Está en la página 1de 2

El registro fósil, la fosilización y la tafonomía en el estudio de la vida antigua.

Karoll Anaid Chuela Martínez.

Antiguamente se tenía la noción de que los fósiles eran objetos místicos que se
desenterraban del suelo, actualmente comprenden restos y rastros de vida antigua que tenga
más de 10 000 años. La mayoría de los fósiles están conservados en entornos marinos, sin
embargo en los entornos dulceacuícolas y terrestres también se han encontrado restos
fósiles. La gran mayoría del registro fósil corresponde a animales, ya sean vertebrados o
invertebrados, pero con respecto a los fósiles de plantas, la falta de registro fósil de estos
organismos se cree que se debe a variaciones en el suministro de sedimentos y la
geoquímica que interactúa con el paisaje y el clima.

Para estudiar los procesos que influyen en la preservación de restos bióticos como
fósiles esta la tafonomía, la cual ayuda a obtener evidencia de los procesos de
sedimentación. La historia tafonómica de los organismos generalmente comienza con la
muerte, sin embargo algunas partes del cuerpo pérdidas durante la vida del organismo
pueden permanecer como registro fósil. A su muerte, los restos pasan a ser partículas
sedimentarias y los órganos y tejidos comienzan un proceso de degradación; los esqueletos
también pueden ser indicadores de las condiciones hidrodinámicas que se presentaban
durante la sedimentación, además la forma que presentaban los restos va a influir en el
transporte de estos. Los agentes bióticos y abióticos que afectan de manera variable los
restos de los organismos y el grado de afectación van a depender de la construcción original
del tejido y del tiempo que pase antes del entierro, ya que el entierro es crítico para la
preservación de los fósiles. Si ocurre un entierro lento, se favorece la mezcla de diferentes
generaciones de material esquelético además, la condición esquelética es valiosa para
reconocer cualitativamente las tasas de enterramiento. Otra característica que nos da
información sobre el enterramiento y sobre la geoquímica de los sedimentos son los
primeros materiales diagenéticos como la siderita, la calcita y la pirita formados por la
acción de bacterias anaerobias. Además, las tendencias tafonómicas relativas se pueden
utilizar para definir las fluctuaciones del nivel del mar y las tendencias y superficies clave
en la estratigrafía de secuencia.

La composición del material esquelético va a jugar un rol importante en la


preservación, siendo los esqueletos de carbono y apatita más resistentes que los de
aragonita y los esqueletos silíceos los que suelen ser más raros y restringidos a esponjas y
algunos microfósiles; a todo esto hay que sumarle las características ambientales en las que
se encuentre el fósil. Los esqueletos mineralizados como las conchas de calcita y los
dientes de vertebrados, pueden conservarse con poca o ninguna alteración durante muchos
millones de años después del entierro y la compactación y en raras ocasiones la coloración
también puede conservarse, además algunos procesos como la petrificación y la
permineralización también pueden afectar la preservación. Otro aspecto importante es que
hay que considerar son los cambios en los ciclos de los elementos, pues van a modificar la
disponibilidad de estos, por ejemplo, el ciclo del carbono fue muy diferente después del
Carbonífero porque incluía un depósito de carbono terrestre expandido y un nuevo proceso
de enlace que conectaba los depósitos atmosféricos con los depósitos litosféricos.

La evolución biológica es otro punto importante en la preservación de los fósiles, ya


que las relaciones depredador- presa podrían conducir a un sesgo en el registro fósil y
también podrían provocar la evolución de mecanismos de defensa que lleven a los
organismos a desarrollar conchas más robustas que resistan un mayor tiempo. Además
procesos como la bioturbación pueden afectar los procesos tafonómicos y, por lo tanto,
introducir sesgos a través del tiempo.

Otro concepto importante son las tafofacies las cuales son reflejos de los procesos
físicos, biológicos y químicos que operan en los restos de los organismos y están
fuertemente vinculadas a las litofacies y biofacies, ya que los controles físicos sobre la
distribución de sedimentos, estructuras sedimentarias y la ecología y el comportamiento del
organismo también ejercerán una influencia significativa en la preservación de fósiles. Así
pues, la fidelidad del registro fósil para los estudios paleoecológicos y paleobiológicos se
va a ver afectada por la respuesta de los esqueletos a las diferentes mineralogías originales
a la diagénesis.

La fosfatización es otra forma en la que se pueden preservar los organismos y puede


ocurrir desde vertebrados y bacterias hasta nivel celular, sin embargo el registro fósil está
sesgado hacia taxones con tejidos recalcitrantes, es decir, aquellos con partes del cuerpo
enriquecidas en fosfato y aquellos con un tamaño corporal pequeño. Puede ocurrir en
ambientes fosfogénicos hasta en microambientes de fosfatización locales creados por un
organismo en descomposición; la fosfatización parece haber sido particularmente común
desde el Cámbrico hasta el Ordovícico temprano y el Cretáceo hasta el Eoceno.

En la actualidad el estudio del registro fósil y la tafonomía todavía presentan


brechas de conocimiento, ya sea en el estudio de la tafonomía del Precámbrico, en la
geoquímica orgánica y como es que se han dado las rutas entre las moléculas orgánicas y la
preservación del carbono y en la biodiversidad global, es indispensable seguir generando
conocimiento acerca de la vida pasada pues esto podría ser la llave para la exploración de
otros planetas.

- Brett, C. & Thomka, J. 2013. Fossils and Fossilisation. En: eLS. John Wiley &
Sons, Ltd: Chichester. 1-12 pp.
- Allison, P. & Bottjer, D. (eds). 2011. Taphonomy: Process and Bias Through Time.
1 Topics in Geobiology, 32: 1-17 pp.

También podría gustarte