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05 Nutricion Fisiologica PDF
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Los ácidos grasos poliinsaturados son aquellos que poseen dos o más dobles
enlaces en su cadena. Estos ácidos grasos son nutrientes esenciales, por lo que su ingesta
no debe ser inferior a la cantidad requerida por el organismo (aproximadamente un 2%
de la energía total de la dieta diaria). Están presentes fundamentalmente en la grasa del
pescado y en determinados alimentos de origen vegetal (tabla 6).
En los alimentos de nuestra dieta existen dos tipos de ácidos grasos poliinsaturados
en función de su configuración n-6 o n-3, que indica la posición del primer doble enlace
en la cadena de átomos de carbono a partir del grupo carboxilo. Se conocen como ácidos
omega-3 y omega-6.
De la serie n-6 el ácido graso más importante es el ácido linoleico (C18:2), presente
mayoritariamente en aceites de semillas tales como el aceite de maíz. Son los ácidos
poliinsaturados más abundantes en los vegetales. El aporte de poliinsaturados omega-6
es beneficioso pues está demostrado que, en particular el ácido linoleico, tienen un efecto
depresor del colesterol-LDL. No obstante, el aporte de dichos poliinsaturados debe ser el
adecuado (aproximadamente un 7% de la energía total) ya que un aporte excesivo (>15%)
2.5. Antioxidantes.
La oxidación del colesterol-LDL es un paso clave en el proceso de formación de la
placa de ateroma. La modificación oxidativa de las LDL en la pared arterial tiene un rol
fundamental en la formación de las lesiones ateroscleróticas. Es por ello que se asocian
los antioxidantes con un efecto beneficioso por proteger al colesterol-LDL de la oxidación.
Entre los antioxidantes se encuentran los carotenoides, el tocoferol alfa o vitamina E, el
ácido ascórbico y los flavonoides. El aporte de antioxidantes debe hacerse a partir de la
dieta puesto que en varios estudios se ha observado un menor riesgo de enfermedad
cardiovascular en población que toman cantidades importantes de verduras y frutas
habitualmente, además de que la suplementación farmacológica no ha demostrado eficacia.
Por otro lado, parece ser que la vitamina E también reduce la agregación plaquetaria y,
es posible, que el elevado consumo de frutas y verduras en la región mediterránea, así
como el de aceite de oliva (muy rico en antioxidantes), ajo o vino, podrían relacionarse
con menor incidencia de enfermedad coronaria. Lo más razonable hasta el momento es
tomar una dieta rica en frutas y verduras que aporta numerosos antioxidantes, no resulta
perjudicial y presenta numerosas evidencias de su salubridad.
2.6. Proteínas.
El origen, animal o vegetal, de las proteínas de la dieta parece tener poca eficacia
sobre el perfil lipídico. No obstante, hay estudios que muestran el efecto del tipo de
proteína, de forma que con proteínas animales se detectan mayores niveles de colesterol
plasmáticos que con proteínas de origen vegetal. Parece que la proteína vegetal de algunas
leguminosas tiene un efecto hipolipemiante respecto a la proteína de origen animal, pero
este efecto puede atribuirse a otros componentes de estos vegetales tales como la fibra
o las isoflavonas.
No hay acuerdo consolidado sobre los efectos de las proteínas de la dieta en los
lípidos plasmáticos. No obstante, parece ser que una cantidad de proteínas de soja de
aproximadamente 50 g/día ayudan a reducir el colesterol-LDL, pero dicho seguimiento es
difícil para la cultura occidental. Por tanto, para las dislipemias se recomienda mantener
los valores normales de proteínas, en torno al 10-20% de la energía total. En cuanto al
origen de la mima, a pesar de no existir gran acuerdo, siempre es preferible aumentar las
proteínas vegetales y disminuir las animales, por la asociación existente entre proteínas y
grasas saturadas en las carnes.
2.8. Sodio.
Según lo expuesto con anterioridad, restringiendo el aporte de sodio se consigue
reducir el edema y el volumen de líquidos, efectos deseables en casos de insuficiencia
cardíaca. Además, mediante la restricción de sodio se suele obtener cierto control de
las cifras de presión arterial en casos de hipertensión esencial. También, tras un infarto
de miocardio se consigue con la disminución de sodio evitar una sobrecarga a nivel del
miocardio.
En la dieta pobre en sodio deberán excluirse la sal y los alimentos que contienen
sodio. La sal es el nombre que comúnmente es empleado para denominar el cloruro de sodio.
1 gramo de sal contiene 400 mg de sodio. Es más correcto hablar de “dieta hiposódica” que
de “dietas pobres en sal” ya que el déficit de sodio es el que produce el efecto terapéutico
deseado, siendo poco importante el contenido en cloruros.
60 g espaguetis.
30 g tomate.
10 g cebolla.
Comida. 10 g pimiento.
200 g naranja.
200 g infusión azucarada.
Merienda.
125 mg yogurt natural.
50 g pan blanco o integral.
Tabla 8. Ejemplo de menú 2.000 Kcal y <1.500 mg de sodio (casos de hipertensión arterial).
Alimentos mg de sodio
Intercambios de leche
240 ml de leche entera o descremada 120 mg
180 ml yogur 120 mg
Intercambios de carne y pescado
30 g de carne cocida de: 25 mg
Cerdo Hígado
(Continúa en la página siguiente)
Resumen
- Para los problemas de cardiopatías isquémicas la principal situación de riesgo
es la presencia de aterosclerosis en las arterias coronarias. La aterosclerosis está
caracterizada por depósitos de lípidos en la íntima arterial constituyendo placas de
ateroma, fibrosis de la capa media y formación de trombos.
- Los principales factores de riesgo de la enfermedad coronaria son: hipertensión
arterial, aumento de la tasa de colesterol plasmático, hipertrigliceridemia,
sedentarismo y diabetes mellitus, tabaquismo, además existen otros factores que
no son modificables como, la edad, el sexo y antecedentes familiares.
- La composición de la dieta es el principal factor exógeno que influye en la cantidad
y composición de lípidos y lipoproteínas en sangre. Por tanto, en los problemas
cardiovasculares la nutrición tiene un papel muy importante, tanto en el desarrollo
de los mismos como formando parte del tratamiento una vez instaurado el proceso
patológico.
- La American Heart Association (AHA) establece que la ingesta de nutrientes esenciales
en cantidad adecuada y de forma equilibrada con el gasto energético es fundamental
para mantener la salud y prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares,
HTA y obesidad.
- Existe una asociación entre obesidad y cardiopatía coronaria, siendo un importante
factor de riesgo para el desarrollo de estos problemas. Con la obesidad se produce
adiposidad y ésta se acompaña de una elevación progresiva del colesterol y los
triglicéridos en sangre.
- El control del sobrepeso no es fácil, por lo que la principal estrategia ha de ser
preventiva, evitando la obesidad en los niños y el aumento de peso que con frecuencia
ocurre con la edad, entre los 35 y 44 años.
- Los niveles de colesterolemia pueden estar influenciados además de por la dieta por
factores endógenos como la edad y la constitución genética.
- Las lipoproteinas resultan de la unión de triglicéridos, fosfolípidos y colesterol a las
proteínas formando de ese modo cuerpos solubles, para circular desde los puntos
de absorción a los de utilización, o desde los de degradación a los de eliminación.
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