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H RICKERT
PROFESOR DE LA UNIVER. IDAD DE HEIDELBERG

CIÊNCIA CULTURAL
Y

CIÊNCIA NATURAL
TRAÍ UCClóN DEL ALEMÁN

MA'NUEL G. MORENTE
ES PROpIEDAD
Copyright by Calpe. Madrid, 1922

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Papel expresainentefabricado PQr LA PApsLEKAEspAÜoi.A.

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En los últimas aros se oye por dondequiera un monótono
tremosabrela cultura fracasaday concluída. Filisteos de todas
las línguas y todas tas obseruancias se inclinam ticticiamente
compungidos sobre et cadãuer de esa cultura, que elmosno han en'
gendradoni ttutrido. La guerra mundial, que no ha sido tan
mundial Gamosedize, pareceser et sintoma y, al par. la causade
la defunción.
La uerdad es que tto se cotnprettde como una guerra puede des-
truir la cultura. Lo más a que-puedeaspirar el bélico sucesoes
a suprimir las personasque la crean o transmitem. Pera ta cultura
missa quedasiempreintacta de la espada y el plomo. Ni sesos-
pecha de qué otro modo puída sucumbir tina cultura que no sea
por propia detettción , dejando délproducir nueuos pénsamientos
y nueuasnormas. Mietltras ta idemde ater seacorrigida-Éor la
idemde hoy, no podre hablarse de tracaso cultural.
y, en afecto, telas de existir êste,acattteceque, al menos la
ciência, experimentaen HluestTos díag' un incomparable creci-
tniento de uitalidad. Desde:l \9QQ, coincidiendo peregrinamente
con ta fecha inicial del nueuo sigla, comienzan a eteuarsesobre
et horizonte intetectuat pettsamientos de nueua trd)reitoria. Es-
poradicamente, sin percibir su radical parentesco, aparecer en
umas y otras ciências teorias que se caracterizar por disentir de
[as dominantes en e] sigla X]X y Lograr su superaci6n.:Nadie
hasta arara sehabía filado en que todas elas ideasquesebaIlaR
ên su hora de oriente. a pesar de referisse a los asuntos más dis-
parejos, poseenuna tisonomÍa común, una rara y sugestiva uni-
das de estilo.
Desde face tiempo sostengoen mis escritos que existe ya un
organismo de ideal peculiares a este sigla XX que Chora rasa
Talheres "GRIpe'', barra, 6.--MADRID

l
por el qeo, pretilo de juuentud. Una meditación uerdaderatnente
por nosotros. La ideologia del sigla XIX, Dista desde ese orga- jooen edita ser la Sunnamita de ningún decrépito Dauid.
nismo, parece una pobre cosa tosca. mattiática, imprecisa, in- La filosofia de Rickert conservasu raiz antiquada, neokan-
elegante y sin remedio periclitada. tiana y neotichteana; pêro es la interesante y más instructiuo en
isto, que era en mis escritospoçomásque una privada afir- ella advertir como se orienta bacia nueuas curiosidades, proble-
mación,podre recibir chora una prueba brilhantecon la Blb\\o- mas y métodos. En uez de reducirse a la retlexión sobre tas ciências
teca de Ideas del sigla xx. físicas, coma hizo Kart, busca et cotttactocon las ciências his-
En Citareúno las obras más característicasdel tiempo nueuo, tóricas, y del contlicto dramático entre ambas formas naco el tema
dottde principiam su vida pensamientos atttes no pensados. Des- de estelibra. Asimismo descubroen el conceptode valor un te-
ce la matemática a la estética y la historia, procurará esta calec-
rritório cava exploraciótt y conquista será, tal uez, una de tas
ción mostrar el nueuoespírita tabrandó su miel futura sobretoda glórias epónimas del sigla XX.
la flora intelectual. Claro es que tratãndosede una ideologiaen ROSÉ ORTEGA Y GASSET.
plena mocedadno podre pedisseque existamya tratadosctásicos
donde aparezca con una pertección sistemática. Es mãs, atgunas
ie estaslibras contienen,luttto a las ideasde nueuoperfil, resi-
cluosde ta antigua maneta,y comolas navesal ganir ta libera,
}l,tientrashincan ya la proaetl la arerlaaun seinundesu timón
en !a marina

\
Jno de estas tibros bitrotltes, media sírio X]X, media signo XX,
es el presente det filósofo alemán Ettrique Rickert, hoy uno de los
máÉ respetados mclestros de Germania. Pertenece a la generación
]ue se tormóbacia \8BQ.Agitada la filosofia por et materialis-
mo ]r el positivismo, que más bien que dos filosofias son dos ma-
netas de ignorância filosófica. perdia e7t aquel tiempo la mente
zuropea la tradición escolar de esta ciência. Fué, pães, nece-
sario para recobrartaooluera la escuela,qui.erodevir, sumirse
en los sistemas del más reciente çlasicismo. Este tué el origem
y .el sentido det mouimiento neokantiatto, donde Rickert se en-
rotó. Nada major podiahacerseen \88Q que adoptar a Kart.
Pera, a ta uez, esta quiere devir que .na.se podia haver macho.
Cadaépoca,si es de plenitud,necesitasu propia, original
jilosotía. Como aquélta no lo tuê, tudo que conte7ttarse
con un
relativoanacronismo, renunciandoa formular su sistemaes-
pontâneo, ensayó la restauración de uiejas y exemplares titoso-
tías. Edo tueron el neokantismo. et neotichteanismo, el neohege-
Lianismo. EI arcaísmo de talos tiombres no podia ser compensado
PROLOGO DE LA SEGUNDA EDICIÓN

Las ideas fundamentales del presente ensayo fueron expues-


tas por mí, en el aão de i898, en la primera sesión de la Socie.
dad de CienciasCulturales, de esta ciudad. Aquella conferencia
se publicó luegoen un folleto; pero durante mucho tiempo el
opúsculo, agitado, no se encontrada en ]as ]ibrerías. Vacila
sobre si debía o no volverlo a imprimir, pues su primera fonaaa
no podiaya satisfacerme despuésde terminadomi libro sobre
=.os limites de !a conceptuación en la ciência natural (.l8g6- l 9oz\.
Un punto esencialísimo,la significación de los valores para las
ciencias culturales, no había sido tratado en aquella conferencia
con entesaclaridad. Además,al preparar una nueva edición.
no podia por menos de hacermecargo de las vivas discusiones
cabidas sobre los problemas que aqui se tratan, y que fueron
suscitadasen parte por mis escritos de carácter metodológico.
Publico adora de nuevo aquel ensayo,transformado y con-
siderablemente aumentado, aun quando no contiene casi nada
que yo no haya analizado más ampliamente y fundamentado
con más detenimiento en otros lugares. En esta su nueva forma
esperoque ]lenará mejor el fin que me propuseal publicaria
por vez primera. Está destinado a ser útil principalmente a los
investigadores dedicados a una disciplina particular que sien-
te4, sin embargo,la necesidadde darsecuenta de la esenciade
su pÇopiaactividad y a quienesfalta afición o tiempo para
en.tregarseal estudio de voluminososlibras de lógica. Este
Opúsculopuedequizáservir tambié;íde introduccióna mi obra
CIÊNCIA CULTURAL Y CIÊNCIA NATURAL..
H

--
2 Ciência « ' l !i.:i.y.

PROLOGO

DE LA CUARTA Y QUINTA EDICIÓN

Este trabajo ha sido cuidadosamenterevisado para estas


ediciones, como asimismo lo fué para la tercera; complétanlo
algunos aãadidos. Sin embargo, el contenido y la extensión si-
guen, en ]o esencial, inalterados. Ello era indispensable, si había
de conservarel librito su carácter de introducción. Habiéndose
agotado en pocos anos las sucesivas ediciones, es lícito pensar
que esta breve exposición compendiada de pensamientos que
en otros lugares he desarrolladoampliamente, conservasu ra-
zón de ser. He tenido que abstenerme también esta vez de toda
polémica con mis contradictores.' Espero que podré contrastar
sus puntos de vista, según lo exija el asunto, en la tercera edi-
c\õn de ml \isto Los limites de la conceptuaciónen la ciência
na/z/ra/. Quien deseeconoceruna fundamentación más amplia
este !abro. y minuciosa de mis concepcionesdeterá referirse a esta última
obra, sobre todo si prensaexaminadas criticamente. La expo-
Friburgo en Brisgovia) marzo i9io' sición compendiadaque contieneel presentelibrito no encierra.
ni mucho menos, como se ha dicho, lo esencial.
Ya que los argumentos de mis contradictores no han podido
figurar aqui sino en pequenaparte, habré de citar ahora--así
como en el prólogo de la tercera edición até con gratitud el
estudio de Richard Hõnigswald -- los trabajos de Hermann
Paul, Ernst Troeltsch y Vector von Weizsãcker,a los cuales
::.....=.:=.=

4 Ciência cu/fzzra/ 7 cfepzcfa }zalizraz


me he referido en brevísimos pasajesde las notas. Estos escrito-
res adoptam una actitud con referencia a mis asertos metodoló-
gicos.Aun cuandola mayor parte de los filósofos combatenmi
punto de vista, me parece, sin embargo, que la posibilidad
de una inteligencia se ha aproximado bastante en estos tiem-
pos, y puedo manifestar la esperanza de que las opiniones que
desde hace más de veinte anos vengo exponiendo irán peco a
poco encontrando entre los filósofos la mesma aprobación que l
desde entonces encuentran entre los científicos especialistas.

EL PROALEMA
H. RicKEKT.

Heidelberg,octubre de igzo.
Todos los investigadores, no solo los filósofos, sino también
los especialistas,parecenestar de acuerdo hoy en considerar
que las ciencias particulares se dividen en dos grandes gruposl
y que los teólogos y ]os juristas, los historiadores y los filólogos
se hallan unidos por interesescomunes, del mesmomodo que
los físicos y los químicos, ]os anatómicos y ]os fisiólogos. Pera
mientras los cultivadores de las ciencias de la naturaleza no
vacilan sobre el nombre que han de dar al vazo que los une.
en el otro grupos en câmbio--al menos por lo que se refiere a la
opinión de los especialistas--, no se ofrece así, sin dificultad, una
denominación adecuada a la actividad común. Esta falta de un
nombre reconocido y usual sugiere la pregunta de si no corres-
ponderá acaso a la falta. de un concepto unívocamente deter-
minado. Por eso me he propuesto desenvolveren las conside-
raciones siguientes el concepto que pueda definir los intereses.
problemas y métodos comunes a las disciplinas empíricas no per-
tenecientes a la ciencia natural, y que sirva asimismo para trazer
la divisoria que las separa de ésta. Creo que la expresión que
mejor designa al tal concepto es la de C/e c/a cw//z/ra/. Vamos.
puesl a p]antearnos]a cuestión siguiente: d qué es ciencia cultu.
ral y en quérelación se halla con la investigación de la naturaleza?
Antes de contestar a esta pregunta hay, sin embargo, que /nrerés/arma/
hacer algumas observaciones acerca del sentido que puede tener de/a /ógfca.
un ensaio semejante.Se trata de una parte de la lógica; má$
E! pro blz }zl a 7
6 CÍelzcfa czzllzira/ y ciência nafzíraZ
conceptos así adquiridos, ir peco a Foco entrando en la aplica-
exactamente, de la teoria de la ciencia o de la teoria del método. ción a lo particular; y lo que aqui importa es sobretodo afianzar
Por lo tanto, no tiene nada que ver con el con/enídopeculiar
esepz/m/ode par//da, esta es, elaborar dos formas fundamenta-
de las diferentes disciplinas que integram las ciencias naturales
les de la exposición científica pat'ticular.
y las cienciasculturales. Este compete solo a los especialistas. Dicho de otro modo: quiero limitarme principalmente a ex-
La filosofia no debe proponerseel problema de dar los pedazos
ponor los dosex/remosentre los cuales,en Ciertosentido, viene
de una <çconsciente semieducación»,que han de seguir siendo, a crer casatoda la ciencia empírica; y para presentar cen clari-
sin embargo, lo menor a que puede alegarhoy, dada la riqueza dad las distinciones, tengo que separar conceptuaimente cosas
de materiales. EI procedopor el cual se descubreel ma/er/a/,
que en realidad están estrechamente unidas y en câmbio pejar
en la ciencia, y que acaso parezca,con razón, al especialista
por completo en segundotérmino, por lo pronto al menos,lcs
lo principal pala el progresode la mesma,no es, en manera numerososhalos que se ciuzan ente'eambos grupos de ciencias;
alguns, lo que queremos considerar en primer término. -Pues o si !os tomo en consideración, hacerlo solo en cuanto puedan
todos los medios y caminos que puedan en algún modo coadyu- servir de objecionescontra la separación de las dos formas fun-
var al descubrimiento de nuevos fechos están igualmente jus-
damentales. AI especialista de la investigación empírica, que
tificados en toda ciencia, y por lo tanto no nos es lícito esperar
sabe apreciar el valor de las multifoínles relacionei existentes
que podremos reducir esa multitud de investigaciones y de entre las distintas esferasdel trabajo científico, podre pai'ecerle
mdagaciones a fórmulas que manifiesten una oposición esencial H#//a/era/y hasta forçado este intento, que de propósito quiere
entre dos grupos de labores científicas. Así, pues} todo cuanto romper todos los lazos entre ellas. Pera la /Óg/cano tiene otra
pueda considerarsecomo simple colección de materiales cae canino, si quiere trazer //nl//es en la abigarrada. multipíicidad
fuera de la órbi.ta de nuestro trabajo. La distinción que nos de !a vida científica. Lo que en este estádio consigamos adqui-
interesa no se manifiesta claramente sino cuando se trata de rir puede, pues} coinpararse, a lo sumo, con asaslíneas que el
ordenar y elaborar el material, para exponor/ocientíficamentq geógrafoprensa)para orientarse, sobre el globo, y a las cuales
y cuando ese procedoha llegado a su fér/p?íno.mero como esta no correspondenuncaexczc/come /e una realidàd. Sólo hay esta
parte de la labor científica suelellevarsea cabo con cierta diferencia patente: que el g/oóz/s/#/e?//êc/z/d//sde la investigación
{cevidencial>,
los especialistasle concedenpecaatención; y sí su particular no es una esferaen la cuâl los polos y el equador
expõsición clara es propiamente el problema filosófico, entonces se ofrezcan, por decido así, de suyo, sino que para deterniinarlos
el centro de gravedad de ésteno se halla donde habitualmente face falta una investigación especial (i).
está dirigida la atención de la investigación empírica.
Senffdo
esgzze- Sin embargo, aun en el procedode elaboración y sus resul-
(i) Aun cuando estas frases figuraban ya en la primera edicíón del
dísfípacfde.esta
todos, lo que a la lógica más le interesa no es una descripción presente]ibro, sin empa.rgo,el sentido de mi ensayo ha sido repetidas
analítica, amorosamente adherida a todos los matices y varia- vedesequivocado,suponiendo que yo afirmo una separación de las cieia-
ciones, a todas las formas intermedias y trânsitos de los métodos cias particulares en dcs grupos que deben permanecer separados de hecho
o realmeiatepor su forma y su coEíteDido.Pera nunca fué tal mi pensa-
científicos. particulares. Tal problema paréceme que, en las dis- rniento y no me a]canzaia]as objecione's que se ]lacen a semejante teoiía
de ]a ciencia. Característicasen este sentido son ]as manifestacionesde
tintas especialidades, incumbe más bien a quienes las dominan
R. WitBKANOJ:«La reforma de la economianacional, desdeel punto de
como profesionales. La teoria de la ciencia, si sus investigaciones vista de las <ciencias culturales>. Una anticrítica.}> r'.Reuz's/a de /a Cz'encz'a
han de tener una significación propia) no puede partir mas que de/ Estado, i9i7, pág. 345.) Los pensamientos objetívos que el articulo--
QOdel todo objetivo--contiene contra mí carecende objeto. Si yo coloco
de distjnciones venera/esdel pensamiento.para luego, con los
8 Cíe nc ía czlZfzzraZ
Cíepzc:fa cz /f zzraZ y cíepzcía naflrraZ

Velttajas de EI valor teórico de semejanteensayoesquemáticode orien-


este e zsa7o. tación no necesito demostrarlo. No voy a inquirir detenida-
ínente cuán grande sea el provecho que las ciencias particula-
res puedan sacar de él. Pero el tal ensayo no me parece tampoco
enteíamente superfluo, en el interés de esas ciencias; y prin-
cipalmente puede ser útil a las ciências cü//z/ra/es, porque en
éstas no solo se cultivam hoy valiosas relacionei con las ciencias
11
naturaleÉ, sine que muchas vedeslos limites entre ambas esferas
son transgredidos por modo inadmisible. ..
EI fundamento de ello se advierte facilmente. EI que Qeatca LA SITUACION HISTORICA
/

su actividad a las ciencias naturales encuentra hoy, al empe-


zar su labor, un nombre generalmente admitido y, en la mayo-
ría de los casos,un lugar firme para su trabajo especiallen un si lanzamosuna mirada a la historia de la ciencia,en los .Cjncíonco
de
últimos signos, veremos cuán grande ha sido la labor realizada ;a"fura/eza.
conjunto organizado, en un sfSfema coherente de problemasP ya en pro de una fundamentqcién filosófica de la ínues/fgacíó/z
más o menos rigurosamente distinguidos. En câmbio, las cien-
na/üra/. Esta !abor la han elevadoa cabo en parte los mesmos
cias culturales empíricas necesitan ante todo buscar esesistema especialistas
y, en parte también,la filosofia.En la obrade
firme; es más, la incertidumbre llega en ellas a tal punto, que Keplero, de Galileo, de Newton, la investigación empírica se da
en muchoscasostienen hoy que revolvessecontra los que pre- la mano con el afán por adquirir clara conciencia de lo que será
claman que el zí/züométodo lícito es el de la ciencia natural. intimamente la actividad propia. Eseesfuerzofué coronadopor
dNo podría ser la lógica un arma utilizable en esaIncha, sobre el êxito más lisonjero. La filosofia de la época en que florece
todo si procura mantenersevibre de la influencia unilateral de. la ciencia natural--es claro que me refiero al signoxvll--apenas
la ciência natural? ' . . . ,-- L si puede separarse de la ciencia natural mesma. 'l'rabaja con
. Sin dada, nadie sostendráque todo el que cultiva "vi 'n idéntico buen édito--recuérdesea Descarneso a LeibniÊ--por
cíencianatural poseeuna visión clara de la esencialógica de su exponer claramente el método de la ciência natural. Por último,
actividad y que ello lo distingue ventajosamente del represen' ya a fines del signoxvlll, el más grande pensadordel mundo
tanto de las cienciasculturales. Pero es cierto que, por la Sí/ua- moderno ha sentado definitivamente, hasta donde la vista puede
CÍÓn #Ís/ór;ca en que, sin saberão muchas veces, se des&rrollai
abarcar el tiempo futuro, el co cep/o de ncz/z/ra/é?za,
que hace ley
hállaseaquém
en una posiciónmucho más propicia y feliz que en la me/odo/agia.'el de la existencia de las cosas<en cuanto
êste. Antes de pesar al tema mesmo que me he propuestop voy
que es determinada según leyes universales», y con elmoha
a indicar, en poçaspalabras,las causasde estehecho. asentado asimismo el concepto z/mípesa//s/mo de cfe c/a /za-
fz/ra/ (i).

(i) liay que atenerse a esta determinación formal en la metodologia,


aun cuando se piense, con WEizSAncKEK r.E/ concepfo crz/zco 7 especz//afzpo
de /a nafzra/eza. Logos, vol. VI, igi6, pág. i86), que el kantismo, en la
lo que face la investigái)iéq .pgr.ticul4r. çonformacióninterna del concepto de naturaleza, ha permanecidohêrtQ

%
10 Cie?leia cuttttra! y ciência nata?a! Z, a s íf u a c íó }z # ís /ó r í c a ll

Cierto que Kart, al decir: «en cuanto que es determinada», refiere a los conceptos más universales y fundamentales, vivem
destruyó !a doininación exclusiva del concepto de naturaleza,
si bien no en las ciencias particulares, al menos en la filosofia;
es decir, que la concepciónfísica del universo, que en el si-
gla xvlll, época de las luces, cubo de suprir menoscabopráctica-
menteal aplicassea la vida histórica de la cultura, fué rebajada
por Kant tambiénen el sentidoteórico,pues Kant arruinó
.1 hoy de las lentas del capital que amasaron sus antepasados.
En el cursa del tiempo muchos de esostesorosespiritualesse
han tornado tan «evidentes», que ya no es preciso preocuparse
de su origen y de las conexionesde donde proceden. Pueden
+ poseerlos sin necesidad de conquistados. Si prescindimos de ''
#

una parte de la /nuas/fgacz'óm


biológica, en la dual origina alguma
su pletensión de ser absoluta y redujo a relativa su legitimidad, confusión la obscuridad que reina sobre lo que significa en la
con lo cua.l recluyó el método naturalista en los limites de la ciencia natural e] principio de ]a evolución, que por su origen
investigación particular. Pero por media de esareclusión preci- es totalmente ã/s/ór/co,y en la dual también el pensamientodel
samente, pudo el concep/ode naturaleza quedar limitado con fin, enlazado con el concepto de organismo, segue ocasionando
mayor firmeza y entrar en la concienciacon lhas claridad, cosa muy espinosasinterpretaciones de carácter metafísico-teológico,
que ha sucedido hasta tal punto que, aun cuando una filosofia podremos devir que las cienciasnaturales gozan de una /rad/c/óm
algo retrasada trata hoy de restituirle al domínio exclusivo, ya firme y, sobre todo, tienen un propósito común, a cuja conse-
esmono puede ocasionar grandes perjuicios a las ciencias particu- cución contribuye por su parte cada rama; de donde reciben
lares de la naturaleza. EI concepto de naturaleza permanece l todas unidad y conexión. Por eso se presentan en formación
intacto en lo esencial. A lo sumo, la impotencia que manifiestan
ceí'rada,imponentes por ]a solidez nlisma de su estructura; y no
algunos físicos frente a ciertas dificuldades de las teorias más hablamos de los admirables progresos que han realizado los
generales, v. gr., de la atómica o de la energética, es como una investigadoresde nuestros tiempos, sobre todo en las teorias
venganza de ese empequeóeéimiento del campo visual, que en generales de la meteria, como dignos descendientes de tan gran-
lugar del punto de vista gnoseológicovuelvea colocarel viejo des antepasados.
naturalismo metafísico; y ciertamente no causaregocijo el ver Nadie se atreverá a sostener que ocurre algo semejante en l,a me/odo/a-
que hay todavia hombres dedicadosa la investigación de. la las c/emc/as cz///z/ra/es. Son éstas mucho más jóvenes, y por lo 5/as /zz{/!ura/es
naturaleza que parecer sentirseofendidos cuando alguien doce tanto ,están menos hechas. EI signo xlx les ha dado notable
que no son ellas los únicos que trabajan cientificamente. Pera, impulso. ]?entro de a]gunas esferas especiales, trabajan, es
por lo demos,la fe--aunque no enteramentebien fundada-ren cierto, ellas también con gran seguridad; pera esta lo deben casa
la exclusiva legitimidad del pensarnaturalista solo contribuirá siempre a la circunstancia de poderse regar por la Significación
a dar a la investigación particular, en la ciencia natural, con- exemplarde este o aquel investigador genial. La afición a las
ciencia de su elevadasignificación, y con elmomás brios y ale- investigaciones nze/odo/3g/cas,que' dió tan excelentes frutos a los
gres ânimos para el trabajo. fundadores de la moderna ciencia natural, es en ellas escusa.
Así, pue$ considerando ese pasadol detemos felicitar a los y si a vecesse encuentran penetrantes investigaciones sobre la
científicos que actualmente se dedican al estudio de la natura- esenciade la propia actividad--como las que han instaurado
leza, por ser descendientesde aquellos abuelos. En lo que se por modo tan instructivo HermannPaul (i), sobrela ciencia
fiel a los ideales de la física matemática, que en el signoxviii poseían.una
significacióncentral, pera que ya en el xix han adoptado una posición ti) Princípios de ta historia det lenguaje. t88o tercera ed\c\6n. t$gB.
muy diferenteen el conjunta de la ciencia. Véase tamb\ên: Metodologia de la filologia germânica; \\ ada aparte ex.
La situación h {stórica 13
12 Ciência cultural y cietlcia natural
punto, los filósofos del idealismo alemán proporcionaron ya a
del lenguaje, y Carlos Menger (i), y recientemente Max..]:lln las cienciasculturales algunos conceitos básicos. Sobre todo,
bçl.(2), sobre la economia nacional--son casos aislados y limi- Hegel-- quien, con plena conciencia, se propuso fundar la cone
tados a esferasparticulares, y no se debe al azar el que tules cepción del universo sobre la vida /z/s/órfccz--noes notable sola-
esferas sean precisamenteaquellas en donde ciertos procedi-
mente porque no entendieranada de las cienciasnaturales.
mientos, logicamente muy distintos entre sí, se enlazan intima- V como el interés hacia la filosofia del idealismo alemán va
mente unos con otros, en la práctica científica, y los problemas
creciendode continuo, en círculos cada día más amplios, puede
lógicos tienen que imponerse por sí mesmos.En todo caso las esperarse que la época actual, en donde la voz <evolución)>juega
ciencias culturales empíricas no han conseguido, hasta adora,
tan importante papel, está aprendiendoalgo de los grandes
ni siquiera acercarse a la fundamentación ///OSó/íca amplia a
filósofos idealistas de la evolución (i).
que ]as ciencias naturales han llegado. Sin embargo, el sistema de Hegel no puede aceptarse tal como
E/ fdealísnzo Ciertamente, podrían encontrasseya en el pasado notables
está, sin más ni más, e incluso hay que ponerse en guardiã
a/emápz. rudimentos de una filosofia que labora en conexión con las ciên- frente a todo intento de galvanizar la letra de Hegel; provisio-
cias culturales empíricas, recebeinspiraciones de éstas y puede
nalmente, tampoco sirven gran cosa a las ciencías culturales
retroactivamente
influir en ellas.Kart esel primeroqueha los demos valiosos rudimentos de tiempos pesados, en la tarei
exercidoesta influencia, más por haber enterrado la concepctõn de determinar y exponer claramente sus problemas. bacia la
física del universo que por su fündamentación gnoseológica
mitad del siglo xix rompióse la continuidad histórica en la his-
de las ciencias naturales. Y aun cuando las tendencial antina-
toria de nuestra vida espiritual, y yacen aún casi olvidados
turalistas por él suscitadasadoptaron en parte formar harto
precisamentelos elementos de la filosofia alemana que más im-
unilaterates; aun cuando algunos discípulos de Kant, faltas de
portan para la inteligencia de la'vida histórica. Aun a11ídonde
comprensión, se colocaron precisamenteenfrente de las ciencias se usan las categorias de Hegel, adviértese que falta la con-
naturales y de su significación, para las cuales el maestro había ciencia de su significación y de su alcance. Hoy, por exemplo,
dado el fundamento inquebrantable; aun cuando esta postura cuando en las ciênciascylturales se habla de <evolución»,pién-
ha podido contribuir al. descrédito.enque más tarde cayó esa saseante todo en un naturalista que como investigador especial
filosofia«idealista)>
y antinaturalista,sin embargo,por tetra es sin duda admifable en sumo grado, pero que como filósofo
parte, no cabe negar que estesdiscípulos de Kant, al seãalar es insignificante; la <(modernasfilósofía de la historia encuentra
con energiahacia el reverso de la medalla, han tenido una in- la mayor seriedad en el <(darwinismo»y, a consecuenciade esta y
fluencia excitativa por pecosalcanzada. Es más, hasta ciefto
otras confusionessemejantes de concepto, apela, para las cien-
cias culturales, al «método naturalista». No todas las disciplinas
traída de la segundaediciónde].]b/alzwal
de PAUL,i897. Por último, Pro-
(i) Sobrela signjficación del idealismo alemán para la historia, véase
Ê. 'tKOE sç : E! elemento hisóricQ en ta titosatía de ta ?eligiól\ de Kart,
L9oz. (Estadias kantianos, toma tX.\ E,. l.hsK: Et idealismo de Fichte
? ta historia, tgo% y'W. 'i)u.xuxx: La historia de !a juuentud de Heget, l gaS.
En su libra La ///osojría de /a /z/gloria de .4. Comia, igog} ha mostrado
G. Menu,is cuán enèrgicamente han influído ]as ideas de ]a filosofia ale-
mana, aun en aquellospensadoresque suelen presentarseen oposición
de principio a esas ideas.
tomo Vll.)
14 Ciência cale\irai ? ciência natural

están contaminadas de este vicio en igual medida; pera preci-


samente en la /mães/ígac/ó á/s/órfca, en estricto sentido, hemos
presenciado una viva discusión acerca de !os métodos y los
fines, discusión que no hubiera sido posible, en parte, de haberse
conservado una relación algo más íntima con nuestro pesado
filosófico (i).
Por eso,para acercarmea mi problemavoy a partir, no de lo
ya fecho en el casado,sino de la opinión hoy más extendida
acerca de la clasificación de las ciencias;luego, me limítaré a
dar una exposición puramente sistemática de mi manera de
pensar.
LA OPOSICIO N CAPITAL

(1) Véasee] artícu]o notabi]ísimo sobre ]a cuestión, de G. BELow: .B/


lzuepo método ;zísfór/co. rReuísfa ///s/órlca, tomo LXXXI. Nueva conti-
nuación, tomo XLV, págs. i93 y siguientes.) EI que está alegado de estas Las ciencias pueden distinguisse umas de otras, no solo por NatuTaleza ?
cuestiones no puede comprender bien por qué la bucha, en lo que al método 2spíritu: me-
los oÓ/e/osde que tratan, sino también por los mé/odesque apli- cânica?psico-
se refiere, ha sido elevadacasapor todos con tanto ardor. Yo no puedo can. Y así, la clasifiçación de las ciencias habrá de hacerse.no logia.
juzgar los trabajos históricos de Lamprecht. Pera no puede negárseleel
mérito de haber puesto de suevo en citculación los problemasmetodoló- solo desde puntos de vista ma/er/a/es, sino también desde puntos
gicos. Adora bien: en esta esfera no se puede conseguir nada sin un funda-
mento lógico, y mientras Lamprecht siga manejando sus t;ópicosde méto- de vista /arma/es. Y no eÉ evidente de suyo, como muchos pare-
do psicológico-individua] y psicológico-social, que, en sentido lógico, son cen creer, que los dos prindipios de división co/ c/daa. isto.
perfectamente confusos e imprecisos, será infructuosa toda discusión con
él. Es patente que sus propios trabajos históricos no coinciden con su sin embargo, no lo tienen en cuenta los que admitàn hoy dos
«método». Expone las evoluciones históricas singlulares, en su singulari- grupos de ciencias particulares, considerándolos como esencial-
dad, como cualquier otro historiador, y procedeen esta no al modo de
las cienciasnaturales, sino individualizando y avalorizando en el sentido mente distintos. En la filosofia seguesiendo general el poner
que más tarde explicará. EI uso más o menos frequente de conceptos gene- por fundamento de la Clasifipación, como principio material.
rales o tópicos, como tipismo, excitabilidad, etc-., no suponenada para el los conceptos de ma/ura/ezay esP.z'/z'/z/,
significando la multívoca
carácter lógico de] método. También demuestra gían confusión en estos
problemas e] libra de OswALn SPÉNGI,ER La agrade/zcza de C)cczde/z/e, voz de «naturaleza»e] ser corporal, y la más multívoca aún de
que:--como antes ]?e; zórandf, educador y el libro de CnAUBnKCAiN sobre
Z,os/zf; damenfosde/ síg/o Xi'X--en e] estado de espíritu .dejadQpor ]a
{espíritu»el ser anímico; y de las peculiaridadesque presente
guerra mundial ha alcanzado, por motivos fáciles de comprender, un el contenido de la vida ps/'qz//ca en oposición con el mundo //s/co.
êxito sensacional
de modal:EI libro, en ciertas partos,no deja de tener
interés; pera cuando preconiza como método naepo el pensamiento de una derívanse]uega las diferencias/arma/esentre los dos métodos
«morfologia de la historia universal», esta es, una biologia genetalizadora con que han de proceder las c/emc/as de/ esP/rz'/z/ y las c/emc/as
de la vida laistórica, todo buen conocedor de lo escrito sobre estas mate- #
rnascomptende a] punto cuán ingenua es ]a «nueva»idem.La fundamenta-
ción /óg/ca de esta «morfologia», que Spengler intenta, estaba ya refutada clãs, quê']UiítF'a']a meccí#/Ca,]a más general y fundamental de
mucho antes de escrita.
las ciencias del cuerpo} colócase una ciencia general correspon-
diente de la vida anímica, esta es, la ps/co/agia,como ciencia
fundamental del espíritu, y que, consiguientemente, los pro-
gresos esenciales en e] campo de ]as ciencias del espíritu se
aguardan sobre todo de un método ps/co/3g/co. La historia, pues,
P
16 Ci-enfia cultural ? ciemlcia }tatttra La a pos ic {ótt ca pitas 17

halo cogsidefado como psicologia 'aplicada, cosa que no con-


para la teoria de la éiencia. Puescon la ayuda del.concepto de
cuerda enteramente con el estado actual de esta disciplina. lo psíquico üo se explica claramente la diferencia de principio
Aunque en detalhesdifieren mucho unas de otrps las.distintas
que existe entre las dos''especiesdistintas del / /eras científico.
concepciohes,sin embargo,domina en la filosofia el pensamiento diferencia quê correspQRde a ías diferencias ma/er/a/es de los
capital de que en una clasificación de las ciencias particulares objetos y es causa de que los representantes de uzlo de los
importa ante todo la peculiaridaddel ser ps/gz//coy y esta idea grupos de ciencias particulares se consideren unidos entre sí
pesa por evidente aun entre pensadoresque, como Dilthey, más estrechamente que con los representantes del otro grupo;
tienen un sentido histórico hondamente impresol y, por lo tanto,
ni tampoco por el camino indicado puede derivasse plenamente
han llegado a darse cuenta de que la psicologia ac/z/a/no puede una oposiciónlógica utilizable, es decir, /arma/, entre dosmé-
servir de fundamento, especialmentepara las cienciashistó- /odes diferentes de la indagación científica especializada.
ricas. Pero entonces exigen una nueva psicologia, que está aún No es casualidad que en el campo de la psicologia, en los tiem-
por crear (i).
Critica de !a pos actuales, hayan trabajado, junto a los filósofos, sobre todo
Que la designación <ciencias del espíritu» es una característica hombres dedicados a las ciencias naturales; en câmbio. los his-
anterior opo-
sición. deficientísima de las disciplinas particulares no naturalistas, toriadores y los representantes de las demos <ciencias del espí-
siéntenlo cada día con mayor claridad muchos científicos de- ritu)> no se preocupan casi ninguno de la psicologia moderna.
dicadosa la investigaêión empírica, oponiéndoseen esta a las
Elmotiene su fundamento en la esencia mesma de la cosa, y una
opiniones dominantes en ]a filosofia (z). Y yo creo, en reali- modificación de esta situación no es verosímil, ni acaso siquiera
dad, que los ensayosde clasificación, emprendidosdesdeel deseable.La importância de la psicologia para algu11asde las
punto de vista de la oposición entre naturaleza y espíritu, no ]lamadas <tcienciasdel espírita» se exagera aún hoy mucho, a mi
pueden llegar a comprender las perdaderas diferencial que exis-
parecer, no sólo por los psicólogos,sino también por la lógica;
ten entre las ciencias empíricas. Y eso es justamente lo que y, en todo caso, ni la ciencia general que actualmente poseemos
importa. Ante todo, voy a intentar, para una orientaciónpro- de la vida anímica/ ni tetra nueva que se cree en adelante, puede
visional, contraponer en breves fórmulas mi opinión a las opi- tener para la restante mitad del «globus intellectualis», que cons-
niones corrientes afirmadas én la costumbre.
tituye la indagación científica particular, el sentido /z/mdamea/a/
Es cierto, no puede negarse,que las disciplinas empíricas no que posee]a mecânicapara las ciencias naturales. Es más: la
naturalistas tratan pre/e e /ámen/edel ser psíquico, y que, por aplicación de! mé/odo,hoy Corriente en ]a psicologia, tiene que
tanto, en este sentido, su denominación de ciencias del espíritu conducir necesariamenteen las ciencias históricas poi calninos
no es directamente /a/sa. Pera--y esta es lo único que importa--
equivocados, y ya, en efecto, ha sucedido así, cuando en lugar
con ella no se acierta a dar en la nota diferencial, que es esemcía/ de exposiciones históricas se han presentado teorias <(psicológjcC-
sociales».

(x) Véase. Ditxnx'v: Jdeas sobre utzapsicologia descriptiua y analítica. ,másimportante es advertir que, partiendo de z/Haopo-
.4c/as de /a J?ea/ Zcadem/a
siguientes.
de /as C/elzcfas, de Prusia, i894, pág. i399 y s/c/Ó#z2m/Ca,como la de naturaleza y espíritu, no se puede
(z) En el círculo de científicosante el dual expuseen i898 el contenido dividir metodológicamente por modo exhaustivo la /nüc,$edz/;n-
de este ]ibro, no se encontró /zad/e que sa]iera a ]a defensa de] término Óre de las ciencias particulares; porque los problemas que aqui
favorito que los lógicosempleanaún para designarlo que no es ciencia
de la naturaleza. Recientemente va usándose con frecuencia cada día se plantean son mucho más complicados de lo que ordinaria-
mayor el término de ciencía cultural. mente se cree. En lugar de z/madistinción entre naturaleza y
CiENCÍA
C(JLTURAL
'' CIÊNCIA
NATURAL
. q
18 Ciência cuttu at ? ciência natura! L a oposició n ca pitas 19

espírita, bebe !a teoria del método establecer, para la divisién


a los investigadores; por eso la distinción entre c/e#c/a#a/z/ra/
de las disciplinasespeciales,a mi parecer,las dos parejas si-
guientes de conceptosfundamentales. y c/encha cz///z/ra/me parecepropia parasubstituir a la división
Para [os fines de [a c]asíficación de ]as cíencias particulares, corriente de ciencia de la naturaleza y ciencia del espíritu.
\

no es posible encontrar dos grupos de objetos que se distingan Pera con esto sólo no basta. AI principio material de clasifi. .49éÍodo
na/zl
Z
uno de otro por su ser, es decir, a la maneta mioma como el cación hay que aãadir el principio /arma/, y en este último res- glÍ:?is/ÓTÍca
cuerpo se distingue del alma. En erecto,no hay Nada,al menos pecto los conceptos reciben una configuración más complicada
en la realidad inmediatamente accesible, que pueda substraerse que [a que tienen en ]a concepción corriente; la cual, por lo
en principio a una investigación del carácter formal que emplea demos, debe su aparente aencillez a los múltiples equívocos
la ciencia natural. En este sentido, está /as////cczdoel dicho de que yacen en la palabra <(naturaleza)>.
De una cualquiera de las
peculiaridades materiales de esa parte. de ]a realidad, que hemos
que no puede caber mas que z/nczciencia empírica, puesto que
de designar can el nombre de cultura, no pueden, naturalmente.
no hay mas que z/na realidad empírica. La realidad, en su tota-
lidad, esta es, como conjunto de toda existenciacorporal y derivarselas Oposicionesformales fundamentales entre los mé.
espiritual, puede y debe considerasse de fecho como un todo todos de las ciencias particulares, como asimismo no se derivan
unitário o, comogustamosde decir hoy, «monísticamente». En tampoco de las diferenciasentre naturaleza y espíritu. Por eso
consecuencia,hay que investigada, en todas y cada üna de no podemoshablar simplemente de <ímétodoculturalista», como
sus partes, por media de disciplinas particulares con uno y el se habla de «métodonaturalista» y como se cree poder hablar
de método psicológico.Pera al mismo tiempo debemosnotar
mesmométodo. Si se hace así, resultará que las ciencias que
indagan los procesoscorporales y las que estudian la vida aní- que la expresión {ímétodo naturalista)> sólo tiene sentido /Óg/co
mica estarán también unidas estrechamentepor intereses co- cuando la voz natui'aleza no significa mundo corporal, sino
munes. poseela ya referida Significaciónkantiana, o /or/na/,'az/aca,en
Ciência natu- todo caso, la significación de <imétodo corporalista», que seria,
Por ío tanto, poner como fundamento de la clasificación de
ral y ciência sin embargo, la exacta contraposición al método de ]a ciencia
cultural. las ciencias particulares una aros/c/ó#ma/e/'/a/ de los objetos,
es cosa que no puede hacerse, como no sea que de la realidad esP/r//z/ o método psicológico. La Oposición al conceito
/Óg/co de la naturaleza como existencia de ]as cosas, en cuanto
total se destaquenun cierto número de cosas y procesosque
que está determinada por ]eyes universales, no puede ser a su
posean para nosotros una especial s/g#///cac/óa o importância,
y en los cuales, por ende, vermos nosotros algo más que mera vez sino un concepto lógico igualmente. Tal es, a mi parecer,
{tnaturaleza>. Frente a ellas, entonces, no Óczs/a/'cÍ
ya por sí mioma
el concepto de ózs/orz'a,en el más amplia sentido formal de la
palabra, es decir, el concepto del sz/ceders/ gz//ar, en"su pecu.
la exposición naturalista, que, por lo demos, es enteiamente
liaridad e individualidad. Este conceptoestá en OPosiciónfor-

meill:lEXJIB):=:;::=.=
legítima, sino que habremosde plantear con respectoa ellas
obras preguntas más y muy distintas, y todas estas preguntas
referiránse ante todo a los objetos que comprendemosinmejora-
blementehalo el noínbre de cz///z/ra.Una división en ciencias
naturales y ciencias culturales basada en la especialsignifica-
ción de los objetos de la cultura podría manifestar menor que
ninguna tetra la oposfc/ómde ín/eresesque separa en dos grupos
20 Cíe?iria czz/lura/ 7 cinzela }zalz ra La opasiciõn ca pita! 21

no puede tratarse, en manera alguma, de que la distinción. for- los asertosexpuestosaqui y la justificación de mi ensayode
mal entre naturaleza e historia vença a suas/í/z/ír la distinción clasificación de las cienciasparticulares, que se aparta del usual
material entre naturaleza y espíritu, como equivocadamente y corriente. AI hacerlo habré de limitarme, en lo esencial,como
se ha entendido tal división. La distinciónentre naturaleza y ya he advertido, a exponer la distinción esquemática capitall
esp/rí/z/ no podemossubstituiria mas que por la distinción entre y solo podre esbozarlos desarrollosmás detallados. Este ensa-
naturaleza y CU//z/ra.Pera crer poder demostrar que entre nues- yo no se propone dar un s/s/emacompleto de la teoria de la
tros dos princípios de clasificación existe un nexo, por cuanto ciencia, que comprenda todas las ciencias, ni aun siquiera todas
para todos 'los objetos de la cz///z/ríz es una consideración ne- las ciencias particulares. Prescindimos aqui totalmente del mé-
cesaria su exposición según el método Ã/s/Ór/co,'y el concepto todo de la ///oso//a,' tampoco consideramos la matemática, en
de este método se comprende al cismo tiempo, partiendo de un su estructura lógica, por motivos que bien pronto habrán de
concepto formal de la cultura, que luego habremos de desenvol- manifestarse. Nos referimos a !as disciplinas empíricas que tra-
ver. Sin duda, el método naturalista se prolonga dentro de la tan del ser real del mamilo sons/ó/e. Solo a éstas convienen las
esfera de la cultura, y especialmente no debe decirse que sÓ/o dos opuestasformas fundamentales de exposición, que justifi-
haya c/encías cz///zlra/es #/s/Ór/cas. Reciprocamente, puedq en can su división en cienciasnaturales y cienciasculturales.
cierto sentido, hablarse también de un procederhistórico en el
seno de la ciencia natural; de sueste que para la consideración
lógica aparecen, a consecuencia de este, /err//oríos ín/ermed/os,
en los cuales están estrechamenteunidas investigaciones que
por una parte son culturalesé?#sz/con/enídoy naturalistas en su
método, y por tetra parte naturalistas en su contenido e histó-
ricas en su método. Esta conexión,empero, no es tampoco de
tal especie que amz//ela oposición entre ciencias naturales y
cienciasculturales, en la investigación científica particular. Lo
cierto es que con ayuda de nuestros conceptos podemos llegar
a la aros/c/ó/z. cáfila/ que buscamos en las ciencias empíricas,
limitando estrictamente el concepto de c/e/zcías cu//z/ra/es #/s-
íórícas. tanto en el sentido material como en el formal, frente
al concepto de ciencias naturales, y mostrando luego que, a pesar
de los trânsitos y de las formas intermedias, se procede pr/ncz-
pa/men/epor el método naturalista en la investigación de la
existencia natural; en câmbio, en la investigación especializada
de la vida cultural se usa Pr/ncípa/men/e el método histórico.
Mi tarei en lo que segue consistirá en desenvolver la oposición
ma/erga/en el ya indicado sentido entre naturaleza y cultura,
y la oposición /orça/ entre mé/odo naturalista y mé/odo histó-
rico, hasta el punho en que aparezcan claros el fundamento de
Nata ateza ? culta ra

sonlos que brotan libremente de la berra. Los productos culti-


vadossenlos que el campo da} cuando el hombre lo ha labrado
y lembrado. Segúnesto, es naturaleza el conjunto de lo nacido
por sí, oriundo de sí y entregado a su propio crecimiento. En-
frente está la cultura, ya sea como lo producido directamente
por un hombre actuando según fines valorados, ya sea, si la
cosa existe de antes, como lo cz///zpczdo
intencionadamente por
el hombre, en atención a los valores que en ello residan.
Por mucho que estivemosesta oposición, siempre supcndrá
NATURALIZA V CULTURA necesariamente que en !os procesos culturales está incorporado
algún ua/or, reconocido pcr el hombre y en atención al cual el
hombrelos produceo, si ya existem,los cuiday cultiva. En
Prodttctos na. Una investigación estrictamente sistemática, que arranque de
turaies y cu{ los problemas lógicos, tendría que einpezar por una reflexión câmbio, lo que ha nacido y crecido por sí) pz/ede considerasse
tiz;idos. Vale sin referenciaa valor alguns; y dele considerasse
así si real-
res. BiCHas. sobre las diferencias /arma/es entre los métodos; y partiendo
mente no ha de ser tetra cosa que naturaleza en el indicado sen-
del concepto de una ciencia i%/s/ór/ca, habría de alegara la inte-
tido. En lcs objetos culturales residen, pues, valores, y por eso
ligencia del de ciencia cz//fz/ra/(i). Pera como, sin embargo, las
vamos a llamarlos Ó/e/7es,' de ese modo podremos distinguidos
cíencias particulares parten de diferencial rea/esy la díuís/ón
al mismo tiempo, como realidades valiosas, de los.valores mes-
del trabajo, en el curso ulterior de ellas, se.determina ante todo mos, que no son realidades y de los cuales puede prescindirse.
pot la diferenciamaterial entre naturalezay cultura, comenzaré

Los procesosnaturales no son pensados como bienes y están
por la oposición real, para no alejarme más de lo necesariode lebres de toda relación con los valores. Por lo tanto, si de un
los intereses de la investigación particular, y aãadiré a mis
objetocultural se retira el valor, quedareducidoa mera natu-
desarrollosuna explicación de las diferencial metódicasforma-
raleza. Por media de esta re/erencía a /os pa/odes,referencia que
les, exponiendo luego las relacionesexistentes entre el princi- existe o no existe, podemos distinguir con seguridad dos espe-
pio formal y el principio material de clasificación. cies de oÓ/e/os,'y só/o por ese medio podemos hacer la distinción,
Las palabras na/zíra/ezay dz/// ra no son unívocas, y particu- porquetodo procedocultural, si prescindimosdel valor que en
larmente el concepto de naturaleza se determina siemprel en
él resida, tendrá que considerassecomo relacionado con la na-
primer término, por el conceito al cual sele opine. Para evitar turaleza y, por ende, como naturaleza.
toda apariencia de arbitrariedad lo mejor será atenernos por Todavia debemosaãadir algo sobre la espec/ede valor que
de pronto a la significación or/gínar/a. Los productos naturales transforma ciertas realidades en bienes de cultura y las destaca
así de la naturaleza. De los valores no puede decirse ni que son
ni que no son ea/es,sino solo que valen o no valen. Un valor
de cultura, o es reconocido de hecho por todos como válido,
o su validez, y con ella la significación más que puramente indi-
Kzl?zoFi'sc;zer,igo5; segundaedición,igo7. Deseoinsistir en quetampoco vidual de los objetos a que está adherido, es postulada al menos
esteslibras se proponen desarrollar un sistema completo de la teoria de la
ciencia, y por lo tanto son inútiles todas las objeciones que tengan por pcí un hombre de cultura. Pera además,en la cultura, tomada
objeto nlatlifestar que tal o dual disciplina no ocupa lugar en mi sistema.
24 Ciência CLLltlirat y ciência Katttra! Nattt ateia ? cultura 25

en su sentido máximo, no puedetratarse de objetos de un mero


EI que hagamos entrar en la cultura también los elementos
desço,sino de bienes,a cuya valoracióno cultivo nossentimos
del cultivo agrícola, las máquinas y los productos químicosno
más o menos <coblig&dos», ya sea por consideración a !a comuni-
es ciertamente una objeción contra el empleo del término de
dad en que vivamos, ya por algún otro motivo, cuando refle-
ciencia cultural, como ha pensado Wundt (i); más bien demues-
xienamesen generalsobre la validez de los valores. Y esa obli-
gación no debe pensarse meramente como una necesidad moral.
tta, por lo-contrario, que esaexpresión conviene a las discipli-
EI pensamiento de que pz/edé?n manifestárserlos como <cdebidos>
nas no naturalistas mucho mejor que la expresión ciencia del
espíritu, que Wundt defiende. Es cierto que los inventos técni-
nos serve para trazer el limite que separa los objetos de la cultura
cosse hacenen su mayoría con la ayuda de la cienciana-
de ctros dcs grupos de objetos: de un lado, aquellos que, si bien
tural. Pero ellas mismos no pertenecen a los oÓ/e/osde la in-
todos aprecian y apetecen, es, emperq por mero instinto, y de
vestigación naturalista, ni pueden tampoco fiou.rar en las
otro lado, aquellos que deben su valoración como bienesa las
ciencias del espíritu Solo, pães, en una ciencia cultural baila
alternativas de un capricho (i).
ExteKsión det lugar la exposiciónde su desenvolvimiento,
y no face falta
con ce T {o de
Facilmente se advierte que esta oposición de naturaleza y
demostrarla importância que paedemtener para la cultura
cult t{ rc!. cultura, en cuanto se trata de una distinción de los dos grupos «espiritual».
de oó/e/osredes, reside realmente en el fundamento de la divi-
sión de las ciencias. La religión, la iglesia, el derecho, el Estado, Respecto de algunas discip]inas, como ]a geogra//a y la e/ma-
las costumbres,la ciencia, el lenguaje, la literatura, el arte, la gra//a, puede desde luego caber dudas sobre el lugar a que
economia, y asimismo los medios técnicos necesariospara su pertenecen;pera en las fales disciplinas la decisión dependerá
tan pólo del pz/n/o de p/s/a a que reduzcan sus objetos,-es decir.
cultivo, scn, cuando llegan a cierto grado de desarrollo,objetos
de que los considerencomo mera naturaleza o los pongan en
de cultura o ó/eles, exactamenteen el sentido de que el valor
r$1acióncon ]a vida cu]tura]. La superfíciede ]a. berra; que es
en ellas residente, o es reconocido por todos los miembros de
en sí misma un producto natural, adquiere otro interés que no el
una comunidad,o su reconocimiento
les es exigido a todos.
meramentenaturalista si la consideramos como el teatro de
Por eso basta que ampliemos nuestro concepto, hasta haver toda la evolucióncultural. Los pueblosprimitivos puedencon-
entrar en él también los pre/z/dz'os y los Homem/o;de decide c/a
siderassepor una parte como «pueblos de la naturaleza»;mero
de la cultura, como asimismo los procesos que la fomentan
por tetraparte cabeinvestigados con el propósito de inquirir
o entõrpecen, y en seguida veremos que abraça todos los objetos hasta qué punto se encuentranen elmoscomienzoso indícios
de la ciencia de la religión, de la jurisprudencia, de la historia, de cultura. Esta duplicidad contribuye, pães, a confirmar nues-
de la filologia, de la economia nacional, etc., esta es, de todas tra opinión de que no son ]as más importantes esasdiferencial.
las <cienciasdel espíritu)>,con excepción de la psicologia, y que,
como las que separan naturaleza y espíritu; y sin vacilar pode-
por lo tanto, el término de ciencia cultural es aprop/adísfma mos,por lo tanto, clamara las disciplinas particulares no natu.
designaciónpara las disciplinas especialesno naturalistas. racistasc/'eHC/as
CZ///üra/es
en el sentido indicado.
Sin embargo, esta palabra se emplea a vecesen otro sentido.
(i) No es preciso entrar en más detalhessobre las diferentes clasesde
validez de los valores, cuya división acarrea muchas dificultades. Véase y por eso será bueno limitar nuestro concepto frente a oiros
e] último capítulo de esta obra, titulado «La objetividad de ]a historia conceptosafines, en los cuales la expresión de cultura .com-
de !a cu]ítura».A]]í se desarro]]ae] concepto de ]a va]idez de ]os valores
cu[turaies hasta e] punto preciso para ]a inte]igencia de ]a objetividad
empírica. ll l Introdtlcción a !a filosofia, xgot
26 Cíe;zcía czzZfzfra/y cfe?zcíanal ra/ Naturaliza y cultura 27

prende en parte un territorio de/mas/adoamp//o y, en parte tienen algún motivo para separar el ser físico y el ser psíquico,
tainbién. gemas/ado es/rec/zo. Pelo en esta me limitaré a algunos
a[ modo como ]a psico]ogía ]os separam y si, por ]o tanto, e]
ejemplos. concepto de <do espiritual», que emplean las ciencias cz///z/ra/es,
Concepcióit de Como tipo de una acepción demasiadoamp/ía tomará el con- coincide con el concepto de lo psíquico, que elabora la ps/co-
H. Paul.
cepto de ciencia cultural tal como Paul (i) lo ha establecido. /og/a. Además, prescindiendo de esta, no acabo de comprender
Una breve disco.siónde las concepcionesde este autor está tanto cóino Paul, dado su método, pretende distinguir <exactamente»
más indicada cuanto que Paul, por sus convincentes razones, la ciencianatural dela cienciacultural. EI mismosacala con-
no solo ha contribuído a propagar la expresión de <cciencias
secuenciade que, según su determinación, hay que reconocer
culturales», en lugar de «cienciasdel espíritu». sino que también también una cz///z/rcz
an//p?a/,'pera no podrá, sin embargo,sos-
ha sido de los primeros que en nuestro tiempo han clamado la tener que la vida animal, refiriéndose a procesosespirituales,
atención sobre la diferencia lógica fundamental que existe en- pertenece, en /odo caso, a las ciencias culturales. Pertenecerá
tre la ciencia de /eles y la ciencia /z/s/ór/ca,distinción de que a ellas solo en el caso de que la consideremos como pre/z/dfo,
más tarde habremos de ocupamos No obstante, empéãasePaul no ya de la vida espiritual humana en general, sino de la vida
todavia en <seííalar como nota distintiva característica de la cul-
cz///z/ra/del hombre, en el sentido que he indicado. Si desaparece
tura... la manifestación de factores ps/gzzícos>.Es más: ésta le esa referencia a los L'a/aresculturales, no tendremos mas que
parece «la única limitación exacta posible de esta esfera, frente naturaleza ante nosotros, y en tal caso /a//a por completo esa
a los objetos de las ciencias naturales». Y como, según él, <çel «única limitación exacta posible».
elemento psígu/co... es el factor más esencial en todo movimiento Y Paul lo confiesa /mp/ícz'/ame/e cuando, como exemplo de
cultural, el eje en torno del cuál todo gira», resulta para Paul ciencia cultural de la vida animal, indica la historia de la evolu-
que <çlapsíco/agia es... la base principalísima de toda ciencja ción de[ instinto artístico y de ]a organización socia]. En erecto,
cultural, entendida en sentido elevado». Si evita el empleo de la hablar de instintos artísticos y de organizaciónsocial en los
expresión {ccienciasdel espírita» es se/ámen/eporque <(tanpronto a /ma/es es cosa que no tiene sentido, como no sea tratándose
como pisamos el terreno de la evolución histórica, tenemoÉ que de procesos tales que puedan ser considerados por ana/og/a con
habérnoslas con fuerzas físicas, además de las psíquicas». Su la cultura #z/mama,'
pera entoncesson también procesoscultura-
determinación del concepto viene, puespa parar a eito: lo psí- les, en el sentido que yo he expuesto. Esa maneja de considerar
quico, cuando se presentese/o,es objeto de la ciencia pura del la vida animal no puede admitirse, emperol como la zín/ca
espíritu; pero toda realidad que se camPO/zga de ser psíquico legítima. Es más: podría mostrarse que la transposición de con-
y de ser físico pertenecea las cienciasculturales. ceptos culturales humanos a comunidades animales es casasiem-
Lo exacto en estaspensamientoses, sin duda alguns, la idea pre una analogia caprichosa y preííada de confusiones.éQué
de que las ciênciasculturales no puedenrestringirse a la inves- debemosentender por Estado, si esta palabra puede aplicarse
tigación de procesos espirituales y que la expresión de <ciencias igualmente al Imperio alemán y a una colmena?dQué es una
del espíritu)>es por tal motivo Foco característica. Pero hay obra de arte, si por tal se entiende tanto el sepulcro de los
que proseguir y preguntar si las ciencias culturales empíricas Médias, por MliguelAngel, como el canto de un pájaro? En
todo caso,el concepto de Paul, precisamente por ser lo ps/gz//co
su característicaesenc/a/,resulta z#adecz/adopara delimitar la
(i) Prí/zcípíosde /a Ãz'sforíade/ /eng a/e, tercera edición. pág. 6 y si-
guientes. esfera de la cultura frente a la de la naturaleza, y sus desarro-
28 Cieyicia cu tara! ? ciência Kat.yta! Naturateza y c altura 29

lias posteriores demuestran que el mesmo Paul no conseguesu como hay que distinguir ios bienes de los valores residentes en
propósito con este concepto. ellos, y ver claramente que en los «valoresespirituales>lo que
Lo psíquico y Pera me detengo aqui. Solo queria mostrar claramente, con importa no es lo esp/rz'fz/a/,
sino los ua/odes.Entoncesno se pre-
{os valores.
un exemplo,que sin un punto de vista afianzado en los valores, tenderá hacer uso de lo psíquico para trazar los limites entre
sin un punto de vista que separelos ózenesde las otras rea//dados
l cultura y naturaleza. Lo psíquicoestá unido con la cultura solo
sfn pa/or, es imposible hallar una distinción aguda entre natu- como valoración, y aun como valoración no coincide con e]
raleza y cultura. Y chora deseoexplicar por qz/éen la determi- valor que transforma una realidad en un bien cultural.
nación del concepto de cultura es tan fácil que el concepto de !o Bastarán pecas palabras para tratar de las otras determina- O! asacepcz'o
esp/r//z/a/ venga a substituirse al de ua/or. clones que restringen el concepto de cultura a un grupo »ar/O nesde/ cola
Los procesosculturales habrán de considerarserealmente no //m//ado de objetos va]orados en general. Si ]as menciono es fuga.
solo con referenciaa un valor, sino al mesmotiempo también principalmente porque algunas de ellas han sido causa de que
con referencia a un ser ps/gz//coque los valora; porque los valo- para muchos adquiera la palavra cultura un sea//do adiem//c/o. \
res son valorados tan solo por seres psíquicos, circunstancia francamente fatal, que puede explicar la antipatia hacia el tér-
esta que implica que lo psíquico, en general, se considere como mino de ciencia cultural. No me refiero tanto a esasconexiones,
lo más valioso, en comparacióncon lo corporal. Existe, pues, como, v. gr.., <lluchacultural» y <cultura ética», que nada tienen
realmente z/# MEXO entre la oposición de naturaleza y cultura, que ver con ]a ciencia, ni tampoco pienso en que muchog se han
por una parte, y la oposiciónde naturaleza y espíritu, por tetra; acostumbrado a no emplear la palabra cultura a consecuencia
porque en los procesosculturales, como quiera que son bienes, del mal uso que gentes de cierto partido hacen del lenguaje, en-
hay siempre una valoración, y por ende también /z/ega en ellas tendiendo por <fcultura)> pólo los movimientos de las mesas, o
la vida espiritual. Pera aun cuando esta es exacto, no puede no queriendoadmitir en la cultura, por «inmorales>,las gue-
justificarse por ello una división de las cíenc/asfundada en la rras de tiempos pretéritos. Más bien me refiero chora a los pen-
oposición entre naturaleza y espíritu, pues la mera presencia samientos que se asocian particularmente con el concepto de
de lo ps/gz/ícono constituye por sí sola el objeto cultural, ya <chistoria de la cultura», tan favorecido del gran público. Nuestro
que la vida anímica,comotal, ha de considerarse
también conceptode la cultura, para ser utilizable en el propósito de
como naturaleza; por esono debeutilizarse en la de/íníc/ón del dividir las cienciasen dosgrupos, debe,naturalmente,perma-
concepto de cultura. Podría hacerse si en lo psíquico, como
necerajeno por completo a las oposicionesque se han estable-
cido entre la ciencia llamada <chistoriade la cultura» y la historia
necesariacondición previa de una valoración, hubiera de pen-
sasse ínc/z/ído e/ ua/or m/smo como un valor universalmente po////ca, por ejemplo, y que, sobre todo en los escritos de Die-
valioso. Esta puede que ocurra realmente con frecuencia, sobre trich, Schãfer(r) y Gothein (z), han sido puestasen una luz
todo cuando se emplea la voz espíritu, y elmoexp/Ícarfa los en- que las hace interesantes. Por una parte, es el Estado. según
sayos que vamos a rechazar. Pero no es, en modo alguno, lícito nuestra determinación,un bien cultural, como lo esla economia
hacer esa identificación del espíritu con la valoración de un popularo el arte, y nadie puedever en ello una terminologia
caprichosa. Por tetra parte, tampoco es conveniente identificar
valor universalmente valioso, mientras por espíritu se entienda
lo psíquico. Más bien hay que distinguir conceptualmente,con
precisión, el ser espiritual, esto es, los actos psíquicos de valo- tullll tB9t. stera propia de la labor histórica, x888, e Historia de [a cu]-
qz) Los problemas de ta historia de la cultura. x88g.
ración, por un lado, y los valoresmesmosy su validez, por oiro,
30 Ciência cttlturai y ciência natural

del todo la vida cultural con la vida del Estado. Puesaunque


sea:muy exacto que, como Schãfer,sobre todo, ]la mostrado,
toda cultura superior sólo en el Estado se desenvuelve, por lo
cual acasotenga razón la investigación histórica al poner en el
primer plano la vida política, sin embargo, hay muchascosas,
como el lenguaje, el arte y la ciência, cuyo desarro11oes en parte
independiente del Estado; no hay mas que pensaren la religión
para comprender cuán imposible es subordinar todos los biénes V
culturales a la vida política y, por onde, todos los valores cul-
turales a los valores políticos.
Atengámonos, pues, al concepto de cultura, que coincide por CONCEPTO Y REALIDAD
completo con el uso del lenguaje; es decir, entendamospor cul-
tura la totalidad de los objetos redes en que residemvalores Si la diferencia entre ciencias naturales y ciencias culturales E ! c onoc i-
universalmente reconocidos y que por estesmesmosvalores son vniento no es
quedaseanotada con decir que en aqüéllas los objetos naturales xna reproduc-
cultivados; no aãadamosninguna tetra determinaciónmás pre- ción dela rea-
y en estas los procesosculturales son investigados siempre por
cisa, eii el contenido, y vermos cómo ese concepto puede ser- !idas.
el m/smo mé/odo,tal aserto significaria logicamente bien poça
vimos para delimitar los dosgrupos de ciencias.
cosa.Para mostrar que entre los dos grupos de cienciaspar-
ticulares existen diferencias más hondas dejaré el principio ma-
terial y me volvera bacia el principio /arma/ de clasificación.
Mas para expoherlo claramente, son indispensablesante todo
algumasobservacionessobre el conocimiento en gemeu/ de las
ciencias particulares. Voy a partir del concepto, tan extendido,
del canocer,cama una copia Q reproducciónde la realidad. S\
efectivamente este concepto no es reconocido como insostenible
--al menosen cuanto de conocimientocientífico se trata--,
no cabe esperanza de comprender la esencia de un método
científico; es más: ni el concepto de «forma)>científica puede
alegar a un pranto de claridad.
Si la realidad por conocer se prensa como otro inundo que
no es el inmediatamente conocido y experimentable, un mundo
«trascendento>,que está detrás del mundo que percibimos, en-
toncesla teoria de la copia parece tener un buen sentido. EI
problema del conocimiento consistirá en tal caso en formar.
con el material inmediatamente dado, representacioneso con-
ceptos que coincidan con aquel mundo trascendente. La teo-
ria platónica del conocimiento, por ejemplo, ve en las «ideas>
az Ciettcict cutturat y ciência }latLLral

H --séame lícito decido así, brevísimamente--la realidad; y como


las ideal son z/n/z;essa/es,
en Oposiciónal mundo sensible,que
por doquiera es particular e individual y propiamente irreal.
resulta que no las representacionesindividuales, sino só]o ]as
Concepto y reaiidad

casola coincidenciadela copia con el original podríacompro-


barsedirectamente. Pelo si miramos más de cerca, resulta que
aqui precisamentees dondela teoria de la reproducciónse face
33

generales, las que reproducen las ideas, son verdaderas. Por harto dudosa.EI progresodel conocimiento,en esta hipótesis,
eso]a esenciadel conceptola encuentràPlatón en su z/n/- dependeriasó]o de ]a mayor o menor facilidad con que pudiera
persa//cíad,
O bien:un físicomodernoconsideraasimismo el darse una /epe//c/ó# de la realidad. EI mejor «conocimiento»
mundo dado, con sus determinacionesCualita+ivas, como se. seria, puespel del espero;un modelo coloreado con suma per-
lamente <ísubjetivo»,y en .câmbio considera como objetivo fección se acercaría más que nada a la verdad, por ]o menos
el mundo cuantitativamente determinado de los átomos; y en lo que respecta a la visibilidad de las cosas. Pelo semejante
el problema del conocimiento consiste entonces en formar re- repetición exactísima o dz/p//cac/ómde la realidad, en el sentido
presentaciones o conceptos cuantitativamente determinados. de copio .!es rea]mente ]o que satisface al hombre aplicado al
los cuales son igualmente verdaderos, porque reproducen la conocer?Una copia perfecta no poseepara nosotros valor cien-
realidad. tífico sino cuando el objeto de experiencia reproducido en la
Pera aunque hubieran de ser exactas esas audazes suposicio- copia no nos es directamente accesible; pelo el conocimiento
H
nes, sin embargo, nada sabemos /;media/a e /e de un mundo no contiene nunca, ni mucho menos, una duplicación absolu-
situado trás la realidad dada; y ]a coincidenciade las represen- tamente completa como tal. Así, pues, dno-es cierto que el
taciones o conceptos con él, es decir, la semejanza de ]a copia conocer científico se muestra aqui más bien como una /ra#s-
y el modelo, no puede nunca ser comprobada directamente. /ormac/Ó#,y que, si no se admite un mundo trascendente,en-
Así, pues,para comprenderla esenciadel conocimientono cabe tonces es cuando la teoria de la reproducción se face de verdad
insostenible?
M sino que empecemos investigando el proceso de /ra s/or/aac/t5m.
por medio del cual se e]aboran ]as representaciones o conceptos Sin duda, puede decirse que, en el conocer, lo que se ga/ere
que coinciden con el mundo trascendente. Por consiguiente, en conseguirno es mas que una reproducción o copia de las cosas:
la ciencia tiene que «describir el mundos como él es realmente.
.econcepto trascendente de la verdad, en todo caso, tendrá
y lo que no sea una descripción que corresponda exactamente
la lógica que co.nsiderarel cqfiocera /e /odo, no como un repro-
con la realidad, careceraen absoluto de valor científico. Contra
ducír o copiar, sino. como un'proceso que, mediante el co#cep/o,
transformael material representativoinmediatamentedado. la manifestación de ese querer no se puede, naturalmente, decir
gran cosa; pelo cabe plantear la cuestión de si es posible o no la
pues tal es el único proceso directamente asequible para la
lógica y por el cual ha de surgir esa copia de la realidad tras- realización de ese querer. Inténtese solo una vez «describir»la
B
cendente que se busca. realidad exactamente y aprehenderla en conceptos«tal como

R acaso ese concepto trascendente de la verdad sea por


completo insostenible; es decir, acaso el conocimiento que nos
ella es»,con todas sus singularidades,para adquirir asl una
copia; pronto se verá cuán falta de sentido es semejante em-
proporcionan ]as ciencias particulares se limite al mz/ado sem- presa. La realidad empírica, efectivamente, se manifiesta como
una mz/cóedzlmóre / ca/cz//úó/e para nosotros, que parece ir cre-
s/ó/e inmanente, inmediatalnente dado, y entonces el problema
ciendo sin cesar, conforme ahondamos en ella y empezamos a
consistiria en reproducir solo este mundo. isto parece,en rea-
lidad, implicar menos Suposicionesprevias, puesto que en tal analizarla en sus particularidades. EI <(másmínimo» pedazo
contiene más de ]o que puede describir un hombre finito. Es
CIÊNCIA CULTURAL Y CIÊNCIA NATURAL.
3

l
34 Ciência cultural y ciência natural Co }tce pto y re at dad

más: lo que un hombre puede aprehender en sus conceptoq


ni procesoalguns que sea perfectamente /gz/a/ a otro, sino que
y por tanto en su conocimiento, es insignificante comparada
es pólo más o menos semejante; y aun dentro de cada cosa y de
con lo que tiene que dejar a un lado (i). Si tuviéramosque
cada proceso,distínguesea su vez la más mínima parte de cual-
reprodüc/r esa realidad en conceptos}nos hallaríamos, como
cognoscentes, ante un problema radicalmente insoluble. Y así.
quier tetraparte, ya seapróxima, ya lejana, en el espacioo en el
si algo ya realizado y cumplido puede legitimamente ostentar tiempo. Así, puededecirsetambién que toda realidad presente
un sello peculiar, propio, individual. Nadie es capaz de sostener
la pretensión de ser un conocimiento,.habremos de atenernos
que ha tropezado nunca con algo aÓso/z//amem/e homogéneo en
para el conceptoinmanente de la verdad a la afirmación de que la realidad. Todo es diferente. Y esta podemosformulário en el
el conocimientono es una reproducción,sino una /uns/orma-
ptlnc\pla de la heterogeneidad de todo lo real.
c/óa, y-- podemos aãadirlo--siempre una s/mp////cac/óm, compa-
Evidentemente, este principio vale también para ]os trânsitos
rado con la realidad mioma.
contínuos y paulatinos que toda realidad manifiesta, y esta
La rea/z'.dad Para nuestro desarrollo podría quizá bastar esta escueta e
precisamenteeslo importante en el problema de la racionalidad
/ 7 ãefl1; 21; irrefutable negativa que oponemos a la opinión de que la ciencia
de la realidad. Dondequiera que dirijamos la mirada encontra-
tiene que pro.porcionarnosuna reproducciónde la realidad. Pera
mos una coP///zz/ad//erencfa, y esa unión de ]a heterogeneidad
como la imposibilidad de aprehender en conceptos la realidad
con [a continuidad es ]a que imprime a ]a rea]idad su se]]oca-
«tal cual es>conducea afirmar la irracionalidad de la realidad
racterístico de «irracionalidad»,esta es: por ser la realidad en
empírica, y como este pensamiento ha tropezado con decidida
cada una de sus partes un co#///zz/o e/e ogémeo,no puede el
contradicción, quiero aãadir algo acerca de este punto, y par- concepto aprehenderla tal como ella es. Si, por tanto, le propo-
ticularmente decir en qué sentido es la realidad /rrac/O#a/y en nemosa la ciencia el problema de reproducir exactamentelo
qué sentido puede llamarse rczc/oma/.
real, muéstraseàl punto la /mpo/enc/ade/ comceP/o, y si en la
Si consideramos con atención un ser o suceder cualquiera, teoria de la ciencia impera la tesis de ]a reproducción, ]a única
dado inmediatamente,podemoscon facilidad damos cuenta
conclusión consecuente habrá de ser un escepticismo abso'.
de que no encontramosen él ningún limite estricto y absoluto, luto (i).
sino que por doquiera hallamos /rá s//os paulatinos. isto obede-
No debemos,pues, proponer ta] problema al concepto cien- .E/ conde/
ce al carác/erÍm/z////popropio de toda realidad dada. La natu-
tífico. Lo que hay que hacer es preguntarle cómo alegaa adqui- Zll;;f /rans-
raleza no da saltos. Todo fluye. Estas son viejas asercionesy, rir poder soZ)re /o rea/. Y ]a respuesta ]a tenemos bien próxima. ;PH/lca /a rea-
en realidad, valen en el ser físico y sus propiedades lo mesmo
iâXo mediante una separación conceptual de la heterogeneidadlidam.
que en el psíquico, esto es, en todo ser real que conocemos
y de /a con//mw/dad puede la realidad hacerse <uacional».'Lo con-
inmediatamente. Toda forma extensaen el espacio,o que llene
un tiempo! tiene ese carácter continuo. Podemosresumir
. (i) Advierto expresamente que no Lábio de una «infinítud)> de lo real,
esto caracterizándolo como principio de la con// z//dad de /odo
a
to raa}.

Pera es preciso aãadir algo más. No hay en el mundo cosa

(i). En mi líbio sobrqZos /ímí/es, etc..., pág. 3Z y siguientes, he inten-


tado fundar prolijamentê estas pensamientos, que a pnmera vista pueden
parecer algo paradójicos. ' ' '
36 Ciência cultural ? ciência nata a!
Coacepto y lea! dad 37
tinuo se dela dominar por el conceptotan pronto como es
homogéneo, y lo heterogéneo se somete al concepto Quando po- también absolutamente irreal, pues nosotros solamente cono-
demos hacer cortes en él, esto es, cuando lo transformamos cemos realidades cz/a//fa//uzzmemfedeterminadas.
de continuo en d/safe/o.De esta suerte ábrenseante ]a ciencia Así, puesl si queremos mantener las cualidades, y con ellas
dos caminos opuestos.para formar sus conceptos. La continui- la rea//dad, tendremos que atenernos a su heterogeneidad; pera
dad heterogénea, que reside en toda realidad, es transformada entoncesserá precisohacer cortes en su continuidad. En este
oía en continuidad homogénea, ala en discreciónheterogénea.En caso perderáse de la realidad todo aquello que esté comprendido
cuanto esto es posible, puede la realidad llamarse rac/omcz/. Se. entre los limites trazidos por los conceptos, y no es Foco. Pães
guita siendo irracional solo para el conocimientoque quieta aunque ponhamos los limites tan cerca unos de otros como que-
reproducirla s/H transformaria.
ramos,siemprela realidadfluye entre elmos
inconcebida,con
EI primer camino, que comienzaprescindiendode la hetero- su continua y, por tanto, inagotable heterogeneidad. Con los
geneidad, lo seguela ma/emá/Íca. En parte, llega esta ciencia conceptosno podemos hacer tetra cosa que echar puentes sobre
incluso a un discreto homogéneo,como lo tememos,por exemplo, el río caudalosode la realidad, por diminutos que meanlos ocos
en la serie de los númerossimples; pera también puede la ma- de estespuentes. Esta n/Hgz/naciencia del ser real podre alte-
temática dominar en conceitos lo continuo, con sólo pensado rado. Sin embargo, el contenido de los conceptos, así construí-
homogéneo, y entonces alcanza su triunfo mayor. EI carácter dos, está en principio más cerca de la realidad mesmaque lo
a priori de la matemática está ligado a la homogeneidad de sus homogéneo y puramente cuantitativo; pera no necesitamos se-
objetos. IJn pre-juicio, o juicio anticipado sobre lo que aun no ha guir discutiendo aqui este asunto, porque nos limitamos a aque-
sido observado o experimentado, es posible siempre y cuando llas ciencias que quieren formar conceptos de oÓ/e/os rea/es.
se pueda estar seguro de no tropezar nunca con algo nueuoen Sólo a éstas es aplicable en general la distinción de ciencia
principio (i). Sin embargo, desdeel junto de vista de una cien- natural y ciencia cultural. Las cienciasdel ser ideal, comola
cia que quiere conocer la /ea/fdad, es caro el precio pegado por matemática, no pertenecenni a uno ni a otro grupos y por lo
esostriunfos. Los objetos homogéneos, de que habla la mate- tanto no figuran en nuestro desarrollo.
mática, no tienen ya.sentido real, sino que pertenecena una Para nuestro fin, que es clasificar las ciencias empíricas del
esfera que solo puede caracterizarse como una esfera de seres ser real de los objetos, bastará la indicación de que la realidad,
ideales, $i es que ha de decirse, en general, que estesobjetos son. «tal como ella es>,no cabe en ningún concepto que quiera com-
EI mundo de las continuidadeshomogéneas es para la mate- prender su contenido. Solo en una ciencia puede surgir la ilusión
mática el mundo de las can//dados
pz/raq y por estarazón es de que a pesar de todo concebe ella sin resíduos, plenamente,
la realidad; y es--por motivos fáciles de comprender--la //s/cZz
y no tiene sentido decir que lo real es incognoscible. Las ciencias particu- ma/emó//ca.Por eso el racionalismo moderno, que considera]o
lares aspiran a conocer el confenfdo del mundo real, y sobre ese contenido real como enteramente concebible, se ha asentado principal-
nada nos dize el concepto formal del continuo heterogéneo,sino darmos
cota.cienciade su inagotabilidad. Así, pues, quando se ha formado ese con- mente en ella. En erecto, la física se ocupa, sin duda alguma,
cep!b.formal, seguesiendo lo real, para las ciências particulares, lo incon- de un ser /ea/,' y, sin.embargo, parece como si por virtud de la
cebible en su contenido, esta es, e] ]ímite de ]a conceptuación'científica
que se dirige al contenido: Con.eito quedan contestadas las objeciones de aplicación de la matemática, lo discreto, en que la física tiene
tuVX SxtKusEKa: Sobre ta lógica de la ciência.histórica, tgx4t Pâg- AS que dividir ]a realidad heterogénea, se tornase de z/euoe ün
l.t\ Véase ml uticuÀa Lo uno, la unidady el uno. Obseruaciones
para la
rógz'cade/ concepfo de zzz2mero,igii- ('Logos, 11, Pág. 26 y siguientes.) oÓ/e/ocom//#zro,y, por consiguiente, dijérase que ]a continuidad
heterogénea de. la realidad mesma es recebida en los concep-
38 Ciência cultural ? ciência natural Cerce l)to ? reaiidad 39

tos (i). Pera dejando por ahora a un lado este casoúnico para êHay asimismó dos pz/n/os de u/s/a, diferentes en su principio
trataria luego, consideremos las demás ciencias de la realidad.
y en su carácter formal general, según los cuales las ciencias
Tienen que contentasse,en todo caso, con una par/e relativa- particulares separan en la realidad lo esencial de lo inesencial
mente pequena de la realidad; su conocimiento no puede ser.
y reducenasí a la forma de coacep/oel contenido intuible de la
por lo tanto, mas que una simplificación; nunca, empero, una realidad?
reproducción del contenido real.
Antes de contestar a esta pregunta, diremos aún dospalavras A cepciótl de !a
.E/ plr/nczlg f ' De aqui se deriva un punto de vista decisivopara la metodo- acerca de[ emp]eo de ]a expresión <concepto».Entendemos por palavra ' 'con-
cepto
concepfaacfán
logra. Las ciencias necesitan, ,si no ha de ser cczpr/c»ososu pro- concepto, en correspondencia con nilestra posición del problema,
ceder transformativo, un <çapriori)>o «pre-juicio> de que puedan los productos de la ciencia, y contra esta acepciónno cabe
hacer uso para la limitación recíprocade las realidades,para levantar objeciones. Pero al mesmotiempo, también al conjunto
la transformación de la continuidad heterogénea en discreción= de /odo aquello que la ciencia aprehendede una realidad, para
es decir, necesitan un pr/ac/P/o de se/eCC/óm
en que apoyarse, para concebida, lo llamamos el concepto de esa realidad; de sueste
proceder, en el material dado, como suele decirse, a separar lo que no establecemos diferencia alguns entre el contenido de una
esenc/a/de lo /mesac/a/. Este principio, comparado con el con. expôs/cíóncientífica, en general, y el contenido del concepro,'y
tenido de la realidad, tiene un carácter/orça/, y así, el concepto estasí podría decirseque es arbitrário. Esta arbitrariedad, em-
de ]a <eforma> científica resulta ahora claro. EI com/z//o de /o pero, seria injustificada si sobre este punto existiera una /radf-
eSe#C/a/,y no una feproduccióndel contenidode la realidad. c/Ón//rme en la terminologia. Pera, como es sabido, ésta falta
es lo que constituyeel conocimiento,por el lado formal. Ese por completo, y precisamente para la voz concepto. Se aplica la
conjunto, que con acuda del principio formal desprendemosde expresiónde <cconcepto> no solo a los <cúltimos
elementos» irre-
la realidad, podemosllamarle también la esenciade las cosas ductibles de los juicios científicos, sino también a las comple-
sí es que este término ha de recibir un sentido expresivo para jísimas formaciones en las cuales se hacinan y juntan muchos
l las ciencias empíricas. de estes elementos. Desígnase como concepto el indefinible <'azull>
Si elmo es así, entonces a la metodologia corresponderá el o el <cdulce»,que son contenidos de la percepción inmediata,
problema de dar una expresión consciente,según su carác/er y asimismose habla del concepto de la gravitación, que es
/arma/, a los pz/m/os de U/s/czque dan la pauta en esa formación idéntico a la /ey de la gravitación. Vamos a distinguir aqui,
de las esencias, puntos de vista de los cuales el especialista, porque esta distinción es importante para la metodologia, por
en su exposición, dependesin saberlo; y el resultado de esa una parte, los conceptos<simples»,que no pueden definirse y
investigacióntiene para nosotros]a mayor importância. Pues los llamaremosg/êwé?#/osco cep/z/a/e8y por otra parte, los con-
manifiestamente el carácter del método científico dependerá ceitos científicos propiamente dichos, que son como/e/os de
del modo como, en el flujo de la realidad, se hagan los cortes aquellos elementos y solo por el trabajo científico se originan.
y sese/ecc/onçalas partes esemc/a/es, y la solución del problema Pera es evidente que no puede trazarse tetra divisoria más, en
de si entre dos grupos de ciencias particulares que exponen lo principio, entre el concepto y la exposición por conceptos,y
real hay diferencias de principio con respecto a su mé/odo,coin- entonces resulta muy consecuenté y nada arbitrário el decir
cidirá entonces con la solución de este otro problema, a saber: que un como/e/o de conceP/os, que encierra el conocimiento cien-
tífico de una realidad, es el <tconcepto>
de esa realidad. Necesi-
(i) Luego veremos que esta es tambiéQ una ilusión, tamos un término comzfn que comprenda /odcrslas formaciones
40 CieKcia cu tara! ? ciência natural Co tece pte }p rea tidas 41

que tienen por contenido lo que la c/e#aíarecogede la realidad elmosformar nuevos concertos, se le quiere dar el nombre de
intuible y admite en sus pensamientos; y pala seãalar esa opQ- {texposición)>,
y de esta sueste no se quiere admitir diferencial
sición a la intuición
/ es muy propia justamente la palabra con- mas que en e] método y no en ]a «conceptuación», entonces no es
ceito. lícito hablar del «concepto> de la gravitación ni del <tconcepto>
Los conceitos científicos pueden ser, pues, o complejos de del renacimiento italiano. En todo caso, aqui se .trata solamente
elementos conceptuales no definibles, o también completos de del principio según el cual se componen los elementos de un
conceptoscientíficos definidos, los cuales,,comparados con el conceito científicos
conceptomás complicado'que forman, han de tener el valor
de elementos de éste. EI principio formal de la conceptuación
para un objeto que nos propongamosconoceralegaa expre-
sarse,según esta suposición, en la mcznerade compomer los ele-
mentos conceptuales o los conceptos, para llegar al concepto
del referido objeto; pero no se empresaya en los elementos
mesmosconceptuales; y este principio tiene que coincidir con
el de la exposíc/ón científica del tal objeto. Solo así conseguimos
plantear el problema de manera tal, que sea posible compczrar
los diferentes métodos en su estructura formal. En la concep/z/a-
c/Ó#, por medio de la cual la realidad es recogida en la ciencia,
tiene que residir el carácter formal regulador para el .método
de la ciencia; por eso, para comprender el método de una ciencia
tenemos que estudiar los princípios que rigen su conceptuación.
Así es nuestra terminologia comprenstbley también justificada.
Si conocer es tanto como conceber, el resultado del conocimiento
residirá en el, concepto.
De esta manera quedan resueltas las dificultados que se han
opueqto a este uso de la expresión conceito (i). No es exacto
que se trate de algo más que una cuestión terminológica. Por
conceptuación hay que entender siempre la composición de
elementos, meano no conceptos estas elementos. Lo que hay que
exponer son los princípios de eSaconceptuación, puessolo en
ella, y no en los conceptos empleados como «elementos», pz/éden
manifestarse las diferencias lógicas esenciales de las ciencias
empíricas del mundo real. Si al empleo de conceitos, para con

(i) Véase M. FKiscnziszn-KoEHCEK: .4/gu/zas oZlserPacíonessobre /a


lógica de la historia de Rickert. (Semanário'Filosófico y Literário. tga'Í,
tomo VIII.}

'1
r' Et; l étodo nat uralista 43

de objetos; pera siempre.seránz/#/z;farsa/es,


en e] sentido de que
prescinden de todo aquello que le da a una realidad su carácter
de peculiar y única. La cienlja, por ende, forma co#/ras/econ ]a
realidadeno sólo porque el carácter conceptual de aquélla se
opine al ca óc/er /m/z////z;o-
de ésta, sino también porque]a uni-
vl versalidad
l a
de la ciencia se opdiie a la -/md/z;/c/#a//dad
de la rea.

Va en ]a lógica aristotélica--de la dual dependen en este


EL MÉTODO NATURALISTA punho casi todas las investigaciones lógicas, hasta nuestros
dias--es concebidala formación científica de ]os conceptosde la
Zos co/zÜ os Según ]a opinión tradicional, consiste la esencia de toda con- manera que acabamosde indicar. y es concebida exclusivamen.
-;--"
nafzzra/ sa/z ceptuación científica, o exposición, en procurar ante todo la te de esa manera; pues, por mucho que se distinga el
H/ZÍzpersd/éS.
formación de conceptos z/n/z/farsa/es,a los cuales puedan subor- foder o de /ey del antiguo co cep/o de esPec/e,parece que, hoy
dinarse, como <ejemplaresl>,
las distintas formaciones particula- comoantaõo, conservatodo su valor el aserto de que no hay
res. En este caso lo esencialen las cosasy en los procesosserá ciencia de lo sz'mgz//ar
7 par//cz//ar, que lo exponga con referencia
lo que tienen de común con los objetos que caenbafo el mesmo a su singularidad, a su particularidad. Procúrase, por el contra-
concepto, y lo que haya en ellas de puramente //zd/u/dz/a/será rio, subordinar /odes los objetos a conceptos z/n;z/farsa/es
y, en ]o
consideradocomo «inesencial)> y no entrará en ]a ciencia. Las l posible,a conceitos de ley. Este tipo de conceptuación.ideter-
mina realmente el carácter formal de /oda ciencia?
Significaciones precientíficas de las palavras con que trabajamos
son ya todas--con excepciónde los nombrespropios--más o La pregunta deberíaser contestada afirmativamente, si por
menos universales; la ciencia puede, en cierta medida, conside- concepto quisiéramos entender so]amente ]os «elementos»con
rasse como una egi)ecie de continuación y desarrollo consciente los cuales la ciencia forma sus conceptos, y si además admitié-
de una concepciónde la realidad, comenzadasin nuestra inter- ramos que con elementos universales sólo conceptos universales
pueden formarse. En efecto, los á///mos elementos de ]os con-
vención. Los conceitos son entonces,ya adquiridos por compa-
ración de objetos dadosemp/r/cczme/e, ya capacesde alcanzar ceptos científicos son universales en todas ]as circunstancias, y
una universalidad tan extensa, que excedammuchísimo de lo un conceito no puedeformarse mas que de elementosuniversa-
inmediatamente experimentable. No nos importa aqui saber les, por la razón de que las palavras mesmasque usa la ciencia.
cómo ello sea posible. Basta decir que en este caso el'contenido para ser inteligibles a todos, tienen que poseersignificaciones
del concepto consiste en las que llamamos /eles, esmoes, en universales. Así, puas, con respecto a los e/e#zen/os coaceP/z/a/es,
iuicios aÓso/ü/ámen/euniversales, sobre territorios más o menos no caben diferencias Forma]es entre ]os métodos de las ciencias.
extensosde la realidad que nadie ha observadoen su totalidad. La cuestión debe formulasse, pues, de esta tetra maneja: los
Los conceptos tienen, pue$ ciertamente, una universalidad conceptos científicos que se /07ma# con esos elementos universo.
les, dson siempre universales? V mientras nos limitemos a con-
o menor, hallándose, por lo tanto, mós o Hemos ledos
de lo particular e individual, y pueden a vedes acercasse tanto siderar el método #a/erra//s/a tendremos que contestar a esa pre-
a lo individual, que su contenidp se reduzca a un breve círculo gunta afirmativamente. Pero entonceshabremosde tomar la
voz «naturaleza»en el. sentido kantjano, que es /arma/ o lógico,
44 Ciettcia cultttrat y ciência natural Ei método n aturattsta 45

y no reducirla al mundo de los cuerpos. Conocer]a naturaleza solo pczra ese objeto, y por eso mesmo quedan esas diferencias
significará, en tal hipótesis, realmente formar con elementos fuera de nuestra consideración actual. EI concepto o la ley debe
universales conceptos zla/persa/esy, en cuanto sea posible, pro- valer siempre para un' número más o menos grande de objetos,
nunciar juicios absolutamenteuniversalessobre la realidad. y por lo tanto ser por completo universal.
esto es, descubrir conceptos de /eles a/z/ra/es,cuya esencia Evidentemente, el conocimiento generalizador que de un ob- Los canceptos
lógica incluya el no contener nada de lo que se encuentre sola- üttipersates ?
jeto tiene la ciencia natural no excluye una consideración de las la realidad.
mente en tal o cual procesosingular e individual. par//cz//ar/dados y del detalhe, tan amplia como se quiera. Si no
Y a lo sumo podría negar que ]a ciencia natural procede así se prensamas que en la composición de lo común, sacándolo
quien concebafarto es/recuamn/e e] concepto de lo universal de una muchedumbre de realidades dadas, podría producirse
o lo refiera solo a una espec/e particular de universalización. la ilusión de que la ciencia natural, al prescindir de lo individual.
Elmoha ocurrido efectivamente,y de aqui se han derivado las recogede las cosasen sus concertos Hemosaún de lo que ya
másextraõas confusionesen los pensamientosque chora des- sabemosde ellas, o que generalizar significa nada menos que
envolvemos;por eso quieto aõadir dos palabras acerca de la «huio>de la realidad. No debe entendesse así la afirmación de
«universalidad» de los conceptos naturalistas. que la ciencia tiene que s/mp////car la realidad. Sin duda, aspira
Decimos que un concepto es universal, cuando no contiene foda ciencia a penetrar mãs í //mame#/een la realidad y a tomar
nada de la peculiaridad e individualidad de esta o aquellâ deter- conciencia expresa de más cosas que ]as ya conocidas. No de-
minada y s/mgü/arrealidad; y al hacerlo, no tenemosen cuenta biera ser necesario decido explicitamente. La generalización no
las difeí'enciasde los procesospor los cuales se coros///z/ye#
con- puedel por lo tanto, ponerse en contraposición al <íanálisis».
ceptos universales. Tampoco preguntamos si se trata de con- Lo que decimos es que ningún análises, por penetrante que sea.
ceptos de relaciones o de cosas, por muy importantes que sean es capaz de ago/ar la multiplicidad de contenido que tiene la
estas distinciones para la lógica. Tenemos que asentar aqui un realidad,'y que la ciencianatural, además,seja intacto, en la
concepto totalmente z/#/ue/sa/del concepto universal, pues lo exposición conclusa de los resultados de sus análises, todo aque-
que importa es tan solo adquirir concienciaclara de lo comia llo que se encuentra pólo en este o aquel objeto particular; por
a /oda ciencia de la naturaleza. No debemos,v. gr., limitamos el camino del análises,incluso de un caso único, llega siempre,
a pensar en esa formación de los conceptos que, como <fabstrac- pues, a conceptos universales (i).
ción comparativa», réune lo que una muchedumbre dada de
ejemplarestieqe de común. Esta forma clasificatoria está limi- (1) Necesitoacentuar eito frente a' RíEnl, y principalmente frente
tada en realidad a una par/e de las ciencias naturales; a nadie
se le ocurrirá negaria. Pelo hay ademásotras manerasde alegar
a conceptosuniversales. Así, por ejemp]o, ]a ciencia natural que.me.atribuya en. serio la idea de equiparar la ciencia natural a una
está en situación de e co /ra/, por medio de un experimento, «huída de.la.realidad», puas sus observacionesson, por lo demás, estricta-
mente objetivas y reconozco gustoso que son muy agudas. Hasta en los
y en un objetozí#/co,el concepto
y, eventualmente,
la ley que casosde mala inteligencia han sido muy instructivas para míl pues me
anda buscando; y esta abstracción puede distinguirse, como han obrigado a derme cuenta de que en algumas punhosno he sido lo bas
cante explícito, aun para un leitor atento. En las páginas siguientes me
bbstracción aisladora, de la tetra clasificativa. Sin embargo, referirá, puesl a]gunas vecesmás, a ]a crítica, en tanto que ello sea campa
tible con el.carácter de este libra, que evita las investigaciones demasiado
pensaria la ciencia natural que ha faltado por completo su pro- especia[esde carácter lógico. Véase también mi libra'Z,ímües- etc.'' se-
pósitos si ese conceito formado sOõ/e un objeto fuese ug/êd ra gunda edición, pág. i88 y siguientes. ' ''' '""l -'
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Ciência cultura! y cietlcia tt aturam E! método n atura! esta 47

Ciertamente, no necesita la ciencia natural contentassecon ción contra nuestras concepciones (i). Esta aplicación no se
z/n se/o concepto universal para conocersu objeto. Con fre-
face nuncaa lo individual y particular por sí mesmo.Solo lo
cuenciase dirige también al <cresiduo»,
que para el conceptouni- z/H/persa/de la realidad podemos predec/r, y justamente por eso
versal es inesencial, y se propone reducirlo a nuevos conceptos; somoscapazesde orientamos en ella. Si el mundo no estuviera
y cuando esta ha sucedido,puedesentir de suevo la necesidad
s/mp/j/zcado por generalización, no cabría nunca contaria y
de someter a una tercera investigación el resíduo restante de dominaria. La incalculable muchedumbre de lo individual y
aquel segundo análises. Desde un punto de vista formal, no es
particular nos com/undelmientras no haya sido superadapor la
posibleindicar hasta dónde tiene que penetraren la multipli- conceptuación generalizadora. Con un concepto de contenido
cidad del contenido de la realidad para elevara /érm/mola con- Índíuídz/a/ no podríamos nunca trascender de este lugar zí/z/co
ceptuación, pues ello depende de los distintos propósitos y fines a otros lugaresy a otros tiempos. Así, puesl la universalidad
que se pongan las distintas disciplinas particulares. Pero por delconceptonaturalista y el abismo abierto entre él y lo real
muy pejosque alegueel análises,por muchos que seanlos con. singular, carácter en el cual hemos hallado su esencia /eórfca,
ceptos auxiliares y muchas las par//cz//ar/dadas desconocidas
es justamente la cona/c/ón necesaria para su aplícación prác//ca.
de la realidad que salgan a la luz, la ciencia de la naturaleza EI <(pragmatismo» mesmoapela también a la significación con-
no podre nunca exponer en conceptos/orlas las peculiaridades de ceptual para mostrar que el pensamiento científico está se/o
los objetos investigados, porque la mujtitud de ellas es inàgo- al servido de interesesprácticos. Y aunque el utilitarismo que
table en todo continuo heterogéneo;. y siempre,por muy de/a- aqui se oculta es equivocado, aunque el <tpoder»teórico del
//ado que sea el conocimiento obtenido mediante una muche- concepto sobre lo real no debe entendesse de esa maneta prag-
dumbre, todo lo numerosa que se quieta, de conceptuaciones, matista, situe siendo exacto siempre que si el contenido del con-
siempre considerará como /mesemcía/
lo perteneciente a a/z objeto cepto coincidiese con lo individual, no podríamos usaria ni para
Z7m/co,'
de sueste que la combinación de todos los conceptos [evantar teorias natura]istas ni para ]a vida práctica.
formados por la ciencia natural sobre realidades individuales SÓlo ilesa/e d/ do la individualidad de lo real cabe descono-
no pad â nunca teptaducit la pecutiaridade indiuidualidad üe cer el abismo que separa la ciencia natural de la realidad.
un solo objeto real siquiera. EI que crer lo contrario tendrá Quienintente alguns vez aplicar conceptosnaturalistas a la
que considerar,con Platón, lo universal como lo real y no ver índividualidad tropezará pronto 'con un /ímÍ/e infranqueable.
en lo particular e individual mas que un como/e/ode z/nfuersa- Sin duda, el médico se funda en conocimientos naturalistas para
//dador. Mas este realismo de los conceptos parece superado hoy. establecer el diagnóstico y servir eventualmente al paciente
Lo rea! la encontramos en lo particular e i?zdioiduaZ, y no puede individual. Puedesz/óord/marel caso particular al conceptouni-
construirse con elementosuniversales.
versal de la enfermedad y, por consecuencia,hacer lo que sabe
Así, entre el contenido de los conceitos y el de la realidad que e# ge era/ serve para el caso. Emplea, puespnecesariamente
ábrese un aÓ/smoque es tan hondo como el abismo que separa la geaera//zac/ón.Perael buen médico:sabebien, por otra parte,
lo universal de lo particular, y no puede nunca franquearse. que en realidad no hay <enfermedades», sino solamente en/er
Si a pesar de esta ap//Gamos los resultadosde la ciencia natural mo8 y que para salir con bien de su cometido no le basta lo que
a la realidad, es decir, si noÉorientamos mediante ellos en torno dicen los libras de ciencia. Necesita saber individualizar,. cosa
a nosotros,si ca]cu]amos]a realidady aun podemosdominaria
por la técnica, ello no debe admi.ramosni menos servir de obje- (i) VéaseFRlscnElsEN-KoEnLER, Ciência JPrea/fdad, pág. i58
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Ciência cultural y ciência natural
E! método xat uralista 49
que no puede enseõarle la ciencia natural. En suma: tanto ]a
posibilidad de aplicar los conceptos naturalistas a la vida real. investigación más exacta mostraria que tampoco esta excep-
como también el limite que se opone a su aprovechamiento. ción puede derogar la regia universal, porque el papel que lo
demuestra una vez más que el carácter de la conceptuación singular, como tal, juega en una ciencia de leyes está condicio-
naturalista es el de un procederge era//dador.La ciencia natu. nado por circunstanciasmuy particulares y recluído en terri-
ral confecciona, para usar una feliz comparación de Bergson, tórios estrictamente limitables. Aqui, como en la física, vuelve
fra/es &ec#os,que lo mesmosirven para Pablo que para Pedra. la ma/emá//ca a ser esencial, y hablaremos de esta mas adelante.
porqueno se acomodana la figura de ninguno de los dos. Si Si prescindimos provisionalmente de estos casos, infiérese C/as#fcac/ón
quisiera hacerlos üa la medida», habría de entregar un trabajo luego cómo, a consecuencia de este modo de formar los concep- ggr/tuclz ;er.
nz/euopara cada objeto que estudiase.Mas esto contradice su tos, puede clasificarse la /o/a//dad de aquellas disciplinas que sa/fdad.
esenciade ciencia natural. No permaneceen lo individual sino son, en sentido lógico, naturalistas o generalizadoras,y como
el tiempo preciso para encontrar en él lo universal a que lo pueden asimismo reunisse en un /odo z/ //ar/o con //#es comz/mes.
subordina. Por eso hay que decir que la realidad, en su parti- a cuya realización contribuye cada ciencia en su esfera.
=ulat\ãaà, es el limite de toda cortceptuación naturalista. Para las ciencias generalizadoras, divídese ante todo la reali-
La circunstancia de que algunas vedessolo existe de hecho dad en dos especiesde ea//dados.'las que llenan un espacio--y
un ejemplar sobre e] cua] pueda]a ciencia natural formar sus hay que acentuar la palavra «llenan», pues los <ícuerpos» que
conceptos no dele engaãarnos y hacernos creer que esos con- fueran solo extensosno serían redes--y las que no lo llenan
ceptos--con una sola excepción,de que en seguida hablare- --aunque no por esonecesitana toda costa ser pensadascomo
mos--tienen el sentido de ser válidos para ese ejemplar único. «inespaciales»--. Y las ciencias especiales generalizadoras se
En estoscasos,y refiriéndonosa ]a estructura lógica del con. atienen estrictamente, si prescindimos de veleidades materia-
cepto de la ciencia natural, es, por decido así, «contingente» listas, a la separaciónen ser físico y ser psíquico. Tienen que
que su extensión.empírica conste de un solo exemplar, pues el hacetlo, en interés de su conceptuación, aun cuando esta sepa-
contenido del concepto seguesiendo, a pesar de todo, ap//caó/e ración de lo extensoy lo no extensoesen cierto sentido el pro-
a tantosexemplares
Como
segz//era,
y es,por lo tanto,un con- ducto de una abstracción conceptual y generalizadora(i). No
cepto universal de especie.Por ejemplo, en la época en que no pueden comprender haja un sistema unitário de conceptos las
se conocía mas que una pluma del <çaveprimigenia», era esta dos especies de objetos cuyos conceptos se excluyen; solo pueden
importante en primera línea para el establecimientode una intentar coordenarlas dos seriesuna a tetra, por modo unívoco.
esPec/e,como hoy, que se han encontrado dos ejemplares de esa despuésde haber concebidocada una. de ellas por generaliza-
especie; el concepto} pueq de «arqueópteris» era ya lógicamente ción. Hay, puesJpara las ciencias generalizadoras dos territorios
universal cuando su extensión emp/r/ca no constaba ni siquiera separados de investigación, y, 'en justa correspondencia, hay
de un ejemplar completo. Por todos estas motivos, podemos lue \nstautat dos sistemas de ciências particulares generatiza-
clamar generalizados al método #a/z/ra//s/a, para hacer resultar
de ese modo el concepto formal de la naturaleza. .E:/co#oc/m/em/o

', m
íe la naturaliza generaliza. Tal es su esencla lógica.
Una excepciónla constituyen,en todo caso,los cuerposce-
lestes singulares, en algunas partes de la as/romomía,'poro una

CIÊNCIA CULTURAL Y CIÊNCIA NA'RURAL Á


50 Ciência cultura! ? ciência natura! E! mé odo naturalista 51

dores.' unas que tratan de las realidades corporales, otras de las mente particulares (i). Aun no ha llegado la ps/co/agia a cons-
realidades anímicas. Pera ambos sistemas son /gz/a/espor com- tjtuir una teoria de la vida anímica, universalmente recono-
pleto en lo que se refiere a su estructura lógica, y, por tanto. cida, y por ese motivo está aún muy retratada con respecto
/arma/, y toda investigación especial de procesos Corporales a las cienciasdel cuerpo,en lo que se refiere a una formación
o espirituales baila su lugar en ellas.
total sistemática.Peroesta diferenciano es una diferenciade
En erecto, pensemoslos sistemas ya como/e/os,y veremos que principio, sino solo de grado, y por mucho que se distinga, en
tanto en las ciencias de los cuerpos como en la psicologia, hay su peculiaridade de ]as ciencias del .cuerpopsin embargo, es lo
una teoria que contiene lo que es común a /odeslos cuerpos o a cierto que la psicologiaaplica igualmente un método generali-
rodaslas almas, una teoria que trabaja, pues, con los conceptos zados, eito es, en sentido /óg/co, un método a/z/ra//s/a.
más aníz;erscz/es-
que pensarsequeda; y las ciencias pueden cla- Evidentemente, al decir eso no abogamos por que se traslade Et método na-
sificarse entonces según que sus conceptos últimos meanwcÍs sin crítica a la psicologiael procedimiento que empleancon ps {coto gía . turalista et! !a
o me/zosextensos,más o menosuniversales.En el interior de êxito probado las ciencias del cuerpo. Todo método científica
los territórios respectivoshay que alegara un sistemade con- de investigacióndeberegirse en lo pàrf/cz//ar por las peculiari-
ceptos o de !eyes que no vale mas que para ese objeto e/a//ga- dadesde con/e fdo que poseansus objetos. Lo que importa aqui
me /e par//cz//ar, y para formar o constituir ese sistema de con:.# no es otra cosa sino saber si esas peculiaridades tienen tal sig-
ceptos o de leyes hay que instaurar las observacionesque pe- nificación /Óg/ca que excluyan una formación generalizadora
netren hasta los detallesfinos; pelo siempre se verificará en de !os conceptos,como ]a que llevan a cabo las ciencias de la
esta una selecciónde lo esencial,refiriéndosea un concepto naturaleza, y eso no puede inferirse de la esencia de la vida
que será siempre z/ ;persa/si sele compara con lo puramente in aH/m/ca, considerada en sí, como voy a demostrarlo de nuevo.
dividual. Todas estas conceptuaciones, relativamente particu- en un punto particular.
lares, se componen en.un todo unitário, igual que la pirâmide Con mucha frecuencia se).ha seõalado la co êx/Ó#unitária
platónica de los conceptos,puesesaestructura lógica piramidal que caracteriza al ser psíquico vivido, a diferencia del mundo
es independiente de que los conceptos sean conceptos de especie de los cuerpos; de aqui se han sacado conclusiones acerca del
o conceptos de ley, conceptos de:.cosaso conceptos de relacio- método que conviene a su exposición. No cabe dudar del fecho
nes; y la teoria más universal determina en todo sistema tam- de esa <cunidadõ.Pelo seria necesario indicar exactamente en
bién el trabajo especial,por cuanto no puedeexc/u/rsenunca, qué consista tal unidad, y, luego, en el caso de que realmente
en principio, una subordinación de lo menosuniversal a lo más oponha resistencia al empleo del método naturalista, examinar
universal.
si esa resistencia proviene de la esencia mesma del ser psígu/co
Por eso, al sentido de toda cíencia generalizadora contradi- o si no será una consecuenciade muy otros factores, los cuales,
ee, v. gr., quien admite un suceder que no esté en principio some- o no pertenecenen absoluto a una ciencia empírica, o se con-
tido a alguna regularidad, y para las cíepc/asde/ cz/erro incluso ciben solo por la peculiaridad de la vida anímica de la cz///z/ra.
no tienen valor mas que aquellas conceptuaciones que no son Así, por ejemplo, se puede hablar de una unidad de la <con-
en principio /nc0/7cí//aÓ/es
con una concepciónmeccz#/c/s/a,
por ciencia»,oponiéndolaa la pluralidad de la realidad física. Mas
lo cual las teorias <cvitalistas».no pueden nunca dar soluciones
a los problemas, y lo que hacen es obscurecerlos más todavia,
êun cuando la biologia no puede pasar sin conceptosrelativa- cfón /ógà:ai i9i3cnAno KKONen, FÍlz 7 /e7 en /a Ó/o/ogfa.: C//za íHzieifíga:
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Ciência ctlttural y ciência natural Et }n éto do n at ura !isto 53

si aí hablar de esa unidad nos referimos al concepto gmoseo- problema que acasono haya sido aún bastante atendido y cuja
/óg/co, entonces esa unidad, meramente /arma/, no reune en su solución,en realidad,podríaexcluir el pensamiento
de una
seno la multiplicidad psíquica de una maneja que en principio
d
{tmecánica»
o atomización de la vida anímica, como el de una
sea diferente de la física, y esa forma, por tanto, no entra en mecânica pura de los organismos. Estos no pueden, sin duda
alguna, concebirse nunca como símP/ós mecanismos, pues deja-
consideración para la cuestión del método de la ps/co/agia.
Como la conceptuación psicológicase refiere exclusivamente rían con elmode ser <organismos»;
la biologia continuará, puas,
al contenido de las realidades psíquicas, no puede nunca la ostentando siempre princípios par//cz//aresde conceptuación
unidad lógica de la concienciaalegara ser objeto suyo. Es más: que no podrán reducirse, sin resíduos, a los princípios de la
consideración puramente física (i). Conforme a esmo,-podría
nz gü a ciência empírica se ocupará de esa forma, porque per-
tenecea las sz/pos/c/odes lógicas previas de toda empirie. decirseentoncesque una concepción de la vida anímica análoga
Pelo, en realidad, no es ésta la única unidad que la vida a la teoria puramente mecânica es imposible, y que, por tanto,
todo procedopsíquico debe ser investigado en su conexión
anímica presente. Se puede seãalar otra conexión distinta, que
impede que los elementos psíquicos puedan aislarse conceptual- conla unidad del co#/z/n/oanímico.Feto por muy exactoque
mente, del modo como se aíslan los físicos, que excluye una esta sea, no excluye un método naturalista de la psicologia,
en el sentido /Óg/coo formal, como asimismo los organismos no
atomización del ser anímico y que, por lo tanto, impone a la
están substraídos al método naturalista; por lo cual esaunidad
conceptuaciónciertas peculiaridadeslógicas que son en prin-
cipio importantes. Pera tampocoesta afirmación es unívoca. orgânicade la vida anímica no tiene.significación para el des-
arrollo de nuestro problema.
En efecto, la unidad de esa conexión puede proceder de una
Pero cuando la unidad se presenta como una referencia a los
de estas dos consideraciones:o de que no es posible investigar
pa/ares,entonces puede acaso afirmarse que la consideración
la vida anímica sin referisse para nada al cuerpo a que pertenece,
y en esa referencia al cuerpo entra êste como orfã /smo, que generalizadora
destruyeesaunidad y que, por lo tanto, no es
transmite su unidad al ser psíquico unido a él, o que la unidad lícito investigar el alma unitária por sÓ/oel méto do naturalista, ya
proviene de que el hombre estableceua/aresy de que su vida que, si lo hiciéramos, sz/pr/ /rz'amosla referencia a los valores.
Pera con esto no se demuestra, en manera alguma, que la vida
anímica, con referencia a estesvalores, se encierra igualmente
en una unidad. Estas dos maneras de entender la conexión de lo a#/m/ca, como tal, se oponga a entrar en una concepción natu-
psíquico hay que mantenerlas cuidadosamente separadas, aun ralista, o que la unidad, inconcebible por métodos naturalistas,
proceda de [a esencia misma de ]o psíquico; só]o se demuestra
cuando sea necesario admitir que la concepción de un cuerpo
como organismo pólo es posible por medio de un ser aH/m/co que determinadasespec/esde la vida anímica, por la s/gn//fca-
que establezca fines, y que así la unidad «orgánica>de la vida ç/Ómque en ellas reside, no pueden tratarse exhaustivamente
anímica se origina solo en el hecho de ap//car re/rospec//uamea/e
por el método generalizador,y esta posibilidad no la combati-
esta a aquém. mos nosotros. Ese es justamente el problema de la c/emc/a cz//-

En el primer caso de la um/dadorgia/ca, en la cual los valores fz/ra/. Pelo esta cuestión no podemos trataria hasta después
no representan ningún papel, esa unidad, ya haya sido trasla- de haber relacionado las diferencias puramente lógicas y /orma-
dada del cuerpo a la vida anímica, ya proceda, en último tér-
(i). VéaseZ,os/ími'les...,etc., en la página 456 y siguientes. No puída
mino, de la vida anímica mesma,constituye, sin duda alguns, estudiar detenidamente aqui el çoncepto de la teleología sin valores; este
un problema importante en la metodologia de la psicologia, conceptop además, no es indispensablé para lã inteligencia de lo que segue.
:;
54 '''::''=-:----:;:'T-
Ciencia cultural y ciência natural

/esentre los métodoscon el principio ma/erga/de división de f


naturaleza y cultura. Por chora lo que nos importa es mos- b
trar que la ciencia que investiga la vida anímica, refiriéndose
exclusivamente
a queesanímicay no corporal,no tienefun-
damento alguno para usar otro método que el naturalista, esta
es, generalizadosen el sentido lógico. Nos atenemos,puespa
lo siguiente: toda realidad, y la psíquica también, pz/edeser Vll
aprehendida por modo generalizador como naturaleza, y por
consiguiente debe ser concebida también por modo naturalista.
NATURALIZA E HISTORIA
De otra sueste no seria posible formar un concepto que com-
prendieseen general toda la naturaleza psicofísica.
merosi comprendemosel concepto de c/e#c/a. a/z/ra/ con tal ZBs universal
lodo concerto
amplitud que coincida con el de c/enc/czge era//zadora, équeda =ientítico?
en el conocimiento del mundo sensiblereal algún otro proceder
científico pos/Z)/eque no sea el naturalista? La ciencia necesita
--ya lo hemos visto--un pr/nc/p/o d/rec//uo para la selección
de lo esencial.Proporciónaselola composición o reunión de lo
común, mediante comparación empírica, o la exposición de lo
universal, en la forma de ley natural. Si, pues, tanto el suceder
corporal como el anímico pueden y deben ser investigados de
esa sueste,y no resta un tercer territorio de lo real, dqué pro-
blemascientíficos,desdeun punto de vista /arma/, sonlos que
quedan aún? EI concepto de ciencia de lo real parece entonces
coincidir con el concepto de c/encha a/z/ra/, en el sentido más
amplio y formal de la palabra, y foda ciencia que trata del ser
real dijéraseque sereduceal problema de encontrar los concep-
tos universales o leyes naturales a que se subordinan sus obje-
tos. Y en cierto sentido cabeapelar a Aristóteles en pro de esta
opinión. No solo la ciencia natural, sino /oda c/enchaser/a gene.
ratizadora.
En realidad, el que quieta dividir la ciencia en dos gruposl
partiendo de la oposiciónentre ma/z/ra/eza y esP/r//z/,no en-
contrará, para rechazar esa concepción, argumento ninguno de-
cisivo, mientras por espíritu entienda lo psíquico. Si alguien se
propone derivar de las propiedadesde la vida aHím/cafundamen-
tos que sirvan para demostrar que es imposible investigar el
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Ciência cultural ? ciência natura! Naturaliza e historia 57

alma por el método naturalista, no encontrará a lo sumo mas que Por lo tanto, si ha de haber para el mundo real, dentro de la
diferencial lógicamente seca/darfas, que no legitimam el esta. investigaciónparticular, un modo de conceptuaciónque se di-
blecimiento de una oposiciónformal de principio entre ciencias ferencieen principio del que emplea la ciencia natural, no será
de la naturaleza y cienciasdel espíritu, y no toman el concepto lícito--elmose advierte aqui claramente, tanto para el principio
de ciencia natural en el sentido lógico; o habrá operadocon formal de división como para el material--asentarlo sobre las
abertos me/a//RICOS, los cuales, aun cuando fueran exactos, no
propiedadesde la vida espiritual, es decir, «psíquica».Solo/a
significan nada para la metodologia.La vida espiritual, por lógica puede abrigar la esperanza de llegar a una comprensión
exemplo, debe ser «vibre»en oposición a la naturaleza, condi- de las ciencias particulares actuales que entregue tranquila-
cionada por la causalidad, y por eso no se aviene a subordinarse mente la vida anímica a la ciencia natural generalizadora; pero
a leyes, porque el concepto de la legalidad o regularidad con- con igual decisión pregunta si además del principio de la con-
tradice al conceptoide la libertad. ceptuación generalizadora, principio que es regulativo en el
Con tules afirmaciones no se consegueotra cosa sino introdu- métodode la ciencia natural, no hay un segundopunto de vista
cir [a confusión en ]a /eor/a de /a c/encha. Mill (i) hubiera sólido formal, que radicalmente se distinga del anterior, y por modo
triunfante, con justicia, en su opinión de que no hay mas que totalmente diferente separe en la realidad lo esencial de lo in-
ciencia natural, si realmente en esta cuestión ]o importante esencial. Y quien se haya esforçado en contrastar sus teorias
fuese la libertad o la necesidad causal, pues fyndándose en un lógicas con la observación de la investigación científica real,
concepto metafísico de ]á libertad nadie podrá nunca oponer- no podre,a mi parecer, dejar de percibir ante todo el Àec/zode
se al ensayo de presentar la vida del alma, empiricamente dada. que existe otro proceder científico distinto formalmente del
como algo que obedece a leyes, del cismo modo que el mun- de la ciencia natural. éNo encara bien ese fecho con la lógica
do de los cuerpos; por donde se ve que la libertad+no puede tradicional? Pues tanto peor para la lógica.
Hay ciencias que mose proponen establecer leyes naturales, La
entorpecerpen maneta alguna, el proceder empírico generali- historia na
genwaliza,
zados. Así, pue$ por mucho que la psicologia se distinga, en el es más, que no se preocupanpen absoluto, de formar conceptos
pormenor, de las ciencias del cuerpopsin embargo, es su fin ##/persa/es,'estas ciencias son las ciencias J%/síór/cas,en el sentido
postrero siempre el de reducir los procesosparticulares e indi- másamplio de la palabra. No quieren limitarse a confeccionar
viduales a conceitos universales y buscar, en lo posible, leyes. «trajes hechos> que les vengan bien a Pablo y a Pedra, es devir,
También las leyes de la vida psígz//catienen que ser /eles na/u- quieren exponer la realidad--que nunca es general, sino cons-
ra/ês,en e] sentido lógico y formal. La psicologia,pueslconside- tantemente individual--en su :individualidad. Pero tan pronto
rada logicamente es una ciencia natural; y lo es no solo con como la individualidad entra en consideración,tiene que /a//ar
respecto a la distinción de naturaleza y cultura, sino también el concepto naturalista, porque la significaciÓn de éste consiste
con respecto a su método generalizados. Estas cuestiones que- justamente en separar y exc/z//r lo individual, por «inesencial».
dan resue]taspor e] fecho de que ]a psicologiaempírica ha Los historiadores 'pueden decir de lo universal, con Goethe: <íLo
conseguidohasta chora sus resultados por el camino único de la empleamos,
pelo sin amado; nosotrosamamossólo lo indivi-
ciencia natural generalizadora. dual.»Y lo individual mesmoquerrán exponerlo cientificamente,
siempre, en todo caso, que el objeto que se investiga se presente
como z/H/odo. Por consiguiente, para una lógica que no se pro-
ti) Sistema .df lógica dedudíua e iltductiua, tomo ll, libra 6 Lógica
de las ciências del espírita. pone domeãar las ciencias, sino emfe der/as, no puede haber .J

,,-'y
58 Ciência culta a! y'ciência natura! Raia alega e historia 59

iluda de que la opinión de Aristóteles, a la que se ha adherido naturales pane el proceder «ideográfico»de la historia, carac-
casatoda la lógica moderna e incluso algunos historiadores, la terizándolo como encaminado a la exposición de lo singular y
opinión que no quiere admitir lo par//cz//are índ/u/dz/a/en los particular. Y si aãadimosla advertencia de que el proceder
conceptos de la ciencia, tiene que ser falsa. No nos ocuparemos nomotético debe referirse no solo al descubrimiento de /eles,
por el momento de como la ciencia histórica expomela particu- en sentido estricto, sino a la elaboración de conceptos emPír/cos
laridad e individualidad de la realidad que estudia. No cabien- universales,es aquella distinción indudablementeexacta. Yo
do ]a realidad en nfngzí# concepto, a causa de su insondable misto, pata Ilegal a dos copzceptospuramente !ógicos, y por
multiplicidad, y siendo universales los elementos de /odes los lento puramente tormates, de ttaturaLeza e historia, con Xos.cuales
conceptos,ha de parecer a primera vista problemático el pen- me refiero no a dosrea//dadosdistintas, sino a /a m/sma realidad
samiento de una co/Zçep/z/acíón individualizadora. Pelo nadie desdedos d/sf//z/os pun/os de u/s/a, he intentado formular el pro-
debiera negar gz/ee/e#/uamen/ela historia ve su proa/é?maen la blema lógico fundamental de una clasificación de.las ciencias
exposición de lo singular, particular e individual, y partiendo por sus métodos, de la siFuiente manera: La rea/ídad se face
de ese problema es como tendremosque explicar la esencia naturaliza Guardo la coHsirdêTQmOS
coh referencia a lo 14niuersal;
formal de ]a historia. Pues todos los conceptos de ciencias son se face historia Guardo ta cottsideramos con reterencia a lo particu-
conceptosde problemas,y su ín/e/fgemcz'a lógica es solo posible /ar e í&díuídua/.(i). Y en consonânciacon ello, quieto oponer
partiendo del //# que se proponenppara penetrar en la estruê- al proceder generalizador de la ciencia natural el proceder índ/-
tura lógica de su método. Este'es el camino que conduceal fin. uidualizador de\a historia. "
La historia no gz//erevenera//zaral modo como lo hacen las cien Con esta distinción poseemos ya el principio /arma/ que bus-
clãs naturales. Este es el punto dec/'sidopara la lógica. cábamospara la división de las ciencias,y quien quiera trabajar
Et mé odo.his.
tórãco es {nd{.
Recientemente ha sido expuesta con entesa claridad la opo- en la teoria de la ciencia con un sentido vérdaderamente/ógíco
u duatizador. sición entre el proceder de la ciencia natural y el proceder de la tiene que partir de esa distinción formal. De lo contrario, nunca
ciência histórica; al menos, en este aspecto, que, en cierta ma- logrará entenderla esencia/óg/cczde las cienciasempíricas. Es
nera, es solo negam/ud. La distinción entre ciencias de leyes y un fecho, que puedeacasolamentarse, Feto que con lamentos
cienciashistóricas la he mencionadoya en los escritos de Paul. no se anulara nunca, que la conceptuacióncientífica /a/ como
Para no referirme a todas las contribuciones que han esclare- en rea/ídad se //epa a capo se divide en esas dos direcciones,
cido este punto, citara tan solo las manifestacionesde Windel- opuestas lógicamente una a otra. Esa división o separación,
band (z), quien junto al proceder «nomotético>de las ciencias y no cualesquiera atrás diferencias en los objetos, es la que ha
dê tener en cuenta ante todo la teoria de la ciencia (2). Nada
(i) H/star/a 7 cfenc/a nafzfra/, i894. Reimpreso sin variantes en /:'re/u- consigüela lógica con fórmulas y frases generales, como v. gr., la
díos, quinta edición, igi5} tomo 11, pág. i36 y siguientes. Uno de los pri-
meros que conoció la diferencia lógica más general entre la ciencia natural ciencia es un todo unitário, o no puede haber varias verdades,
y la historia fué SCUOPEKnAUEK.
Pera empleÓesteconocimientosolo para
negarle a la historia'eí 'dàláctér"de ciencia, como han fecho muchosluego,
refiriéndosea é!. En sentido positivo son importantes: HARMS,
l,a /i/o- (i) Lfmz'fes de /a copzcepfzlacfó/z
en /a ciência nafzfraJPpág. 255; segunda
sofía eti su historia, 1. Psicologia, x878; AnniEU NAvittE, De la ciassifíca- ediciótl, pág. 224.
f/o des sc/e/ices, i888, tercerá edición, muy ampliada y rehecha por com- (z) Es evidente que el comenzar por la distinción formal /zoexc/u7eel
pleto, ig20; $JUMgju .;É,ai..2z.aéZemax..dê..Jglí/aso/ía de la &is/aria, l 89z. considerarluego ]as diferencias materiales. Por eso no dele decirse que
Pera gn !a següiida êdición(igo5) es donde;'li3iFõiíé-c'íãiãi:iêãte-él junto las cienciasno han de dividirse desdepuütos de vista formalesy sí des-
decisivo. Para más detalhes véase mis Z,í)mífes, etc-., segunda edición, de puntos de vista materiales, pues ambos son água/mente
lícitos, segúa
página z66 y siguientes. los fines que uno se proponha.
60 Ciência ctilturat y ciência natural ...................-'-'-''-'-''"'''' Naturaliza e historia

o la historia, puesto que no generaliza, no es una «ciencia>.


Sin duda, las ciencias empíricas tienen todas de común el formu-
lar juicios verdaderossobre el ser real del mundo sensible,es
decir, el querer exponernossolamenteobjetos realmente pre-
sentes y no productos de la fantasia. En este sentido no hay
mas que üma ciencia unitária, referida a la realidad, que es
también z/na.Pero todo esta toca al contenido y no a la forma
de la ciência; para la lógica, que se limita a las formas, es todo
esta, pue$ un supuesto /ác/fo. Hay además una serie de formas
del pensar que son indispensablessiempre que se trata de redu- ducto de su pensamiento es, en tal caso, el concepto específico
cir a concertos científicos cualquier realidad empírica en gene- un/persa/.En câmbio, Ranke tiene que reducir cada uno de los
ral. Pelo no menos cierto es que !âs ciencias se proponen igual-
Papas a un concepto par/fcu/a6 y para conseguir este fin nece-
mente los dos fines, d//eren/es en la forma, de la venera/fzac/ón sita formar conceptoscon contenido índfpídz/a/. Los limesihte-
y de la íHd/u/dz/a/ízac/ón,
pl+ lo tanto, debe de haber, para con- lectualesy las formas de pensamiento que son peculiares a cada
seguir aquellos fines, modos de conceptuación que sean df/eren- una de las dos exposicionesexclúyense, puesl totalmente unos
fes también en la forma. A quien gü/era reservar el nombre de a otros, de maneja que nadie puede poner en duda la diferencia
«ciencia» para los productos de la concepción generalizadora no
lógicaradical que existe entre los dos métodos que se han apli-
hay, naturalmente, objeciónalguns que oponerle,porqueseme- cadorespectivamente.Es m.ás:los ejemplos han sido elegidos
jantes determinaciones terminológicas caen más alia de la ver- de tal suerte, que de ellos se desprendeal mesmotiempo tetra
dad y la falsedad. Pero nadie podre sostenerque sea particu- nueva consecuencia.Si una de las dos exposiciones considera
[armente /e//z y acertada una termino]ogía que no admite e] sus objetos con referencia a lo común o Uníuersa/ y la otra, en
nombre de «ciencia»para las obras de Ranke y oiros grandes câmbio, con referencia a lo singular e índíz.lídz/a/,resulta bien
historiadores. Mejor fuera, en câmbio, esforzarsepor elaborar claro que aqui se manifiesta la máx/ma diferencia lógica pensable
un concepto de la ciência que comprenda todo lo que general- entre los métodos de las ciencias empíricas. Un tercer propósito
mente se //ama ciencia, y para tal fin seria preciso ante todo de la ciencia, que tan radicalmente se distinga de los dos cita-
tener en cuenta el #ec#ode que las cienciasno presentansiem- dos. en el sentido lógico o formal, no es posible encontraria en la
pre la mesma forma del método naturalista, o sea generali- exposiciónde realidadesempíricas. Así, pue$ 1a teoria de la
zados.
ciencia, cuando se proponha clasificar las disciplinas que inda-
Comparación. Ante todo conviene que expliquemos esta clara y explicita- gan lo real, tendrá que seãalar la referida diferencia como !a
mente, haciendo uso de dos ejemplos. Para este fin establece- oposición formal /z/ndamen/a/ de toda conceptuación científica
remos una comparación entre la famosa exposición que hizo de la investigación particular; junto a ella son logicamente
K. E. von Baer del desenvolvimiento del polia en el huevo, y la secundariaslas demosdiferencias. La teoria de la ciencia divi-
que hizo Ranke de los Papas romanos en los siglos xvi y xvii. dirá, pues,las ciencias empíricas del modo siguiente: toda acti-
En el primer caso,una multitud de objetos. en número incalcu- vidad científica particular que qujere conocer lo real elabora
lable, queda reducida a un sistema de conceptos aníuersa/es que conceptosuniversales o conceptos individuales, o contiene una
se proponen valer para un exemplar cz/a/gz//era de esa multitud y mescla de las dos especiesde conceptos. Mas como las /armas
62
Ciência cultural y ciência natural Natttrateza e his or a 63

m/xfczs no pueden ser entendidas hasta después de haver alegado casosexcÓPcíona/es.EI que habla de «historia» escuetamente'7
a la inteligencia completa de las formas pz/ras,por esola teoria refiéresesiempre al /ranscz/rsoí dípídz/a/ 7 zín/co en el tiempo
de la ciencia tiene que tratar en primer término de las dos de una cosa; precisamente en la filosofia es corriente el contra-
especies fundamentales en que se divide la conceptuación: la poner lo histórico, como particular, a lo natural, como universal.
especiegeneralizadoray la especieindividualizadora. EI derecho<thistórico>
es el derechosingular, el derechoindi-
No cabe pensar que haya quien objete algo a los pre- vidualmente considerado,en oposición al <(deí'echo
natural», que
cedentes abertos. Solo una cosa podría ponerse en duda, a escomúna todoso debeser comúna todos. La religión «histó-
saber: si es legítima la equiparación que hemos establecido rica»esla religión singular, la religión particular, en oposicióna
entre la referida diferencia, puramente /arma/, y la Oposición la religión <fnatural»,la cual se cree que está dada a todo hom-
del método naturalista y el métodoÀís/ó/co, o si no debería. bre juntamente con su naturaleza general humana. Además,
mos más bien emplear la palabra «historia)>en una significa- cuando el racionalismo del sigla xvlll, que solo dirige su atención
ción más restringida. Pero no es difícil encontrar la respuesta a las cosas en tanto que éstas se dejan reducir a conceptos
a tal dificultad. nÍUerSa/es, habla con desprecio de lo <cmeramentel> histórico,
ÍXl:ncenceP/o
de Todo el mundo dirá que la investigación de Baer es na/z/ra. biense ve que identifica igualmente lo histórico con lo singu-
//s/a,' ya conocemosbien los fundamentos que hay para identi. lar e individual; y este modo de expresarsedela trás de sí una
ar la conceptuacióngene-alizadoraconla conceptuaciónnatu- estela,quellega muy adentro en la filosofia del idealismoale-
ralista. Este uso lógico de la voz naturalezaestá de acuerdo mán. Pera éste es sólo un motivo más para identificar lo histó-
con la terminologia de Kant y de elmorecebesu legitimidad rico, en el sentido /óg/co,con lo singular, lo particular e indivi-
histórica. Pelo no menos justificada es asimismo la expresión dual. Si Kant y sus sucesoressiguen hablando asimismo con
de método #/s/(h'/copara designar el procedimiento científico despreciode lo meramente histórico, elmodemuestra que por
que se orienta bacia la particzilaridad y la indiuiduaZidad de lo muchosprogresos que hayan realizado en el pensar histórico,
real. Si a la obra de Ranke sobre los Papas le damos el nom. sobre la filosofia racionalista de las luces, no existe en elmos,

bre de investigación histórica,' es seguro que pensamosdesde a lo sumo, sino unos cuantos rudimentos o preparativos para
luego también en que se tratan en ella procesos esp/r//z/a/es una concepción /óg/ca de la historia.
y especialmente vida humana cz//fz/ra/. Sin embargo, prescin- En suma: no es caprichosa la opinión que sitia frente a frente
diendo$de esas determinaciones de co#/en/do, cosa que es ne- el métodohistórico, como individualizados, y el método de la
cesario hacer si se quiere adquirir un concepto lógico, aun con- ciencia natural, como generalizador. Si se aceita el concepto
serva la palabra <íhistórico»una significación bien determinada lógico que da Kant de la naturaleza, es obligado aceptar tam-
y generalmente inteligible, que es precisamente la que aqui biénesteconceptológico de la historia; y, en todo caso,solo
aplicamos. así podemosalcanzarun pz/ /o de par//da utilizable para una
Desde luego, el uso común del idioma no es consecuente. investigaciónlógica de las ciencias empíricas. La lógica plan-
Se habla de «Historia Natural», y la expresión <cHistoria de la téase el problema siguiente: partiendo del propôs//o científico
evolución»se ha hecho habitual para designarprecisamenteese de la historia, que consiste en la exposición del curso singular
tipo de investigaciones en ]as cuales percíbese claramente--como e indivídua! de una realidad, alegara la inteligencia de las for-
en la exposición que hizo Baer de la evolución del polia--la masintelectuales individualizadoras que la historia emplea como
esencia lógica del procedimiento naturalista. Pelo éstos son medios necesarios para la consecución de aquel fin. Ninguna

/
Ü

64 Ciência cultural y cielzcía natural

objeción puede presentar en contra de esto quien se preocupe


de alegara una inteligencia de /orlas las actividades científicas
particulares. Sólo quien, como haCenlos representantesdel
naturalismo, elabora primero un concepto de «ciencia>sin orien.
tarde, al hacerlo, en las ciencias realmente presentes,podre
combaterla identificación del procederhistórico con el indivi.
dualizador. vlll

HISTORIA Y PSICOLOGIA

Si contraponemos,pue$ 1aciência natural y la historia, como


forma/mem/e opuestas, tendremos que decir: mientras que la
ciencia natural--salvo pecas excepciones, ya mencionadas--se
propone abrazar con sus conceptos una pluralidad y, eventual-
mente,una multitud incalculable de distintos objetos, en câm-
bio una ciencia histórica aspirará a que su ,exposición convenga
al objeto zfm/CO,distinto de todos los demos, que ella investiga,
ya seauna personalidad,un sigla, un movimiento social o reli-
gioso,un pueblo u otro cualquier objeto. La ciencia histórica
quiere que su exposición situe al lector o al oyente en la mayor
posible proximidad del proceso z2nícoa que se refiere. La ciencia
natural, en câmbio, habrá explicado un trozo de la realidad
tanto menorcuanto más universal sea el concepto por medio
del cual logra exponerlo, cuanto más claramente manifiesto
estálo quelo particular tiene de comamcon el todo de la natura
raleza, y cuanto más lejanos uno de otro se hallen el contenido
del objeto singular, en su individualidad, y el contenidodel
concepto universal.
Ya de esta oposición formal entre naturaleza e historia pueden
sacarse varias consecuencias importantes para la metodologia.
Sin embargo, vamos a limitamos aqui a un junto que ha sido
tratado con especialfrecuencia. De todo lo que llevamos dicho
tiene que desprenderseya lo que para ]a ciencia de la historia
puedesignificar la ciencia de la vida anímica en general, esta
es, la psíco/ogía. Es éste un punto sobre el cual debe de ser fácil
CIÊNCIA CULTURAL Y CIÊNCIA NATURAL 5
66 Ciência cultural y ciência natura! ...,.------- '
Historia y ps {cato gt a 67

que lleguen propiamente a un acuerdo los que no quieren hacer Otro tanto puede decirse de la <ípsicología»
que los historia-
de la historia una ciencia generalizadora; es también, al mesmo doresnecesitan)aunque esta psicologia del historiador se distin-
tiempo, de una importância decisiva para la cuestión de saber ga en machos puntos de la del artista. Y hasta puede afirmarse
con qué derechose dividen las cienciasen ciencias de la natu- que esta psicologia del historiador se alega, si cabe, macho
raleza y ciencias del espíritu.
másaún quela del artista, de la ciencia generalizadorade la vida
.EgzlÍz/oca
epz
e/ Va sabemos que las ciencias históricas, cuando estudian pra- anímica, porquese refiere toda ella a lo singular y particular.
to/ ce;)rode /a pesos culturales, tienen que ocuparse casa siempre también de la Y' así se explica también, y no es de admirar, que encontremos
vida anímica. Por este motivo no puede decirse que sea radi- entre los historiadores notables psicólogos, aun en tiempos en
calmente falso afirmar que la historia es una ciencia de! espírita. queno existia la psicologiacientífica y ni siquiera se conocía
Por eso misto solemesdevir de los historiadores que tienen que el concepto actual de lo psíquico. Tucldides, por exemplo, puede
ser buenos <ípsicólogos».
Pero los historiadores no se preocupar muy bien contasseen el número de estas psicólogos.Y si el
grau cosa, por ]o general, de la psicologiac/e#////Ca,'y, sin enl. mesmoWundt (i), que quiere hacer de la psicologia el funda-
burgo, parece que cuanto más se ocuparan de psicologia tanto mento principal de las «cienciasdel espíritu», finde homenaje
mejores «psicólogos>serían. Esta argumentación lleva un sello a este historiador, diciendo de él que «pudo servir de modelo
de evidencia muy convincente y contribuye, de seguro, en grau a los tiempos posteriores en la concepción psicológica del suce-
manera a difundir la,topinión de que la psicologiatiene una der histórico», no cabe duda de que este hecho invita a serias
tmportancia fundamental para ]a historia. ref[exiones.Y su importância no logra disminuir]a ]a observa-
Pera si moramos !a cosa más de cerca, encontramos que sucede ción que face Tõnnies (2) de que algunos historiadores, como
aqui lo que en otras muchas teorias que gozam de gran favor: polibio, Tácito y, entre los modernos, Hume, Gibbon, J. von
y es que el sello de evidencia que las face tan convincentes Müller, Thierry, Gervinus, fueron, desde el punto de vista de
obedecea una amó/güedadde los términos empleados. No pólo sz/ //empa, Lembres versados en la psicologia y avezados a su
a ]os historiadores,sino también a ]os poetasy a ]os artistas cultivo, porque si efectivamente esta es exacto, lo único que de-
plásticos los llamamos <rpsicólogos>, pães creemos, con razón. muestraes que a estos historiadores no les ha perjudicado la
que han de ser buenos conocedoresde la naturaleza humana. psicologia de su tiempo. La psicologia de estos hombres consi-
si quieren realizar sus propósitos. Pera esa «psicología>que co- dérasehoy como sobrépujadacientificamente. Si llegaron a ser
nocen los artistas no tiene nada de común con la c/e cz'aconcep- importantes historiadores, elmofué no en virtud, sino a pesar de
tual de ]a vida anímica, a no ser el nombíe, y nadie le reco- su psicologia.Pero, de fecho, para la mayor parte de los histo-
mendara a un poeta que se dedique a estudios científicos de riadores !as teorias psicológicas que admitieron como exactas
psicologia para aprender a componer mejor ]os versos. EI arte han debido de jurar un papel muy escasoen su trabajo histó-
aspira a captar la vida anímica no en conceitos, sino, hasta rico; y aun prescindiendode esto, bien se ve que realmente la
donde ello sea posible, intuitivamente, para elevaria luego, por mayoría de los historiadores posteriores a Tucídides no se dife-
medios muy diferentes de los científicos, a una esfera de general rencia en principio de él, en lo que a los conocimientos <Ípsiceló
significación; y la capacidad artística de comprender epsicoló-
gicamente» al hombre es en todo caso independiente por com-
(i} Lógica, tercera edición, tomo 111: Lóg/ca de /as c/e/zcías de/ espf
pleto de los conocimientos que el artista posei en psicologia z'//zí, i9o8, pág. 2.
científica. .zl Sobre la teoTÍa de ta historia, xgaz. (Archiuos de Filosofia Sistema.
fica, tomo Vlll.)
b8 Ciência cultural y ciência ncLturat
Histor ia ip ps ico to gí a 69
Ricos»se refiere. Por lo cual seria deseabley urgente, en interés
de la metodologia, separar y distinguir cuidadosamente por ya posible buscar en ninguna ciencia de la vida anímica, que
medio de algún término esta <cpsicología» de lo singular e inda. trabaje con conceptos universales, los /z/ndamen/osde las cien-
vidual, en el sentido, por ejemplo, en que hablamosde una cias del espíritu, al modo como la mecânica es el fundamento
psicologia de Federico Guillermo IV o de una psicologia de las de las cienciasnaturales del mundo de los cuerpos (i).
Cruzadas..y aquella otra psicologia, la psicologia científica, la No quiere esto decir que no exista relación alguns entre la Posible apli-
que procede por generalizaciones. Y si no se quiere sacrificar cación de la
psicologia científica generalizadora y la ciencia histórica; y de- psicotogía;
la palabra psicologia,cabe que la designemoscon el nombre de seoexplicitamente subrayar esta, porque mis opiniones han sido
<(psicologiahistóricas, refiriéndonos a la oposición universal entre interpretadasrepetidas vecesen el sentido de suponer que yo
naturaleza e historia; pera entonces no deteremos entenderia he negado la posfó///dad de que el historiador aprenda cosa
como una ciência.
alguna de la psicologia científica. Nunca me ha pasado por las
De aqui se deriva objetivamente lo que segue:la explicación cientes semejante idem. Muy al contrario, ya antes de chora
de la vida anímica en generales ciencia; en câmbio, la «psicolo- he manifestado expresamente que la inteligencia <(psicológica»
gia histórica», esta es, la inteligencia de algunos hombres o de del pasadq fecha /as mÓsuecessin conocimientos de psicologia
ciertas masas determinadas, en determinadas épocas,no es aún científica, puede per/ecc/omarse por media de la psicologia gene-
ciencia por sí mesma.Acaso pueda per/ecc/onarsepor media ralizadora. d Hasta qué punto es elmoposible? Esta no cabe deci-
de la psicologia científica; pelo nunca podre ser sz/ós///z//da por diria partiendo de puntos de vista lógicos; y no hay para qué
una ciencia generalizadora de la vida anímica. Puesaun quando sopesarlas distintas eventualidades, hasta tanto que la historia
una teoria psicológica,sea cual fuere su índole, consiguierare- no está de fecho enlazada con la psicologia científica más estre-
ducir a conceptosuniversalesla totalidad de la vida anímica. chamente de lo que está hoy. Para dar un paso más en el cono-
no por eso nos seria dado un conocimientode ]os procesossin- cimiento /óg/co, lo que hemos de hacer es suponer un mcíx/mz/m de
gulares, individuales. l Si queremos exp//car psicológicamente la aprovechamiento, por parte del historiador, de los conocimien-
naturaleza del ser psíquico, habremosde indagar sus leyes tos que la psicologia científica le proporciona, y considerar luego
universales o buscar otros conceptos universales cualesquiera. qué puedey qué no puede darle la psicologia a la historia.
Pera cuando queremos conocer <tpsicológicamenta>la vida del
alma en la historia, lo que queremoses revivida en su trans. (i) .En un.psicólogo he encontrado una opinión que viene a parar
curso individual, hasta donde sea posible conseguiria; y si lo a lo mesmo. KAKL MAKnE escriba en su reseãa crítiQ.' de los .f)rfnczpzos
de /a cíe/zcz'a de /a /í/erafríra, de EnmsT Ei.STEK: «Precisamente el fecho
conseguimos habremos adquirido, a lo sumo, el nza/arfa/ para de.nose: pofible incluir en Fabricaspsicológicas,sin dificultades, aquellos
una exposición histórica, pero no el comcep/ohistórico del objeto objetos due interesan al historiador ;le la literatura, hubiera podido'haver
ver al autor que, por lo menos en su sentido, no es posible que la psicolo-
en cuestión. EI simple «vivio> psicológico no es una ciencia; y, gia sea fructífera para ]a ciencia de ]a literatura. EI psicólogomoderno
trata.de comprender la vida espiritual como un-complejo de elementos
por tetra parto no puedeser elaborado, en el sentido de la ge- y hechos símP/es. Ese análisis o división de lo psíquico no le serve al histo-
nera[ización, para ]os fines de] conocimiento histórico. Si llega- riador de.la.literatura. Este quiere reviver y comprenderuna parte deter-
mos a comprender esta claramente, ya no nos parecerá evidente minada, de la vida espiritual de la humanidad, en toda su complejidad.»
Esta está.muy .bien dicho y me alegro mucho de que MANDE,quíen en una
la afirmación de que el historiador tiene que estudiar psicologia reseüa critica de mi libra Limites de Za coltceptuaciólz en la ciência natura!
científica, es decir, generalizadora,si quiere formar y educar había declarado.que no podia coincidir conmigo «enningún punto esencial»,
se haja acercadotanto a mi opinión; en erecto,la distinción que está
su capacidad <tpsicológica»de comprender; por lo tanto, no será implícita en las frases suyas que acabo de citara ha sido expuesta en mi
libra como «punho esencialísimo» y exptesamente referida a la relación
de ]a psicologiacon las cienciês históricas.
70 Ciência cultura! y ciência natlira! Historia ? pÉ icolo gía 71

Si se ha comprendidola diferencia que existe entre el proce- sario afirmar estrictamente el alcance que tiene este resultado
dimiento géneralizador de la psicologia y el procedimiento indi- para la teoria de la ciencia. Ante todo, si queremos ser conse-
vidualizados de la historia, el mayor posible enlace entre elas cuentes,habremos de extender algo más estas consideraciones.
dos ciencias no podre construirse mas que de la siguiente ma- EI historiador no se limita, ni mucho menos, a la exposición
neja. La mesmaexposiciónde lo individual no puedeprescindir de la vida anímica. Los hombres, de quienes habla, poseentam-
de [os conceitos universa]eso, por ]o menos, de ]os elementos biénun cuerpo,y por consiguientedetermínansepor la influen-
conceptualesuniversales; los z2/limoscomponentes dê foda expo- cia de los cuerpos que los rodean. Si no sé refiriese al mundo de
sición científica tienen que ser universales, como ya hemos visto. los cuerpoq ninguna exposición histórica seria inteligible para
EI concepto de una individualidad histórica compónese,pues, nosotros, y ]o corpora] puede, en su individualidad, alegar inclu-
de elementos universales, y estos elementos universales se con- so a temer bucha importância histórica. De aqui se deduce,
greganen una maneja que más tarde habremosde explicar. puesl que la psicologia no es la única ciencia generalizadora
Pêro, como es natural, no debemosentender esta en el sentido de la que cabe decir que puede llegar a ser una ciencia auxiliar
de que [a individua[idad mesma de ]o rea/ sea una simp]e com- de la historia.
binación de universalidades,lo cual, efectivamente, llevaría, Así, por exemplo,cuandoen la historia de una batalhapar-
como hemos dicho ya, a un realismo platónico de los conceitos. ticular, única, se nos doceque los soldados,antes de comenzar
Solo se trata de /a expôs/cíón de la individualidad por la ciencia la bucha, tuvieron que estar vários dias haciendo marchas y qu.e
y de[ emp]eo de ]o universal para esefin; y este emp]eo de ]o la fatiga que esto les causales hizo menos capacesde resistir
universal es entonces importante, porque el historiador usa en a los ataques .de tropas frescas y descansadas; o cuâEido el his-
él, las más veces,las signiíicaciones universales de las palabras, toriador nos refiere que una determinada ciudad sitiada y pri-
que encuentra mechasy que.nos apropiamos al aprender el vada de todo aprovisionamiento de material alimentícias no
idioma, antes de dedicamos a ningún. trabajo científico. Pudiera pudo mantenersearriba dç.cierto tiempo, porque el hambre de-
decirse, en efecto, que los tules «conceptos» precientíficos son bilitó a los hombres y por último hizo imposible una defensa
rmPrec/sose ande/ermz#ados,eito es, que propiamenteno son eficaz, tendrá que emplear el hjs«criador, en la exposición de
conceptos,y que la ciencia de la historia, por lo tanto, tiene estas sucesoso de oiros qemejantes, una serie de significaciones
que ir aumentando su carácter científico, en la medida en que ípersa/es de las palabias, que se referirán a procesos corpora-
consiga substituir por conceptos científicos esas precientíficas lesy, en la mayoría de los casos,serán asimismo conceptosque
significaciones universales de las palabras que necesita emplear el historiador ya poseíaantes de elaborar su ciencia. Habrá
para exponer los procesoshistóricos individuales. Pera entonces que decir, por lo tanto, que el historiador, desde un ponto de
habrá de tomar de la psicologiaecosconceptoscientíficos que vista científico-fisiológico, procede por modo ímprec/se e /n-
substituyan a las precientíficas significaciones. De esta suerte defermí ado al emplear los conceptos universales que necesita
quedaría intacta la oposición entre la conceptuación generali- para exponeí'!os procesossingulares. Para ser <exactol> ciente
zadora y la individualizadora; y, sin embargo, no cabría emitir ricamente,tendría que clamar en su auxilio a la fisiologia de
dudas sobre la importância de la psicologia para la historia, la fatiga y' de la nutrición, pues solo así le seria posible subs-
considerada como ciencia. tituir los conceptos precientíficos por otros estrictamente cien-
A !coicedees. tíficos.
Así queda demostrado, en realidad, que la psicologia pz/ede
ta apticación
alegar a $er una ç/ençfa azrx///ar de ja historia. Pera es necQ- Esta exigencia no es diferente, en principio, de la que ante-

J
72
Ciência cultural y ciência natural """--'- Historia ? ps {calo gía 73

dormente hemos expuesto cuando mostrábamos que ]os resuj- tífico es para él un guia mucho más segz/roque cualesquiera
tados de la ps/co/og/ason necesariospara dar a la historia un teorias psicológicas, porque face que su exposición sea más
carácter más cientifico. Y, sin embargo, acaso aparezca nota. fácil de entender por todos los que con él comparten ese cono-
blemente menos plausible. dA qué obedeceelmo?Quizá obedezca cimiento, que si empleara conceptos científicos.
a que la fisiologia, como ciencia, está mucho más adelantada Pelo, como ya hemos bicho, subsiste la pos/ó//ídad de que
que la psicologia, y por lo tanto resulta en este caso bien mani- teorias psicológicascientíficas sirvan al adelanto científico de
fiesto cuán peca ayuda recibiría el historiador de los Conceptos la historia, por muy escasamenteque sientan los historiadores
de las ciencias generalizadoras en aquello justamente que, conto la necesidadde esaayuda. Subsiste esa posibilidad, como asi-
#ís/or/apor, más le importa. mismo la de que algunos conceptos de la fisiologia, de la química,
Y es que estas conceptos son siempre para él simples mediou o de cualquier tetra ciencia natural, meanutilizados para una
y jamás fin de la exposición. Por esose ofrecemuy próxima la exposicíón más exacta de los procesos históricos. Es más: quizá
opinión de que el fín podría conseguirse s/H el empleo de medias fuera posible incluso demarcar algunos territórios determinados,
«exactos».Tal es el caso, sin duda plguna, en los exemplosque en cuya exposiciónno llega la historia a buen término, sin
hemos citado. Y si pudiésemos generalizar esta Opihión, cabría conocimientoscientíficos de conceptos universales. Así, por
entonces pensar que las esperanzas que se ponen en !a psicologia exemplo,habremos de acudir a la ciencia generalizadora en
para la historia descansanesencialmenteen el hecho de que la aquelloscasos,sobretodo, en que el objeto tratado se aparta
ciencia psicológicaha investigado aún muy insuficientemente notablemente de lo que ya conocemos por la vida precientífica
la mayor parte de ]as especies de procesos anímicos que la his- y segueuna direcciónincomprensible para nosotrosen su carác-
toria exponel y que justamente la obscuridad psicológica en ter específicogeneral, por lo cual nos faltan los esgz/chásuniver-
que están envueltos estesprocesos da a ]a fantasia ancho campo sales necesarios para aprehenderlo. Este es el motivo por el
para imaginar toda suerte de posibilidades. En tal caso debería. cual puede decirse con razón que el historiador que se proponga
mos decir: si la psicologia generalizadora estuviera tan adelan- exponer,v. gr., la vida de Federico Guillermo 111necesitará
tada en la investigación de las leyes anímicas, válidas para la algunosconocimientos de ps/copa/o/og/a, porque la vida aními-
vida en su aspecto históricamente esencial, como lo está la ca de los que padecen enfermedades mentales le es harto extra-
fisiologia en el conocimiento de la fatiga o del hambre, apare- ía, en general, para comprenderla y poder exponerla por modo
cerían acaso sus resultados, para ]a historia, /an /HS/g#///can/es inteligible. En tal caso, pueden algumas teorias generalizadoras
como los de la fisiologia. llegar a ser importantes cíe#cíczsaz/x//lares de la historia. Pelo,
Y entonces llegaríamos a la siguiente conclusión: en la mayo- naturalmente,no cabe, en pr//zcfp/o, trazer un limite en esto;
ría de los casos ó(ís/a/e al historiador para conseguir completa- de suerte que es muy posible que en la futura ciencia de la his-
mente sus fines--esta es, para exponer ]a individualidad y toria ]os conceptos formados por modo naturalista, es decir,
particularidad de su objeto--el conocimientopor los conceptos científico generalizador,jueguen en la exposición de los pro-
generales, que ya posee en el estádio precientífico. La exactitud cesossingulares e individuales un papel más importante y tam-
que los elementos conceptuales tienen en las ciencias naturales, bién más feliz que hoy, que, como vemos--basta recordar las
y que es de una importância decisiva en una ciencia generaliza- distincionesde Lamprecht entre método psicológicoindividual
dora, resulta insignificante para él, que persegueotros files. y métodopsicológicosocial--, más han servido para confundir
Es más: quizá encuentre que su conocimiento general precien- que para favorecer la investigación,
74
Ciettcia ctlttural y ciellcia natural Historia y psicoto gÍa 75

E2//l laÕ//elZ$Mas para la clasificaciónlógica de las ciências--que debe ner#os un problema y no nos proporciona el concepto positivo
métodoi/sB: hacerse no con respecto a ]os mediou, sino a los fines--nada de
del mé/odocientífico de la historia, como ello ocurre para las
nco. esotiene una importância fundamental y de principio. Refiérese ciencias naturales en el concepto de la generalización. En erecto,
todo a la maior o menor <texactitud)> de los e/e/?zem/oscon que si a la rea]idad, referida a ]o universal, la llamamos naturaleza,
la historia construye sus exposicionesindividualizadoras, y por esto nos manifiesta claramente al mesmotiempo cuál es el
mucho que llegue el historiador a z/////zar las ciencias generali-
zadoras,nunca podrán estasser /z/mdamemfa/es para él, al modo Pr/ cíp/o de la conceptuaciónen la ciencia natural. Pera, en
câmbio, si a la realidad, referida a lo par//cz//ar, la llamamos
como lo es la mecânica para las ciencias generalizadoras del historia, no basta ello para penetrar en la estructura lógica
mundo de los cuerpos No 1e dicen lo más mínimo acercadel de su conceptuación. Pareceria, según esta, que el problema B
Pr/nczP/o que sigue el historiador en su conceptuación indivi. dela ciencia histórica hubiera de ser el de exponer, sin prf/zc/pfo
dualista, es decir, acerca de ]a maneja como ha de e/eg/r estes
alguns de selección, la realidad individual de que se ocupam
elementos y co/nPomercon ellas los conceptos propiamente his- <ctalcomo ella sea+; de donde resultaria que la historia tendría
tóricos. La historia, como c/encha,no consiste,en erecto,en una
que damosuna reprodz/ccíón
o copia //e/ de la realidad, en el
narración o descripción de la individualidad de cz/a/esgz//era sentido estricto de la palabra. Mas este problema--ya lo sabe-
cosas y procesas, considerada esa individualidad simplemente mos--está.,en sí misíno, lleno de contradicciones. Para formar
como lo que esascosasy procesostienen de diferente de todas
conceptosy poder proporcionar un conocimiento debetambién
las demás. También la historia está dirigida por determinados la historia trazer limites en la continua fluencia del suceder
pzrn/os de p/s/a, desde los cuales utiliza sus elementos concep- real y transformarsu inaprehensible
heterogeneidad
en una
tuales, ya sea precientíficos, ya exactos y científicos. V estes
ap e/zeHsíó/e
d/sc/ec/ón.No sabemosaún como, en esa transfor-
puntos de vista no puede tomados ni de la psicologia,ni de mación, la individualidad permanecerá ímcó/ame. d Es pos/Z)/e,
ninguna tetra ciencia generalizadora. Esta es la circunstancia
en términos generales, una comcepfz/ac/ó individualizadora?
decis/ua para la relación /óg/ca entre la psicologia y la historia.
Aqui está el praz)/ema de/ método&/s/ór/co.Y así, empujado por
Todo lo demos es, lógicamente, de importância secundaria. la contraposición del proceder generalizados y el proceder indi-
meroal mesmotiempo esto nos face ver con claridad que no vidualizador, aparécenos chora, con toda su d//ícz///ad, el pro-
podemos inantenernos en el concepto del método individuali- blema fundamental de nuestro estudio. Con la distinción z2míca
zador que hasta adora venimos indicando como característico entre «nomotético>e «idiográfico> no llegaríamos a término.
de la historia. Para dividir las ciencias en dos grandes grupos,
de la maneja dicha, según sus direcciones lógicas fundamenta-
les, debemosaííadir a las diferenciasformales las diferencial
mcZ/er/a/es. La contraposiciónde los conceitos de naturaleza
e historia, en su sentido puramente/3g/co,sirve tan solo para
poner claramente de manifiesto lo insostenible que es la opinión
tradicional de que todos los conceptoscientíficosson univer-
sales y de que, por ]o tanto, la historia, cuando expone la vida
anímica, no es mas que una psicologia aplicada. Pera, por lo
demás,el conceito de la individualjzación no hêcesino propo-
Histeria ? arte 77

surgir directamenteuna imagenintuitiva de la realidad. Pera


dehechoel historiadorinvitará a vecesal auditor o al lector a
que, por medio de su imaginación, se represente intuitivamente
algocuyo contenidoexcedecon mucho del conjunto de lo que
contienen las significaciones universales de las palabras; el his-
toriador se esforzará por como/Har las- significaciones de las
lx palabrasen un modo especia]l que encarri]e ]a fantasia por ]as
sendas deseadas, dejando a esta' el más pequeno margen posible
8 de variación, en las imágenesque se trata de reproducir. Que
HISTORIA Y ARTE elmoes posible, lo demuestra cualquier poesia que, estando ate-
nida a palabras de significación universal, excita, sin embargo,
La intuición la fantasia a representar imágenes intuitivas.
en ta histeria. Desde luego, una exposición histórica es /más comparam/e con
Esta circunstancia de que, mediante la ayuda de una imagen
una reprodz/cc/óm de la realidad, que no una exposición de la
intuitiva de la fantasia, pz/edellegarse a exponer lo que tiene de
ciencia natural. Esta circunstancia, que se deriva ya del con-
individual una realidad, nos explica ante todo el porqué se ha
cepto puramente /arma/ de la historia, va a servimos de tema
puesto muchas veces a la histeria en relación estrechísima con
por unos momentos, antes de pagar a exponer el principio de la el arte, y hasta se ha identificado por completo con él. Es real-
conceptuación histórica. En efecto, en conexión con ese asunto mente éste z/n aspecto de la historia que está empa/en/ado con
habremos de esclarecer el problema, tantas veces tratado, de la
la actividad artística, por cuanto historia y arte coinciden ambos
relación de la historia con el ar/e, estudiándolohasta donde en excitar nuestra imaginación a produzir una intuición. Pero
sea preciso para nuestro desarrollo, y podremos al mesmo tiempo
también, y al mesmotiempo, agó/aseen este punto la afinidad
comprenderel papel que juega la /m/z//c/ó#en la ciencia de la
historia. del arte y de la historia. Cabe demostrar que esa afinidad no
puede significar gran cosa para la esencia de la c/eHcía histórica,
En ]a realidad que no ha sido aún trabajada cientificamente.
esmoes, en el continuo heterogéneo,la peculiaridad de cada porquelen primer lugar, la intuición, cuandoes pz/remem/e ar-
tística, se distingue en principio de la que el historiador lleva
objeto, que también ]lamamos su individualidad, va unida con
a cabo; y en segundolugar, los elementosí/?/ ff/uos en la histo-
su carácter intuitivo; es mas: sólo en una intuición nos es dada
ria, como ciencia, no pueden tener mas que una importância
inmediatamente. Por lo cual pudiera creerse que, tratándose secwmdaría, si se los considera desde puntos de vista /óg/cos.
de la exposición de una individualidad, la menor manera de
Para comprender eito, es preciso ante todo ver claramente Intuición uni
lograr esaexposición habría de consistir en reproduzir la intui-
cuál seala relación entre el arte y la realidad intuitiva e indivi- persa/ 7 con
;opta {ndivi
ción individual. Por eso el historiador se esfuerza en represea-
dual. EI arte no puede ser,.como tampoco la ciencia, una re- doía!.
farmos el pesado intuitivamente, con su individualidad, y esta
produccióno duplicación de la realidad, aunque a vecesfinjan
no puede conseguido si no es haciéndonos posíble, en cierto quererãoasí nuestros «realistas». EI arte crer más bien un mundo
modo, una rep/z//scemcfa del suceder singular, en su curso in-
completamente nuevo, o por lo menos transforma la realidad
vidual. No cabe duda que ]a historia, en su exposición, está ate- que se propone exponer. Esta transformación descansasobre
nida, como cualquier tetra ciencia, a palabras que poseensignifi-
Pr/nc/pios que no son lógicos, sino es/é//cos.Mas como el factor
f caciones zrm/persa/es,y de las cuales, por lo tanto, nunca puede
: ' '' '''''''''''''''''''-.
78 Cieltcia cultural ? ciência natural ::::====:-- H isto?ia ? arte 79

estético por sí solo no puede ser nunca dec/s;uoen ninguna cien. ha de hacer precisamente lo contrario, inquirir las conexiones
cia, no le quedaríaa la exposiciónhistórica--que se propone de sus objetos con el mundo en torno, lo dual la pane igualmente
alegara la intuición sín configurarlaesteticamente--oirofin en oposjcióncon el arte. Nos bastará observar que la esencia
que una s/mp/e rede/íc/óno repíoducción de la realidad; y tal
intento seria, como ya sabemos, logicamente absurdo y con.
tradictorio, porque inaprehensible e inagotable será siempre la
muchedumbre de todo continuo heterogéneo,esta es, de toda
## g;!;$illÊHl;H(:
#ec#oshistóricos. Yo puedo emitir un juicio estético sobre ambas
parte de la realidad, por bien limitada que esté. Afirmar que la obrassin saber nada de su relación con la realidad individual
historia esun arte, porque nos da intuiciones, no nos doceabro. que representan. Por eso el sacar a colación semejantes obras
lutamente nada sobre el método de la historia.' de arte para comparadascon la historia, sin distinguir en ellas
merohay todavia algo más. EI arte, en cuanto que no es mas lo puramenteartístico de aquellosotros elementosque artís-
que arte, no se propone, en maneja alguns, captar la intuición dcamente son indiferentes, es cosa que solo confusiones puede
en su íHdíufdz/a//dad. Le es completamente indiferente que la producir. Sin duda es un retrato igual a una exposición histórica;
obra sea o no semejante a tal o cual realidad individual. Más pelo lo es única y exclusivamente por los elementos que en él
bien lo que pretende es elevar la intuición a la esfera de una tienen una significación no artística, sino /zís/ór/ca.Tal afirma-
<(universalidad»,que no tenemospara qué definir aqui exacta- ción es demasiadoevidente para poder servir realmentede
mente, y se sirve, para conseguiria, de ciertos medios que la provechoa la exposición clara de la relación entre el arte y la
estética ha de fijar. Esa universalidad difiere en su principio historia.
mesmo, como es evidente, de la universalidad del comcep/o. No queremosnegar con eito que en la z/n/óninmediata y
Y quiçá el problema fundamental de la estética podría formu- unilateral de los elementoshistóricos con los artísticos--como
lasse como el problema de la posibilidad de una /#/u/c/óa unj. a vecesse presente en el retrato--;no resida un problema, cuya
persa/,con lo cual se pondría de manifiesto su relación con el soluciónpuede tener, en dei'to sentido, importância grande
problemafundamental de la lógica de la historia, que es el de la para ía explicación de la esencia de la historia. Machas expo-
posibilidad de co cep/os /Hd/u/dz/a/es. En cierto sentido, es la sicioneshistóricas, y entre ellas las más admiradas, son en
actividad artística, en todo caso,opz/es/adirectamenteal proce- realidad obras de arte, en el mesmosentido en que lo son algunos
dimiento individualizados que situe la historia, y ya sólo por retratos que poseyendoun excelso valor artístico son al mismo
elmono debiera decirseque la historia es un arte. Para compren- tiempo muy parecidos. Pera cuando se trata de ver claramente
der esto claramente procúrese no pensar en ciertas!.obras de la relaciónentrela historia y el arte, lo primero quehay que
arte, como los retratos, los cuadros que representan paisajes hacer es tomar como término de comparación obras de arte
geograficamente determinados, las novelas históricas.lestas, en que /?ocontengan elementos históricos; luego cabra preguntar
erecto, no son se/ámen/eobras de arte; y justamente lo qüe en cómoes posibleque en un retrato la configuración artística y la
ellas puede considerarse como reproducción de realidades índ/- fidelidad histórica, eito es, los valores estéticos y los valores
t//dz/a/es, singulares, es zr ese c/a/ desde el punto de vista esté- teóricos, lleguen a constituir una z/n/dad.
tico. También podemosprescindir aqui por completo de la consí- No pertenece a nuestro asunto la solución de este problema.
deración de que el arte aís/a los objetos que trata y los arrebata Para rechazarla idem de que la historia tiene afinidades con el
a la co ex;Ó con la realidad restante, mientras que la historia arte en punhos esenciales para la /óg/ca, nos bastará la conclu-
80 Ciência cultural ? ciência natura! Nisto ria y arte 81

sión siguiente. Si se prensa que toda realidad es una intujción a la verdad de las ciencias género/fzadoras.En efecto, la /m-
individual, la relación en que las cienciasy el arte están con compa/ÍÓ///dad
mesmade las formas artísticas con los conceptos
ella podre reducirse a la siguiente fórmula: las ciencias generali- universales, dentro de los cuales aquéllas caen como ejemplares
zadoras aniquilan en sus conceptos no solo la /'nd/u/dua//dad. de una especiq la toleramos solo hasta cierto puntoi cuando la
sino también la ím/z//c/óH
inmediata de sus objetos; la historia. obra de arte nos fuerza a pensar en realidades que conocemos
en cuanto que es ciencia, excluye asimismo la intuición inme. bien. Pero la prosecución de este pensamiento nos apartaría
dieta y la transformaen concep/o, pelo trata de conservar
la del desarrollo de nuestro tema. Lo que importa es ùnicamente
individualidad;por último, el arte, en tanto no pretendeser
poder.enclaro quela creaciónartística estálebre de toda tuba
mas que arte, resuélveseen una exposición intuitiva, que supri- mientrasque la historia está atada a los hechos.
me la individualidad de la realidad, como tal, o la rebaja a algo Pera la distancia que separa el arte de la historia parece Las bio gr«
fias y {a his
inesencial. Así, pue$ 1a historia y el arte están desde luego mayor aún, si consideramosque en toda ciencia en general, y teria.
más ce;'ca de la realidad que la ciencia natural, porque cada
por tanto también en la historia, la intuición de la realidad
uno de e]]osno aniquila mas que z/n aspecto de ]a intuición empírica es algo secundário, o tan solo un medio para conseguir
individual. En esta reside el derechore/afíuo que tiene la historia el fin. Por esono deja de haber dificultades para admitir, con
a ]lamarse «ciencia de la realidad)>y se funda laÊafirmación de Windelband, que la diferencia entre ciencia natural e historia
que el arte nos da más realidad que la ciencia natural. meroel se determina diciendo que aquélla busca leyes y esta /ígz/ras.
arte y la historia están en oposición, porque lo esencial para el Tal distinciónno acierta con la diferenciaesencial,desdee/ +

uno es la //z/z//c/ÓH, mientras que para la tetra es el comcep/o.


PZ/mfode p/s/a /óg/co. Si se tomase al pie de la letra, daria lugar
V la mezcla de lo artístico con lo histórico, como sé da en algu- a un concepto por lo menos horto es/ echo de la historia. Además,
nas exposicioneshistóricas, es igual a un retrato, del cual deben desplazaría el centro de gravedad de la historia, como ç/ez2cía.
considerasse entonces no solo las dualidades artísticas, sino tam- Es frecuentísimo que la historia no busque figuras, y si alguns
bién el parecido. vezlo face, como sucedeen las biografias, no puede elmoservir
La veTdadhis.
tõrica. Va hemos dicho que está fuera de duda el fecho de que en de base para la inteligencia de su esencia /óg/ca. Es más: el peor
muchas obras históricas se dan elas combinaciones del arte con errar de interpretación que cabe cometer es creer que cuando
la ciencia. La historia necesitaen algunas circunstancias, para se doce que la historia procede por individualización esta equi-
exponer ]a individua[idad, excitar ]a fantasia, como medio de valea afirmar que la historia es una suma de biografias y tiene
representar intuitivamente ]as ímágenes. Pera no menos fuera por fin el damos re/ra/os artisticamente concluídos. EI carácter
de toda duda está que no es lícito fundasseen ese fecho para c/enf///co de la historia hay que buscaria únicamente en el modo
llamar arte a la ciencia de la historia. Por muchasintuiciones como elabora sus comcep/os,que muchas veces son inintuiblés;
índividuales que nos dé el historiador valiéndosede medias y solo desdeel punho de vista de la transformación de la intui-
artísticos, siempre le separará del artista esta diferencia de ción en concepto es como puede ser comprendida en su sentido
principio; que sus intuiciones f/enen gz/e ser siempre /Hdíz.p/dz/d- lógico.
/es. Su exposición ha de ser, en todo caso, verdadera de /ac/o, EIprincipio formal de la historia, el que la-face ciencia,no tie- E! pr ncipio
y esta verdad histórica es precisamente la que la obra de arte ne, puas,nada que ver con los princípios de la forma artística, ni .ógicc dela
historia.
no toma en consideración.Major se dijera aún que el artista, puedetampoco derivassejamás de la mera intuición. Por este
dondequiera que expone realidades, está atado en cierto modo motivo también, es necesariono usar sino con muchísima pre-
ÇIENCIA ÇVLTURAL Y ÇIENÇ{A NATURAL Q
82 Ciência cultura! y ciência natural

cauciónel término de «cienciade la realidad».EI antiguo dilema:


o la historia presente /Hdzu/dela/idades,y entonces se Convierte
en un ar/e, o es cíe cfa) pelo en tal caso ha de proceder geaera-
//zamdo,resulta completamentefalso. Antes de poder comentar
aquella parte de su labor que guarda afinidad con el proceder
del artista, en el modo ya indicado; antes de redes//rsus com.
ceptos en general de intuiciones, para hacernos así revivible X
el pesado y acercarnoslo más posible a la realidad, tiene ]a
historia que saber: primero, cz/á/es,de los innumerables Objetos
de que consta ]a realidad, son !os que ha de presentarnos.v LAS CIENCIAS CULTURALES HISTORICAS
segundo, qué partesl de la innumerable multiplicidad de cada
objeto singular, son para ella las esenc/a/es.
Y para eito necesita EI problema de que chora se trata vamos a designaria con el Prin círio de
[a historia, como ]a ciencia natura], su <çapriori», su «pre-juicio». nombre de problema de la conceptuación histórica, puesto que ,aiónconceptua-
histctica.
Sólo con este <(apriori», con este «pre-juicio», conseguirá dominar entendemos por <conceptos>-:haciendo una àmplificación del
ea comcepfos la continuidad heterogénea del suceder real. Podre uso corriente de la palavra--/oda composición o reunión de los
la historia construir cuantas imágenes intuitivas quiera, en elementoscientíficos esecía/es de una realidad. Paro esa am-
aquellas partes en que se vuelve hacia la fantasia; pelo el md/co plificaciónquedajustificada tan pronto como seha comprendido
dentro del cual se mueve esaactividad, los puntos de vista que que conceber y generalizar no pueden ser coincidentes. Trátase,
condicionan la co ex/Ó#y la c/asÍ//cac/ÓHdel material, la decisiva pues, de descubrir el principio director de agz/e//os conceptos
't
determinación sobre qué sea o no sea #/s/ór/Game/e Ímpar/am/e. cuyo contenido es particular e individual. De la contestación
en suma, ]o que constituye el carácter alem////code la historia. a estapreguntadependeno solo el conocimientodel carácter
no está éontenido en el material intuible y no tiene nada que formal de la ciencia de la historia, sino, en último término, la
ver, en absoluto,. con e! arte. EI historiador puede resolver por justificación de la división que hemos hecho de las cienciasen
completo sus problemaspuramente.científicos, sin acudir para ciencias naturales y ciencias culturales. En efecto, esta díp/s/óm
nada a medias artísticos; el tener un peco de arte en el alma quedajustificada si, como yo crer, puede demostrarseque e/
no será sino un adorno más, muy satisfactorio. Debemos,pues, m/smoconcepto de la cultura, que nos sirvió para separar los
preguntar chora: si la historia ha de exponerlo singular, lo dos grupos de oÓ/e/os de las ciencias particulares, es el que de-
H
particular, lo individual, dcómo puede ser una ç/e/7cía?
termina también el pr//zc/p/o de !a concep/zlac/ón
histórica o in-
dividualizadora. En este punto llegamos, pue$ por fin, a mani-
festar la cones/Ómque existe.entre el principio ma/er/a/ y el prin-
cipio /arma/ de división, y a comprender de ese modo la esencia
de la ciencia cultural histórica.
Esaconexión es, en el rondo, sencilla; y para comprenderla Las ua }o res
cutturales son
en seguida.claramentenos bastará preguntar cuálesson los }t{stér ices ,
objetos que queremos no- solo conceber al modo naturalista,
sino tanlbléQ çonocer y CQmprender en su individualj44cióq
84 Cieticia cultural y ciência ?taturat Las ciências cutturates históricas 8b
histórica. Y encontraremos, efectivamente, que las realidades quizá sea necesario hacerlo, pues foda realidad cabe siempre
en las cuales no residen pa/ares, las realidades que, por lo tanto concebida por generalización; pero en tal caso el resultado seria
no consideramosmas que como <çnaturaleza», en el sentido pri. .como doce Gcethe--<cdeshacer en una un/persa/ídad mo//a/ lo
meramenteindicado, solo tienen para nosotros,en la mayor que sólo en su aislamiento tiene vidas. Por eso, una exposición
parte de los casos,un /m/erasnaturalista en sentido lógico, y naturalista de la vida cultural, por muy justificada que esté,
que, por lo tanto, en esas realidades la configuración Singular no basta ni puedeser la única.
no nos interesa en su /nd/uzdzla/ídad,sino, ordinariamente, solo Esta conexión entre la cultura y la historia nos empuja, em- Concepta de ta
indip dttati-
como e/e#lp/ar de un concepto más o menos universal. En cam. peno,a dar un paso más alia. Nos muestra no solo por qué no dad histórica.
bio, sucedecosa muy distinta con los procesosculturales y los basta por sí sola en los procesosculturales la consideraciónge-
oiros procesos que referimos a éstos, considerándolos como gra- neralizadora de la ciencia natural, sino también cómo el con-
dos iniciadores, o algo así, de los primeros. Aqui nuestro interés ceito de la cultura hace pos/Ó/e la historia como c/enc/a, es
se dirige además a lo particular e individual y a su cz/rsos/ngz/- decir, cómo ese concepto permite llevar a cabo una conceptua-
/ar, esta es, queremosconocerlostambién en su individualiza. ción individualizadora, que de la mera díz;ers/dad, imposible de
ción histórica. exponer cientificamente, extraiga una individualidad que pueda
Con esto hemos expuesto ya la conexión más universal entre exponerse.Es muy cierto, efectivamente, que la significación
el principio formal y el principio material de división de los deun procesocultural depende por completo de su peculiaridad
métodos científicos particulares, y asimismo comprendemosfa- individual,y, por lo tanto,en la cienciaculturalhistóricano
cilmente el fundamento de esaconexión. En erecto, la.s/g ///- podemos proponernos establecer su <cnaturaleza)> universal, sino
cacÍÓncz//fz/ra/de un objeto, en tanto que es consideradocomo quehemosde procederpor individualización. Pelo, por tetra
un /odo, no está en lo que eseobjeto tiene de comzíncon otras parte,la significacióncultural deun objeto no descansa
en la
realidades,sino justamente en lo que lo d/sf/mgz/ede las demos; multiplicidad individual que ostenta toda rea/ídad, y que nunca
por esola realidadque consideremos
desdeel punto de vista podemosconocer y exponer, precisamente porque es inabarca-
de su relación con los valores culturales, tendremos que mirada ble. Desdeel punto de vista de la ciencia cultural, la cuestión
también siempre en e! sentido de lo particular e individual. se refiere siempre solo a una par/e del objeto individual; es más:
Es más: sucedecon frecuencia que la significación cultural de en esaparte tan solo reside aquello por lo cual es, para la cultura,
un proceso aumenta en la mesma medida en que el respectivo el procedocultural un «individuo», en el sentido de único, pe-
valor cultural está enlazado más exclusivamente con su confi- culiar e í sz/ósf//z//ó/e
por /?zngz/na
o/ra realidad. EI historiador
guración /md/pzdua/.EI método histórico individualizados es. no expone nada de lo que su objeto tiene de comzín con los demos
pueslel únicoadecuado
paratratar el procedo
cultural,tan ejemplares de su especie, en el sentido de la ciencia natural;
pronto como su significaciónparawlavida cultural llega a ser por exemplo,si se trata de una personalidadhistórica, no ex-
problema. Consideradocomo naturaleza, eito es, reducido a pondrá el historiador lo que ella tiene de común con el J%owo
conceptos o ZeJ/es
z/ fue sa/es, tornaríase el proceso cultural en sap/ems, y prescinde igualmente de la innumerable .muchedum-
un e/emp/arindiferente de una espec/e,'
cualquier oiro exemplar bre de particularidades individuales que son ímd//eram/es
.para
de la mesma espécie podría hacer sus vedes, y por eso su estudio, la cultura.
si se hace desde el punto de vista naturalista o generalizados, De aqui resulta que, también para las ciencias históricas de
DOpuedesatisf4c9rnos por sí solo. Podre hacerse adçmós,y auR los procesos culturales, divídese la realidad en elementos esen-
e6 CÍepzc/a czl
:!Zpzc:la czl/ZzzraZ ]' cff/zc/a mafzíra/ Las ciências ctliturates históricas 87

quieta es individual, no se manifiestan con tanta claridad y


distincióncomo sucedecon los conceptos de las cienciasnatu-
rales
EI fundamento de elmoya lo conocemos. Rara vez son ex-
puestos,como ]os conceptos universales, en /órmz//as o defini-
ciones aÓS/raC/as.EI contenido de que están hechos reP/sfe/o casa
siemprela ciencia histórica, por decido así, de una multitud
de materiales intuitivos. Conseguimos conocerlos por medio de
una imagen intuitiva, en que se hallan a veces completamente
enuzle/fos,y para cuya construcción dan ellos solamente el es-
quema y la orientación, y así, nos sentimos inclinados a tomar
la imagen por la cosa principal y a ver en ella una copia de la
realidad individual. Resulta así explicable el engano que se ha
padecido acerca del principio /óg/co que serve de fundamento
a las exi)osiciones--enparte intuitivas--de la historia, prin-
cipio que decide sobre lo que es lo ese#cía/ en la historia. Es más:
pudemuy bien pensarseque no había aqui, en absoluto, prin-
cipio alguns de selección, sino que la historia se limita a decir
lo que ha sido. Y como se admitia, con razón, que la mera
{çdescripción»de lo singular no es ciencia, ocurrióse la idem de
quela ]listoria no había llegado todavia a merecerel rango de
ciencia; y no conociéndosemas que.z/n solo principio de con-
ceptuación, recomendóse a la historia el empleo del método
generalizadorde la ciencia natural. Por ese camino era imposi-
ble comprender la esencia de la ciencia histórica. La om/:/ón
de ese principio ittdiuidualizador de setección ex arca as\n\lama
el hechonotable de que muchasveceslos intentos absurdosde
hacerde la historia una ciencia natural hayan sido aprobados
por la lógica, que no había estudiadomas que el principio
Errores de !a generalizados de selección:
Lógica acerca
de ta historia. Desde luego, muchos historiadores se negarán a admitir que La exigência
el principio lógico, desarrollado aqui, exprese por manera exacta dad.'.o efípí-
la esenciade su actividad, esta es, que sea él quien baga posible
la distinciõn entre la indiuiduatidaci histórica y la diuersidad
í eseHcz'a/.
Pensarán que su misión se reduce a reproducir sim-
plemente la realidad. IJno de sus más grandes maestros ha dicho
88
Ciência cultura! y ciência natural Las ciências culíurales históricas 89

que el problema de la historia es exponer las cosas<eomopro- naturaleza, en cuya labor científica no puede jugar el menor
piamente hayan sido». '''
papel ese elemento de la <simpatía)>. Para un historiador que
Pelo esta no demuestra nada en contra de la exac.titud de consiguiera realizar lo que Ranke deseaba, eito es, apagar su
mis manifestaciones. Sin duda, frente a una exposición histórica VO,para eseno habría historia científica, sino una insensata
que falseaba los hechos por capricho Subjetivo, o que interrum. vorágine de figuras diversas, todas diferentes, todas igualmente
significativas o insignificantes, pero sin ningún Ín/eras histórico.
Si consideramoscuanto existe, sin darle ninguna significación La avatora
ción.
y ninguna referencia a valores, entonces cada cosa en el mundo
tiene su <thistoria»,es devir, su curso singular, como igualmente
cada cosa tiene su #naturaleza)>, es decir, puede incluirse en con-
ceptosuniversaleso leyes. Pelo la circunstancia de que no po-
cuando sea cierto que Ranke lo ha creído. En aquellas palabras: demosni queremosescribir la historia casi mas que de los hom-
<ccomoproplamen/e hayan sido», lo mismo que en el proceder «/d/o. bres, demuestra ya que nos dirigen en esta ciertos ua/ares y que
gráfico», ocúltase un proa/ema y no una se/z/cíóm.Eito nos trae sin ellos no habría ciencia de la historia. La posibilidad de que,
a la memoriauna conocidísimafórmula para el método de la en general,haja algún engano sobre este punto obedecetan
ciencia natural, que es simétrica a la fórmula de Ranke. Cuando pólo a que la distinción de lo esencial y lo inesencial, desde el
Kirchhoff caracteriza el problema de la mecânica diciendo que punto de vista de los valores culturales, la han fecho ya en gran
consiste en «describir los thovimientos que en la naturaleza se parte los autores que entregan el material histórico, o la eleva
verifican, /m/egramen/e
y del modo másseno///o»,no nos dice a caboel especialistade la investigacíón empírica, con tal «evi-
asímismo gran cosa en sentido metodológico; porque precisa- dencia»,que no se da cuenta de lo que está haciendo. Confunde
mente ésa es la cz/es//25a.'
dCómo puede ser <(íntegial>una «des- una concepci6nde la realidad con 'la realidad missa. Feto es el
cripción»? dEn qué consiste el «modo más sencillo»? Las expre- problemapropio de la lógica el llevar a la concienciaclara la
siones de este género sólo sirven para ocultar los problemas esencia de esa concepción, y con ella esa <çevidencial>del procedi-
metodológicos, mas no para resolverlos; y aunque la lógica como miento metódico, pues sobre esa «evidencia»se baça el carácter
teoria de la ciencia dele orientarse en las Dôresde los grandes de la ciencia cultural individualizadora, en oposición a la con-
investigadores, no necesita por ello atenerse a sus pcz/abrassobre cepcióngeneralizadorade la naturaleza, indiferente a los va-
la esenciade su propia actividad. Con razón docede Ranke lores
Alfredo Dote (r) que pudo evitar la parcialidad no porquese Ahora vemos ya por qué nos parecia importante el hacer
mantuviese neutral, sino por la universalidad de su símpa/ía. resultarque los procesosculturales, si se distinguen de la natu-
AsÍ, pues, e] maestro de la historia <tobjetiva»ligue siendo. como raleza en lo que se refiere a su elaboración científica, es sola-
investigador--si hemosde creer las manifestacionesde quien mente por el punto de vista de los valores. Solo de esemodo,
le conoce mejor que nadie--, el hombre que siente y compadece, y no por una especieparticular de realidad, se face inteligible
rasgo éste que lo separa radicalmente del investigador de la el contenido de los <cconceptos culturales»--que ya podemos
quizá llamarlos así--, siempre individuales, a diferencia del
contenido de los conceptos naturales, siempre universales. V
í"3/,:i25Ê;p&ãÉl!.g {%#"''" '8:'1,'Z.Zz' :895' oó"' «/."", para haver que resulte más clara la peculiaridad de esa distin-
91
90 Ciência cultural ? ciência natural Las cielicÍas culturales históricas

ción, habremos de caracterizar explicitamente el procedimienta


individualizados-histórico como un procedimiento az;a/ora//.
po (i), en oposición a la ciencia natural, que es una investigación
encaminada a descubrir las conexiones legales o de conceptos
universales, sin preocuparse lo más mínimo de los valores cul- H/3J;;';
turales, ni de ninguna referencia de sus objetos a estos valores. en realidade no tiene que decidir si las cosas son o no son ua/ío- /a 'uaZoracfón
Lo que esa palabra significa es fácil de explicar. Cualquier sas..debelimitarse a exponer lo que rea/me /e &a sido, pues es prácfícd
historiador interpretaria como un ataque a su cualidad de cien- un teórico y no un práctico. Por esohabremos de mostrar que
tífico e] que a]guien ]e dijera que no puede distinguir lo esencial nuestro concepto de la historia no contradice, en modo alguno,
de lo inesencial. EI historiador admitirá, pães, sin discusión estesabertossi son entendidos en s! recto significado. Para este
que solo le toca exponer lo eimportante», lo «signíficativop, lo fin, bueno será ante todo recopilar de suevo cuanto llevamos
<çinteresante»,
o como quieta que lo llame, y morará con desprecio dicho sobre ua/or, rea/idas y sus relacionei mutuas, con refe-
al que se alegre de haber encontrado ursosmíserosgusanillos. renciaal conceptode la cultura; así evitaremosmalasinteli-
Todo esta, en esta /arma, es tan evidente, que no hay necesidad gencías.
de decido explicitamente. Y, sin embargo, escóndesejustamente Los valores no son realidades, ni físicas ni psíquicas. Su esen-
aqui un proa/ema, y este problema solo puede ser resuelto ele- cia consisteen su u/gene/a,no en su real /ac/ícfdad..Mas los
vando a la conciencia la referencia de los objetos históricos a los valores se en/azar con las realidades, y de estos enlaces conoce-
pa/ares, que residen en los Ó/elles de la cultura. Si/a//a esa refe- mos ya dos En primer lugar, puede el valor residir en un oÓ/efO.
rencia, entonces los sucesoscarecen de importância,gson «in- transformándolo así en un óíen, y puede además ir unido al
significantes»,<aburridos>,y no tienen cabide en la exposición acto de un Sa/efo de tal suerte que ese acto se transforme en una
histórica. En câmbio, para la ciencianatural no hay nada in- pa/orai/ón. Los bienes y las valoraciones, empero} pueden estu-
esencial en ese sen/ído. Así, pues, el principio de la avaloración diarseinquiriendo la' Pígencíade los valores que van unidos a
no face mas que formular explícítamerzte
algo que atlrma implí- ellos, y luego, tratando de establecer si un bien me/'ecerealmente
afíamen/etodo el mundo al devir que el historiador debesaber el nombre de bien o si una valoración se ha verificado con
separar lo «importante» de lo «insignificante». /z/s/faia. Esto hacemos quando queremos tomar prácfícamen/e
Sin embargo, hay que aclarar más el concepto de la apa/ora- una actitud con respecto a los objetos. Pera esta lo indico tan
c/ó#, en otro sentido; particularmente hay que trazar los limites solo para decir que las cienciasculturales históricas, cuando
que lo separan como principio puramente /eór/code otros con- investigan bienes y hombres que toman con respecto a ellas
ceptos con los cuales pudiera confundirse, para que no surja una postura de valoración, no puí'den dar respz/es/aa tules pre-
la ilusión de que aqui se le proponena la historia problemasque guntas. Si la dieran, concluirían expresando valoraciones; y pa-
ella, como c/encha,. podría y debería rechazar. Es un dogma /orar los objetos no puede ser nunca su concepción histórica.
éEs la palidez de los valores un problema teórico y hasta qué
(i) Empleamosla palabra az/a/oracfó/z en el sentido de referenciaa.los punto? dQué actitud toma la /í/oso/ía frente a los valores?
va[ores. En câmbio, pa/oracíónsignifica e] estab]ecimientode un valor.
.4z/adoramosuna cosa quando ]a referimos a un va]or; quando ]e damos Estas cuestionesno necesitamos resolverlas aqui. La validez
importânciapor su relacióncon un valor. Por esousamosel término delos valoresno es un problema/zís/ór/coy el historiador no
a-va]orar, que contiene ]a preposiciónací, o sea la idem de referenciaa.
(Nata de! T.} tiene que valorar ni positiva ni. negativamente. En esta reside
92
Ciettcia cultural }p ciência na;';'ral Las ciências culturales históricas 93

el indudable derecho de la opinión que quiere excluir de las contenido ha de tomarse en cuenta. Así, pães, sin que el histo-
ciencias históricas los puntos de vista valorativos. riador necesitehacer valoraciones, bástale establecer una avalo-
EI proceder apa/ora//POde que hablamos debe, pues, distin. ración o referencia teórica de los objetos a valores, para que se
guirsecon el mayor rigor del procederz/a/ora/zpo, si ha de ex. produzcanindividualidades históricas, a diferencia de los meros
presas bien la esenciade la historia como ciencia teórica. En. objetosdistintos unos de otros.
toncesdiremos: para la historia, los valoresno entran en consi- Es evidente además que no solo lo que fomenta la realización
deración, sino en cuanto que son de #ecÃovalorados por Sujetos de bienesculturales, sino también lo que la cohibe e impede,
y, por ende,en cuanto que hay cieí-tosobjetos que de &ecóoson eshistòricamenteimportante y significativo. Lo único que puede
considerados como bienes. Así, pues, aun cuando la historia excluirsede la historia, por inesencial,es lo meramentedistinto,
tiene que ver con los valores, no por eso es una c/emc/a ua/Ora/zua.' lo quese manifiesteindiferente a los valores. Ya esta circuns-
se limita tan solo a establecer /o gz/ees. No es exacto que . como tancia debiera bastar para convencemos de que seõalar un
objeta Riehl (r)--avalorar algo (referido a valores) y valora, objeto como impor/am/epara los valores y para la realización
algo seanuno y el mesmoindivisible acto de juicio. Por el con. de los bienesculturales no equivale a valorarlo. En efeito, la
traria, erl la Valoraciónpráctica y en la avaloración teórica hay valoración ha de ser siempre o pos/f/pa o ega//ua. Mas sobre
dos actos d//erga/esen principio en su esencialógica; pera a el valor positivo o negativo de una realidad cabe que exista
esta diferencia, por desgracia,no se ha dedicado hasta chora la d/sçz/s/Óm,
sin que por eito se pinga en cuestión la importância
suficiente atención. La aua/oracz'Ó# teórica permaneceen el te. mesmade esa realidad que se funda en la avaloración. Así, por
rreno de la comproóacz'3 de/os Ãec,eos,' no así ]a valoración ejehplo, un historiador, como /a/ #/s/or/apor, no puede decidir
práctica. Es un fecho que los hombres cultos o civilizados si la revolución francesa ha sido gene//ciosao #oCÍz;cz
para Fran-
reconocen determinados valores como valores y aspiran a pro- cia o Europa. Eito seria una ua/orai/óm. Pero a ningún historia-
duzir bienes en los cuales esos valores residan. Solo refiriéndose dor le cabra duda de que los sucesoscomprendidos bojo ese
a ese Ãec»O,que e] historiador ]as más veces presupone y debe nombre han sido f/apor/an/es y s/g/z///ca/duosen el desarrollo
presuponerl sin decido, y no refiriéndose a la vigencia de ]os cultural de Francia y Europa y} por lo tanto, que debenser
valores, que no tiene él que investigar, ya que es un especialista recogidos en su individualidad, por esenc/a/es, en la exposición
de la ciencia empírica, divídensepara la historia las realidades de la historia de Europa. Esta no es valoración práctica, sino
en elementos ese#c/a/es y elementos /#ese#c/a/es. Aun cuanda ava[oración teórica o referencia a ]os va]ores. En suma: va]orar
ni uno solo de los valores va]oradospor e] hombre civilizado algo es siempre a/alar/o o censo/rar/O.Avalorar algo, esta es,
debiera tener vigencia, independientementede la valoración. re/er/r algo a los valores,no es ninguna de las das cosas.
ligue siendo exacto, en todo caso,que para la realización de los Y tal es justamente nuestra opinión. Cuando la historia otorga Distintas clü
ses de abalo
valores valorizados de hecho, esto es, para la producción de los alabanzas y censuras, sobrepasa los limites que le son propios, Tactones.
bienes en donde esos valores residem,pólo una determinada como ciencia del ser real. En efecto. alabanza o censura fúndanse
se/ecc/'3m
de objetos, en toda la realidad, importa, y en cadauno exclusivamenteen un criterio de valores, cuya u/ge cía esté de-
de estas objetos, a su vez, sólo una determinada par/e de su mostrada, y ésta no puede ser labor propia de la historia. No
por eso querrá nadie pro/zzó/ral historiador que tome una pos-
tura valorativa frente a los procesosque investiga. Acasono
Página xo{. feoría de/ conocz'mz'enfo.
Cz{/fzírade/ presente, ly 6, z9o7P hay una soja obra histérica de jmportarlci4 que estéfo/«/ ente
94
Ciência cultural y ciência natural Las ciências ctLtturales históricas 95

lebre de valoraciones positivas o negativas. Lo que hay que modaso de la sastreríao de los precios.La objeciónesen sí
/ poner en evidencia es tan solo este: que el valorar no pertenece exactísimaly yo hubiera debido, o elegerpara el exemplo, en
al concep/ode la conceptuaciónhistórica, sino que mediante la lugar del sastre, cualquier otra realidad que no pudiese nunca
referencia al valor directivo de la cultura se manifiesta exclu. ser esencial en níngz/na exposición histórica, o poner {le mani-
sivamente la importância histórica o significación de ]os pro- fiesto explicitamente la inesencialidad del sastre en la historia
cesos,la cual no es idêntica, en maneja alguna, a su valor posi- política. Pera, prescindiendo de esta, demuestra la objeción de
tivo o negativo, y que, por tanto, una conceptuaciónindivi. Meyer justamente que si varia el ua/or cz//fz/ra/ directivo tiene
dualizadora no será posible lógicamente sin avaloración teórica que variar también el contenido de la exposfc/ómhistórica, y,
pero sí sin valoración práctica. Tiene, pues, mucha razón Riehl por lo tanto, que la referencia teórica al valor cultural es la que
cuando dice que uno y el mesmohecho histórico, según la dife- determina la conceptuación histórica. Demuéstrase al mesmo
rencia del conjunto en que el historiador lo considera, recebe tiempo que el /z/ícío acerca del valor objetivo es cosa totalmente
muy diferentes acentuaciones, mientras que su valor objetivo, en distinta de la 7ê/e7e#c/a
histórica al valor, pues de no ser así
câmbio, segue siendo el mesmo. Lo cual no depone, como prensa no podrían los mesmosobjetos ser esencialespara ésta e in-
Riehl, en con/ra de la opinión que venimos sustentando, sino que esencialespara aquella exposición.
sirve más bien a con//amar/a. EI «valor objetivo> no le interesa al remar inius-
Una vez que la esencia de la avaloración teórica y su diferencia :iticado a !a
historiador en cuanto historiador, es decir, queno tieneque pre- de la valoración #práctica» ha quedado claramente manifiesta, auaioración.
guntar por su vigencia; y precisamente por esola diferencia del no obriguenadie el temor de que su esfuerzopor evitar la
conjunto, esta es,la diferencia de los punhosde vista directivos Caribdis del método generalizados, vorágine que devora todas
en la avaloración, que le sirven al historiador para coros/gerar teó. las individualidades, vaya a empujarle en la Sala de las valo-
ricamente el objeto, puede ser causa de que el «acento»,o sea la racionesincientíficas, desacreditándole por completo como hom-
significación del objeto, sea diferente para las diferenteséxpo- bre de ciencia. Ese temor es el que más ha contribuído a que
siciones particulares, dirigidas por diferentes valores Culturales. los historiadoresse nieguen a reconocer la avaloración como
De la mioma suestehay una objeción de Ed. Meyer (i), que factor indispensable de su actividad científica. V por eso mesmo
sirve también para co#//amar y explicar mi concepción de lo que creyó Lamprecht que podía} triunfante, recomendareste libra
es la esencia de la conceptuación histórica. Para mostrar coma mío, pensando que después de caber lendo mi {(honrada» expo-
el punto de vista del valor condicionala selecciónde lo esencial. sición de lo que es el método histórico, nadie, ni aun el hombre
hube de poner por ejemplo que la negativa de Federico Guiller- menosversadoen historia, podría menos de percibir la violenta
mo IV a ceãir la corona imperial es un hecho històricamente contradicción en que se baila coq el verdadero pensar científico;
esencial,mientras que el sastre que le hacía los trajes, aunque por lo dual deseaba que mi libro tuviese entre los historiadores
tan real como aquém, es históricamente indiferente (2). A esta la más amplia difusión, creyendo evidentementeque éstos,
replica Meyer que el tal sastre es, sin duda, y seguirá siendo, cuando viesen que su manera de proceder presupone avalora-
indiferente para la historia po////ca,'pero que podemosmuy bien ciones, se convertirían a ese método <(naturalista», a ese supues'
representárnoslo històricamente esencial en una historia de las to métodosin valores, que él defiende (i). Ahora se ve con

(i) Ho/a Centra/Líferaría, i899, núln. z. Característicadel cambia


.'S.Ín,U7:'SJ.g,.ZSSS;'L'g l 'Ü;,H:'p''' :';;;:;"', de opinión que en estas mãosse ha verificado acerca de los valores es la
çircunst4nciêdç que R, WilbFêndt reprocha alara a.Mêx Wçlfr que êste
..,....,)«a'
96 Ciência cultural y ciência natural Las cielacias cl&!twrales históricas 97

claridad por qué e! temor al punto de vista de los valores,en Además, no debe entenderse bojo el nombre de <(historia teleo-
la historia, es tan injustificado comoel triunfo de Lamprecht. IÓgica>nada que pueda entrar en conflicto con la concepción
Las valoraciones,que serían incientíficas, puede evitadas la Cansa/de la realidad. Por esoes erróneo reducir las cuestiones
historia individualizadora, lo mesmo qúe la investigación na- metodológicas aqui tratadas a la alternativa de caz/sa/ídad o
tural. Solo por la avaloración teórica opónesela ciencia históri- fe/eo/agia(i). También la historia, con su método individuali-
ca a la ciencia natural; pelo no por eso peligra el carácter cien- zadosy avalorativo, tiene que investigar las conexionescausa-
tífico de la primera. les que existen entre los procesos singulares e individuales, de
La teleología Para exponer claramente la esencia, y particularmente la
en la historia. que ella se ocupo y esas conexiones causales no coinciden con
importância de la avaloraciónen la ciencia histórica, aãadiré las leyes universales de la mafz/ra/eza, aunque para la exposición
lo siguiente.Ante todo, una observaciónde carácteríermíno- de las re/ac/odes caz/sa/es /nd/u/dz/a/es (2) sean precisos los con-
/Óg/co. Se ha adquirido la costumbre de llamar «teleológicas> a las' ceptos universale$, como e/amem/osconceptuales de los concep-
consideraciones hechas desde puntos de vista de valor; por lo tos históricos. Lo único que aqui importa es que el principio
cual, en la historia, podría hablarse de una conceptuación telef-. metódico de la se/ecc/ón de /o esencfa/, en la historia, depende
lógica, en lugar de avalorativa; yo mesmo he seguido antaão esà de los valores aun en el problema o investigación de las caz/sas,
costumbre. Pero es mejor, o huir de un vocablo tan multívoco en cuanto que pólo se tomam en consideración aquellas causas
y tan expuesto, por tanto, a falsas interpretaciones, o indicar que son s/gní/ícafíuas, en su peculiaridad, para la realización
y limitar exactamente su significación (i). En efecto, no solo de los bienes. Y esta <cteleología»no puede ponerse en oposición
hay que distinguir estrictamenteentre la avaloración teórica a la causalidad.
y la valoración,?sinoque también hay que evitar se forme la La esenciade la conceptuaciónavalorativa recibirá aún más La evoluaón
h {stónica.
apariencia de que, por medio de una conceptuaciónteleológica luz, si recordamos que solo con su ayuda pueden exponerse los
en la historia, exp//ccz/zse
las cosaspor las finalidades conscientes procesoshistóricos como estádios de una ser/a epo/z//fua.EI
que se proponen !as personas de que se trata. La cuestión de si conceptomultívoco de «evolución)>, reconocidopor todo el mun-
esta es o no posíb]eno nos ataãe en e] actual nexo de nuestra do como la categoria propiamente ã/s/óríca, está efectivamente
investigación, pães que se refiere al co /e /do de ía historia. dominado, en la historia, por el mesmo principio eni el cual
Aqui lo que tenemos que poner en plena luz de la consciencia hemosencontradoel prantode vista director de toda concep-
es tan solo el pranto de vista metódico, desdeel cual !a historia tuaciónhistórica.En primer lugar, por evoluciónhistóricano
da forma al continuo heterogéneode la realidad, por modo tal. podemosentender lo que se repf/e un número indefinido de
que demarcaen él productos individuales. dEn qué consisteel veces, como la evolución del pollito en el suevo, por ejemplo,
contenido de los tules productos?isto no puede determinaria sino que la evolución histórica se refiere siempre a un suceder
la teoria de lai'ciencia, zímíco. singular, considerado en su peculiaridad. En segundo
lugar, no podemos conceber ese suceder mesmo como una serie
quiera excluir las valoracionesde la economianacional, fundándose en
mi teoria de las ciencias culturales, y só/o admita la avaloración teórica. (i) Véase M. AoLEn, Cazdsa/fdad 7 fe/eologfa elz p gozapor /a cíen-
(i) Esta es lo que he fecho en la segundaedición de Z,ím/íes,etc. cfa, igo4. Por ]o demos,e] libra, que en parte está hecho para combatia
(página333), y no debieraya decirse,por tanto, que yo caracterizae] mi concepción, es menor que su título.
proceder histórico como «teleológico».Elmono puede contribuir a aclarar (z) Véase SEKcio HEssEN, Cansa/ídad índíz/ídua/. .Esfzídfosde empa.
el tema, presto que yo reçhazoe$Qque comÚRmentcçe !!ama <rHistoriq rísmo frasco?zdezfaJ, igog. Este ]ibro parte de mi concepto de ]a causali-
teleológicq», dad histórica y lo desarrolla por modo interesante.
CIÊNCIA CULTUIUL 'y CIÊNCIA NATURAL. 7
98 Cietzcia cuiEurai y ciência natura! Las ciências cl!!turates históricas 99

de estádios de una mutación, completamente indiferentes todos erectos. Si golpes el sueco con el pie, tiembla Sírio-=hase bi-
al valor, sino que hemosde considerariacomo una serie de cho--. yP sin embargo, este efecto, como la mayor parte de los
grzzdosque, referidos a un resultado significativo, tórnanse ellas demoserectos, es històricamente inesencial. <íEficazhistórica-
mesmossignificativos también, por cuanto el acento que un mento>es tan solo el suceso que produce efectos históricamente
sucesorecibe, al ser avalorado o referido a un valor, se /raHsm//e impor/antes,lo cual no significa otra cosa que lo ya dicho: que
asimismo a sus antecedentes. Empleamos, pueq simplemente un valor cultural essiempreel que da la pauta para la selección
una expresiónmás comprensiva-que al mesmotiempo tiene de lo històricamente esencial. Solo cuando ya se haya de/ermí-
en cuenta la incesantemz//ac/Ó# de la realidad-..-cuandodecimos mado///ámen/e, en virtual de una avaloración teórica, qué sea
que solo mediante la conceptuaciónindividualizadora y avalo- lo històricamente esencial, entonces podrá lanzarse Üna mirada
rativa face una #/s/orfã épo/u/ízpzz de los procesos culturales. retrospectivahacia las causas,o, mirando adelante, inquirir
De la mesmamaneja que el valor cultural face surgir la iadi- los erectos posteriores; y solo entonces podrá entrar en la expo-
vidualidad, en estricto sentidoúes decir, el conjunto de lo que sición todo aquello que, merced a su peculiaridad, haya tenido
es significativo por su peculiaridad propia--, extrayéndola de la por erecto la realización del acontecimiento històricamente
s.implediversidad de un objeto real, así también junta y com- esencial.
pone los elementos históricas esenciales de un suceder, que Así, pues, cuando Ed. Meyer (i), y con él Riehl (2), dicen
transcurre en el tiempo y se determina por causas,y los trans- quela selecciónde lo esencialen la historia se verifica no desde
forma en una euo/z/c/ó#/ndfu/dz/a/,provista de importância his- prantosde vista de valor, sino por los grados de la eficácia his-
tónica
tórica, expresan una oposición falsísima, cuya inconsistencia
[.a eficácia Con la ayuda de este concepto de la evolución histórica, po- se oculta bajo la amófgüedad del término «eficácia histórica».
histórica.
demos también juzgar y estimar qué es lo que cabe conservar La proposición: la historia tiene que exponer lo que es /z/s/ór/co-
del aberto que afirma que el historiador realiza la selección de mem/e eficaz,no estetracosa--si se toma en su estricto sentido--
sus materiales según los grados de e//cacía ,Q/s/Ór/ca.En sí y por que una fórmula diferente para expresar que la historia trata
sí, puede esta proposiciónsignificar algo justo, pues la impor- de los efectosesenc/a/es para los valores culturales. Y como
tância histórica de muchos acontecimientosdescansa,en rea- nunca el principio de la mera eficácia puede sz/Ós///a/r al princi-
lidad, exclusivamente en los e/ec/osque estesacontecimientos pio de la avaloración, preferimos nuestra expresión, pues sólo
tienen sobre los bienesculturales; y así sucede que muchas veces ella manifiesta, por modo z/níuoco,aquello de que se trata.
no se comprendecomo pueda llegar a tener importância histó- Donde falte el pranto de vista del valor, que es el que decide
rica algo que no entra a ordenarse, como miembro eficiente, sobrecz/Ó/ês son los erectos històricamente esencialesy cuáles
en una serie evolutiva históricamente importante. Pera la pro- no, resultará completamente inaplicable, como .pr/nc/p/o de se-
It
posición tórnase al punto falsa, tan pronto como se revuelve /eccfón, el concepto de la eficácia histórica.
contra la opinión de que los punhosde vista del valor son los Por último, para prevenir malasinteligencias, es preciso dis- La euatucÓn
que dan la pauta en la seleccióndel material. La e//cac/ahistó- tinguir explicitamente el.:concepto de evolución histórica.del histórica y e!
pra grosa.
rica no puede confundisse con la mera eficácia, en general, in- concepto de progreso, y conseguiremos haver esa distinción por
diferente al valor, esto es: la eficácia por sí se/a no puede damos
nunca el criterio para discernir lo que sea històricamente esen-
(1 ) Sabre teoria ? método de !a historia, lgüz
cial. Es claro que un procedo cz/(z/gz//era siempre tiene a/gz/mos (2) Lógica y teoria dei conocimiento, pág. lo!
100 Ciência cultttrat y cjencia natural
media de la diferencia que existe entre valoración y avaloración.
Si la mera serie de mutaciones tiene un contenido
para poder equipararse a la evolución /z/sfóríca,en câmbio la
garfo escuso H;ãã='::=\=;'H:eã
serie del progreso contiene demasiadopara ello. «Progresoo--si
esta palabra ha de tener, en general, un sentido exÍiFesivo y bien
acusado--vale tanto como exa//ac/ón de /os ua/ares, elevación
del valor de los bienesculturales, y toda afirmaciónsobre re-
greso o progreso implicam por lo tanto, una pa/orai;ó# pos/lida
'\
o negafíua. Llamar progreso a una serie de mutaciones significa comunidad de cultura.
en muchos casos afirmar inclusive que todo estádio sucesivo Esta unioersalidad de !os valores cuZturates es justamente la que
realiza un valor en grado superior al estádioantecedente;y und evita el capricho individual en la conceptuación histói'ica. Sobre
valoración de esta especiesolo puedellevarse a cabo enunciando > ella descansa,puespla «objetividad» de los conceptos históri-
al mesmotiempo algo acerca de la vigencia o validez del valor cos. Lo històricamente esencial no ha de ser importante s61o
por el cual se made el progreso. Mas como la historia no debe para este o aquel individuo aislado: dele ser/o para /odes.EI
inquirir la validez o vigencia de los valores, sino exclusivamente concepto de la objetividad histórica, si se mira desde puntos
tomar nota de que ciertos valores son de /ac/o válidos, resulta de vista filosóficos, contiene sin duda. también un problema«
que lamas puede decidir si una serie de mutaciones es un pro- Pera podemos prescindir de él en este desarrollo; lo que aqui
greso o un regreso. EI concepto de progreso pertenece, por lo nos ocupa es solamente la objetividad empírica de la historia,
tanto, a la ///oso/ía de la historia, que inteí'preta el «sentidos esta es, la cuestión de si el historiador se recluye y mantiene
del acontecer histórico, con respecto a los valores incorporados en el terreno de lo que puede ser comprobado como un hecho.
en él y se propone e7Z/z/íc/ar
el panadocomo valioso o coma Y entonces se ve claramente que la objetividad empírica queda
enemigo de los valores. No estudiaremos aqui hasta qué punto tambiénasegurada,en pr/ncípío, por medio de la referenciaa la
sea posible, como ciência, una exposición filosófico-histórica universalidad de los valores culturales. Quq efectivamente, tules
de esta especie. La exposición histórica emPír/ca mantiénese o cuales determinados bienes son universalmente valorados, en
pejos de tales juicios. Todo enjuiciamiento seria <(antihistórico} una comunidad cultural, o que a los miembros de la comunidad
en el sentido científico particular de la palabra historia. se les exige que cultiven las realidades en que estesvalores resi-
Z,azinfuersa/f- Para elevar a término estas manifestaciones sobre la conexión den, esto es, que fomenten la cultura, es un #ec/zoque, en prin-
dadde/osz/a- que existe entre la formación individualizadora de los concep' cipio, puedecomprobarsecomo cualquier otto hecho. Y esta
foresczí/fura ;'s y la avaloración o referencia a los valores, solo nos resta puede bastarle al historiador. /
fm p o rtancia
poner de manifiesto un junto. Decíamos:el historiador, como Solo una cosa he de aãadir expresamente, para acabar de un ue saldela
tal historiador, no tiene que preguntar por la vigencia de los determinarel procederindividualizados de la historia, con res- historia.
valores que dirigen su exposición. Sin embargo, no habrá de pecto al concepto del valor cu]tura] universal. Si la expoSición
referir sus objetos a un valor cz/a/gzlfera,sino que supondrá histórica, que mereceel nombre de «objetiva» en el sentido ya
que aquellos a quienes dedica su exposición histórica reconoce/z indicado, no puede ser dirigida mas que por valores u/z/persa/-
en general como valores--o al menoslos en/íendencomo valo- mentevalorados, parece esta dar la razón, en último término,
res--, si bien no estos o aquellos particulares bienes, sí, empe-
l

103
102 Ciência culttlra! y ciência natural Las cíetlcias cu11urales históricas

a los que afirmam que no hay ciência propiamente dicha de lo ordinarioJ pólo aquillo que escomzfm a una mzlc/zedz/more de obje-
se substraiga, en principio a ese
particular e individual, como tal. Y esto es, en erecto, exacto, tos No hay objeto alguno que
Naturaleza es 'la realidad total, cance-
en cuanto que !o particular ha de tener al mesmotiempo una tratamiento naturalista
boda por modo generalizados
e indiferente a los valores.
impor/anciã unípersa/)para penetrar en la ciencia, y además
que pólo se expone cientificamente aquel aspecto de lo particu- Del otro lado estás las ciências culturates históricas. Pata de-
lar sobre que descansaesa su importância universal. Es más: signarlas nos falta una palabra que, como la palabra <(natux'ale-
hay que acentuar esta con insistencia, para que no se produzca za», pueda caracterizarlas tanto con respecto a su objeto como
la ilusión de quela historia consisteen la mera descripciónde con respecto a su método. Tenemos, por lo tanto, que eleger
hechos singulares. También la historia, como la ciencia natural, dos expresiones que correspõndan a las dos significaciones de
Como ciencias ca//ura/es, tratan de los
subordina lo particular a algo «universal».Pero igualmente es la palabra naturaleza
cierta y permanece /n/acta la oposición entre el proceder gene- objetos que son referidos a los valores ctllturales uniuersaZes;
ralizador de la ciência natural y el procederindividualizador de como ciencias &;s/órícas,exponen la evolución s/ngz//ar de ecos
e individualidad. La circunstan
la historia. Lo històricamente <(universal)>no es la /ey ma/ura/ objetos en su particularidad
universal o el concepto universal, para quien todo lo particular cia de que objetos son procesosculturales proporciona al
es un acaso»entre muchos oiros casos:es el ZJa/orcz///z/ra/, que método histórico asimismo el principio de su conceptuación,
pues esencial será para
la historia solo aquello que, en su pe'
no puede desenvolverse paulatinamente sino en lo singular e
culiaridad individua] tenga importância para el valor cultu
individual, esta es, enlazándose con realidades de tal sueste que
estas se transforman en bienesculturales. Si yo refiero, pues, ral directivo Por eso las ciencias culturales, procediendo por
nado ittdiuidtzalizador seleccionande la realidad lo que, con
una realidad individual a un valor universal, no por eso se torna
aquella realidad en un e/emP/arespec///code un concepto uni- el nombrede <culturab, se diferencia por completo de la «ne-
turaleza», que las cienciasnaturales determinan cuando consi-
versal: lo que sucede es que.la realidad individual, en su ímd/pí- l
deram esa missa realidad por modo venera/ízador,'pues en la
dz/a//dad, se face importante.
Res ámen ge Recapitulemos una vez más. Dos especies de trabajos cien- mayoría de los casosla importância de un procedocultural re-
tíficos de carácter empírico podemos distinguir en concePíos,sin sêde precisamente en las pari/cu/arídadesque lo distinguen de
otros, mientras que por el contrario, lo que tiene de común
que por eso digamos que están siempre separados de ãec;zo.
Solo las formas puras destaco ajsladas. De un lado estás las con ios demos, eito es, lo que constituye su esencia naturalista,
clenc/as nafz/ra/es.La palabra <(natutaleza)>
las caracteriza, tanto será inesencial para la ciencia cultural histórica.
11
Finalmente, por lo que se refiere a la oposición de cz/e/POy l
con respecto a su oó/efo como con respecto a su mé/odo.En sus
objetos, consideran un ser y un suceder, livre de toda referencia a
valores} y su interés seendereza a conocer las relacionei concep'
tuales universales y, en lo posible, las leyes que valen para ese ser
espírz#z/, es cierto que-:si«espiritual» ha de significar lo mesmo
que psíquico--de procesos espirituales, en su mayoría, tratan
efectivamente las ciencias culturales. Pera el concepto de «cien-
11 l

y esesuceder. Lo particular es para ellas solo un <cejemplar».isto


clãs del espíritu» no serve para demarcar ni sus OÓ/e/osni su
se verifica en la //s/ca, como en la ps/co/og/a. Ninguna de estas mé/odo, frente a las ciências naturales. Por eso seria preciso
dos ciencias hace diferencia, con respecto a valores y valoracio- que la metodologia dejase caemen desuso esa expresión multa
nes,entre los distintos cuerpos y almas:las dosdan de lado a lo Toca. Ha perdido todo sentido para la di'Fisión lógica de las
fales. si se oresupone una identifi-
n capa
ctenclas en dos grupos
individual, por inesencial; las dos acogen en sus conceptost de
104 Cíencia c ult ura! y c ie n c {a n at u r a! ' Las ciências culturales históricas 105

cación entre lo espiritual y lo ps/gz/fco. Es más: puede decirse que Feto también debemostener presentelo que segue.dCuáles
una separaciónradical entre el espíritu y el cuerpo sólo en e/ fe. sonlas disciplinas que en el siglo xix han rayado a gran altura
dreno de /as c/encfas a/z/ra/es tiene sentido. La física investiga se. como algo naeuo,imprimiendo su carácter a la vida científica
lamente el ser físico, y la psicologiael ser psíquico. Las ciencias de esta época, en oposición al sigla anterior, predominantemente
culturales históricas no tienen, empero)ningún motivo para to- naturalista? /Vo han sido en primera línea las ciencias de lo
mar en cuenta, en general, esa distinción radical. Acogen y reci- PS/gz/Íco.
La vida anímica había sido ya antes investigada, y la
ben en sus conceptos lo psíquico y lo físico /z/nãos, sin atender ex. psicologia actual, por lisonjeros que sean sus progresos, enlázase
presamente a tal oposición. En este sentido es la expresión de en su mayor parte con la psicologiade la épocana/#ra/Ís/a.
<eiencias del espíritu)> directamente enganosa y falaz, mientras no No es casual el fecho de que la psicofísica haya sido creada por
se haya determinado exactamente el concepto de espíritu. un hombre que, como filósofo, representaba un pan-psiquismo,
Solo en el caso de que a la voz <espíritu»se le dé una signifi- próximo pariente del spinosismo,y que, en todo caso, no pro- 11
cación radicalmente cÍ/sf/n/CZ
de la expresión <dopsíquico»,ad- fesabauna filosofia orientada hacia la historia. Lo fundamental-
quirirá un sentido la denominación de «ciencias del espíritu)>. mente nuevo en el terreno de las ciencias particulares del si-
H
aplicadaa las disciplinasno naturalistas. Y, en efecto,la voz gla xíx son,-ante todo, los trabajos de los grandes #/s/oríadores
«espíritu»ha tenido antes de chora tal significación. Pera en. que investigaron. la vida de la cz//fz/ra. Recibieron poderoso im-
R

tonces entendíase por espíritu algo que era inseparable del con- pulso de la filosofia del idealismo alemán, la cual extraía sus $

cepto de un ua/or, esto es, la vida anímica tomada en su <6upe- problemasprincipalmente de la vida histórica de la cultura y
rior» desan'ollo, henchida de formas y peculiaridades universal. asimismo determino el concepto de <tespíritu» en consonância
mente valoradas, las cuales sólo dentro de la cz//fura pueden con tal orientación. Pera este uso del lenguaje estáhoy anti-
producirse. Era el hombre entoncesun ser espiritual--a dife- cuado; lo que antes llamábase vida del espír/fu llámase hoy uída
rencia del mero ser psíquico--, en cuanto que estimaba y cz//- cü//ura/ .qís/óríca. Por eso el término de <eiencias históricas de la
f/Uaóa Ó/elles como la religión, la moralidad, el derecho, la cien- cultura)>,que hemos fundamentado sistematicamente, adquiere
cia, etc-.; en suma: en cuanto que no se limitaba a ser un ente su derechohistórico, acomodado a la situación actual.
natural, sino que era también un #omórede cu/fura. Así, pues, Por último, estas consideracionesnos conducen de Dueto a
estasignificación del término «ciencia del espíritu)>viene a parar, un problemaque anteriormente subimos de aplazar. dQuéespe- H

en el fondo,a lo mesmoque entendemos nosotrospor ciencia cie de vida anímica es la que no puede ser tratada de un modo
cultural, y !a discusióntórnaseal fin terminológica.Y si en los exhaustivo por el método de las ciencias naturales? d Qué dere-
círculos de los especialistas se conserva aún el término «ciencias chorelativo aviste, pue$ a la afirmación de que la cultura, por
l
de] espíritu)>, es porque en la palabra <espíritu» resuena todavia la su mismo carácter esp/r/fua/, no puede someterse a la jurisdic-
viela significación. Pera el uso deesetérmino habría desaparecido ción única de la ciencia natural? En la unidad .quele correspon-
si por él hubiera que entender la ciencia de lo psíquico. En este de a la vida anímica, en cuanto que es solo vida anímica, no l
caso manifestaríase al punto con claridad lo inadequado de tal ex- pudemosdescubrir el fundamento de ese derecho. En cambioP
presión. EI empleo actual del término «ciencia del espíritu)>entre si investigamos la vida anímica de las pe/soma//dados cz///z/ra/es
los que no colocanla psicologiacomo fundamentode las ciencias históricamenteesenciales,y la calificamos de espiritual, encon-
culturales, debe, pue$ su permanenciaexclusivamente a su am tramos en realidad en ella una unidad <çespiritual)> de índole
l
ó/güedad y, con esta, a una fundamental /a//a de c/arfdad. peculiarísima,refractária enteramentea toda reduccióna los

l
106 Ciência cultural y ciettcia natura!

conceptos formados por generalización. Por eso puede nacer la


opinión de que existe un mé/odoespecificamentepropio de /as
c/anciãs de/ esp/rf/z/, o de que hay que crear una psicologia nue.
va, que se diferencia fundamentalmente de la psicologia expli-
cativa, construída según el método naturalis.ta. Pelo una vez
que ya hemos comprendido la esenciade esa unidad «espiri-
xl
tual», como babada en avaloración, podemos considerar esa opi-
nión como una ilusión desvanecida.
dTrátase, por exemplo, de exponer la vida anímica de Goethe LOS TERRITORIOS ! NTERMEDIOS
o de Napoleón? Pues con los conceptos de la psicologia genera-
lizadora no podre conseguissegran cosa. Nos hallamos aqui,
realmente, ante una um/dad de ufda, que no puede <cexplicarse» Colocandofrente a frente, de una parto las ciencias naturales.
psicologicamente.Pelo esa unidad no procede de la «concien- que buscan leyes o conceptos universales, y de tetra, las ciencias
cia», considerada como unidad lógica del sujeto;. tampoco pro- culturales históricas, hemos encontrado, a mi parecer, la dife-
cedede la unidad <çorgánica»
del alma, que hace de cada yo un rencia capital que divide en dos grupos el trabajo de las ciencias
conjunto cerrado. Descansaexclusivamenteen esta: que, con empíricas.Mas, como ya indiqué anteriormente, penetra el mé-
respecto a los valores culturales, ciertas conexiones psicológicas todo histórico en el território de las ciencias naturales, y a su
bien determinadas tórnanse unidades /ndíufdz/a/es,que des- vez el métodonaturalista se introduce en el territorio de las
aparecerían al pranto si fueran reducidas a conceptos psicológi- ciencias culturales. De aqui nace una notable complicación en
cos universales. La unidad vital <tespiritual», refractária a toda nuestro problema. Por eso conviene hacer hincapié, una vez
generalización, es, puespla unidad individual de la personalidad más, en que nuestro propósito ha sido solamente exponer los
cultural que, con respeito a su significación cultural, se compone ex/remosentre los cuales se mueve la labor científica. Y para
en un todo individual inseparable.Nada tienen que ver, por que se comprendacon perfecta claridad lo que queremosdecir
lo tanto, esas unidades vitales de las personalidades culturales y lo que no queremos decir, vamos a estudiar expresamente
con la oposición, tan corriente hoy, de naturaleza y espíritu, algunas/armas míx/as de la concepbuacióncientífica. Sin em-
considerada como cuerpo y alma. Y por eso debe desaparecer bargo,habré de limitarme a indicar los princípioslógicosmás
la opinión de que, para investigar esas unidades, necesitamos generales,y plantearé solamente los problemas ulteriores, que
un método especial propio de las ciencias del espíritu, o una incumbena una investigación más detenida (i)
nueva psicologia. Las unidades históricas están substraídas a
!a jurisdicción, no solo de la psicologianaturalista actual, sino (i) Esa investigación se hallará.en mi .litro sobre l,os Jímffesde.la
co/zcepfzíacíó/z epz/cz ciência }zafzlra/. Véase sobre todo pág. 2ó4 y siguientes
de cualquier teoria universal de la vida espiritual. V mien- y 48o y siguientes.Segundaedici6n, págs.z35 y 4zg. .EI.que quiera.haver
ÕPtras nos aténgamos a la unidad de la individualidad, fundada la crítica ]e mis afirmaciones deterá tenor en cuenta los pensamientos
que allí expongo. No son algo así como «concesiones», sino que en.elmos
en su significación cultural, insubstituible por ninguna tetra se halla re;lm;nte el centro de grauedad de una verdadera metodologia,
individualidad, y por to tanto única, no podrá su esenciaaco- desarro/leda /ógfcameníe, de las ciencias !mpíricas especiales, metodologia
de que poseemosaún bien peca cosa. Quíen no lo comprçnda y opine,
modarsea otro método que al método históricos jndividua- por exemplo,que foda investigación de los objetos culturales.ha de hacerse.
li;apor. en mi opinión, soro históric4mentel ese fallará el sentido de los pensamjen-
.

108 Cíe/zcfa czljfural y cíelzcía nafzíra/ -----------''Z;; ';:i;;i;;} f . f nf ' r "-edf . ' ...!g

La biologia Por lo que se refiere a los elementos À/s/órícos en las cíe/zcfas


tilogenética. naf ra/es, interesa, en la época contemporânea, sobre todo la
biologia y aun, más propiamente,la llamada óío/agia/f/oge-
néfíca. Sabido es que esta disciplina intenta exponer el suce-
dessesingular de los seres vivos sobre la berra en su particu-
laridad. Por eso ha sido repetidas veces calificada de ciencia
histórica. Esta calificación está justificada en el sentidode que,
aunque todos los conceptos con que trabaja son universales,
sin embargo la biologia los comporte y reúne de tal sueste que
el con/z/nfo,investigado por ella, se manifiesta con referencia
a su s;ngz//arídad y particularidad. ///s/óríca es, puespesa bio-
logia; pera n.o en el falso sentido en que Tõnnies la ha entendido,
ue trate en general de «evolución». También la embriología
trata de evolución; pera forma de su objeto un concepto Z/nzuer-
sa/, que no contiene mas sino lo que puede repetirse indefini+
demente, y por eso a nadie se le ha ocurrido todavia negar el
carácter naturalista a los estudios de Harvey, de Spallanzani
y de Caspar Fr. Wolff sobre la evolución del huevo, de los
espermatozoos y del feto humano. Es má?:la teoria aníueria/
de la descendencia,según la cual toda especieha nacido paula-
tinamente y üna especie se transforma en tetra, ha sido consti-
tuída por completo según el método generalizador, esta es,
naturalista, y nada tiene que ver con la historia, ni en el sentido
formal o /ógícosiquiera. Pero tan pronto como seface el ensayo
de narrar cuáles fueron los prÍmeros seres vivos que surgteron
sobre la Tierra, cuáles s/gU/ero/za éstos y como, en un prece'
se sí/zgz//arde evolución, llegó el hombre Foco a peco,a,ser lo
que esPcuestionesacerca de las cualesla teoria HH/ue/Êa/de la
descendencia, si nos dica algo, es sólo en cuanto que usa los
procesos particulares como e/emp/os de conceptos universales,
entonces es #ís/ór/ca la exposición, desde puntos de vista /óg/cos.
Y como estes ensayos pertenecen a la época contemporânea,
hay que decir que en ellas la idea histórica de la evolución ha

: : :Hl:it;E3ã.lgHU:H.
::m
'' rr f for ios Í ?zfermedíos lll
110 Ciência clltt'ura! y ciência ?natura!

comprender estas formas mintas Comofa/es /armas m/XfaS, y así dp la evolución se han sacado, para aderezar una <(visióntotal
se muestra una vez más que nuestra división manifiesta las del universos,no solo han conducidoa la filosofia a los más
diferencial metodológi.cas .esenciales. aventurerosextravios, sino que en la biologia mesmahan exer-
La unión, en la biologia, de la ciencia natural con la historia. cido un influxo no precisamente bienhechor.
Parece que, en general, se va apagando el interés por la bio-
no nos sorprenderátampoco,si pensamosen la maneracomo
se han producido las teorias de Darwin, origen de esa unión. logia /í/ogené//ca.Sin duda, el introduzir el pensamiento histó-
Sabido es que de la vida cultural humana ha tomado esa biolo- rico en la ciencia de los seresvivos ha tenido una influencia
gia algunos de sus conceptos fundamentales, como el de selec- notablemente libertadora, por cuanto han quedado arruinadas
ción, bucha por la existencia. No podemos,pues, esperar que para siempre las realidades en que los conceptos de especie
habíansq poí' decido así, condensado. Pera, en primer término,
los pensamientos que se han desarrollado en conexión con Dar-
esta concepción hubiera podido producirse sobre la base de una
win hallen acomodo sin más ni más en uno de los dos grupos
teoria generalizadora, y además parece como que la biologia,
principales de ciencias que aqui hemos expuesto. Si, además,
despuésque ese trabajo está ya hecho, en principio baila su
la serie toda .ge los organismos no se caracteriza solamente como
oblema propio no tanto en la construcción histórica de árbo-
una evolución en sentido histórico, sino también, al propio
les genealógicosy galerias de antepasados, como, más bien, en
tiempo, como un progreso, esto es, si se considera realizado en
ella un incremento de valor, ello no puede hacersemas que la fijaci6n de las relaciones.reductiblesa conceptosuniversa-
dando a la humanidad culta--meta de esa serie gradual--el ]es, que existen en el interior de la vida orgânica. Y cuanto más
en primer término aparecen estas esfuerzos, tanto más urgente
carácter de un Ó/enabsoluto, y entonceshasta puede decirse
que esa maneja de ver las cosas, más aún que avalorativa e es para la biologia--habiendo pesado por una especiede cri
sjs--tornar a ser de nuevo una ciencia generalizadora, una cien-
histórica,es propia de la ///oso/ía de la historia. Maslos pr/n.
cia natural en el sentido formal y lógico, comolo fué siempre
c/pios fundamentales de esa filosofia de la historia no han sido
antes de Darwin, mientras no pretendia ser tetra cosa que una
tomados de la a/ ra/é?zay de las ciencias naturales, como suele
teoria <contogenética» de la evolución, como, por ejemplo, en
creerse, sino que aqui han sido /ras/alados ua/ares cz///z/ra/es
K. E. von Baer. La estructufapor la cual parecela biologia
a procesosnaturales. No eseste sitio a propósito para formular
contradecir nuestra oposición de ciencia natural y ciencia cul-
un juicio sobre el valor científico de estespensamientos filosófico-
históricos acerca del progreso, que se verifica desdelos primeros tural es obra, en general, aun prescindiendo de las especula-
seres vivos hasta el hombre de la cultura. Si la consideramos ciones filosófico-históricas, no tanto de Darwin mesmo, como de

desde el pranto de vista naturalista, esa evolución no es ni un


algunospocos«darwinistas»,principalmentede Hãckel. Y aun
en esto cabe, sin embargo, separar en conceptos, estrictamente,
progreso ni un regreso, sino simplemente una ser/e de mz//ac/odes,
los elementos generalizadores y los elementos avalorativo-his-
de pa/or í/zd//eren/e)cuyas leyes universales, es decir, las leyes
tóricos, por muy mezclados y confundidos que estén; y los tra-
que dominan por igual los diferentes estádios,se trata de in-
bajosdeoiros sucesoresde Darwin, como, por exemplo,los
x'esticar. Y aun parece que hasta en los círculos de los biólogos
decrece el interés por esas «historias de la creación», de aparien-
de Weismann, ostentan un carácter predominantemente ge-
cia naturalista, y de las cuales, por lo demás,no tiene Darvpin neralizador,eito es, naturalista, en sentido también lógico,
de tal sueste que se acomodan íntegramente en nuestro es-
mesmoninguna responsabilidad.Cada día se abre más pesola
quema.
opinión de que las consecuenciasque de las teorias modernas
112 Ciência culttirai y ciência natura! Los territor os intermédios 113

Los conceitos Pera más importantes son acasoen esta nuestra exposición tuaciónhistórica; y efectivamenteserá ésteel casoen la mayor
de grupoenla
historia. las partes de la c/enc/acz///z/ra/que siguen el método na/ura- parte de los conceptosque se refieren a procesosculturales to-
//s/a, esto es, generalizados.Hasta adora me he limitado, de mados en los Pr/m/ffuos es/ad/osde sz/ epo/z/c/Óm,
o a aquellos
propósito, a hablar de agz/e//czsformacioneshistóricas de con. otros en los cualesson de importância decisiva los intereses y
ceptos que se refieren a un procesoúnico singular, en el sentida las direcciones de la voluntad de las grandes mczsas.
estricto de la palabra. Y elmo basta para manifestar con Clara. En tales casos,una conceptuación científica, que componga
dad el principio lógico fundamental; porque el co#/a/zfo /ofa/ de y reúna lo común a una pluralidad de objetos, podre considerar
una exposición histórica es siempre considerado como un objeto como esencialjustamente aquello que en esegrupos y aun con
singular en su peculiaridad, que nunca torna a presentarse. referencia a su significación cultural, es, en efecto, esencial.
Mas para que la exposición no parezca unilateral debemoscon. De esta suesteorigínanseconceptosque tienen a un tiempo
sideral chora lo siguiente. mesmo significación naturalista y significación culturalista; es
La significación cultural de una realidad reside, sin duda. decir, que puedenemplearseeventualmente tanto en una ex-
siempre en lo particular; pero al mesmotiempo los conceptos posición generalizadora como en una individualizadora. Es/a
de lo particular y de lo universal son re/a/duos.Así, por ejem- co?zgruetzcia, bastante ttecuente, de! cotttenido getteralizador de
\

plo, el concepto de alemán es desdeluego universal, si lo con- un conceptacon su oiro contenido formado por et métodohistó-
sideramosen su relación con Federicoel Grande,o Goethe.o rico-apa/orafíuoserá, pues, causa de que uno y el mesmoinves-
Bismarck. Pera ese concepto es al mesmotiempo algo particu- tigador trabaje no solo según el método naturalista, sino tam-
lar, si lo consideramosen relación con el conceptode hombre en bién según el histórico; y por eso las investigacionessobre la
general. Por tanto, estesconceptos re/a/fuamen/e par//cz//ares po- cultur; primitiva, la ciencia del lenguaje, la economia nacional,
demosllamarlos también «relativamentehistóricos».Las cien- la ciencia del derecho y otras ciencias culturales, contienen par-
cias culturales tienen en cuenta no solo /a peculiaridad indivi- tes formadas según el método generalizados, las cuales están
dual, que poseelo singular y particular en el sentido propio de tan intimamente unidas con la labor propiamente histórica,
la palabra, sino también--cuando se trata de pa /es del todo que solo por concepfoses posible separadas.
histórico por concebir--la peculiaridad que se encuentraen un En el sentido de estas consideraciones,se comprende bien Z.a "ciência
de /os príncí
grz/pode objetos; es más: no hay ninguna ciencía cultural que la justificación y la importância de las investigacionespara las ;llo;: '
cuales Hermann Paul ha propuesto el nombre de <tCiencia de
no trabaje con numerososconcepfosde grz/pq y en muchasdis-
ciplinas estas conceptosde grupo se sitúan en el primer plano. los princípios». Desde luego no me es posible admitir que para
Sin duda, el contenido de uno de estesconceptos relativamente rodaslas ramas de la ciencia histórica pueda tener importância
históricos no necesita coincidir siempre con el contenido del en igual medida una ciencia «que se ocupe de las condicionem
conceito universal correspondiente, como, por exemplo, lo que generalesde vida en que se desenvuelveel objeto de la evolu-
se entiende por alemán está muy pejosde contener sólo aquello ción histórica, y que investigue los factores igualmente presen-
que es común a /odes los individuos que constituyen la masa tes en todo câmbio, inquiriendo su naturaleza y eficiencia)>.

del pueblo--forma ésta de la conceptuaciónhistórica, de la que Puessi lo que hay que considerar es lo singular y particular en
no me ocuparé aqui--; pelo en un concepto verdaderamente estricto sentido, los conceptos universales de una ciencia de los
universal pueden encontrarse además /as notas que son al pro- princípios podrían aplicarse a lo sumo como e/emenfosconcep-
pio tiempo, Ímpar/an/es para el pa/or cu/fz/ra/ que ride la concep- tuales. Sin embargo, para esas cienciBS ya citadas, que, como
CIÊNCIA CULTURAL Y ÇIENCIA NATURAL. Ç
114 Ciência cultural y ciência ?taturat Los territórios {ntermedios 115

la ciencia del lenguaje, contienen justamente muchos elemen- cos son también, como toda realidad, individuales; y la historia,
tos formadospor el método generalizados,tienen que ser de aunque no tratase mas que de muãecos, tendría siempre que
gran importância realmente esas investigaciones. mostrar cuálesson los hilos individuales y particulares que han
También la psíco/og/a generalizadora puede, por idênticos puesto en movimiento aqui a estou y alia a aquellos muãecos
motivos, representarun papel en esasciencias. En tal sentido històricamente significativos. Por lo demos, la comparación
detemos como/efar nuestras manifestaciones anteriores. Pero no con los muãecoses peco feliz, justamente en el sentido de los
por eso es lícito caracterizar esa ciencia de la vida anímica di-' naturalistas; porqueel movimiento de los muãecostiene que
crendo que es <dabase principalísima de /oda cíencia cultural, poderse reducir siemprei en zÍ//Ímo término, a propôs//os de
tomada en un sentido elevado»,puesla importância de la psi- hombres activos, y por eso debiera elegirse una imagen mejor
cologia va d/smfnz/Penda en la mesma medida en que va aumem- para dar expresión a la condicionalidad causal de todo suceder.
fando la importância cultural de lo puramente individual y que.
Lo que importaba aqui era mostrar que aun los que estén fir-
en consecuencia, van desapareciendo las investigaciones por memente convencidos de la condicionalidad causal absoluta de
conceptos universales. Y éste es el caso justamente en los pro- todos los procesos históricos, no podrán exponer la historia
cesosculturales más significativos. En una historia de la reli- sirviéndose de los conceptos universales de /ares, sino que ha-
gión, del Estado, de la ciencia,del arte, HZ/Hccz
puedeser «in- brán de darse cuenta claramente de que las conexiones causales
esencial)>
el individuo singular. Aqui los impulsos para la crea- no son conceptosuniversales, sino realidades singulares, indivi-
ción de nuevos bienesculturales procedencasasiempre de per- duales,cuya exposiciónhistórica requiere conceitos también
sa/za/idadesúnicas, como sabe muy bien todo aquel que no individuales. Y si se dan clara cuenta de esto, comprenderán
quieta cerrar los ojos intencionadamenteante los hechoshis- asimismo cuán desprovistos de objeto están los argumentos
tóricos, por amor a cualesquiera teorias. Las personalidades todos de los naturalistas, que se apoyan en la condicionalidad
tienen que ser, por tanto, también històricamente significati- causalde todo suceder, para demostrar la escasaimportância
vas, y su exposición no podre lograssesi pólo se emplean con- que tienen en la historia las personalidades singulares.
ceptos relativamente históricos. Mas no sigo por este caínino, pues ya debe de aparecer cla- Limites de !a
Las"persona Estas afirmaciones no tienen, empero, nada de común con gen eraÍiza-
ramente la conclusión de que las ciências cz///z/ra/esque siguen ciõn elT !as
/fdacíes e/z /a la tendencia a «explicar» la historia por las /nfe#c/o es y los ciências çu!-
métodos venera/fzadorespuedenl sí, limitar nuestra división fun- turaies.
#ec#os de los grandes hombres, o a negar la condicionalidad damental, mas no suprimida. Y la razón es porque es un concep-
causal de toda la vida histórica. Gustan muchosde representar to cultural el que aqui no solo determina la seleccióndelos
las personalidadeshistóricas como unos m becos,y llaman la objetos, sino que, en cierto sentido, transforma también en
atención sobre el hecho de que Napoleón o Bismarck han te- ava[orativa e histórica ]a conceptuación o la exposición de sus
nido elmosmesmosco#cí maiade su calidad de muãecos.Si está objetos. La universalidad de los conceptosen las cienciascul-
o no justificada esta opinión, no necesitamosinquirido, pues turales tiene, en erecto,un limite, y este limite dependede un
de este punto no depende la decisión acerca del método de la valor cultural. Así es que, por muyimportante que seala fija-
historia. Tainbién los muãecos son realidades fmdz'pdüa/es,y su ción de relacionesuniversalesconceptuales,en el interés de las
#;s/aria, por lo tanto, no puede ser expuesta mas que por con- cienciasculturales, no pueden emplearse para ello mas que con-
ceptos í/zdíu/dz/a/es, nunca, emperop por un sistema de concep- ceptos de una universalidad relativamente pequena, si no ha de
tos universales. Los hinosque ponen en movimiento a los muãe- perder la investigación su significación culturalista, y en este
s í n fe r »ze d í o s 117

116 CÍelzcfa czzZfural 7 cÍepzcía nafztra/

sentido queda también trazida la línea divisória entre ciencia


natural y cienciacultural.
Seãalar esa línea divisoria con la mayor posible claridad es
tanto más necesario cuanto que de hecho es mil veces trans-
gredida, con deão siempre de la ciencia cultural. Hay hoy una
gran afición a escudriãar los fenómenos de cultura, en sus /ases
prímíffz;as, entre los pueblos que se llaman pueblos de la natura-
leza o pueblos salvares. Se cree, efectivamente, que entre ellas
pueden estudíarse estes fenómenos culturales en su forma <(más
sencilla».Ciertamente tiene su justificación esa creencia. Pera
si de esas investigaciones ha de saçarseuna.menor inteligencia
de los procesosculturales más inmediatos a nosotros, habrâ que
cuidassemucho de no introducir en los procesosinvestigados
interpretaciones que de hecha no residen en ellas y de no enten-
der. de esa sueste,el concepto histórico de un objeto cultural
a otras realidades que ya no podrían llamarse cultura. Así, par
exemplo, para considerar como <cartísticaBcierta actividad u ocu-
pación en un pueblo de estesprimitivos, habrá que tener la
seguridad completa de que poseerealmente algo de común con
el bien cultural que llamamos entre nosotros arte, y esta seguri-
dad no es posible obtenerla, si no es con la ayuda de un concepfa
cü//z/ra//zís/Ór/codel arte, formado sobrela basedel concerto
de un valor estético. Pero mientras no se cepa nada sobre ese
punto--y ese conocimiento puede ser en muchos casos harto
difícil de conseguir--el tomar en cuenta cualesquiera produc-
tos de pueblosprimitivas, en los cualesni los que lo$ han
crendo ni los que los reciben ponen acaso valores estéticos
ningunos, no puede sino sembrar la confusión en la ciencia del
arte; y, en todo caso es un error fundamental el considerar
quelos estudiossobrelos pueblosprimitivos constituyen pro-
piamente una investigación científica por el solo fecho de que
en ellas es posible, por los citados motivos, trabajar mucho
con conceptos universales,esta es, seguir el método de la ge-
neralización. La universalizaciónconseguidade esa maneja es
entonces <(morta!»,çn la consideraciõD dç ur! dçsqrrollo superior clones de la investigación particular.
de la cultura.

l
118 Ciência cultural y cieltcia natural Los territoTios i ntermedios 119

ejemplo clásico. Pende en gran parte de anhelos especificamente


si desdeeste punto de vista aparece en último término, la evo-
socialistas. Siendo democrático el ideal cultural director, existe lución de toda la humanidad como una «lucra por el mejor
la tendencia a considerar aun en el pasadolas grandes persona- pesebre».
lidades como <dnesenciales»y a no dar valor sino a lo que procede Si se ha comprendidobien el punto de vista valorativo sobre
de la multitud. Por eso la narración histórica se hace <colecti.
que descansa«el materialismo histórico», se verá lo que resta
vista». Desde el pranto de vista del proletariado--o desde el de la oó/e/ípfdadde semejante maneja de escribir la historia.
punto de vista que los teóricosconsideramcomo el de la mesa-- Es ella más bien un producto de la política partidista que de la
entram en cuestión principalmente los valores más cercanos a la ciencia. No he de negar que anteriormente la vida económica
animalidad; por consiguiente,lo «esencial)> es solo aquello que era acaso farto poco atendida por los historiadores, y como
se halla en relación directa con estesvalores,esta es,la vida consideración como/ámen/arfa tiene, sin anda, su valor la his-
económica.Por esola historia se torna «materialista».Pero esta toria de la economia.Pelo el intento de referiria todo a ella
no es ya una ciencia histórica empírica, avalorativa, sino una sola, como lo zíníco esencial, debe contasse entre /as m(ís cair/-
tilosatía de la historia, constructiua,fecha can v\aXenc\a tara ciosas Cona/rz/cc/odes
#fs/órícas que se han ensayado hasta hoy.
de crítica. Más aún: esos valores absolutamente puestos,son
aqui tan decisivos que lo que para ellos es sfgn//fca/Íuo se ha
cepciones naturalistas de la historia más ,bien son «convicciones» per.SE-
tornado en el único verdadero ser, y todo lo demos, que nc es nales, defendidas con pasiónl. que no pacíficas fundamentaciones ciente
cultura económica, queda transformado en mero <íreflejo>.face ficas. Las frasesque yo empleono son, en absoluto, despreciativas: .se
histó-
esfuerzan simplemente por ficar el fecho de que «el materialismo
de aqui una concepción completamente me/a//siga, que ostenta, rico»i como toda filosofia de la historia, descansa en la postción de ciertos
valores y que su burla del idealismo no procede de que elimine.los <cideales»
en sentido formal, la estructura del idealismo platónico o rea/fu- en generajl sino de que substituye unos ideales viejos por oiros nuevos.
mo de /os coacep/os. Los ua/ares llegan a ser hipostasiados como Mas Tõnnies no se ha preocupado, desgraciadamente,de. refutar' esto.
verdadera y única rea/ídad. Con esta diferencia tan solo: que No quiero negar que haja muchos que se han arroz.adoen prazos de una
concepciónnaturalista de la historia movidos,segúnla antigua usanzal
en el lugar de los ideales de la cabeza y del corazón canse colo- por ideales de la cabezay.del corazón: Pero.elmono face sino elevar a
cado los ideales del estômago. Llega incluso el «ideólogo! Las- estespensadores como hombres, no. como científicos, pues ello es una in-
consecuencia y una recaída en la «ideologíaõ.
salle a recomendar a los obreros que conciban su derecho elec-
toral como una cuestión de estômago, y que, al modo como el
calor del estômago se expande por el cuerpo} lo expandan asi-
mismo por todo el cuerpo nacional, porque entonces no habrá
fuerza alguna capaz de resistirlos (i). Nadie debe asombrarse

.x) Respuesta pública a! Comité central para !a eunión en Leipzig de


ün Congresogeltnat de los trabajadoresademanes,
t863. Pensabü yo en l&
citada frase de Lassalle cuando en la primera edición de este libra empleé
el término: <rideâles del estómagol>. Tõnnies pude muy bien sospecharlo,
y, en todo caso, no debió escribir que no comprendía «de qué sentina ha
sacado Rickert esa su exposición persona]ísimã de ]a concepción mate-
rialista de la historia».r.4rc#íuosde F//oso/íaS/sf?máfzca,
tomo Vll, pá-
gina 38.) Si más tarde I'õnnies ha explicado «elacento crepitantes de sus
palabras diciendo que se sintió gperso/za/men/e irritado por el fo zo despre-
cíaffpol>r/oc. c/f., pág. 4o8), es eito una prueba más de que ciertas con-
La indit'iduatidad cuantitatiua 121

sueltas, aun seria posible bailar que lq oó/e/fu/dad de las ciencias


culturales históricas es muy proa/emáfíca y proponerles como
modelola objetividad de las cienciasnaturales, que aquéllas
no pueden alcanzar nunca. Vamos a examinar una trás obra
estas tres dificultades. Z,aíndíu/dzza-
Por lo que se refiere a la posibilidad de aprehender lo particu- /fdad cuanff-
x11 lar e individual por medio de disciplinas que procedan según }Z'íl;Úu.

métodos naturalistas, cítanse como exemplos, casasiempre, la.


//sacay la as/roHomía.No es ello una casualidad, naturalmente,
LA INDIVIDUALIDAD CUANTITATIVA ni tampoco es difícil encontrar su fundamento. Estas dos cien-
cias aplican la ma/é?máfíca
a sus objetos. Bastará recordar lo que
hemos dicho acerca de los dos caminos que se ofrecen a la ciencia
Objecianes. Despuésde estas/ÍmÍ/ac/odesya no podre interpretarse erró-
neamente el sentido en que hemos opuesto una a tetra la ciencia para dominar la continuidad heterogéneade toda realidad (1)P
cultural y la ciencia natural. EI problema que nos propusemos y comprenderemosen seguida por .qué se considera posible que
al comenzar, esta es, dividir las ciencias empíricas en dos gran- los bonceptosde la física y de la astronomia aprehendan la reali-
desgrupospen cuanto ello es posible, exponiendo las dos ten- dad individual, sin dejar resíduos. Pera al mesmotiempo, desde
dencias opuestas fundamentales, puede considerasseresuelto. esepunto de vista, se comprenderámuy facilmente que aqui
Pero como el ensayo que aqui hemos desarrollado se aparta hay una ilusión, un engano,es decir, que la realidad, en esas
mucho de las opiniones tradicionales, es natural que no haya ciencias, no puede ser concebida mas que de una manera, la cual
encontrado solamente aprobación y haya sido atacado en las no pane en cuestión nuestra oposición lógica fundamental de
naturaleza e historia. Para este fin no necesitamos sino llegar
más diferentes direcciones.En una exposición que, como la
presente,se preocupasobre todo de dar una visión de conjunto a la inteligencia de un nz/epoconceito de <cindividualidad»,que
se diferencia fundamentalmente, no solo del mero <tsgFdfsf//z/o»,
de los temas principales no es posible acudir a todas las objecio-
nes. Por eso me he referido expresamente en algunas ocasionesa que caracterizaa toda realidad y es absolutamenteirreductible
posteriores como/emenfos,' quiero, pue$ intentar chora aclarar, a conceptos, sino también de esa individualidad que se origina
por lo menos, aquellos puntos más importantes en que puedan de la avaloración y se acomodaa los conceptoshistóricos. Este
presentarse dificultades. nuevo concepto de la individualidad puede determinasse como
Ante todo, es posible negar que el método venera//dador natu- concepto de la fndfz;fdz/a/fdad c an///afíua, en oposición a la
individualidad de la realidad, que siempre es CUa/í/a//ua,como
ralista sea incapaz, en todas las circunstancias, de conceberlo
mero diferenciarse, y a la individualidad #/s/Ór/ca, que siempre
ímd/u/cima/y par/ícz//ar,' cabe, pues) negassea admitir que un
también es cualitativa.
concepto de la historia construído por método naturalista sea
/ógícamen/eabsurdo. En segundo lugar, es posible'mantener que, En algunas disciplinas limítase la ciencia natural, al elaborar La reaZzdad
ann sin partir del Furto de Distade los uatores,cabeuna concep- sus conceptos, a aquella parte de la realidad que puede medírse ;:'fíz,a.
tuación individualizadora, y que, por lo tanto, no es lícito unir y confarse, y en /as /gorros más ge era/es del mundo de los cuerpos
en principio el concepto de la historia al de la avaloración. Por
último, aun quandolas dosobjecionesanterioresquedasenre- (1) Véase más arriba, pág. 36 y siguientes
122
Ciência cultural y ciência natural La jndiuidualidad quantitativa 123

acabampor no entrar sino determinacionescz/am///a//paS.


Una combinar cierto número de fórmulas universales, unas con atrás,
concepción puramente mecânica es una concepción puramente para aprehender de ese modo la individualidad de esa <trealidad».
cuantitativa. Ahora bien: a consecuenciade la usual confusión Realmente no es esa individualidad obra cosa que el punto donde
entre concep/oy rea//dad, nace la opinión de que ese mundo se cortam varias universalidades. Así se comprende como, verbi-
puramente cuantitativo de la física, que debe su ser única y gracia, Schopenhauerpude llegar a seãalar el espacioy el bem- \
exclusivamente a una separación conceptual, es una rea//dad. POcomolos princípios de la individuación, y hay quien man-
como los cuerpos redes; es n\ás: llega a sacarse directamente tiene iioy la creencia .de que la indicación del donde y del cwóndo
la conclusión de que lo determinado cuantitativamente es la de una cosa constituye la /nd/u/dz/a/ídadreal de esa cosa.
única «verdadera)>
realidad corporal y de que las cz/a//dadostodas dCuál es el supuesto único que hay que admitir para que esta Zos.S/ezmenfos
existen no más que «en el sujeto»,esto es, pertenecentan solo se verifique? Hace falta admitir, con la metafísica racíona/ísfa SÍmcaes
de /a
al <(fenómeno» o apariencia. del siglo xvll, que la mera extensión--la «extensión» de Descartes
Quien esté dominado por una me/a//s/cafantástica como esa, y Spinosa--equivalea la realidad corporal) y por lo tanto hay
sobrela cual no podemosinsistir en estelugar (i), eseno logrará que pensarlas partes últimas de esa realidad, los <íátomos»,de
jamás entender la esencia de la conceptuación científica. Nues- tal suerte que de ellas conste el cuerpo} como una línea matemá-
tra teoria de la ciencia no vale realmente sino en el supuesto tica consta de puntos. r /omces,desdeluego podremosafirmar
üe que la realidad sea aquel contittuoheterogéneo cualitatiuo de que toda parte de un cuerpo es cognoscible,sin resíduos,en su
que hemos tablado, y de que las disciplinas empíricas tengan «individualidad»,por media de los conceptosnaturalistas. Pera
el sentido de conocer esa realidad emp/rica. Si nos atenemos Zesrealmente necesario demostrar aún que esemundo puramen-
firmemente a esmo, entonceslas cienciascz/an///a/idasde la natu- te cuantitativo de la física no es z/marea//dad, en el sentido que
raleza acomódanse facilmente a nuestra teoria; es más: mués- todos damos a esta palabra? éEs necesario demostrar aún que
trase entonces que justamente elas ciencias no pueden nunca si su individualidad es cognoscible, es porque se ha separado de
aprehenderen sus conceptosla individualidad de la rea/fdad ella todo lo que no se acomoda a ser conocido por conceptos
y de la historia, que es siempre cz/ú/!'/d//ucz. cuantitativamente determinados? é Es necesario demostrar que
Sin duda, hay que confesarlo, ese mundo puramente cuanti- esa <lindividualidad», puramente cuantitativa, no tiene de común
tativo de la física es cognoscible,sin dejar resíduos,por medio mas que el nombre con lo que entendemos por la individualidad
de la conceptuación generalizadora; y hasta se puede enumerar, de una realidad empírica y asimismo con la individualidad que
considera la historia?
COn/arsu «individualidadl>. Su contenido ha perdido efectiva-
mente aquella inabarcable heterogeneidad, y los contínuos ho- Lo puramente cuantitativo es, considerado por sí mismo,
mogéneosson perfectamente dominados en conceptos,con la irreal. La mera «extensión»no contiene una realidad corpora/.EI
ayuda de la matemática. Un punto cualquiera del espacioho- continuo homogéneo--único que puede dominarse enteramente
mogéneo puede ser determinado exactamente por medias que en conceptos--hállasemás bien en cruda oposíc/ómal continuo
aqui no nos importa chora explicar. Los que ven una rea//dad heterogéneo, que toda rea//dad ostenta y de cuya individualidad
en esemundo puramente cuantitativo no necesitan,puesl sino hemosvenido hablando hasta adora. La indiVidualidad esa,
que hay que pensar como el punto donde se cortan varias uni-
versalidades, y que cabe fijar por medio de determinaciones
(i.) .Véase sobre este idealismo fisiológico mi libra .B/ oó/efó de/ cono-
rfmfenfo, i8gz; tercera edición, igi5. especiales o temporales, puramente cuantitativas, no es, en
124 Ciência cutttLra! y ciência natural La indjuidualidad cuantitatiua 125

modo alguns, ese«serdistinto» que hemos llamado la indivi dua- «últimos elementos», en el sentido lógico de la palabra. Los áto-
lidad de la realidad y que es importante para el problema de la mos redes son siempre muçhedumbre e individualidad. No co-
conceptuaciónhistórica. Y para comprenderbien la esenciade HOCemos
obras realidades, y por eso no tenemos derecho a pen-
la ciência natural matemática hay que separar estrictamente sar/as como realidades de otro modo, por muy l esencía/que
estesdos conceptos.La individualidad real no tiene de común su individualidad sea para las /eorías//sacas.
con esatetra individualidad, que puede dominassepor media En suma: el continuo heterogéneo de la realidad manifiés-
de la física matemática, mas que una cosa: que siempre se en- taseasimismopor el hechode que la física no puedellegar
cuentra faraó/ém en determinado punto del espacio o del tiempo. nz/ncaa/ /érmí/zode su labor. Lo que consigueconquistares
Pelo esosó/a no basta a determinaria como individualidad; es siempre lo penzÍ//fmo; y si algunas veces parece como que ya
más: eso solo no la determina en cuanto a su con/en/doen gene- ha llegado a /o zí//Ímo,obedece esta ilusión a que /g'moraaún lo
ral. Así, puesl por mucllas universalidades que vengan a <tco- queno seha incorporadoen sus conceptos Un cuerpo que fuera
incidir» en un punto, nada de esoserá suficiente--aparte los datos una parte de un cuerpo mayor, al modo como un junto es una
cuantitativos de espacio y tiempo-- para aprehender nunca algo parte de una línea, y por tanto quedara totalmente determinado
de lo que es característico de una realidad singular y serve para en toda su realidad, por su posición en la línea, es una /ÍCC/Ón
haver de ella tal o dual individuo particular, que nunca se repete.
-i

concepfua/. Es el concepto de un ua/or teórico, de una «idea», de


'r en eito es indiferente lo grandeo pequenoque seael trozo un <(problema»,
mas no de una realidad.
de realidad, consideradoen su particularidad. Mientras tanto Más aún: hay que dar un caso adelante. EI comfí/zz/o
homo-
nos hallemos ante una rea/zdad, sea la que quere, capaz de entrar géneo de una /inca ma/emáf/ca es algo distinto, en su principiou
en un concepto juntamente con las realidadesconocidaspor del d/safe/ohomogéneoformado por los PZ/mãos
de que ]a línea
nosotros, hay que suponerla, como toda realidad, un continuo se supone <cconstituída». En verdad, una línea no puede nunca
heterogéneo;eito es, incapaz, por su principio mesmo,de ago- compoaersede puntos. dY hemos de pensar adora el continuo
tarse en un conocimientoconceptual. Llevando este pensa- heterogéneo de la realidad como un discreto homogéneo de <(áto

miento a su extremo limite, pensemospor un momento la ima- mos»,en el estricto sentido de la palabra, esta es, de cosassim-
gen del mundo que nos da la física reciente, cuando concebelos ples e idênticas? dV hemos de creer además que ese producto,
cuerpos como constituídos por «electrones». ésse concepto cognosciblesin dejar resíduos,es una realidad?Habríamosde
ágata acasosín res/dz/osla realidad corporal? Cierto que no. dormimos sobreesosconceptosmecânicosde determinación cuan
Los electrones mesmosconsfdéra/osla física como simples e titativa; habríamosde o/u/darpor completola realidad, que
iguales; así son también los exemplaresde un concepto univer- uípímos en cada segundo de nuestra existencia, para poder creer
sal de especie. Si por ellos hay que entender realidades,.habrán que los concertos de la física matemática aprehenden alguns
de //errarel espacio.éHay algo que justifique la opinión de que individualidad rea/. De fecho, esa aparente aproximación a la
son absolutamente /homogéneos? é En .virtud de qué derecho lle- individualidad y a la realidad que se produceen los conceptos,
gamos a admitir semejantes realidades? Todo cuerpo que cono- por la aplicación de la matemática y la introducción del con-
cemos es diferente de cualquier otro, y cada uno, en su peculia- tinuo homogéneo, es el mayor a/e/am/en/o que cabe de la rea-
ridad, es tan irracional como el universo corporal entero. Y otro lidad; porque las realidades individuales no son homogéneas,y
tanto ocurrirá con cuantos elementos corpora/esllegue la física todo cuanto se deja «individualizan>por modo matemático es
a definir. Las realidades no pueden nunca ser <tátomos}, nunca por sí solo irreal. como todo lo puramente cuantitativo. En todo
126 Ciência cüttllra} y cieltcia natura! La {ndi idttatidad cttantitatiuct 127

caso,la individualidad cuantitativa determinablepor matemá. astronomia solo concebeen su individualidad, sin dejar resí-
tecano es la individualidad de lo real, como no es tampoco la duos, las determinaciones cz/an/í/af/uas de sus objetos. Puede
individualidad que se incorpora en un concepto histórico; y muy bien seãalaren su individualidad, por exemplo,los mo-
esto no necesita ya demostración. mentos en el tiempo y los /z/garesen el espacio que ocuparon,
La indiuidua-
tidad ett la as- Si se ha comprendido bien lo que antecede, no se encontra. ocupan y ocuparán los cuerpos singulares del universo. De don-
tronomia. La rán tampoco en !a as/romom/aobjeciones contra la afirmación de resulta que si por las quentes históricas se sabe ya que cierto
fórmula del de que los conceptos de las leyes, en las cienciasnaturales, no acontecimientohistórico coincidió eme/ //empo con un eclipse
untoerso.'.
son capacesde hacer entrar en la ciencia individualidades rea. de Sol, se podre calcular el día en que favo lugar. Pelo la
les. Sin duda, puede la astronomia calcular con exactitud. en coincidenciatemporal con el eclipse de Sol della conocersede
el pasado y para el futuro, las /ra7ec/or;asde los cuerposceles- antes, y la astronomia no#puede indicar tetra cosa que la /ecoa.
tes singulares; a quienes da nombres propios; puede predecir los Pera dpuede decirse por eso que la astronomia aprehende
eclipses de Sol y de Luna, sin errar en fracciones de segundo, e alguns individualidad rea/? Ya hemos mostrado que,aun cuan-
indicar los Homem/osindividuales en que se verifican en el pe- do las determinaciones cuantitativas pueden llamarse «indivi-
sado, de maneja que por ese media es posible fijar cromo/3g/ca. duales», puesto que pertenecen /amó/én a la individualidad,
znen/ealgunos sucesoshistóricos. Por eso muchas veces hase como cualquier otra determinación, sin embargo, esa individua-
considerado la astronomia como el más perfecto conocimiento lidad del espacioy del tiempo no coincide nunca con lo que
imaginable, y de la astronomia se ha partido para desenvolver en la historia entendemospor individualidad de la realidad.
el ideal de una <tfórmuladel universospor medio de la cual Con respectoa la plena particularidad de los cuerpos celestes,
seria posible calcular, sin dejar resíduos, el proceso total de la las indicacionesindividuales de espacioy tiempo que nos da
la astronomia son totalmente z/#ÍUersa/es.Puase# e/ m/seno/ü-
realidad, en todos sus estádiosindividuales. Dubois-Reymond.
sobre todo, ha popularizado ese pensamiento, alimentando de gar del espacio y del tiempo podría encontrasse un exemplar
esa suerte, en amplios círculos del público, las más extraãas re- cz/a/gz//era de un cuerpq provisto de iguales determinaciones
presentaciones acerca de las posibilidades futuras de la ciencia cuantitativas, y que no por eso necesitaría poseerni una sola
natural, las cuales, por modo maravilloso, producensus efectos de las propiedadescz/a///afíuasindividuales que constituyen la
perturbadoresaun en trabajos de lógica y han elevadoa la afir- individualidad, y que eventualmenteson esencialespara una
mación de que el curso histórico total del universo puede, en ciencia individualizadora. Y es que la conexión de las determi-
principio, predecirsepor el método naturalista, como la trayec- nacionesindividuales qualitativas con las determinacionesindi-
toria deun planeta. vidua[es cuantitativas es para ]a astronomia tota]mente «con-
e

Muy lejos nos llevaríael deshacerpor completola compli- tingente»; más aún; no hay progreso imaginable de las ciencias
cada maraãa de absurdos que se alberga en el pensamiento de generalizadorasque sea capaz de realizar el transito entre la
semejante /órmz//a de/ z/n/verso. Para nuestro propósito será su- individualidadcuantitativa y la cualitativa, puestan pronto
ficiente mostrar que es falso e/ pz/n/o de par//da mesmo de estes como abandonamos el reino de las cantidades puras y pagamos
pensamientos, ]os cuales, por lo tanto, carecen de todo funda- a la realidadcualitativa, salimosdel continuo Àomogémeo pala
mento admisible. Basta preguntar: /Oz/é es lo que la astrono- entrar en el continuo #e/erogémeo,
con lo cual cesatoda posibi-
mia puede ca]cu]ar en ]os cuerpos celestes?aQz/éentra de estos lidad de dominar los objetos por media de conceptos,sfn de/ar
resíduos.
cuerpos en las leyes astronómicas? La respuesta es sencilla. La
128 Ciência cuttuTal ? ciência natura! Lü {ndiuiduatidad cuaKtitatipa 129

La psicatísica Por eso la posibilidad de coordenarlas construccionesde la y no entran con su individualidad cualitativa en ningún con-
'física matemática a lo cualitativo de la realidad no altera en cepto de la ciencia natural. Quedamos, pues, en que lo cualita-
nada nuestro resultado, como se ha pretendido falsamente (i). tivo está separadode lo cuantitativo por un abismo, que ]a
Sin duda, la coordenación que intenta la psicofísica no es cair/. psicofísicadel porvenir no pedra nunca franquear. EI raciona-
ciosa; pero no puede llevarse a cabo nunca de maneta que lo lismo del sigla xvií pudo creer que a todo cuerpo «simple»y me-
fnd/zpídz/a/ cualitativa corresponda a lo «individual» cuantitativo ramente «extenso»cabia poner paralelamenteen corresponden-
exactamente y sín de/ar resto,'esta, empeno,es lo que importa cia una sensación<tsimple» también, y que, por tanto, podia tra-
a nuestro tema. La parte de lo cualitativo que podemospensar tarse la realidad more germe/r/co. Pero hoy debiéramos, por fino
coordinadaa una determinacióncuantitativa no es nunca mas haber aprendido que los «mundosl>racionales son productos de
que lo que tenga sabida en un concepto un/z;farsa/,' por tanto, la abstracción generalizadora, y que, por tanto, aunque no de-
nunca será posible, aun dando el rodei de la física matemática, jan de ser valiosos teórica y prácticamente, no concuerdan
penetraren la individualidadcualitativamesmacon ayuda nunca con realidadesindividuales.
de conceptos-leyes.Si, por ejemplol yo sé que a cierta canti- Toda esto hace que, para nuestros problemas, el recurso de
dad exactamente determinada corresponde un sonído de altura acudir a la física y a la astronomia, o incluso a la psicofísica,
exactamente determinada, esta es, de cualidad exactamente de- carezca de toda significación. EI paso de lo homogéneo a lo he-
terminada, sin embargo, no habré considerado en el tal sonido terogéneo,que nos pone en presencia de una multiplicidad in-
sino aquillo que se repete fede//n/dc7sFaces,a saber: su altura, agotable por principio, es siempre un pesode lo irreal a lo real,
la cual tiene de común con oiros innumerablessonidos;pera que coincide asimismo con e] peso de ]o, raciona] a ]o irracional.
no habré considerado lo que hace que este sortido sea una reali- EI único peso que podemos dâr es el que conduce de la realidad
dad singular, individual. .!0 es que se quiere poner en duda irracional a los conceptosracionales, y este paço lo damos
que todo sonido reco/,como todo hombre rea/, no exista mas que presa/ díe do de lo que no es cuantificable; pero en este caso
una vez y que toda cualidad sensible única y rea/ se distinga de quédanospor siempreprohibido el re/armoa la realidad cualita-
todas las demos? Dada la costumbre de pensar exclusivamente tiva individual. Puesde los conceptos
no podemos
recoger
7
en conceptos universales y de no a/e der a la despreciable indi- sacar mas que lo que demospz/es/o en ellas. La //us/ón, que con-
vidualidad de lo real, esta es, de no consideraren el sonido siste en creer que un complejo de universalidades nos retrotrae
sino su altura determinable por conceptos,es posible que se a lo individual, prodúcese porque construímos un ser ideal de
desconozca lo que es un sonido real y entonces que se crer en egpeciepuramente cuantitativa, en el cual un pz/n/o cualquiera
su coordinación íntegra a determinacionescuantitativas. Pero es siempre dominable, y luego con/z/md/mos ese mundo de con-
justamente lo que aqui combatimos es ese hábito de pensar así. ceptos con la realidad individual, en la que no hay «punto}
Tomemos atrás imágenes redes como cualidades sensibles <sim- alguns.
En relación con todo esta citaremos otra objeción que arran- E! teorema de
ples»,y al punto se verá que, en su individualidad cualitativa, la entropia.
son inconcebibles. En los sonidos, las diferenciasindividuales ca de una ley natural mil veces tratada en nuestra época, in-
son, sin duda, inesenciales;pero no son menos redes por eso, cluso por la filosofia. EI llamado teoremade la en/rop/a--que
enseãa que el mundo camina havia una universal {ímuerte de
calor», porque todo movimiento tradúcese poco a peco en calor
15o y si'
(i) Véase FKí$cnEisEn:KÓribnR, Cfencícz 7 re«/z'dad, pág y todas las diferencial de intensidad van compensándosecada
guiente$. CIÊNCIA CUL'RURAL 'y CIÊNCIA NATURAL. 9

\
130 Ciência cultural y ciettcÍa natural La itidiuiduatidad cuctntitatiua 131

Con respecto a la primera proposición de la termodinâmica,


vez más--es manifiestamenteel producto de una formación
según la cual la cantidad de energia es cona/an/e, ya se ha hecho
venera//zadorade conceptos; y sin embargo parece, al propio f
buchas vecesla observación, y, por extraía maneta, base sa-
tiempo, como que determina el cz/rsos/mgu/arde la «historia del
cado alguns vez la conclusión de que la rea/ídad tiene que ser
universo»,en el más amplio sentido de.la palabra. Hasta el
limitada. Mas esacÕnclusiónse assenta,sin embargo, a su vez
punto de que algunos han caracterizado esa ley, según la cual
el universo acabará deteniéndose,como un reloj al que nadie en una inadmisible confusión racionalista de la realidad con
nuestros conceptos, o bien presupone que la realidad se rege
da cuerda, llamándola ni más ni menos que la ley de la evolu-
ción del universo. por la ciencia, incluso en lo referente a las determinacionesde
su contenido. Pelo, efectivaüiente, solo puede sacarsela con-
Es bien evidente que las reflexiones acerca de si esa ley de
clusión de que e+mundo de la física no es /a realidad, y que
la entropia es o no justificada carecende.toda significación
tanto la primera como la segundaley fundamental de la termo-
para el método de las cienciascu/fz/ra/eshistóricas, pues nadie
dinâmica no son aplicables al conjunto total del universo, sino
sostendrá que las consecuenciasde esa ley puedan hacerse sen-
solo en el sentido de que cada una de sus par/es, como e/emp/ar
tir en esta sección de la /zís/or/aÀz/mcz#a
conocidapor nosotros.
de /a espécie,cae bojo las tales leyes. Pero entonces cada una
Pero, por interés /ógfco, es, sin embargo, importante mostrar
de esas partes habrá de pensasse como cerrada y /Ínífa, esto es,
que también en este casoel principio universal de la necesaria como d/sfínfa, en principiou del conjunto total del mundo en
separación entre el punto de vista naturalista, generalizados,
ese respecto. EI desarrollo de esta idea en una dirección es ya
y el punho de vista histórico, no supremenoscaboalguno. Para decisivo. Puesto que no es posible seâalar a la realidad un co-
este fin nos bastará recordar algunos pensamientos que deberá
míenzoen el /tempo,tendría que haberseya verificado face
conocertodo sectorfamiliarizado con las an/f omíasde Kant.
mucho tiempo esa <tmuertede calor», si se admite que la canti-
Si la ley de la entropia fuese en realidad una /ey /z/s/órícay dad de calor o de energiacinética es finita; merosi se la supone
no solamente un concepto universal, al que puede subordinarse,
infinitamente grande, entonces--en caso de que tal suposición
como exemplar específico, una parte cualquiera del mundo de tenga en general un sentido--nunca podre sobrevenir esa <(muer-
los cuerposl tendría que ser aplicable al com/ nfo síngu/ar de/ te de calor».
níperso,en el sentido estricto de la palabra, pues solo en ese EI teorema de la en tropia--si es exacto--no vale, puesp sino
caso podría manifestar algo acerca de la historia de ese todo para un par/e cualquiera de/ un/Ué?7SOp
qZ/epensemoscerrada. Nada
histórico.amasesto precisamentees imposible; basta para con- nos doceacerca del curso singular o historia del conjunto total
vencessede elmopensar en el único concepto legítimo del con- del universo, y, en definitiva, nada nos docetampoco, con ne-
/anjo corpora/ de/ a fuerso. La realidad es inagotable no solo in- cesidadnaturalista, acerca de la #/s/aria de una parte real cual-
tensiva, sino también extensivamente; esta es, su continuidad quiera del universo; pues ninguna de estas partes es, en realidad,
heterogénea rechaza todo //mí/e no sólo en lo pequeno, como ya perfectamentecerrada, de suerte que /erga que sobrevenir en
hemos visto, sino también en ]o grande; en virtud de lo cual es ella un estadode quietud, como en un reloj al que nadie da
de todo punto imposible aplicar al conjunto total del universo cuerda. Más bien cabe pensar que cualquier parte del universo
una ley que supone cantidadeslimitadas, agotables.EI coa- entra en relación causalcon otra parte del universoen la que
cepto de esa <cmuertede caloo>pierde} puesptodo su sentido existe una maior mass de calor; por donde su maça de calor
desde el momento en que ya no se trata de una /ímí/ada can//dad az/men/a de nuevo, como un reloj a quien se le da cuerda y no
de energia.
132 Ciência cultural y ciência natura!
La indiPid14atidad cüattiitatiua 133

cae, puesl en estado de quietud; y como esto puede rapé/fase


Tratándose, sobre todo, de combatia una concepción falsa
indefinidamente, dado que, en principio, es el universo ilimi-
de la conceptuación puramente cuantitativa, y, por tanto, de la
tado, resulta que la historia de una parte cualquiera puedemuy
bien transcurrir en el sen//do opuesío al que ensefía el teorema
matemática, quiero cerrar estas discusionescon unas palabras
de la entropia, o que en ella se manifiesta un crecer y decrecer de Goeth%que no era, ciertamente, un filósofo científico y sis-
de la cantidad de calor, como efectivamente lo observamos en temático, pelo poseía,en câmbio, un sentido eminente para todo
la mayoría de las partes del universo conocidas por nosotros. lo que es real. Riemer nos transmite de él las siguientes palabras:
{(Las fórmulas matemáticas, cuando se aplican fuera de su esfera
Es bien evidente que todas éstas son meras posíóf/idades
lógicas; pelo bastan aqui, ya que nuestro interés consiste tan propia, que es lo espacial, resultan rígidas y sin vida, y este
solo en mostrar que no hay nfngzín caso en que la ley z/mfuersa/ proceder es grandemente inhábil. Sin embargo, hase adueãado
determine al propio tiempo con necesidadel curso singular de del mundo la i]usión, alimentada por ]os matemáticos, de que
un conjunto histórico. Nada nos doceel teorema de la entropia en la matemática está nuestra única salvación, siendo así que
sobre el curso singular del conjunto del universo, esto es, sobre la matemática, como cualquier otro órgano, es insuficiente para
la <thistoria del universo», sino solamente sobre una parte cual- el todo. Puescada órgano es específicoy vale solo para lo es-
quiera, que además ha de ser cerrada. Cada uha de estas partes pecífico.»
ha de subordinarse luego a la ley universal, como un ejemplar Ç

de la especie,y justamente sobre esauniversalidad descansala


significación de la ley. Como todas las leyes naturales, reviste
la forma «hipotética)>: s/ hay un conjunto cerrado de cuerpos,
en/oncestiene que verificarse en é] <clamuerte de calor». Ahora
bien: ni el conjunto total del universo, ni ningún conjunto his-
tórico, es absolutamente cerrado: luego la ley no tiene /z/s/ÓTÍ-
camenfe ninguna significación.
Por lo demos,valga de nuevo la observaciónde que estas
pensamientosno son esencialespara la cuestión de la división
de las ciencias empíricas en los dos grupos ciencias naturales
generalizadoras y ciencias culturales individualizadoras. Aun-
que tomemos el concepto de cultura y, trasladando el punto
de vista de los valores a sus estádios preliminares y atrás con-
dicionem de espacio, lo ampliemos cuanto sea posible, nunca
llegaremos al concepto de un conjunto histórico, en donde pueda
tener sígnificación histórica la afirmación que hacela ley de la
entropia, aun cuando admitiésemoseseconjunto como cerrado.
Lo único que queríamos mostrar aqui era la separación de prin-
cipio, la separacfón/óg/ca, general, que existe entre la /ega//dad
tnaurat y la historia.
La indiuiduatidad indiferente a los valores 135

a esaindividualidad, e instaura así la avaloracióno referencia


al valor.
No cabe, pues, dudar de la posibilidad de una exposición
individualizadora sin referencia a valores culturales. Mas esta
por sí solo no tiene ninguna importância para la división de
/as ciências. Pues estas conceptos individuales han sido formados
por puro capricho y esta formación caprichosa existe no sólo
en los casosen que hemosexpuesto la individualidad única y
xlll exclusivamenteporque así lo hemos querido, sino también en '
los casosen que, por tratarse de objetos que están en relación
LA INDIVIDUALIDAD INDIFERENTE A LOS VALORES con los valores por nosotros valorados, hanse formado sin un
propósito explícito de nuestra parte conceptosindividuales de
los referidosobjetos. Todos conocemosrealidades en su indivi-
CoKceptua La idemde trasladarel punto de vista de los valoresa dualidad, por virtud de la significación prác//ca que para nos-
:ión capricho
sa de .indiui
realidades que no son por sí mesmasprocesosculturales, pera otros poseen)y isto no tiene nada que ver con la conceptuación
dt alidades. que influyen en la cultura histórica, y por tanto se hacen científica. La pregunta debe, pues, formularse de este modo:
significativaspor su individualidad,nos abre el caíninoba- acabe pensar una exposición CÍe/zfí/íca de la individualidad de un
cia lo que tenhamosque decir acerca de la segunda de las objeto, sin que esaexposición esté dirigida por puntos de vista
objeciones más arriba mencionadas. dEs posible tratar una universales de valores culturales?
leal\ãaü pat maã,o indiuiduatizador y sin valores culturales? Pero esta pregunta tampoco está bastante determinada. En Conafdera-
Mas antes de contestar a esta pregunta debemossaber con efecto, por exposicióncientífica hay que entender àquí solo dÓPZ/zlzdiuz-
claridad cuál ha de ser el único modo de plantearla, si que-
aquello que por sí mesmo puída acabar en una cona/z/sfón cien- de maferfares
remos que la solución tenda una importância esencial para la típica, no lo que nos ofrezca, por ejemplo, simples ma/erga/espara cz nfÍ/fws.
división de las ciencie.s. una elaboración científica ulterior. Ya desde el principio hemos
Disponemos de significaciones verbales, procedentes de la advertido que el procedopor el cual descúbrenselos materiales
vida precientífica; dispchemos asimismo de conceptos cientí- debe quedar descartado, en una clasificación lógica de las cien-
ficos. Es, puesi evidente que por medio de una determinada cias; por lo tanto, debemos tomar aqui el concepto de conclusión
combinación de esteselementos conceptuales podemos de una científica en un sentido lógicãmente estricto. Hay, efectivamen-
realidad cucdgz/íercz bosquejar una exposición que só/o a esfcz te, investigadores que $e satisfacen a veces con resultados
realidad convenga, esto es, formar de ella un concepto de con- que, para todo trabajo científico que aspire a una conclusión,
tenido individual. Ello dependepor completo de nuestra volun- han de considerarse como materiales necesitadosde ulterior
tad. Y lo havemos,efectivamente,cuando el referido objeto sea elaboración. Y desdeluego está claro que la teoria de la cien-
para nosotros en alguma manera <tinteresante»o <dmportanta}, cia nunca llegaíá a una clasificación sistemática de las cien-
y estasignifica que estáen relación con valores.Pelo está fuera cias, si otorga igual trato a aquello que solo puede considerarse
de toda duda que podemosnosotrostambién describir en su como co/eccíónde ma/er/cz/es
y a la conceptuacióncientífico
individualidad objetos totalmente indiferentes, si gz/faremos ha- çonclus&,
cerle. Entonceses el acto de la voluntad el que da importância
137
136 CÊettcia cultural y ciência natura! La indiuidualidad indiferente a los valores

r mposubi! {- Si chora voltemos a hacer la pregunta d Es posible la Coma/z/s/Ó# de coleccionar materiales es la que hace «importantes» los refe-
daddeconcep- ridos objetgse instituye la avaloración, por la cual la individua-
tuaciÓ'n deu.'ti.-científica de una conceptuaciónindividualizadora, sin referencia
fica in diui- a valores culturales universales?, tendremos que contestar ne- lidad alega a ser esencial. Mas semejantes exposiciones no gHere-
i tl alia adora , mos incluirlas en una clasificación de las ciencias orientada
sin valores. gativamente. Algunos ejemplos lo mostrarán con suma facilidad.
Va anteriormente subimos de hacer notar como, en el caso de la hacia los problemasy /ínes de éstas. Por lo tanto, no pueden
geogra/ía, cabe la duda de si pertenece a las ciencias naturales poneren cuestión la capital oposición metodológica que hemos
o a las ciencias culturales. En la maneta como de fecho es culti- establecido, porque ésta refiérese tan solo a la conclusión de la
vada, presentalas más vecesuna mezclade las dos especiesde investigación.
conceptuación. Peco en conceptos podemos limitar y separar Otro tanto puede decirse de /orlas las exposiciones en las que,
sus elementos componentes con gran exactitud. éConsidérase la a pesar de ser individualizadoras, parece faltar por completo
superfície terrestre como /ea/ro de /a ez;o/zlc/ón de /a cz//fz/ra? una relación entre sus objetos y los valores culturales. La exis-
Entonces los puntos de vista del valor se fias/adan desde la tencia de tales exposiciones debe referirse a la circunstancia de
cultura mesmaa las co/zd/c/odes geográficas,que son necesarias que los objetos expuestos son particularmente no/aZ)/espor algu-
para su nacimiento y han influído sobresu curso. La superfície nos motivos, y por lo tanto despiertan, como todo lo que es
terrestre tórnase entonces esencial en su ímd/p/dua/fdad mesma, notable, el fnferésde los hombres. Y entoncesestá dada ya la
por causa del interés cultural que va unido a ella. La concep- avaloracióno referencia a los valores, y por ello se comprende
tuación individualizadora, en la geografia,está dirigida en este bien que se manifieste la necesidadde conocer z/n objeto en su
casopor valores culturales universalesy acomódaseen el marco individualidad, aun cuandono tenda significación para los valo-
de nuestro esquema tan bien por lo menos como la biologia res culturales. Sin embargo, estas exposiciones no constituyen
histórica. Pera además esosmesmosobjetos adquieren también todavia una ciencia cerrada y por sí mesma válida; es más:
importância si se trata de formar teorias z/nÍue sa/es que no mientras les falte toda referencia a las teorias naturalistas, no
reciben el nombre de geográ/fias, sino el de geo/3gícas.Entonces pueden,en general, incluirse en la ciencia estos conocimientos,
nos hallamos aqui ante conceptuaciones generalizadoras, y las que son puramente de /zec&o.
producciones singulares de rios, mares, montadas, etc..., que Entre los objetos cuya individualidad nos interesa,a pesar
para la historia de la cultura son esenciales,por su peculiaridad defaltarle toda significacióncultural, hállase,v. gr., la Luna.
e individualidad, considéranse ahora como simples e/emp/ares Por esono debeemplearsesu exposición como exemploen una
de na espec/e.Pero hay una terceraconsideración.Existen en clasificación lógica de las ciencias, si no es con mucha precau-
la geografia, ciertamente, exposiciones í díuídua//zadoras de ción. En cierto sentido, hay que tomaria en consideración como
partes determinadas,que no están en relación alguns con la material para formar teorias z/nípersa/esde los cuerposcelestes,
cultura. Estas parecen no acomodarse bien a nuestro esquema. puesno solo existe esta nuestra Luna, sino que otros planetas
también tienen tunas. Pera muchas veces también es la Lula
Sin embargo, mientras les falte, efectivamente, toda relación
con la historia, en el más amplia sentido de la palabra, o toda efectivamente expuesta y descrita en su índíuídz/a/fdad, y elmo
relación con teoriasgeneralizadoras,no podremosver en ellas ocurre entoncessín que se manifieste ningún pranto de vista
tetra cosa que unas co/ecc/oes de ma/erga/es,elaboradas porque cultural. En tal caso esa exposición de la Luna se explicam o bien
la fijación de ecoshechospuedealgún día llegar a tener impor- por el interés que todos sentimos por <'nuestraLunar, nuestro
tância, ya sea histórica, ya naturalista. En este caso la uo/z/n/ad astro familiar, que como individuo juega un papel importante
138 Ciellcia ctlttural y cietlcia natural [,a individuatidad itlditerente a tos t;alteres \39
en la vida de la mayoría de los hombres, y entonces ni este hombres, de seguro que no. Para los hombres científicos dtiene
interés, ni la avaloración, que de él se deriva, son científicos; la conflguración individual de los polos la consideraciónexclu-
o bica redúcese ]a exposición--como sucede en ]os mapas luna- sivamente de un material para la formación de teorias univer-
res, tan detallados, y asimismo en algumasotras exposiciones sales? La /Óg/cano puede deslizarse a tratar estas cuestiones.
geográficas--a un mafer/cz/científico, que está aguardando toda- y ejçmplos de esta clase no debieran utilizarse como argumen-
via una e/aóorac/ónconceptual ulterior, y la idemde esaelabo- tos lógicos. Les falta la significación típica universal, que da a
ración ulterior es la que da ;apor/cznc/aa la individualidad de la su explicaciónuna utilidad metodológica.A una teoria dela
Luna. Tulesson los fundamentospor los cualesesta clase de ciencia que quiere formar un s/sfemasólo le es lícito esperar que
exposiciones no pueden incluirse en ninguno de nuestros grupos. podre ordenar las'formas prímc/Pa/es y /z/ndan7c? /a/es de la
Estos ejemplos son ya suficientes para que se yea con;cla- cíencia.
ridad el principio que ride todo eito. Es en el mondouna verdad Pelo aun cuando alguien se resistiese a admitir que sean
vulgar el decir que nadie se preocupade la individualidad de simples /aóo/es prepara/orlas esas exposiciones individualizado-
los objetos, si esta no es importante o interesante, esta es, si no ras, que ge presentanacá y alia, y para las cuales no es posible
está en re/ac/ón alguns con ua/ares. C/ea////ca, emperol no puede seõalar un punto de vista de valores universales directivos,
llamarse una exposición individualizadora sf/zo cuando los va- nada podrían demostrar estesCasOSexCepcíoma/es
contra un eh-
lores que !a dirigen son valores z/#ÍP97sa/es
o valores de cultura. sayo que desde un principio ha declarado que, a las.líneas que
Si íaltan estesvalores universales,los objetos no tienen signifi- quiere trazar para orientarse, no les corresponde exactamente
cación científica mas queãcomoexemplaresde una especie.Por una realidad,. como asimismo les sucede a las líneas que el geó-
último, la avaloracióno referenciaa los valorespuedeestable- grafo traza sobre el globo terrestre para orientarse en él. Mas
cerse por la idem de una elaboración científica z//fer/or, y así no por eso pierden esaslíneas todo su valor. Y, especialmente,
puede producirse una exposición individualizadora, la cual, fal- tal o cual excepciónaislada no puedealterar, en manera alguns,
tándole toda relación con los valores universales de !a cultura, nuestro resultado: los canceptosde ciencias naturales generali-
habrá de considerarsesolo como una colecciónde materiales. zadoras y de ciencias culturales individualizadoras caracterizan
EI simple es/aó/ec/m/e?zfo de /os #ec,6osno es por sí solo una las dos /onde cfas pr//zc/pa/es del trabajo científico empírico,
ciencia. tanto /ógíca como oó/efíuamen/elpor modo mucho más profundo
Formas ex- Si por acasose encontraseque este concepto de la ciencia que la usual contraposiciónde ciencias de la naturaleza y cien-
CPpcíona/es
de es /zar/oes/reCtO,piénseseque sin un concepto que prescinda cias del espíritu; oposición ésta que ha alegadoa ser totalmente
fí/íca. de las simples labores preparatorias y coleccidnesde mate- insignificante, desde que la palavra <íespíritu)> ha perdido su
riales fuera imposible, ei] general,una teoria sistematicamente sentido característico.Más no puede conseguisseen este en-
organizada de la ciencia. La vida científica es también vida sayo, en el que hemos desistido de una explicación lógica dete-
/z/s/ór/ca, y--justamente según nuestra teoria--no cabe apre- nida de los problemas de detalhe.
henderla, sin pejar resíduos, en un sistema de conceptos uni-
versales, tan prontoflcomo se tome en consideración /oda su
multiplicidad. éQué interés tan extraordinário no tienen mu-
choshombresen conocer,v. gr., la configuración
del polo
Norte? {Es este interés científico? En la maior parte de los
La objetiuidad de ta historia de la cuttttra 't4\
valores, y al hacerlo, reconocen que se trata de algo más que de
valoracionespuramente individuales. Un acuerdo general podre
conseguirsecon referenciaa un círculo relativamente muy gran-
de de hombres. En Europa es seguro que, dondequiera que se
lean obras científicas de historia, se comprenderáncomo valo-
res los ya citados valores culturales que residen en la religión,
Xlv la lglesia,el derecho,el Estado,la ciencia,el lenguaje,la lite-
ratura, el arte, las organizaciones económicas, y por lo tanto no
B'
se considerará como un capricho el que ellos dirijan la selección
LA OBJETiViOA0 DE LA HISTORIADE LA CULTURA de lo esencial y limitem, por tanto, la exposición histórica a lo
queseaimportante o significativo con respectoa elmos.Pera si
la objetividad de una exposición avalorativa no ride nunca mas
De las objecionesmás arriba enumeradassolo queda ya
que para un círculo mayor o menor de hombres de cultura, es
una que examinar. Refiérese al concepto de la exposición «ob-
êsa una objetiuidad històricamente limitada; y aunque desde el
jetivo»de la cultura, por mediodela historia, y conducefinal-
mente a una cuestión que hasta adora he venido demorando de punto de vista de las ciencias especiales tenda este fecho peca
importância, aparece en câmbio, como un de/echocientífico, si se
propósito, y que quieto tocar porque de la respuestaque a ella
mira en las perspectivas ///osó//cas universales y desde el punto
se dé, más que de ninguna otra cosa, dependepara muchosla
de vista de ]as ciencias natura]es. Si nos limitamos en principio
decisión que debe tomarse acerca de la relación entre las cien-
al reconocimiento efectivo universal de los valores culturales, sin
cias naturales y las ciencias culturales. Además, la discusión de
indagar ni poner en cuestión su ua//dezy p/geme/a,habremos de
eseproblema es también muy útil para una más amplia justifi-
cación del término <ciencias culturales». considerar como posible, y los historiadores habrán de conside-
La ob etiui rar como verosímil, que el fundamento de la ciencia histórica
dad delas va Si los que dirigen ]a seleccióndel material histórico, y por desaparezcadel mesmomodo que se presente, lo dual presta a
!ares. tanto toda conceptuación histórica, son los valores, dserá po-
sible nunca--podemosy debemospreguntar--excluirde las las çxposicioneshistóricas, que separanlo esencialde lo in-
esencial, cierto carácter que hace que no parezca cosa flana y
ciencias históricas el cair/c,%oPSin duda alguna, la objetividad sin dificultad el calificarlas de <(verdades».Una verdad cientí-
de las investigacionesespecialesno sufre menoscabopor ello,
fica tiene que estar, aun sin que eito se sopa,en determinadare-
en cuanto que estasinvestigacionespuedenescudarseen el re-
lación con lo que pa/e y ride teóricamente; esta es, hallarse más
conocimiento e/ec//game /e universal de sus valores directivos y
o menos cerca de ello. Sin este supuesto, no tiene sentido hablar
atenerse entonces estrictamente a la aua/orai/ón /eór/ca. Pera
de verdad. Ahora bien: si se prescinde fundamentalmente de la
hay, sin embargo, aqui, en realidad, una cosa que no debemos
validez y vigencia de los valores;no queda de uerdaderoen la
desatender, a saber: una objetividad de espec/e peculiarísima,
historia mas que los /zec#os puros. Entonceslos concep/oshistó-
la dualno parecequepuedasostener
la comparam/óm
conla
objetividad de las cienciasnaturalesgeneralízadoras.
Una ex- ricos todos valdrán solo para un determinado tiempo, lo cual
significa que no valen como verdades en general, puesto que no
posiciónavalorativa no rege nunca mas que para un circulo
tienen relación alguma determinada con aquello que en aÓSO/z//o
determinado de hombres, que si no valoran directamente los
o fuera del tiempo vale y rege.
valores directivos, por ]o menos los comprenden como tules
142 Ciência .ctíltural y ciência ttattlral La obietividad de la h storia de ta cultlircl \43
Sin duda, también los conceptos de las ciências naturales por lo tanto, nunca podre conseguir una validez o vigencia que
generalizadoras, formados por una generación de investigadores. sea reconocida, o aun comprendida, no sólo por todos los hom-
son luego mod///Gados,y hasta des#ecÀos, por la generación si. bres,sino también para todos los hombres,en el sentido de que
guiente, la cual habrá de resignarse, a su vez, a ver substituídos todos los hombres admitan como valores los valores que han
sus conceptos por oiros nuevos. No es, puesl una objeción contra presidido a su composición. No hay, pues} <çhistoriauniversall>
la cientificidad de la historia el decir que hay que volverla a de objetividad emp/r/ca, puesla tal historia no solo habría de
escribir de suevo constantemente,pues tal es la suestecomún tratar de la humanidad en cuanto que es conocida, sino que
de todas las ciencias. Las leyes naturales, emperopadmitimos tendría que acogeren su senocuanto es esencialpara todos los
que son /mcondfcío#a/mem/e válidas, aun cuando no hubiésemos hombres, y esto no puede hacer16. EI historiador, que se coloca
de co#ocerninguna, por lo cual podemossupoher que los dife- en el punto de vista de la &/s/orfã z/níue7sa/,no poseeya valor
rentes conceptos de las ciencias generalizadoras hállanse más o alguns cultural empiricamenteuniversal y por todos reconocido
menos próximos a una verdad absolutamente válida. Pero las de fecho. La historia universal no puede escribirsemas que
exposicioneshistóricas no guardan relaciónalguns con una ver- sobreel fundamento de aquellosvalores directivos de los cuales
dad absoluta, mientras los princípios directores de su concep- se afirme una validez o vigencia tal, que se halle en principio
tuación sean exclusivamente las ua/orczcfoes efectivas, que van por encima del simple reconocimientoe/ec/Íuoo de hecho. Eito
y vienen como las olas del mar. Prescindiendo de los hechos no significa que el que escriba una historia. universal necesite
puros, habrá, pues, tantas herdadesá/síó//cas d//erenfescomo un s/sfema de ua/ares dele m/nado exactamente en su contenido,
haya dz/erenfes c/rcz//os de ca//z/ra, y todas esas verdades serán cuya validez o vigencia pueda él mesmofundamentar; pera ha
de igual modo válidas en cuanto se refieren a la selección de lo de presuponer que a/gz/mosvalores valen ea aÓso/u/oy que, por
esencial. Con lo cual parece suprimida por completo la posibili- lo tanto, los valores que él ha puesto a la base de su exposición
dad de un progreso en la ciencia histórica, e incluso el concepto avalorativa no carecende relación con lo absolutamenteválido;
de [a verdad ]listórica se deshace,en todo aquello que no se puas solo así puede exigir él a los demos hombres que lo que él
refiera al fecho puro y simple. ê No debemos,por lo tanto, pre- ha acogido en su exposición como esencial lo reconozcan ellas
suponer la ua//dez de ciertos ga/ares superhistóricos de los cuales también como significativo para aquello que vale en absoluto.
estén /»ás o menos cerca, por lo menos, los valores culturales Finalmente,hay otra cosaintimamente unida a la cuestión Sistema de tos
efectivamente reconocidos?é No es êste el único modo de con- de la validez de los valores culturales. Ya he fecho notar ante- uatores
raíes.
cuÍÍ\i-

seguir que la objetividad de la historia quede en el mesmop/ano tl.atinente la tal ta de unitormidad y de ctasiticación sistemática
que la de la ciencia natural? que padecen las ciencias culturales, en oposición a las ciencias
EI problema EI problema que reside en esas preguntas aparece claro, si
de ia historia naturales, las cuales, sobre todo en tanto que son ciencias de los
u7t {persa }. pensamosen el ensayo de reunir los resultados todos de las cuerposl poseen en la mecânica una base firme. También hemos
investigacioneshistóricas esl;ecialesen un conjunto unitário y visto que la psicologia no puede servir para fundamentación
elaborar así una á/s/orfã unfuerscz/,
en el estricto sentido de la de las ciencias culturales. Mas dno habrá acaso tetra que pudiera
palabra, una historia que exponha la evolución de /oda /a #Hma- ocupar ese sitio?
n/dad. La historia de la humanidad,si selimita al reconocímien- En cierto sentido, hemos de contestar negativamente a esta
to puramente efectivo de los valores,no podre escribirsesino pregunta, pues disciplinas de elas /z/mdame/a/gs, como lo es la
desdeel punho de vista de un círculo determinado de cultura, y, mecânica, no puede haberlas mas que para aquellas ciencias
144 Ciência ct&!irra! y ciertcia natura! La objetiuidad de ta historia de ta cttttura \4S

que emplean un método venera//dadoro naturalista, y cuyo mente organizado de la cultura; es decir, que depende de que
territorio total es ocupado por un sistema de conceptos conexos nos acerquemosa una concienciade los valores fundada sobre
entre sí. Entoncesla ciencia más general es también la <(funda- un sistema de valores válidos. En suma: la unidad y oó/e/z'p/dad
mental)>.en el sentido de que--como la mecânicaen las ciencias de las cienciasculturales está condicionadapor la unidad y ob-
de los cuerpos--es asimismo importante por sz/ con/em/do,en el jetividad de nuestroconceptode la cultura, y ésta, a su vez,
referido modo, para la formación de los conceptos en las diferen- por la unidad y oó/e/íu/dadde los pa/aresque valoramos.
tes esferas. La vida histór:ca, emperopno puede reducirse a z/n Me doy cuenta perfectamente de que al sacar esta consecuen- de
Fzl?damenla
/a cz'epzcía
sísfema,y por eso no cabe pensampara las ciencias culturales, cia lo que menos puedo esperar es una aprobación universal. c z{/fzí ra/. Z,a

en tanto que proceder por iíiétodo #/s/óríco,una ciencia que Es más=si realmentees ella una consecuencia,podre pensarse/f/oso/íade/a
sea/z/mdamefa/, al modo como lo es la mecânicapara las cien- que justamente serve para poner en plena luz el carácter pro- &ísfor/a.
cias naturales. Mas no por eso les falta por completo a las cien- ó/emá//coque ha de tener una conclusión sistemática en el tra-
cias culturales, a mi parecer, la posibilidad de ir, con el curso bajo de las cienciasculturales. Pues aunque la inteligencia de
del tiempo, componiéndose en un /odo unitário; el concepto de lo que significan los problemas de valor va en aumento, es hoy
cultura, que determina sus objetos y, en cuanto que proceden una conviccióncasageneralque las asercionessobrealgo más
por el método histórico, les proporcionael principio director que la palidez subjetiva de los valoresson incompatibles con la
de la conceptuación, puede también, en último término, pres- índole científica, porque no pueden fundasseobjetivamente.
tarles esa co/zexz'3m
unitária. Mas esto suponel sin iluda, que Por esohe de repetir una vez más, con insistencia, que la obje-
nosotros poseemosun concepto de la cultura no solo en su tividad de una investigación histórica espec/a/no está amena-
aspecto /arma/, como conjunto de los valores efectivos recono- zada, en maneja alguna, por el valor cultural que proporciona
cidos universalmente, sino también en lo que se refiere al con- el punho de vista directivo en la selección de lo. esencial; puas el
/enído y conexión sistemática de estesvalores. Y tampoco podre historiador puede apelar al reconocimiento universal del valor,
tratarse aqui de nuevo de un reconocimiento empírico universal como z/a#ecóo,y alcanzar de esasueste la mayor cantidad de
de este sistema de los valores culturales; eito nos conduce nue- objetividad empír/ca que una ciencia empírica puede obtener.
vamente a la cuestión de la ua//dezque corresponda a los valores Pera si salimos de los limites de una investigación especial, tro-
culturales, independientementede su efectiva valoración. pezaremosrealmente con dificuldades y será posible preguntar:
Así, pues, el problema de la oÓ/effz;/dad
de la historia, el con- si la /ofa//dczdde las cienciasculturales han de dependeren su
cepto de la /z/suor/a z/níuersa/ y el concepto de un sistema de /as c/as///cac/ón y en su Cones/Ónmutua de un sistema de los valores
ciências cz///ura/esemp/r/cas, concurren a situamos fuera de las culturales, dno es eito fundadas en un complejo de deseosy
valoraciones efectivas empiricamente dadas. Y en reajidad tene- opiniones individuales?
mosque suponebsi no la existencia de un conocimiento definiti- No me es lícita la esperanza de dar en tan breve espacio
vamente adquirido de lo que valga como valor, por lo menos la una respuestaen todo sentido satisfactoria a estas iludas, pues
palidez de valores objetivos y la posibilidad de ir apraz/mandamos la relación de la ciencia con la validez y el sistema de los va-
cada vez mása su conocimiento. EI progresoesencial en las cien- lores contiene difíciles problemas (i) que nos conducen mucho
cias culturales, en lo que se refiere a su objetividad, a su univer-
(i) Mi libra B/ oó/efo de/ conocímíe/zfo, i8gz, tercera edición, igi5,
salidad y a su conexión sistemática, dependedel progreso que se contiene un ensayo de fundar epistemológicamente las concepciones
realize en la elaboración de un concepto objetivo y sistematica- expuestasaqui. Crer haver demostradoallí que es inevitable, por funda-
CIENCIA CULTURALY CIÊNCIANATURAL IO

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146 Ciência cultural y ciência natural Lào bjetiuiãad. de ta }t{storia de {a c uttltra 147

Peroen câmbio, si se quiere prescindir de toda validez de los


más alia de la cuestión de una clasificación de las ciencias em-
valoresen el pensarcientífico, si al valor cultural no sele quiere
píricas. Pera, sin embargo, queria mostrar cuál es, en todo caso, atribuir más significación que la que Seatribuye a:cualesquiera
la inevitable sz/pos/c/ónque hay que hacer si se exige <tobjeti-
otros procesos, entonces, desde el punto de vista filosófico y.
vidadj>para las ciencias culturales en un sentido que sea/nás que también desde el de la ciencia natural, los pecos males de mãos
el puramente empírico. A la /ey de la naturaleza, universal e conocidos de la evolución humana, que consiste en el findo en
incondicionalmente válida, que las ciencias generalizadoras in-
matices relativamente pequenos de una naturaleza humana re-
dagan, tiene que corresponder entonces el ua/or universal e in- lativamente igual a sí mesma, nos aparecerán tan /mesenc/a/es
condicionalmente válido, que nuestros bienes culturales más o como las diferenciasentre los adoquines de la calheo entre las
menos realizan, y así puede manifestarse claramente al menos espigas de un campo de trigo. Y si consideramos el mundo de
la a//erncz//ucz
ante la cual nos hallamos situados.
tetra manera, es solo porque estamos enp e//os en las efímêras
EI que gz//erelaborar en las cíencfas culturales, en el más alto valoracionesde un !imitado círculo de cultura, y ya no habrá
sentido de la palavra, de tal suerte que emprendela tarei de ciencia histórica ninguna que se alce sobre las investigaciones
justificar como absolutamente ua/edemala selección de lo esen-
especialesde determinadoscírculos de cultura. Tal es la alter-
cial, alegapronto a la necesidadde meditar sobre los valores
nativa que, al menos, debiéramoscomprender claramente.
cnlturales que dirigen su labor y de /a damen/a/os,' trabajar Sin embargo, quisiera dar un paso más. AI hablar aqui de Necesidad de
con infundadas valoraciones fuera en realidad contradecir la adm itir lçs ua-
una a//ermafíua,no lo entiendode maneja que el hombre cientí- !aTeS.
ciencia. Y así, en último término, esta es, desdeel punto de
fico pueda adoptar el segundo punto de vista, el que rechaza
vista de la Ãfs/or/a z/ní é?sa/, en el cual tienen que poder jun-
tarse todas las exposicioneshistóricas particulares, para formar
Rez/&fa]7ís/óríca, tercera serie, tomo XXlll.) En lo que elas exposicfones
el todo unitário de una historia de conjunto de la evolución se refieren a mi/z'/oso/ía de la historia, parécenme, sin embargo, unilate-
de la cultura, no hay ciencia de la historia sin ///oso/ía de /a ra[es. Desde]uego, en ]a.lógica de la historia pongo en primet' término
los puntos de vista formales; pero no dudo de «la particularidad objetivo
historia tl). de ]a vida histórica»y no rechazouna filosofia de la historia que pueda
llamarse material. Más bien he inventado demostrar detalhadamente
rl,ímz'/e8 segunda edición, págs. 493-52ó) que la estructura formal del
mentes puramente lógicos, admitir valores objetivamente válidos o método histórico está en necesariaconexión con las particularidades ma-
«trascendentesl>. Véase lambién mi libra en prensa /;z/ndame/zfos ge/zera- teriales de la vida cultural histórica. Una crítica de mi filosofia de la his-
/esde /a /í/oso/ía, que espero saldrá pronto a la luz, como primera parte toria debería partir del concerto de cew/ro à/sfór/co . que allí desarrollé.
&e un Sistema de ta filosofia. Una ;mera/ísícade ]a historia en el sentido antiguo no me parece.desde
(i) No puído seguir tratando aqui del concepto y el método de esta luego postble como ciencia; pera considero indispensable la admisión de
disciplina filosófica. Este livrito se limita a la clasificación de las ciencias un /erre/"reino, además de la realidad empírica del mundo sensible y de los
tricas. Para el problema de un tratamiento /z'/osó/íco
de la historia valores irtea]es, válidos; sobre ]a base de mi concepto del universo podrían
he de referirme a mi articulo sobre filosofia de la historia--en el libra en [$enarsetodas ]as exigencias que Troe]tsc]l pone, con razón, a una filosofia
honor de Huno Fischer, segundaedición, igo7--P que tiene un carácter de material de la historia. Con la seguridad,a que tanto se ha aficionado
programa. Me limitaré' en este lugar a advertir, con objeto. de prevenir nuestra época, de que /za7 un mundo suprasensible y de que n cesffamos
críticas, que los problemas de la filosofia de la historia no los veo sola- metafísica, nada se hace, como sabe Troeltsch mesmo. Un adelanto cien-
menteen una /ógícade la historia y, por tanto, no debecontársemeentre tífico seria el conseguir determinar estrictamente la esfera de lo ,metafí-
los representant'es de una filosofia de la historia meramente <lforma])>. sico. La metafísica de la &z'sforíanecesita un ser /empola/, real. chora bien:
EKnsTTKOEtTscuha discutido face tiempo, por modo digno de gratitud, un mundo suprasensibledpuedeconcebirseen el tiempo? éHay algún otro
mis concepciones histórica-filosóficas rModerna ///oso/ía de. /a /zfsforía, canino para falir del mundo sensible que el que conduce por la palidez
en.la J?ez/ísfa7eo/ógíra, VI, igo4P y en Obras como/elas, ll, .igi3)., y intemporal de los valores? éSon los finos de la metafísica consequibles
recientemente ha sometido mis trabajos a una crítica. profunda, e.ins- sin una filosofia de los valores? Y si no reflexionamos sobre los pa/ares
tructiva. (Sobrecritériospara fllzgar las cosashistéricas,t916, y Sobre de la vida cu]tura] {no permanecemos precisamente en «]o formal»?
z{ çonceptode una dialéctica histórica. WÜldelband,Rickert y Heget, l 9t9-
148 Ciência ctittural y ciência natura! La objet v dad de !a h storia de !a cultura \49
los valores,en atención a que es un punto de vista puramente tememosque referir los sucesos,a fin de separar en elmoslo que
nafz/ra/;sfa, para ampliado luego hasta convertido en una <çcon- es esencial de lo que es inesencial para la historia de la ciencia
cepción naturalista del universos, que estafadomás //mp/a que natural? y si reconoceque para esta par/e de la evolución de la
ninguna tetra de foda suposfc/ómpreufa, se distinguiria ventajo- cultura existe una cienciahistórica, en esesentido, écómopodre
samente sobre el punto de vista de la c/encha c //ura/, precisa-. oponerse a considerar también como ciencia la historia de las
mente por no serie necesario suponer vigente ninguna pauta atrás partes? éAcasoexc/z/sfpamenfe en la esfera de la ciencia
derivada de los valores. EI na/z/ra//smocree, ciertamente, que natural es donde ha producido la humanidad bienes culturales
esta es posible; pero esta no es mas que un engano de sí mis- en que residen valores válidos? La ciência natural que prescinde
mo. Sin duda, desdeun punto de vista naturalista, puedetoda de toda validez de los valores no tiene junto de vista para res-
realidad, y también la cultura toda, ser consideradacomo natu- ponder a estas preguntas: por eso no tenemos nada que temer
raleza; y dentro de semejante consideración, no es sólo posible, de la c/eHcía a/z/ra/, en la lucha que sostenemos por una concep-
sino necesario suspender todo punto de vista de los valores. ción histórica de las cosasy por el derechode la historia. Más
Pelo esepunto de vista, eeslícito que rija como el zln/copunto bien es el punho de vista histórico-culturalista el que se halla
de vista filosófico justificado, de manera que toda conceptua- por encima del naturalista, porque es, sin comparación, el más
ción histórica aparezca como caprichosa? EI prescindir de toda amplio y comprensivode los dos. No solo la ciencia natural
valoraciónen la cíencianatural, éno significa más bien justa- es un producto de la humanidad culta: la «naturaleza» mesma,
mente una limitación, por principio, a la investigación especía/ en sentido lógico formal, no es tetra cosa que un Ófe cz///i/ra/
naturalista? dNo será, por lo tanto, exigencia necesariaen la teórico, una comcepc/ónválida, isto es, objetivamente valiosa,
fi[osofía e] comp]emento de una consideración z/n/persa/.P de la realidad por el intelecto humano; y la ciencia natural ha de
Crer que hay un trozo de la historia en el dual la ciencia sz/podersiempre precisamente la ua//dez absoluta del ua/or que
natural mesmatendrá que reconocerque los princípios lógicos en ella reside.
de conceptuación desarrollados por nosotros son C/e#///Iras, y Sín duda, existe oiro <(puntode vista», y se podría acasode-
habrá de confesar que se trata en él de mucho más que no un nominar entoncesel «filosófico»y creer que no presuponenada
arreglo caprichoso de hechos caprichosamente tomados, vale- en aóso/z/fo.
Nietzscheha inventado una fabulilla con el fin de
dero tan solo para quien se baile envuelto en las valoracione$ ilustrar «cuán miserable, cuán incierta y fugaz, cuán impensada
de un círculo histórico de la cultura. Esa parte de la historia y caprichosamentese manifiesta el intelecto humano en la na-
a que me refiero no es tetra que la #/s/orfã de /a c/enchanafz/ra/ turaleza>. Esa fábula es como segue:«En un apartado íincón
mesma. También la ciencia natural es un prodz/c/o cz///z/ra/ his- del universo, que se desparrama fulgurante en innúmeros siste-
tórico. Esta puede ignorado ella, como cíencia especial. Fere mas solares, huno una vez una estrella en donde anos animales
si dirige su mirada sobre sí mesmay no solo sobre los objetos sagacesinventaron.el conocimiento. Fué aquel instante el más
de la naturaleza, dpodrá negar entonces que le ha precedido orgulloso y mendaz de la <(historia del universal; pera fué solo
una evolución histórica en el sentido ya indicado? éPodrá negam' un instante. A los poçoslatidos de la naturaleza, congelósela
que esa evolución histórica tiene que ser considerada necesa- estrella y hubieron de morar los sagaces animales.» De esta sueste
riamente, en su curso singular e individual, desdeel pranto de --creerán algunos--, henos aqui felizmente livres de tener que
vista de una pauta derivada de z/n z;a/orprovisto de validez admitir /oda valídez de los valores, como convieneal buen
objetiva, a saber, el pa/or feór/co de la verdad científica, al cual científico.
150 Cieücia cultural y ciência natural La objetiuidad de la historia de la ctlltu.ra 1.5\

Este punto de vista es, si se quiere, realmente consecuente. qpe todos nos esforzamos.por co.nservar y fomentar. Una des-
Pelo su consecuenciaaniquila en fgz/a/ medida la objetividad cripción más detallada de la esencia de esta labor, que compete
de toda ciencia, de la ciencia cultural y de la ciencia natural. a la filosofia, excederíalos limites de este ensayo de una clasjfi-
V como este «punho de vista)>no pudo ser sino el término de una cación de las ciencias empíricas. Solo el //m de esa labor tenha-
larga evolución de la ciencianatural y de la cienciacultural, mos que hacer presente (i).
eito es, una parte de ese <dnstante el más orgulloso y mendaz Con respecto a la objetividad emp/r/ca de las ciencias cultu-
de la historia del universo», resulta su <tconsecuencia)> la mayor rales,a las que debemoslimitamos en una clasificaciónde las
de las inconsecuencias,un intenta absurdo que hace el científico ciencias empíricas, basta recordar que en los valores objetivos,
de saltar por encima de su propia sombra. Justamente el hombre cuya vigencia es el supuesto del afán filosófico, como del trabajo
de cfe cía es el que más ha de suponer que la validez de los científico en las ciencias culturales, c/gemasen el fondo todos,
valores teóricos es aZ)se/z//a,
si no quiere dejar de ser un hombre aun cuando, acasobajo la influencia de la moda científica, nos
de ciencia. figuremos lo contrario. <(Sinponer sobre sí un ideal, no puede
Negara la historia el carácter de una ciencia porque para andar derechoel hombre, en el sentido espiritual de la palabra.»
separar lo significativo de lo insignificante necesita establecer Los valores, empero} en que consiste ese ideal <son descubiertos
referencias a los valores culturales, paréceme un dogma//s/no y, como las estrellas en el cielo, van entrando peco a pocq al
nega/fuoy vácuo. Todo hombre que dedica su actividad a al- campasde la cultura, en el círculo visual. del hombre. No son
guns ciencia supone implicitamente la significaciónmás que u/e/os valores ni HZ/duosvalores; son /os valores». Cito estas her-
individual de la vida cultural, de dondeél mesmoha nacido. mosaspalabrasde Riehl (2) con tanto mayor gustocuanto que
Y fuera el mayor de los caprichosel recortar,en el cursototal nadie tendrá al autor del Cr///c/smo /í/osó//co por sospechoso
dela evolución de la cultura, una serie única, como, por ejemplo, de misticismoanticientífico. Y aquello que necesitamospara
la parte de .la evolución intelectual que llamamos cien(iia natu- andar derechosen sentido espiritual, éhemos de dejarlo a un
ral, para atribuir a e]].aso]auna significaciónobjetivo con refe- lado quando trabajamos en la ciência? Pienso que ningún ham-
rencia a los valores teóricos. hQeditarsobre un sistema compren- bre sensato puede pedirmos tal cose.
sivo de los valores objetivos culturales no puede, puesl decirse
con justiêia que sea una actividad absurda.
(i) Véanse más detalles sobre este punto en mi articulo Sopre eJ copz-
Sin duda, no hay filosofia ninguna que se halle en situación ceptode la tilosotía, t9to, y Sobreel sistema de los ualore:!.xgll3,Logos.
de consfrz//r tal sistema con simples conceptos. Necesita, para la Revista internacibna! de F !osotía de ta Cultura, temos \ y l.V. 'Véase ade-
mâs ml hbto La filosofia de ta vida. Exposición ? crítica de las corrientes
determinación de su contenido, estar en el másíntimo contacto /f/osó/icesde modae/zzzzíesfro
fz'empolig20l y la ya citada primera parte.
con las cienciasculturales cismas, y lo más que puedeesperar en p;essa, de mi Sistema de {a filosofia.
tz} Federico Nieízsche, en !a colecciõn de los Clásicos de la Filosofia,
es acercasse en lo históricoa lo superhistórico.'la dual s\En\t\ca de Frommann,tomo VI, i897; tercera edición, pág. i7o.
que un sistema de los valores culturales, que aspire a ser válido,
no puede establecerse si no es escudriãando la vida histórica
para extraerlo peco a poco de ella, indagando cuáles son los Fl N
valores universales y /or/ma/es que yacen en la multiplicidad,
continuamentealterada, del contenidode la vida cultural his-
tórica, y en qué consistem los SUpz/es/os ua/orafípos de /a cz///z/ra,
ÍN DIC E

Páginas

PRÓLOGO,de J. Ortega y Gasset . V


PRÓLOGODE LA SEGUNDA EDICIÓN. l
PRÓLOGODE LA LUAR'fA Y QUIN'rA EOICIÓN.. 3
1.-=EI problema 5
ll.--La situación histórica. 9
lll.--La oposición capital.. i5
IV.--Naturaliza y cultura. 22
V.-- Concepto y realidad. 3i
VI.-- EI método naturalista. 4z
VII.--Naturaliza e historia 55
VIII.-- Historia y psicologia . 65
l X.,- Historia y arte. 76
X. -- Las ciencias culturales históricas. 83
XI.-- Los territórios intermedios . io7
XII.-- La individualidad cuantitativa. 120
XIII.-- La individuaiidad indiferente a los valores i34
XIV.---La objetividad de la historia de la cultura. i4o

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