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Resumen
Pese a que el género de los Ars Moriendi, manuales instructivos para preparar
cristianamente el momento de la muerte, tuvo su origen a principios del siglo XV, no podemos
hablar de tradiciones nacionales definidas hasta la segunda mitad del XVI. La instauración de la
Iglesia Protestante, en parte de Europa, y la consecuente reacción contrarreformista en el resto,
conllevaron una evolución diferente de este tipo de tratados en cada uno de los países
dependiendo de sus condicionantes ideológicos. Tras el Concilio de Trento, diversas naciones
comenzaron a desarrollar sus propias variantes del género y progresivamente aparecieron textos
originales que se distanciaron del tronco común. España e Inglaterra, debido a sus particulares
contextos religiosos, destacaron por la singularidad de sus Ars Moriendi dentro del panorama
europeo. Mediante la comparación de estas dos tradiciones, el presente estudio intenta dar
explicación a varias peculiaridades que estas versiones nacionales plantean. Un análisis de sus
rasgos distintivos nos permitirá observar que existen más afinidades entre ellas de las que en un
principio cabía intuir.
© 2006 Juan Manuel Castro-Carracedo. Proceedings of the 29th AEDEAN Conference. Alejandro
Alcaraz-Sintes, Concepción Soto-Palomo and María de la Cinta Zunino-Garrido. Eds. 39–49. Jaén:
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Jaén.
Author’s email address: juanmacc@usal.es.
Proceedings of the 29th AEDEAN Conference (Jaén, 15–17 December 2005)
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Bibliografía
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London: Printed by T.S. for George Edvvards, and are to be sold at the signe of the Greyhound
in Paules Church-yard. STC (2nd ed.) 18057a.
1618: George Strode, The anatomie of mortalitie. London : Printed by William Iones, and are to
be sold by Edmund Weaver, dwelling at the great North-doore of Saint Pauls. STC (2nd ed.)
23364.
1622: Edward Coffin, The art of dying well, deuided into two bookes (trans. of R.F.R.
Bellarmino). Saint-Omer : English College Press. STC (2nd ed.) 1839.
1628: Zachary Boyd, The last battell of the soule in death diuided into eight coferences.
Edinburgh: By the heires of Andro Hart. STC (2nd ed.) 3447.
1629: James Cole, Of death a true description and against it a good preparation. London: By
A. Mathewes. STC (2nd ed.) 5533.
1651: Jeremy Taylor, The rvle and exercises of holy dying. London: Printed for R.R. and are to
be sold by William Ballard. Wing T361B.
1679: Clement Barksdale, A woollen shroud, or, Learn to dye to be given at burials. London:
Printed for John Barksdale. Wing B811.
1684: John Dunton, The sick-mans passing-bell. London: Printed for John Dunton. Wing
D2632.
1687: William Wake, Preparation for death being a letter sent to a young gentlewoman in
France. London: Printed for Richard Chiswell. Wing W253.
1689: William Sherlock, A practical discourse concerning death. London: Printed for W.
Rogers. Wing (2nd ed.) S3312.
1695: John Kettlewell, Death made confortable or the way to dye well. London : Printed, and
are to be sold by Samuel Keble. Wing K363A.
• España:
1565: Jaime Montañés, Espejo y arte muy breue y prouechoso para ayudar a bien morir en el
incierto día y hora de la muerte. Valencia: Juan Navarro. B. N .M.: R. 18310.
1568: Pedro Alfonso de Burgos, Libro de la preparación de la muerte y de cómo deve ser
tenida en poco. Barcelona: Pedro Regnyer. Bib. Victor Balaguer, Villanueva y Geltrú, XVI –
B18.
1578: Pedro Simón Abril, Regla y orden para ayudar a bien morir a los que se parten de esta
vida (trad. del Ars moriendi de Juan Polanco). Zaragoza: Juan Soler. B. N. M. (sin catalog.)
1596: Martín Carrillo, Tratado de ayudar a bien morir. Zaragoza: Miguel Ximénez Sánchez.
British Library. 1350.a.24 (1).
1603: Gaspar de Avilés, Muerte christiana y avisos para bien morir. Valladolid: Francisco
Fernández. Bib. M. de Valdecilla, Madrid, 6272.
1604: Fray Pedro de Oña, Postrimerías del hombre. Madrid: Luis Sánchez. B. N. M.: 5/9180.
1604: Miguel Guerra, Modo de ayudar a bien morir. Valladolid [s.i.]. B. N. M.: 3/56592.
1605: Pedro Egidio, Modo de ayudar a bien morir. Barcelona.
1607: Antonio de Alvarado, Arte de bien morir y guía del camino de la muerte. Irache: Mathias
Mares. B.N.M.: 5/9385.
1608: Juan de Salazar, Arte de ayudar y disponer a bien morir a todo género de personas.
Roma: Carlos Veuillet. B. N. M.: R. 23788.
1614: Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, Arte de bien morir. Bruxelas: R. Velpino y H.
Antonio. B. N. M.: R. 273231.
1614: Francisco Tirado, Manual para ayudar a bien morir en la incierta hora de la muerte.
Zaragoza.
1615: Pedro Manrique, De la oración y la ayuda a bien morir. Madrid [s.i.]. (Menc. por N.
Antonio, perdido).
1615: Luis de la Puente, Consuelo de enfermos y atribulados y práctica de ayudar a morir bien.
Pamplona: Martín Gregorio de Zabala y Labayen. B. N. M.: R. 36834.
1619: Francisco Pérez Carrillo, Vía sacra, exercicios espirituales y arte de bien morir.
Zaragoza: Pedro Cabarte. B. N. M.: 2/11331.
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1619: Juan Bautista Poza, Práctica de ayudar a bien morir. Madrid: Andrés de Parra. B. N.
M.:3/5758.
1621: Luis Fondoni, De la muerte y del modo de aparejarse para ella. Valencia: Chrysóstomo
Garríz.
1625: Juan de Jesús María, Arte de bien morir. Alcalá de Henares: Juan de Orduña. Bib.
Serrano Morales, Valencia, 24/211.
1628: Martín de la Madre de Dios, Práctica y ejercicios de bien morir. Madrid: Vda. de Alonso
Martín.
1637: Marco Antonio Alós y Orraza, Tratados píos y preparatorios para morir bien y ayudar a
morir bien. Valencia: Silvestre Esparza. B.N.M.: 3/59558.
1637: Pedro de Espinosa, Espejo de cristal fino y antorcha que aviva el alma añadido el arte de
bien morir. Cuenca: Julián de la Iglesia. B. N. M.: R. 30522.
1639: Pedro de la Fuente, Breve compendio para ayudar a bien morir. Sevilla: J. Gómez Blas.
Bibl. Universitaria Sevilla: 101-49.
1643: Juan Eusebio Nieremberg, Partida a la eternidad y preparación para la muerte.
Zaragoza: Pedro Verge. B. N. M.: 2/11331.
1644: Fray Alonso de Vascones, Destierro de ignorantes, y aviso de penitentes. Pictura del
alma y arte de ayudar a bien morir. Madrid: Imprenta Real. B. N. M.: 3/76189.
1659: Emmanuel de Ortigas, Arte de bien morir. Zaragoza: Pedro Lanaja. Bib. Univ. Zaragoza,
D-62-22.
1662: Alfonso de Andrade, Lecciones de bien morir y jornadas para la eternidad. Madrid: José
Fernández Buendía. B. N. M.: 3/57527.
1671: Miguel de Maraña, Discurso de la verdad. Sevilla: Diego López de Haro. Bibl.
Colombina: 84-5-79.
Notas
1
Sobre el panorama fúnebre que imperaba en el siglo XV siguen siendo válidos los apuntes de Huizinga
(2001: 183–199), aunque estudios más precisos sobre este tema serán Boase (1972), Tenenti (1983),
Martínez Gil (1996) o Royer de Cardinal (1992).
2
Estas cinco acciones, encabezadas por una breve descripción del momento final del moribundo,
constituyen las seis partes en que se dividían estos tratados. Excelentes comentarios y análisis del género
pueden encontrarse en O’ Connor (1966), Beaty (1970), Chartier (1976) o Morel d’Arleux (1993). Para
ver ejemplos de este tipo de textos, las únicas antologías existentes son Atkinson (1992), por la parte
inglesa, y Rey Hazas (2003) por la española.
3
Véase Apéndice I.
4
Existe solamente un manuscrito en Inglaterra (MS Rawlinson C 894, Bodleian Lib., Oxford) y cuatro en
España, incluyendo las traducciones al catalán y valenciano (Adeva Martín, 1984: 406–410; véase
Apéndice I), número ínfimo si lo comparamos con los 126 muestras en latín o las 75 en alemán que se
han conservado (Blanco, 1997: 302).
5
Véase Apéndice I.
6
Normalmente los títulos apenas variaban del Art or Craft to Know Well to Dye, en los casos ingleses, o
del Arte de bien morir en Castilla. Véanse ejemplos en el Apéndice I.
7
De Bernardo Pérez de Chinchón, Apercibimiento de la muerte, Valencia (hoy perdida). En este país se
hicieron otras tres traducciones: Libro del aparejo que se debe hazer para bien morir (1536); Aparejo de
bien morir (1549); y Preparación y aparejo de bien morir (1555).
8
Anónima, Preparation to deathe. A booke as deuout as eloquent, compiled by Erasmus Roterodame,
[Londini: In aedibus Thomae Bertheleti regii impressoris, 1538]. STC (2nd ed.) 10505.
9
Véase Apéndice II.
10
Véase Apéndice III. La lista de obras que ofrezco, especialmente en lo referente al Ars Moriendi
español, no es definitiva. Mientras que en Inglaterra los estudios de O’Connor (1966) y Beaty (1970)
delimitaron hace ya tiempo el género con bastante precisión, en España todavía no disponemos de un
estudio que ofrezca una visión global de estos tratados.
11
Muy sugerente podría ser el contraste entre la imaginería agónica y exagerada de España y la
moderación visual inglesa. Otras comparaciones interesantes podrían tratar el tratamiento del estilo
homilético en ambas tradiciones, el uso que cada una hace de las Sagradas Escrituras, etc.
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En las traducciones de Erasmo: «Concluyamos, pues, que cualquiera que viviendo ejercitare bien la
muerte transformatoria y que temiere la muerte espiritual y la muerte infernal temerá menos la muerte
corporal cuando viniere, pues no le aparta de Dios, antes le junta más con Él» (Pérez de Chinchon,
Preparación y aparejo, 1555: 29). «Who so ever than in this lyfe will diligently practise the
transformatorye death, and vehemently abhore the deathe spirituall, and the deathe infernall, shall lesse
feare the deathe of the body whan it approcheth, which dothe not sever us from God, but hathe ioyned us
nerer to God» (Anon. Preparation to Deathe, 1538: 40–41). En realidad, el primero en proclamar este
pensamiento había sido Savonarola, todavía en el siglo XV, en su Predica dell’arte del ben morire:
«...ognuno attenda a ben vivere si vuole ben morire» (tomado de Blanco 1997: 304).
13
Ejemplos palpables de esta estructura tripartita son Disce Mori de Christopher Sutton (1600) o The rvle
and exercises of holy dying de Jeremy Taylor (1651).
14
Aunque fugazmente, David Atkinson también ha reparado en este hecho: «Most Protestant ars writers
devote the larger part of their works to general principles of Christian living, the assumption being that
only the person who has prepared throughout life will be able to withstand the particular trials of the
deathbed» (Atkinson, 1992: xxii–xxiii).
15
«Allí hay vida donde bien se vive. Algunos comienzan a vivir cuando van a morir. [...] No es bueno ni
malo el vivir, pues es común a los hombres y a las bestias. Sólo el vivir bien es loable» (Miguel de
Maraña, Discurso de la verdad, 1671: 3).
16
Esta expresión aparece en el título de muchas obras como Montañés (1565), Carrillo (1596), Guerra
(1604), Salazar (1608), etc.
17
Estas últimas eran muy importantes para la Iglesia porque solían incluir limosnas, donaciones y otras
indulgencias que iban a parar a las arcas de las parroquias y los monasterios. Los ritos que se debían
observar después del fallecimiento del moribundo son los explicados más atentamente en la mayoría de
los textos.
18
Al fin y al cabo, las meditaciones sobre la muerte y el carácter caduco del hombre ya tenían un género
específico en España con los Ejercicios espirituales (normalmente ligados a la tradición jesuítica). En
alguna rara ocasión ambos géneros se unieron, como fue el caso de la Vía sacra de Francisco Pérez
Carrillo (1619).
19
«Therfore is exceeding folly for men so much as once to dreame that they may have repentaunce at
commaund. [...] I answer, that this late repentaunce is seldome or never true repentance. It is sicke like
the partie himselfe, commonly languishing and dying togither with him» (Perkins, Salve: 33).
20
«A cada uno juzga Dios, no de la vida passada, sino del fin de su vida [...] Quiere dezir, que aunque
uno aya hecho muchos bienes, en todo el discurso de su vida, si en el fin le coge la muerte con algún
pecado le condenará Dios por él, sin tener respeto a los bienes que hizo; y al contrario, si todo el tiempo
de su vida lo empleó en mal, y le coge la muerte en gracia y amistad de Dios, le salvará sin acordarse de
sus males» (Alonso de Herrera, Consideraciones: 300).
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