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2019
El próximo lunes inicia el ciclo escolar 2019, para ello, el Ministerio de
Educación (Mineduc) se ha trazado algunas prioridades para intentar mejorar
aspectos que hasta ahora son un desafío para mejorar el proceso de
enseñanza.
Por Ana Lucía Ola
Publicado el 2 de enero de 2019 a las 5:01h
Archivado en:
Ciclo EscolarMinisterio de EducaciónRefacción escolar
Este lunes 7 de enero inicia un nuevo ciclo escolar en el que se intenta
tener más inversión y mejorar los servicios educativos. (Foto Prensa
Libre: Hemeroteca PL)
Después de dos meses de descanso, los estudiantes de los establecimientos
públicos volverán a las aulas el próximo lunes. Las expectativas de cómo
transcurrirá este ciclo lectivo son muchas cuando el 80% de presupuesto del
Ministerio de Educación (Mineduc) se destina para pago de salarios, y en el 2019 se
asignarán Q1 mil 500 millones para financiar el pacto colectivo suscrito entre el
Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG) y la cartera.
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Los retos que el sector educativo tiene para este año escolar son varios, aunque
mejorar la cobertura, la calidad educativa y la continuidad de los programas de
apoyo y de alimentación escolar están en la cima de la lista.
“Hay que reconocer que educación es un proceso a largo plazo. Se toma una
decisión para mejorar la educación hoy y los resultados se reflejarán en tres o cinco
años”, dijo el viceministro Héctor Canto.
Más estudiantes
El Mineduc proyecta recibir este año a 3.2 millones de estudiantes en el sector
oficial, número que incluye a quienes participan en los programas extraescolares.
En los últimos tres años, según la cartera, se han sumado 102 mil 835 alumnos al
sistema educativo. “Seguimos haciendo esfuerzos por llevar cada vez más niños a
la escuela”, refirió el viceministro Canto.
Sin embargo, los esfuerzos quedan cortos cuando en el país hay cerca de 1.5
millones de niños y jóvenes fuera del sistema educativo, y la tasa neta de
escolaridad descendió 4.3% en seis años, según un estudio del Centro de
Investigaciones Económicas Nacionales (Cien).
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La poca inversión de Guatemala en educación es parte de la problemática. El
Estado invierte tan solo Q47 mil en la preparación escolar de cada niño desde que
ingresa a preprimaria hasta que llega a tercero básico, una de las cifras más bajas si
se compara con otros países de la región, como Honduras, que gata Q74 mil, según
informe de la prueba internacional Pisa para el Desarrollo (Pisa-D).
Los recursos, señala el reporte, se centran en la Primaria: por cada grado que un
niño cursa en este nivel se desembolsan cerca Q5 mil 261, contrario a los Q3 mil 546
que se invierten por cada año de estudio de un menor en el nivel básico.
El año pasado por cada cien estudiantes que ingresaron a la primaria,16 lo hicieron
a la secundaria. El panorama se agudiza cuando se habla del área rural, donde no
hay suficientes establecimientos que impartan el nivel básico y las oportunidades
para continuar los estudios se limitan por la falta de recursos económicos.
“Hay que llevar más niños a la escuela, pero procurar que permanezcan en ella.
Eso significa tener puntualmente los recursos para alimentación escolar, para los
programas de apoyo y mejorar la infraestructura escolar”, indicó el funcionario.
Calidad educativa
Otro de los desafíos en el campo educativo es la calidad, un tema que ha estado en
discusión, cuando desde los primeros años de estudio se ve deficiencias en los
niños: dos de cada diez tienen fracaso escolar en primero primaria y solo uno de
cada diez logra leer con fluidez al finalizar el grado.
Expertos en Educación han señalado que dichas deficiencias también son producto
de la baja cobertura en preprimaria -525 mil 013 estudiantes inscritos en el 2018-.
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Aunque la cartera ha señalado el cumplimiento con los 180 días de clases como
uno de sus logros de este año -registró un promedio de 188-, Gabriel Biguria,
presidente de Empresarios por la educación, ha dicho que es mejor aspirar a una
educación de calidad.
De esa cuenta, la formación docente es vital, pues también los maestros tienen bajo
desempeño. En la evaluación de docentes que optaban por una plaza en el
Mineduc en el 2017, de los 19 mil 714 examinados, la mitad acertó en las respuestas
de la prueba de Lectura, mientras que solo el 37% lo hizo en matemáticas.
“El magisterio es clave para mejorar la calidad de la educación, pero, hay que
reconocer que educación es un proceso a largo plazo. Los graduandos, por
ejemplo, comenzaron a estudiar hace 14 años, y el desafío viene desde la
preprimaria y antes, por eso hay que invertir en la estimulación temprana, en la
alimentación, porque a las aulas llegan niños con desnutrición crónica, en
condiciones de alta pobreza. Esos son factores impactan en su aprendizaje”,
agregó.
Este año, el recurso de refacción escolar aumenta a Q4 por niño, y para garantizar
que los alimentos lleguen a los estudiantes a tiempo es necesario que cada escuela
tenga una OPF, pues son ellas las que reciben los fondos. Si no cuentan con una,
los directores de cada centro deben hacer su pedido a la Dirección Departamental
de Educación (Dideduc), que se encarga de efectuar la compra de los productos, lo
que puede llevar meses.
Hay 3 mil 784 escuelas en el país que no cuentan con una organización de padres
de familia, y la asignación para estos establecimientos en 2018 fue de Q258.4
millones, que sumado a lo otorgado a las OPF sumó Q1,213.8 millones.
Pese a que el dinero se entregó para llevar el refrigerio a las aulas, el desembolso
no siempre fue en tiempo. El primero, por ejemplo, se efectuó hasta la primera
quincena de febrero, cuando el ciclo lectivo comenzó el 8 de enero. Esto obligó a
que los padres de familia gastaran lo recibido para tres meses en dos.
Las últimas dos entregas se hicieron con pocos días de diferencia, no habían
terminado de ejecutar una cuando llegó la otra, según un monitoreo efectuado por
Prensa Libre a varios establecimientos de la capital y los departamentos.
Llevar el refrigerio a las aulas implicó que maestros y padres de familia se
coordinaran para elaborar los menús basados en las sugerencias hechas por el
Mineduc, pero también para preparar la comida. Un trabajo que en ocasiones fue
difícil, principalmente en el área urbana, donde pocos padres contaron con tiempo
disponible para involucrarse en las tareas escolares.
Uno de inconvenientes del programa de alimentación escolar fue que los menús no
se adaptaban al gusto de los niños ni a la pertinencia cultura de la comunidad.