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CONTENIDO Paradigmas Los paradigms de a clonela (11-14) La ditrencia entre as tases pee y pont paradigmaiice ho docrrollo de te cncia (14-21) Precioate sobre I Lee de paradigm (21-24) Investigacion chentifica normal La levees eaten madure deende-on paradigms (25-26) [Lo que ol paradigms dein por hacer ots comenidad cletificn (26-28) .cieaifico come solecionadorde-rompecabenss (29-31) Anomalias ei: novaciones revolucionarias La clases normal y tus Limite (33:35) erects enomalles (35:38) Las anoealiss como protscio neeres desea brinlemton (36-39) Lm ssomalias como pretucto ‘woria. Lae erate (39-42) La tensién entre tradicion ¢ innovacién n 25 3B a En algin momento de su carrera, estoy seguro, se le habré presentado a todo miembro de este Simposio la imagen del cientifico como la de un indagador imparci que sélo se atiene a la verdad. El cientifico es el explora- dor de la naturaleza: el hombre que se desprende del prejuicio en el umbral de su laboratorio, que recoge y examina los hechos objetivos y desnudos, y que s¢ some- te a ellos y sdlo a ellos. Estas son las caracteristicas que hacen tan valioso el testimonio de los cientificos cuando avalan productos industriales en los Estados Unidos. Ni siquiera para una audiencia internacional requerirfa esto mayor claboracién, Ser cientifico es. entre otras cosas, ser objetivo y de espfritu abierto, _ Probablemente ninguno de nosotros crea que, en la prictica, el cientifico de la vida real obtenga un éxito completo la realizacién de dicho ideal. El trato persu- nal con los cientfficas, las novelas de Sir Charles Snow, ‘co una lectura superficial de la historia de la ciencia pro- porcionan-abundante evidencia en contra, Aunque !2 empresa cientifica pueda tener-un egpiritu abiesto, sea _ como fuere lo que el uso de.esta frase puede significer, muy a mentido sucede- que él cientifico individual no nes clerto-niie su trabaio'ex pre- yecto de investigacién esté definitivamente encarrilado, 1 resultado global, a excepcion de infimos detalles, que dicho proyecto alcansard, Si se llega répidamente al re- sultado, mejor que mejor, si no, el cientifico luchara con sus aparatos y con sus ecuaciones hasta que, en la medi da de lo posible, den los resultados que se adecien al ti- po de modelo que ¢1 desde el principio habia previsto, No ¢s Gnicamente a través de su propia investiyacion co- mo expone el cientifico sus firmes convicciones acerca de los fendmenos que puede ofrecer la naturaleza y ace- £4 de los modos en que pucdan éstas ser ajustadas a la Fealidad. A menudo esas mismas convicciunes se mues- tran mds claramente en su respuesta al trabajo produci- do por otros. Desde la aceptacién por Galileo de {a in- vestigacion de Keplero hasta la aceptacion por Nageli de la de Mendel, desde el rechazo por parte de Dalton de Jas conclusiones de Gay Lussac hasta el rechazo de Max- well por parte de Kelvin, las novedades inesperadas ficti cas y teéricas han encontrado una resistencia caracteris- uuca y, frecuentemente, han sido rechazadas por muchos de los miembros més creativos de la comunidad cientéfi- ca profesional. El historiador, cuando menos, apenas si necesita que Planck le recuerde que: “Una nueva verdad cientifica no se presenta usualmente de manera que con- Yenza a sus oponentes...; 1o que sucede es mds bien que éstos se van muriendo unos tras otras, y una generacién naciente se familiariza con dicha verdad desde el princi pio”, Hechos familiares como éstos —que ficilmente podrian multiplicarse— no parecen denunciar una em- 1 Wimenschafiione Seiderdiogrephie (Letptig, 148), p. 22. La ta: oncciba is. 4 Ze Presa cuyos realizadores sean hombres de espfritu no- tablemente abierto. {Cabrfa reconciliar de algin modo e808 hechos con nuestra imagen usual de la investigacion ientifica productiva? Si una tal reconciliacién no pare- ce haber planteado problemas fundamentales en el pas do, ello se debe probablemente a que la resistencia y el Prejuicio han sido, por lo normal, considerados como algo extraho a la ciencia, Pues no son, se nos ha dicho a menudo, més que el producto de insalvables limitacio- es humanas; en un método cientifico apropiado no hay lugar para ellos: y este método es lo suficientemente po- deroso como para que la mera idiosincrasia humana no Pueda impedir su éxito por mucho tiempo. Desde esta perspectiva, los ejemplos de parti pris cientifico suelen ser reWucidos a: nivel de anécdotas, y es-esta evaluacion de su relevancis lo que se pretende desafiar en rl oresen- te ensayo: La sola verosimilitud de to indicado sugiere ue dicho desafio es necesario, El prejuicio y la resisten- cia parecen ser mds bien Ja regla que la exceocién en el desarrolio maduro de la ciencia. Por aftadidura, y bajo circunstanoias normales, caracterizan tanto a la mejor y ‘més creativa como # la més rutinaria de las investigacio- nes. Ni tampoco parece ser gran problema el saber de donde proceden; Mas que caracter{sticas de un individuo aberrante, son caracteristicas de la comunidad, que echan profundas ra(ces en los procedimientos mediante os cuales. se adiestra a Jos cient{ficot-para su trabajo Profesional. Las convicciones firmemente sostenidas que son previas, a la: investigacién, parecen constituir a me- nudo una precondicion del éxito en las ciencies. "~ Obviamente, estoy, adelantando acontecimientos, ero quiz al hacerlo asf he indicido ya el tema prince a6 BD M9900 70007077? eel pal de mi ensayo. Aunque el prejuicio y a resistencia a las innovaciones podrian muy fécilmente obstruir por Completo el progreso cient{fico, su omnipresencia es, sin embargo, sintomstica de caracteristicas de las que de- pende la continua vitalidad de ia investisacidn, A estas caracterfsticas las Hamaré, tomadas colectivamente, el dogmatismo de Ja ciencia madura, y en las paginas que vienen a continuacién intentaré elaborar acerca de ellas los siguientes extremos. La educacién cientéfica inculca Jo que la. comunidad de cientificos ha alcanzado previa mente con dificultad: un hondo compromiso en favor de un modo particular de ver el mundo y de practicar la ciencia en él, Dicho compromiso puede —y asi sucede de vez en cuando— ser reemplazado por otro, pero no se puede renunciar a él sin mds. Y mientras continue carac- terizando a la comunidad de profesionales cientificos, demuestra ser, en dos aspectos, fundamental para la in- vestigacion productiva. Al definir para el cientifico ind. vidual tanto los problemas legitimos que han de ocupar- le como Ja naturaleza de las soluciones aceptables de ellos, ese compromiso es efectivamente constitutivo de investigacion. Lo que normalmente hace el cientifico es, al igual que el jugador de ajedrez, solucionar rompecabe- zas 0 embrollos, y el compromiso al que es inducide por educacion le suministra las reglas de juego que tienen vi- gencia en su época. Sin ese compromiso, no seria un {isi co, 0 un quimico, 0 un especialista en campo alguno en que hubiera sido instruido. ‘Adems, el referido compromiso juega un segun- do, y en buena medida incompatible, papel en la investi- gacidn, Sit gran solidez y 1a unanimidad con que lo sus- cribe el grupo de profesionales, provee al cientifico ind 6 ee es ee vidual de un detector extraordinariamente sensible a les focos de perturbaci6n de los cuales resultan, casi ine tablemente, innovaciones facticas y tebricas de impor- tancia, En las ciencias, 1a mayorfa de los descubrimien tos de hechos inesperados y todas las innovaciones fun damentales de la teorfa son respuestas a una ruptura pre- via on el ejercicio de las reglas del juego anteriormente establecido. Por lo tanto, aunque un compromiso cussi dogmitico es, por una parte, una fuente de resistencia y de controversia, contribuye también instrumentalmente a hacer de la ciencia la mds consecuentemente revolucio- naria de todas las actividades humanas, No ¢s preciso trocar la resistencia y el dogma en virtudes para advertir que sin ellos no podrfa existir una ciencia madura. Antes de examinar mds ampliamente la naturaleza y efectos del dogma cientifico, consideraré el modelo educativo que lo transmite de una generacion de profe- sionales a Ia siguiente. Los cient{ficos no son, por su- puesto, la Unica comunidad profesional que adquicre por educacién un conjunto de normas, instrumentos y técnicas, que mds tarde despliega en su propio trabajo creative. No obstante, incluso uA répido andlisis de Is pedagogia cientifica sugiere que ésta se presta mucio més a inducir Ia rigidez profesional que la educacion en otros campos, exceptuando, quizd, la teologia sistemdtl- ca, Admito que el ep{tome que-sigue est4 mediatizade por el modelo americano, que es el que mejor conozco. Sin embargo, los contrastes a que apunta deben hacerse tambin visibles, con los cambios oportunos, en la edu- cacion britdnica y europea. Quizé el rasgo mds llariativo de a educacion cien- : of Lifica es que, en una medida bastante insblita en otros campos creativos, se lleva a cabo mediante libros de tex- io, mediante obras escritas especialmente para estudian- tes. Antes de estar preparado, 0 casi preparado, para ini- ciar su propia disertacion doctoral, rara vez se le pide al estudiante de quimica, fisica, astronomfa, geologia, 0 diologia, que intente proyectos de investigacion experi- mental 0 que exponga los productos inmediatos de las Investigaciones Hevadas a cabo por otros —esto es, las comunicaciones profesionales que los cientificos escri- ben para sus colegas. Las “antologfas o colecciones de fuentes” juegan un papel sin importancia en la educa. cidn cientifica. Tampoco se anima al estudiante de cien- cias a la lectura de los clasicos en la historia de su cam- po —obras en las cuales podria encontrar otros modos de enfocar las cuestiones discutidas en su texto, pero en las que encontrarfa también conceptos y patrones de so- lucién que su futura profesion ha desechado y reempla- zado desde hace largo tiempo.” En alguna ocasion, White- head capté este rasgo tan peculiar de las ciencias al escri- bir: “Una ciencia que vacila en olvidar a sus fundadores esté perdida”. La confianza casi exclusiva en los libros de texto no es todo lo que distingue a la educacién cientifica. Después de todo, los estudiantes de otros campos recu- rren tambien a tales libros, aunque muy rara vez después del segundo aflo de graduacién y ni siquiera exclusiva: 2 Las cleactan perticalares musrtruc siruca veriacién on cote spac. Lon eatediontes 6 lng ln moermas iene técieas y wumbise de Ii me Su fedeicens pals partes be bologie, eologin, y clancla médica, tienen Te Frevctdicaan ae smcontrar mateiain relator fuentes hist Toureiparkaena que bo etunntee de stronomis, matemiticn, 0 files mente durante los primeros afos de ésta. Pero ¢n las ciencias, Is diferentes libros de texto se limitan 2 exo0- net sus d¥erentes materias en vez de ejemplificar apro- aimaciones diferentes a una problemitica particular, co- ‘mo sucede en ¢l caso de las humanidades y de muchas ciencias sociales, Incluso los libros que rivalizan para ser adoptados como texto en un curso de alguns ciencia particular, difieren principalmente en el nivel y los deta- Iles pedagésicos, pero no en sustancia ni en estructura conceptual. Serfa diffcil imaginar a un ffsico 0 @un qui- mico diciendo que se ha visto forzado a partir casi desde Jos primeros principios en sti tercer alo educativo, por haber obtenido su orientacion previa en ese campo me- diante libros que violaban consistentemente su concep- cién de la disciplir.a. Sin embargo, observaciones de este tipo no carecen en absoluto de antecedentes en algunas ciencias sociales. Aparentemente, los cientfficos estan de acuerdo acerca de lo que todo estudiante de su campo debe saber. La razén de ello esté en que para disefar el curriculum previo al ejercicio de la profesion pueden re- currir al uso de libros de texto, y_ no amuestras eclécti- cas de investigacion. Ni tampoco es la técnica caracterfstica de presen- tacion en libros de texto” completamente igual en las ciencias que en otros lugares. Si se exceptiian las ocasior rales introducciones que rara-vez leen los estudiantes, los textos cientificos no estuerzan mucho en describir los tipos'de problemas-cuya solucion se puede pedit. al rofesional, o en discutir la varledad de técnicas que | periencia ha puesto en marcha para su solucién. Por el Gontrario, estos libros exhiben desde el principio conere- tas solucionerde-problemas que la profesion ha Uegado 9 Earner tye oom aaa «EEE a aceptar como paradigmas, y entonces se pide al estu- diante que resuelva por sf mismo, bien sea con lépiz y papel o bien en el laboratorio, problemas cuidadosamen- te diseflados, metodolégica y sustancialmente, sobre 1a base de aquellos otros que habfa estudiado en el texto. Solo en el aprendizaje del lenguaje elemental o en el sdiestramiento en instrumentos musicales ¢s tan amplio © tan esencial el uso de los “ejercicios de dedos”. ¥ és tos son precisamente los terrenos en los que la finalidad de la instruccién es producir, con el maximo vigor y ra- pidez, “disposiciones mentales” 0 Einstellungen. Yo di- Hla que en las ciencias el efecto de esas técnicas es casi el mismo.” Aunque el desarrollo, cientffico es particular mente fecundo en consecuencias novedosas, la educa! cidn cientifica sigue siendo una iniciacion relativamente | dogmitica a una tradicion preestablecida de solucion de problemas, para cuya evaluacién no se estimula ni se prepara a los estudiantes E] modelo de educaci6n sistematica mediante It- bros de texto que acabamos de describir, no exist(a en ningin lugar ni en ninguna ciencia (exceptuando quizé 2 la matemitica elemental) hasta principios del siglo dieci- nueve. Pero con anterioridad a esta fecha, algunas de las ciencias mds desarrolladas mostraban claramente’ las ca- racteristicas especiales que antes indicébamos, y en al- gunos casos contados se ha hecho asf durante mucho tiempo. Donde no habfa libros de texto, solfa haber pa- radigmas universalmente aceptados para la prictica de determinadas ciencias. Tales paradigmas eran logros cientificos relatados en libros aue todos los cultivadores de un campo dado conocian intimamente y admiraban, Jogros en funcién de los. cuales modelaban su propia in- vestizacién y que les suministraban una medida de sas propias realizaciones. La Fisica de Aristoteles, el Alma- _gesto de Ptolomeo, los Principia y 1a Optica de Newton, la Electricidad de Franklin, la Quimica de Lavoisier y la Geologia de Lyell —¢stas y muchas atras obras sirvieron durante cierto” tiempo ‘para definir implicitamente los problemas y métodos legitimos de un campo de investi- gacién para sucesivas generaciones de profesionales: En su dfa, cada uno de estos libros, juntocon otros estrecha- mente modelados sobre.la base.de ellos, jugaron un pax “pel muy parecido en su campo al.que-actualmente jue- be u yyyyryyryrryDPDyDIIIIIAASASA gan los libros de texto en estos mismos y en otros terre- nos. Todas las obras que acabo de mencionar son, por supuesto, clisicos de la ciencia, En tanto que tales, su papel puede considerarse similar al de los principales clé- sicos en otros campos creativos, por ejemplo, las obras de un Shakespeare, un Rembrandt o un Adam Smith. Pero al llamar paradigmas, en vez de clisicos, a esas obras 0 las realizaciones que subyacen tras ellas, quiero dar a entender que hay algo mds de especial acerca de las mismas, algo que las separa de algunos otros clésicos de la clencia y de todos los clisicos de otros campos creati- vos, Parte de ese “algo mas” es lo que llamart el cardc- ter exclusivo de los paradigmas. En cualquier momento los profesionales de una determinada especialidad puc- den reconocer a numerosos clisicos, algunos de ellos como las obras de Ptolomeo y Copémico o de Newton y Descartes en buena medida incompatibles entre sf Pero este mismo grupo, si es que tiene algin paradigma, solo puede tener uno. A diferencia de li comunidad de artistas —que puede inspirarse simultdneamente en las obras de, por ejemplo, Rembrandt y Cézanne y que, por tanto, los estudia a ambos—, la comunidad de astrono- mos no tiene alternativa al elegir entre los modelos riva- les de actividad cient{fica suministrados por Coptmico y Piolomeo. Ademis, una vez hecha su eleccidn, los astré- nomos podrian acto seguido abandonar la obra que hu- bieran rechazado, Desde el siglo dieciseis ha habido solo dos ediciones completas del Almagesto, ambas realizadas en el siglo diecinueve y dirigidas exclusivamente aespecia- listas. En las ciencias maduras no hay una funcién defi- n nida para el equivalente de un muszo de arte o de una biblioteca de clasicos, Los cientfficos saben cudndo los libros, y hasta las revistas, quedan anticuados. Y aun cuando no Ieguen entonces a destruirlos, sf que los trasladan, como cualquier historiador Ge la ciencia pue- de testificar, de la biblioteca departamental en uso acti- vo al desusado depdsito general de Ia Universidad. Las obras que estan al dfa han conquistado el lugar que ellas ‘ocupaban, y constituyen todo lo que requiere el ulterior progreso de la ciencia. Esta caracteristica de los paradigmas esta estre- chamente relacionada con otra que precisamente tiene una particular relevancia para mi seleccién del término. ‘Al adoptar un paradigma la comunidad cientifica_se Compromete, conscientemente 0 m0, con el punto de vista de que los problemas fundamentales por él resuel- tos, de hecho, han sido resueltos de una vez por todas. Esto es lo que Lagrange queria significar cuando dijo de Newton: “Hay solamente un universo, y puede suceder que sélo un hombre en la historia del mundo sea el in- térprete de sus leyes”.> Tanto el ejemplo de Aristoteles como el de Einstein demuestran que Lagrange no estaba en lo cierto, pero esto no hace menos fico en conse- cuencias para ef desarrollo cientifico al hecho de su_ ‘compromiso. Al creer que lo que Newton habia levado, ‘a cabo no necesitaba ser realizado de nuevo, Lagrange: tentado a acometer reinteroretaciones catia ado om ste forme por S.F. sae, Mata Gore Trowght (New Yor pe384, La fase ote, aut ‘dee sungee raion Ine palabras, paves dota 77D DDD DDD Fees: damentales de la naturaleza. En vex de ello, podfa reanu: dar Ia tarea all{ dongz los hombres que compartieron su paradigma newtoniano la habfan dejado, esforzandose por conseguir formulaciones més nitidas de este paradi ma y una articulacién que lo pusiera cada vez més de acuerdo con las observaciones de la naturaleza. Este tipo de trabajo es emprendido solo por aquellos que estén convencidos de que cl modelo elegido es totalmente se- puro. No hay nada que se parezca a esto en las artes, ¥ cualquier paralelismo con las ciencias sociales es, en el mejor de los casos, parcial. Los paradigmas determinan para la ciencias maduras modelos de desarrollo que no se asemejan al que es familiar en otros terrenos. Esta diferencia podria ilustrarse comparando el desarrollo de una ciencia basada-en-paradigma con el de, por ejemplo, la filosofia y La literatura, Pero puede obte- nerse el mismo efecto mas econémicamente contrastan- do el primitive modelo de desarrollo de casi todas las ciencias con el modelo caracter{stico del mismo campo ‘en su madurez. No puedo dejar de insistir en este punto con toda firmeza, pero lo que tengo en mente ¢s como sigue: excepto en los campos que, como el de la bioqut- mica, surgieron por la combinaciOn de especialidades ya existentes, los paradigmas son una adquisicion relative: mente tardia en el curso del desarrollo cientifico. Du- rante sus primeros afios la ciencia procede sin ellos, 0, a! menos, sin unos patrones tan inequivocos y tan restricti- vos como los anteriormente mencionados a modo de ilustraci6n. La Optica fisica antes de Newton o ef estu- dio del calor antes de Black y Lavoisier ejemplifican el modelo de desarrollo pre-parsdigmatico que examinart 14 inmediatamente en la historia de la electricidad. Mien- tras avanza hasta alcanzar un primer paradigma, el desa- rrollo de una ciencia se asemeja en mayor grado al de las artes y al de la mayoria de las ciencias sociales que al modelo que la astronomia, por ejemplo, habia adquirido ya en la antigledad, 0 al modelo con el que todas tas ciencias naturales nos han familiarizado hoy. Para captar la diferencia entre desarrollo cientifi- co pre y post-paradigmético, consideraremos un solo ejemplo. En los comienzos del siglo dieciocho, y tam- bién en el siglo diecisiete € incluso més temprano, habla casi tantas opiniones acerca de la naturaleza de la elec- tricidad como experimentadores importantes: hombres como Hauksbee, Gray, Desaguliers, Du Fay, Nollet, Wat: ‘son, y Franklin. Todos sus numerosos conceptos de elec: tricidad tenfan algo en comin: se derivaban en parte del experimento y Ia observaciOn, y, también en parte, de ‘una u otra version de la filosofia mecénico-corpuscular ‘que guiabs todas las investigaciones cientificas del mo- mento. Sin embargo, tales elementos comuncs no dabs fa sus trabajos més que un mero aire de familia. Nos v ‘mos obligados a reconocer Ia existencia de diversas <~ cuelas y subescuclas rivales, derivando su fuerza cads una de elas de su relacion con una particular version (cartesiana 0 newtoniana) de la metaffsica corpuscular y haciendo hineapié cada una de ellas en el grupo party cular de fenémenos eléctricos que-su propia teorts Po fa explicar mejor. Las otras observaciones fueron trate das mediante elaboraciones ad hoe, 0 quedaron come problemas pendientes para investigaciones PosteTiorss. 4 ae ontecene sbindene documenta vob ei onenPeiie "NS Un primer grupo de investigadores de la electric dad siguié 1a practica del siglo diecisiete y, en conse- cuencia, tom6 como fendmenos eléctricos fundamenta- les ta atraccién y la generacién friccional. Tendfan a considerar la repulsién como un efecto secundario (du- rante el siglo diecisiete se habia atribuido a repulsion a algiin tipo de rebote mecdnico), y asimismo a posponer cuanto fuera posible tanto la discusién como la investi- gacion sistemdtica de la conduccién eléctrica, el recien- descubierto efecto de Gray. Otro grupo estre- chameate relacionado con el anterior consideraba la re- tem) te pulsion como el efecto fundamental, mientras otro gru po mas tomaba la atraccibn y la repulsion como manifes- taciones igualmente basicas de la electricidad. Cada uno de estos grupos modificaba su teoria y su investigacion de acuerdo con tales presupuestos, pero tuvieron tanta dificultad como el primero para dar raz6n de cualesquie- ra efectos de conduccién, exeeptuando los mas simples. Dichos efectos proporcionaron el punto de partida para un tercer grupo, que tendia a hablar de Ia electricidad como un “Muido” que circulabs a través de conductores ms bien que como un “effluvium” que emanase de los no-conductores. A su vez este grupo tuvo dificultades para reconciliar su teorfa con una serie de efectos de re- nt denarrollo de te tectricldad on Duane Roller y Duane 9.0. Roller, The Devsiopreent of the Concept of Elecrne Charge: Elecericty from the Histories in Expertmencal Selene, Vill pulsion y atracci6s En varias ocasiones hicieron todas estas escuclas contribuciones significativas al cuerpo de conceptos, fe- nOmenos y técnicas a partir del cual esboz6 Franklin el primer paradigma para la ciencia cléctrica. Toda defin cidn del cientifico que excluya a los miembros de dichas escuelas, excluird asimismo a sus modemos sucesores. Sin embargo, cualquiera que examine el desarrollo de la clectricidad anterior a Franklin puede llegar facilmente a la conclusion de que, si bien los profesionales de ese cam- po cran cientificos, el resultado inmediato de su actividad era algo que no legaba a ser ciencia, Como el cuerpo de creencias que se podian dar por sentadas era muy pequé- fho, cada experimentador de la electricidad se vefa obli gado a empezar por construir nuevamente su campo desde los cimientos, Al obrar asf, su eleccion de obser- vaciones y experimentos de soporte era relativamente li- bre. pues el conjunto de métodos esténdar y fendme- nos que todo investigador de Ia electricidad debfa em- plear y explicar era extraordinariamente pequefio. Como resultado, a lo largo de la primera mitad del siglo las in- vestigaciones en electricidad tendian a retomar una y otra vez sobre el mismo fundamento. Nuevoé efectos + cana atvadén o0,eopela-rovtts (odevie demasiado simpli, Orr pula de 1720, u dvlén baalon oi que ve du entre la eocwsl frances (Du Fay, Mallet, ste), cavas teorfurW basnn en efocion o rtvecin opel. 1 Wasa tnioca (Demaguters, Warton, ot.), que oe come oa eficon 4¢ Conamoctbn. Cuda tho di eton grapes exeantrélnmensn dieu par ‘lcar ton fenBmecce que al etre propo toasiderabe Diieos. (Vine, Pot iemalo, ol Informe da Needham sober las lavestigacions 6s Lamonicr, +0 ‘Patlsophicel Trenasetons, XLIV (1746), 147), Deno 6 ends aa ev fen propos, 7 paricularments det Ingha, se podrls truar was elitor sub (risen, sepia que. fuente areca &erepubdde-fafren etic (9 comaiderne mis fndamenia aR cm 8 i i Peo DDD petidamente descubiertos, pero muchos de ellos Jamente volvian a perderse. Entre los efectos perdi- dos se contaban muchos de los debidos a lo que noso- tros podrfamos ahora desenibir come acumulacién in: ductiva, y también el famoso descubrisniento de Du Fay de los dos tipos de electrificacion. Franklin y Kinnersley quedaron sorprendidos cuando, unos quince aflus mis tarde, este dltimo descubrié que una bola cargada que era repelida por un vidrio previamente frotado serfa atraida por ambar o lacre asimismo frotado.* En ausen- cia de una teoria bien articulada y ampliamente acepta- da (un desideratum que ninguna ciencia posee desde su nacimiento y que pocas ciencias sociales, si es que algu- na, han conseguido en la actualidad), diffcilmente po- dia haber sido otra la situacién. Durante la primera n tad del siglo dieciocho no hubo modo alguno de que los cientificos distinguieran consistentemente entre efectos eléctricos y no eléctricos, entre accidentes de laborato- rio y novedades esenciales, o entre una demostracion chocante y experimentos que revelasen la naturaieza es dmcubrimianto de Du Fay de (mentado con eran cantidad ae deialee experimentaies en le courte Ge sat incricldad: “De TAttrction & Répulsion dex Académie. de Penne 1733 (Pare, 10 Day dow tpon de obectrici Sad sat reistede 7 doce: serafions on Blecosciry (Combetdge, Mass, 1941), 25058. Nétee tam. Sie gee, sonque fue Kinnerniy quien prodifo ol efecto, al dal Frankia Derecan haber reconocido Jamia Que dos Cutt alan of une al oto, fendmene que Frain. caresdes com rina tere atrerabe diectameate «Inte esencial de la electricidad, Este es el estado de coses que Frenklin cambio.” Su teorla explicaba tantos efectos eléctricos ~aunque no todos~ reconocidos por las diversas escuclas anterio- res, que, en el plazo de una generacidn, todos los inves tigadores de la electricidad se hab(an convertido a algun punto de vista muy similar al de dicha teoria. Aunque. no resolvi6é todos los desacuerdos, la teorfa de Franklin fue el primer paradigma de Ia electricidad, y su existen- cia daba un nuevo tono y un sabor diferente a las inves: tigaciones eléctricas de las dltimas décadas del siglo die- ciocho, La terminacion del debate entre las distintas es cuelas acabé con el constante replanteamiento de fun- damentos: la confianza de hallarse sobre la pista segura animo a los investigadores de la electricidad a emprender tipos de trabajo més precisos, esotéricos y absorbentes. Al sentirse liberados de la obligacién de ocuparse de to- dos y cada uno de los fenémenos eléctricos, el grupo re- citn unificado podfa dedicarse a fenémenos selecciona dos con el maximo detalle, diseflando un equipo muy especial para sus tareas y empledndolo mds insistente y sistematicamente de lo que antes lo habfan hecho los in- 7 ‘por supuesto que al camblo no 90 deblb Snicamente « Fraghio, ni ‘ocurié de a noche # le mabena, Otten invatlgadores de la elctrildad, > ‘muy soublemeate Willams Watson, hubfan entictpado 78 partes delat Ma de Freakin. ¥ lo que ev ein mig importante, slo despubs de enncie lat modiicaiones, principaimente debides « Aeplait, pudo ganar le {4c vs Ge Frankl of general pommaso que 0 requisia dan peradigms. E ln (duro ectonees soutinuaron extlenco. Got tormulactone de I oor forms dean fuldo de Franbiln-Aepleas y Us forma de-dotfuldos drbide 19 SFY PDD Dd re hmrhLh,hmrmr,rCCCrC CCC vestigadores de la electricidad. En manos de un Caven- dish, un Coulomb, o un Volta, la compilacién de hechos eléctricos y 1a articulacion de la teorfa de la electricidad fueron, por vez primera, actividades en alto grado dirigi- das, Como consecuencia aumentaron enormemente la eficiencia y la efectividad de la investigaci6n sobre la electncidad, suministrando asf evidencia para una ver sion societaria del agudo aforismo metodoldgico de Francis Bacon: “La verdad emerge més facilmente del error que de la confusion” Obsiamente, estoy exagerando la prontitud y la rotundidad con que tiene lugar la transicion a un para digma. Pero eso no hace’ mens real a dicho fendmeno. La maduracion de la electricidad como ciencia no ¢s co extensiva con el entero desarrollo de este campo. Los escritores sobre electricidad durante las primeras cuatro décadas del siglo dieciocho posefan mucha més informa- cion acerca de los fendmenos eléctricos de la que habfan tenido sus predecesores de los siglos dieciseis y diecisie- te. Durante el medio siglo que siguid a 1745, muy pocos nuevos tipos de fendmenos eléctricos se afadieron a sus listas, Sin embargo, en aspectos importantes, los escritos sobre electricidad de las dos Gitimas décadas del siglo pa- recicron estar mds alejados de los de Gray, Du Fay e inclu- so Franklin, de lo que lo estaban los escritos de los prime- ros investigadores de Ia electricidad respecto de sus prede- cesores cien aflos antes. En algiin momento entre 1740 y 1780 los investigadores de la electricidad, como grupo, consiguieron lo que los astrénomos hab(an logrado en la Antighedad, los estudiosos del movimiento en !a Edad Media, de la Optica fisica a finales del siglo diecisiete, y de Ia geologta historica en el siglo siguiente. Hab(an con- 20 seguido, pues, un paradigma cuya posesion les permitia dar por sentada la fundamentacion de su campo y pro- ‘seguir la investigacion con problemas més concretos ¥ recénditos. Si no es con la ventaja de la vision retros- pectiva de lo ya sucedido, es dificil encontrar otro crite- rio que proclame tan claramente un campo de la ciencia Estas observaciones deberfan empezar a poner en claro lo que yo entiendo por paradigma. Un paradigma es, en primer lugar, un logro o realizacion cientifica fun: damental que incluye a la par una teorfa y algunas caciones ciemplares a los resultados del exerimento y la observacion. Y lo que es mds importante, es una redliza- cidn cuyo término queda abierto, que deja atin por he- cer toda suerte de Investigaciones. Y, finalmenite, es una realizacién aceptada en el sentido de ser recibida por ‘un grupo cuyos miembros no intentan ya rivalizar con ella ni crearle altemnativas. Por el contrario, dichos é miembros Tntentan’ exlenderla y explotaria en una varie- i dad de modos sobre la que en breve volveré. Esta discu- e sibn del trabajo que los paradigmas dejan por hacer, con- tribuird a clarificar an mds tanto su papel como las ra- zones de su especial eficacia, Pero primero hay que ha.” ccer una consideraciOn sobre ellos de caréeter bastante di a ferente.-Aun cuando la recepcion de un paradigms ce ser histéricamente un prerrequisito. de los mas ¢ : : 2 * peters gee ete print purl eer arate srctve ant abe 10, ceando ol dnmeupene ry-yyy7u DD vor tipos de investigacién cientffica, los paradigmas ue aumentan la efectividad de Ia investigacion no ne- cesitan ser, ni usualmente lo son, permanentes. Por el contrario, el modelo de desarrollo de la ciencia madu- m2 es usualmente de paradigma a paradigma, Y difiere del modelo caracteristico del perfodo inicial o pre-para- digmatico, no por la total eliminacién del debate sobre Jos fundamentos, sino por la drastica restriccién de di- cho debate & perfodos ocasionales de cambio de paradig- El Almagesto de Ptolomeo, por ejemplo, no fue menos paradigma por el hecho de que la tradicion inves- tigadora que de él derivara haya sido reemplazada, en definitiva, por otra incompatible derivada de la obra de Copémico y de Keplero, Tampoco Ia Optica de Newton fue menos paradigma para los estudiosos de la luz en el siglo dieciocho por haber sido més tarde reemplazada por la teorta ondulatoria del éter de Young y Fresnel, pa- radigma este dltimo que a su vez dio paso ala teorfa del desplazamiento electromagnético que proviene de Max- well. Indudablemente, el trabajo de investigacion que pemmite cualquier paradigma dado se resuelve en cons- tantes contribuciones al cuerpo de conocimientos y tée- nicas de la ciencia, pero los paradigmas como tales son con gran frecuencia rechazados y reemplazados por ‘otros totalmente incompatibles con ellos. No podemos, pues, recurrir a nociones tales como las de “verdad” 0 “validez” de paradigmas en nuestro intento de compren- der la especial eficacia de la investigacion que su adop- cién permite. Por el contrario, el historiador puede percatarse 13 £08 frecuencia de que al declarar trasnochado un para (22 digma més antiguo o al rechazar el planteamiento de al- gunas de las escuelas pre-paradigméticas, una comunidad cientifica ha rechazado as{ el embridn de una perspecti va cientffica importante a la que més tarde se verd for- zada # retomar. Sin embargo, esté lejos de ser claro que al actuar de esa manera Ia profesin retrase el desa rrollo cientifico. ;Habria surgido antes la mecdnica cuantica si los cientificos del siglo diccinueve hubieran estado dispuestos a admitir que la teorts corpuscular de la luz de Newton era todavia capaz de ensefarles algo importante acerca de la naturaleza? Yo creo que no, a pesar de que en las artes, las humanidades y muchas ciencias sociales se adopte muy frecuentemente este punto de vista menos doctrinario en relacion con los logros clisicos del pasado. ,Habrian avanzado mas r4pi damente la astronom{a y la dindmica si los cientificos hubieran admitido que Ptolomeo y Copémico habian clegido medios igualmente legitimos para describir la posicién de la tierra? De hecho, este punto de vista fue sugerido durante el siglo diecisiete y ha sido después confirmado por la teorfa de la relatividad, Pero, entre tanto, dicho punto de vista fue firmemente rechazady junto con la astronomfa ptolemaica, para emerger rol (rare, 1930); 08 cuanto 0 Mewon, reuse Kuba, 09, ct, pp. 22860 7 209 40 PVIIIIIIIIIFZIIFZ IIIA cibn de nuevos gases y 10s primeros estudios sistematicos de las relaciones de peso.” La teorfa ondulstoria de Is luz se desarrollé en medio del creciente interés por las anomal{as aparecidas en 1a relacion de los efectos de di- fraccién y polarizacion en la teorfa corpuscular de New- ton2! La termodindmica, que més tarde lego a tener 1a apariencia de una superestructura de las ciencias existen- tes, s¢ establecié s6lo al precio de tener que rechazar 1a teor{a caldrica previamente paradigmatica.” La mecdni- ca cudntica nacid a partir de una gran variedad de d cultades en torno a la radiacion de los “cuerpos negros”, ‘al calor especifico y al efecto fotoeléctrico.” Esta rela- ibn de casos podrfa continuar acrecentdndose, pera él punto en cuestiOn debe estar ya claro. Nuevas teorfas surgen a partir dl trabajo realizado bajo Ia orientacion ide otras antiguas, y ello sucede solamente cuando se ha observado algo que va mal. El preludio de esas nuevas 29 soore le se, vbee Parington, A Short History of Cnemarmry (206. i papel dein fwlclones 6 90 ‘rigin of Lavotter's work fon, combustion’ ‘Giroine der mtencen. XI (1959). 11 wpitaiter, Aether and Blecricty Wytem Weewl, ttory opine Inductee Sclences (0. revas), 3 vol, (London, 1447), 1h diarory oF Rha, "Function of measureenent™,. 181 8° 22 pura vna catimecién general de lon combansoe de e ermodinisies (qos incluys abunauats Dbtopretieebevante: vee ml “Eney conser (got ine Maple of Hmultannous Glacorery”, on Crit! Problem in ot Maral Clagett (oaalaa, Ws 1959)-99. 321-56: 23 pichmayes at al, Modern Phyater p b9-94: 1232) 1 $0018" curd Hentons Fneroducrion fo Concepts end Taro m PCA SH* (Cambetag, Mase, 1953), 97. 2845. 7 1 41 < aeUveR HEHEHE S SS eS teorias es una ancmal(a ampliamente reconocida, y este reconociriento solo puede efectuarlo un grupo que sabe perfectamente lo que significarfa que las cosas marcha- ran bien. Limitaciones de espacio y de tiempo me fuerzan a detenerme en este punto, razén por la cual mi tesis so- bre el dogmatismo no podri menos de resultar esquem4- tica. No trataré ni siquiera de entrar en los detalles de la estructura que el desarrollo cientffico exhibe en todas las ¢pocas. Pero hay otra cualificacién mas posttiva de mi tesis que requiere un comentario final, Aunque la in- vestigacin af >rtunada presupone necesariamente un se- rio compromiso con el status quo, sigue siendo la inno- cidn el ndcleo de la empresa cientifica. Los cientfficos estan adiestrados para operar como solucionadores-de- rompecabezas a partir de las reglas establecidas, pero se les ensefla también a considerarse # sf propios como ex- ploradores ¢ inventores que no conocen otras reglas que Jas dictadas por 1a misma naturaleza. Fl resultado ‘que se adquiere una tension, en parte dentro del indi- viduo y en parte dentro de la comunidad, entre las habi- lidades profesionales por un lado y le ideotogta prof- sional por otro, Ex casi seguro que dicha tensida y la cx- acidad de soportarte:son -impartantes para et éxito ‘cientifico. Ea {a medida en_que mic he cefido exclusiva- . mente sla’ dependencia deta frvedtigacion reapecto de In tradicién, mi ion’es inevitablemente unilateral Sobre la totalidad- de’ este esunto fly mucho mis que decir. az = 43 Pero ser unilaterat no significa necesariamente es tar equivocado, sino que ello puede constituir un esen- cial predmbulo para un examen més penetrante de los Tequisitos del trabajo cientifico afortunado. Casi nadie, 6 quiz4 absolutamente nadie, necesitars que se le diga que la vitalidad de la ciencia depende de que continten surgiendo las ocasionales innovaciones que quebrantan la tradicion. Pero la dependencia, aparentemente opues- ta, de [a investigaci6n respecto a un hondo compromiso para establecer instrumentos y creencias, recibe muy poca atencién, Yo insistirfa en que se le prestara mas. Mientras no se haga asf, algunas de las caracteristicas ms llamativas de la educacién y el desarrollo cientifico resultaran muy dificiles de comprender. “MOTA. Las Idee devarrotadas on mts enanyo has aldo extraidas, eo forms driticamrnts condensada, dal primer trcio Ge ml obre monogrifice he Serocrurs of Scwntife Revotons, Chiesgo: Usivenity of Chieso Prom, 1962 [La exmecture de as revocoone Contin, uétice, Fade de Cultura Econainice, focus furcon tmbite percalmente devarrollas “The carat! teraton:tredtlon and novation In scientific research’ Upurea ca Calvin W. Taylor, od, The Third (1989) University of Use Wemecn Conference on Hdennfcation of Creatine Sctncfic Talent (Salt Lane cir, 1959), Sobre sua materia en conjuato, viees tambide I.B. 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