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Siempre se ha dicho que la tarea de educar es muy difícil, y no le falta razón al dicho. No solo
difícil, sino cansada, pero las recompensas que puede otorgar no tienen precio. Por desgracia
no siempre educamos como nos gustaría, como planificamos o como pesamos que debemos
hacerlo. lo que nos debe quedar claro, es que gritar no es un recurso educativo adecuado, ni
para el hijo ni para los padres.
Los gritos o los “levantamientos” de voz, constituyen un recurso del que muchas veces
echamos mano para educar a nuestros hijos. La cuestión es que no sopesamos los
supuestos “beneficios” de gritarles con los reales perjuicios que pueden ocasionar.
Sigo pensando que gritar a nuestros hijos es algo completamente habitual; eso ha hecho
precisamente que lo consideremos como normal, cuando no lo es. ¿Quién no ha visto la
típica rabieta del niño y la madre o el padre al lado pegándole un grito? El que lo veamos
como normal y habitual, repito, no es porque realmente lo sea.
Si usáis los gritos como recursos educativos, con el artículo no he pretendido que os sintáis
culpables, solamente pretendo que reflexionéis en este tema. No es conveniente gritarles, ni
para ellos ni para nosotros, y es algo que podemos controlar completamente. Habladlo y
pensad.