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EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN AMERICA LATINA A

MEDIADOS DEL SIGLOXX

INTRODUCCIÓN:
América Latina continúa en la búsqueda de un proyecto de desarrollo que revierta
las condiciones de pobreza y desigualdad de su población. Estas condiciones
marcan desde hace tiempo la cotidianeidad de la región y, pese a los recientes
cambios de paradigma, no han hecho sino agravarse con el correr de los últimos
20 años.
En este lapso y en prácticamente todos los países de la región se han venido
aplicando políticas económicas que enfatizan una amplia y rápida liberalización
movimiento de bienes y servicios y de capitales, una sistemática reducción del
papel del Estado y un conjunto de medidas de desregulación orientadas a
privilegiar el libre juego de las fuerzas del mercado.
Esto no siempre ha sido así. En las dos décadas inmediatamente posteriores a la
segunda Guerra Mundial se fue sistematizando en América Latina una vertiente de
pensamiento económico, centrada en los análisis y propuestas de la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL), que llegó a constituir durante un largo
período un referente obligado de las políticas económicas aplicadas en la mayor
parte de los países de la región.

CARACTERIZACION ECONOMICO – SOCIAL DE AMERICA


LATINA DESPUES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL:
Durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, Venezuela jugó un papel
clave como proveedor principal de petróleo a los Estados Unidos y Gran Bretaña.
El 9 de diciembre de 1941, dos días después del ataque contra Pearl Harbor,
Venezuela declaró su solidaridad con Estados Unidos. Venezuela poseía el
petróleo, pero en ese momento todas las compañías petroleras que sacaban
petróleo venezolano eran internacionales. Venezuela cobraba altos impuestos por
el derecho del petróleo. Las empresas estadounidenses obtuvieron el derecho de
explotar el subsuelo venezolano. En los primeros años de guerra, Venezuela pasó
a ser el tercer país con más extracción de petróleo en el mundo, después de la
URSS y Estados Unidos con una producción de 223.784.000 barrile
CONSECUENCIAS EN PAISES LATINOAMERICANOS
Durante el gobierno de Fulgencio Batista, la economía cubana experimento una
mejoría propiciada por las exportaciones necesarias para apoyar el esfuerzo de
guerra de EEUU durante la Segunda Guerra Mundial. Las necesidades de
Estados Unidos por las materias primas cubanas quedaron garantizadas con los
acuerdos firmados en 1940.
Apenas Japón bombardeó Pearl Harbor, Cuba declaró la guerra al Eje y autorizó
bases navales aéreas y cooperó con el patrullaje naval. Cooperando con sus
aliados, Estados Unidos importó azúcar cubana para reexportarla a Inglaterra y
Rusia, pagándole a Cuba US$ 5.30 por kilo.
A pesar de girar en la órbita de influencia norteamericana más directa, mantuvo
una posición de neutralidad a lo largo de casi todo el desarrollo de este
enfrentamiento. No obstante, cuando la derrota del Eje estaba casi consumada,
debido a presiones internacionales Chile se hizo parte de los Aliados y terminó
declarándole la guerra a Alemania, Italia y Japón; eso sí, es preciso señalar, que
Chile sólo participó de forma diplomática en la guerra pues no envió tropas a los
campos de batalla. Paradójicamente, al hacerse parte beligerante por la causa
aliada, formó parte de los países que en el año 1945 dieron vida a la Organización
de las Naciones Unidas (ONU).
Sólo a inicios de 1945 se produjo un cambio en la política estadounidense. En la
conferencia Interamericana de Chapultepec, se invitó a la Argentina a integrarse al
sistema regional. Esto se realizó en marzo de ese año: siete países
latinoamericanos (entre ellos Argentina) declararon la guerra al eje. Argentina
terminó participando en la Conferencia de San Francisco, donde nacieron las
Naciones Unidas.

LA INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO KEYNESIANO SOBRE LOS


PENSADORES LATINO AMERICANOS:
Las tendencias principales del pensamiento económico latinoamericano en el
período que comienza después de la segunda guerra mundial se dividen,
convencionalmente, en tres corrientes: Estructuralismo, Socialismo y
Neoliberalismo.7 De hecho y en una síntesis muy apretada, se podría hablar del
surgimiento y afianzamiento de una corriente central -el estructuralismo-
flanqueada a la derecha y a la izquierda por escuelas cuyo punto de referencia era
precisamente la crítica -desde sus respectivas posiciones- de los postulados y las
propuestas del estructuralismo; esas otras escuelas marcaron también su
presencia, en diferentes ocasiones y oportunidades, en el ámbito de la práctica
económica regional.
Durante los años cincuenta y sesenta la región fue testigo de la activa generación
de propuestas económicas -con énfasis en la vitalidad que mostró en ese lapso el
pensamiento estructuralista- que rescataban los particularismos de los procesos
económicos de la región. En este sentido el pensamiento estructuralista,
considerado durante largo tiempo como herético por los economistas académicos,
fue aceptado finalmente como una concepción propia de América Latina, aunque
en la práctica actual sus planteamientos están lejos de ser reconocidos como
guías de la política económica.
En cuanto a las vertientes del pensamiento socialista, el triunfo de la revolución
cubana a finales de los cincuenta y el profundo cambio de sistema que lo
acompañó, abrieron perspectivas de transformación que incidieron en la discusión
y en la reformulación de planteamientos económicos, desde las teorizaciones
sobre la dependencia (como contrapunto dialéctico con el estructuralismo
cepalino) hasta las elaboraciones vinculadas al proceso de reformas que se
iniciaron en Perú a partir de 1968 y las discusiones sobre la transición al
socialismo -y sus diversas formas y prácticas alternativas- que se desarrollaron
durante el corto lapso de gobierno de la Unidad Popular en Chile, entre 1970 y
1973.

Los enfoques económicos conservadores, agrupados alrededor de lo que hoy se


conoce como el pensamiento económico neoliberal, mantuvieron por su parte una
presencia variable. Comenzaron a pesar como elemento rector de políticas
durante los esquemas de estabilización que proliferaron en la década de los
sesenta, liderados institucionalmente por el Fondo Monetario Internacional.
Remozada como escuela monetarista, en ese período tuvo su auge la formulación
y la aplicación del llamado "enfoque monetario de la balanza de pagos" que
caracterizó gran parte del panorama regional durante los setenta y que en ancas
de las dictaduras militares y especialmente en los países del Cono Sur, marcó el
ambiente de esa década. Su vigencia es importante en las actuales
circunstancias, como se discute más adelante.

A continuación se presenta una rápida visión de los aspectos más sobresalientes


de esas corrientes de pensamiento y de su inserción en la práctica económica
cotidiana de la región, con especial referencia al marco histórico-económico en el
que se desarrollaron.

El pensamiento estructuralista
El estructuralismo se centra en la concepción del sistema centro-periferia y en el
análisis -y adopción, en el esquema interpretativo del desarrollo de los países de
la periferia- de las tendencias de largo plazo asociadas a los procesos
espontáneos de industrialización y al deterioro de los términos del intercambio.

En los planteamientos estructuralistas aparece como primordial la existencia de


asimetrías entre las estructuras productivas de los países del centro
(desarrollados) y los de la periferia (subdesarrollados) y en la dinámica de esas
estructuras, lo que conlleva la necesidad de disponer de un arsenal de
instrumentos y de políticas diferenciadas. Este último aspecto choca frontalmente
con los planteamientos homogéneos y homogeneizadores que maneja la teoría
económica convencional ("mainstream").8

El desarrollo inicial y el auge del pensamiento estructuralista,9 así como su


adopción como base de las acciones de política económica, se sitúa entre la
inmediata postguerra y finales de los sesenta. Siendo el concepto de centro-
periferia y las vinculaciones, funcionales y diferenciaciones que lo atraviesan un
rasgo característico de este pensamiento, es bueno recordar que su nombre
proviene del análisis de los cambios de la estructura económica y productiva en el
largo plazo, así como del énfasis puesto en las diferencias de estructuras -y de su
funcionamiento- entre las economías del centro y las de la periferia.

El pensamiento socialista
Desde finales de los años cincuenta la presencia de la Revolución cubana generó
innumerables espacios de discusión en América Latina. A los problemas de
funcionamiento de una economía socialista se agregaron los planteamientos
acerca de la factibilidad y de las vías para instaurar el socialismo. Parece difícil
detectar elementos novedosos en sus formulaciones de carácter económico,
aunque las discusiones arriba referidas fueron alimentados y acompañados por
una importante oferta de textos básicos del socialismo.14

Empero y por razones vinculadas a las problemáticas socio-políticas y al marco


internacional de gran parte de la etapa cubierta en este ensayo, el modelo
soviético se constituyó en Cuba en el modelo a seguir, con adaptaciones
requeridas por especificidades del país y de su sociedad; en alguna medida, la
práctica del modelo ayudó a corroborar algunos de los planteamientos de la teoría
de la dependencia, mostrando con el ejemplo de la producción y comercialización
del azúcar la vigencia de las relaciones centro-periferia, aún cuando se tratara de
otro sistema de producción.
A partir del llamado período especial, es decir el período inmediatamente posterior
a la caída del régimen de la Unión Soviética, Cuba ha venido revisando parte de
los elementos constitutivos de ese modelo,15 aunque es prematuro prever si esas
revisiones, más allá de sus efectos en el propio país, tendrán en el futuro alguna
incidencia en el pensamiento económico regional.

El pensamiento neoliberal
El pensamiento económico neoliberal ha estado presente desde hace tiempo en la
escena profesional/académica de la región, aunque sin aportes intelectuales cuya
originalidad correspondiera específicamente a las características y a los
problemas propios de América Latina, al menos durante gran parte del período
analizado.17 Esto no disminuye la importancia de sus planteamientos que,
particularmente a partir de la década de los setenta, tuvieron una influencia
creciente y han jugado un papel cada vez más importante en la práctica
económica regional.
Una parte significativa de los economistas latinoamericanos afiliados a las
corrientes neoliberales que han participado en la formulación de las reformas y en
los análisis de sus resultados, lo han hecho en calidad de funcionarios de
organismos financieros internacionales, por lo que sus aportaciones -varias de
ellas muy valiosas- se subsumen en el pensamiento generado en esas
instituciones.
Quizá puedan citarse como excepción en cuanto a la incorporación de rasgos
originales en el pensamiento económico latinoamericano, los planteamientos de
Hernando de Soto y de sus seguidores del Instituto para la Libertad y la
Democracia, plasmados inicialmente en "El otro sendero".18 Su enfoque conlleva
una audaz interpretación de los fenómenos de la informalidad laboral en América
Latina, centrada en la carencia de efectividad de instituciones tales como la de los
derechos de propiedad y en el centralismo gubernamental (la permanencia del
"mercantilismo"), lo que redunda en las dificultades de los informales para
desarrollar sus potencialidades, argumentos que continuaron desarrollándose en
trabajos recientes.19

EL PENSAMIENTO ECONOMICO DE LA CEPAL:


Orígenes y años 50 de la CEPAL: enfoque centro-periferia / industrialización
A partir de los años cincuenta, el debate sobre el Estado y la economía se ve
influenciado por las ideas desarrollistas impulsadas desde la CEPAL. Raúl
Prebisch, Celso Furtado, Medina Echeverría y Aníbal Pinto se cuentan entre los
intelectuales que señalaron la necesidad de la acción del Estado en el impulso de
políticas industriales destinadas a superar la dependencia y la asimetría de los
términos de intercambio que caracterizaba la inserción económica de América
Latina en el mundo.

Años 70: Estilos de desarrollo en América Latina y el Caribe


En los años setenta, el pensamiento de la CEPAL seguiría avanzando en torno a
sus dos carriles fundamentales: la naturaleza y las dificultades del crecimiento
económico y el desarrollo industrial y la distribución del ingreso...Sin embargo,
ante una oleada liberalizadora introducida en los países del Cono Sur en la
década de 1970, la CEPAL adoptó una actitud reservada frente a posibles
revisiones del marco regulatorio de la actividad económica, pese a que desde
comienzos de los años sesenta muchos de sus intelectuales habían reconocido
que este era excesivamente proteccionista. En su lugar, se proponía incentivar las
exportaciones orientadas a los ámbitos regional y mundial.

Años 80: Crisis de la deuda


En los años ochenta, denominados “la década perdida” debido a la caída del
ingreso per cápita regional originada por la crisis de la deuda, el trabajo de la
CEPAL estuvo condicionado por el contexto de los ajustes recesivos practicados
en gran parte de los países de la región. Ello condujo a reducir la importancia
relativa de los dos temas hasta entonces principales —desarrollo productivo e
igualdad— y a reorientar las prioridades hacia un campo en que la institución no
había intervenido mayormente en los decenios anteriores, a saber, el análisis de la
estabilidad macroeconómica y sobre todo de la trilogía deuda-inflación-ajuste.

Años 90: Transformación productiva con equidad


A partir de 1990, la institución flexibiliza, entonces, el concepto de políticas de
desarrollo que había acompañado al estructuralismo clásico en las cuatro décadas
anteriores. Pero al mismo tiempo que admite la inevitabilidad de cambiar el marco
regulatorio, analiza críticamente las reformas, señalando tanto sus méritos como
sus errores e insuficiencias. Se reconoce la necesidad de revisar la participación
del Estado en la vida económica y los instrumentos y mecanismos de intervención,
pero se sigue asignando un papel clave a su contribución en la agenda de
desarrollo socioeconómico en los ámbitos financiero, productivo, social y
ambiental...
Años 2000: Globalización, desarrollo y ciudadanía
En su sexta década de existencia, la CEPAL continuó el trabajo de los 50 años
anteriores, orientándose especialmente al perfeccionamiento y maduración de los
planteamientos neoestructuralistas de los años noventa. Para ello, pudo evaluar
los resultados de las reformas liberalizadoras a la luz del desempeño económico y
social de la región y tras casi una década de intensas discusiones al respecto.
Asimismo, el pensamiento de la institución evolucionó en medio de una distensión
significativa del debate ideológico, provocada por el debilitamiento del
pensamiento neoliberal hegemónico en la región debido a las sucesivas
perturbaciones cíclicas de fines del decenio de 1990 y comienzos del actual.

La preocupación por la igualdad ha estado históricamente presente en el


pensamiento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Ha ganado centralidad a partir de 2010, como se expresa y fundamenta en el
conjunto de documentos que se conoce como la trilogía de la igualdad (CEPAL,
2010, 2012a y 2014), que en 2016 se complementó con el análisis de los
principales desafíos que enfrenta la región para el cumplimiento de los Objetivos
de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (CEPAL, 2016b)

OTROS PENSADORES DE ESA CORRIENTE:


La economía keynesiana como alternativa para el crecimiento. La
economía keynesiana es una teoría propuesta por el economista John Maynard
Keynes en su conocida obra Teoría General del empleo, el interés y el dinero, publicada
en 1936, en una época dominada por la Gran Depresión que asolaba la economía desde
1929

El pensamiento de Raúl Prebisch y el estructuralismo tradicional en la


industrialización sustitutiva de importaciones (ISI)
Ya desde la etapa colonial, los países de América Latina participaron de manera
más o menos profunda en el comercio de bienes, migraciones de personas y
transferencia tecnológica con los países europeos más desarrollados (Ferrer,
1963). Sin embargo fue para fines del siglo XIX, ya con los Estados nacionales
organizados y con Inglaterra como centro industrial de la economía mundial,
cuando América Latina define su perfil de especialización en la división
internacional del trabajo como proveedor de materias primas. Este sistema de
organización global de la producción funcionó sin grandes sobresaltos hasta la
primera guerra mundial.
Los eventos disruptivos de la crisis de los años treinta y la segunda guerra mundial
generaron un relativo aislamiento de la región producto de la retracción de los
flujos comerciales, la disrupción del patrón oro, las medidas proteccionistas y la
canalización del aparato productivo hacia la guerra, que dio paso a un espontáneo
proceso de industrialización por sustitución de importaciones en la mayoría de los
países de América Latina.

El pensamiento de Raúl Prebisch


La teoría de los ciclos
A grandes rasgos, podría decirse que el pensamiento de Raúl Prebisch transitó
estas transformaciones a medida que iban sucediendo. En su etapa juvenil o
temprana, Prebisch concebía los ciclos económicos como un fenómeno natural.
Desde una visión clásica y con un fuerte énfasis hacia los factores de oferta, tanto
la etapa de expansión como la etapa de contracción del ciclo tenían relación
directa con la intensidad de los desajustes entre una y la otra, de manera
recurrente, predecible y simétrica (Perez Caldentey y Vernengo, 2012).
Estos desajustes estaban dados tanto por factores internos como externos. Por el
lado de los primeros, éstos se manifestaban a través de una disrupción del patrón
monetario doméstico (patrón oro) debido a una posición externa insostenible
explicada por el crecimiento de las importaciones y el aumento de las obligaciones
del servicio de la deuda. Por el lado de los factores externos se encontraba la
contracción de la liquidez internacional y la retracción de los flujos de capitales.
Este énfasis en el sector externo será muy importante en su etapa posterior.

CARACTERIZACION DE LAS CONCEPCIONES ECONOMICAS


ACTUALES DE LA CEPALC:
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su vigésimo
tercer período de sesiones, celebrado en Caracas, del 8 al 11 de mayo, de 1990,
presentó una propuesta que consideró como tarea primordial y común a todos los
países: la transformación de las estructuras productivas de la región en un marco
de progresiva equidad social.
La propuesta -presentada en el libro Transformación Productiva con Equidad y
acogida por los gobiernos y demás participantes presentes en la citada reunión-no
pretende ofrecer una receta única de aplicación generalizada, sino que la misma
constituye un conjunto de orientaciones a las situaciones particulares de los
países. En esta nueva concepción actualizada de desarrollo, se hace énfasis en el
crecimiento, pero tomando en cuenta las formas de mejorar la distribució del
ingreso, la consolidación de los procesos democratizadores, la adquisición de
mayor autonomía, la creación de condiciones que detengan el deterioro ambiental,
y el mejoramiento de la calidad de toda la población.
ANALISIS Y COMENTARIOS:
De hecho, este propósito constituye la hipótesis de entrada, a saber:
que todo intento de comprender la significación social de productos
discursivos tales como los de la CEPAL (Comisión Económica para
América Latina), el dependentismo o el neoliberalismo en
Latinoamérica, requiere necesariamente de ir más allá de la
reconstrucción epistemológica o formalizante de teorías, para
plantearse como objeto el descubrir las resonancias, las metáforas, los
juegos literarios e imaginarios que convocan tales discursos.

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