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Mi Mundo de Fantasía

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Mi Mundo de Fantasía ♥
Contenido
Capítulo 1 Capítulo 11

Capítulo 2 Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 3
Capítulo 14
Capítulo 4
Capítulo 15
Capítulo 5
Capítulo 16
Capítulo 6
Capítulo 17
Capítulo 7
Capítulo 18
Capítulo 8
Epílogo #1
Capítulo 9
Epílogo #2
Capítulo 10
Traducción
NickStyle
Yareth

Revisión
Yareth

Diseño
Eva
Sinopsis
Mi casa puede ser pequeña, pero sus luces de navidad son las mejores de la
calle. Perfectamente coordinada cada año, mi exhibición navideña es
inmejorable. Yo reinaba en supremacía. Al menos yo lo hacía, hasta que se
mudó al otro lado de la calle. Brendan. ¿Quién se cree que es? que sea guapo y
me haga cosquillas en algunas partes no significa que dejare que me gane, esta
navidad, va a caer.

Ariadne espera a que el reloj haga tictac hasta el 1 de diciembre. Está


lista para entrar en acción con su cuerpo curvilíneo y su espíritu navideño. Se
esfuerza al máximo para las fiestas.

Esta navidad, tengo la intención de darlo todo por ella.


1
Brendan

T
omo el café lentamente. Está recién hecho y casi quema. El reloj hace
tictac a mi derecha mientras me siento en mi desgastada pero cómoda
silla y miro al otro lado de la calle. Mis persianas de madera tienen
listones que están lo suficientemente separados para que yo pueda mirar hacia
afuera pero no ser visto, y mi casa es oscura. Por todas las apariencias, estoy
profundamente dormido, tal vez noqueado por las sobras del Día de Acción de
Gracias y un poco de ponche de huevo. Eso es lo que ella pensará, de todos
modos.
Charlie salta sobre mi regazo y se acurruca, su cola anaranjada y esponjosa
que sirve como almohada para su barbilla. No parece perturbado a pesar de que
no estoy en la cama donde se supone que debo estar.
¿Cómo estás, viejo amigo?  Le rasco la parte superior de la cabeza y tomo
otro sorbo de café.
Ronronea en respuesta.
El reloj hace tictac, el viento sopla, y el resplandor de la luna se sienta en lo
alto.
Es tranquilo.
Pacífico.
Luego el reloj marca las 12:00 a.m., el 1 de diciembre.
Una luz se enciende en la casita al otro lado de la calle, sus arbustos
ordenados todos en fila como peones en un tablero de ajedrez, listos para la
guerra.
Aquí va  No puedo parar de sonreír cuando veo que su puerta se abre y la
luz del porche se enciende.
Lleva un suéter oscuro, guantes en las manos, un sombrero de punto de
pompón rojo y vaqueros. Afuera hace mucho frío, pero viene a trabajar. Su
esfuerzo la mantendrá caliente.
Echando una mirada hacia mí, se detiene sólo un momento antes de volver a
entrar en la casa y sacar una enorme corona de Navidad.
Apuesto a que la hizo ella misma Le rasguño bajo la barbilla a Charlie.
La corona es redonda y perfecta, las hojas de acebo justas, las bayas rojas
que la decoran en los ángulos perfectos, y dos cardenales que se posan a lo largo
de la parte superior. Tiene un don. Nunca lo he dudado. En los tres años que he
vivido aquí, nunca ha dejado de impresionarme.
Corriendo hacia adentro, cierra la puerta por no más de un minuto, y luego
reaparece con una gran caja en sus brazos. Es tan pequeña que es un milagro
que no se caiga, pero se las arregla, colocándola suavemente sobre su césped y
abriendo la parte superior.
Lo que sucede después es un baile que veo todos los años, uno que me
calienta incluso cuando me irrita. Esta mujer, Ariadne Morton, es implacable.
Su cabello está bien recogido dentro de su gorro de punto, pero sé que es rubio
y largo. Sus caderas se ensanchan, su cintura se estrecha un poco y sus pechos
pueden considerarse pequeños según los estándares modernos. Pero para mí,
son perfectos.
La observo igual que siempre. Levanta con cuidado una y otra vez una cadena
de luces de su caja. Ha corrido un cable de extensión desde el enchufe a la
derecha de su puerta principal roja y prueba cada hebra antes de desplegarla en
el lado "bueno" del patio o dejarla caer en un montón en el lado "malo" del patio,
reservado para las luces que se niegan a hacer su trabajo.
Meticulosa y exigente, reúne a sus tropas. Cada hebra de luz, cada corona de
ventana, cada arco - ella los arregla todos con su diseño.
El primer año que viví aquí, no se levantó a medianoche del primer día de
diciembre. En ese entonces, ella decoraba el primero, pero no era tan rígida al
respecto. Esperó hasta que salió el sol, colgó su corona y colgó sus luces.
Entonces, yo también puse algunas luces.
Ella puso más.
Por curiosidad, añadí un muñeco de nieve.
Añadió dos.
Aún más curioso, encendí luces a lo largo del techo de mi casa.
Colgó luces digitales de témpano que parecían estallidos de nieve blanca que
caían a lo largo de sus cornisas.
Todo lo que hice, ella hizo más. Cada decoración que pongo, ella la pone por
encima de las demás. Naturalmente, seguí agregando más para burlarme de mi
linda, aunque solitaria, vecina. Incluso llamé a su puerta un día, con la
esperanza de romper el hielo con un chocolate caliente, pero ella no contestó.
Estaba en casa, probablemente mirándome fijamente a través de su mirilla
mientras esperaba pacientemente con dos tazas de chocolate humeante en mis
manos. Fue entonces cuando la competencia se volvió un poco más seria para
mí. ¿No quiere reunirse conmigo? Bien. Puedo llamar su atención de muchas
otras maneras.
En aquel entonces, unas cuantas casas más abajo en el camino sacaron un
poco de luz, pero ella no pareció reaccionar a ellas. Sólo yo. Sólo mis luces. Y así
ha sido cada año desde entonces. Una carrera armamentista de acebo, árboles
y luces LED. Una que voy a ganar.
Sonrío en mi café y tomo el control remoto casero de la mesa auxiliar.
Charlie me mira con ojos soñolientos.
¿Estás listo?  Le pregunto a él.
No responde.
Lo tomo como un sí.
Cuando empieza a encadenar su primer juego de luces en sus perfectos
arbustos, presiono el interruptor de encendido.
Mi jardín entero se ilumina, las hebras de LEDs ocultas brillan en gloria
multicolor.
Se da la vuelta lentamente, con la boca abierta mientras mira fijamente mi
exhibición. He estado trabajando en ello cuando ella no está en casa. Trabajo
desde mi oficina aquí, así que es fácil ver cuándo se va. Me robaba cada momento
y salía corriendo hacia afuera para encadenar las luces, escondiéndolas
cuidadosamente lo mejor que podía en la vegetación a lo largo de la parte
delantera de mi casa.
Hay mucho más que voy a añadir ahora que el trabajo se ha acabado, pero
quería hacer esta primera salva inicial.
Funciona perfectamente, porque ella frunce el ceño durante mucho tiempo, y
puedo sentir su mirada buscándome por las ventanas. Sonrío y sigo acariciando
a Charlie mientras humea y pone sus manos en sus deliciosas caseras.
Está muy alterada.
Bien.
Así es como la quiero, y la quiero desde hace mucho tiempo.
2
Ariadne

¿Q
ué demonios? Me quedo mirando la casa de enfrente, con la sangre
hirviendo. ¿Por qué me hace esto? Yo lo odio. Lo odio. Lo odio. Lo
odio. Quiero dar patadas por la rabia, pero tengo la sensación de
que me está mirando. Cierro la boca y trato de no perder la calma. El frío del
invierno es lo único que ayuda a enfriar el enojo que tengo en mi interior. Bueno,
no se está acumulando, me está saliendo a borbotones. Pisoteo hacia su casa,
pero cuando llego a la carretera, me doy la vuelta y vuelvo a la mía. Hago esto
tres veces antes de que finalmente me obligue a volver a entrar. Doy un portazo
fuerte, deseando que sea justo en su hermosa cara.
Mierda  La vuelvo a abrir para ver que mi corona se ha caído y ahora el pico
de uno de mis cardenales está roto. Lo recojo todo, lo meto dentro y cierro la
puerta de nuevo.
Esto es un montón de mierda. Me hizo romper mi corona. Me llevó horas
hacerla a mano. La pongo en la mesa de mi comedor, donde construyo la mayor
parte de la decoración y lo pongo en su sitio. La reviso para ver qué puedo hacer
para arreglarla. No tengo otro pájaro para reemplazar al roto, y se me acabó el
pegamento. Tendré que ir a la tienda por la mañana. No hay manera de que
pueda pedirlo en línea y esperar a que llegue. Es necesario que lo tenga mañana.
Mi casa se vería ridícula sin una corona de navidad en la puerta, especialmente
considerando todas mis otras decoraciones.
Aunque odio ir a la tienda más que nada, haré el sacrificio para mostrarle a
mi vecino que no estoy bromeando. No me gusta mucho salir, este es un pueblo
pequeño, y todo el mundo se conoce, y tratan de hablar conmigo, por lo que pido
todo con semanas de anticipación. Debería haber pedido más de todo. Nunca se
pueden tener demasiadas decoraciones navideñas. Sé que no es una
competencia con el idiota de mi vecino, pero siempre está tratando de superarme.
Lo ha estado haciendo desde que se mudó. Estoy a favor del espíritu navideño,
pero que me aspen si me supera. Tendré que mejorar mi juego.
Me dirijo de nuevo a mi ventana y miro hacia fuera para ver si su exhibición
no es quizá tan bonita como pensé primero. Me decepciona cuando me doy
cuenta de que se ve perfecto. Quiero decir, si te gusta esa mirada chillona en tu
cara. Ese guapo imbécil se ha superado a sí mismo este año.
Sonrío, segura sabiendo que ha mostrado su mano temprano. Estoy en esto
a largo plazo. Sólo puede haber un ganador y esa seré yo, no es que se trate de
una competición, como he dicho. Me acerco a mi sofá y me dejo caer de nuevo
sobre él. Tengo que dárselo, me tomó por sorpresa, pero eso no volverá a pasar.
Me quito mi estúpido sombrero y lo tiro al suelo, admitiendo la derrota por el
momento. Maldigo el día que se mudó. Sacudo el puño en el aire.
¿Qué estás haciendo? 
Doy un pequeño grito y casi salto del sofá.
Me has dado un susto de muerte Me siento y tiro mis piernas sobre el lado
del sofá.
Laura se deja caer en el brazo de la silla. Está en pijama. No sé cómo no se
está congelando. Nuestras dos casas están situadas frente a una larga franja de
bosque, lo que hace que los inviernos sean muy fríos.
Apareció de la nada una noche diciendo que vivía al final de la calle y que
necesitaba una taza de azúcar. Durante el mes siguiente, todas las noches, decía
que necesitaba algo. Supongo que lo que realmente necesitaba era una amiga, y
yo no tenía ninguna de esas, así que no me opuse. De alguna manera, se las
arregló para sacarme el número de teléfono y robar una llave de la puerta trasera
de mi cajón de la basura. Esa es la historia de nuestra amistad. Laura siempre
está merodeando por ahí. Todavía no sé exactamente dónde vive, porque sólo me
aventuro si es necesario, y ella siempre está en mi casa, así que no hay necesidad
de que yo vaya a la suya.
Se me acabó el tocino  Por supuesto que sí. ¿Por qué otra razón alguien
usaría la llave que me robó para entrar a mi casa? Porque se les acabó el tocino.
Y quería ver cómo iba todo. Has estado muy ocupada  Pone los ojos en blanco.
Nos hemos convertido en las mejores amigas en los últimos dos años. Una
amistad que me fue forzada. Es implacable, lo reconozco. También es leal. En
realidad, pensé que podría ser imaginaria, pero mis reservas de productos
perecederos, cada vez más agotadas, dicen lo contrario.
Rompió mi corona Apunto hacia la mesa. Ella salta y va a mirar.
Ese imbécil Ella rechina la lengua.
No lo estamos matando digo yo antes de que ella pueda.
Ella sonríe. Tocino
Voy a la nevera. Se acerca a ella, saca una botella de agua y no el tocino. Me
pregunto si alguna vez usa las cosas por las que dice que viene.
Creo que estás siendo demasiado amable Toma un trago de su agua.
Rompió tu corona. Has estado trabajando en ello durante días
No le había contado a Laura lo de mi vecino el año pasado. No éramos tan
cercanas entonces, y bueno, pensé que podría ser una espía. Estúpido, lo sé,
¿Pero por qué otra razón alguien vendría a pasear por el bosque? Sin embargo,
la Navidad había pasado y Laura aún estaba por aquí. Este año ella sabía lo que
estaba ocurriendo, porque empecé a prepararme en julio. Tuve que hacerlo.
Algunas de las cosas necesitaban ser ordenadas desde otros países. Lleva tiempo
enviar esas cosas especializadas.
Pobre pajarito Acaricia al destrozado cardenal.
Realmente no lo rompió murmuro.
Pero tú dijiste... 
Golpeé la puerta y se me cayó
¿Le diste un portazo en la cara?  Esto la anima. ¿Lo golpeó en la cabeza?

Le di un portazo en la cara a su casa  Yo señalo la ventana. Odio esa casa.
Si tuviera algo de Laura en mí, la quemaría, pero no lo hago. Creo que nunca le
he gritado a nadie en mi vida.
Estás loca Su sonrisa crece. Tus mejillas están rojas e irritadas porque
estás muy enfadada
Lo sé. Tiro la mano y me doy cuenta de que sigo apuntando a su casa. Nunca
he estado tan enfadada. Saca esto de mí y no me gusta. También tengo esta
necesidad dentro de mí de vencerlo. Aunque, como dije, no es una competencia.
No, en absoluto.
¿Qué ha hecho ya? pregunta ella, y por fin se da cuenta de que tiene que
salir a mirar por la ventana. Mierda Se da la vuelta para mirarme. Es bueno

Eso no ayuda
No creo que podamos quemar eso  Se encoge de hombros.
Todavía no ayudas Me vuelvo a caer en el sofá otra vez.
Vamos Ella se acerca, me mira. Puedes vencerlo
No quiero vencerlo digo con perfecta claridad.
¿No lo haces?  Aprieta su cara.
Quiero destruirlo. Quiero que se arrepienta del día en que decidió comprar
adornos navideños para superarme 
Compitiendo en Navidad. Eso es un desastre, ¿Verdad? ¿Por qué no hace
Halloween como una persona normal? 
Le doy una bofetada en el brazo.
¡Hey! Se encoge de hombros. Sólo decía
Halloween es feo con arañas y sangre  Ahora soy yo la que está aplastando
mi cara. La Navidad es mágica
Lo sé. Halloween es mi favorito. Deberías haber visto mi casa  Hace dedo
en el bosque. Fue súper espeluznante
Nunca me has invitado
No sales de casa Me mira por encima de su nariz. Estaba siendo una
buena amiga no invitándote
Oh Eso es bastante agradable en realidad. Yo tampoco quiero ser dama
de honor, si alguna vez llegas a eso
Límite difícil. Te pondrás vestido 
¿Acaso usas vestidos?  Nunca la he visto usar cosas de chica en mi vida.
En mi boda, lo haré  Está un poco más alta.
Tal vez me case con tu archienemigo y viva feliz para siempre se burla.
Sus palabras son graciosas en mi pecho. No puedo ubicar la sensación que
me dan, pero no me gusta.
Su sonrisa vacila sólo un pelo. Era sólo una broma. Nunca me casaría con
él
Sacudo la cabeza ante la extraña sensación y la sonrisa. No es una mala
idea. Es una forma de obtener información privilegiada
Matrimonio para obtener información sobre tu guerra de luces navideñas
Ella arruga la nariz. También es un límite difícil Caminando hacia la puerta
trasera, se despide con la mano y toma una manzana de mi frutero.
Hasta luego 
La puerta se cierra, y me acuesto de nuevo en el sofá y miro el brillo de sus
luces que aún puedo ver aunque mis persianas estén cerradas.
Estará cayendo. Duro. Puede que haya ganado esta batalla, ¿Pero la guerra?
La guerra terminará con su rendición incondicional.
3
Brendan

M
i trabajo está hecho por el momento, así que cierro mi servidor y
luego enciendo mi protocolo de seguridad antes de apagar mi
sistema.
Charlie se encuentra en los estrechos rayos de sol que pasan junto al roble
que se cierne sobre mi casa.
¿Crees que está ahí fuera?  Le acaricio su barriguita extra suave mientras
se estira, sus garras afiladas se curvan hasta el final.
No contesta, probablemente porque quiere volver a sus sueños de ardillas o
del lindo gatito negro que ha estado visitando mi porche durante las últimas dos
semanas.
Preparo otra taza de café, tonteo en mi computadora portátil regular por un
minuto, y luego me dirijo a mi cómoda silla lateral para comenzar mi guardia.
Está afuera, de acuerdo. La veo revoloteando alrededor de su porche
delantero mientras envuelve los soportes en luces, se para para asegurarse de
que coinciden con la ubicación de los otros postes, y luego regresa para hacer
cambios.
Tengo la idea de salir y hablar con ella, pero eso no va a salir bien. Además
del intento de chocolate caliente, he abierto mi puerta principal con la intención
de hablar con ella, pero en el momento en que me ve dirigiéndose hacia ella, se
zambulle de nuevo dentro de su casa y da un portazo.
¿Me tiene miedo? No creo que sea así. Al menos, no en el sentido de peligro.
Creo que tiene miedo de hablar conmigo, pero creo que eso vale para todos. No
se me ha pasado por alto que rara vez sale de casa. Aunque me he forzado a
mantenerme alejado de su wifi, hábilmente titulado "La Reyna del Trineo", he
husmeado un poco. Lo que he aprendido es que Ariadna es una reclusa que
trabaja como escritora de viajes.
Nunca sale de su casa, pero escribe para varias revistas de renombre con
artículos sobre destinos desde las Bahamas hasta Grecia, desde las Azores hasta
Tokio. ¿Cómo lo hace ella? Su imaginación. Puede que se encierre en su pequeña
casa, pero su mente es como un petardo. Explota, salta y brilla, una red de
información impregnada de algún tipo de polvo de hadas. Digo esto porque
cuando leo su trabajo, creo que ha estado en estos lugares. Ella puede describir
las flores de Mauna Loa con detalles impresionantes o explicar el hábitat de los
leopardos de las nieves y las dificultades de encontrar un guía seguro para
localizarlos en las montañas de Afganistán.
Ninguna de las revistas es más acertada, porque ¿Quién podría detallar este
tipo de viajes sin ir allí? Nadie. Nadie excepto Ariadne Morton. He accedido a su
Dropbox, he ordenado sus archivos, he descubierto algunas piezas increíbles
que nunca ha publicado.
Así que, sí, sobre eso, soy un hacker de oficio, pero con ella, no lo veo como
allanamiento de morada. Es más como explorar. Ella es mi vecina, después de
todo; no hay nada malo en conocerla.
Bebo mi café mientras ella se fusiona con las luces. El ángulo en el poste del
medio está un poco fuera de lugar, así que ella sube para ajustarlo, dándome
una buena vista de su redondo trasero como melocotón. Su aliento se escapa en
bocanadas blancas.
Aunque he mirado a través de su ordenador, todavía no tengo una ventana
verdadera a su vida. No tiene medios sociales, ni una huella real. Guardarse para
sí misma parece ser su regla número uno. Incluso la gente de esta pequeña
ciudad de Nueva Inglaterra que sabe todo sobre todos no parece tener ni idea de
ella. Eso es una hazaña en sí misma cuando estás rodeada de los curiosos por
naturaleza en todo momento.
Lo que sí sé es que cuando la veo, aunque sea a través de mis persianas,
siento un pequeño cosquilleo. Bien, mucho cosquilleo. Y cuando leo sus
palabras, me encantan. Cada una de ellas está hecha a mano, preocupada,
perfeccionada. Créeme, he visto sus borradores. Se angustia por la elección de
palabras. Y cuando ha terminado, ha creado una obra de arte. ¿Importa que sea
ficción? No. Para mí no. Después de todo, mi vida es ficción tanto como la de
ella. En papel, soy programador de computadoras con un título del MIT que vive
una vida agradable y tranquila. En realidad, pirateo a los líderes mundiales y a
los gobiernos, vendiendo mis servicios al mejor postor.
Ariadne, sin embargo, es mucho más misteriosa. Una que voy a desentrañar
poco a poco. Pero primero, tengo que sacarla de su zona de confort. Si puedo
atraparla por la espalda, podré encontrar una forma de acercarme a ella. Y, por
suerte para mí, Carl el de la ferretería me debe más que unos cuantos favores
después de que me presenté para ayudarlo por la tormenta de nieve del año
pasado.
Charlie se pone cómodo y toma su lugar en mi regazo.
En cualquier momento, amigo. Ya casi ha llegado a esa caja Lo acaricio
mientras ella baja y agarra la caja etiquetada como 'luces de techo' con su mano
vacía.
Aquí vamos Agarro mis binoculares y me concentro en su cara.
Al principio, está confundida. Casi puedo ver la burbuja cómica sobre su
cabeza con las palabras "¿Qué pasó aquí?". Luego se recuesta en sus caderas.
Ahora probablemente esté pensando: “Me preguntaba por qué esta caja estaba
en el suelo del garaje en lugar de en el estante donde la puse. Debe haberse caído.
Mierda.” Ella se pone de pie y pone sus manos en sus caderas mientras frunce
el ceño ante la caja llena de luces de témpano de LED rotas.
Charlie me mira acusadoramente.
¿Qué?  Me encojo de hombros. Los accidentes ocurren. Las cajas caen
Murmuro la última parte. Especialmente si alguien las empuja
Se lame la pata, totalmente consciente de cómo sacar a su presa.
Ella está pensando narro para Charlie. Está pensando mucho, porque
sabe que estas luces tardarán una eternidad si trata de ordenarlas. Y quiere
arreglar todas sus cosas, cuanto antes mejor. Oh, ahora va a volver a entrar.
Parecía decidida cuando cerró la puerta. ¡Es ella, es ella! Me levanto y Charlie
salta al suelo y se aleja. Bajando mis binoculares, observo cómo abre su garaje
y coloca a su pequeño Prius en el camino.
Sonrío ante sus luces traseras en retirada. Charlie, voy a necesitar hacer un
viaje a la ferretería
4
Ariadne

P
ongo el auto en reversa y presiono el pedal del acelerador un poco más
fuerte de lo que normalmente lo haría al salir de mi camino de entrada.
Una vez que salgo a la calle, echo un vistazo a la casa de mi vecino.
Puedo sentirlo mirándome. Siempre es así cuando estoy afuera. Mi cuerpo parece
saber cuando sus ojos están sobre mí. Veo que las persianas se mueven y sé que
tengo razón en mi suposición. ¿No tiene nada mejor que hacer? Pongo el coche
en marcha, dirigiéndome hacia la ferretería local.
Estoy frustrada porque sólo hay un número limitado de horas en un día, y
nada parece estar saliendo bien este año. Mis luces de témpano que no
funcionan son una parte grande de mi exhibición y con la mayoría de ellas están
aplastadas, necesito substituirlas. Es muy sospechoso que la caja en la que
estaban estuviera tirada en el suelo. Me enorgullezco de la forma en que empaco
mis cosas y siempre me aseguro de que sean seguras. No me sorprendería que
mi vecino tuviera algo que ver con esto. Sacudo la cabeza de esos pensamientos,
sabiendo que estoy llevando esto demasiado lejos. Santa Claus del otro lado de
la calle no llegaría a esos extremos. ¿Lo haría? Casi siempre estoy en casa, así
que no puedo imaginarme cuándo habría tenido la oportunidad de sabotearme.
Sé que estoy un poco loca, pero algo sospechoso está pasando.
Me meto en el aparcamiento de la ferretería y aparco mi coche en el lugar más
cercano a la puerta. Me doy una pequeña charla de ánimo antes de salir. Miro
alrededor del estacionamiento, que está casi vacío. Rezo para que la tienda
también lo esté. Me meto en la ferretería, y me dirijo directamente a la sección
de Navidad. Cruzo los dedos y espero que tengan mis luces. Realmente no quiero
tener que ordenarlas. Eso podría tomar días para llegar. ¡Días! No puedo esperar
tanto. Ya parezco loca por las diez horas que mi puerta se quedo sin una corona
de navidad en ella. Mis otros vecinos probablemente piensan que algo anda mal
conmigo, o tal vez ya me están llamando algún apodo. Dios mío, ¿y si me llaman
el Grinch? No quiero que hablen de mí. Es una gran razón por la cual no tengo
un gato. Soy un objetivo principal para que me llamen "la dama de los gatos". Sé
que todos piensan que soy rara porque soy reservada, y un gato sólo confirmaría
eso. Realmente quiero un bebé peludo, pero sé que no puedo tener uno. Maldita
sea. Pisoteo mi pie mientras pienso en la injusticia de todo esto. Y por supuesto,
el enemigo de enfrente tiene un gato. Dios, lo odio. Es como si de alguna manera
supiera todas las cosas que disfruto y tratara de arruinarlas para mí.
¿No encuentras lo que buscas?  Alguien pregunta.
Miro al empleado de la tienda que está parado en el pasillo, mirándome.
¿Tienes un gato?  Lo digo sin rodeos.
Esto es una ferretería, señora Me sonríe como si fuera una broma o algo
así. Debería robar el pequeño gato negro que sigue viniendo. No puedo, porque
entonces seré la dama de los gatos que también roba gatos.
Sé que es una ferretería Quiero decir, conduje hasta aquí. Por supuesto
que sé dónde estoy. ¿Por qué está siendo tan raro? ¿O soy yo la que está siendo
rara? Miro a mi alrededor para ver si alguien más me está mirando. Por eso no
salgo a menudo en público. Tengo una personalidad peculiar, y mi sentido del
humor no es para todos. Siempre me pongo incómoda y nerviosa cuando estoy
fuera. Es una gran razón por la que he evitado a Santa Claus, o SC para abreviar,
también. No quiero mostrarle mi debilidad. Prefiero que piense que soy grosera
a que sepa que soy socialmente incómoda.
¿Hay algo que pueda ayudarte a encontrar?  El empleado me levanta las
cejas ahora. Oh mierda. Mis luces. Estoy aquí por las luces.
Necesito esto Saco un pedazo de papel y le muestro las luces exactas que
necesito. Cuando me puse en línea, decía que los tenían en almacenamiento. Lo
comprobé rápidamente, porque no quería hacer un viaje inútil.
Nos quedamos sin ellas, pero tengo estas Señala algunas luces llamativas
del arco iris.
Jadeo.
¿Qué pasa contigo? Miro fijamente las horrendas luces. Debería tomarlas
y escabullirme y ponerlas en la casa de mi vecino, donde pertenecen. Ese
pensamiento me hace sonreír. Creo que Laura aprobaría ese plan. Sería como si
estuviera envolviendo su casa con papel higiénico pero en la Navidad. Estaría
difundiendo el espíritu navideño. ¿No es de eso de lo que se trata? Ojalá pudiera
hacerlo, pero soy todo palabras y no creo que tenga las pelotas para hacerlo. Lo
más probable es que me acobarde, y estoy casi segura de que él sabrá que fui yo
quien lo hizo. Además, necesito concentrarme en la situación de iluminación de
mi propia casa.
No hay nada malo conmigo El hombre se levanta un poco más alto,
enderezando su chaleco rojo.
Quiero estas luces Agito el papel. Decía que los tienes en el almacén  Miro
mi reloj. Hace doce minutos
Hace días que no los tenemos en la tienda
¿Me estás llamando mentirosa?  Doy un paso atrás.
Como un mago, saca una tableta y empieza a hacer clic. Levanta la pantalla
para mostrarme la pequeña pancarta que ahora dice que las luces están
agotadas.
¡Eso no estaba ahí!  Intento agarrar la tableta para ver mejor, pero él me la
quita.
Han estado fuera de stock durante días, y no volveremos a tener más. La
compañía dejó de fabricarlas
Cierro los ojos y respiro profundamente. Esto empeora cada segundo.
Una página después con el PA pide a alguien que trabaja en servicio al cliente
que venga a la recepción.
Lo siento, pero estas son las últimas luces que tenemos en stock me dice
mientras señala las luces de mala calidad que hay en el estante. Necesito ir al
frente, si no necesita nada más, señora 
Necesito estas luces Le ofrezco el papel en un esfuerzo desesperado.
¿Por qué no viene a la recepción conmigo y reviso el ordenador principal para
estar seguro? 
Bien Lo sigo por el pasillo y me dirijo hacia la recepción. Miro algunas de
las cosas a medida que pasamos, desviándonos a medida que avanzamos.
Brendan, me alegro de verte  le oigo decir al empleado.
Sé sin siquiera mirar que está hablando con mi vecino enemigo. Puedo sentir
su presencia. Cierro los ojos y rezo para que me equivoque.
Hola, Carl. Siempre es bueno verte Echo un vistazo para ver cómo se dan
la mano. Lleva una extraña sonrisa en la cara.
¿Vienes a recoger tu pedido? Lo tengo aquí mismo. Son muchas luces.
Estamos emocionados de ver tu exhibición este año— El ahora sonriente
empleado coloca una cantidad significativa de cajas en el mostrador. ¿Necesitas
ayuda para llevar todo esto a tu auto? 
Jadeo cuando veo la foto y la descripción en el costado de la caja.
No soy una persona violenta, pero voy a asesinar a Santa Claus y a envolverlo
en las luces de témpano que robó bajo mis narices.
5
Brendan

E
lla farfulla un rato, sus grandes ojos verdes enfocados en las cajas
que Carl continúa jalando desde detrás del mostrador.
¿Esto va a ser todo para ti, Brendan?  Acaricia la pila grande.
Es todo lo que necesito No le quito los ojos de encima a Ariadna. ¿Pasa
algo malo, señorita? 
Finalmente me mira. ¡Algo está definitivamente mal! 
Hago todo lo que puedo para mantener mi cara neutral, pero es difícil cuando
ella hace todo lo que puede para hacerme sonreír. ¿Sabe lo linda que se ve
cuando está nerviosa? Mejillas rosadas, ojos enojados y un corazón acelerado
que puedo ver en el pulso de su garganta. Quiere hacerme pedazos. Y esparcirlos.
¿Puedo ayudar?  Mantengo mi tono inocente.
¿Ayudar?  Pone los ojos en blanco. ¿Puedes ayudarme? ¿Estás
bromeando? ¿Esta es tu rutina de montaje? ¿Estamos siendo filmados para una
nueva temporada de 'Punk'd'? ¿Dónde está ese idiota de Ashton Kutcher?
¿Escondido en el pasillo de la pintura con su equipo de cámaras? 
¿Tengo que llamar a alguien?  Carl la mira con aprensión.
Hace erupción. ¡Llama a la policía y diles que Santa Claus ha robado la
Navidad!
Finalmente me rompo en risas al oír 'Santa Claus'. ¿Así es como me llama?
Me encanta, en realidad. Ya sabía que me había metido bajo su piel, pero un
apodo especial es la cereza del pastel.
He terminado aquí Se da la vuelta para irse furiosa.
Me acerco a ella. Espere, señorita
Girando, me señala con el dedo. No te hagas el listo. ¡Tú sabes quién soy! 
¿Lo se? ¿Nos conocemos?  Adopto una expresión curiosa.
Se muerde el labio. Bueno, no
Soy Brendan Extiendo mi mano.
Ella lo desaprueba.
Puedo llamar a alguien La mano de Carl pasa por encima del receptor hasta
el teléfono de la tienda.
Está bien, Carl Le hago señas para que se vaya. Sólo cóbrame 
Claro que sí Dispara una mirada a Ariadne una vez más y comienza a
escanear las luces.
Mi mano se está volviendo un poco solitaria Muevo los dedos.
Ella mira fijamente por un rato más, el pitido del escáner se apaga a intervalos
regulares. Creo que me va a dejar colgado, pero por fin pone su mano en la mía.
Soy Ariadne Ella tiembla con eficiencia, aunque yo le doy un trazo en el
dorso de su mano con mi pulgar.
Suave. Tan suave como siempre pensé que sería.
Me voy Ella sacude la cabeza rápidamente.
¿Estás aquí por unas luces?  Apunto al mostrador.
No sólo algunas luces Cruza los brazos por encima del estómago y me mira
con desafío. Sabes muy bien que quiero las luces que me robaste
¿Robado?  Me apoyo en el mostrador. Pedí esto especialmente e hice que
Carl guardara las existencias hace un tiempo, ¿No es así, Carl? 
Sí, señor, seguro que sí Él asiente con la cabeza.
Pero...  Me encojo de hombros. Estoy bastante seguro de que he comprado
de más. Mi casa no es lo suficientemente grande para todas estas luces. Vivo en
Oak Lane. ¿Lo conoces? 
Por supuesto que lo conozco. Vivo al otro lado de la calle, como bien sabes
dice.
Oh Asiento con la cabeza, aun tratando de conseguir ese Oscar. Sí, está
volviendo a mí ahora. Estás dos casas más abajo en el estilo Artesano con el
árbol grande en la esquina. Es un gran cas... 
Sabes muy bien que vivo al otro lado de la calle Está a punto de explotar.
No debería seguir presionándola, pero es tan adorable ahora mismo que no
puedo parar. Oh, así que vives al otro lado de la calle. Whoops  Luego golpeo
mi cabeza a un lado. Es curioso, creía que allí vivía una señora con gatos
Sus ojos se abren de par en par, pero yo continúo antes de que ella pueda
replicar: Me alegro de conocerte por fin, Ariadne. Como decía, compré
demasiadas luces de témpano, y estoy feliz de compartirlas contigo, si te
interesa
Bueno, ¿No es eso conveniente? Tan conveniente que compraste las luces
exactas que necesito para perfeccionar mi exhibición de la navidad Ella brilla,
sus labios frunciéndose, pero no se va furiosa. En vez de eso, sigue robando
miradas a la pila de luces.
¿Supongo que es conveniente?  Le doy lo que espero que sea una sonrisa
desarmante. Después de todo, he estado esperando conocerte desde hace
bastante tiempo, así que esto es una casualidad
Las palabras grandes no te salvarán. ¿Por casualidad no sabrás nada de mi
caja de luces rotas? La que se cayó en mi garaje, ¿lo haces? 
Carl se aclara la garganta y luego me da el total.
Deslizo mi tarjeta. ¿Se cayeron y se rompieron? Eso es terrible. Perdí algunas
de las mías de la misma manera durante el verano No miento exactamente. Sólo
convierto su pregunta en otra pregunta.
Señala a la máquina de tarjetas. Acabas de pagar por todos ellas. justo
después de que dijeras que lo compartirías 
Lo haré Recojo las cajas en mis brazos.
Su mirada se dirige a mis bíceps, y yo agrego un poco más de flexibilidad.
¿Vanidoso? Un poco, pero me ejercito pensando en ella.
Vamos. Te llevaré a desayunar, y luego podemos volver a nuestra calle y
repartirlas  Me dirijo hacia las puertas, una frígida ráfaga de aire que resuena
en su interior cuando se separan automáticamente.
Me pisa los talones. Sólo dame la mitad o todo  dice en voz baja. Te pagaré
por ellas, y luego nos iremos
No puedo hacerlo Las cargo en la parte trasera de mi camioneta.
¿Por qué no?  Saca un gorro de punto verde de su bolsillo y se lo desliza
por la cabeza.
Lo estiro y lo enderezo, asegurándome de que sus orejas estén metidas y
calentitas.
Parece como si la hubiera golpeado, pero no me aparta.
Te veré en Cal's Diner Abro la puerta y me subo, luego la pongo en marcha
y lentamente me alejo de ella.
Todavía está furiosa, boquiabierta y deslumbrada a la vez.
Vacilo antes de salir a la carretera y verla en mi vista trasera. Cuando se sube
a su Prius y lo pone en marcha, puedo verla discutiendo consigo misma detrás
del volante.
Sonriendo, salgo a la carretera y miro con diversión sin duda y satisfacción,
mientras ella se retira y no gira a la izquierda para volver a casa. Gira a la
derecha hacia Cal's Diner. Hacia mí.
6
Ariande

—¿ Qué estás haciendo?  Me pregunto a mí misma. Estoy aún


más enfadada ahora, si es posible.
¿Hablaba en serio sobre no saber quién soy? He vivido al
otro lado de la calle durante años. Sé que no salgo mucho,
pero aún así. Por alguna razón, su negación dolió. Me concentro en mi enojo
para no dejar que una pequeña parte de mi ego se lastime. No sabía que tenía
ego cuando se trataba de mi apariencia, pero claramente sí. Las palabras de
Santa Claus dejaron sin viento a mi barco. Imbécil. No sé a qué está jugando,
pero sea lo que sea, será mejor que planee perder.
No sé por qué tenemos que ir a Cal's Diner para hablar de las luces. No me
gustan los restaurantes. Tienden a tener mucha gente que escucha tus
conversaciones. Los menús son siempre tan abrumadores, y nunca tengo tiempo
suficiente para leerlos correctamente antes de que el mesero esté en la mesa
preguntándome qué es lo que quiero. Siempre me pongo nerviosa y me voy. Soy
más bien una chica de comida para llevar. En los últimos meses he descubierto
las aplicaciones para la entrega de alimentos y eso ha cerrado el trato para que
no salga a comer. Supongo que tendré que ponerme mis bragas de chica grande
hoy y aguantarme si quiero esas luces. Y lo hago absolutamente.
Me detengo en el estacionamiento al lado de él. Me miro en el espejo y desearía
haber tomado un poco más de tiempo para prepararme y haber ido a la ferretería.
Tenía tanta prisa que no me molesté en arreglarme el pelo. Lo metí en un lío
salvaje en la parte superior de mi cabeza. Los pantalones de yoga que llevo
puestos están un poco sucios por trabajar en el jardín, y mis botas peludas
tienen algunas manchas de barro. Mi plan era encender las luces y poner
algunas de ellas antes del anochecer. Ahora voy a tener que comer con Santa
Claus antes de ponerles las manos encima. Casi no vale la pena. Debería dar la
vuelta e irme a casa. Se me ocurrirá otra cosa. Pero la competidora que hay en
mí no lo aceptará.
Vale la pena  me digo a mí misma mientras miro por el espejo retrovisor
tratando de darme otra charla de ánimo. No es como si alguna vez funcionaran.
Mi puerta se abre y suelto un grito.
Whoa  Santa Claus no pierde el tiempo.
¡No me asustes!  Le grito y me quito el cinturón de seguridad.
Sólo sonríe y me ofrece su mano para ayudarme a salir del coche.
Le doy una bofetada. Puedo salir de mi propio coche  resopló.
Él da un paso atrás para darme espacio para hacerlo. Agarro mi bolso, salgo
y lo vigilo. Porque no estoy mirando por donde estoy pisando, no veo el trozo de
asfalto sobre el que se mete mi pie. Tropiezo, dejo caer mi bolsa y casi me caigo.
Santa Claus me atrapa fácilmente.
Jadeo mientras me empuja hacia sus brazos. Te tengo me tranquiliza.
Tienes mis luces, eso es lo que tienes Le empujo el pecho, esta vez
tropezando con mis propios pies. Estoy segura de que esta vez me voy a enfrentar
a la planta fuera del restaurante para que todos la vean, pero de nuevo, me
atrapa.
¡Deja de hacer eso! 
Sus manos me hacen sonrojar contra su forma sólida. Para un hombre que
nunca he visto salir de su casa, está hecho como un camión Mack de los
enormes. Me siento pequeña y delicada contra él, algo a lo que no estoy
acostumbrada.
Definitivamente estoy en el lado pequeño, pero tengo un trasero y muslos
gruesos. Mis curvas parecen moldearse fácilmente en su cuerpo, y me permito
quedarme allí por un segundo. El contacto se siente bien, aunque sea con Santa.
Vuelvo a mis sentidos y me alejo, aunque miro hacia abajo por un momento
para comprobar primero mi postura. ¿No puedo tener mis luces?  Lo miro
fijamente, dándole mi mejor mirada de muerte, esperando que le infunda el
temor de Dios.
Sólo sonríe. Podemos hablar de ello mientras comemos 
No tengo hambre miento. No he comido hoy, lo que es muy diferente a mí.
Mi segunda cosa favorita es cocinar. No he estado haciendo mucho estas últimas
semanas, porque he estado tan enfocada en tener mi casa lista para la
decoración navideña. Todo lo demás ha quedado en segundo plano.
Diez cajas de luces de témpanos dicen que tienes mucha hambre Tiene una
sonrisa molesta. Guapo demonio. Me siento como Eva en el jardín y él es la
serpiente tratando de convencerme para que haga lo que él quiere con la promesa
de luces en lugar de una manzana.
Mi estómago gruñe, me traiciona, y su sonrisa se hace más grande. Suena
como si tuvieras hambre 
Frunzo el ceño y paso junto a él, entrando en el restaurante. Será mejor que
termine con esto. Cuanto antes, mejor. Comeré, obtendré las luces y volveré a
mi feliz casa de Navidad.
Hago una pausa cuando no me sigue. Mirando atrás, veo que está recogiendo
mi bolso y limpiando todo lo que tire por todos lados. Mierda. Salí corriendo sin
saber qué había en mi bolso.
Dame eso Se lo arrebato de sus manos. No necesito que robes algo
¡Se ríe de nuevo! ¿Qué es tan gracioso? Estoy enfadada, además de otras
emociones que nunca he sentido en toda mi vida, y él sigue riéndose como si
esto fuera gracioso. ¿Por qué quiero darle un puñetazo y besarlo y luego darle
un puñetazo más? ¿Horrorizada por mis propios pensamientos, besándolo?
Pongo en puño mis manos.
Compré esas luces. No hubo ningún robo Se quita el abrigo y lo deja caer
sobre mis hombros. Hace demasiado frío para que andes por ahí sin abrigo. 
Luego, me cubre el hombro con su brazo mientras me guía a la cafetería. Mi
estómago deja salir otro quejido embarazoso por el olor de toda la comida. Hay
una razón por la que tengo todas estas curvas.
Dos  le dice a la anfitriona que nos guía a una mesa, dándonos a ambos un
menú. Ella tomará un chocolate caliente y yo un café, negro 
Hola  Arrugo la nariz. Eso no es lo que quiero
Lo siento, ángel dice, dándome una pequeña sonrisa. También tendrá
malvaviscos extra en su chocolate caliente  le dice irritantemente a la camarera
sin consultarme. Aunque tenga razón, me pone de los nervios de punta. ¿Qué
diablos...? ¿Cómo es que sabe esas cosas sobre mí? La camarera lo garabatea en
su libreta antes de irse a buscar nuestras bebidas.
¿Cómo sabías lo que quería si ni siquiera sabías que vivía al otro lado de la
calle?  Le entrecerraba los ojos, intentando enmascarar el pequeño rastro de
dolor que siento al respecto. Me he fijado en él y en su hermosa cara. Espera.
¿Acaba de llamarme ángel? Mis mejillas se calientan con un toque de cariño.
Soy bueno leyendo a la gente Se encoge de hombros.
No sé qué hacer con eso. ¿Es bueno para leerlos, pero no sabe que viven al
otro lado de la calle? Lo que sea. No deja de mirarme mientras la camarera nos
deja las bebidas. Algo en su mirada envía calor en cascada a través de mí,
parpadeando como las luces de los témpanos.
¿Están listos para pedir? pregunta la camarera.
Mierda, aún no he mirado el menú. Yo cubro. Quiero todas las luces de
témpano en su coche
Ángel, no puedes comer eso Se ríe como si estuviera bromeando. Ella
tomará los huevos Benedictos pero en vez de tocino canadiense, que sea tocino
de verdad y extra crujiente
La camarera me mira.
Asiento con la cabeza porque eso suena muy bien. Me encantan los huevos
Benedictos. Es la única cosa que no he dominado en la cocina, no importa
cuántas veces lo haya intentado.
¿Y para usted, señor? 
El plato leñador. Estoy seguro de que mi ángel querrá robar algunos de mis
panqueques Le entrega a la camarera nuestros menús, después de ordenar
para nosotros como una pareja que ha estado junta por años. ¿A qué está
jugando? ¿Cómo sabía que me encantan los panqueques? Supongo que a todo
el mundo le encantan los panqueques, así que no es tan raro que lo haga bien.
Algunas cosas no cuadran, pero le seguiré la corriente con su jueguito. La
camarera se aleja de la mesa y nos sentamos en silencio durante unos
momentos. Parece como si me estuviera aceptando, lo que me pone nerviosa de
nuevo. Lucho para no moverme en mi asiento.
Dejémonos de tonterías digo porque el silencio es demasiado para soportar.
Le estrecho los ojos. ¿Qué tengo que hacer para poner mis manos en esas luces?
Dime tu precio
Sonríe de nuevo. Quiero quitarle esa expresión de la cara. Rasguño los dedos
en la mesa, esperando su respuesta. Parece que está pensando mucho en su
respuesta. Le levanto una ceja para hacerle saber que estoy esperando con
impaciencia.
¿Qué tal si nos conocemos un poco mejor? Digamos que en las próximas dos
semanas te daré algunas cajas cada vez que hagamos algo juntos Mi cara se
cae cuando me doy cuenta de lo que está sugiriendo.
Pero entonces mi casa no estará terminada hasta dentro de dos semanas
Miro mis manos en mi regazo, mis dedos retorciéndose juntos.
Tú ganas  Suspira.
Mi cabeza se levanta.
Te prestaré las luces
¿Me las prestas? La esperanza florece en mi pecho.
Sí, prestártelas. Deja de poner esa cara triste Se acerca a la mesa y me roza
con el pulgar el labio inferior.
Me siento allí sorprendida por la acción.
Tu puchero es adorable, pero también es efectivo 
Quiero decirle que no estaba haciendo pucheros, pero tal vez sí. Te ayudaré
a encender las luces, pero si pierdes un día en las próximas dos semanas, vendré
a recogerlas 
¿Todos los días?  exclamo.
Todo el mundo en el restaurante se da la vuelta para mirar hacia nosotros.
Me resbalo en mi asiento y me pongo una mano en la cara para esconderme
de la atención. Ni siquiera sabías que vivía al otro lado de la calle. ¿Ahora
quieres salir conmigo?  Maldita sea. ¿Por qué no puedo dejarlo pasar? Quiero
que la gente no se fije en mí, pero no demasiado. ¿Es tan difícil?
¿Trato? pregunta, ignorando mi pregunta.
La camarera regresa, deja la comida y pregunta si queremos algo más. Sacudo
la cabeza, no.
¿Ángel? 
Lo que sea  murmuro y tomo mi tenedor. Quiere estar conmigo todos los
días, bien.
No sabe lo que le espera. Nadie lo hace cuando se trata de mí. Me sorprende que
Laura siga viniendo, pero ella también es rara, así que funcionamos. No creo que
Santa Claus sepa lo que está firmando.
Dilo, ángel
Debería decirle que deje de llamarme así, pero no lo hago. Me gusta
demasiado, pero él no tiene por qué saberlo. Nunca antes alguien me había dado
un apodo. A menos que cuentes los que dicen que soy rara. Mi madre siempre
se aseguraba de llamarme así.
Trato hecho Me rindo. Necesito esas luces.
Sonríe ante su victoria. Todavía no entiendo por qué quiere pasar dos
semanas conmigo, pero lo que sea. Estoy en esto para ganarlo. Esto es sólo un
pequeño contratiempo, pero me acercará a mi objetivo final.
Deja de hacer pucheros y come
Tomo mi tenedor, no porque él me lo haya dicho y no porque su arrogancia
haga algo raro en mis entrañas, sino porque tengo hambre. Al menos eso es lo
que voy a seguir diciéndome.
7
Brendan

L
a escalera se mantiene firme mientras me inclino y sujeto la última
hebra de luces de témpano a sus canaletas de hojas.
Los dos de la izquierda están demasiado cerca. El cable no está lo
suficientemente apretado Se inquieta debajo de mí, su mirada exigente sobre
los témpanos infractores.
Me inclino más y me aseguro de que estén bien espaciadas. ¿Mejor? 
Ella asiente con la cabeza, la bola verde y esponjosa en la parte superior de
su gorro de punto ondeando. Eso es perfecto 
Bajo, me paro a su lado y miro las luces. Estos se ven geniales 
Realmente lo hacen Ella sonríe. En realidad, sonríe. Y tengo que luchar
para no tirar de ella a mis brazos.
Pasa una brisa fría y me acerco a ella.
No creas que esto significa que somos amigos  Cruza los brazos, la sonrisa
se desvanece, pero no del todo.
No se me ocurriría Espero que seamos mucho más que amigos.
Ahora puedes volver a tu casa Hace un movimiento de barrido con las
manos. —Puedo manejar el resto—
Estoy feliz de ayudar Subo por su porche hacia su puerta y agarro la
manija. Pero parece que tienes frío. ¿Qué tal si vamos dentro...? 
¡Hey!  Se apresura hacia mí y me pega en la palma de la mano. No puedes
entrar en mi casa. Eso no era parte de nuestro acuerdo 
Suspiro. Ángel, te vas a congelar aquí fuera 
Estoy bien. Si tienes frío, vete a casa
Intento una táctica diferente. Vaya, no tienes una corona de Navidad Hago
un espectáculo sacudiendo la cabeza en la puerta.
La tenía Me mira con enojo.
No hay corona Apunto al otro lado de la calle hacia el verde de abeto fresco
de mi puerta. La mía está lista, sin embargo. Supongo que eso es suficiente
para los dos 
Eso la rompe. Pasa a mi lado, abre la puerta y pisa dentro. Tengo una
corona. Tuve que arreglarla  Ella sigue adelante y gira a la derecha en su
comedor.
Sigo y cierro la puerta detrás de mí, cerrando el paso al frío. Su casa es
ordenada, la sala de estar confortable con un ligero fuego ardiendo. Mi casa tiene
una distribución similar, así que ya me siento como en casa. Entrando en la
cocina, admiro la pequeña y linda exhibición navideña alrededor de la ventana
de su fregadero. Los muñecos de nieve y los Papás Noel me sonríen.
¡Mira!  llamo desde la entrada. Oye, ¿Estás aquí? 
Mirando a la cocina, sacude la cabeza. Yo no te invité a entrar
¿Oh?  Me encojo de hombros inocentemente. Pensé que lo habías hecho
¿Así como pensaste que era una completa extraña en la ferretería? 
Está muy molesta por eso. ¿Le he hecho daño? No me gusta la sensación de
náuseas que me da ese pensamiento.
Mira, sabía que eras tú, Ángel Me acerco a ella, el alivio floreciendo dentro
de mí cuando una sonrisa engreída cruza sus labios.
¡Lo sabía!  Sacude un poco la corona.
Sólo me estaba divirtiendo contigo Levanto la mano y le quito el gorro de
punto. Te reconocería en cualquier parte 
¿Qué?  Su postura se desplaza sólo un pelo, lo suficiente para que me dé
cuenta, lo mucho que me acerque. Nunca, umm, nos hemos conocido
Lo sé Me acerco más, sus labios me tientan a probarla.
Entonces, ¿Cómo podrías conocerme en cualquier parte?  Sus palabras
lentas, su mirada clavada en mi boca. Se le ha caído el exterior espinoso por un
momento. Si la beso ahora, podría hacer que corriera y levantara cada una de
sus barreras contra mí otra vez.
Déjame ayudarte con eso Tomo la corona y me giro hacia la puerta.
Después de colgarla, me vuelvo hacia ella. ¿Ésta derecha? 
Me mira a mí, no a la corona. No lo sé Parpadeando, dirige la mirada hacia
la puerta. Se ve genial. Ni siquiera puedo decir que uno de los cardenales está
pegado
Lo hiciste muy bien  Sonrío y quiero quedarme. Quiero ir a sentarme con
ella junto al fuego y escucharla contarme todo sobre sus adornos navideños
favoritos, pero si se pone demasiado intenso podría terminar con esto antes de
que empiece.
Sus dedos se enredan entre sí. Me gusta hacer cosas. Mi madre siempre
decía que tenía una manera extraña Su voz insinúa tristeza.
Oye, eres peculiar Cierro la puerta, aunque me preocupa poder asustarla.
Creo que es increíble. Eres increíble
Sus ojos se iluminan. ¿De verdad? 
Sí Meneo la cabeza ante ella. ¿Por qué querrías ser como los demás cuando
puedes ser tú? 
La sospecha entra en sus ojos. ¿Por qué estás siendo amable conmigo? 
¿Por qué no lo haría? 
Porque soy...  Se encoge de hombros.
¿Porque eres qué?  Me acerco, necesito estar en su espacio. Sus mejillas
están rosadas por el frío, su pelo despeinado debido a que le quité el sombrero,
y nunca he visto una mujer más hermosa en toda mi vida.
Soy una especie de... No hago amigos. No tengo a ninguno. Bueno, hay una,
pero a veces pienso que es imaginaria. Y tú y yo hemos sido vecinos por un
tiempo, pero no hemos estado muy unidos. Hubo una vez en que veniste a mi
puerta...  Sus mejillas se ruborizan aún más. Y yo no estaba, um...  Ella tose.
No estaba en casa
Dejé que se saliera con la suya. Después de todo, destruí sus luces de
Témpano.
Te perdiste un chocolate caliente ese día. Lástima que te hayas ido. Supongo
que tendré que hacer más, con malvaviscos extra, para mañana
¿Hablas en serio sobre quedarte conmigo todos los días durante dos
semanas?  Cruza los brazos sobre el estómago. Eso es ridículo 
Creo que es divertido. Eres divertida, Ariadne
Parece que está tratando de encontrar una respuesta y no tiene nada.
Mira, sé que esto es nuevo para ti. Es nuevo para mí también. Pero quiero
demostrarte que no soy alguien que vaya a hacerte daño Alcanzo y tomo su
mano en la mía. Es cálida y suave. Quiero saber todo sobre ti. Cosas malas,
cosas buenas, todas las cosas. Y voy a aprovechar nuestro acuerdo para obtener
toda esa información 
Astuto Nos mira las manos. Eso es lo que eres 
Me han llamado cosas peores
Por mí  murmura.
Pero por ahora, voy a cruzar la calle y trabajar en mi propio jardín  Le
aprieto los dedos. Tengo que mantener las apariencias
Usamos todas las luces de témpano en mi casa
No sé si está triunfante o avergonzada, tal vez un indicio de ambas cosas.
Me las arreglaré Le suelto los dedos y me volteo a la puerta. Prepárate para
desayunar mañana. Te recogeré a las nueve. ¿Está bien eso? 
¿Nueve?  Se muerde el labio. Sí, ¿Pero podemos quedarnos cerca? 
¿Cerca de casa? Seguro Tengo la intención de recogerla y llevarla a mi
garaje, así que esto funcionará perfectamente. Tiene miedos y ansiedad,
probablemente por lo que le pasó en el pasado que la hace tan desconfiada ahora.
Quiero tranquilizarla, pero también sé que empujarla demasiado lejos,
demasiado rápido terminará en un desastre. Así que, con eso en mente, me
obligo a abrir la puerta y entrar en la fría noche.
Ella me sigue y me mira, sus ojos brillando en la luz baja. Bueno, buenas
noches, supongo 
Por ahora Estoy tan tentado de besarla.
Sus ojos revolotean cerrados, sus labios ligeramente separados. Al diablo con
la espera. Me inclino para reclamarla, y luego aúllo como si algo con garras
afiladas se clavan en mi pierna.
Ariadne se asusta, el hechizo se rompe, y mira hacia abajo a la gatita negra
que ha estado poniendo a mover la cola de Charlie en un nudo. La peluda
bloqueadora de pollas.
Hola Ariadne comienza a tenderle la mano para acariciarla y luego se retira.
No debería 
¿Por qué no?  Me agacho y le doy a la mascota lo que me pide. Sólo cuidado
con sus garras. Son intensas
Es sólo...  Se arrodilla y mira con envidia abierta mientras acaricio al animal
callejero. ¿Sabes lo que dijiste en la ferretería? ¿Lo de la dama de los gatos? 
Mierda, mis bromas la lastimaron. Lo siento, ángel. No sabía que era un
punto doloroso. Aquí Me acerco y le tomo la mano.
Está temblando.
No tengas miedo. No de mí. No del gato. No de lo que digan de ti Con mi
mano apoyada en la suya, acariciamos al gato juntos. La pequeña desvergonzada
se come la atención, un ronroneo profundo que comienza mientras Ariadna la
acaricia.
Le gustas Me encuentro con sus ojos. Tienes talento innato 
Eso es lo que temo Ella frunce el ceño.
Tengo un gato
Lo sé Ella sonríe. A veces lo veo en la ventana. Una gran bola peluda
naranja
Se llama Charlie. Te querrá igual que éste  Le rasco las oscuras orejas al
gato y me levanto. Ustedes dos sigan conociéndose. Tengo que volver antes de
que Charlie se dé cuenta de que he estado acariciando a otro gato
No puedo quedármela  Sonríe tanto que mi corazón parece expandirse como
el del Grinch.
Por supuesto que puedes. Y piensa en un nombre, ángel. Necesitará uno 
Me doy la vuelta y me doy prisa en bajar las escaleras para no cambiar de opinión
y quedarme.
Buenas noches  dice ella.
Levanto la mano y me despido, luego entro por la puerta principal. Charlie
me saluda, huele una vez, pone su cola en el aire y se aleja.
Hola, estaba saludando a ese otro gato. No es... 
Desaparece en mi habitación, probablemente para cagar en uno de mis
zapatos. Ni siquiera estoy enfadado. No cuando miro por la ventana y veo a
Ariadna con el gato en brazos mientras vuelve a entrar, aun sonriendo cuando
cierra la puerta.
Mereces ser feliz, ángel Tengo la intención de añadirle felicidad a primera
hora de la mañana.
8
Ariadne

A
caricio a la Sra. Claws mientras discuto si realmente puedo quedarme
con ella. Es tan pequeña y vulnerable que no puedo dejarla afuera.
Además, ya le puse nombre. Claws ronronea bajo mi tacto. Me sigue
a todas partes donde quiera que voy azotando su linda cola. Ni siquiera han
pasado 24 horas, y ya estoy unida a ella.
¿Qué es eso? 
Salto al oír la voz de Laura. No creo que me acostumbre a que aparezca al
azar.
¡Deja de asustarme! ¿Cómo te mueves tan silenciosamente? Juro que eres
un espía o algo así Vuelvo a acariciar a mi pequeña chica.
Lo soy responde ella, yendo directamente a mi refrigerador. ¿Quieres que
nos haga el desayuno? 
No, gracias Mierda. Probablemente debería traerle a la Sra. Claws algo de
comida. Oh, también necesitaré una caja de arena y todo tipo de cosas de gatos.
Ni siquiera sé por dónde empezar. Entonces se me ocurre que la Sra. Claws
también necesita una casa de Navidad. Esa es una de las primeras cosas que
voy a pedir para ella. Apuesto a que la bola de pelo de Brendan no tiene una de
esas. Podría decorar la casita de mi gatito para que luzca mejor que su casa real.
Doble victoria.
¿No, gracias? ¿Vas a rechazar el desayuno? Laura se vuelve del refrigerador
para mirarme como si hubiera perdido la cabeza. ¿Te sientes bien?  Se acerca
y me toca la frente, fingiendo que me controla la temperatura. A veces es tan
dramática.
Estoy bien. Sólo tengo planes 
Ahora me estoy preocupando. ¿Tienes planes? Como, ¿Qué no está pasando
en esta casa?  mueve la mano.
Me encojo de hombros como si no fuera gran cosa. Por dentro, me estoy
volviendo loca. ¿Es como una cita? Quizá debería peinarme y ponerme algo
bonito. Miro mi suéter de Navidad y mis pantalones de yoga. Me encojo de
hombros, decidiendo que no voy a cambiar por nadie. Además, esto no es una
cita, soy yo sosteniendo mi parte del trato. Ni más ni menos.
¿Qué pasa, Ariadne? Estoy empezando a preocuparme Me mira con sus
ojos marrones directos.
Ni siquiera estoy segura de cómo explicar lo que está pasando entre Santa
Claus del otro lado de la calle y yo.
Bien, ¿Sabes cuanto necesitaba esas luces de forma de témpano para
terminar parte de la exhibición exterior?  Le envié un mensaje de texto enfadada
cuando descubrí que las mías estaban rotas.
Sí. ¿Ese imbécil del otro lado de la calle te está haciendo pasar un mal rato?
¡Oh Dios mío, por fin me vas a dejar quemar su casa!  Automáticamente cree
que me ha hecho algo malo. No puedo culparla. Primero, es una buena amiga. Y
segundo, realmente lo he hecho parecer el villano.
Bueno, como que las compró todas, e hice un trato con él para que lo vea
todos los días durante las próximas dos semanas  Apresuro las palabras y cierro
los ojos.
La oigo respirar hondo y miro un ojo abierto para ver lo que está haciendo.
Se pone a reír a carcajadas. Se sostiene de costado y se inclina en su arrebato
de risa.
¡No es gracioso!  Me siento, recojo a Claws y la pongo en mi regazo. Se
enrosca en una pelota y se siente como en su casa. Sí, me estoy quedando con
ella. Yo seré la dama de los gatos. ¿A quién le importa cuando llegas a tener algo
tan adorable?
Es gracioso. Más aún porque no creo que lo estés entendiendo  Ella camina
hacia mí, mirando a Claws. ¿Cómo conseguiste que este gatito viniera a ti? He
estado tratando de engancharla, pero siempre corre cuando me acerco Se
agacha para acariciarla.
Ella vino directa a mí
Laura sonríe. Supongo que ha estado esperando a que cedieras y no quería
que alguien más arruinara su oportunidad  Le da una última caricia en su
cabecita antes de volver al refrigerador y robar una leche de chocolate. Me
aseguro de pedir comida extra en mis entregas de comestibles para que ella
siempre tenga algo que comer.
Bien. Comeremos más tarde Se bebe la mitad de la leche chocolatada.
Laura puede comer más que yo cualquier día, pero sigue estando delgada. No
tengo ni idea de dónde se va todo la comida que se mete en la boca. Quería
avisarte  Apunta hacia la casa de Brendan. Santa Claus tiene un sistema de
seguridad de primera línea. No hay ni un centímetro de sus instalaciones que no
esté cubierto por una cámara 
Miro a su casa, sigo a donde ella apunta. ¿Por qué? 
Vivimos en un buen vecindario. ¿Quién necesita esa clase de seguridad en
nuestro tranquilo pueblo? Suena exagerado. ¿Qué dijo que hacía para ganarse
la vida? Tal vez no lo dijo, pero tampoco creo que salga mucho de esa casa. El
conocimiento de su sistema de seguridad me parece extraño y aumenta mi
curiosidad por él. ¿Está escondiendo algo?
Te lo que digo porque no podremos quemar su casa. Nos atraparán Su cara
es tan seria como puede serlo. Nunca sé si está bromeando o no. Me inclino por
la broma para sentirme mejor.
¿Cómo sabes eso?  Me quedo de pie, recogiendo a la Sra. Claws conmigo.
Sé que es casi la hora de desayunar, pero tampoco quiero dejarla. Tal vez debería
traerla conmigo. Si dice que no, entonces será una excusa para que me quede
en casa. Aunque debo admitir que estoy un poco emocionada por volver a verlo.
Mis pensamientos están por todas partes. Toda esta situación me hace sentir
inestable.
Se da golpecitos en la sien. Sé todo tipo de cosas. ¿Te acuerdas? Soy un
espía
Pongo los ojos en blanco. Un espía no necesitaría una llave para entrar
Sólo soy yo mostrando mis modales dice ella, haciéndome esnifar una
carcajada.
Llaman a mi puerta.
Está aquí susurro un poco demasiado alto.
Estoy fuera Laura se dirige a la puerta trasera.
¿No quieres conocerlo?  Pregunto.
Ya está cerrando la puerta detrás de ella, moviendo la cabeza. Esto no me
ayuda a pensar que a veces es imaginaria, porque nadie más la ve. Drop Dead
Fred es una de mis películas favoritas, así que no me sorprendería si Laura es
un producto de mi imaginación. Tiendo a ser muy creativa.
Miro al microondas para comprobar mi reflejo, alisando mi cabello con mi
mano libre. Lo tenemos le digo a la Sra. Claws antes de ir a la puerta principal.
Me detengo antes de abrirla y me acuerdo de encender mi camisa. Hago girar el
pequeño botón en el interior de mi manga para que las luces del árbol bordado
brillen de verde y rojo. Es mi suéter favorito de Navidad.
Respiro profundamente antes de abrir la puerta. De pie allí está Brendan en
toda su hermosa gloria, sosteniendo un ramo de rosas rojas con lirios blancos.
Pensé que se verían bien en la mesa del comedor Los extiende hacia mí.
Siento una pequeña punzada en el pecho por su amable gesto. Nunca antes
me había dado flores un hombre. Tampoco he tenido una cita. Brendan se está
convirtiendo rápidamente en un montón de primicias para mí. Ese pensamiento
hace que mis mejillas se pongan rosadas.
Gracias Se las quito, girando y medio huyendo de él para tener mis mejillas
enrojecidas bajo control. Cuando me doy la vuelta, casi me lo encuentro. Debe
haber ido a la misma escuela de espías que Laura o algo así. También es bueno
para sorprender a la gente.
¿Desayuno, y luego te llevaré a la tienda de mascotas? sugiere. Supongo
que necesitas conseguir algunas cosas
¿Vendrás conmigo?  Ir a la tienda no suena tan desalentador si tengo a
alguien conmigo.
Claro. Conozco todos los juguetes y golosinas que tu amiguita necesita.
Charlie puede ser muy particular, así que me limitaré a lo que le gusta
Sostengo a la Sra. Claws más cerca de mí. Está fascinada con mi suéter ahora
que se está iluminando. Pisa las luces cuando parpadean.
Ella no es mi amiga Le beso la parte superior de su cabecita peluda. Ella
es mi bebé
Brendan me sonríe. Bien. No me gustaría que le dieras besos al azar a tus
amigos Pone su mano en mi espalda y me lleva hacia la puerta principal. Agarro
mi sombrero y mi bolso de la mesa de la entrada. Me los quita y me pone el
sombrero en la cabeza por mí. Incluso me mete el pelo detrás de las orejas y se
asegura de que el sombrero cubra parte de ellas también. Es algo pequeño, pero
se siente dulce e íntimo. Él frota la cabeza de Claws, y ella ronronea por él,
disfrutando de su toque. Sé lo que se siente. Si no me hiciera parecer loca,
ronronearía cada vez que me toca. Me hace sentir cosas que no debería, pero no
puedo controlar mi cuerpo.
¿Puedo llevarme a la Sra. Claws conmigo?  Pregunto mientras salimos.
Puedes hacer lo que quieras, ángel
Me lleva un momento darme cuenta de que no vamos a su coche, sino a su
casa.
No quiero comer aquí protesto. ¡Esta casa es mi enemiga! 
La Sra. Claws maúlla de acuerdo conmigo.
Me lleva al otro lado de la calle y abre la puerta de su casa mientras fortalezco
mis protestas a cada paso. La curiosidad me lleva adentro, y jadeo. ¡Esta es la
casa de un tramposo! ¡Ni siquiera tienes un árbol de Navidad! Me doy la vuelta
para mirarlo. ¡Eres un impostor! 
La Sra. Claws salta de mis brazos y persigue al esponjoso gran gato naranja.
El gato anaranjado no se resiste cuando le hace frente; él simplemente comienza
a limpiarla. Ignora su lucha. Ella se rinde, eventualmente se da la vuelta y deja
que el otro gato se salga con la suya. ¿Qué demonios...? Esa cosa naranja
esponjosa puede tener a mi inocente bebé engañada, pero si su dueño piensa
que me voy a dar la vuelta y jugar limpio, le espera otra cosa.
9
Brendan

—S
ólo un farsante Ella se mueve más adentro, y yo cierro la
puerta detrás de ella. No hay árbol, no hay coronas, no hay
pueblo de Navidad, no hay escoba de canela, no hay
bastones de caramelo, no hay acebo, no hay muérdago, no hay música navideña,
no hay figuras de Papá Noel, no hay velas, no hay botas de tela, no hay
cascanueces
Hola Le tomo la mano y la jalo hacia atrás hasta que me mira. Prefiero
concentrarme en el exterior. Con Charlie alrededor, derribaría todo lo que yo
pusiera Entonces decido que tal vez debería ser más sincero con ella, porque se
lo merece y porque quiero que confíe en mí. Y, además de eso, no puedes ver el
interior de mi casa. Por lo general, no Le aprieto las manos. Y tú eres la razón
por la que decoro
¿Yo?  Ella mueve la cabeza a un lado. ¿Yo soy la razón? 
Sí Me siento casi avergonzado. He estado haciendo todo esto para llamar
tu atención 
Eso es una locura Las palabras deberían ser un insulto, pero ella lo dice
con asombro mientras me mira. Totalmente loco
Intenté llamar a tu puerta Me encojo de hombros No funcionó muy bien.
Y cuando salía para tratar de hablar contigo... 
Corría hacia adentro Se muerde el labio inferior.
Sí, pero lo entiendo 
¿En serio? 
Claro. Tienes esas rarezas, peculiaridades que yo...  Me detengo a mí
mismo. Que realmente me gustan de ti
¿Te gustan mis peculiaridades? 
Eres hogareña como yo, meticulosa, dedicada, creativa y nunca te das por
vencida. Todas esas cualidades en una sola mujer— además de que eres
jodidamente hermosa
—¿Qué hombre no querría llamar tu atención? 
Se sonroja, mira a Charlie y a la Sra. Claws acicalándose entre sí. Pensé que
no te gustaba y por eso seguías intentando competir  Y añade rápidamente: No
es que sea una competencia
Por supuesto que quiero competir Me río. ¿De qué otra manera podría
llamar tu atención? 
Parece que piensa un poco en mis palabras, su mirada lejana.
Oye, vamos. Lo he preparado todo, y la plancha está caliente. Siéntate en la
barra y mírame trabajar La conduzco a la barra de granito que corre a lo largo
del lado soleado de mi cocina.
Ella se sienta. ¿Ni siquiera te gusta la Navidad? 
Yo no diría eso Vierto la masa de panqueques en forma de árbol de Navidad
sobre la plancha caliente.
Sus ojos se iluminan. Haces formas. ¡Formas navideñas! 
Espera a que haga el copo de nieve Le hago una sonrisa y pongo la sartén
con el tocino.
¿De verdad encendiste todas esas luces sólo para llamar mi atención?  Se
inclina hacia atrás, con las manos cruzadas delante de ella.
Sí respondo sin dudarlo y luego le doy la vuelta a la tortita. Es dorada y
perfecta.
Me acerco, apago el quemador con la olla de chocolate, y luego tomo una taza
de café grande. El tocino chisporrotea mientras le sirvo una taza de la delicia
marrón y le añado una fuerte dosis de malvaviscos encima.
Para ti Se lo deslizo y tomo mi taza de café antes de voltear el tocino.
Lo prueba y luego se toma un trago aún más grande.
No te quemes la lengua Pongo otro árbol de Navidad en la plancha.
Esto es tan bueno, y tiene como una pequeña, um, ¿Una pequeño sabor? 
Chocolate mexicano Asiento con la cabeza. Un poco de especia que no te
golpea hasta después, te calienta y te hace sentir un hormigueo
Definitivamente estoy caliente y con hormigueo Se le caen los ojos y sus
mejillas se vuelven a poner carmesí.
Yo también Continúo haciendo panqueques y le sirvo otro chocolate
caliente una vez que haya drenado su taza y devorado los malvaviscos.
Probablemente debería extrañarme que te hayas tomado la molestia de
decorar tu jardín sólo para llamar mi atención
Probablemente estoy de acuerdo fácilmente y escurro el tocino extra
crujiente, luego rompo dos huevos en la grasa.
Quiero decir, eso es un poco acosador, ¿Verdad?  Ahora bebe su chocolate
más despacio, saboreándolo.
¿Un acosador te prepararía un delicioso desayuno?  Hago otro panqueque.
No lo sé. Nunca he tenido uno antes
¿Un delicioso desayuno o un acosador?  Me muero de hambre.
Ella sonríe. Eres raro. Como yo
Tengo algunas rarezas, sí Volteo los huevos, espero lo suficiente para que
estén a temperatura media, luego los coloco en un plato y los deslizo delante de
ella junto con un poco de jarabe de arce. Come
Rompo dos huevos más mientras ella se atrinchera.
Ella gime con boca llena de panqueques, y yo tengo que pararme frente a la
estufa por un rato después para ocultar lo que ella me está haciendo. Como la
mayor parte de mi desayuno allí, luego tomo mis huevos y me reúno con ella en
la barra.
Puedes cocinar. Como, realmente cocinar  Mastica el tocino.
Gracias Le doy un mordisco a mis huevos. ¿Sigues preocupada acerca de
que, ya sabes, yo este acosándote?  No aguanto la respiración exactamente,
pero espero sus próximas palabras.
Mastica y se da la vuelta para darme, su mirada pensativa. Es raro. ¿Pero
tal vez es un buen raro? Quiero decir, sé que puedo ser un poco.... difícil de
entender. Tomo medicamentos para ello. Honestamente, no creo que podría dejar
mi casa si no fuera por mis recetas La vergüenza que tiñe su voz tira de mi
corazón.
No hay nada malo contigo  Suelto el tenedor y me vuelvo hacia ella. Nada
en absoluto. Todo el mundo tiene problemas. Ansiedad, depresión, miedos
irracionales, es sólo que algunas personas esconden los suyos mejor que otras.
Al menos eres honesta al respecto Presiono la palma de mi mano contra su
mejilla y ella se inclina hacia mi tacto. No tienes nada de qué avergonzarte, ¿De
acuerdo? 
Respira hondo y se le ponen los ojos llorosos. ¿De verdad? 
Sí Me volteo completamente para enfrentarme a ella. Cualquiera que te
haya dicho lo contrario está totalmente equivocado 
Una lágrima se le escapa por el rabillo del ojo, y yo se la limpio con el pulgar.
¿Qué te hace daño, ángel? Dímelo para que pueda mejorarlo
Nada ahora. Es que.... cuando era joven, mi madre siempre me decía que
estaba...  Su aliento se estremece, y yo la llevo a mi regazo.
No protesta, lo que me agrada más de lo que podría haber imaginado.
Adelante, dulzura  Seco otra de sus lágrimas.
Ella me dijo que había algo malo en mí. Cuando no quería salir de la casa,
ella me regañaba y a veces me encerraba en el armario o me amenazaba con salir
y no volver nunca más. Era demasiado Está lloriqueando. Muchas cosas que
hizo para intentar hacerme 'normal', pero nada de eso funcionó. Todavía no
podía ir a las multitudes, me ponía ansiosa cada vez que conocía gente nueva,
no podía levantar la voz para ser escuchada, no podía hacer nada bien a sus
ojos. Así que me volví hacia adentro aún más, supongo. Porque es seguro aquí
Se golpea el pecho. Aquí estoy bien
Aprieto los dientes, la ira hirviendo dentro de mí de que se le hizo pensar que
estaba defectuosa de alguna manera. Eres perfecta, ángel. Tal como eres
No puedo creerlo susurra.
Créelo Suavemente giro su mentón para que tenga que mirarme a los ojos.
Créeme. Creo que eres increíble
No me conoces Ella sacude la cabeza.
Entonces háblame de ti Le pongo el brazo alrededor de la cintura. Dime
tu trabajo y tus gustos y disgustos
Finalmente sonríe un poco, y el tornillo de banco alrededor de mi corazón se
afloja. Parece que ya conoces mis gustos y disgustos
Suposiciones alocadas Me encojo de hombros. Háblame del trabajo
Yo escribo Ella se ilumina aún más. Escribo sobre viajes en lugares
fabulosos. Todo tipo de...  Se detiene y me mira con ojos culpables. Supongo
que ya sabes que no salgo de casa, así que soy un escritor de viajes que nunca
viaja
Tú escribes. Tú creas. Y sólo puedo asumir que la gente disfruta de sus
artículos ya que te gastas una pequeña fortuna cada año en luces de Navidad y
electricidad Me encojo de hombros. No veo ningún problema con eso
Ella sonríe. —Así es como yo lo veo, y tal vez sólo estoy racionalizando el mal
comportamiento, pero realmente siento que he estado en estos lugares. Paso
días, a veces semanas, o tal vez meses investigando, leyendo, viendo videos,
escudriñando fotos, haciendo llamadas, hago de todo menos aplastar la suciedad
bajo mis pies. Es real  Su emoción aumenta con cada palabra, y estoy más
tentado que nunca a reclamar sus labios. —Cuando termino de escribir mi
historia, he estado en Machu Picchu. He explorado una pirámide. He pasado mis
dedos por las piedras de Petra. ¿Suena estúpido? -
Suena brillante para mí Lo digo en serio.
Ella irradia. Si eres un acosador, entonces por favor continúa acechando
Lo haré La aprieto más contra mi pecho.
¿A qué te dedicas? 
Nada tan divertido como eso. Sólo cosas de computadora  Le acaricio la
mejilla. También hay otra cosa que me gustaría tratar
¿Qué es eso? 
La beso, tomando su boca mientras jadea y se pone rígida. Pero eso sólo dura
unos segundos. Luego se derrite en mis manos, sus labios se ablandan y sus
brazos me rodean el cuello.
Es tan dulce e inexperta. Inclino su cabeza, la alineo para que no estemos
nariz con nariz, y luego lamo a lo largo de la costura de sus labios. Es dulce
como el chocolate caliente con un toque de especias. Cuando la lamo de nuevo,
sus labios se separan, y meto la lengua dentro.
Su pequeño chillido de sorpresa va directo a mi polla, y la ajusto en mi regazo
para no apuñalarla en el muslo. Profundizando el beso, paso una mano por su
pelo rubio y agarro ligeramente las mechas. Ella responde, su lengua se vuelve
aventurera con la mía mientras nos respiramos, probamos y saboreamos.
Quiero llevarla a mi habitación, pero no puedo. La puerta de mi oficina está
abierta para mantener el aire circulando en mi servidor, y estoy ejecutando un
conjunto de protocolos particularmente intrincados para romper los cortafuegos
y las protecciones de una pequeña nación insular en el Pacífico Sur. Tiene que
seguir funcionando, pero sólo tengo tiempo suficiente para desayunar y para ir
a la tienda de mascotas. Después de eso, planeaba excusarme por un tiempo
para manejar el hackeo. Pero ahora que la tengo, no estoy seguro de poder
dejarla ir.
Nuestro beso se vuelve más febril a medida que pasa una mano por mi pecho
y gime en mi boca. Deslizo mi mano hacia su trasero y la aprieto, tirando de ella
y dejando que sienta lo duro que me pone.
Su pequeño chillido me dice que entendió el punto, por así decirlo, y se
retuerce. Aprovecho la oportunidad para lamer su garganta y chupar el punto
justo debajo de su oreja.
Casi decido arriesgarme a llevarla más allá de mi oficina cuando un pequeño
gruñido nos hace girar la cabeza a los dos.
Ella jadea. Ellos están... 
Le tapo los ojos y le frunzo el ceño a Charlie. Honestamente, hombre, ¿No
podías esperar hasta más tarde? 
Charlie sigue tirándose a la Sra. Claws, los dos haciendo exactamente lo que
yo quiero hacer con Ariadne ahora mismo.
Sra. Claws, pequeña libertina Ariadne se ríe a carcajadas.
Suspiro y la pongo de pie. Vamos, ángel. Démosles un poco de privacidad y
vayamos a la tienda de mascotas
10
Ariadne

M
e chupo los labios, preguntándome si lo que gusto es Brendan o el
jarabe de los panqueques que me hizo. De cualquier manera, todo
estaba delicioso.
Probablemente no debería estar en un coche con él de camino a la tienda de
mascotas después de que admitiera que me acechaba, pero aquí estoy. Siento
un cierto nivel de comodidad con él ahora que todo está al descubierto. La única
otra persona que ha aceptado todas mis pequeñas rarezas es Laura. Ni siquiera
voy a mentir, es bueno sentirse querida. Mucha gente puede pensar que es raro
que sepa tanto de mí, pero yo no lo encuentro extraño. ¿No es esa la razón por
la que la gente sale antes de entrar en una relación; para descubrir cosas sobre
los demás? Sólo estamos haciendo un seguimiento rápido de todo esto. Ni
siquiera estoy segura de hacia dónde va esto, pero mi mente está corriendo en
un millón de direcciones.
¿Estás bien, ángel?  Me echa un vistazo.
Asiento con la cabeza. Estoy más que bien. Dios mío, cómo han cambiado las
cosas en las últimas 24 horas. La casa que una vez odié me llena de calidez y
felicidad sabiendo que la ha decorado para mí.
Mi teléfono suena en mi bolso. Me acerco y lo saco para ver que es Laura.
Laura: Tu punto se está moviendo. ¿Adónde vas?
Yo: A la tienda de mascotas. ¿Cómo haces eso?
Ella siempre sabe cuando salgo de casa. Es parte de por qué empecé a
llamarla espía.
Laura: Magia. Tu coche sigue aquí.
Yo: Estoy con Santa Claus.
Debería llamarlo Brendan ahora que nos hemos besado. Además, me hizo el
desayuno y admitió ser mi extrañamente guapo acosador, así que creo que es
seguro decir que deberíamos llamarnos por el nombre de pila.
¿Todo bien?  Sus ojos miran mi teléfono.
Es mi amiga, Laura. Ella siempre sabe cuando salgo de casa. Creo que es
una espía bromeo. En realidad, no enviamos muchos mensajes de texto.
Normalmente aparece de repente
¿Puedo?  pregunta cuando nos detenemos en un semáforo en rojo, y luego
me tiende la mano para que le dé mi teléfono. Se lo paso, aunque no estoy segura
de por qué lo hago.
Él hace clic en su nombre y luego me devuelve la pantalla. Compartes tu
ubicación con ella
Miro fijamente a la pantalla. ¿Lo hago? Eso es genial, pero no estoy segura
de cómo empecé a hacer eso 
¿Quieres que lo apague? 
Meh Realmente no me importa. No es que vaya demasiado lejos. Parece que
mi vida está llena de gente que me acecha.
Ella no comparte su ubicación contigo  Se encoge de hombros y me devuelve
el teléfono.
Una mirada extraña aparece en su cara. Puedo decir que Laura rastreando
mi ubicación lo ha hecho sentir incómodo.
Porque es una espía me burlo de nuevo. No se ríe. Me vuelvo a sentar en
mi asiento. Por supuesto, mi cerebro se vuelve loco pensando en por qué no
compartiría su ubicación conmigo.
Mi teléfono suena de nuevo en mi mano. Cuando miro hacia abajo, veo un
nuevo número.
La mirada de preocupación se ha ido, y me está dando una sonrisa arrogante.
Es mío. Prográmame
Sonrío y hago exactamente eso, poniéndolo en mis contactos como Satán
Claus Se acerca a la tienda de mascotas y aparca el coche.
Necesito una foto para mi burbuja  Odio cuando un contacto en mi teléfono
no tiene una foto personal. Enciendo mi cámara y me preparo para tomarle una
foto. Me desabrocha el cinturón de seguridad y antes de que me dé cuenta de lo
que está pasando, me empuja a su regazo. Me río mientras me acerco a él.
Te quiero en ella  Me besa por debajo de la oreja. Haz una selfie
Lo hago. Mis mejillas de color rojo cereza de rubor se muestran mientras se
acurruca en mi costado para que yo tome la foto. Saca su propio teléfono para
tomar una foto para sí mismo.
Mi teléfono suena de nuevo. Este dice que Santa Claus está compartiendo la
ubicación conmigo. ¿Cómo la comparto contigo?  Me meneo en su regazo, ya
estoy muy emocionada con esto.
Me tiemblan los muslos al sentir el resultado de lo que todo mi movimiento le
ha hecho. Nunca he estado en una posición tan íntima con un hombre. Aprieto
las piernas, sabiendo que no podemos hacer nada en el estacionamiento de la
tienda de mascotas. Me sonrío a mí misma, sabiendo que quiero hacerlo.
Soy tu acosador, ángel. No necesito que compartas tu ubicación. Siempre sé
dónde estás dice mientras me besa suavemente en los labios, sintiéndose nuevo
y de alguna manera familiar. —Salgamos de este coche antes de que haga algo
más que besarte— Creo que está bromeando, pero la tensión que hay en él dice
lo contrario. Abre la puerta y nos ayuda a los dos, y yo miro hacia las ventanas
nevadas por la Navidad con imágenes de gatos con sombreros de Papá Noel y
perros vestidos de elfos. Por supuesto que los gatos están a cargo y los perros
son serviles. Esta tienda de mascotas sabe lo que pasa.
Miro alrededor del estacionamiento. Este lugar parece muy concurrido. Me
rodea con un brazo y me empuja hacia su costado. ¿Qué vamos a hacer con
nuestros gatos enamorados? No podemos separarlos ahora. Podrían rompérseles
el corazón
Yo … Me confundo, porque no estoy segura de lo que deberíamos hacer. No
quiero romperle el corazón a la Sra. Claws. ¿No estará triste si no está conmigo
también?  Sé que sólo la he tenido por una noche, pero claramente estoy
aferrada a ella. Eso es aún más evidente si se tiene en cuenta que mis dedos se
están clavando en la parte posterior del suéter de Brendan para que se mantenga
cerca cuando entremos a la tienda de mascotas. Me siento segura cuando él está
cerca. Sé que no dejará que me pase nada.
Lo solucionaremos, ángel. Pijamadas tal vez  Me besa la cabeza y agarra
uno de los carritos verdes de la compra.
¿Dormir en casa de alguien? ¿Se refiere sólo a los gatos o...? Yo aparto la idea.
Es demasiado pronto, y ni siquiera se como tener amigos, mucho menos las
relaciones reales. Así que no importa si la idea de estar con él me ilumina como
un árbol de Navidad, porque el pequeño elfo cachondo dentro de mí va a tener
que calmarse. Al menos, eso es lo que debería pasar. En realidad, mis niveles de
adhesión son escandalosamente altos, pero no puedo evitarlo.
Camino con él por los pasillos mientras apila todo. No tengo ni idea de lo que
necesita un gato, pero Brendan está en ello. ¿Supongo que quieres eso? 
Señala una casa de Navidad para gatos. Jadeo y corro hacia allí.
¡Incluso tiene luces que son seguras para los gatos!  las prendo y bailan los
colores. Y hay diferentes opciones  Hago clic en el botón una y otra vez,
mostrando todas las diferentes maneras en que la casa puede iluminarse. Es
maravillosa
Entonces lo conseguiremos Le hace una seña a uno de los empleados de la
tienda, haciéndole saber que la compraremos. Resulta que tienen que ser
ordenados en la tienda y luego entregados.
Inclinándome, agarro la etiqueta. Santo cielo. Son quinientos dólares Me
va bien, pero eso parece alto para una casa de gatos. Gracias a Dios que no
sugerí conseguir dos. Uno para cada uno de nuestros bebés.
Feliz Navidad, ángel Me da otro de esos besos en la cabeza.
No sé qué tienen, pero son dulces y entrañables. Hace que se derritan todas
mis entrañas cuando me los da. Al caminar por la tienda me doy cuenta de que
parecemos una pareja normal. Como si estuviéramos juntos. Me pregunto si él
está pensando lo mismo. Quizá me esté adelantando, pero él actúa como si ya
fuéramos una pareja. No es que tenga mucha experiencia con nada de eso. Mi
último novio probablemente estaba en el tercer grado, y estoy segura de que me
engañó tomándose de la mano con una de mis amigas.
El cajero termina de cobrarnos, empaca nuestras cosas y prepara la casa del
gato para que nos la envíen. No estoy segura de por qué, pero Brendan paga todo
el pedido a pesar de mis protestas. Salimos de la tienda, cargamos todo en su
camioneta negra y nos vamos a casa. No es hasta que estamos en el carro que
me doy cuenta de lo fácil que ha sido estar en la tienda con Brendan a mi lado.
Normalmente, me congelo, sobre todo si hay muchos otros clientes dentro. Pero
apenas los he notado. Estaba demasiado concentrado en Brendan y su
conocimiento enciclopédico de los gatos. Oh, y la casa del gato de Navidad que
es casi la mejor cosa de la historia.
Se adentra en la carretera y se dirige hacia nuestro vecindario, con el sol
caliente en el cielo azul. ¿Has oído que se supone que esta noche nevará? 
Sí, estaba en la radio Él mira al cielo. Supongo que ya veremos  Se aclara
la garganta y pregunta: ¿Desde cuándo conoces a Laura?  La pregunta es
casual, pero no dejo de pensar en la extraña cara que puso cuando hablábamos
de cómo Laura rastreó mi ubicación.
No estoy muy segura. Como dije, ella apareció un día, y ha estado viniendo
desde entonces Lo miro y, aunque sus ojos permanecen en el camino, puedo
ver que está escuchando atentamente.
¿Viene a menudo? 
Sí. Siento que, como mi acosador, deberías saber estas cosas  bromeo.
Sé muchas cosas Se encoge de hombros. Como cuando querías dos de
esas casas para gatos, pero te conformaste con una
Me muerdo el interior de la mejilla. ¿Quizás? 
Eres un encanto. No te preocupes. Tengo dos. Una para tu casa y otra para
la mía
Sonrío, pero por alguna razón tengo que forzarlo. Creo que tiene que ver con
que tengamos dos casas y que inevitablemente tendremos que separarnos una
vez que regresemos. Él entrará en su casa que se ve triste sin luces de témpano,
y yo entraré en mi glorioso palacio de Navidad.
Es sólo que me he divertido tanto con él, que odio que termine, pero tiene que
terminar. No se conoce a alguien y luego se empieza a vivir con él. Eso es una
locura. Quiero decir, es una locura, ¿Verdad? Lo odiaba hace sólo un día. Si no
supiera ya que estoy un poco fuera de lugar, esta línea de pensamiento lo
verificaría. Debería intentar controlarlo. Sé que dice que le gustan mis rarezas,
pero no quiero ser una aguafiestas.
¿También ordenaste una casa para Charlie? Eso fue muy dulce de tu parte
le digo mientras se acerca a la autopista.
Sé que no te gusta esperar la decoración navideña, así que dejarán las casas
de los gatos esta tarde 
Me quedo boquiabierta. ¿Cómo he pasado el último año odiándote? ¿Cómo?

Hay una fina línea entre el amor y el odio, ángel Me sonríe, la mirada en
sus ojos suave y cálida. Y a veces odiamos las cosas sólo porque les tememos,
porque son desconocidas. Pero ahora nos conocemos Su sonrisa se pone aún
más cálida. Y tengo que decir que me encanta cada minuto de conocerte,
Ariadne
Las explosiones de calor, pero en el buen sentido, estallan dentro de mí, y no
puedo encadenar ninguna respuesta. Afortunadamente, se baja del auto y se
acerca a mi lado para abrirme la puerta, dándome un momento para tratar de
controlar mi rostro excesivamente expresivo.
Toma mi mano. Te ayudaré a buscar a la Sra. Claws y te acompañaré a casa
De acuerdo Mis hombros se caen mientras lo sigo hasta su puerta principal.
Cuando entro, veo a nuestros gatos juntos en una linda pelota de
acurrucamiento. Me acerco y recojo a la Sra. Claws. Me preocupa que se resista
a que me vaya, pero me abraza más. Puede que esté drogada, pero sabe quién
es su mamá.
Supongo que te veré más tarde  Me doy la vuelta, a pesar de que mi pecho
se contrae porque sé que voy a extrañar a Brendan y voy a caminar hacia la
puerta.
Hey  Brendan me llama, pero sigo caminando rápido.
Yo cruzo la calle a toda velocidad y llego a mi puerta a tiempo para conseguir
la llave. Entré corriendo y cierro la puerta, detrás de mí, y poniendo el candado.
Estoy siendo irracional y demente. Pasé toda la mañana con él, después de todo.
Dijo que me vería más tarde, pero aun así me molesta. Yo soy el que se aferra al
escenario cinco del que su madre le advirtió. La Sra. Claws me mira irritada, con
la cola moviéndose del paseo al otro lado de la calle.
Ángel  Su voz retumba a través de mí. Abre la puerta 
No, tienes cosas que hacer. Gracias por todo lo que has hecho por mí. Te
veré más tarde Lucho contra un sorbo.
¿Por qué me está afectando? ¡Soy como una manta mojada!
Ángel, por favor
Suelto a la Sra. Claws antes de volver a abrir la puerta. Lo agarro por la
camisa y lo tiro hacia mí para besarlo. Es rápido pero dulce.
Luego le cierro la puerta en la cara otra vez. No tengo idea de por qué hago
eso, pero tampoco tengo idea de por qué hago muchas cosas que hago.
11
Brendan

E
stoy sonriendo tan fuerte que me duele la cara.

—Lo pasé muy bien contigo, ángel. Te veré después del


almuerzo y ayudaré a organizar la casa de Navidad para Mrs.
Claws—

—Gracias— contesta, y puedo decir que todavía está apoyada contra la puerta
Quiero decir más, dejarle saber que deseo, más que nada, llevarla al otro lado de
la calle, a mi casa y directamente a mi cama. Pero no puedo. Reviso mi reloj el
trabajo está a punto de finalizar, y no puedo estropear esto. Si lo hago, no tengo
dudas de que un miembro de la Hermandad, una agencia asesina, aparecerá en
mi puerta con el regalo navideño de plomo en una bala o dos por no mencionar
el pago que recibiré una vez que este trabajo esté terminado me asegurara de
por vida.

Dejo que Ariadne se instale en su casa y me apresuro a cruzar la calle. La


casa se calienta incómodamente mientras camino hacia la habitación de
invitados donde está instalado mi servidor. Tengo una unidad con ventana
adicional y ventiladores funcionando constantemente para enfriarlo, pero está
trabajando duro. Estoy sacando potencia informática de cada servidor en un
radio de cincuenta millas, algunos de ellos mineros poderosos de Bitcoin que no
entienden por qué sus algoritmos se han puesto lentos repentinamente. Pero
necesito todo para entrar en la seguridad del gobierno de mi objetivo y acceder
a lo que necesito para hacer mi trabajo.
Me quito el abrigo y lo tiro al suelo del pasillo y me siento en mi escritorio,
dando vida a cada uno de mis monitores con un simple comando de voz. Al
escanear rápidamente los datos, veo que estoy a solo unos minutos de romper el
último candado. Eso es todo. Ya casi está allí, y no podría haber llegado antes,
especialmente dada la próxima tormenta de nieve. Ariadne tenía razón, el clima
está a punto de cambiar, y si pierdo energía, estoy muerto en el agua. Ningún
generador podría manejar mi enorme necesidad de energía durante más de una
hora, como máximo.

Charlie se pavonea y se sienta frente al servidor donde hace más calor. Le


rodaría los ojos si no estuviera tan concentrado en las pantallas frente a mí.

—Solo unos segundos más y estarás bañándote de hierba gatera y golosinas


por el resto de tus días— Golpeo el escritorio con los dedos y me sale un sudor
de la frente.

Mi código todavía se está ejecutando, atravesando aún cada barrera que este
pequeño gobierno de la isla ha puesto en su camino. Mis ojos miran de pantalla
en pantalla, buscando la señal de que he atravesado el último cortafuegos, la
última contraseña, el último pequeño vestigio de seguridad. La habitación se
calienta más, golpeo mis dedos más rápido y Charlie ronca débilmente.

—¡Ahí!— Exclamo cuando mi cursor finalmente comienza a parpadear.

Con pulsaciones rápidas, entro en una cadena de comandos. El ventilador


del servidor suena más fuerte cuando comienza a descargar cantidades masivas
de datos. Irrumpir fue solo el primer paso. Ahora necesito obtener lo que vine
a buscar.

Me siento durante horas, mis dedos se mueven sin parar mientras busco y
busco en su sistema. Examinando los datos, la mayoría de ellos inútiles, sigo
buscando los documentos importantes, el tesoro que he sido contratado para
levantar. Pero no lo veo. Aún no. El tiempo corre, cada segundo que podría
terminar mi expedición. Si descubren la brecha, se bloquearán, tal vez incluso
desconecten la conexión a Internet por completo. Entonces estoy jodido.

Se me forma un nudo en el cuello, pero lo ignoro. Reviso los correos


electrónicos de los funcionarios del gabinete inferior, luego me muevo a la cima.
Mis filtros y búsquedas están recolectando un gran archivo para que lo
inspeccione, pero espero poder encontrar el único documento que mi cliente está
buscando por medio mi trabajo, snoop pasado de moda en Outlook.
Sigo buscando, examinando los servidores del gobierno, incluidos los de
alto secreto en los que tienen un cifrado ridículo. Estoy violando una multitud
de leyes estadounidenses e internacionales, pero eso no me molesta. Lo que me
molestará es lo que sucede si fallo.

Tragando saliva, vuelvo a sumergirme, mis ojos se sienten secos mientras


continúo hojeando los datos mientras mi servidor los absorbe todo como una
aspiradora.

Profundizando, encuentro otro servidor, este conectado a la red personal del


presidente, así como a su oficina gubernamental. Esto podría ser.
Adentrándome en el interior. Ugh Desnudos Todo son malditos desnudos de
sus muchas amantes. Los deslizo, incluyendo los videos del presidente en una
especie de orgía, y sigo mirando las carpetas.

Abatido, me siento en mi silla, mi columna vertebral explota y mi cuello


finalmente se afloja. Sigo volteando archivo tras archivo, desnudo tras desnudo.
Estoy a punto de rendirme cuando una carpeta me llama la atención.
Inclinándome hacia adelante otra vez, hago clic y rebusco en su contenido.

—¡Bingo!— Grito, y Charlie sale disparado desde su lugar en el suelo, su


pelaje se hinchó para pelear y su espalda se arqueó. —Lo siento, no lo siento—
Engancho el archivo, lo arrastro a la unidad de disco cifrada en mi computadora
portátil y engancho los datos. Con unas pocas pulsaciones de teclas más, me
aseguro de copiar todo al servidor mío. El cliente va a venir por el archivo en mi
unidad USB, pero probablemente estará encantado de recibir toda la suciedad
que he encontrado junto con él.

Me pongo de pie y me estiro, el alivio se apodera de mí y llamo a Charlie, que


huyó: —Dije que lo siento—

Una respiración profunda y limpia después, me agacho, engancho mi código


de retirada y quemo cualquier evidencia de que entré en el sistema de cobertura.
Mis pistas son parte del juego. No puedo permitir que nadie venga a buscarme.

Me gustaría besar la unidad USB, pero probablemente sea mejor no dejar mi


ADN en ella. Entonces, en cambio, suavemente lo coloco dentro de la pequeña
caja fuerte debajo de mi escritorio, cierro la puerta y giro el dial. Con un mensaje
de texto rápido de un teléfono desechable, le hago saber a mi contacto que está
listo para ser recogido. Podría enviarlo a través de un servidor altamente
encriptado, pero para no dejar rastro real, una entrega analógica es lo mejor.
—Esta noche, 8pm, desfile de Navidad en Main. Párate frente a la barbería—
El mensaje está ahí solo por unos segundos, luego el teléfono se corta y se apaga
de la manera 'Misión imposible'.

Lo arrojo a la papelera y le doy otra mirada ala caja de seguridad una vez
más. Está cerrada. Mi tesoro a salvo dentro. Una vez que el servidor deja de
grabar mis pistas, le adjunto un disco duro más grande y transfiero los datos
para que todas mis máquinas estén limpias. La única suciedad está en esa
memoria USB y en el disco duro que guardo dentro de la caja fuerte.

El cuarto finalmente comienza a enfriarse, el servidor ahora funciona


silenciosamente y mis pantallas están oscuras. Siento que una "travesura
manejada" está en orden, pero no lo digo en voz alta. No necesito ponerme
demasiado tonto. Una sombra afuera me llama la atención, y mi corazón se
hunde. Corro hacia la ventana, me asomo pero no veo nada. ¿Era una persona?
Joder. Levanto uno de mis monitores y rápidamente reviso mi fuente de
seguridad para la parte trasera de mi casa. Nada parece estar mal, excepto un
error de imagen casi al mismo tiempo que pensé vi a alguien.

Lo regreso y miro de nuevo. El mismo error. Es minuto, pero lo veo. Podría


haber sido cualquier cosa, tal vez incluso el cambio de voltaje cuando mi servidor
se apagó. Pero no me gusta. Empujo la pantalla lejos, cierro las persianas están
aún más apretadas sobre la ventana de la unidad, luego me arrodillo y empujo
la caja fuerte al armario lo más profundo que puedo. Apilo algunos suéteres
encima, luego cierro la puerta.

Si alguien me persigue, no hay nada que pueda hacer al respecto. Solo tengo
que llegar al desfile y hacer la transferencia. Y no es como si fuera a ir a ningún
lado hasta entonces. Al otro lado de la calle a la casa de Ariadne no es un
problema. Puedo vigilar mi lugar desde allí.

De todos modos, cierro la puerta de la habitación de invitados y la cierro, luego


señalo a Charlie. —Ojos abiertos, amigo—

Él salta a la parte de atrás del sofá y maúlla mientras un claxon suena afuera.
Miro por la ventana delantera para ver el camión de reparto de la tienda de
mascotas estacionado enfrente. Ariadne salta por sus escalones delanteros, ella
con las manos sobre la casa del gato de Navidad que descarga el trabajador de
la tienda.
Con una mirada más por el pasillo a mis datos seguros, salgo por la puerta
principal y la cierro detrás de mí. Todo dentro está seguro, así que no hay nada
mal con pasar un poquito de tiempo con Ariadne antes de ir a entregarlo al
desfile.
12
Ariadne

—D
ejo caer las agujas de tejer en el sofá a mi lado. La Sra.
Claws me mira con sus grandes y lindos ojos. —Lo
estoy intentando— Recojo el hilo para mostrárselo. —
No sé cómo tejer— Arrojo la pelota al lado de mis agujas de tejer. Esta es la
quinta vez en mi vida que intento tejer. Fallo cada vez. Normalmente soy muy
buena en manualidades y decoración, pero por alguna razón tejer nunca fue
una habilidad que pudiera aprender. Tenía la intención de hacerle a la Sra.
Claws unos botines, un suéter y un pequeño sombrero para mantenerla
abrigada. Probablemente los odiaría, pero sería adorable verlos en ella, incluso
si solo fuera por tres segundos.

Podría comprarlos. Pero entonces, ¿Qué haría mientras espero a Brendan?


¿Qué está haciendo allí de todos modos? Sé que no ha salido de su casa. Al
menos no lo vi irse. Me levanto y me dirijo a la ventana para mirar. No veo nada
fuera de lo común, y no pasa nada, pero una camioneta llega a mi camino de
entrada.

—¡Tu casa está aquí!— Aplaudo con entusiasmo ante la señora Claws. Me
apresuro y empujo las agujas de tejer y el hilo hacia abajo en mi sofá para
esconderlas. Tal vez la señora Claws y yo nos olvidemos por completo del tejido.

Me apresuro hacia la puerta, abro la cerradura y luego me congelo. Me doy


cuenta de que tendré que hablar con ellos. Mi estómago se hace un nudo, pero
miro a la Sra. Claws y sé que puedo hacer esto por ella. Después de todo, cada
gato merece tener su propia casa navideña.
Respiro hondo y abro la puerta para encontrar a un hombre parado allí.
Parece unos años mayor con el pelo rubio desgreñado y los ojos azules brillantes.
Tal vez sea unos centímetros más alto que yo. Lleva una camisa que dice Pet
Place y jeans. Los músculos de sus brazos están tratando de escapar de la
camisa que es demasiado pequeña para él. Apuesto a que Brendan es más
grande, pero usa camisas que realmente le quedan bien. Mi mente comienza a
pensar en cómo se ve Brendan desnudo. Me callo antes de dejarlos ir más lejos,
pero aún tiemblo de anticipación. ¿Pienso en pasar mis manos por todo su
cuerpo desnudo? Ciertamente lo espero. Y así. Tal vez eso es lo que le pediré a
Santa este año.

Doy un paso atrás y abro más la puerta para que entregue el repartidor. —
Dónde está tu abrigo? Te morirás de frío—

— Sé cómo mantener el calor— Uno de sus ojos se cierra a medias cuando


lo dice.

—¿Tienes algo en el ojo?— Pregunto. —Tengo unas gotas de ojos en mi baño.


¿Quieres que te las traiga?—

Se ríe de mi pregunta y sacude la cabeza mientras murmura que soy linda.


Al menos creo que eso es lo que dijo. Por eso no me gusta hablar con la gente.
Son imposibles de entender.

—Firma aquí— Me da un portapapeles.

Escribo mi nombre en la parte inferior antes de devolvérselo.

—Voy a traer las cajas— Él medio corre hacia la camioneta. Observo mientras
lleva dos cajas grandes a mi sala de estar. Mantengo la puerta abierta, pero mis
ojos vuelven a la casa de Brendan mientras me pregunto qué esta haciendo.
¿Por qué no podía pasar más tiempo? Peor, ¿Por qué lo extraño tanto? Me ha
puesto esta extraña sensación en el pecho y no sé qué hacer al respecto. Lo he
dejado de odiar que lo extraño en un corto período de tiempo. Dejo escapar un
profundo suspiro y prometo que dejaré de obsesionarme por esto. Echo un
último vistazo a su casa antes de dejar que mi puerta se cierre.

La Sra. Claws se ha movido para sentarse en la mesa del comedor para ver
al hombre trabajar. Decidí que debería hacerle algo de beber. No estoy
acostumbrada a que la gente venga, así que no sé qué hacer para ser cordial y
cortés. Le prepararé un chocolate caliente porque se está congelando, el pobre
tonto no tiene nada que lo mantenga caliente.
Me pongo a trabajar en su chocolate caliente mientras reviso al azar mi
teléfono para ver si tal vez Brendan me envió un mensaje de texto, pero no hay
nada. Discuto enviarle uno, pero, una vez más, no quiero ser pegajosa.
¿Recuerdas cuando dije que dejaría de obsesionarme con eso? Eso no funciona.
Es un maldito acosador, y estoy aquí preocupándome por ser pegajosa. Esto
suena como una compensación justa para mí. El microondas suena. Saco el
chocolate caliente y lo llevo a la sala de estar. Parece que el tipo de Pet Place
está instalando las dos casas de gatos de Navidad aquí. Tal vez debería decirle
que la otra va al lado. Siendo una malcriada, mantengo la boca cerrada. Si
Brendan quiere su casa de Navidad, debería haber estado aquí para decirle a
este tipo dónde ponerla en lugar de hacer lo que sea que esté haciendo al otro
lado de la calle.

—Eso es dulce de tu parte— El hombre se pone de pie y me quita la taza.


Uno de sus ojos parpadea de nuevo, todo gracioso.

—Estás seguro de que no quieres el enjuagues de ojos?— Pregunto de nuevo.


Odio cuando me da comezón en mis ojos. Es peor durante Navidad porque me
dejo llevar por el brillo, y esas cosas llegan a todas partes.

—Eres linda, ¿Verdad?— Me sonríe mientras toma su bebida.

Me cambio de un pie a otro, sin saber qué decir. Me limpio la cara, pensando
que tal vez hay algo en ella. El silencio crece. Él pone la taza en la mesa de café.
Ya estoy incómoda con un extraño en mi casa, pero sigo tratando de mantener
la calma. Puedo hacer esto.

—Eres habladora— Se ríe mientras vuelve a caer al suelo para comenzar a


trabajar en las casas de los gatos nuevamente. ¿Qué significa eso? Nadie estaba
hablando. ¿Por qué la gente es tan difícil?

—¿Te gusta la vista? —Se da vuelta para mirarme.

—No estoy mirando nada— Este chico es extraño. ¿Por qué todos piensan
que soy la extraña?

—¿Estás segura de eso?— Hace otro de esos extraños parpadeos. Esta vez
no le ofrezco ningunas gotas de ojos. En cambio, me acerco a la ventana y miro.
Creo que tal vez me quede mirando. Sigo viendo la casa de Brendan.
Jadeo cuando lo veo dirigiéndose hacia mí. Salto lejos de la ventana, no
queriendo que me atrape mirándolo. Me tropiezo con mis propios pies y caigo
hacia atrás. Cierro los ojos sabiendo que voy a tocar el suelo, pero en su lugar
caigo en un cuerpo. Con un gruñido el hombre me atrapa.

—No tienes que tirarte a mí— dice el hombre con una sonrisa. —Estoy más
que dispuesto a divertirme un poco contigo. Incluso si estás obsesionada con las
gotas de ojos y más que un poco raro— ¿Soy la rara? Al menos no tengo una
contracción ocular. Este tipo realmente debería ver a un médico.

—Déjala ir— volteo para ver a Brendan parado en mi puerta, una ráfaga de
aire gélido azotando detrás de él.

Casi no reconozco su voz. Los ojos de Brendan están enfocados en el tipo de


ojos saltones que todavía me tiene en sus manos.

—¡Ahora!— Brendan ladra. El hombre me deja ir y se aleja de mí.

Casi vuelvo a tropezar, pero Brendan me abraza.

—Lo único que me impide ir por ti es ella. Si yo fuera tú, correría— dice
Brendan.

—No ha terminado con las casas— Señalo las casas de gatos que estaba
armando. Espera, se ven terminadas. Antes de que pueda comentar más, el
repartidor sale por la puerta.

Levanto mi cabeza hacia Brendan. —¿Por qué irías por él? El pobre tiene
un problema ocular grave— Me giro en los brazos de Brendan, mirándolo. —
¿Tienes un lado violento como Laura? Ella bromea que quiere asesinar gente
todo el tiempo. Todavía no estoy segura de si es una broma o no—

El no me responde. Solo besa la parte superior de mi cabeza antes de


dejarme ir y dirigirse a la puerta principal.

—¿Te vas?— Odio que mi voz salga quejumbrosa. Dios, soy patética. Cierra
la puerta y asegura la cerradura con una mirada de determinación en su rostro.
—No— dice antes de caminar hacia mí, lo dice como si estuviera en una
misión. Me levanta en sus brazos. Mi espalda golpea la pared mientras me besa
profundamente. Sus manos y boca están en todas partes mientras me devora.
Se siente tan bien, y el calor chispea sobre mí en pequeñas olas que se acumulan
con cada golpe de su lengua.

Gimo su nombre mientras me muevo contra él necesitando la fricción,


queriendo lo que sea que esté dispuesto a darme. Derramo toda mi frustración
porque se fue después de nuestro beso.

—Iba a golpear su puto trasero— Gime en mi oído antes de mordisquear mi


cuello. Mi cuerpo se incendia. No sé si es por sus palabras, su boca o sus manos.
Su tono posesivo hace que me duela todo el cuerpo.

—¿Por qué lo golpearías?— pregunto, inclinando la cabeza hacia un lado para


que pueda besarme más allí. Se siente tan increíblemente bien. Mis ojos se
cierran mientras sigo balanceándome contra él donde más lo necesito. El placer
que me está dando es como nada que haya experimentado antes. Empiezo a
mover mi caderas más rápido.

—Porque quería lo que es mío— gruñe en mi cuello antes de apretarlo y me


abraza más cerca de él.

—Brendan, necesito ...— Ni siquiera sé lo que necesito, pero sigo frotándome


contra él hasta que siento el mayor placer que he sentido en mi vida. Dejo caer
la cabeza contra la pared mientras gimo su nombre. He tenido orgasmos antes,
pero mi mano no puede sostener una vela para esto.

—Eres malditamente sexy— dice mientras continúa salpicándome besos.


Disfruto este momento, cada parte de él.

Su mano se levanta para acariciar mi rostro antes de besarme. Es gentil, a


diferencia de lo que acabamos de hacer. —¿Estás bien? Fui un poco rudo. No me
gusta ver las manos de otro hombre sobre ti—

Asiento con la cabeza. ¿Es malo que estoy secretamente emocionada de que
estuviera celoso? Puede ser, pero obviamente ambos estamos locos, así que no
importa.
Me inclino y lo beso, deseando más del placer que me dio hace unos
momentos. Para mi consternación, coloca un ligero beso en mi mejilla y luego
me decepciona. Se asegura de que me ponga de pie antes de que él retroceda,
dejándome ver el efecto que tengo en él. Quiero lamerlo.

—No más negocios divertidos hasta que lleguemos a casa— Él mueve su


dedo.

Quiero pisotear mi pie, pero eso me haría ver tonta. Estoy tratando de
contener algunos de mis extraños. —Estamos en casa, así que tal vez solo un
poco más— digo con una voz entrecortada.

Él me da una sonrisa diabólica.

—No me tientes, ángel. Apenas estoy aguantando— Doy un paso más cerca
de él, y él retrocede. —Quiero llevarte al desfile esta noche, y si no mantengo mi
distancia, eso no sucederá—

—¿Un desfile?—Me presiono el labio entre los dientes, no estoy segura de


cómo me siento al respecto. Puede ser divertido, pero también puede dar miedo
con tanta gente alrededor.

—Ponte uno de tus suéteres navideños y no te preocupes. Te prometo que lo


pasarás bien— El nudo que comenzó a formarse en mi estómago se derrite,
porque se que con él cerca, estaré bien. Cuando estoy con él, no pienso en todas
las demás personas ni en lo que sucede a mi alrededor. Él es todo en lo que
puedo pensar. Bueno, él y mi exhibición navideña. Está ganando, pero ahora
que estamos más o menos en el mismo equipo, no hay necesidad de regodearse
... abiertamente.
13
Brendan

—N
o recuerdo haber ido nunca antes a un desfile— Ella
cruza la calle conmigo mientras el anochecer cae a
nuestro alrededor. El cielo azul de antes se ha
convertido en nubes, del tipo espeso y ondulante que promete nieve. Supongo
que las previsiones meteorológicas estaban equivocadas: la tormenta llegará más
pronto que tarde. Endereza las luces a lo largo de la barandilla de mi porche
mientras abro la puerta.

—Solo necesito un par de cosas, y luego podemos irnos—

—Está bien— Se arrodilla para acariciar a Charlie mientras me dirijo por el


pasillo. Vamos a llegar al desfile temprano, pero no hay nada de malo en eso.
No cuando necesito esta transacción para ir a la perfección. Una vez hecho esto,
transferirán el dinero a mi cuenta y luego me puedo sentar con Ariadne y
planificar nuestros próximos pasos. La idea de nosotros dos trazando nuestro
propio curso me hace sonreír. Quizás quiera viajar a todos esos lugares sobre
los que ha escrito. O tal vez prefiera quedarse aquí y mudarnos juntos. De
cualquier manera, estoy listo para eso. Listo para ella.

Desbloqueo mi habitación de invitados y entro, luego enciendo la luz para


derretir la penumbra. Todo está donde lo dejé, mi servidor zumba a un ritmo
lento y la habitación se ha enfriado ahora que el trabajo está hecho. Apago los
dos ventiladores de piso y entro en el armario. Se me ponen los pelos de punta.
¿Alguien ha estado aquí? La pila de suéteres no se ve igual que cuando me fui.

Oh joder. Pongo al descubierto la caja fuerte, me arrodillo y giro el dial,


estropeo la combinación mientras mis palmas se ponen sudorosas, luego intento
de nuevo. Cuando la cerradura se abre, abro la puerta, luego casi me desplomo
en el suelo con alivio cuando veo el disco duro y la llave USB en el interior justo
como los dejé. los suéteres deben haber caído un poco hacia un lado. Gracias,
gravedad, por asustarme.
Me limpio las manos en mis jeans, luego agarro los discos y cierro la caja fuerte.
De regreso al pasillo, sonrío cuando veo que Ariadne le da a Charlie mucho amor.
Se lo toma todo.

Agarrando una bolsa de compras reusable de la cocina, coloco suavemente


los discos adentro, luego camino hacia el festival de caricias que se lleva a cabo
en la sala de estar.

—El es tan dulce. No es de extrañar que la señora Claws tenga algo por él—
Ella le frota la barriga mientras él se estira.

—Vamos a salir. Te conseguiré un bocadillo en el camino— Le tiendo la


mano.

Ella la toma, las campanas de su suéter de Navidad tintinean mientras se


pone de pie. —Me tuviste de merienda—

—Podríamos llenarnos de dulces en el desfile, pero creo que necesitas algo


más sustancial—

Ella se lame los labios. —Sí—

Una sacudida de calor se dispara hacia el sur, y tengo que sacarla de esta
casa antes de arrastrarla a mi cama. La forma en que reaccionó antes,
persiguiendo su placer mientras la lamía, replanteo mi reclamo. Mierda. Ella
realmente no tiene idea de lo que me hace. Acerco su palma a mi gruesa
erección.

—Sí, eso es lo que tengo en mente— Se pone de puntillas y me besa. Lo


devuelvo, tomándole la boca, pero cuando trato de acercarla, la bolsa de compras
se interpone. Cuanto antes me deshaga de estos datos, mejor. —Vamos, ángel—
Alejo su mano de mí, aunque la forma en que me acaricia sobre mis jeans es
particularmente erótica. —Tenemos un desfile, pero después, tengo
la intención de hacer de ti una comida—

Ella chilla cuando la llevo a través de la cocina y hacia el garaje. Al abrirle la


puerta, la ayudo a subir al camión, luego entro y lo enciendo. Este es solo el
primer paso hacia nuestro futuro, pero tengo que ser inteligente al respecto. No
quiero que quien vaya recoger las cosa la vea. No es seguro.

Salgo del garaje y me dirijo hacia el centro. Está inusualmente callada, así
que extiendo la mano y la tomo.
—¿Preocupada?—

Ella respira hondo. —Solo estoy teniendo todo en mi cabeza por un segundo —

—Está bien. Habrá una multitud— Aprieto sus dedos. —Pero la mayoría de
los niños que compiten por ver a Papá Noel y hacen todo lo posible para agarrar
todos los dulces que pueden—

—Esa parte no suena tan mal— Se relaja un poco. —Además, si quieren una
competencia, estoy bastante segura de que puedo recoger muchos más dulces
que ellos—

—Feroz—Beso sus dedos. —Me gusta—

Ella se encoge de hombros. —Quiero decir, no es una competencia, por


supuesto—

—Por supuesto— estoy de acuerdo, pero conozco a la pequeña competidora


que vive dentro de ella. Ella ama la emoción de la victoria.

Bajamos por la autopista, el tráfico es un poco más denso de lo habitual a


medida que más personas se dirigen hacia Main Street.

Paramos en la panadería de Bonnie, ayudo a Ariadne a bajar de la camioneta


y la llevo adentro.

—¿Qué hay en la bolsa? Ella mira la bolsa gris en mi mano.

—Solo algunas cosas que necesito dejar— Elijo una mesa cerca de la ventana
y ordeno para nosotros.

—¿Cómo sabías que me encanta el pan danés de queso?— Se quita un


mechón de cabello rubio de la mejilla.

—¿A quién no le gusta un pan danés de queso?— Me encojo de hombros.

—Buen punto— Ella asiente. —Oye, ¿Hiciste todo tu trabajo?—

—Sí— Parece que no puedo dejar de tocarla, mis dedos se entrelazan con los
de ella. —Todo está hecho. ¿Hiciste algún escrito hoy?—

—Escribí un poco, luego intenté hacer algunas manualidades—


—¿Solo lo intentaste?— Me recuesto cuando el mesero pone nuestros panes
sobre la mesa, luego me sirve un café y le da a Ariadne su chocolate caliente.

—El estambre y yo nunca hemos estado cerca—

No estoy seguro de lo que quiere decir, así que tomo un sorbo de mi café.

—Tejer— explica. —No puedo hacerlo. Puedo comenzar un poco, pero luego
mi mente divaga y me resbalo, pierdo dos, olvido dónde estaba, pierdo la cuenta:
tu nombra una forma de arruinar el tejido, puedo garantizar que lo he hecho.

—Suena como un logro para mí. Eres creativa incluso cuando te equivocas—

Tomo un bocado de mi pan danés mientras sonríe y toma un sorbo de


chocolate caliente.

—Esa es la mejor manera en que alguien me ha dicho que no soy bueno en


algo. Gracias. Supongo ...—

—Hola, ustedes dos— Una mujer con camiseta y pantalones de pijama acerca
una silla a nuestra pequeña mesa.

—¿Laura?— Ariadne arroja un poco de chocolate caliente. Tomo mi servilleta


y me limpio el suéter y luego la mesa.

—¿Entonces este es la amiga imaginaria del que me hablaste?—

—¿Estás aquí— Ariadne parece tan sorprendida como yo.

—¿Pensaste que era imaginaria?— Los ojos marrones de Laura giran hacia
Ariadne, luego de vuelta a mí. —Soy Laura. Eres Brendan—

—Sí. Encantado de conocerte—

— ¿Lo estas? —Pregunta bruscamente.

No la estoy siguiendo. —¿Dime de nuevo?—

—Laura, somos amigos ahora, ¿De acuerdo? ¿Recuerda? ¿Brendan es uno


de los buenos? —

Ella resopla. —No lo creo—


—No seas grosera— Ariadne se retuerce. No me gusta nada que haga que mi
ángel se sienta incómoda.

—¿Hay algún problema, Laura?—

—Has estado burlándote de mi chica aquí por años con tu tontería de


decoración navideña, y ahora estás tratando de ganar tu pequeño juego
llevándola y haciéndola pensar que realmente te gusta? Qué vergüenza— Laura
se burla. Los ojos de Ariadne se abren.

—Espera, ¿Qué?—

—Él no es lo que parece— Laura niega con la cabeza. —No es bueno. Vamos,
vamos a casa y veamos qué hay en tu refrigerador—

La confusión de Ariadne crece. —Pero íbamos al desfile—

—Solo te está jugando, cariño. Así de mal quiere ganar la competencia de las
decoraciones navideñas. Te ha convencido de que se preocupa por ti, para que
dejarás de pisar el acelerador—

Ariadne palidece y me mira. —¿Es eso cierto?—

—No, por supuesto que no— Extiendo la mano por encima de la mesa, pero
ella retira su mano. —Ángel, por favor. No te estoy engañando. Lo juro—

—Eso es exactamente lo que diría un tramposo— Laura toma a Ariadne por


el codo y la pone de pie. —Vamos—

—Ella está equivocada— Yo también me pongo de pie, pero cuando veo que el
pánico comienza a crecer dentro de Ariadne, me obligo a relajar mi postura. —
Todo está bien, Ariadne—

Sus ojos recorren la panadería que está concurrida antes del desfile. Ella se
dobla sobre sí misma, cruzando los brazos sobre su estómago en un movimiento
defensivo.

—Estás a salvo—

—Ella lo está ahora— Laura pone sus brazos alrededor de los hombros de
Ariadne y la aleja de mí.
Laura me lanza una mirada dura, y Ariadne se mueve rápidamente, su lucha
o huida se hace cargo.

—Ángel— llamo y los sigo al estacionamiento. —Nada de eso es cierto—

Se frota las sienes. —No puedo decirlo— Sus ojos están llenos de lágrimas y
la alcanzo, pero ella retrocede. —No puedo decirlo. Pensé que era real, pero
¿Qué pasa si me estás engañando para burlarte de mí?—

— No lo estoy— Mi corazón late con fuerza cuando la veo subir al auto rojo de
Laura.

—Solo necesito irme a casa— Una lágrima cae sobre su mejilla mientras cierra
la puerta.

—Aléjate de ella— Laura me señala mientras se sienta en el asiento del


conductor.

—Estás equivocada acerca de mi—

—No, no lo estoy, hacker— Ella susurra la última palabra, mi verdad se escapa


en el aire en un soplo de niebla. Luego se hunde y cierra la puerta.

Miro como el auto retrocede. La cara de Ariadne está en sus manos, y no me


mira. Laura sabe de mí. Ariadne estaba bromeando sobre que ella era una espía.
No creo que sea una broma. No con esta chica. Ella tiene mi número, y eso es
algo malo en este negocio. Pero puedo lidiar con eso más tarde. En este
momento, tengo que ir tras Ariadne. Corriendo hacia adentro, agarro la bolsa
con los discos y tiro unos $ 20 sobre la mesa.

Los sonidos del calentamiento de la banda derivan de la ruta del desfile.


Revisando mi reloj, me doy cuenta de que tengo solo quince minutos antes de
tener que estar en el punto de entrega. Ahí es donde debería ir. Necesito hacer
esto. Pero cuando me subo a mi camioneta, me encuentro dudando. Tengo que
hacer la entrega. Pero Ariadne está sufriendo. Ella me necesita, y no puedo
dejar pasar otro minuto sin que ella sepa lo que siento por ella. Llegaré tarde
para hacer la entrega, pero aún así lo lograré.

Alejándome de la ruta del desfile, sigo mi corazón cuando comienzan a caer los
primeros copos de nieve.
14
Ariadne

M
iro por la ventana mientras los copos de nieve comienzan a caer.
Me queda un nudo en la garganta mientras trato de evitar llorar.
Me meto la mano en el suéter y apago las luces que parecen
demasiado felices por cómo me siento en este momento.

—No apagues tu suéter— Laura se acerca y me acaricia el muslo, tratando


de tranquilizarme.

No quiero creer algunas de las cosas que dijo, pero es difícil no confiar en
ella. Laura es mi amiga, imaginaria o no, está atrapada conmigo a pesar de
todas mis peculiaridades. Casi me siento estúpida por no darme cuenta de lo
que Santa Claus estaba haciendo. Parecía tan genuino, como si realmente se
preocupara por mí. Mis inseguridades fácilmente creyeron que Laura dice la
verdad sobre Brendan, pero mi instinto me dice lo contrario. ¿En cuál debo
confiar?

No vuelvo a ponerme el suéter. —No me siento tan feliz en este momento—

La nieve comienza a caer más intensamente, de alguna manera me molesta


aún más. Me encanta la nieve. Es una de mis cosas favoritas de esta época del
año. Mi mente se desvía de la nieve a Brendan, pensar en los dos nos
acurrucándonos junto al fuego. Él dándome mas de esos besos que me dejan sin
aliento. Se me llenan los ojos de lágrimas cuando me doy cuenta de que eso no
va a suceder.
—Él no es un buen tipo, cariño— Laura me palmea la pierna otra vez. No
me gusta escucharla decirlo. ¿Cuántas veces lo he llamado idiota y peor? Pero
cuando ella lo dice, me dan ganas de defenderlo. Dije todas esas cosas antes de
conocerlo. Él no parece ninguna de esas palabras desagradables ahora.
Durante nuestro tiempo juntos, nunca sentí que algo de lo que dijo fuera
practicado o inventado. Mi cabeza quiere creerle a Laura, pero mi corazón se
niega.

—¿No crees que es mucho trabajo acercarse a mí con el único propósito de


sabotear mis decoraciones navideñas?— Trato de razonar. —Eso es un poco loco,
¿No crees?—Dijo que solo las pone para llamar mi atención. Me dio las luces
que compró para su propia casa para que no me deshiciera de él. No puedo
entender todo esto. Nada de eso tiene sentido para mí.

—Te darás excusas a cualquier cosa porque eres así de dulce. Por eso
necesitas un amiga como yo. Para mantener alejados a los hombres malos como
Santa Claus —

—No es una excusa— murmuro, sintiéndome derrotado. —No estoy segura


de comprarlo. Parecía tan genuino —

Ella no responde a mis comentarios, luego se queda extrañamente silenciosa,


lo cual es extraño para Laura. Pienso en la expresión de su rostro cuando me
levanté para salir de la panadería. Me di cuenta de que quería alcanzarme, para
acercarme a él y abrazarme. Quería que lo hiciera, pero Laura no lo permitiría y
lo último que haría sería una escena. Prefiero que se abra un agujero en el
suelo y me tragara a que todos me miren. Casi tuve un ataque de pánico
tratando de salir de allí.

Es hora de mirar a Laura mientras se detiene en mi camino de entrada. —


¿Por qué crees que solo está interesado en mí debido a la competencia de
Navidad? ¿Es porque soy rara y posiblemente no podría gustarle a nadie? ¿Es
tan escandaloso que alguien quiera salir conmigo y pasar tiempo conmigo?—
Soy una persona bastante dócil, pero digo las palabras con molestia en mi voz.
Laura responde bruscamente a mis preguntas. Me duele pensar que la
competencia. Que no es una competencia. Es la única razón por la que Brendan
quería conocerme. La idea de que yo no fuera lo suficientemente bonita o que no
tuviera la personalidad adecuada para que quisiera pasar tiempo conmigo es
aplastante. Creo que Laura es mi amiga y está tratando de hacer lo mejor para
mí, pero la forma en que me hace sentir en el proceso es terrible. Es bastante
malo que nunca me haya sentido lo suficientemente bien conmigo misma y
siempre me haya referido a mi misma como rara. Su suposición de que Brendan
solo estaba detrás de mí porque estaba tratando de ganar me duele el corazón.
Puede que tenga razón, pero estoy decepcionada de que su mente se haya ido de
inmediato a ese lugar.

Su rostro se suaviza, pero su tono sigue siendo serio. —Es un mal tipo,
cariño. Necesitas mantenerte alejada de él. Él no es quien crees que es—

—¿Qué? ¿Por qué dices eso?— Yo empujo. Si no se trata de la competencia


navideña, ¿Por qué tengo que alejarme de él?

—Solo tienes que confiar en mí en este caso— Ella me da una pequeña


sonrisa. —Nosotros los espías sabemos cosas— agrega con una pequeña sonrisa.

Asiento porque no hay nada más que decir. Sé que no voy a cambiar de
opinión.

—¿Vas a entrar?— Pregunto, tratando de ser cortés. Realmente quiero estar


sola por un minuto para recuperarme. Me empieza a doler la cabeza. Mi mente
vuelve a algunas de las cosas que mi madre solía decir sobre mí. Bloqueo esos
pensamientos de inmediato, no queriendo ir allí hoy. No necesito sentirme peor
conmigo misma.

—Tengo algunas cosas que manejar, pero te veré luego—

Me inclino, dándole un abrazo antes de salir de su auto y entrar. Desbloqueo


la puerta y la abro. Mi mano va para encender las luces de Navidad afuera, pero
me detengo, retrocediendo. No puedo obligarme a encenderlas, así que no. Dejo
que la puerta se cierre detrás de mí. No estoy en el estado de ánimo para
cualquier alegría navideña.
Me dejo caer en mi sofá en la oscuridad y disecciono mis últimos días con
Brendan. Bueno, ¿Y si Brendan es un tipo malo? ¿Me importa? Quiero decir, ¿No
hay niveles de maldad? ¿Corta las cabezas de las personas o lava dinero?
Curiosamente, encuentro que hay algunos niveles de maldad que podrían no
molestarme. ¿Qué dice eso de mí?

—Que estoy medio enamorado de él— Cierro los ojos, me duele el corazón.
Sé que esto tiene que ver con algo más que luces de Navidad. ¿Quién sale con
alguien para vencerlo por tener mejores decoraciones navideñas? Eso es ridículo
incluso para mí. Sé que bromeé con Laura acerca de salir con él para ver qué
había planeado para sus decoraciones, pero no hablaba en serio. Nunca haría
eso, y no creo que él lo haga tampoco.

Miro por la ventana y veo que las luces de Brendan tampoco están
encendidas. ¿Se quedó en el desfile y se fue a divertir sin mí? Al principio estaba
nerviosa, luego emocionado de ir y tener a alguien con quien compartirlo. No se
trataba tanto de ir al desfile, sino del hecho de que estaba empezando a sentirme
cómoda haciendo las cosas. Con Brendan a mi lado, me sentí segura. Incluso
normal. Él siempre me hace sentir así sin importar lo que Laura diga.

Suena un curioso maullido.

Miro a la Sra. Claws que está sentada en la cima de su casa de Navidad roja
y verde.

—Se supone que debes estar dentro, tonta— le digo mientras me dirijo hacia
ella, dejando caer mi bolso. Me mira, luego por la ventana, y me pregunto si está
pensando en Charlie. probablemente se pregunta qué está haciendo, como me
pregunto qué está haciendo Brendan.

—¿Y qué si él me está usando para distraerme? Estoy disfrutando la


distracción— le digo a la Sra. Claws mientras acaricio su cabeza. Después de
todo, obtuve un orgasmo encantador. Supongo que no debería pensar que fue
tan agradable cuando me rompió el corazón. Ya estoy pegajosa. Si hubiéramos
tenido sexo, probablemente ya estaría planeando una boda. Luego, comenzaría
a intentar tejer nuevamente, porque obviamente nuestro bebé necesitaría un
pequeño sombrero. Luego terminaría ordenándolo en Etsy después de
frustrarme por mi falla en el tejido. Se me escapa una lágrima cuando pienso
en todas las cosas que nunca experimentaremos juntos. Laura lo tiene
enganchado, pero en realidad, soy la loca aquí planeando bodas y bebés con un
hombre que odié hace solo unos días.
Pongo a la Sra. Claws en el suelo y camino hacia la ventana de la sala para
robar otro vistazo. Sus luces aún están apagadas. ¿Donde esta el? Sería
mentirosa si no admitiera que esperaba que me persiguiera. Para decirme que
Laura está equivocada y que no le corta la cabeza a la gente para ganarse la vida.
Espero que el único crimen que él cometa sea de no pararse en el trafico ... tal
vez olvide reciclar. Quizás, cuando tenía prisa, se estacionaba en el lugar para
discapacitados o nunca pone dinero en los parquímetros. Todas estas cosas
podrían ser razones por las que Laura cree que es malo para mí, ¿Verdad?

Separo las persianas para echar un vistazo. Los faros me ciegan cuando una
camioneta se detiene en mi camino de entrada. Grito y salto hacia atrás. Intento
agarrar las persianas para no caerme. Podría aterrizar en la sra. Claws. En
cambio, las persianas vienen conmigo mientras caigo hacia atrás y aterrizo en
una de las nuevas casas navideñas de los gatos.

—Ouch— digo, sin moverme. Las persianas yacen encima de mí. La casa de
Navidad del gato está rota. Ni siquiera tengo que girar para mirarla y saber. La
Sra. Claws se sienta encima de la otra. mirándome con juicio.

—¿Esta es la de Charlie?—Yo ofrezco.

Ella solo maúlla y parece infeliz por el desastre que hice. Empiezo a
levantarme, pero mi puerta principal se abre. Los ojos de Brendan se dirigen a
mí.

—La puerta no está cerrada— gruñe a medias mientras se dirige hacia mí.
Se arrodilla y me quita las persianas. Luego procede a tirarme a su regazo. —
¿Estás bien?—

—Estoy bien. Ni siquiera dolió— Me da más vergüenza que arranqué las


persianas de mi ventana y destruí una de las nuevas casas de gatos. Sin
embargo, otras partes de mí todavía me duelen. Principalmente, mi corazón.

—Tus luces de Navidad no están prendidas. ¿Olvidaste presionar el


interruptor cuando se te olvido cerrar la puerta?—

Él me cambia así que lo estoy montando a horcajadas. Debería luchar contra


eso. Debería levantarme y alejarme de él. En cambio, mis dedos cavan en su
camisa. ¿Clinger tiene una etapa 6? Porque estoy ahí.

—Mis luces están apagadas. Ganaste— me encojo de hombros.


—No, ángel. No he ganado. Lo único que buscaba era a ti. Hasta que me digas
que eres mía, no he ganado nada—
15
Brendan

S
onríe, pero luego se desvanece. Laura dijo que eres malo—

—¿Crees que soy malo?—

Le inclino la cabeza hacia arriba. —No lo sé— Ella suspira. —


Pero no pareces malo. Pareces bueno para mi. Pero Laura dijo que solo estás
fingiendo que te gusto—

—¿Qué sabes de Laura?—

Mira hacia arriba, pensando. —Ella es mi amiga. Ella viene y va cuando quiere,
y es protectora—

—Proteger es algo bueno— No quiero destrozar a su amiga, pero necesito que


Ariadne sepa que nunca la lastimaré.

—¿En serio?—

—De verdad. Quiero que estés protegida— La beso en la mejilla con ternura.
—Pero no tienes que estar protegida de mí. Quiero conocerte, todo sobre ti, y
quiero que me conozcas. Esto es real— Entrelazo nuestros dedos. —Tu y yo.
Quiero esto más de lo que he deseado en mi vida—

—¿Más de lo que quieres ganar la competencia de Navidad? —

—Pensé que no era una competencia— Sonrío y la beso de nuevo, esta vez
más cerca de su boca.

—Quiero decir, no lo es— Ella se encoge de hombros. —En realidad no—

—Te diré qué. Tú dices la palabra, y traeré hasta la última de las luces de mi
patio y las pondré en el tuyo a cualquier requerimiento que hagas—
—¿Harías eso?— Sus cejas se alzan.

—Claro. ¿Quieres que lo haga ahora? Lo haré— Me muevo para levantarme


con ella todavía en mis brazos.

—No— Ella se para y agarra la parte delantera de mi camisa.

—Tus luces son demasiado llamativas para mi patio—

Me río. —Dios, te amo—

Sus cejas se disparan aún más cuando la beso, reclamando su dulce boca
conmigo. Paso mi lengua por la de ella y la levanto, aunque tengo que caminar
con cuidado para evitar tropezar con la destruida casa navideña de gato.

Voy a demostrarle cuán real es esto para mí. No puedo pasar otro segundo
sin mostrarle cuánto la quiero; cuánto la he deseado durante mucho tiempo.
Ella envuelve sus brazos alrededor de mi cuello mientras la llevo por el pasillo
hasta su habitación.

Sentándola en su cama, la empujo hacia atrás y me acomodo encima de ella.


Alcanzando, presiono el botón para iluminar su suéter.

Ella se ríe mientras beso su cuello. La risa se convierte en un suspiro gutural


cuando mordisqueo su garganta y luego succiono su tierna piel entre mis
dientes.

—Brendan— Me pasa los dedos por el pelo mientras me acomodo entre sus
muslos, mi polla dura presionando contra su calor. No puedo dejar de besarla y
quiero ahogarme en su sabor.

—Espero que estés lista para esto, ángel— Tomo su boca de nuevo,
dominándola mientras mis músculos temblaban por contenerse.

—Estoy lista. Te deseo. Creo que te he deseado durante mucho tiempo, pero
... —Jadea cuando le paso los dientes por la garganta. —Creo que tenía miedo.
De ti. De que tal vez no me quisieras de vuelta. Así que salí corriendo. Esa vez
que tocaste a mi puerta ... —Ella levanta mi rostro hacia el de ella. —Estaba en
casa, pero no respondí. Desearía haberlo hecho—

Coloco un suave beso en sus labios. —Está bien—


—Lo siento— Sus ojos están llorosos. —He malgastado todo este tiempo que
podría haber pasado contigo—

—No— Descanso la palma de su mano sobre su cálida mejilla. —Nada de


tristeza, ángel— Sé lo que cambiará esa emoción. —Ya que nos estamos
limpiando, soy yo quien rompió tus luces de témpano—

Sus ojos se hacen redondos. —¡Tú! Lo sabía. ¿Cómo pudiste romper mi ...?—
Reclamo su boca, silenciando su regaño y persuadiendo su lengua para bailar
con la mía. Ella se relaja, su cuerpo derritiéndose contra el mío mientras la beso
tontamente. Cuando ella mece sus caderas contra mi, he terminado de esperar.
Deslizándome por su cuerpo, las luces verdes y rojas de su suéter parpadeando
en la habitación oscura, agarro la cintura de sus mayas y le desnudo sus
piernas. Sus dulces bragas blancas tienen un punto húmedo que quiero lamer,
pero también se las quito cuando ella se lleva las manos a la cara.

—No seas tímida, ángel— Beso sus muslos internos, disfrutando de la forma
en que ella tiembla con cada uno de mis toques.

—Solo estoy….— Se apoya en los codos y mira el parpadeo de su suéter. —


Encendida en este momento— Sus palabras salen entre respiros y es sexy como
el infierno.

—Déjame ayudarte con eso— Me aventuro más lejos hasta llegar al paraíso
entre sus muslos. La anticipación zumba a través de mí como fuego en mis
venas, y lo asimilo todo. Labios rosados y humedad, todo para mí. Con una larga
lamida, pruebo todo lo que tiene para ofrecer.

Ella gime, su cuerpo se tensa mientras lamo otra vez, tragando su dulce miel
y volviendo por más.

—¿Te gusta eso, ángel?— Me río contra ella, luego profundizo mi lengua
dentro de su apretado cuerpo.

Sus manos van a mi cabello, apretando y tirando los mechones oscuros


mientras lavo su dulce carne, lamiéndola y extendiéndola con mis palmas sobre
sus muslos.

Cuando me acerco a su clítoris, lo pruebo con la lengua y los dientes, ella se


arquea, sus pezones con tan duros que puedo verlos a través del suéter brillante.
Joder, quiero chuparlos, pero no hasta que me haya tragado su orgasmo.
Deslizo una mano por su muslo, presiono un dedo dentro de ella. Sus paredes
resbaladizas me presionan, y me burlo de su clítoris una y otra vez con la punta
de mi lengua.

Sus gemidos me dan otra sacudida de calor a mi polla. —Realmente eres


Santa Claus— Ella levanta sus caderas, y presiono mi boca hacia ella y deslizo
el costado de mi lengua contra su punto dulce.

La miro a través de las luces navideñas de su suéter y muevo la lengua más


rápido. Se muerde el labio, le tiemblan las piernas cuando empujo otro dedo
dentro de su coño mojado. Solo el pensamiento de estar dentro de ella hasta
bolas me hace lamerla brutalmente.

Ella se arquea, su cabeza cae hacia atrás mientras sus caderas se quedan
fijas. Con un fuerte gemido, ella se corre, su coño se humedece con cada ola,
quito mis dedos y la lamo, reclamando toda su dulzura para mí. Nunca tendré
suficiente de esto, nunca lo suficiente de ella.

De pie, me desnudo. —Quítate el suéter, ángel. Quiero ver todo de ti—

Sentándose, se lo quita sobre la cabeza y lo arroja, en el piso. Su sujetador


le sigue y finalmente miro sus pezones rosa oscuro. Definitivamente estaré
mordiéndolos.

Subiendo sobre ella, le paso una mano por el muslo y me agacho para lamerle
el pecho.

Desliza sus manos por mi pecho y me pellizca los pezones. —He estado
queriendo hacer eso—

Mi extraño angelito. Sonrío y succiono su pezón en mi boca.

Ella jadea y clava sus uñas en mis hombros. Cuando muerdo ligeramente,
sus caderas se balancean contra mí, cubriendo mi polla dura con su mancha de
miel. Necesito estar dentro de ella, pero reclamo su otro pezón, dándole la misma
atención que el primero, chupando y lamiendo hasta que jadea y se arquea.

Vuelvo a su boca, frotando su lengua con la mía mientras me alineo en su


entrada. —¿Lista, ángel?—

—Sí— Ella me mira con sus grandes ojos. —Más que lista— Inclinándose,
ella besa y empujo dentro de ella hasta la mitad.
Ella se pone rígida por un momento. —Eres perfecta. Tan apretada— Gimo
mientras me muevo un poco más profundo. —¿Has estado guardando este dulce
coño para mí? —

Ella asiente mientras le chupo la garganta.

—Puedo decirlo. Es todo mío— Empujo mi polla todo el camino, la llenó y es


el mayor placer que he conocido en mi vida.

—Tuyo— ella gime y agarra mis hombros.

Saliendo, le doy solo un momento antes de llenarla de nuevo. Mi polla pulsa,


ya exigiendo que me derrame dentro de ella. Pero no lo hago. Me aprieto contra
ella, dándole al clítoris una delicada fricción mientras la estiro.

—Te sientes tan bien— Muerdo su labio inferior. —Tu dulce coño fue hecho
para mí. Dime qué necesitas, ángel. Te daré el mundo—

Me pasa las manos por el pelo otra vez y luego presiona las caderas contra
mí. — Todo lo que necesito es a ti— Sus dulces palabras se deslizan en espiral
y la beso profundamente mientras comienzo a ser gentil, a un ritmo, haciendo
el amor con mi ángel navideño mientras la nieve cae en silencio en el fondo.
16
Ariadne

M
e quiere. Me aferro a él mas apretadamente. En toda mi vida,
nunca me he sentido más cerca a alguien, y nunca quiero perder
este sentimiento. No me importa si Brendan es un mal tipo. Tal
vez debería hacerlo, pero no lo hago. Es bueno conmigo. Me hace sentir normal
pero especial al mismo tiempo. Nunca ha hecho nada para que no confíe en él.
Bueno, tal vez hubo un momento en que rompió mis luces. Pero me ocupare en
eso más tarde. En este momento, voy a disfrutar de todo el placer que me está
dando.

Levanto mis caderas, encontrando sus empujes. El placer dentro de mí crece


a cada segundo. El dolor que había sentido cuando empujó dentro de mí se fue
hace mucho tiempo. Todo lo que siento ahora es amor. No tenía idea de que así
era el sexo. La conexión que se forma entre dos personas es lo más íntimo que
he experimentado.

—Brendan— Gimo su nombre, sabiendo que me correré otra vez. Esto se


siente diferente de cuando tenía su boca entre mis muslos. Teniéndolo sobre
mí, nuestros cuerpos resbaladizos por el sudor mientras nos entregamos el uno
al otro me hace correr hacia mi clímax.
—Te tengo, ángel— dice mientras su boca baja hacia la mía. Me pruebo
en sus labios. Envuelvo mis piernas alrededor de él mientras me aferro a él,
creyendo en sus palabras, y lo dejo ir. El orgasmo me lleva, explota a través de
mí y borra todo lo que vino antes. Brendan gime mi nombre mientras aparta su
boca de la mía. Todo mi cuerpo tiembla de placer mientras mis ojos permanecen
cerrados. Es casi demasiado para tomar. Brendan se tira sobre mí, su cálida
liberación me inunda. El sentirlo en lo más profundo de mí me hace soltar un
pequeño gemido feliz. Él rueda, llevándome con él. Mi cuerpo yace extendido
sobre el suyo con mi cabeza apoyada en su pecho. Nos acostamos en silencio
por unos momentos mientras cada uno de nosotros recuperamos el aliento. Su
polla dura todavía está dentro de mí, listo para tomarme de nuevo. Me dejo
disfrutar el momento. No quiero moverme y perder la conexión.

—Pensé que los hombres— me muevo. —Van suave después de que ellos. Ya
sabes—

—¿Se corren?— Se ríe debajo de mí, haciendo temblar todo mi cuerpo. —No
creo que mi polla se vaya a caer pronto. Hemos estado esperando años por esto—

Me siento, dejando escapar un pequeño jadeo mientras su polla se hunde


más profundamente dentro de mí. Brendan agarra mis caderas para
mantenerme en mi lugar. Estúpidamente olvido que estoy desnuda por un
segundo. Empiezo a levantar mis manos para esconder mis senos, pero me
detengo cuando veo la expresión de la cara de Brendan. Hay lujuria en sus ojos.
Me encuentra sexy. Dejo caer mis manos para descansar sobre su estómago.
Sabía que Brendan estaba en forma, pero no imagine qué tan bueno esta hasta
que lo vi sin camisa. El hombre está construido. Sabía que tenía músculos,
pero sus abdominales son sólidos.

—¿Esperaste todo este tiempo por mí?— Me muerdo el labio. No es como si


viera mujeres yendo a su casa al otro lado de la calle, pero no asumí que era
un santo.

—No me conformo con menos de lo que quiero, ángel. Soy un hombre muy
motivado y paciente—

—¿No dices?— Bromeo. Este es el mismo hombre que tenía una competencia
de Navidad conmigo todos los años solo para obtener mi atención. Ni siquiera le
importaban las decoraciones navideñas, sin embargo salió de su camino para
tratar de vencerme. Por supuesto que había fallado año tras año, pero no importa
porque no era una competencia.
—Esperaría por ti para siempre— Él empuja hacia arriba. —Por suerte no
me vas a hacer esperar más—

Mis dedos cavan en su pecho mientras mueve: mis caderas, mostrándome


qué hacer. Pronto me hago cargo, y mis caderas encuentran su propio ritmo.
Su mano se desliza entre mis muslos, sus dedos encuentran mi clítoris.

—Oh, Dios— Mi cabeza cae hacia atrás mientras lo monto.

—Brendan— corrige. —Di mi nombre, ángel—

—Santa Claus—

Su mano libre golpea el costado de mi trasero. Grito su nombre mientras mi


cuerpo se apaga una vez más. Me aprieto a su alrededor, llegando con fuerza.
Gruñe mi nombre con ambas manos yendo a mis caderas para sacudirme unas
cuantas veces más. Todo mi cuerpo se debilita cuando su liberación se derrama
dentro de mí otra vez. Me recuesto sobre su pecho; No estoy segura de poder
volver a moverme.

Sus manos me recorren la espalda y me acarician suavemente. Suspiro,


acariciando su cuello mientras lo inhalo.

—No me dejes— le susurro contra él. No creo que pueda seguir sin él. La
preocupación surge cuando mi mente baja de su bruma sexual. ¿Qué pasa si
se cansa de mis peculiaridades extrañas? Tal vez piense que mi ansiedad social
es demasiado para tratar o que mi aferramiento sea dominante. Porque déjame
decirte, ahora que hemos tenido relaciones sexuales, y sé lo que me he estado
perdiendo, estoy a punto de empeorar mucho con el aferramiento.

—Siempre te elegiré primero— Gira la cabeza para besar la parte superior de


la mía.

Dejo que mis ojos se cierren mientras estoy sobre él, sintiéndome lo más feliz
que me he sentido en mi vida.

Cuando los abro de nuevo, me siento y me doy cuenta de que estoy sola en el
sofá. La manta que estaba sobre mí se cae. La casa está completamente oscura,
excepto por el fuego que arde en la chimenea. La Sra. Claws asoma la cabeza de
su casa de Navidad para ver qué está pasando.
—¿A dónde fue él?— Pregunto, pero ella solo regresa a su casa. Voy en busca
de ropa para poder encontrar a Brendan. Llamo su nombre, pero él no responde.
Cuando llego a la puerta principal, miro por la ventana para ver que todo está
cubierto de nieve. La única luz proviene de la luna en lo alto del cielo. Todas
las luces están apagadas en mi casa y en la calle. Debemos haber perdido la
electricidad. ¿Pero a dónde fue Brendan? Debe haberse ido a casa. ¿Por qué
tendría que hacer eso? ¿Por qué me dejaría después de que compartiéramos una
experiencia tan íntima juntos? Intento mantener la calma y no pensar lo peor.

—¿Estás bien?— Me giro para ver a Laura parada allí.

—¿Caminaste con este clima?— Señalo afuera. Por una vez, en realidad está
vestida para el clima. Todavía hay nieve en sus botas.

—Quería ver cómo estabas— Pasa junto a mí, mirando afuera, a la ventana
hacia la casa de Brendan.

—¿Por qué crees que Brendan es malo?— Regreso a la chimenea donde hace
calor. Me siento, retorciéndome las manos, preocupándome por dónde fue.
Regreso, trato de tranquilizarme. Dijo que me amaba. Lo sentí. Eso no fue una
mentira. Al menos no lo sentí. No es como si otra persona alguna vez me hubiera
dicho esas palabras… antes.

—Solo tienes que confiar en mí— Ella vigila por la ventana pero se acerca.

—Ni siquiera sé dónde vives, Laura, o qué haces realmente para vivir— le
recuerdo. Tengo esta necesidad de defender a Brendan.

—Soy tu amiga— dice Laura con un poco más de calor por sus palabras.
Trago, sintiéndome culpable. No quiero ser esa chica que elige un hombre por
encima de su amiga, pero Laura no me está dando nada aquí.

—Soy un espía. Lo sabes— Ella se encoge de hombros. Pongo los ojos en


blanco.

—¿Entonces eres una espía y qué? ¿Brendan es un asesino a sueldo? Claro.


Lo que sea. La broma no es divertida en este momento—

Laura se sienta junto al fuego frente a mí. —Nunca te he mentido—

—Entonces, eres una espía— Me río a medias, levantando las manos.


Ella se encoge de hombros. Se acerca a la mesa junto a mí, jugando con el
cascanueces de vidrio que obtuve en oferta el año pasado. Mi mano lo envuelve
y pretendo moverlo, pero en el último segundo, lo lanzo hacia ella. Lo atrapa en
el aire sin pestañear y lo deja a su lado. Su expresión no cambia.

—Bueno, entonces— suspiro —Realmente eres un espía— Podría ir por un


poco de ponche de huevo ahora porque no sé qué hacer con esto. —Espera.
¿Brendan es un asesino a sueldo?— Yo medio grito. Santo cielo, me he acostado
con un asesino a sueldo. Ese pensamiento es a la vez aterrador y emocionante
al mismo tiempo. Me doy cuenta de que no cambia lo que siento por él.

—No dije eso— Ella arruga la nariz. —Lo hiciste—

Me siento un poco decepcionada por su negación, pero nunca lo admitiré. —


¿Entonces él no mata a la gente?—

— Tal vez ha matado a alguien. No lo sé, pero no es por lo que es conocido—

—¿Y no es un espía? Siento que los espías podrían matar gente— Sigo
pensando.

—Espera. ¿Matas gente?—

—Estoy bastante segura de que he ofrecido matar a unas pocas personas por
ti antes— se burla. —¿Por qué te estás volviendo loco ahora?—

—¡Pensé que estábamos bromeando!—

—No bromeo—

—¿Estás espiando a Brendan? ¿Es por eso que estás aquí?— Sé que mis
palabras podrían lastimarla si no son verdad, pero necesito preguntar cualquier
cosa. Ella no dio reparos cuando se trató de su desaprobación, y no voy a ser
fácil con ella cuando se trata de esto. yo siento la necesidad de defenderlo ahora
como debería haberlo hecho en la panadería.

Ella permanece callada por unos momentos.

—¿Eres solo amiga mía porque te acerca a la casa de Brendan?— En realidad


me siento más traicionada por ella que Brendan si lo que digo es verdad. ¿Era
realmente mi amiga? Dios, eso dolería. Brendan nunca trató de acercarse a mí
para usarme. Solo quiere estar conmigo. (Sí, estoy dejando que todo lo de romper
mis luces de lado).
—No es lo que piensas— Laura se pone de pies

—Si estás tratando de lastimar a Brendan, entonces estás tratando de


lastimarme— le digo mientras estoy de pie también. —Lo amo—

—Yo también te amo, ángel— dice Brendan cuando entra por la puerta
principal. Me apresuro hacia él, luego veo que tiene a Charlie en sus brazos.
Debe haber ido a buscarlo. Laura nos mira a los dos mientras yo beso a Brendan
y lo abrazo.

—Laura no está tratando de lastimarme— dice Brendan mientras me acerca.


Suelto un suspiro. Gracias a Dios.

—Ella está intentando matarme—


17
Brendan

E
l sicario me sigue a la casa de Ariadne. No tiene una pistola en la
mano. El no necesita una. Sé que la Hermandad lo envió. El tipo
es mortal solo de pie allí, su mirada contempla la habitación.

—Laura— Él inclina su cabeza hacia ella.

—Ha pasado un tiempo, Heath. ¿Qué te trae por aquí?—

Laura se posa en el brazo del sofá de Ariadne, su postura despreocupada a


pesar de la amenaza. Charlie salta de mis brazos y corre a la casa de Navidad
con la Sra. Claws.

—¿Quién eres tú?— Ariadne da un paso adelante, pero tomo su mano y la


alejo de Heath.

—Eso es suficiente— dice, con voz baja y no hostil. Pero supongo que puede
matar con una sonrisa amable en su rostro. Es su vocación.

Me giro y mantengo a Ariadne detrás de mí.

—Estoy aquí por los datos— Me mira con sus agudos ojos azules sin piedad.
—Pero las unidades que me dio están vacías. ¿Sabes algo al respecto, Laura?—
Él corta su mirada hacia ella.

—¿Por qué iba a saber algo sobre eso?— Ella se inspecciona las uñas.

—Corta la mierda, Laura. Entraste a mi caja fuerte y borraste los discos—


Ruego a todos los ángeles de Navidad que hayan hecho una copia antes de
destruir la información.

—¿Lo hice? — Ella todavía está revisando su manicura.


—Mira— Heath se apoya contra la puerta y cruza los brazos sobre el pecho, la
pistola negra en su funda aparece a la vista. —No me importa el pequeño drama
de navidad que ustedes tres tienen. Estoy aquí para los datos. Y si no los tengo,
estoy aquí por su vida— Me sacude la barbilla. —Entonces, ¿Qué será? No puedo
esperar aquí por mucho tiempo. Mi vecina tiene una racha torpe— Él da una
sonrisa, genuina que llega a sus ojos. —Y ella está tratando de encender las
luces de Navidad. Necesito vigilarla para que no se rompa el cuello—

—Espera, vuelve— Ariadne mira a mi alrededor. —¿Acabas de decir que vas


a matar a Brendan?—

Su sonrisa se desvanece. —Sí. Los datos o su vida. Esas son las opciones—

—Laura— La voz de Ariadne adquiere una nota áspera que nunca antes había
escuchado.

—¿Qué?— Rompe Laura. —¡Es un hacker y un mentiroso! Él rompió tus


luces. No es bueno, Ariadne— Ella niega con la cabeza. —Debería haberlo
matado ya, pero seguiste diciéndome que era bueno. Ahora Heath está aquí para
manejarlo, y yo digo que lo dejemos—

—¡Laura!— Ariadne me rodea aunque yo la abrazo. —Le das esa información


en este momento—

—Lo borré— dice alegremente. El agua helada gotea por mi columna


vertebral.

—¿No hiciste una copia primero?—

Heath alcanza su arma. Esperaba poder tener unas celebraciones limpias,


pero veo que eso está disparado. Literalmente— Me apunta con la pistola.

Ariadne trata de ponerse delante de mí, pero yo la detengo. —No puedes


dispararle. ¡Sra. Claws, Charlie, ataquen!— Ninguno de los dos sale de su casa
de Navidad, y estoy casi segura de que están ocupados nuevamente.

—Puedo intentar y volver a hackear— Extiendo mis manos. —Solo déjame


intentar ...—

—Se acabó el tiempo. Lo siento, amigo— Me da una mirada que parece


sinceramente disculparse, pero no deja caer el arma. — Conoces las reglas—
—Laura, si no solucionas esto, no podremos seguir siendo amigas— Ariadne
la señala. — No más comida de mi despensa, no más charlas junto al fuego, y
no tienes permitido volver a poner un pie en mi casa otra vez. Nunca te hablaré
mientras vivamos, y lo digo en serio—

—No puedes hablar en serio— Laura se pone de pie, con las manos en las
caderas . —Después de todo el tiempo que hemos sido amigos, ¿Vas a elegirlo
sobre mí?—

—¡Los quiero a los dos, pero ese hombre aterrador lo va a matar por tu culpa!
Tienes que arreglar esto o se acabó entre nosotras—

—Ángel, necesitas salir de aquí. Retroceder. Te amo, y siempre lo haré, pero


este es mi problema— La atraigo a mi lado y la beso. —Vete —

—No voy a ir a ninguna parte— Ella levanta la barbilla. —Porque Laura va a


entregar los archivos a este tipo—

—Lo borré— Laura levanta las manos.

—¿Y no hiciste una copia?— Vuelvo a preguntar. Me cuesta mucho


concentrarme cuando mis ojos vuelven constantemente al cañón de la pistola
que me señala.

—Por supuesto que sí—

—Dáselo al asesino en este momento, o hemos terminado— Ariadne se cruza


de brazos y mira a Laura.

Laura devuelve la mirada de Ariadne durante unos tensos segundos que


parecen durar para siempre, luego se estira entre los cojines del sofá y saca ...
¿Agujas e hilo de tejer?

—¿Qué— Ella los arroja, luego alcanza de nuevo y saca un pequeño disco
duro.—Todo está aquí. El USB y la unidad más grande están separados en
carpetas— Caminando hacia Heath, ella lo deja caer en su mano.

—Esto es genial. Realmente lo es— Lo guarda en el bolsillo de su abrigo. —


Pero tengo instrucciones de que si Brendan no hacía la entregaba en el desfile,
tengo que acabarlo—

—Solo diles que te lo entregó— Laura no parece desanimada por el arma o el


asesino.
—Ellos sabrán— Él sacude la cabeza. —Tú lo sabes—

—Bueno, diles que obtuviste los datos y, como milagro navideño, perdonaste a
este tipo— Parece que lo considera.

—Por favor, no me mates. Finalmente conseguí a la chica que amo, y


realmente quiero pasar más tiempo con ella—Trago fuerte, mi boca seca.

—Amor — Él sonríe y baja el arma. —Es una perra, ¿No?—

—Sí— Mi voz es temblorosa, pero finalmente puedo respirar ahora que el arma
no está apuntando a mi cara. Esto va a funcionar.

Cuando levanta el arma y dispara, me hace golpear contra la pared junto a


la chimenea, y el dolor me atraviesa mientras caigo al suelo.
18
Ariadne

Unas semanas más tarde


Nochebuena

—¿ Qué estás haciendo?— Le grito a Brendan. —Te dije que


iba a hacer eso— En retrospectiva, tal vez no debería
gritarle a alguien en una escalera, pero tengo miedo. No
debería estar allí arriba. Su costado todavía está sanando. A pesar de que solo
sufrió una herida en la carne desde donde el asesino a sueldo le había disparado,
se suponía que debe tomarlo con calma. La memoria de eso no es algo que creo
que alguna vez superaré. Me recuerdo todos los días que podría haber sido peor.
Prefiero que él esté en esta escalera donde puedo gritarle que la alternativa.

—¿De verdad crees que te dejaría subir en una escalera con este clima?—
pregunta, sacudiendo su cabeza hacia mí antes de terminar de atornillar la
bombilla blanca rota. —Ahí— Comienza a bajar por la escalera.

—¿Dónde está tu abrigo?— Me mira. Es Nochebuena, así que, por supuesto,


estoy en pijama de franela. Fui tan lejos como para conseguir una para Brendan
a juego, que le dejarle abrir esta noche. No tengo ningún otra ropa de invierno
puesta, excepto mis botas que me calzé rápidamente cuando fui a buscar a
Brendan. Supe cuando no pude encontrarlo en cualquier lugar que estaría
afuera jugando con las luces. No habría salido de la casa sin decirme o
preguntarme si necesito algo. Estoy aún más pegajosa ahora después de todo lo
que pasó. No pensé que podría empeorar, pero lo he hecho. A Brendan no le
importa, y me hace feliz, así que no veo ningún problema con eso. Algunas
personas pueden pensar que es extraño, pero de todos modos ya piensan eso de
mí, ¿Así que a quien le importa?
—Me preocupé— admito mientras se quita el abrigo y me cubre. Él siempre
se asegura de cuidarme, especialmente cuando se trata de elementos al aire
libre. Juro que me dejaría lucir como Randy de “Christmas Story” si lo dejo.
Estaría tan atada que ni siquiera podría moverme. Sonrío, apreciando la suerte
que tengo de haberlo encontrado.

—Tuve que arreglar la luz. Te hubiera vuelto loca— Una luz se apagó esta
mañana. No había llegado a arreglarla todavía. He estado en la cocina la mayor
parte del día cocinando y decorando galletas para Brendan. De acuerdo, no
estaba no solo haciéndolas para él. Me encanta hornear galletas de Navidad. Me
hace feliz, pero también me encanta enamorar a Brendan. Me ha encantado
cuidar de él después de que le dispararon.

Heath había dicho que la sangre necesitaba ser derramada, y así fue. Él
también dijo que teníamos que desaparecer. Es bastante fácil cuando estás
involucrada con un hacker. Él puede hacer que toda tu vida desaparezca como
si nunca hubieras estado allí y crear una nueva, prefiero amar nuestra nueva
vida juntos. Ahora somos el Sr. y la Sra. Claws, nacidos y creados en Finlandia,
donde es Navidad durante todo el año aquí en el círculo polar ártico. Nunca
tengo que apagar mis luces navideñas. No hay cuenta regresiva para el 1 de
diciembre. Es mágico. No hay más competencia con Brendan porque ahora
compartimos un hogar. No es que haya habido unos para empezar. Después de
todo, no podía ser una competencia cuando siempre fui la ganadora.

—Es perfecto— Suspiro, inclinándome hacia él. —¿Te sientes bien?— Le


pregunto.

Nunca se queja de la pequeña herida y no actúa como si le molestara. Parece


que estamos más activos que nunca en el departamento de ejercicio. Sonrío solo
pensando en lo que hicimos esta mañana.

—No podría estar mejor— me besa en la parte superior de la cabeza, —Tal vez
un poco mejor si entras tu lindo trasero. Hace demasiado frío aquí afuera y no
estás bien vestida— Me lleva a nuestra cabaña. No sé cómo encontró este lugar,
pero nuestra casa se parece a una que verías en un catálogo. Está alojada en
una colina . Me sorprendió lo rápido que Brendan había encontrado este lugar
para nosotros, pero yo rápidamente me entere de que había comprado la cabaña
hace un tiempo como estrategia de salida si necesitaba una para nosotros.
Incluso antes de que fuéramos una pareja. Aunque dice desde el momento en
que me vio que nos consideraba una.
Estamos nevados en este momento, y parece que podría ser así durante unos
días. Será la Navidad más perfecta de la historia. Estoy tan acostumbrada a
pasarla sola que es emocionante celebrar las fiestas con alguien que amo.

Cuando entramos en la cabaña, Brendan me ayuda a quitarme las botas,


sacudiendo la nieve antes de quitarme el abrigo. Hago lo mismo, ayudándolo a
salir de su ropa de invierno.

—Ve a sentarte junto al fuego— Intento hacer mi voz severa y mandona.

Me besa antes de que haga lo que me dijo.

Miro hacia la casa del gato, eso es estremecedor: —¡Dios mío! Esos dos nunca
se detienen— Juro que esos gatos lo hacen más que Brendan y yo, y eso es
mucho decir.

—Creo que está embarazada— dice Brendan mientras se deja caer sobre el
sofá.

Estoy parada allí con la boca abierta. La Sra. Claws apareció y me la llevé,
luego las cosas sucedieron tan rápido que nunca la llevé a un chequeo
veterinario.

—¿Estaremos teniendo gatitos?— Yo susurro. —¿Gatitos?—

—Pensé que estarías…. — Brendan deja de hablar, porque empiezo a gritar.

—¡Dios mío, tendremos gatitos!— Salto de un lado a otro. —¡Este es el mejor


regalo de Navidad!— No puedo controlar mi emoción.

Brendan solo me sonríe. Estoy segura de que me veo como una persona loca
bailando, demasiado entusiasmada por tener pequeñas bolas de pelo, pero no
me importa. Necesito comenzar a tejer pequeños atuendos de bebe gatitos.

— Ven acá— Brendan me indica que me siente con él en el sofá. Me tira de


su regazo. —Creo que tengo algo por lo que podrías estar tan emocionada— Saca
una pequeña caja de entre los cojines. ¿Qué pasa con las personas que esconden
cosas en los sofás por aquí?

Abre la caja para revelar un anillo. —Dame tu mano, ángel— Levanto mi


mano temblorosa mientras desliza la banda de platino en mi dedo.
Un rubí rojo se sienta en el centro, la gema rodeada de destellos de diamantes.
Es perfecto.

—Es bonito— Miro el anillo mientras mis ojos comienzan a llorar. No sé


cómo la vida sigue mejorando, pero de alguna manera lo hace. Sé que todo es
por Brendan. Me hace sentir confiada y segura.

—Sé que ya estamos casados— dice.

—Ni siquiera me preguntaste — Lo empujo con el codo. Simplemente nos


preparó con nuevas identidades que decían que estábamos casados.

Él se estremece, luego trata de cubrirlo con una sonrisa.

—Lo siento— Mierda, lo pegue en su herida. La misma que he le insistido


sobre tener cuidado. —¿Ves? Es por eso que no deberías ponerme en tu
regazo—

—Me arriesgaré— Él me rodea con sus brazos. —Ahora dime que serás mi
esposa para siempre—

—Realmente no creo que tenga otra opción. Tú y esos dedos mágicos


seguirían pirateando algún sistema y haciéndonos casar de alguna manera.
Eliminando papeles de divorcio—

—Será mejor que nunca vuelva a escuchar la palabra D que sale de esa dulce
boca tuya—

—Nunca— Sacudo la cabeza, luego me inclino para rozar mi boca contra la


suya. —Seré tu esposa para siempre. No hay forma de deshacerse de mí.
Estás atrapado— Mis dedos cavan en su camisa. —Soy una pegajosa,
¿Recuerdas?—

—Una de las muchas cosas que amo de ti— Me besa con la lengua, metiéndola
en mi boca. Gimo un suspiro feliz. —¿Quién no amaría a una hermosa y sexy
mujer que se aferra a él todo el tiempo?—

Me aferro a él más fuerte. —Te amo— sonrío contra su boca, sabiendo que
estoy a punto de tener suerte. Empiezo a moverme a horcajadas sobre él.

—¿Vas a dejar que esas galletas se quemen?— El sonríe.


Chillo y casi me caigo del regazo de Brendan, pero él se asegura de que no lo
haga. Miro a Laura, que está apoyada contra la pared comiendo lo que parece
el techo de una de las casas de galletas de jengibre que hice.

La señalo a ella. —¡No te las comas!—

Se detiene antes de tomar otro bocado, inspeccionando el techo de galletas.


—No pruebo nada malo con eso. Estoy entrenada para detectar eso—

Por una vez, sé que ella no está bromeando. Apuesto a que realmente está
entrenada para algo así.

—Es decoración— Me muevo para salir del regazo de Brendan. Él no me deja.

—Bueno, no lo hagas tan delicioso entonces— Ella se acerca y se deja caer en


el sofá. —¿Qué hay para cenar?— Ella muerde el techo.

—¿De donde has venido?—

— Vivo por allá— Señala la parte trasera de la casa.

—Estás tan llena de eso— Me estremezco de risa. Brendan me susurra al oído


que la invitó.

—Prefiero estar llena de cena— Ella acaricia su estómago. —¿Me darán un


gatito?— Pregunta mientras Charlie saca la cabeza de la casa del gato.

—No— Brendan y yo decimos al unísono. Me quedare con todos los gatitos.


Ya no me importa si me convierto en la dama de los gatos. Tal vez algún día yo
también me convertiré en mamá. Esposa, mejor amiga: podría tener mucha más
suerte y Laura podría convertirme en tía.

Laura saca otra galleta de su bolsillo, luego muerde la cabeza de un hombre


de jengibre. Se necesitará un tipo especial de hombre para atarla. Sonrío,
dándome cuenta de la suerte que tengo de haber encontrado el mío.

Realmente lo tengo todo. Estoy ganando esta cosa de la vida, incluso si soy
un poco rara.
Si he aprendido algo, es que la vida es corta, y debes disfrutar cada momento
mientras puedas. Haz tantos recuerdos como sea posible con las personas que
amas y no dejes que nada te impida experimentar la felicidad. Ya sea que te
guste la Navidad, tejer o leer un libro, disfruta cada momento. No tengas miedo
de arriesgarte, y si la oportunidad golpea, abre la puerta, podría ser tu Brendan
del otro lado. También podría ser un asesino o un espía, así que tal vez primero
revises la mirilla.

Brendan finalmente me deja ir, y me apresuro a la cocina y saco las galletas


del horno. Algo afuera me llama la atención y entrecierro los ojos por las
ventanas nevadas. Al otro lado del valle, las luces parpadean, luego comienzan
a parpadear constantemente. Las personas que viven allí tienen luces colgadas.

Cierro los ojos y respiro hondo. No es una competencia. Nunca fue De todos
modos, vuelvo a la sala de estar donde Laura y Brendan están charlando sobre
los gatitos.

—¿Brendan?— Debería dejarlo ir. Su casa está a más de una milla de


distancia. Solo déjalo ir. Sonrío a las chicas de pan de jengibre que acabo de
sacar del horno. —No importa. Lo dejare pasar—

— ¿Dejar pasar que, ángel? — Él entra a la cocina, luego ve el brillo a través


de la ventana. Tirándome a sus brazos, me da una sonrisa tortuosa y presiona
sus labios contra mi oído. —Parece que vamos a necesitar más luces—
Epílogo

P
rimavera

La pequeña pelota de pelusa naranja intenta escalar mi


pierna. Me siento en el suelo y la subo a mi regazo. Sus dos
hermanos se escabullen, uno persiguiendo la cola negra del otro.

Charlie los huele, luego se dedica a sus asuntos. Es un tipo de padre un


poco desprevenido, pero a veces se abraza con ellos y les permite morder su cola
y orejas. La Sra. Claws observa desde su lugar encima de la casa de Navidad.
Ariadne no quizo quitarlas, ni ninguna de nuestras decoraciones, para el caso
así que estamos en Navidad todo el año, y no podría estar más feliz.

—Este llegó a nuestra habitación— Ariadne avanza, sus pijamas de bastón


de caramelo se arrugan mientras se sienta a mi lado, con otro gatito naranja en
sus brazos. —Un verdadero viajero—

Acaricio su suave piel mientras amasa el pecho de Ariadne. —Hey, ese es mi


trabajo—

—No tengas celos del gatito—Ella ríe.

—No estoy celoso— Estoy totalmente celoso

—¿Qué hay en la agenda del día?— Ella se apoya contra mí mientras los
gatitos deambulan sobre nosotros.

—Pensé que podríamos hacer un poco de chocolate caliente, hablar junto al


fuego y luego trabajar en tejer, aunque no puedo encontrar las agujas de tejer
en ningún lado—

Lanza una mirada culpable a los cojines del sofá. —Eso es extraño. Deben
haber sido arrojados por accidente—
—Mm-hmm— La atraigo más cerca. —Suena a verdad— Su boca es un
señuelo que no puedo resistir, así que la beso mientras los gatitos usan sus
pequeñas garras para subir mi camisa. Uno ronronea en mi oído cuando rompo
el beso. —¿Estás seguro de que no podemos darle uno de estos a Laura?—

—Me encantaría uno — Ella da un gran mordisco a una manzana. Ariadne


salta.

—¿De dónde vienes?—

—La nieve se está derritiendo un poco. El camino está despejado— Da otro


gran mordisco. — Bueno, me voy — Ella retrocede.

—Pero acabas de llegar— Ariadne frunce el ceño.

—¿Qué?— Laura se agacha para acariciar a un gatito naranja rebelde. —He


estado aquí durante horas— Termina la manzana, luego desaparece por la
puerta de la cocina.

—¿Estás seguro de que no es imaginaria?— Ariadne pregunta.

—Estoy seguro— La beso en la mejilla mientras los gatitos encuentran un


juguete nuevo: su madre. La Sra. Claws está acostada en la cómoda cama, y
todos los bebés se acurrucan para tomar un aperitivo. Me acerco a su boca,
chupando su labio inferior mientras la acuesto sobre la alfombra tibia frente al
fuego.

Ella se pone un poco rígida

Me retiro. —¿Qué pasa, ángel? ¿Te lastimé?—

—No— Ella respira hondo y lo deja salir. —Pero hay algo que quiero decirte—
El brillo del fuego baila en sus ojos mientras su cabello se extiende alrededor de
ella como un aureola. Como mi ángel.

—Dime— Paso mis labios por su garganta mientras desabrocho la parte


superior de su pijama. —Estoy escuchando—

—Está bien, bien— Jadea mientras lamo un pezón y luego el siguiente.

—¿Sí?— Enganchando mis dedos en sus partes inferiores, se los quito y sus
bragas, luego dejo besos en su perfecto coño.
Ella se tensa de nuevo, así que regreso a su rostro, mi cuerpo descansa entre
sus cálidos muslos.

—¿Qué es?— Una pizca de preocupación me invade, porque ella nunca tiene
problemas para comunicarse conmigo.

Ella asiente. —Puedo hacer esto—

—Puedes hacer cualquier cosa— estoy de acuerdo.

—Entonces, ya sabes cómo estoy tomando medicamentos para mi…— Ella


señala su sien. —¿Verdad?—

—Sí— Eso no me molesta. Sospecho que la mayoría de las personas están


tomando medicamentos, pero simplemente no hablan de eso.

—He estado dejando de tomarlos—

—Está bien— Giro mi cabeza hacia un lado. —¿Por qué?—

—¿Has notado alguna diferencia en mí?—

—No. Todavía eres mi ángel—

Ella deja escapar un suspiro de alivio. —Bien—

—¿Eso es lo que querías decirme?— Muerdo su cuello otra vez y me libero de


los pantalones de mi pijama.

—No— Me detengo y trato de ser paciente, aunque su cuerpo está llamando


al mío. —Está bien—

—También decidí dejar de tomar mi anticonceptivo—

Mis ojos nunca han estado tan abiertos.

Ella se apresura. — Pero puedo volver a tomarlos se que es pronto para niños
…—

La beso de nuevo, reclamando su boca por completo mientras mi corazón se


acelera y mi amor por ella se expande más allá de lo razonable.

Sus manos me rodean el cuello mientras yo derramo mi amor en ella,


adorándola con mi lengua.
—Brendan— Está sin aliento. —Espera—

Me retiro. —Sí—

—¿Si?—

—Sí. Quiero niños cuando tú los quieras. Estaba bien esperando, pero si
estás lista, estoy listo—

Ella sonríe, las lágrimas brillan en sus ojos. —¿Estás seguro?—

—Solo he estado seguro de una cosa en mi vida— La beso de nuevo. —Y eso


eres tu. Nosotros. Si quieres esto, yo también lo quiero. Y vas a ser una madre
increíble—

—Te amo— Ella me besa en una risa alegre.

—Ahora, a fabricar un bebé— Me empujo dentro de ella, y gime cuando le


doy todo de mí.

Ella ya me ha dado mucho más de lo que jamás había soñado.


Epilogo

Años después

Día de Navidad

—L
o hice—Salto del sofá y todos los gatos se escabullen lejos
de mí. —Lo siento— susurro, esperando no despertar a
nadie.

Miro el sombrero de invierno que finalmente he completado. Mis días de


frustración y de meter mis cosas de tejer en los cojines del sofá han terminado.
Antes de que pueda celebrar demasiado, Brendan entra corriendo a la sala de
estar. en su pijama a juego. Todos los tenemos, incluso nuestra pequeña Holly
Bell.

—¿Qué pasa?— Se ve tan guapo con los ojos somnolientos y el cabello


despeinado. Mis dedos le hicieron eso cuando hicimos el amor en medio de la
noche. Se está volviendo más fácil ahora que Holly es un poco mayor y tiene
mejores hábitos de sueño. A veces extraño todo el sexo furtivo que tuvimos
cuando era más pequeña. Pero cuando ella comenzó a caminar, nuestra
privacidad rápidamente se fue por la ventana.

Brendan y Holly me han traído más felicidad de la que jamás creí posible y no
cambiaría nada. No puedo olvidarme de la Sra. Claws, Charlie y mis bebés de
piel esponjosa, Dancer, Prancer, Cupid y Vixen. Mi corazón esta lleno.

—Mira— Le muestro el lindo sombrerito que hice para nuestra hija, Holly. Se
verá tan dulce en su perfecta cabecita. Transmito cuando muestro mi logro a
Brendan. Se pasa la mano por el pelo antes de mostrar una gran sonrisa. Él
camina hacia mí y me acaricia la cara.
—Estoy muy orgulloso de ti— dice antes de besar mis labios. —Pero pensé
que habías dicho que estabas tejiendo un sombrero para Holly—

Miro hacia abajo a mi obra maestra tejida, sin entender de qué diablos está
hablando Brendan. Por supuesto, esto es para Holly. Todavía debe estar medio
dormido.

—Eso es lo que dije. ¿No es adorable? Tan pronto como se despierte, se lo


daré—

—Ángel, odio ser el que te lo diga, pero ese sombrero es un poco pequeño —

Vuelvo a mirar el sombrero y me doy cuenta de que es demasiado pequeño


para Holly. Brendan debe ver la decepción en mi cara, porque me besa.

—Tengo una idea— Tiene una sonrisa diabólica, y sé que sea lo que sea que
salga de su boca, lo más probable es que esté de acuerdo. Es irresistible cuando
me da esa mirada. — Pondré otro bebé dentro ti. Problema resuelto—

—Está bien— Ni siquiera lo pienso dos veces. Hemos estado discutiendo la


idea durante meses. Le devuelvo su cálido abrazo.

Él profundiza el beso, levantándome para que pueda envolver mis piernas en


él. Sus manos agarran mi trasero, sosteniéndome fuerte. Empiezo a mover mis
caderas, buscando la fricción que necesito. Su boca se mueve hacia mi cuello,
besándome en ese punto dulce detrás de mi oreja.

—Hagamos un bebé navideño— Gime y se gira para dirigirse hacia nuestra


habitación.

—¿Mami?— Dice una pequeña voz angelical.

Brendan se detiene en seco.

—Pequeña bloqueadora de pollas— Brendan susurra en mi boca, haciéndome


reír.

—¿Es Navidad?— ella pregunta mientras se frota el sueño de sus ojos.

—Es— Me muevo para que Brendan me baje. Tenemos todo el día para robar
un momento y hacer nuestro bebé de Navidad.
—¡Hurra!— Baila por el pasillo, justo debajo de las piernas de su padre, donde
agarra mi mano y me empuja hacia la sala de estar. Se detiene para sacar la
lengua en la cocina, y sé que está dirigida a la casa que se encuentra a más de
una milla detrás de nosotros y sus decoraciones navideñas.

—Ganamos totalmente— Ella le da una sonrisa descarada.

—Lo hicimos— estoy de acuerdo. —Definitivamente ganamos—

—No es una competencia— dice Brendan mientras me acerca a sus brazos.

—Papi bajala, tenemos regalos para abrir— Holly corre hacia el árbol y se detiene
al ver la casa de muñecas gigante que Brendan construyó a mano para ella.
Realmente es magnífica. No es de extrañar que él pueda darle buen uso a mi
dinero cada año con sus decoraciones navideñas. Afortunadamente, ahora está
de mi lado, donde sé que siempre lo estará.

—Es hermosa— dice ella. Se da vuelta para mirarnos con los ojos muy
abiertos.

—¡Necesita ser decorada!— Sacudo la cabeza

—¿Cómo pueden darle una casa de muñecas y no decorarla?—

—¡Tía Laura!— Holly corre y salta a los brazos de Laura para abrazarla. —
¿Me ayudarás a decorarla?—

—Por supuesto que lo haré, cariño— Ella besa sus mejillas antes de bajarla.
Holly extiende su mano hacia el esposo de Laura, quien le da los cinco, y luego
corre de nuevo para comenzar a rasgar el resto de sus regalos.

—No sabía que ibas a venir— Le doy un abrazo a mi mejor amiga.

—Siempre vendré— Ella me da una sonrisa diabólica.

Le pego en el brazo. Mis ojos se dirigen a su marido, que se encoge de hombros,


sabiendo que él es el único que siempre la obliga a hacerlo.

—Mira lo que hice— Me acerco al sofá y recojo el gorro de punto.

—Finalmente lo hiciste— Laura asiente con la cabeza agradecida.


—Sí. Lo iba a guardar para cuando tengamos otro bebé, pero tal vez podrías
usarlo— Ella se sonroja. ¡En realidad se sonroja! Su marido la rodea con un
brazo. Tal vez los milagros de Navidad son ciertos. Sé que tengo el mío, pero
Laura parece estar teniendo uno también.

Me paso el resto del día sentada junto al fuego, rodeado de las personas más
cercanas y queridas. Hay papel de envolver esparcido por todas partes, mucha
comida y el sonido de la risa. Cuando es tarde, Brendan se sienta en el sofá con
Holly leyendo su libro favorito, La noche antes de Navidad. Después de toda la
emoción, ella se acurruca en Brendan, un pequeño bostezo proveniente le sale
mientras acaricia a Charlie.

Sus ojos se vuelven pesados por el sueño, pero lo lucha para poder escuchar
las últimas páginas. Brendan baja la voz a un susurro, sus ojos llenos de amor
por nuestra pequeña familia. “Feliz Navidad y buenas noches a todos".

Fin
Sobre la Autora
Mink escribe romances dulces que siempre satisfacen con un feliz

para siempre.
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