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ANTOLOGIA DEL SIGLO

XIX
VARIOS AUTORES

FERMIN SANCHEZ LOPEZ

[Dirección de la compañía]
ANTOLOGIA DE PENSADORES DEL SIGLO XIX
(Varios autores)

En esta antología se presentan obras de diferentes pensadores


emblemáticos del siglo XIX que representan las ideologías de aquellas
épocas. Durante el siglo XIX se inicia de forma significativa el estudio
de los hechos sociales a través de los diferentes métodos de estudio,
dando inicio a varias disciplinas, de esta forma filósofos, científicos e
investigadores dieron comienzo a lo que conocemos como ciencias
sociales. Este trabajo está realizado con el fin de demostrar lo a
prendido a finales del curso

OBRAS: Allá lejos, Adiós a México, A una flor Anochecer. E.t.c

AUTORES: Alberto samain, Ruben dario, Manuel acuñan, entre otros


ALLA LEJOS
Rubén Darío.
(1905)
BUEY que vi en mi niñez echando vaho un día
Bajo el nicaragüense sol de encendidos oros
En la hacienda fecunda, plena de la armonía
Del trópico; paloma de los bosques sonoros.
Del viento, de las hachas, de pájaros y toros
Salvajes, yo os saludo, pues sois la vida mía.
Pesado buey, tú evocas la dulce madrugada
Que llamaba a la ordeña de la vaca lechera.
Cuando era mi existencia toda blanca y rosada,
Y tú, paloma arrulladora y montañera,
Significas en mi primavera pasada
Todo lo que hay en la divina Primavera.

ANOCHECER
DE ALBERTO SAMAIN
(1911)
EL Serafín del véspero pasa junto a las flores...
La dama de los Sueños en el órgano canta,
Y el cielo, en que la tarde se afila y se adelanta,
Prolonga un exquisito fenecer de colores.
El Serafín del véspero los corazones roza...
Las vírgenes apuran el amor de las brisas,
Sobre flores y sobre vírgenes indecisas
Palidez adorable, tarda, en nevar se goza.
La rosa, en el jardín, lenta y cansada expira,
Y una pena incurable parece que suspira
De Schumann el espíritu que por el aire vaga...
Tenue, quizá de un niño la existencia se apaga...
Alma, un registro pon en el libro de horas:
A recoger va el Ángel el ensueño que lloras.

LA NOCHE (NÁJERA)
DE MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA

LA noche no desciende de los cielos,


Es marea profunda y tenebrosa
Que sube de los astros: mirad cómo
Aduéñase primero del abismo
Y se retuerce en sus verdosas aguas.
Sube, en seguida, a los rientes valles,
Y cuando ya domina la planicie,
El sol, convulso, brilla todavía
En la torre del alto campanario
Y en la copa del cedro, en la alquería
Y en la cresta del monte solitario.

Es náufraga la luz: terrible y lenta


Surge la sombra: amedrentada sube
La triste claridad a los tejados,
Al árbol, a los picos elevados,
A la montaña enhiesta y a la nube.
Y cuando, al fin, airosa la tiniebla
La arroja de sus límites postreros,
En pedazos, la luz el cielo puebla
De soles, de planetas y luceros.
MANUEL ACUÑA
A UNA FLOR
Cuando tu broche apenas se entreabría
para aspirar la dicha y el contento
¿te doblas ya y cansada y sin aliento,
te entregas al dolor y a la agonía?

¿No ves, acaso, que esa sombra impía


que ennegrece el azul del firmamento
nube es tan sólo que al soplar el viento,
te dejará de nuevo ver el día?…

¡Resucita y levántate!… Aún no llega


la hora de que en el fondo de tu broche
des cabida al pesar que te doblega.

Injusto para el sol es tu reproche,


que esa sombra que pasa y que te ciega,
es una sombra, pero aún no es la noche.
MANUEL ACUÑA
LA FELICIDAD
Un cielo azul de estrellas
brillando en la inmensidad;
un pájaro enamorado
cantando en el florestal;
por ambiente los aromas
del jardín y el azahar;
junto a nosotros el agua
brotando del manantial
nuestros corazones cerca,
nuestros labios mucho más,
tú levantándote al cielo
y yo siguiéndote allá,
ese es el amor mi vida,
¡Esa es la felicidad!…

Cruza con las mismas alas


los mundos de lo ideal;
apurar todos los goces,
y todo el bien apurar;
de lo sueños y la dicha
volver a la realidad,
despertando entre las flores
de un césped primaveral;
los dos mirándonos mucho,
los dos besándonos más,
ese es el amor, mi vida,
¡Esa es la felicidad…!

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