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La transformación de los vínculos intrageneracionales implica a su vez, repensar los

espacios de reflexión que posee la adultez y los modos en que los construimos, los tiempos
que dedicamos a pensarnos en el contexto junto a otrxs.

Es a partir de la perspectiva de participación co-protagónica que podemos


ampliar la mirada, desplegando un nuevo marco teórico de reflexión y acción para
pensar las niñeces en términos sociales y no únicamente pedagógicos. Retornamos la
mirada al cuestionamiento del orden escolar disciplinar, profundizando las implicancias
políticas del imaginario homogeneizante y teleológico que continúa, que bajo los
principios de educabilidad reduce sus posibilidades de participación en la vida política
y social. 
 ¿Qué aspectos de la matriz escolar continúan operando en el imaginario docente?
¿Qué otros espacios quiebran con esas estructuras? 

el debate en las ciencias políticas es si se acabó ese ciclo de


experiencias populistas y si ahora regresamos nuevamente a un ciclo
neoconservador, en una mirada teleológica de la historia donde la curva
está predefinida por encima de los actores. Ese decir, el destino ya está
predefinido por encima de la voluntad, las acciones o las opciones de las
personas. 

En el escolanovismo libertario el espíritu que acompaña las


prácticas, las preocupaciones, el ethos del educador, resultan
un aspecto esencial para entender el hecho educativo. Por
eso los postulados escolanovistas y los estudios críticos tienen
en general un tono más filosófico que técnico. Dado que el
maestro pertenece a un sistema de enseñanza que condiciona
su tarea, además, se lo piensa como funcionario que debe
saberse atravesado de institucionalidad. El docente como
“intelectual público” del que habla Giroux se sabe pensante, y
se sabe actor político [6]

En la visión de mercado de los ataques a la escuela, en


cambio, el maestro aparece descrito desde una visión
individual. Se piensa a los alumnos en términos de talentos y
potencialidades que se deben alentar, poniendo así la
competencia meritocrática en el lugar del rol distributivo y
social de la educación pública. El pseudo-escolanovismo de
mercado hace un elogio del trabajo autónomo como ideal, y
formula la aspiración de que cada uno pueda crear su propio
futuro, pulverizando el sentido utópico y colectivo de la
educación, y reemplazándolo por un enfoque individualista.
Por su lado, el docente del pseudo-escolanovismo de mercado
es un emprendedor, orientado a una formación empresarial,
donde se destaca la búsqueda de la salvación individual en un
marco competitivo.

Entenderemos a la potencia niña como el poder presente, afirmativo y creativo


de lxs niñxs, de sentir, de actuar, de pensar, de afectar y ser afectadxs. En este sentido,
buscamos alejarnos de una concepción aristotélica de la “potencia” (cuyas
posibilidades de ser en acto aparecen determinadas de antemano), que implica definir
a la niñez desde la incompletitud, la teleología y el todavía-no (ser adultxs), y
pasaremos a definirla de manera afirmativa, por lo que es y puede en acto. 

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