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Opiniones

Roberto Rodríguez Guerra

Hay alternativa: la izquierda verde canaria

(15/11/2011)

Son ya décadas en las que la ciudadanía canaria se ve atrapada en una especie de


círculo/circo político formado por el PP, CC y el PSOE. Las alianzas, broncas y rupturas entre unos y
otros, con CC ejerciendo como árbitro de los pactos, han constituido el pan de cada día de un
sistema político que en Canarias parece destinado a perpetuar el tripartidismo y, paradójicamente,
a provocar una alta inestabilidad política, como lo prueban las continuas rupturas de los pactos de
gobierno. Pero tan importante como lo anterior son, pese a la innegable dureza y consecuencias
de la grave crisis económica que estamos soportando, las consecuencias sistemáticas que para
Canarias han tenido las políticas defendidas a través de esos pactos de gobierno. Los niveles de
paro, desigualdad, pobreza y exclusión social en Canarias son más que elocuentes a este respecto.
Y lo grave es que no son datos coyunturales sino, por el contrario, estructurales. Es evidente pues
que las «soluciones» del PP, el PSOE y CC no sirven, que sus pactos y políticas han conducido no
sólo a un profundo descrédito de la política en Canarias (corrupción, clientelismo,…) sino también
a la creciente desestructuración social y a la crónica fragilidad y dependencia del exterior de
nuestra economía. Una y otra realidad han generado no poco desánimo y hasta la creencia de que
ni en Canarias ni en el resto del Estado existen alternativas.
Pero frente a tal creencia no son pocos los ciudadanos que en Canarias hemos demandado
insistentemente la creación de otras alternativas políticas. Esta ha sido sin duda una demanda
cifrada en la idea de la necesaria confluencia electoral de las izquierdas canarias. Tanto la deriva
hacia la derecha de Nueva Canarias -ya anunciada con sus pactos con el PIL y ahora consolidada
con su colación electoral con CC- cuanto los personalismos, sectarismos y partidismos en diversa
medida rampantes en las izquierdas minoritarias habían impedido tal confluencia. Es más, hacían
presagiar que la deseable –al menos por mi parte- alianza electoral de las izquierdas canarias era
un pío deseo. Sin embargo, esa negativa tendencia se ha roto en lo que respecta a las elecciones
generales del próximo domingo. En ella la ciudadanía canaria tiene una alternativa de izquierdas
ante la que, por mi parte, no puedo menos que tomar partido y apoyar. Se trata del proyecto de lo
que en la provincia de Santa Cruz de Tenerife se ha denominado «la izquierda verde canaria» y en
la de Las Palmas «la izquierda roja y verde». Ésta nueva opción electoral por tanto tiene una
articulación diferente en cada una de las dos provincias canarias, lo cual refleja, a mi modo de ver,
tanto alguna de sus insuficiencias cuanto las notables dificultades que históricamente han tenido
este tipo de proyectos entre la izquierda. De hecho, una mirada hacia las fuerzas políticas que la
componen muestra que está compuesta, con la excepción de Sí se puede, por diferentes
organizaciones. Así, mientras en la provincia de Santa Cruz de Tenerife está formada por Si se
puede, Socialistas por Tenerife y Equo (además de otros partidos como el Partido de los
Empleados y Servicios Públicos, el Partido Humanista y otras organizaciones de ámbito municipal
como Iniciativa por El Rosario-Verdes, Vecinos por el Puerto, Ciudadanos por Arona y Somos
Icodenses) en la provincia de Las Palmas está constituida por Canarias por la Izquierda-Si se puede
e Izquierda Unida.
Es cierto que el proyecto de la izquierda alternativa canaria está aún por consolidar. De
hecho, es lógico que así sea pues acaba de nacer. Es igualmente cierto que está aún incompleto
dado que no ha logrado una única expresión electoral en toda Canarias y que los grados de

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confluencia son diferentes en cada provincia. Pero no menos cierto es que, tanto en la provincia
occidental como en la oriental, los acuerdos alcanzados representan un importante avance en el
proceso de alianzas entre las izquierdas canarias. Y esto, para el presente y para el futuro, es en mi
opinión lo realmente importante, pues se trata de un importante esfuerzo por lograr que una
opinión y voluntad política de los canarios –hasta ahora dividida y al mismo tiempo
infrarrepresentada a causa de un sistema electoral tan injusto como poco representativo- pueda
estar presente en las instituciones.
Dado el carácter de las elecciones del próximo domingo, la pretensión de la izquierda verde
canaria es trasladar al Parlamento español otra voz canaria, esto es, la opinión de un importante
número de ciudadanos canarios que si, por una parte, se muestran críticos o desengañados con el
PP, el PSOE y CC y sus políticas, por otra, consideran que es preciso otro modo de hacer política y
otras políticas. Una lectura atenta de su programa electoral muestra que, al menos como yo lo
entiendo, esta nueva opción política sostiene un proyecto «multicolor» con el que no puedo
menos que estar de acuerdo pues defiende, por un lado, una orientación de izquierdas o roja,
preocupada tanto por la lucha contra la desigualdad y el paro que sufre el pueblo canario como
por la preservación y extensión del Estado de bienestar y los derechos económicos, sociales y
culturales; por otro, una perspectiva ecologista o verde que vuelve su mirada hacia la protección
del medioambiente, alarmada ante las terribles consecuencias que para Canarias ha tenido un
modelo económico basado en el desarrollismo desenfrenado, en el binomio turismo-construcción
y su depredación del territorio; por otro, un enfoque canario y pacifista, centrado en la necesidad
de ofrecer –desde Canarias y para Canarias- respuestas propias y diferenciadas a nuestra
específica realidad social, política, económica y cultural a partir de la imperiosa necesidad de
alcanzar mayores cotas de soberanía alimentaria, energética, cultural y política, así como de
constituir a Canarias en territorio de paz y neutralidad; y, por último, una orientación democrática
y participativa que apuesta por una profunda reforma del sistema electoral canario y español, así
como ofrecer renovados cauces de participación política de la ciudadanía.
Es posible que estas opciones de la izquierda alternativa canaria obtengan alguna
representación política en el Parlamento español. De hecho parece que, al menos en la provincia
de Santa Cruz de Tenerife, esa posibilidad no es tan remota. Si ello ocurriera sería un dato
histórico, pues si bien ya se logró antes en la provincia de Las Palmas –recuérdese la elección de
Fernando Sagaseta por UPC- nunca antes ha ocurrido en la de Santa Cruz de Tenerife. Pero, sea
como sea, tan importante como la obtención de representación en el Parlamento estatal es que
esa opinión y voluntad ciudadana logre una articulación política, que la naciente alianza entre las
izquierdas canarias tenga continuidad y se consolide. No son pocas las dificultades internas y
externas, pero esperemos -al menos ese es mi deseo- que las esperanzas depositadas en este
proyecto no caigan en saco roto.

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