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(15/11/2011)
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confluencia son diferentes en cada provincia. Pero no menos cierto es que, tanto en la provincia
occidental como en la oriental, los acuerdos alcanzados representan un importante avance en el
proceso de alianzas entre las izquierdas canarias. Y esto, para el presente y para el futuro, es en mi
opinión lo realmente importante, pues se trata de un importante esfuerzo por lograr que una
opinión y voluntad política de los canarios –hasta ahora dividida y al mismo tiempo
infrarrepresentada a causa de un sistema electoral tan injusto como poco representativo- pueda
estar presente en las instituciones.
Dado el carácter de las elecciones del próximo domingo, la pretensión de la izquierda verde
canaria es trasladar al Parlamento español otra voz canaria, esto es, la opinión de un importante
número de ciudadanos canarios que si, por una parte, se muestran críticos o desengañados con el
PP, el PSOE y CC y sus políticas, por otra, consideran que es preciso otro modo de hacer política y
otras políticas. Una lectura atenta de su programa electoral muestra que, al menos como yo lo
entiendo, esta nueva opción política sostiene un proyecto «multicolor» con el que no puedo
menos que estar de acuerdo pues defiende, por un lado, una orientación de izquierdas o roja,
preocupada tanto por la lucha contra la desigualdad y el paro que sufre el pueblo canario como
por la preservación y extensión del Estado de bienestar y los derechos económicos, sociales y
culturales; por otro, una perspectiva ecologista o verde que vuelve su mirada hacia la protección
del medioambiente, alarmada ante las terribles consecuencias que para Canarias ha tenido un
modelo económico basado en el desarrollismo desenfrenado, en el binomio turismo-construcción
y su depredación del territorio; por otro, un enfoque canario y pacifista, centrado en la necesidad
de ofrecer –desde Canarias y para Canarias- respuestas propias y diferenciadas a nuestra
específica realidad social, política, económica y cultural a partir de la imperiosa necesidad de
alcanzar mayores cotas de soberanía alimentaria, energética, cultural y política, así como de
constituir a Canarias en territorio de paz y neutralidad; y, por último, una orientación democrática
y participativa que apuesta por una profunda reforma del sistema electoral canario y español, así
como ofrecer renovados cauces de participación política de la ciudadanía.
Es posible que estas opciones de la izquierda alternativa canaria obtengan alguna
representación política en el Parlamento español. De hecho parece que, al menos en la provincia
de Santa Cruz de Tenerife, esa posibilidad no es tan remota. Si ello ocurriera sería un dato
histórico, pues si bien ya se logró antes en la provincia de Las Palmas –recuérdese la elección de
Fernando Sagaseta por UPC- nunca antes ha ocurrido en la de Santa Cruz de Tenerife. Pero, sea
como sea, tan importante como la obtención de representación en el Parlamento estatal es que
esa opinión y voluntad ciudadana logre una articulación política, que la naciente alianza entre las
izquierdas canarias tenga continuidad y se consolide. No son pocas las dificultades internas y
externas, pero esperemos -al menos ese es mi deseo- que las esperanzas depositadas en este
proyecto no caigan en saco roto.