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HISTORIA SOCIAL ARGENTINA: ASPECTOS Y DESAFÍOS DE UNA RENOVADA

AGENDA HISTÓRICA (1955 A LA ACTUALIDAD).

Docente: Andrea Andújar

Alumna: Gabriela Yolanda Alucin

TEMA: Mujeres y varones en las organizaciones políticas y político-armadas.

INTRODUCCION:
Haciendo un balance de los temas y abordajes tratados en este seminario se ha decidido
tomar del programa provisto lo indicado en la Unidad 2: Mujeres y varones en las
organizaciones políticas y político-armadas y a partir de aquí destacar el papel de las
mujeres en las distintas manifestaciones políticas, sociales y culturales de fines de los años
60 y los 70, observando cómo ha tratado la historiografía esta participación, dado que
principalmente se rescata las agencias masculinas, considerando para ello miradas que
incluyen además del género, los afectos, las emociones y la amistad.
Los textos de Karin Grammatico, Cristina Viano, Alejandra Vasallo y Andrea Andújar
elegidos para este trabajo permiten conocer y explicar los sucesos de los 70 desde la
intervención de las mujeres en estas organizaciones políticas, que aun con la asignación de
roles secundarios, dado que las principales decisiones la tenían los varones, pudieron
adquirir conciencia de sus derechos, de sus voces, de sus reivindicaciones, principalmente a
través de la palabra y del encuentro entre ellas con el surgimiento de la sororidad, y como
hacedoras de reclamos políticos, institucionales y comunitarios que excedieron a los planes
de los hombres.
Más allá de la causa que animaba los proyectos políticos de los 70 es evidente que la
situación femenina no estaba entre las prioridades de los grupos radicalizados y el contexto
cultural de la época no permitió visibilizar los reclamos de género que se sumaban a los
cambios esperados, advirtiéndose además de este desconocimiento, un doble silenciamiento
desde la historiografía tradicional que no ha registrado el activismo femenino de estos
tiempos cuando alcanzó niveles de involucramiento y compromiso social no superados
hasta el momento.
DESARROLLO:
La historiografía hace pocos años ha focalizado en el protagonismo de las mujeres y las
distintas conquistas logradas por ellas hasta el día de hoy, por lo que desde la historia social
y cultural se invita a la revisión del relato histórico exclusivamente masculino, colocando
en escenas otros actores sociales como las mujeres, en cuanto propulsoras de acciones de
alto riesgo ya sea para rescatar a sus hijos en la dictadura, apoyar a sus compañeros de
trabajo o de estudio cuando eran perseguidos, convencidas de sus motivaciones y siendo
solidarias con los que compartían la causa por la revolución social, aunque después se las
haya excluido de los registros, pasando al olvido.
Andujar dice respecto a los temas abordados por la historiografía local “¿Cómo
entender, sin las mujeres en el medio, el “Cordobazo”, el “Viborazo”, el “Trelewazo”, el
“Villazo” y tantos otros y diversos “azos” que surcaron esa parte de la historia argentina?
Lo mismo puede decirse de cualquier otra pueblada, motín, levantamiento popular o
cualquier otra forma de protesta que involucró a los sectores subalternos en esas décadas o
en las de los noventa, cuando el modelo neoliberal se profundizaba generando mayores y
más profundas desigualdades sociales. Otro tanto sucede con el mundo del trabajo rural,
donde las mujeres trabajadoras, en general, han quedado diluidas o encubiertas en el trabajo
familiar” (Andujar 2017:58)
Así como Andujar advierte sobre el protagonismo femenino a mediados del siglo XX,
Karin Grammatico rescata el rol desempeñado por las mujeres que integraron la
Agrupación Evita de Montoneros enlazando la historia reciente y los estudios de género,
desde la cual formula su tesis principal sobre las mujeres como una experiencia política que
les permitió cuestionar los lugares de subordinación mantenidos tanto en sus vínculos de
pareja y familiares, como en la propia organización Montoneros.  
Grammático sostiene que la Agrupación Evita nació como una jugada política de
Montoneros en su lucha con la derecha del peronismo y fue enmarcada en el rol de madres
y esposas que la figura de la mujer ha tenido en la historia peronista, sin embargo, ese
origen no le quitó la posibilidad de tener una vida propia, aunque no fuese el propósito
inicial.
Las tareas de la Agrupación Evita existían en barrios y villas de emergencia con
anterioridad a la conformación del frente femenino y muchas dirigentes mostraron
resistencia cuando se les comunicó que debían militar en este frente. Lo sentían como una
pérdida de poder, como una despromoción, entendiendo el trabajo con mujeres como un
espacio subordinado, donde la revolución no estaba por concretarse, pero los hombres
habían decidido sobre sus acciones sin considerarlas o siquiera advertir qué les inquietaba.
Las diversas actividades desarrolladas por las integrantes de la Agrupación Evita tareas
de formación política, de recreación y educación infantil, de mejora de las condiciones
habitacionales de familias pobres, posibilitó cuestionar los lugares subordinados que
ocupaban tanto en su vida privada como en su vida pública, producto de las conversaciones
cotidianas entre ellas, donde lo importante no era solo lo que las mujeres decían sino el
hecho de que estuvieran ejercitando la palabra y perdiéndole el miedo a hablar en público.
Según Grammatico estas mujeres experimentaron a su manera la consigna feminista de la
época: lo personal es político.
Citando textualmente a esta autora dice: “Entre mate y mate en los resquicios de una
charla doctrinaria, en los descansos de las tareas del frente, las mujeres charlaban sobre los
problemas que las aquejaban … y al hacerlo comenzaban a modelar su conducta política.
De este modo, la conversación esa zona media entre la vida pública y la vida privada…se
constituyó en el hilo a través del cual las mujeres hilvanaban sus experiencias con las de sus
compañeras, tejiendo de ese modo una trama colectiva en la que cruzaban y enlazaban lo
personal y lo político. Fue el medio a través del cual comenzaron a salir en la superficie las
molestias, el inconformismo de la vida diaria, las preguntas por el trato recibido y también
los deseos, las aspiraciones.” (Grammatico 2011: 93)
La conciencia del ser y del hacer femenino se resume en lo referido por Grammatico
tomado del texto de Tamara Kamenszain : "Susurrante plática de mujeres, fue creando una
cadena irrompible de sabiduría por transmisión oral, que nunca fue plasmada en libros", por
lo que apuesta al registro de lo hecho y dicho por estas mujeres innumerables veces
subestimado, no catalogado y silenciado.  
La participación de las mujeres en los distintos movimientos, en los partidos políticos,
en los sindicatos, en los centros de estudiantes, en diversas expresiones de la época,
permitió la toma de conciencia femenina no solo de su capacidad de organización, gestión
y fuerza en las demandas sino en el darse cuenta, por ejemplo en el ámbito de Montoneros,
de la verticalidad masculina con decisiones reservadas solo a los hombres, advirtiendo al
interior del movimiento y en los espacios familiares de los referentes masculinos, el
sostenimiento de las conductas de dominio, preponderancia y subestimación de las mujeres,
sin que tuviesen posibilidad de influir en las principales acciones salvo que respondan a los
órdenes de estos.
Hay puntos de contacto del planteo precedente con otros trabajos que tratan la cuestión
de género como el de Vasallo en ‘Las mujeres dicen basta: movilización, política y
orígenes del feminismo argentino en los 70” donde explora el origen del feminismo
argentino, para comprender los alcances del lema ya mencionado: “lo personal es político”,
destacando cómo las feministas plantearon en el convulsionado contexto argentino de los
setenta, la construcción de un movimiento social y un programa de acción, la creación de
espacios de “empoderamiento” para las mujeres y la producción de teoría y praxis
feministas inéditas (Vasallo 2005: 2) aunque no hayan sido vistas en la época y hasta
mucho tiempo después, cuando la historia reciente y la historia social rescataron estos
sucesos sugiriendo una nueva periodización y reescritura de la historia.
Vasallo dice que a fines de los sesenta y principio de los setenta, las contradicciones
principales de la Argentina se analizaron exclusivamente en términos de clase, dependencia
e imperialismo, en las que todos los actores políticos se definieron en torno a la antinomia
capitalismo o revolución socialista, sin ver como se viene sosteniendo las luchas por la
liberación femenina que también existieron y que mas allá del impacto inmediato obtenido,
su planteo en los tempranos setenta, remitiendo a una conciencia no solo de clase sino de
género, en el anhelo de cambios radicales que no fueron previstos por los hombres, ni
aceptados por la sociedad de la época.
De hecho, los partidos y las organizaciones políticas, consideraron que las
reivindicaciones propuestas por el movimiento de liberación femenino distraían los
verdaderos objetivos de la lucha revolucionaria. La historiografía tradicional parece no
apartarse de ese supuesto y se ha mostrado reticente a explorar los vínculos entre las
distintas luchas de liberación y sus protagonistas, donde es posible ver un entramado
complejo entre las luchas por la revolución social y la revolución sexual y de género, que
evidentemente ha sido obviado. (Vasallo 2005: 4)
Haciendo un recorrido por los artículos seleccionados para este trabajo, existe una
coincidencia sobre la visión peyorativa respecto de la participación femenina, en cuanto a la
desestimación de su hacer, despejando la cuestión de clase que no elude el prejuicio y el
menoscabo de la mujer simplemente por su condición de tal. Una mujer sea de una posición
social acomodada o habitante de un barrio marginal, no escapa al cuestionamiento de su
agencia pública tanto por sus propósitos como por sus logros, calificada siempre como una
actividad de impacto secundario o de acción de señoras burguesas como el caso de
Christeller descripto por Vasallo y no como una preocupación o interés real por sus
congéneres. Dar voces a mujeres marginadas y ancladas en un espacio recóndito del país
como el interior del Chaco (donde posibilito la creación de la Cooperativa Fraternal Fortín
Olmos que representaba alrededor de 2000 familias de hacheros, a las cuales también ayudo
a educarse, por medio de programas educativos para los y las jóvenes) da cuenta de la
conmoción que generó en las principales integrantes del feminismo argentino, la vida de las
mujeres en este caso rural, donde observan que aun con diferentes recursos las
prohibiciones y los límites son parecidos a los de otros ámbitos. Unas estarán en grandes
mansiones y otras en casa de chapas de cartón o humildes asentamientos, pero la
subordinación, opresión y retaceo de oportunidades como de reconocimiento las iguala.
De acuerdo con Christeller, fue su trabajo con las niñas y las mujeres de Fortín Olmos
las que dispararon su posterior compromiso con el feminismo. Ella recuerda cómo,
mientras los hombres de la cooperativa aprendían a recobrar sus propias voces y sus
derechos, sus mujeres permanecían silenciosas y ausentes de los procesos de toma de
decisiones. Una experiencia también diferencial se daba en el programa educacional con los
y las jóvenes que regresaban a la comunidad luego de completar su educación formal. Los
varones sólo pensaban en irse y hacer sus vidas lejos de allí, mientras que las mujeres
pretendían regresar y trabajar para “elevar a sus comunidades”. Christeller también
entendía que el hecho de que las mujeres ocuparan la condición más baja dentro de sus
comunidades se debía a causas histórico-culturales arraigadas, más benévolas y permisivas
con los hombres que con las mujeres, pasibles de múltiples censuras.
Por otra parte Vasallo en referencia a los orígenes del feminismo argentino menciona la
creación de la UFA (Unión Feminista Argentina) y describe la trayectoria y activismo de
mujeres de diversa condición, donde revela una posición política y un análisis social que
trasciende la pertenencia de clase de algunas de sus militantes. En este sentido, dice la
autora que la práctica común, tanto en la historiografía como en la política, de subsumir las
acciones de las mujeres a su pertenencia de clase y automáticamente desechar su relevancia
socio-histórica contribuye a reforzar la invisibilidad de las mujeres en la historia, y a
oscurecer la historia del feminismo argentino, impidiendo analizar qué lleva a diferentes
mujeres a organizarse y actuar colectivamente, cómo elaboran sus estrategias, o por qué
forjan determinadas alianzas. (Vasallo 2005:4)
La clase no impide las limitaciones o prohibiciones al género. Sea rica o pobre la mujer
es condicionada por el mundo masculino estructurado en siglos de silenciamiento y
sumisión prácticamente hasta la actualidad y en ello comparten vivencias y realidades con
otras mujeres, a las cuales se une cuando considera necesario intervenir para defender o
proteger algún privilegio o conquista a lograr.
En cuanto a la experiencia revolucionaria de los 70 a los que aluden las autoras elegidas,
además del planteo político en sentido estricto, significo un descubrir y cuestionar muchos
aspectos sobre todo culturales impuestos a las mujeres en forma natural, como la
subordinación a los hombres, permitiéndoles aunque no todo lo que hubiesen deseado,
trascender el espacio privado para actuar en lo público tomar la palabra y aun en pequeño
modificar su entorno al hablar de temas considerados tabú como el maltrato conyugal o la
falta de espacio en acciones colectivas donde se sentían capaces de conducir o interpretar
papeles ocupados exclusivamente por los hombres, sentando precedentes conmovedores
por la vigencia de los reclamos hechos hace mas de cuarenta años atrás, que serán
retomados después en demandas más contemporáneas
Por otra parte además de la experiencia, la conciencia y la clase como tópicos para
reponer la historia desde el género, Viano señala otro indicador para interpretar las
trayectorias de algunas mujeres involucradas en estos sucesos de los 70, como la amistad,
advirtiendo la construcción de vínculos entrañables entre las mujeres por encima de las
identificaciones partidarias o posicionamientos políticos, que muchas veces contradiciendo
ordenes salvaron y protegieron a sus compañeros de trabajo, de estudio, de militancia,
privilegiando lealtades más que ordenes jerárquicas. (Viano 2015:13),
Así Viano dice la tematización de la amistad posee una larga y consolidada tradición en
la filosofía y en las ciencias sociales, sin embargo son escasos los abordajes que reparan en
los modos en que el género interviene en este vínculo. La amistad aparece desde la
antigüedad como un atributo masculino que idealiza la capacidad de los varones para la
lealtad, la dedicación y el auto sacrificio, excluyendo a las mujeres con prejuicios y
convicciones culturales que minimizan la consistencia de los vínculos femeninos, cuando
existen evidencias históricas de profundos lazos de afecto y amistad, refugio para muchas
militantes aquejadas por las decisiones de los grupos radicalizados, sin contemplación
desde sus dirigencias por las consecuencias generadas.
Además de lo antes dicho respecto del estudio de los años 70, Vasallo propone una
revisión crítica de la historiografía argentina que no sólo señale la invisibilización de las
mujeres en la historia de los procesos sociales de cambio, sino también los problemas que
los criterios de periodización tradicional pueden acarrear a un análisis de género. (Vasallo
2005:6). Así esta autora plantea como punto de partida comprender cómo y cuándo las
mujeres actúan colectivamente y en qué forma definen y articulan sus objetivos y
organización en procesos de movilización no aislados del contexto social, político,
económico y cultural, dando cabida a miradas donde comparten con los hombres
determinados reclamos pero a la vez identifican problemáticas particulares ajenas al
androcentrismo que requieren tratamiento exclusivo con estrategias específicas.

CONCLUSION:
En definitiva lo analizado no alude a un antagonismo de género o a una competencia por
el mayor protagonismo o involucramiento de mujeres u hombres en los acontecimientos de
los 70. Sino al abordaje excluyente que habitualmente se realiza desde la historiografía
tradicional, quitando a las mujeres de los espacios de lucha, de conquistas, de planteos, de
entrega, subestimando sus producciones como sus acciones por ejemplo de lealtades con
los compañeros y amigos ante los apremios en la dictadura, poniendo el foco solo en la
participación masculina obviando el vital aporte de las mujeres en las diferentes situaciones
para el cambio social.
Como se dijo más arriba que sería de los distintos “azos” sin la intervención de las
mujeres, de las organizaciones políticas como la Agrupación Evita de Montoneros, de la
militancia en general, de la sociedad de los 70 convulsionada y critica de las estructuras que
dio origen a movimientos feministas como UFA y a varias organizaciones de hombres y
mujeres interesados en la transformación y el logro de la revolución socialista.
Amén de los propósitos y de las practicas elegidas para el cambio social como la lucha
armada y la clandestinidad desde las organizaciones políticas, la instancia de debate y
encuentro entre las mujeres militantes o integrantes de los movimientos sociales, es
absolutamente relevante en cuanto a su impacto público y personal dando cuenta del
clamor forjado en el interior femenino, esperando salir a la superficie cuando las
circunstancias se lo permitiesen, y aunque hayan sido olvidadas después, afortunadamente
la historiografía reciente y de genero las han rescatado.
Lo que no advirtieron las mujeres de los años 70 o se dieron cuenta mas tarde, es que
las transformaciones no estaban pensadas para ellas, que la lucha por sus derechos recién se
esbozaba y que tardarían mucho en obtener conquistas más acordes con sus expectativas y
en clave de género, validando sus intervenciones y sobre todo la inestimable sororidad
alcanzada.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:
Andújar, Andrea. Historia social del trabajo y género en la Argentina del siglo XX: balance
y perspectivas. Revista Electrónica de Fuentes y Archivos (REFA).Centro de Estudios
Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti” Córdoba (Argentina), año 8, número 8, 2017, pp.
43-59.
Grammático, Karin, Mujeres Montoneras. Una historia de la Agrupación Evita, 1973-
1974, Buenos Aires, Ediciones Luxemburg, 2011. Capítulos 2 y 3.

Vassallo, Alejandra, “‘Las mujeres dicen basta’: movilización, política y orígenes del
feminismo argentino en los 70” en: Andújar, A. et al. (comps.), Historia, género y política
en los 70, Buenos Aires, Feminaria, 2005.

Viano, Cristina, "Amistad y militancia en Montoneros. Apuntes generizados" en:


Contenciosa, Año II, nro. 4, primer semestre 2015.

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