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Foro Social de Cambio Climático y Vulnerabilidad en

la Cuenca del Golfo de México


Balance General

Veracruz, Ver. 15 y 16 de noviembre de 2010


El Foro Social sobre Cambio Climático y Vulnerabilidad en la Cuenca del Golfo de
México se propuso que los diversos grupos sociales encontraran un espacio
abierto y plural para manifestarse sobre la situación de vulnerabilidad frente al
fenómeno del cambio climático que viven amplias regiones y sectores de la
vertiente del Golfo de México, particularmente en los estados de Veracruz y
Tabasco. La idea fundamental remite a documentar denuncias, puntos de vista,
recomendaciones, sugerencias y propuestas acerca del desarrollo de capacidades
de prevención, adaptación y reducción de la vulnerabilidad ante tal fenómeno.

Después de escuchar las presentaciones y testimonios, así como el debate


correspondiente durante estos dos días de trabajo, el Foro se ha pronunciado por:

1. Reconocer que las comunidades asentadas en la Cuenca del Golfo de México


son altamente vulnerables a los fenómenos hidrometeorológicos extremos, a
partir del incremento en su intensidad debida a los efectos adversos del
cambio y de la variabilidad climática. De ahí que todas aquellas localizadas en
las planicies costeras están expuestas a padecer recurrentes amenazas de
huracanes, inundaciones, desbordamiento de ríos, oleajes intensos, deslaves,
deslizamientos de tierra y marejadas, entre otros, que colocan en severo
riesgo a la población.

2. Las amenazas naturales derivadas de los fenómenos meteorológicos no


tienen que convertirse en desastres. Gran parte del riesgo puede reducirse
mediante una planeación y gestión ambiental apropiadas. La vulnerabilidad se
incrementa debido a factores sociales y ambientales, relacionados con
asentamientos humanos en zonas de alto riesgo, construcciones precarias,
infraestructura inadecuada, pobreza, marginación y deterioro ambiental como

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la deforestación y la destrucción de manglares y dunas costeras, entre otros.
Los desastres no son naturales. Culpar a la naturaleza es la forma más
sencilla de eludir responsabilidades. Los desastres son consecuencia directa
de problemas sociales y errores humanos que derivan en la atención indebida
de una situación de riesgo. A mayor ausencia e ineficiencia del Estado mayor
es el desastre derivado de fenómenos hidrometeorológicos.

3. La planeación del uso del suelo, el ordenamiento territorial, los atlas de riesgo,
el enfoque de cuenca hidrográfica y una gestión apropiada de los recursos
naturales, son políticas públicas de la más alta prioridad para reducir riesgos
en la región. Pero toda planeación se vuelve irrelevante cuando las
autoridades de los tres órdenes de gobierno y en todas las escalas no
cumplen, ni hacen cumplir la normatividad y los programas existentes, ni
existen mecanismos transparentes de rendición de cuentas.

4. Un entramado institucional adecuado con procedimientos y responsabilidades


claras mediante el cual se pongan en marcha medidas y acciones tendientes a
reducir la vulnerabilidad, reviste una importancia vital. Dejando de lado las
usuales simulaciones de consulta promovidas por la clase política para
legitimar decisiones consumadas, la piedra angular de una propuesta de este
tipo es una auténtica participación social, con base en que todos los sectores
(público, privado y sociedad civil organizada) asuman su tarea con
responsabilidad para prevenir y reducir la vulnerabilidad ante fenómenos de
cambio climático.

5. La educación ambiental proporciona a la población las capacidades requeridas


para tomar decisiones a partir de información veraz, oportuna y confiable.
Aporta de igual manera los incentivos y la motivación para hacer suyos los
programas correspondientes. Puede y debe convertirse también en el
detonante para establecer observatorios ciudadanos, tribunales ambientales y
organizaciones sociales con la suficiente visibilidad política para generar
presión e intervenir en aquellas decisiones que afecten su calidad de vida.

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6. Urgen programas que pongan el acento en la prevención que se orienten a
empoderar a la gente y las comunidades, por ejemplo, para gestionar
eficazmente la falta y el exceso de precipitación pluvial, a partir de acuerdos
intra e intercomunitarios para el manejo de micro y subcuencas. Especial
atención requieren las comunidades indígenas, tanto por sus potenciales
aportes a la construcción de un conocimiento pertinente, como por el hecho de
que pese a todo son quienes poseen los reservorios de zonas boscosas y de
vegetación nativa mejor conservadas las cuales, al igual que las áreas
naturales protegidas, constituyen las mejores defensas al cambio climático y
sus efectos más negativos.

7. De los acontecimientos recientes en los estados de Veracruz y Tabasco


pueden desprenderse lecciones que den curso a programas y proyectos bien
enfocados para reducir la vulnerabilidad en la región. Los costos que la
población ha pagado por la omisión de responsabilidades, la connivencia con
voraces intereses empresariales, particularmente el sector inmobiliario, así
como por las recurrentes prácticas de corrupción entre las autoridades son
muy altos y no se deben volver a permitir. Las pérdidas económicas y
patrimoniales de los últimos diez años a consecuencia de fenómenos
hidrometeorológicos mal atendidos implican mayor rezago y marginación
social y expulsión de crecientes contingentes de población, porque han
destruido varias décadas de esfuerzos e inversiones en el desarrollo regional.

8. La magnitud de los daños ocasionados por el huracán Karl y la tormenta


tropical Mathew es un resultado de la acumulación de decisiones absurdas y
políticas equivocadas durante muchos años, así como por la pasividad,
indolencia y falta de cultura ambiental y del pleno ejercicio de la ciudadanía
por parte de la gente. Todo ello ha derivado en este endémico proceso de
construcción social del desastre, del que nadie rinde cuentas, ni se hace
responsable.

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9. A ese proceso de construcción social del desastre contribuyen un crecimiento
demográfico descontrolado y el modo de ocupación del espacio, el
poblamiento irregular y autorizado de áreas inundables y vasos reguladores,
de cauces de ríos y frágiles pendientes y bordos, muros y represas
inconvenientes y mal administradas, así como de prácticas agrícolas y
ganaderas no sólo inadecuadas sino poco rentables. Adicionalmente, se ha
fragmentado y reducido drásticamente la superficie boscosa y la cubierta
vegetal, lo cual a su vez ha disminuido la capacidad de infiltración de agua de
los suelos, ha incrementado la cantidad de sedimentos en ríos y lagunas
costeras, impactado la biodiversidad y con todo ello ha reducido el umbral de
resiliencia de los ecosistemas de la región y afectado gravemente los servicios
ambientales que prestan. De ese modo, el desastre reciente es causa de una
serie sucesiva de desastres previos, cuyos efectos negativos se han
acumulado y será causa de alguno aún mayor si no se toman las medidas
apropiadas fincando las responsabilidades debidas.

10. Es plausible la solidaridad de la población del país y la movilización de


recursos económicos extraordinarios para cubrir las necesidades urgentes de
los damnificados. Sin embargo, la cooperación voluntaria y solidaria no puede
convertirse en política de Estado, ni puede subsanar las carencias que deja la
improvisación y falta de previsión de las instituciones del Estado mexicano que
han sido colonizadas por intereses políticos. Lo anterior, sobre todo, porque
los apoyos por generosos que sean sólo cubren una fracción muy pequeña de
las pérdidas sufridas por las comunidades afectadas y nunca serán suficientes
para cubrir los costos de una verdadera adaptación al cambio climático.

11. En suma, ha sido un denominador común a lo largo de este Foro Social que
para atender los asuntos derivados del cambio climático y la vulnerabilidad se
requiere de un sistema de planeación de largo plazo, presupuestos
multianuales, otro arreglo institucional, una verdadera profesionalización de los

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funcionarios con reglas claras y una ética de responsabilidad, transparencia en
el ejercicio de sus funciones y rendición de cuentas en los tres niveles de
gobierno, que elimine la secular impunidad que caracteriza al servicio público
mexicano y al Estado corrupto y corruptor existente. Lo anterior son las
condiciones mínimas para formular políticas públicas de cambio climático,
dignas de ese nombre, que trasciendan el estado de postración en el que nos
encontramos.

12. Se planteó la conveniencia de que este Foro Social se replique


periódicamente alrededor de temas críticos para el estado de Veracruz, como
el caso de la minería, a fin de que la Universidad Veracruzana acompañe a las
organizaciones de la sociedad civil. Esta sería una contribución muy positiva a
la formación de ciudadanía.

Los universitarios y los participantes en el Foro Social refrendamos el compromiso


con el pueblo veracruzano y nos comprometemos a continuar abriendo los
espacios que se requieran para que la gente pueda manifestar su opinión y su
testimonio, así como a impulsar las medidas necesarias para contribuir a formular
soluciones apropiadas. Este Foro Social sobre Cambio Climático y Vulnerabilidad
en la Cuenca del Golfo de México demuestra la necesidad de convocar y crear
sinergias para dar curso a la iniciativa ciudadana.

Veracruz, Ver. a 16 de Noviembre de 2010

Comisión Organizadora:

Edgar J. González Gaudiano


Liliana Betancourt Trevedhan
Miguel Ángel Casillas Alvarado
Lázaro Sánchez Velásquez

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