actual y el pasado negro porteño y
ciente retorno actualmente (CIRIO, 2007) – reivindicando los aportes de los afroargenti-
el candombe montevideano fue, por el con- nos a la cultura del país. Las actividades ci-
trario, progresivamente ganando más espa- vilizatorias del grupo –junto con la intenci-
cios públicos para superar barreras de raza, ón de armar una comparsa propia- llevaron
clase social, y últimamente, también fron- finalmente a un violento altercado con algu-
teras nacionales. nos de los “negros viejos” en una “llamada”
Acalladas y desaparecidas las antiguas a comienzos de 1990 y a su disolución.
naciones africanas que poblaron el barrio En 1996 uno de los fundadores del Gru-
de San Telmo, la vuelta del tambor se pro- po Cultural Afro, José Delfín Acosta Martí-
dujo de la mano de inmigrantes afro-uru- nez, fue asesinado a golpes dentro de una
guayos que reeditaron en Buenos Aires las comisaría por salir en defensa de unos afro-
“llamadas” espontáneas que ganan la cal- brasileros que estaban siendo hostigados
le en Montevideo durante ciertos días feria- por policías en la calle. Este asesinato ra-
dos.6 Si apelar a la memoria negra del lu- cista -que demuestra la intolerancia hacia
gar donde se realizan las “llamadas” –el an- “negros” que no supieran conservar “su lu-
tiguo “barrio del tambor”- no resultaba ex- gar” en la ciudad- resultó un aliciente a la
traño a estos pioneros del candombe a co- intensificación de la difusión del candombe
mienzos de la década de 1980, su significa- en Buenos Aires. Su hermano, Ángel Acos-
ción fue mejor y más explícitamente formu- ta Martínez, redobló sus labores docentes
lada por una segunda generación de “negros en centros culturales de la ciudad, y a par-
jóvenes” hacia fines de la misma. Estos jóve- tir de 1997 se dedicó a la organización de
nes intentaron también “civilizar” las llama- una comparsa que reivindicara la memoria
das desaconsejando la ingesta pública de al- de su hermano y, al mismo tiempo, la de los
cohol mientras se preparaban o se tocaban negros argentinos.
los tambores, evitando asimismo griteríos o El 13 de diciembre de 1998 sus esfuerzos
altercados en un intento de reducir la fric- cristalizaron en un gran desfile por el barrio
ción social que estos eventos producían. En de San Telmo denominado “Homenaje a la
1989 formaron el Grupo Cultural Afro, que Memoria” que tuvo a la comparsa Kalakan-
fue pionero en la enseñanza local del can- güé, formada casi íntegramente por argenti-
dombe y en su difusión a través de presen- nos blancos alumnos de Ángel Acosta, co-
taciones en escenarios e instituciones cultu- mo protagonista principal.7 El evento resultó
rales de prestigio. El grupo siempre resaltó muy importante ya que desfilaron una canti-

6. En días determinados por la tradición o para festejar éxitos futbolísticos o políticos, distintos individu-
os se juntan con sus tambores y desfilan, tocando, por las calles de su barrio. En Argentina, esto sucede
mayormente el 1 y el 6 de enero, el 25 de mayo, el Día de la Madre, el 12 de octubre y el 25 de diciembre.
7. Según el folleto de presentación al evento, “Homenaje a la Memoria significa (…) un homenaje a José
Delfín Acosta Martínez, investigador y difusor de su cultura afrorioplatense (…) y a todos los africanos rio-
platenses que con su lucha y trabajo forjaron el crecimiento y la libertad del Río de la Plata. Es un proyec-
to internacional que rescata la historia y el fenómeno cultural que generaron los africanos traídos al Río
de la Plata. Se representará esa herencia en forma de lenguaje teatral y desfile.”

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dad inusual de tambores de candombe (cer- tre los representantes de los candomberos
ca de cien, tocados en su mayoría por por- y la asociación que patrocinaba el desfi-
teños blancos) bajo la forma de comparsa con le llevaron a su suspensión, pero entonces
los atuendos y estandartes correspondien- el “Centro Cultural Fortunato Lacámera”
tes. Además, en el proceso de formación de la de San Telmo, la institución cultural que
comparsa aprendieron a tocar o a danzar va- más apoyó al candombe (uruguayo) desde
rias de las personas que luego devinieron re- su implantación en la ciudad, decidió or-
ferentes del movimiento actual, organizando ganizar a fines del año siguiente las I Lla-
a partir de allí sus propias agrupaciones. madas de Candombe de San Telmo. A par-
En el año 2000, aproximadamente, se tir de una primera edición auspiciosa en
formaron otras comparsas de candombe 2006 (con la participación de ocho com-
que, a diferencia de Kalakangüé –de corta parsas) el evento tendría una segunda y
vida- tuvieron una presencia sostenida en tercera edición aún mas exitosas: en la de
el tiempo y ocuparon -ahora regularmen- 2007 desfilaron veintiún comparsas de to-
te- el espacio público de la ciudad con en- do el país, y en la de 2008, veinticinco. En
sayos semanales en plazas o desfilando por 2009 y 2010, la insatisfacción de algunos
las calles de San Telmo. A medida que sur- líderes de comparsas con la manera en que
gían nuevas agrupaciones, para evitar las el Gobierno de la Ciudad (ahora de dere-
quejas de los vecinos, se fueron buscando cha) y el Centro Lacámera apoyan el even-
nuevos lugares de reunión en plazas y es- to, llevaron a su desdoblamiento y a la re-
pacios abiertos de la ciudad donde el soni- alización de Llamadas “independientes” y
do de los tambores no molestara. De esta “oficiales” en días diferentes.
manera, se produjo una progresiva expan- Resumiendo, desde la llegada del nue-
sión del candombe fuera de San Telmo ha- vo siglo el desarrollo del candombe en la
cia otros puntos de la ciudad. ciudad presenta tres características princi-
Comenzado el corriente siglo, las acti- pales: regularidad en cuanto a la ocupaci-
vidades candomberas llamaron la atenci- ón del espacio público (a las llamadas “tra-
ón de algunas instituciones barriales. En dicionales” de los días feriados se añaden
2002, la “Asociación de Amigos de la Ave- los ensayos, y en algunos casos desfiles, re-
nida de Mayo” convocó a los representan- alizados los fines de semana por cada com-
tes de las distintas agrupaciones para dar parsa); descentralización (respecto del “cen-
forma al primer desfile de candombe por tro” representado por el barrio de San Tel-
la céntrica y tradicional Avenida de Mayo, mo) y, por último, espectacularización. Esta
contando con el apoyo del Gobierno de la última cualidad se puede apreciar en la rea-
Ciudad. Este evento fue realizado con el lización de las cada vez mayores Llamadas
argumento de “revalorizar la cultura del anuales que logran el apoyo -más o me-
barrio” y de realizar un “rescate históri- nos entusiasta- del gobierno de turno, en
co”, pero a la vez con la idea de produ- su repercusión en los medios de comunica-
cir un espectáculo atractivo para el turis- ción y, sobre todo, en los requisitos que de-
mo. El desfile se organizó en tres oportu- ben cumplir las comparsas para participar
nidades: 2002, 2003 y 2005 y logró reper- de ellas. Si en los primeros desfiles parti-
cusión en algunos de los diarios más im- cipaban mayormente tamboreros con algu-
portantes de la ciudad. Desavenencias en- nas bailarinas, actualmente las comparsas

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intentan asemejarse cada vez más a sus pa- enfatiza la blanquedad de sus habitantes.
res de Montevideo, presentando un número Tanto los practicantes de religiones afro-
mayor y diverso de bailarinas, algunos de -brasileras como los cultores del candom-
los personajes “tradicionales” del candom- be han realizado esfuerzos, en los últimos
be, varios portaestandartes y portabanderas veinte años, por rescatar la presencia afro-
que precedan a los tambores, etc. Las com- -argentina en el pasado y su herencia cul-
parsas se hacen así más grandes, más com- tural. Con magros recursos económicos,
plejas y espectaculares, para llamar la aten- mediáticos y, en ocasiones, retóricos, han
ción de un público creciente pero poco fa- intentado presentar contra-narrativas de la
miliarizado con el género. nación (de distinto grado de formalización)
Esta expansión durante la última década, que justifiquen la presencia de sus prácti-
sin embargo, no se ha realizado sin conflic- cas en el país y que disminuyan su carác-
tos (FRIGERIO; LAMBORGHINI 2009b). Si ter “foráneo”.
las “llamadas” esporádicas de los días feria- En la segunda mitad de la década de
dos siempre acarrearon problemas con acto- 1990, los propios y supuestamente “desa-
res sociales del barrio (la policía, los veci- parecidos” afro-argentinos comenzaron a
nos, el cura párroco) y, a partir de la gen- esforzarse por su re-visibilización. A partir
trificación de San Telmo, con otros no tan de 1996, distintos grupos de activistas polí-
tradicionales pero socialmente más valora- ticos afrodescendientes empezaron iniciati-
dos que los candomberos (bailarines de tan- vas que buscaban subrayar la presencia de
go, dueños de restaurantes), la realización la población de ascendencia africana en el
regular de salidas de tambores todos los do- país y sus contribuciones a la cultura ar-
mingos implicó una intensificación de estos gentina, para lograr su promoción social y
conflictos. Durante un período de casi tres la eliminación del racismo. En trabajos re-
años (2003-2006), las dos comparsas que sa- cientes (FRIGERIO; LAMBORGHINI 2009a;
lían semanalmente por San Telmo tuvieron LAMBORGHINI; FRIGERIO 2010) analiza-
que dejar la calle por orden policial y refu- mos este desarrollo como la formación de
giarse en un gran parque del barrio, hasta un incipiente pero dinámico movimiento
que una queja de una iglesia ortodoxa ru- social afrodescendiente en Argentina y dis-
sa también les obstaculizó la práctica allí. tinguimos tres momentos desde 1996 has-
En los últimos dos años, una disminución de ta el presente (que sintetizaremos a conti-
la presión policial permitió que las compar- nuación) caracterizados por el predominio
sas continúen con sus actividades regulares. de determinadas categorías de identificaci-
La práctica del candombe uruguayo se en- ón utilizadas por los militantes negros en
cuentra ahora nacionalizada, en la medida sus intentos por interpelar a la sociedad y
en que surgen comparsas en distintas ciuda- al Estado, y por el tipo de agentes interna-
des del interior (La Plata, Córdoba, Rosario, cionales y/o organismos estatales que los
Paraná, Salta). ayudan o atienden en cada uno.
Se pueden rastrear los primeros inten-
5 La “vuelta” de los afro-argentinos tos exitosos de visiblizar a los afro-argenti-
nos con la fundación de la agrupación Áfri-
Como afirmamos al comienzo, la nar- ca Vive en 1997. La unión de descendientes
rativa dominante de la nación argentina de las familias provenientes de los africanos

Procesos de reafricanización en la sociedad argentina 29


esclavizados en el país, con miembros de la nizaron en 2000 un baile en la Casa Suiza,
primera generación de la comunidad cabo- donde se volvieron a congregaron muchas
verdiana nacidos en la ciudad de Buenos de las familias afro-argentinas que hasta la
Aires, permitió trascender antiguas divisio- década del setenta habían realizado allí las
nes entre “negros” “criollos” y “caboverdia- famosas reuniones del Shimmy Club (FRI-
nos”, en busca de sus derechos como “afro- GERIO, 1993b). Asimismo, el apoyo y ase-
-argentinos”. En este primer período (1996- soramiento logístico de la defensoría per-
2001) los militantes “afroargentinos” pudie- mitió realizar un censo de los negros resi-
ron aprovechar una “estructura de oportu- dentes en Buenos Aires que consiguió de-
nidades políticas” (MCADAM 1982) interna- tallar algunas características de la pobla-
cional/global en la que se destaca la confor- ción negra de la ciudad y, sobre todo, se
mación de redes de movimientos negros la- constituyó en un importante elemento de
tinoamericanos que cuentan con el apoyo reivindicación simbólica.
de algunos organismos multilaterales de fi- Continuando con los intentos de cuan-
nanciamiento/crédito como el Banco Intera- tificar a una población que la narrativa
mericano de Desarrollo y el Banco Mundial, dominante de la nación da prácticamente
y la realización de conferencias internacio- por desaparecida, en un segundo período
nales contra el racismo, como la de Durban (2002-2005) cobraron relevancia una serie
(2001), que obligan a los gobiernos locales de encuentros entre los militantes negros
o a algunas de sus instituciones a atender la y representantes del Banco Mundial y del
cuestión de los afrodescendientes. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
Paulatinamente, pudieron aprovechar (INDEC) con motivo de la posible inclusi-
también una estructura de oportunidades ón de una pregunta sobre afrodescendencia
local brindada por el desarrollo -detalla- en el censo de 2010. En 2005 se realizó una
do en los apartados anteriores- de la nue- prueba piloto para testear la posible inclu-
va narrativa multicultural de la ciudad de sión de dicha pregunta y se formularon las
Buenos Aires.8 Este giro hacia el multicul- características del proceso técnico para de-
turalismo permitió el acceso a las oficinas sarrollarla (LOPEZ, 2005).9 Por su parte, el
de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Banco Mundial ofreció financiamiento para
Buenos Aires, cuya Defensora Adjunta se la campaña de sensibilización previa, nece-
transformó, durante un tiempo, en la prin- saria para que los individuos supieran qué
cipal aliada de África Vive, la agrupación significa ser “afrodescendiente” – la nue-
protagonista de este primer período. Con el va categoría de autoidentificación colectiva
apoyo económico de esta institución orga- adoptada en este período-.

8. La presencia de esta nueva narrativa también posibilitó que “trabajadores culturales” afro-americanos
provenientes de distintos países dieran forma a una ahora agitada y dinámica “movida cultural afro”. En
este trabajo también podríamos haber analizado el desarrollo en la ciudad de la capoeira y la danza afro-
-brasileras o de la percusión y danza afro-cubanas y africana. Todas ellas forman parte de un segmento
importante de la cultura juvenil porteña.
9. Los resultados establecieron, para dos localidades, un barrio de la capital y otro de la ciudad de Santa
Fe, capital de la provincia homónima, un porcentaje de 3.8 % de la población, correspondiente al 6.2% de
los hogares relevados (STUBBS; REYES, 2006, p. 19).

30 R. Pós Ci. Soc. v.8, n.16, jul./dez. 2011


En el tercer momento del desarrollo de crece en la última década, y a algunos fun-
este movimiento social en el país (2006- cionarios de las embajadas africanas que
2010) se han destacado las acciones del Ins- están interesados en el movimiento local.
tituto Nacional contra la Discriminación, la La importancia de estos apoyos diplomáti-
Xenofobia y el Racismo (INADI).10 Por pri- cos se hace evidente si consideramos que
mera vez se gestó en un organismo nacional los contactos internacionales que respalda-
(no ya de la ciudad, como es la Defensoría) ron actividades durante la década del 90 (y
un espacio para los militantes negros, me- que dieron un impulso invalorable al mo-
diante la organización de un “Foro de Afro- vimiento) disminuyen o retiran su auspicio
descendientes” desde el cual actuar.11 Aun- financiero en este último período.
que pequeña, esta proyección nacional de la Bajo la bandera del nuevo término iden-
temática afrodescendiente por parte del Es- tificatorio se constituyeron dos nuevas agru-
tado se relaciona con la previa aprobación paciones, mientras que, quizás como reacci-
en 2005 del “Plan Nacional Contra la Discri- ón a la mayor integración de los primeros mi-
minación” –cuya coordinación fue asignada litantes afroargentinos con afroamericanos y
al INADI-, el cual incluye dentro de las “áre- africanos, ha surgido también un nuevo gru-
as de análisis” y el “diagnóstico” un apar- po -compuesto íntegramente por afroargenti-
tado sobre “afrodescendientes” -si bien las nos residentes en el Gran Buenos Aires hasta
“propuestas” respecto de esta población son el momento al margen de la militancia- que
bastante generales (INADI, 2005)-. desea reivindicar su especificidad y diferen-
Otro de los aspectos salientes de esta ciarse, denominándose a sí mismos “afroar-
etapa ha sido el uso por parte de los mili- gentinos del tronco colonial”.
tantes más antiguos de un nuevo término Por último, y con una distancia de tiem-
identificatorio; “diáspora africana en (o de) po muy corta como para evaluar el proceso y
Argentina”, término que no suprime a los sobre todo sus resultados, el año 2010 com-
anteriores de “afroargentinos” o “afrodes- prendió la acción de la mayor parte de las
cendientes”, sino que es activado en distin- agrupaciones negras en torno al Censo Na-
tos contextos, principalmente públicos, co- cional de Población, Hogares y Vivienda, que
mo manera de aumentar los recursos eco- incorporó efectivamente por primera vez una
nómicos, sociales y simbólicos disponibles. pregunta sobre “afrodescendencia”. La inclu-
Este nuevo énfasis identitario ha permitido sión de esta pregunta fue resultado de la con-
incluir dentro de la lucha contra el racismo vergencia entre la decisión política de respe-
y la invisibilización a nuevos actores socia- tar los “acuerdos de Durban” y la labor de los
les: los inmigrantes africanos, cuyo número militantes de una de las agrupaciones negras.

10. El INADI funciona actualmente en la órbita del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Na-
ción. Se creó en 1995, un año después de la reforma constitucional de 1994 que incluyó constitucional-
mente diversos documentos internacionales de protección de los derechos humanos -como la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial - que resultaron decisi-
vos para la creación del organismo.
11. Este foro es parte de los “foros de la sociedad civil” del organismo, lo cuales pretenden “abordar la te-
mática de la discriminación de maneras específicas” (como reza la descripción de sus objetivos en la pá-
gina web de la institución).

Procesos de reafricanización en la sociedad argentina 31


6 Conclusiones la que no pudieron encontrar cabida. Por
otro, la esforzada tarea de los líderes por
Los datos presentados en este trabajo traducir la nueva cosmovisión en térmi-
muestran cómo en las últimas tres décadas nos del catolicismo popular y su revelaci-
se ha producido un desarrollo de manifes- ón gradual de conceptos más africanos re-
taciones culturales y políticas afro-ameri- sultó apropiada para reclutar devotos, pero
canas en un país que siempre se jactó de sus intentos a fines de los 80 y comienzos
ser el más “blanco” y “europeo” de Amé- de los 90 fueron menos exitosos en lograr
rica Latina. En su conjunto, evidencian el proponer una contra-narrativa de la nación
aumento de la diversidad cultural en el pa- que restituyera a los afro-argentinos al lu-
ís, teniendo como paño de fondo la progre- gar que se merecen. El desarrollo posterior
siva aceptación de narrativas multicultura- de una narrativa multicultural tampoco los
les de la nación, y sobre todo, de la ciudad incluyó entre los posibles beneficiarios. En
de Buenos Aires.12 Aunque las declaracio- primer lugar, porque las políticas que la ex-
nes de derechos étnicos y culturales en las presan se dan, como dijimos, más fuerte-
nuevas constituciones de la nación y de la mente en la ciudad de Buenos Aires, mien-
ciudad son bastante moderadas –en com- tras que la mayor parte de los templos se
paración con las de otros países latinoame- encuentran situados fuera de la misma, en
ricanos- posibilitan igualmente la enun- el Conurbano Bonaerense. Pero sobre to-
ciación de nuevas narrativas multicultura- do porque la valoración de identidades mi-
les por parte de jefes de gobierno de la ciu- noritarias por el multiculturalismo no sue-
dad, funcionarios, dirigentes de movimien- le incluir a las identidades religiosas. Como
tos sociales e intelectuales –entre otros-. los practicantes son blancos no pueden –a
Estas narrativas proveen oportunidades pa- diferencia de muchos de sus pares en Bra-
ra la expresión de distintas manifestaciones sil- recurrir simultáneamente a una identi-
culturales y para la movilización en pro de dad étnica que respalde sus reclamos. Un
derechos culturales y sociales. Sin embar- claro ejemplo de esta “inadecuación” racial
go, como sugieren los tres casos reseñados, lo brinda el hecho de que el INADI, cuan-
estas oportunidades afectan de manera de- do se preocupó por las religiones de origen
sigual a expresiones religiosas, culturales y africano en su “foro de diversidad religio-
políticas –aún cuando compartan un mis- sa,” colocó como representante de las mis-
mo origen étnico-racial-. mas a la única mae de santo afroargentina
Los practicantes de religiones de ori- del país –que hasta entonces era casi desco-
gen africano son quienes se han visto me- nocida en el ambiente de practicantes de su
nos favorecidos por las nuevas narrativas. religión-. Este intento aislado de incorpo-
Por un lado, la llegada al país y posterior ración de practicantes de religiones de ori-
expansión de estas religiones sucedió en gen africano a las políticas inspiradas en
buena parte dentro de la vigencia de una la multiculturalidad tampoco tuvo conse-
narrativa homogeneizante de la nación en cuencias benéficas por la impericia de las

12. Aquí podríamos sin duda hablar de “multiculturalidad” y “multiculturalismo” en los términos de Restre-
po (2008), pero preferimos en vez del primer término utilizar “diversidad cultural” para evitar confusiones
con el segundo, que implicaría la efectiva valoración (sobre todo en el plano jurídico- político) de ésta.

32 R. Pós Ci. Soc. v.8, n.16, jul./dez. 2011


autoridades del INADI para lograr una co- nes socialmente más prestigiosas. En cambio,
municación fluida con los líderes religiosos cuando la práctica se da fuera de estos ámbi-
y por su falta de conocimiento de los pro- tos controlados y en formas más tradiciona-
blemas que los aquejaban. les y no domesticadas –como las “llamadas”
El segundo caso presentado, el del can- de días feriados y las salidas o prácticas cal-
dombe, ilustra bien la complejidad de las lejeras de comparsas- aún sigue encontrando
oportunidades que brindan las narrativas diversas formas de oposición, que cambian
multiculturales. Las oportunidades efecti- de acuerdo con los distintos imaginarios ur-
vas de docencia y de expansión del can- banos que van siendo propuestos respecto de
dombe hacia sectores no afrouruguayos re- los barrios donde se desarrollan.
cién se dieron cuando comenzó a entrar en Aún teniendo en cuenta estas limitacio-
vigencia una narrativa más multicultural nes espaciales y expresivas, tampoco podrí-
de la ciudad de Buenos Aires, a partir de amos pensarlas como condicionantes im-
la sanción de la nueva Constitución de la puestos sin más. De hecho, recientemente
Ciudad. Previo a eso, la labor de los miem- las Llamadas (anuales) de San Telmo se han
bros del Grupo Cultural Afro se realizaba convertido para los candomberos en un es-
con mucho esfuerzo y pocas posibilidades cenario de discusión con respecto -y frente
de conseguir espacios físicos duraderos pa- -a los agentes gubernamentales implicados
ra su tarea. Cuando a fines de los 90 Ángel en su auspicio. Los cuestionamientos que
Acosta Martínez tomó la decisión de for- los representantes de las comparsas han ex-
mar una comparsa en memoria de su her- plicitado sobre la forma de llevar a cabo di-
mano asesinado por la policía, ya encontró cho auspicio -así como sobre el trato dife-
un ambiente más receptivo a su propuesta. rencial/desigual dado al candombe en este
Los centros culturales barriales, dependien- contexto y en su práctica regular en los es-
tes del Gobierno de la Ciudad, proporciona- pacios menos controlados- han dado como
ron un espacio físico regular y una clientela resultado, como vimos más arriba, la frag-
de jóvenes ávidos por manifestaciones cul- mentación de las Llamadas de San Telmo
turales étnicas. Comenzado el corriente si- en “oficiales” e “independientes”. De modo
glo, los desfiles por Avenida de Mayo y las que este contexto multiculturalista, lejos de
pujantes Llamadas de San Telmo sólo po- establecer un límite inamovible, hace posi-
drían haber sido posibles dentro de un con- ble que los grupos de candombe –al menos
texto de oportunidades posibilitadas por los más críticos- encuentren y propongan
una narrativa multicultural que valora las nuevas formas de exhibición en el espacio
culturas de los diversos grupos étnicos (his- público y nuevas narrativas identitarias y
tóricos o migrantes) que habitan la ciudad. de pertenencia de su arte en la ciudad.
Sin embargo, tal como notamos anterior- Sin duda quienes más se han beneficia-
mente (FRIGERIO; LAMBORGHINI, 2009b), do del desarrollo de una estructura de opor-
pareciera que las posibilidades brindadas por tunidades -primero internacional, y luego
esta nueva narrativa favorecen principalmen- local- han sido los activistas políticos afro-
te a la performance del candombe espectacu- -argentinos. La primera agrupación, Áfri-
larizada, controlada y esporádica, en ámbi- ca Vive, prácticamente se creó a partir de
tos y días permitidos por el gobierno o habi- la necesidad de una red latinoamericana de
litados mediante el padrinazgo de institucio- grupos afros de contar con interlocutores

Procesos de reafricanización en la sociedad argentina 33


locales en cada país. Además del apoyo in- mente interesantes que lleva a una dinámi-
ternacional, buena parte de su impulso du- ca autónoma de los reclamos que hace poco
rante los primeros años se debió al sostén probable que puedan ser modelados o con-
local de la Defensoría del Pueblo de la Ciu- tenidos, y cuyo desenlace futuro es difícil
dad de Buenos Aires, que estaba interesa- de prever.
da en proteger y promover las expresiones
de grupos minoritarios. A medida que las
narrativas multiculturales de la ciudad y
la nación cobraron más fuerza, los activis- Referências
tas afro-argentinos pasaron de la realizaci- AHARONIÁN, Coriún. Músicas populares del
ón de un pequeño censo de los negros en la Uruguay. Montevideo: Universidad de la Repú-
ciudad, con el apoyo logístico de la Defen- blica, 2007.
soría (en el año 2000), a una prueba piloto CAROZZI, María Julia; FRIGERIO, Alejandro.
sobre la posible inclusión de una pregunta Não se nasce batuqueiro: A conversão às reli-
sobre afrodescendencia en el siguiente cen- giões afro-brasileiras em Buenos Aires. Reli-
so nacional, apoyados por el Banco Mun- gião e Sociedade, v. 18, n. 1, p. 71-94, 1997.
dial (en 2005), a la efectiva inclusión de di-
CIRIO, Pablo. ¿Cómo suena la música afropor-
cha pregunta en el censo realizado en octu- teña hoy? Hacia una genealogía del patrimonio
bre de 2010, con el apoyo del Instituto Na- musical negro de Buenos Aires. Revista del
cional de Estadísticas y Censos (INDEC). Instituto de Investigación Musicológica Car-
Cabe señalar, sin embargo, que el én- los Vega, v. 21, p. 84-120, 2007.
fasis quizás algo desmedido en los “dere-
FERREIRA, Luis. Las Llamadas de tambores:
chos culturales” de las minorías –propio de
comunidad e identidad de los afro-montevide-
marcos multiculturalistas- ha llevado a un anos. 1999. 153f. Dissertação (Mestrado em
desarrollo excesivo de eventos culturales Antropologia) – Universidade de Brasília, Bra-
afro-americanos que poco ha mejorado las sília, DF, 1999.
condiciones de vida de los afro-argentinos.
FRIGERIO, Alejandro. “Negros” y “Blancos” en
Esto refleja la tensión entre reconocimien-
Buenos Aires: Repensando nuestras categorías
to cultural y redistribución socio-econó- raciales. Temas de Patrimonio Cultural, Bue-
mica, que es una de las críticas más apro- nos Aires, v. 16, p. 77-98, 2006.
piadas al multiculturalismo en tanto con-
______. “¡Por nuestros derechos ahora o nun-
fusión entre diferencia y desigualdad (LA-
ca!”: Construyendo una identidad colectiva
CARRIEU, 2001). Los propios militantes ne-
umbandista en Argentina. Civitas Revista de
gros al organizar eventos masivos frecuen-
Ciências Sociais, v. 3, n. 1, p. 35-68, 2003.
temente han optado por el formato de festi-
val cultural –aunque esto tiene más que ver ______. Estableciendo puentes: Articulación
con sus posibilidades actuales de acción y de significados y acomodación social en movi-
mientos religiosos en el Cono Sur. Alteridades,
con la intención de llamar la atención ha-
v. 18, p. 5-18, 1999.
cia sus múltiples reclamos sociales-.
Los ejemplos aquí presentados sugieren ______. “La Invasión de las Sectas”: el debate
que el pasaje de una narrativa homogenei- sobre los nuevos movimientos religiosos en los
zante de la nación a una multicultural abre medios de comunicación en Argentina. Socie-
dad y Religión, v. 10, p. 24-51, 1993a.
una serie de oportunidades políticas suma-

34 R. Pós Ci. Soc. v.8, n.16, jul./dez. 2011


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Alejandro Frigerio es Doctor en Antropología
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(UCLA, 1989), Investigador del CONICET y Profe-
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36 R. Pós Ci. Soc. v.8, n.16, jul./dez. 2011

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